Por Dayana López Villalobo*
Está claro que lo mejor que le ha podido pasar a la Argentina en un contexto de pandemia global es el cambio de gestión desde el pasado 10 de diciembre, con el ascenso de Alberto Fernández a la Presidencia de la República, con un equipo de gobierno que ha venido sorteando de forma correcta los desmanes causados por el Covid-19 y, más antes, por la gestión macrista, caracterizada por el desfinanciamiento criminal de la salud pública, entre otros “logros”.
Sin embargo, y tal vez por quedar bajo tierra, es necesario que alertemos sobre algunas posturas que desde la Cancillería argentina, con Felipe Solá a la cabeza, se vienen planteando respecto de la situación en la República Bolivariana de Venezuela.
Hagamos un recuento. El 11 de octubre de 2019, la Cancillería Argentina bajo la gestión de Mauricio Macri, entregó a Elisa Trotta Gamus las credenciales que la acreditaban como “Representante del Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente Encargado de Venezuela, Juan Guaidó”, tal como reza el comunicado de prensa 144/19.
Una de las primeras medidas del gobierno de Fernández en materia diplomática fue desconocer a la enviada Guaidó, poniéndole fin a sus “funciones diplomáticas”, si se le puede considerar tal a quien actúa desde los bordes de todo marco legal internacional.
Lossiguientes fueron comunicados desenfocados. El 05 de enero de 2020, cuando Guaidó montaba un show en la Asamblea Nacional para evitar que se renovaran sus autoridades -como de hecho ocurrió- y con ello quedar fuera de la presidencia del Poder Legislativo, la Cancillería Argentina se aventuró a lanzar un comunicado titulado: “la Argentina hace un llamado a recuperar la normalidad democrática en Venezuela”.
Un comunicado lleno de aseveraciones falsas sobre hostigamiento contra diputados y funcionarios diplomáticos. Actos que fueron ampliamente desmentidos por medios de comunicación como TeleSUR y otros comunicadores populares desde el lugar de los hechos.
El pasado dos de abril en un escueto comunicado de prensa llama nuestra atención el siguiente extracto: “la comunidad internacional tiene el deber de colaborar en la facilitación del diálogo entre las partes y en la búsqueda de una salida política que lleve a la necesaria renovación institucional en el más breve plazo y con ello a la plena vigencia de la democracia y los derechos humanos, a la recuperación de la economía venezolana y al bienestar de su gente” (destacado nuestro).
Al respecto, es menester hacer varias consideraciones: estamos de acuerdo en que la salida es política. Pero tanto se le ha exigido a Venezuela el respeto por las instituciones y la Constitución Bolivariana, que es inconcebible una “renovación institucional en el más breve plazo”, fuera de ese marco legal gestado, aprobado, defendido y bien conocido por el pueblo venezolano.
Por otro lado, este texto sugiere que esta “renovación institucional” es condición sine qua non para “la plena vigencia de la democracia y los derechos humanos, la recuperación de la economía venezolana y al bienestar de su gente”, pero se desconoce la vigorosidad de la democracia venezolana, el país con más elecciones por año en el mundo y con altísimos niveles de participación popular en la vida pública; se desconoce cómo se privilegia en el Plan de la Patria 2019-2025 la vida humana; se desconocen los esfuerzos para cambiar la matriz económica del capitalismorentista en función, precisamente, del bienestar colectivo al que aspira este tercer Plan Socialista que se propone Venezuela.
En este contexto de pandemia, es Venezuela uno de los países que exhibe mejores resultados en el manejo de esta crisis, con bajas tasas de contagio y muerte por coronavirus (175 casos / 9 muertes / 84 recuperados a la fecha), siendo el primer país de la región en decretar cuarentena obligatoria y tomar medidas contra el avance del virus, como el despliegue territorial de personal sanitario de la Misión Barrio Adentro, para realizar despistaje masivo de Covid-19 casa por casa (500 mil pruebas realizadas a la fecha), con el apoyo de las Misiones Médicas Cubanas y los gobiernos de Rusia y China. Todo cuanto se ha hecho por salvar vidas, aún en las circunstancias más adversas, ha sido invisibilizado.
Se desconoce en este comunicado que la condición sine qua non para mejorar la situación económica del país es el cese del bloqueo criminal que pesa sobre Venezuela, de forma declarada, desde el 15 de agosto de 2015; el cese de las sanciones unilaterales impuestas sobre instituciones públicas y privadas necesarias para la comercialización de alimentos, medicinas y bienes esenciales para el desarrollo de las actividades vitales y productivas del país. Es esta una contradicción olímpica de la Cancillería respecto del pedido del Presidente Alberto Fernández ante los líderes del G20 de cesar el bloqueo contra Cuba y Venezuela, con la lapidaria frase: “no digamos que nos interesa la vida del hombre si los condenamos a semejante orfandad”.
Por último, pareciera que no se toma dimensión de las amenazas de invasión territorial a través de tácticas de guerra convencionales que, desde los Estados Unidos, se ciernen sobre Venezuela y que, en las últimas semanas han recrudecido a pesar del escenario dantesco de muertes por coronavirus que azota al pueblo estadounidense-o tal vez para tapar el sol con un dedo-, que hoy es sepultado en fosas comunes. Necesario es, cuando se trata de Venezuela, poner la mirada en todo lo que está fuera de foco.
* Comunicadora Social (UNICA/VE). Especialista en Prácticas Sociales de Lectura y Escritura (UNGS/AR). Diplomada en Diseño Editorial por el Instituto Internacional de Periodismo "José Martí" de La Habana.