Un año difícil de olvidar: avances y retrocesos en materia de género

Un año difícil de olvidar: avances y retrocesos en materia de género

TIEMPO DE LECTURA: 11 min.

Los últimos días del año invitan siempre a revisar los avances y retrocesos, las luchas y continuidades, las falencias y los obstáculos que fueron motor -o freno- de lo sucedido. El 2020, que finalmente queda atrás, deja a su paso un balance agitado y problemático en todas las facetas de la vida humana y social -y hasta de la naturaleza-. En particular, el abordaje en torno a las problemáticas de género, a la lucha de los movimientos feministas y el rol de estas resistencias a lo largo y ancho del mundo es aún más complejo y turbulento. 

Resultaría casi imposible plasmar en contadas líneas todo lo acontecido durante este año de pandemia, que puso en jaque las certezas -que ya venían tambaleando- de un sistema socioeconómico en crisis, de un capitalismo neoliberal en transformación (sin la seguridad de un horizonte claro) que pone sobre la mesa, en medio de una crisis sanitaria mundial, las estructuras desiguales y profundamente patriarcales que nos conforman y rodean. 

Tres ejes parecen fundamentales para intentar una aproximación hacia lo que podemos ver hoy: la pandemia y los confinamientos, con su impacto y consecuencias sobre la vida de las mujeres y diversidades sexo-genéricas; el avance progresivo y cada vez más preocupante de los movimientos anti-derechos aliados de las derechas conservadoras que pisan fuerte en Europa, Estados Unidos y Nuestra América; y la continua resistencia de las mujeres y diversidades, los feminismos y la -aún dificultosa- conquista de derechos fundamentales.  

Desigualdades que se ven, violencias que crecen

No existe forma de pensar ninguna problemática, sector o movimiento social durante el 2020 por fuera de los contextos y  los significados que nos impuso la pandemia. En este sentido, las mujeres y las diversidades fueron quienes más pesaron con la carga de los aislamientos implementados en todo el mundo.

La emergencia del covid-19, en combinación con la crisis económica ya existente y los efectos -actuales o arrastrados de hace décadas-  del sistema neoliberal en Nuestra América, dejó a la vista de todes un entramado de desigualdades geopolíticas y sexo-genéricas. Este contexto no solo puso luz sobre las violencias y desigualdades que eran ignoradas e invisibilizadas por muchos, sino que paralelamente agudizó y profundizó estas problemáticas. 

Así, se puede identificar un alto crecimiento de los feminicidios, trans-travesticidios y crímenes de odio, en América Latina y en la mayoría de países -al menos- del mundo occidental, principalmente como consecuencia del aislamiento de mujeres y diversidades en su mayor zona de peligro: sus casas.

Sumado a esto, un aumento exponencial de casos y denuncias por abusos sexuales y violaciones, con gran frecuencia de violencia sexual intrafamiliar, que significó un nuevo desafío frente a los aislamientos que suponían límites a la posibilidad de escapar de sus agresores. Según datos de ONU MUJERES, las llamadas a líneas de ayuda para mujeres se multiplicaron por cinco durante los confinamientos en los distintos países. Además, por cada tres meses de pandemia ocurrían 15 millones de casos adicionales de violencia de género a nivel global. Pero solo el 40% denuncia o solicita ayuda. A la par, se pudieron observar nuevos impedimentos al acceso a la salud sexual y reproductiva, aumentando los embarazos no deseados y los abortos inseguros.

Asimismo, se debe analizar uno de los factores que mayor obstáculo supone para los años venideros, y una de las principales banderas de los feminismos populares: el enorme incremento de las cargas laborales y mentales sobre las mujeres por la feminización de las tareas del cuidado, el trabajo doméstico no remunerado y la informalidad y precarización laboral a la que son expuestas. Junto a esto, el crecimiento de la brecha salarial y los altísimos índices de pobreza que impactan de lleno en las mujeres y diversidades, y con mayor incidencia en aquelles de sectores populares, mujeres trans, lesbianas, migrantes, indígenas, negras, discapacitadas y de zonas rurales.  

Para poner en números: según datos de septiembre de la ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), como resultado de la pandemia, 96 millones de personas serán empujadas a la pobreza extrema en 2021, de las cuales 47 millones serán mujeres y niñas. Esto aumentará a un total de 435 millones de mujeres y niñas que viven en la pobreza extrema, principalmente mujeres en edad reproductiva. 

Esto significa un recrudecimiento de la desigualdad por motivos de género como resultado directo de la pandemia, ya que previo a ella se esperaba una disminución de la tasa de pobreza entre las mujeres del 2,7% entre 2019 y 2021, pero, en cambio, terminamos el año con proyecciones que prevén un aumento del 9,1.

El 2020 en América Latina, caracterizada de manera innegable como la región más desigual del mundo, deja una huella que tardará tiempo en borrarse. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) definió que, para el cierre de este año, 118 millones de mujeres de la región terminarán en situación de pobreza debido a la crisis económica provocada por la pandemia.

En esto, tanto en el presente como en el futuro, el rol protagónico de los Estados y sus políticas con perspectiva de género es fundamental: si algo dejó en claro esta pandemia es que siempre nos cuida el Estado, y nunca el mercado. Con este fin, las organizaciones internacionales convocaron a los Estados, ya desde los inicios de la pandemia, a implementar medidas que resguardaran a las mujeres y diversidades del impacto económico y social que se sabía que generaría. 

En septiembre, la ONU realizó el informe “Rastreador de Respuesta de Género Global Covid-19”, donde se evaluaron más de 2.500 medidas implementadas en 206 países y territorios de todo el mundo, y en el que se identificó que solo 1 de cada 8 países había implementado medidas para subsanar los destrozos que la crisis tendría -y tiene- particularmente sobre las mujeres y diversidades. Dato no menor es que Argentina encabezó la lista de países que implementaron políticas públicas con perspectiva de género, con unas 44 iniciativas estatales.

Derechas anti-derechos: convicciones financiadas   

Fuente: Claudia Calderón / OjoPúblico

En los últimos años, la contraofensiva pública y política de los grupos ultra conservadores y antiderechos en Occidente se desplegó abiertamente contra la igualdad de género, los avances de derechos de las mujeres y personas de la comunidad LGBTIQ+, y los derechos sexuales y reproductivos -en especial el aborto y la educación sexual integral. 

Estas fuerzas violentas han encontrado particular asentamiento, con una relación de casi hermandad, entre las acciones para combatir o evitar las medidas de cuidado frente a la pandemia, propuestas por los distintos gobiernos o por sus sociedades, ahora en oposición a las vacunas y, por supuesto, firmes aliados contra el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva en la emergencia sanitaria. 

Es clave resaltar que este boom de las políticas y ofensivas anti género a nivel mundial se da en el marco de conservadurismos patriarcales, clasistas y racistas, con ideologías de derecha -liberales en lo económico, conservadoras en los social- que han estado en ascenso en los últimos años, trabajando con acciones generalmente articuladas y financiadas internacionalmente, y que van junto al progresivo debilitamiento de las instituciones democráticas. 

En Colombia, fue la reacción conservadora contra la telemedicina para acceder a abortos seguros en cuarentena. En Brasil, fue el discurso y la práctica de Jair Bolsonaro, desde las estructuras estatales, para instalar su cruzada violenta y deshumanizante. En Estados Unidos fue Donald Trump y la movida anti cuidados, con un elemento muy significativo para el presente y para lo que viene: la ampliación de los límites de lo no democrático; es decir, el aún presidente del imperio del norte definió con sus narrativas y acciones la extensión de las barreras que limitaban los discursos de odio, misóginos y racistas, dando espacio y rienda suelta a otras figuras o líderes a plantear nociones mal vistas hace unos pocos años atrás. En España, también se hizo escuchar el partido Vox, con sus ideas conservadoras y públicamente anti-feministas. Y, cómo no, en Argentina con la derecha radicalizada y conspiranoica que supo aglutinar a sectores y demandas anti-todo como línea de acción opositora a un gobierno progresista.  

Frente a esto, es importante remarcar la articulación y conexión, tanto ideológica como financiera (dinero proveniente de ONG’s de derecha, conservadoras, religiosas, etc.), entre estos movimientos anti-derechos para promover la desinformación sobre la pandemia -infodemia- y el ataque a grupos específicos, con clara incitación al odio. 

Fue este mismo año que salió a la luz la investigación de openDemocracy, sobre un grupo de organizaciones cristianas de derecha, como el Centro Americano por la Ley y la Justicia y la Alianza por la Defensa de la Libertad, afines al presidente estadounidense Donald Trump, que financian, intervienen y promueven el combate contra los derechos LGBTIQ+ y los derechos reproductivos de las mujeres. Se destinaron -dice el informe- 44 millones de dólares a campañas para desinformar sobre el coronavirus, el aborto y la homosexualidad en América Latina. A esto, se agregan las injerencias en países de Europa para fomentar con 90 millones de dólares lo que ellos llaman “valores europeos fundamentales”, como salió a la luz en el intento de restringir la legislación respecto al aborto en Polonia hace unos meses. 

En el mismo sentido, hace pocas semanas se publicó una investigación regional llamada “Poderes no santos en pandemia”. Liderada por OjoPúblico, en Perú, Argentina, Estados Unidos, Brasil y México, se da cuenta de la presión y la agenda de grupos ultraconservadores y negacionistas de América Latina contra la ampliación de derechos sexuales y reproductivos. Un punto central del informe aborda el afianzamiento de los grupos ultraconservadores y de sus discursos a través de organizaciones políticas y religiosas durante los últimos meses, en un contexto de miedo e incertidumbre por la pandemia. 

A partir de esto, es clave destacar que desde que comenzó la pandemia y durante ocho meses, la investigación identifica “más de 400 políticos, líderes civiles y religiosos, de alrededor de 170 organizaciones civiles, entidades y colectivos que impulsan en el continente un discurso abierto contra una agenda de derechos”.

En este marco, se observaron nuevas y mayores restricciones al aborto y regresiones sobre otros derechos adquiridos, tanto en América Latina como al interior del tan -aparentemente- liberal continente europeo, donde la comunidad LGBTIQ+ y el movimiento de mujeres se ha utilizado como chivo expiatorio de los gobiernos ultraconservadores: tales son los casos de la Hungría de Viktor Orban y la Polonia de Andrzej Duda, a lo que se puede sumar la realidad de la Turquía de Erdogan.  

En pie de lucha: resistencias y conquistas

A pesar de los retrocesos y dificultades que han afrontado históricamente las mujeres y diversidades en materia de derechos sociales y políticos, la lucha siempre continúa y los avances se hacen notar. El 2020 no fue la excepción. 

El Informe de Homofobia de Estado del 2020 de la organización ILGA Mundo (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex) ofrece un mapeo sobre la situación del homoOdio en el mundo y los avances en este sentido. 

Entre los principales hitos encontramos, por el mes de mayo, a Costa Rica, que se convirtió en el primer país de Centroamérica en aprobar el matrimonio igualitario, señalando un horizonte de ampliación que puede marcar tendencia a la vista del resto de los países de una de las zonas más restrictivas y peligrosas para la comunidad LGBTIQ+. 

Sudán derogó la pena de muerte para los actos sexuales consensuales entre personas adultas del mismo sexo, y Gabón -en Africa central- las despenalizó. Alemania y varias provincias y Estados de Australia, Canadá, México y Estados Unidos prohibieron las terapias de conversión; y Mónaco y Montenegro -primicia en los Balcanes Occidentales- aprobaron leyes que protegen las uniones homosexuales.

Avances de esta trascendencia también han florecido al calor de la lucha feminista y transfeminista, a pesar de los obstáculos propios de una pandemia. El aborto seguro y gratuito se transformó en Ley en Argentina en la madrugada del 30 de diciembre, con el impulso de décadas de lucha y la fuerza de la marea verde en las calles. Tras el rechazo legislativo de 2018 y los meses de espera e incertidumbre, Argentina se convirtió en el primer país grande de Latinoamérica en ampliar este derecho fundamental para mujeres y personas gestantes, que a su vez favorece los niveles de proyección en la región y refresca la esperanza de los movimientos feministas de países vecinos.  

Por otra parte, uno de los hechos que más se ha destacado es la resistencia antipatriarcal combatiendo y protagonizando en primera línea los despertares y estallidos sociales de este año -o que continuaban a los efectos de batallas comenzadas en 2019- en Nuestra América en particular, y en otros países del mundo en general. 

Emocionó Bolivia y sus mujeres de pollera contra el gobierno de facto de Jeanine Añez y la resistencia indígena hasta la vuelta de la democracia. Chile alertó con las adolescentes y estudiantes que el año pasado saltaron los molinetes del metro y que lucharon incansablemente por una nueva Constitución feminista e inclusiva. En Perú se manifestaron contra la corrupción del régimen político y la búsqueda de una salida democrática y más justa; en Guatemala se rebelaron en repudio del gobierno actual, la mala gestión de la pandemia y el pedido de una Asamblea Constituyente Antipatriarcal. En Colombia no se callaron frente a las políticas neoliberales y opresivas de Iván Duque, gritaron por les cientos de líderes y lideresas sociales y defensores de Derechos Humanos asesinades en 2020. 

En Tailandia, las jóvenes estudiantes no retrocedieron frente al peligro de desafiar y demandar reformas monárquicas ante una institución autoritaria y patriarcal; y en Estados Unidos las negras y migrantes contra Trump impulsaron una rebelión antirracista en el corazón del imperio del norte. 

Las luchas feministas en el mundo se intensificaron a pesar -y como efecto- de la pandemia y los confinamientos: las mexicanas contra los femicidios y las redes de trata; las polacas contra al ataque al derecho del aborto y por la permanencia del Convenio de Estambul, al igual que las turcas; las argentinas con la marea verde por el derecho a decidir y el #NiUnaMenos.

En un momento de grandes incertidumbres y profunda inestabilidad económica y política, cuando lo conocido queda atrás y queda descubrir y transformar lo que viene, hay algo que permanece seguro: las mujeres, la comunidad LGBTIQ+, los movimientos feministas y los sectores más vulnerados por el mismo sistema excluyente, desigual y violento, seguirán en pie de batalla para dar las luchas necesarias y frenar los retrocesos que intenten grupos cada vez más radicalizados y articulados internacionalmente.

Con base en demandas y reclamos comunes, cada país y cada movimiento de mujeres y diversidades adquiere su propia forma y modelo de acuerdo a los contextos políticos, económicos y sociales; según los avances y retrocesos de los derechos en ese territorio y, principalmente, acorde a la disposición o resistencia de los gobiernos a la agenda feminista, que al fin y al cabo, guste o no, es la instancia que puede consolidar y masificar los cambios estructurales que los grupos vulnerabilizados exigen y seguirán exigiendo .


Delfina Venece
Delfina Venece

Nací en el interior de Buenos Aires: los porteños nos confunden con Parque Chacabuco. De crianza gorila, devenida en pseudo-troska por contraste, hoy peronista por convicción. Mi canción favorita a los 10 años era Los Salieris de Charly, de León Gieco.

África y el Medio Oriente: un balance necesario de este 2020

África y el Medio Oriente: un balance necesario de este 2020

TIEMPO DE LECTURA: 9 min.

Golpismos en el Sahel africano, guerras entre Armenia y Azerbaiyán, Etiopía al borde de la guerra civil y la peligrosa expansión diplomática del sionismo israelí sobre países musulmanes escenificaron un panorama crítico y que hizo temblar ciertos cimientos geoestratégicos para las potencias en la lucha por los recursos naturales.

Empezamos con el conflicto en el Medio Oriente

Si hay regiones que hacen tensionar a la geopolítica de grandes y medianas potencias en el mundo actual, son las de África y el Medio Oriente. El año 2020 fue bastante dinámico, aunque los conflictos que se dieron a lo largo de este año singular vienen de largos legados históricos que no hacen más que eclosionar con fuerzas cuando las tensiones aumentan. Ya el año arrancó con el temor de una guerra entre Estados Unidos y la República Islámica de Irán, enfrentados desde 1979. El 3 de enero de 2020 el general iraní Qasem Soleimani, considerado la segunda persona más importante de aquel país, es asesinado en Irak por orden del presidente estadounidense Donald Trump. Para colmo, el 5 de enero la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta al mundo del surgimiento de un nuevo coronavirus en la ciudad china de Wuhan lugar donde se reportó un brote de neumonía atípica desde diciembre de 2019, ratificando oficialmente el inicio de la pandemia del COVID-19.

Pero regreando al Medio Oriente, el 8 de enero la Guardia Revolucionaria Islámica ataca simultáneamente, con decenas de misiles, las bases aéreas de Al Asad y Erbil, las cuales son operadas por Estados Unidos e Irak. En Teherán, Irán, el vuelo 752 de Ukraine International Airlines es derribado de manera errónea, dejando un saldo de 176 personas muertas.

La prensa occidental alardeaba sobre un posible conflicto entre Washington y Teherán. El cacareo de Trump alimentaba esto y desde Irán el orgullo nacionalista era cada vez más firme como desde 1979. Israel se sumaba a combatir y buscaba la guerra con Teherán, lo mismo que Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Jordania, monarquías antishiítas. Irán recibió el histórico apoyo desde el Hizbolá libanés, grupos afines en el sur de Irak y en el Yemen, y, por supuesto, desde la República Árabe Siria, donde el shiíta alawita Bashar Al Assad ha estrechado lazos con Teherán.

Homenaje del pueblo iraní al profesor Moshe Fajrizade, asesinado por los sionistas de Israel y Estados Unidos.

Pero la guerra no llegó. Sin embargo, el sionismo israelí y el wahabismo saudí siguieron confrontando con Irán. Pero el 27 de noviembre es asesinado el científico nuclear iraní Moshe Fajrizade en un atentado terrorista orquestado por Israel y Estados Unidos, y las tensiones resurgieron. Sobre todo, dejando un cóctel explosivo desde Trump para Joseph Biden, el próximo presidente estadounidense que tendrá que sentarse a ver cómo está el panorama en el Medio Oriente y el capítulo urticante iraní. Lo que sabemos es que Teherán jamás se va a dejar chantajear y que no abandonará a Palestina en su lucha contra la ocupación sionista israelí.

El peligroso embate sionista

Israel se ha convertido en este año 2020 en un protagonista diplomático muy peligroso para los pueblos palestino y saharaui. ¿Por qué? El sionismo israelí ha logrado avances diplomáticos en el Medio Oriente y con la ayuda de la diplomacia estadounidense ha lanzado sus tentáculos hasta el Magreb africano. El 4 de septiembre de 2020 Baréin e Israel acuerdan normalizar las relaciones, lo que marca el cuarto acuerdo de paz árabe-israelí. Días después, el 15 de septiembre, Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin firman acuerdos para normalizar formalmente las relaciones diplomáticas.

El 14 de noviembre Israel logra avances en la normalización con países africanos de mayoría musulmana como Níger y Mauritania. Pero una noticia en el mismo tiempo sacudió al Magreb. Los saharauis reactivan su lucha por la independencia contra Marruecos en la zona sureña del Guerguerat. Desde fines del siglo XIX el territorio del Sahara Occidental quedó bajo dominio colonial español. En 1975-1976 España abandona esas tierras ancestrales de los saharauis (que viven allí desde hace miles de años) y Marruecos y Mauritania entran a una guerra por el control del Sahara Occidental. En el medio quedaron los patriotas saharauis del Frente POLISARIO, que siguen luchando hasta hoy por su independencia. Marruecos se apoderó del país desde 1976 y condenó a un apartheid y a campos de concentración a los saharauis. La ONU no pudo activar un referéndum por la independencia del Sahara Occidental, que es la última colonia de África.

Finalmente, el 12 de diciembre Israel y Marruecos normalizan relaciones con patrocinio de Estados Unidos. En este paisaje, los palestinos y los saharauis siguen siendo los castigados. Las naciones musulmanas que han hecho pactos con Israel traicionan los fundamentos básicos de la Liga Árabe y de la Conferencia Islámica Mundial que dicen defender los derechos de autodeterminación del pueblo de Palestina.

Nagorno-Karabaj

Uno de los conflictos que puso en vilo a las potencias fue el de la región de Nagorno-Karabaj entre Azerbaiyán y Armenia, en la Transcaucasia. Los enfrentamientos comenzaron la mañana del 27 de septiembre de 2020 a lo largo de la línea de contacto del Alto Karabaj con los bombardeos por parte de los azeríes a la “República de Artsaj”, que es como llaman los armenios a Nagorno-Karabaj. Ambas partes informaron de bajas militares y civiles. En respuesta a los enfrentamientos, Armenia y la “República de Artsaj” introdujeron la ley marcial y la movilización total, ​mientras que Azerbaiyán introdujo la ley marcial y el toque de queda. Varios países y la ONU han condenado enérgicamente el conflicto y han pedido a ambas partes que reduzcan las tensiones y reanuden negociaciones significativas sin demora,​ mientras que Afganistán, Pakistán y Turquía han expresado su apoyo a Azerbaiyán. Asimismo Turquía ha proporcionado un amplio apoyo militar a Azerbaiyán. Se cree que el apoyo de Turquía a Azerbaiyán es un intento de ampliar su esfera de influencia aumentando la posición de los azeríes en el conflicto y marginando la influencia de Rusia en la región y en Armenia.

Los enfrentamientos se derivan luego del fin de la Unión Soviética en 1991 y de la disputa sobre la región de Nagorno-Karabaj en el que habita una minoría armenia dentro de Azerbaiyán, que actualmente está en manos de la autoproclamada “República de Artsaj”. Este antecedente de guerra de Nagorno-Karabaj terminó con un alto el fuego en 1994, con Armenia al mando de la protección de la región y territorios circundantes. Pero todo volvió a explotar en el 2020. Los intereses hidrocarburíferos siempre estuvieron  presentes, ya que los negocios rusos, turcos y occidentales sobre el gas natural de la Transcaucasia es muy rentable y es el paso de Asia a Europa. Los turcos, por su parte, bajo el régimen “neo-otomano” de Recep Tayyip Erdogan quieren poner un pie firme no sólo en la Transcaucasia, sino también en el Mediterráneo y el Medio Oriente, con sus escaramuzas con Chipre, Grecia y Siria. Al tradicional sentimiento antiarmenio de los “turcos neo-otomanos”, se le suma la idea de la “Gran Turquía” reivindicando al Sultán Solimán el Magnífico del siglo XVI. El 10 de noviembre se termina el conflicto bélico entre armenios y azeríes por Nagorno-Karabaj, territorio de mayoría armenia que queda finalmente bajo control de Azerbaiyán. Un triunfo del “neo-otomano” Erdogan.

Golpismo, separatismo y crisis en Malí

África no estuvo libre de crisis. El 18 de agosto en Malí ocurre una rebelión militar, que termina con la renuncia del presidente de Ibrahim Boubacar Keita. Desde un principio retuvieron al presidente Keita al primer ministro Boubou Cisse, al jefe del estado mayor del ejército y otros miembros del gobierno. Los militares anunciaron la creación del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo, para celebrar elecciones “en un plazo razonable” y restaurar la estabilidad. La Unión Africana y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) han suspendido a Malí como Estado miembro. El 5 de octubre de 2020 se nombró el nuevo gobierno de Malí dando inicio a la transición. En el nuevo gobierno los militares se reservan los ministerios clave de seguridad y control territorial. La CEDEAO anunció el levantamiento de las sanciones impuestas tras el golpe de Estado. Todo volvió a su cauce neocolonial. Francia sigue teniendo influencia en su ex colonia del Sahel.

Población maliense contra la presencia militar francesa.

Malí, ex colonia francesa, sigue estando bajo órbita de las injerencias occidentales. Francia tiene una presencia militar en África Occidental y en el Sahel, para combatir al “terrorismo” y a los grupos “yihadistas” que resurgen desde los pueblos Tuareg del Sahara. El sentimiento antifrancés de los militares golpistas en Malí es un síntoma de que los neocolonialistas hacen estragos en las soberanías de los países africanos sahelianos y subsaharianos. El saqueo de los recursos agroindustriales, minerales e hidrocarburíferos en esas regiones son la razón de la presencia de los pretorianos franceses en el Sahel y África Occidental. Malí y otros países del Sahel tienen a raya los separatismos Tuareg, que son históricos y de era precolonial. Además, los intereses de China en África molestan a los occidentales y eso genera que se propaguen las desestabilizaciones, los golpismos y las guerras civiles.

Etiopía y la guerra civil en puertas

El 4 de noviembre estalla la lucha secesionista de la región del Tigray contra el gobierno central de Etiopía del premier Ahmed Abiy, Premio Nobel de la Paz 2019. Los tigreños se vienen cansando de las medidas políticas centralistas desde Adis Abeba, capital de Etiopía, pero el trasfondo es más fuerte. Los grupos nacionalistas del Tigray desean unirse a Eritrea, país que se independizó de 1993 tras una guerra con Etiopía. Los eritreanos son apoyados por los chinos y de hecho hay jugosos negocios comerciales hidrocarburíferos que derivó en sanciones occidentales. Etiopía se fue acercando a Occidente y de hecho Abiy es un aliado de Estados Unidos en la región del Cuerno de África Oriental.

Más allá del rebrote nacionalista del Tigray, Etiopía no dudó en sofocar a la rebelión secesionista y la guerra civil siempre se mantuvo como latente. Era una clara señal a Eritrea y a… China. Los tigreños resisten y el temor de una escalada militar puede generar un fuerte chispazo en esa parte de África. Occidente cuidará a Etiopía y no permitirá que un área cercana al estratégico Golfo de Adén caiga en manos de China y sus aliados. Otro desafío para la administración de Biden desde enero de 2021.

Balance o final abierto

Está más que claro que África y Medio Oriente se convertirán en un escenario abierto de conflictos que no pasarán desapercibidos. Una escalada focalizada puede generar una guerra regional y ésta última una contienda entre potencias interesadas. Los guerreros de la administración de Barack Obama han hecho estragos en Siria y Libia, y quizás busquen debilitar a enemigos regionales cuando regresen de la mano de Biden. No obstante, se especula con volver a los acuerdos nucleares entre Irán y las potencias occidentales, como en la era Obama.

Pero con Irán no es sencillo, ni tampoco con Turquía. China y Rusia jugarán su partido y custodiarán sus intereses también. Estados Unidos y la Unión Europea se unirán con el argumento del “multilateralismo” y aunque no abandonarán a Israel no se arriesgarán a una escalada militar incontrolable en África y Medio Oriente que impacte de forma muy negativa en los mercados de petróleo, gas, minerales, agroindustria y otras materias primas rentables. Pero la guerra regional está allí y no puede ser descartada como punto de partida para conflictos bélicos más significativos en el 2021.

Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

Uruguay: Año nuevo sin prosperidad

Uruguay: Año nuevo sin prosperidad

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El presupuesto quinquenal y la Ley de Urgente Consideración (LUC) son los arietes de esta arremetida neoliberal. Mientras tanto el campo popular en Uruguay todavía no acusó el golpe de la derrota en octubre del año pasado. Tal es así, que luego de varias idas y vueltas, las organizaciones sociales nucleadas en la Intersocial, decidieron ir por un referéndum revocatorio de la LUC, previa recolección de firmas que avale ese mecanismo.

Los balances por calendario son injustos respecto a los movimientos políticos y sociales que realizan sus procesos por carriles distintos, pero indefectiblemente hay que pasar raya.

Pero tal es el desencuentro en el campo popular, que se van a realizar no uno sino dos campañas de recolección de firmas. Una para la derogación parcial de la LUC y otra para la derogación total de la misma. A río revuelto, ganancia para los que dicen que hay que enseñar a pescar y no dar el pescado.

En materia comunicacional el gobierno ha sido sobresaliente, para sus intereses. Con conferencias todas las noches en el inicio de la pandemia, instauró la concepción de un presidente con liderazgo y que “se hacía cargo” de la situación. Cada mensaje dejaba un reproche para los gobiernos anteriores del Frente Amplio.

Con un estilo muy macrista de comunicación, la pesada herencia y el “nos dejaron un país en ruinas” fueron frases contundentes que marcaron la tónica del gobierno actual. Los exabruptos, las declaraciones más conservadoras y deleznables pasaron a ser casos aislados o dirigentes que hablaban por motus propio y enseguida los desmarcaban de resoluciones de gobierno.

Los muros de Montevideo y ciudades aledañas tienen por consigna “la mejor vacuna que tenemos es el tapabocas, usalo”.  Esta frase es pintada por grupos oficialistas que demuestran el sinsentido de la misma, pero que defienden a capa y a espada un elemento en el que gobierno hace agua: la no concreción de la vacuna.

Chile y México ya tienen vacunas. Brasil está en trámite y en Argentina ya llegaron. Incluso el propio Alberto Fernandez se ofreció a ayudar al gobierno uruguayo con dicha tarea.

El presidente Lacalle Pou desde un principio dijo que su gobierno no iba a estar guiado por la ideología, pero en su asunción no invitó a los mandatarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Sobre el tema vacunas, ¿lo moverá la ideología? ¿Se dejará ayudar por un gobierno contra el que realizó declaraciones negativas en un raid televisivo en la propia Argentina?

Debates

Es difícil saltear los lugares comunes sobre la pandemia. Está claro que el 2020 fue un año atípico. Planteó debates que estaban latentes, los colocó sobre la mesa y de manera ineludible. Específicamente en Uruguay desnudó los problemas estructurales que se acarrean desde décadas atrás y las discusiones debieron tomar tono sistémico y ya no entre reyertas domésticas.

Una de las conclusiones que se pueden extraer es que el neoliberalismo es un sistema caduco, ya que no ha podido brindar soluciones para las grandes mayorías. Eso no significa que las élites y los grandes capitales (sobre todo el financiero-especulador) no estén cómodos en este sistema.

Pero las contradicciones empiezan a tensarse cada vez más. El capitalismo se sigue deshilachando hasta que en algún punto el tejido se desgarrará; hasta entonces seguirá produciendo desigualdad.

Las élites y grandes capitales parecen que no han sufrido la crisis. Específicamente en Uruguay han aprovechado la crisis como oportunidad para reducir costos y personal, porque nunca está en sus planes reducir, aunque sea un porcentaje, su tasa de ganancia.

Unos pocos ejemplos grafican esta sentencia: este año se le permitió a las empresas no respetar los laudos de salarios consagrados por ley, y se le redujo a la mitad la pena a las empresas que falsifiquen documentos y evadan impuestos. Con la anuencia del gobierno nacional, es que tanto los latifundistas como el sector financiero han surfeado la ola del covid.

Debajo del mar los de siempre: los trabajadores formales e informales, los jubilados y pensionistas, los desempleados, mientras el descontento social va sedimentando y tensionando el panorama.

Otra de las conclusiones que podemos enunciar son los límites del progresismo encarnado en el Frente Amplio. El progresismo nace con fecha de caducidad y muere dentro del propio sistema que intenta reformar. Las mejoras siempre serán parciales, cortoplacistas y más temprano la reacción de los poderes concentrados no demorará en aparecer.

Eso fue lo que sucedió en Uruguay el año pasado en las elecciones nacionales de octubre y empezó el primero de marzo con la asunción del nuevo gobierno. Un gobierno que encarna todos los rostros del capitalismo deforme y dependiente uruguayo: oligárquico, conservador y militarista. 

Las pujas a la interna del gobierno son disputas de distintas concepciones de cómo llevar al país adelante dentro de los sectores dominantes. Ello no implica fisuras ni grietas, sino correlación de fuerza, porque los de arriba también luchan.

Estas líneas de poder se pueden rastrear hasta los albores del siglo XX, incluso con apellidos que se repiten de las mismas 500 familias dueñas del Uruguay como decía el teórico y político socialista Vivian Trías. Esta es otra enseñanza que se puede rescatar: leer la historia en perspectiva para entender el presente que hoy nos convoca. No con visos nostálgicos, sino para proponer.

¿Próspero año nuevo?

El 2021 presenta nuevos desafíos en tiempos de “nueva normalidad.” Suba de tarifas, desempleo, pobreza, inflación, privatizaciones, represión y más. Este pequeño país que muchas veces vive a destiempo de América Latina, a veces de avanzada, a veces de retroceso. Tiene la tarea de soportar cuatro años de un gobierno que aún no ha desplegado toda su artillería para consumar su plan de ajuste.

La inventiva y la unidad serán menester en el campo popular para poder sortear esta victoria oligárquica. El verano ya está aquí, pero el neoliberalismo no descansa.

¿Será capaz el campo popular y las izquierdas apostar por una “nueva normalidad” pero para las grandes mayorías?

Artículo publicado originalmente en estrategia.la

Nicolás Centurión
Nicolás Centurión

Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.

El mundo no está enfermo, lo están depredando

El mundo no está enfermo, lo están depredando

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Se acerca el cierre del año y la humanidad se ha vuelto un poco más injusta. En la mayoría de los países del mundo la desigualdad social aumentó. No sólo por culpa de la pandemia como se pretende hacer creer desde la prensa hegemónica mundial, sino producto de la ausencia de políticas realmente efectivas para frenar el crecimiento del hambre y la miseria.

La pandemia -además- vino a demostrar que la voracidad del capitalismo no tiene fin. La forma que va adoptando el sistema -cada vez más tecnificada y virtual- deja al descubierto que no importa ni siquiera la vida de les seres humanes. No es ningún descubrimiento asombroso: bajo las reglas predominantes en este mundo, sólo importa la rentabilidad, el poder y la concentración de la riqueza en cada vez menos manos.

El gran negocio del capitalismo es la muerte: de la naturaleza ante la voracidad por producir sin límites, que se lleva la vida de miles de especies animales y vegetales; la muerte de personas producto del racismo, del patriarcado, del colonialismo, o de guerras lanzadas en nombre de la democracia, los derechos humanos y/o el progreso.

Hay quienes dicen que la pandemia del COVID-19 fue un acto reflejo de la naturaleza, un llamado de atención a la única especie que habita este planeta y destruye y mata sólo por placer.

Algunes analistas especulaban con que la crisis sanitaria que produjo la pandemia haría que se tome conciencia de la necesidad de cambiar, de dar un giro de 180 grados para evitar que esta lógica de muerte planificada lleve a la propia extinción de les seres humanes. Iluses quienes creyeron que tal cosa podría suceder.

Pese a todas las advertencias hechas por científiques, pese a las marcadas consecuencias sobre el medio ambiente, el calentamiento global, la aparición de más y más enfermedades, la muerte sistemática e imparable de personas por falta de condiciones mínimas de subsistencia. Nada parece detener esta alocada maquinaria.

Las disputas globales siguen avanzando, ahora por ver quién se hace con el control y predominio de la tecnología y con ello la pole position para avanzar primeros y más rápidamente en la reformulación de los aspectos estratégicos en el desarrollo de las capacidades de predominio sobre el resto: militar, comunicación, financiera y económica, servicios, educación, robotización, etc.

Disputas que como se ha señalado en anteriores oportunidades tiene a los EEUU y a China como principales competidores. Y si bien en algunas cosas puede decirse que tienen lógicas diferentes, lo cierto es que tanto una como otra son aspiradoras que no paran de consumir materias primas en volúmenes cada vez más importantes.

Al igual que con la pandemia, algunes se ilusionaron con la llegada de Joe Biden como el 46º Presidente de los EEUU. Si se observa sin mucho detalle el prontuario de este señor se podrá discernir fácilmente que es poco probable que ello suceda.

Los años de Trump fueron años de una violencia inusitada en la retórica oficial de la Casa Blanca. Los de Biden quizás sean más diplomáticos, no por ello menos agresivos. Intentarán revertir muchas de las adversidades en las que quedó la diplomacia de ese país luego del paso del huracán, volverán las andanadas de fake news, las presiones de la embajada, las presiones de los organismos multilaterales de crédito, las “inversiones” para que China no siga avanzando en Nuestra América.

Con Biden no se terminará ni la guerra comercial, ni las agresiones contra Rusia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán o cualquier otro país que ose enfrentar los mandatos del caduco imperio del norte. Las jugarretas puede que pasen a ser más sutiles, pero seguirán existiendo. La región seguirá siendo un territorio en disputa.

Irán, Rusia y China seguirán apostando a diversificar y mejorar sus relaciones con nuestro continente, los EEUU intentarán que eso no suceda. El caso más gráfico quizás estará en cómo utilicen la presidencia de Claver-Carone frente del BID (históricamente ocupada por une latine). Con ello seguramente intentarán resquebrajar el financiamiento y las inversiones Chinas en los países de la región.

Las ONG’s ligadas a los gringos y los europeos seguirán operando y “construyendo” opiniones en diversos temas para deslegitimar a los gobiernos populares que intenten avanzar en la integración regional, más allá de las diferencias ideológicas existentes en los diversos gobiernos.

Los préstamos del FMI y el BM a los países de la región seguramente se verán potenciados bajo la excusa de ayudar a esos gobiernos a sobrellevar las complejas consecuencias de la pandemia del COVID-19. Eso sí, a los gobiernos “amigos”, al resto ni para una curita.

El 2020 fue un año de muchas batallas, de enormes desafíos a los que se tuvieron que enfrentar los distintos pueblos de Nuestra América y el mundo. Desafíos que se vieron agravados por una pandemia que no es otra cosa que la consecuencia de la voracidad del capitalismo y sus promotores. Nada hace creer que el 2021 o los años venideros no serán iguales o más complejos.

Si hay algo que es seguro de cara al futuro inmediato de la humanidad, es que seguirán existiendo las injusticias; que seguirán generándose descalabros en la economía al igual que en el medio ambiente; que posiblemente aparecerán más virus y que los que ganaron siempre querrán seguir ganando pese a que ello pueda generar la muerte de miles o millones de personas.

Lo único que se puede predecir de ese escenario es que seguirá habiendo lucha, resistencia y organización de los pueblos para tumbar las injusticias, provengan del colonialismo, del capitalismo, del racismo, del patriarcado o de todas juntas.

Trabajemos en la unidad y para ser cada vez más solidaries, estudiemos para ser cada vez más conscientes de los peligros que se avecinan, denunciemos las injusticias y opresiones del sistema para que nadie las desconozca. Brindemos por los años de lucha que vendrán, que serán muchos.

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

Sartori: “Vemos un gran compromiso del presidente Fernández con la economía popular”

Sartori: “Vemos un gran compromiso del presidente Fernández con la economía popular”

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El presidente de la Cámara Argentina de Productores de la Economía Popular (Capep), Germán Sartori, afirmó que esa entidad buscará “equilibrar las desigualdades” en el derecho a la producción en la Argentina y destacó el apoyo del Gobierno, pero pidió que se agilicen los trámites legales y administrativos para formalizar las unidades productivas.

Vemos un gran compromiso del presidente Alberto Fernández” con los sectores de la economía popular, dijo.

Dirigentes de diversos sectores, como cooperativistas, pequeños empresarios y movimientos sociales, encabezaron el lanzamiento de la Capep, que busca insertarse definitivamente en el mercado con iniciativas tendientes a la generación de trabajo genuino y el fortalecimiento de la producción nacional.

La Capep será una herramienta muy importante para los sectores de la economía popular porque estamos peleando por el derecho a la producción en la Argentina para equilibrar las desigualdades a la hora de proyectar a futuro nuestras unidades productivas“, destacó Sartori.

Añadió que “todo trabajador y trabajadora o grupos de trabajadores que se sientan parte de la Economía Popular pueden ser parte” de esa organización y destacó que ese amplio espectro de la economía abarca de seis a siete millones de personas.

¿Creen que con las políticas que lleva adelante el gobierno de Alberto Fernández va a potenciar el rol de la cámara de la Economía Popular?

Hemos sentido un gran respaldo del Gobierno Nacional. En realidad de todos los sectores, el público y el privado, representados en el lanzamiento de Capep, han mostrado su decisión de empujar y colaborar en el armado de este camino. En realidad estamos con muy buenas expectativas según las palabras de los funcionarios del Gobierno Nacional, de ponernos codo a codo y trabajar fuerte en todo el país en la generación de trabajo digno. Vemos un gran compromiso del presidente Alberto Fernández y del Gobierno Nacional en este largo camino, entendiendo también que no somos el único sector económico y político en la Argentina, pero sin dudas que nos sentimos valorados por el presidente de la Nación.

¿Cómo ha sido el lanzamiento de la Capep?

Fue un hecho muy importante, no para la Cámara en sí sino para todo lo que hace a la economía popular en la Argentina. Desde algunos años venimos logrando reconocimientos. Las y los trabajadores de la economía popular fueron generando leyes; generando reconocimiento por parte del Estado a través del Renatep (el Registro de Trabajadores de la Economía Popular), todos esos derechos que se fueron adquiriendo como trabajadores y trabajadoras, junto a su gremio que es la UTEP, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, que ya forma parte de las discusiones del Consejo del Salario. Todo esto lo tomamos como parte de un reconocimiento al sector de la economía popular. Y nos empezamos a plantear que las asociaciones de esos trabajadores y trabajadoras, las cooperativas, las empresas recuperadas, los núcleos agrarios de la agricultura familiar, todas aquellas unidades productivas, tenían, tienen y van a seguir teniendo problemas para desarrollar su proyecto productivo…

¿Para qué sirve hoy una cámara como la Capep?

Para justamente solucionar esos problemas que enumeraba. Problemas que existen en todo el país para poder laburar y producir, son problemas que no son solo de una unidad productiva o una cooperativa, son problemas generales que se le plantea hoy a la economía popular. Entonces esta Cámara nace para resolver esos problemas, poniendo en agenda el derecho a producir en la Argentina, pero hay asimetrías estructurales que no permiten la economía popular se desarrolle.

“Hay asimetrías estructurales que no permiten la economía popular se desarrolle”.

Germán Sartori
¿Los problemas son administrativos, legales, de logística?

Hay de todo tipo. El principal problema que tiene una unidad productiva es su formalización. Poder conformarse en Cooperativa para tener acceso al crédito o inscribirse en cuestiones de capacitación es engorroso, es difícil. Es la primera barrera formal que hoy tenemos y lo que termina haciendo es marginar para que esos proyectos de trabajo y de producción se desarrollen. Después aparecen problemas que hacen al cómo se vende lo que cada uno produce, cómo se comercializa; qué logística se usará. Cómo hacer para trabajar y vender lo producido si no tenés papeles, si no hay certificaciones de los productos. Es importante avanzar en todos estos aspectos para que el trabajo y la producción se puedan desarrollar en todo el país.

¿Quiénes pueden participar de la Capep?

Toda microempresa, cooperativa, asociación de trabajadores y trabajadoras pueden participar con su producción; también cuentapropistas, el que labura solo. Y los hay de todos los rubros que van desde empresas recuperadas, unidades productivas familiares de alimentos agroecológicos, cooperativas de liberados (ex presos), trabajadores del reciclado o de la cosmética natural. Cualquiera que se sienta parte de la Economía Popular puede formar parte de esta Cámara, obvio no aceptamos grandes empresas. Es un muy amplio abanico de sectores representados. La economía popular es tan vasta como la economía nacional en lo que hace a rubros. No hay rubro de la economía nacional donde no haya un componente en la cadena de valor de la economía popular.

“Todo trabajador y trabajadora o grupos de trabajadores que se sientan parte de la Economía Popular pueden ser parte” de Capep.

Germán Sartori
¿Cuántas entidades productivas están representadas en la Capep?

No hay un número exacto porque día a día se suman otras organizaciones o núcleos productivos de todo el país. Hicimos que el acto de lanzamiento de la Capep se transforme en una gran convocatoria para el sector de la economía popular de todo el país. Se estima sí es que hay entre 6 y 7 millones de trabajadores y trabajadoras de la economía popular a nivel país. Aspiramos a representar a todo ese continente laboral argentino y lo que fuimos logrando, a partir del acto de lanzamiento, es el reconocimiento por parte del Gobierno Nacional y del sector privado, como interlocutor muy fuerte, donde participaron cuatro ministros nacionales, secretarios de Estado; el sector privado y la UIA y la Fundación Idea. El reconocimiento hacia Capep empieza a caminar y a discutir estas necesidades y urgencias que son de la economía argentina.

Artículo publicado originalmente en Agencia Telam

Marcelo Cena
Marcelo Cena

Trabajador de Prensa en diversos medios. Militante de la vida Peronista. No soy neutral.

En Uruguay, todos los caminos conducen al ajuste y al estado policial

En Uruguay, todos los caminos conducen al ajuste y al estado policial

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El montaje de un aparato policial con la pandemia como justificativo es el salto que ha dado el gobierno este viernes 18 de diciembre con la reglamentación del artículo 38 de la Constitución. Los medios afines blindan al gobierno, legisladores oficialistas piden presencia militar en las calles, el Presidente que hace stand up en las conferencias y las leyes  dejan más que claro que todos los caminos conducen al ajuste

Prontas las medidas

Semanas atrás se anunció una conferencia de prensa de Presidencia para el día 18 de diciembre debido al aumento exponencial de casos de covid. La misma se adelantó para el miércoles 16 con previa conferencia al mediodía del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH).

El miércoles por la noche el presidente Lacalle Pou anunció suspender los espectáculos públicos desde el 21 de diciembre al 10 de enero. Esa misma fecha se planteó restringir el ingreso al país, excepto para las personas que tuvieran pasaje programado hasta el 17 de diciembre inclusive. Alentó a vacacionar pero con distanciamiento social e incluso tuvo tiempo para decir socarronamente que se iba a tomar unas minivacaciones en el departamento de Rocha.

La prohibición de cerrar fronteras no afecta al transporte de cargas, por lo que las fronteras seguirán siendo un colador, donde se han registrado varios focos en ciudades fronterizas por estas actividades, sobre todo transporte proveniente de Brasil.

Se aumentaron las horas de apertura de los shoppings, los centros comerciales. Los ómnibus interdepartamentales deberán viajar al 50% de su capacidad y ante ésto Lacalle prometió un subsidio para las empresas. Se dará la reapertura de gimnasios y toda actividad física en lugares cerrados que habían sido suspendidas apenas diez días atrás.

Lo no-dicho

Lo más importante de la conferencia de prensa fue de lo que no se habló: de los desempleados, los que están en el seguro de paro, de las ollas populares, del sistema de salud y sus trabajadores.

Fueron nombrados en la conferencia, pero apenas eso. Se los saludó, se les reconoció el esfuerzo, pero medidas, ninguna. Similar a lo que aconteció la semana anterior cuando un uruguayo fue destacado como uno de los 10 científicos más importantes del 2020 por la Revista Nature. Alli el Presidente lo saludó y lo felicitó por twitter, y el cientifico Rodrigo Moratorio no tardó en responder que sería bueno que el apoyo sea económico y a través de presupuesto y políticas de gobierno.

El desempleo sigue aumentando. Mientras que la tasa en Montevideo es de 9,6%, en el interior del país esta cifra asciende a 12,3. Asimismo, entre las mujeres (14,2%) esta tasa es 5,6 puntos porcentuales superior a la de los hombres (8,6%).

El 38 está cargado

Lacalle Pou, en conferencia, brindó nuevos slogans vacíos que parecen ser un nuevo mote para una campaña publicitaria. Del “quedate en casa” a la “convivencia solidaria” a las “burbujas” para poder pasar las fiestas de fin de año. Se apela a la responsabilidad individual, coherente con un gobierno neoliberal que deja al Estado como garante último de la represión.

Esto queda manifestado con la implementación del artículo 38 de la Constitución. El mismo reza: “Queda garantido el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no podrá ser desconocido por ninguna autoridad de la República sino en virtud de una ley, y solamente en cuanto se oponga a la salud, la seguridad y el orden públicos.”

“Restricciones a la movilidad de la población incluirá a las marchas y movilizaciones sociales y sindicales, definió Presidencia, destacó el semanario derechista Búsqueda. El legislador blanco (del oficalista Partido Nacional) Sebastián Da Silva, por su parte, pidió presencia militar en la calle para «molestar a los ciudadanos ligeros de prevención» y así bajar la cantidad de contagios de ovid-19.

Lentamente se está montando un estado policial que restringe las libertades y calza justo en un momento donde el malestar social con el gobierno empieza a emerger a la superficie. Las medidas que se han implementado para mitigar el covid-19 no tienen correlato con la cantidad de casos en aumento y su posible reducción. Están identificados los focos de contagio y allí no se ha aplicado ninguna medida.

Ajuste

Donde sí se están aplicando medidas a rajatabla es sobre la clase trabajadora. Insólitamente se ha modificado en el Parlamento, con los votos del oficialismo, traspasar el salario vacacional acumulado en 2019 -que debía ser abonado este 2020- para el año 2021.

Es decir que los trabajadores que este año vieron congelado su salario con respecto a las tarifas y la inflación, quedarán relegados una vez más. Los empresarios celebran y se ahorrarán ese dinero, pagarán en el 2021 con un dólar en crecimiento a la par de los precios y las tarifas.

No es especulación ni pronóstico. El representante de la oposición en Antel (empresa estatal de telecomunicaciones) anunció que para el año entrante las tarifas subirán por encima de la inflación entre un 9 y 10 por ciento.

Por si faltaba algo, para sofocar cualquier atisbo de alegría, la Intendencia de Montevideo a cargo de Carolina Cosse del centroizquierdista Frente Amplio, decidió suspender el carnaval capitalino y así de un plumazo, con un escueto tuit, 40 mil  personas se quedarán sin trabajo este verano.

Espejismo

Uruguay gozó de buena prensa por la gestión de la pandemia, alimentada por los voceros de la derecha rioplatense, mientras el gobierno ponía piloto automático con los pilares que había construido el Frente Amplio.

La exhortación individual ya no surte efecto. La población fatigada, que se tragó el discurso de la excepcionalidad uruguaya abonado por el propio Lacalle Pou y casi sin miedo por la pandemia, hace que los números hayan crecido exponencialmente.

Dios Momo no volverá a soñar este febrero. La murga, eterna crítica al poder de turno, verá su voz acallada por una pandemia que parece no tener fin y menos aún sus consecuencias. El 2021 dejará sus trajes colgados esperando un cuplé. La murga que cantó su retirada para volver, esta vez dejará sus versos en el tintero.

Nicolás Centurión
Nicolás Centurión

Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.

Cada vez que damos click en “aceptar”

Cada vez que damos click en “aceptar”

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En las últimas décadas, pero fundamentalmente durante este tiempo de pandemia, la virtualidad fue cobrando más y más relevancia en la vida cotidiana de millones de personas a lo largo y ancho del planeta.

El solo hecho de que las grandes empresas tecnológicas hayan sido las grandes ganadoras de la pandemia (al igual que lo serán las farmacéuticas), habla del proceso acelerado de enriquecimiento de quienes dirigen ese selecto grupo de compañías y del poder de lobby que acumulan.

De hecho, en un reciente artículo de la periodista canadiense Naomi Klein, se pone sobre la mesa el acuerdo que habría hecho el alcalde de Nueva York, Andrew Como, con el Ex CEO de Google, Eric Schmidt, o con la Fundación Bill y Melinda Gates, para convertir a esa ciudad en un verdadero experimento tecnológico-social: Telesalud, aprendizaje remoto, vehículos sin conductor.

Las presiones de las empresas de Silicon Valley (GAFAM) parecen comenzar a ir más allá de la reducción de aranceles, liberalización laboral o no restricción del uso “libre” de datos. Estos actores son cada vez más un co-gobierno, o incluso un actor central en la toma de decisiones de los gobiernos.

Repercusión mundial

Se ha mencionado en reiteradas oportunidades cómo esta carrera tecnológica estaba jugando un papel trascendental en la geopolítica mundial. El hecho más visible es la guerra comercial entre Estados Unidos y China. No por nada el Director de Inteligencia Nacional de los EEUU, John Ratcliffe, sostuvo que “China es la mayor amenaza global para la democracia y la libertad desde el final de la Segunda Guerra Mundial”. Incluso, estas disputas políticas y económicas se pueden ver dentro de EEUU bajo los intereses defendidos por Trump-Pence (petroleros) y Biden-Harris (tecnológicos).

De hecho, mientras en occidente se polemiza sobre las redes de telecomunicaciones conocidas como 5G, empresas de China, Corea del Sur o Japón ya comienzan a avanzar sobre el 6G. En efecto, en noviembre del año pasado, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China “anunció el establecimiento de un equipo de trabajo enfocado a investigar y desarrollar las redes de sexta generación (6G) tan solo unos días después del lanzamiento comercial del 5G”·.

Tecnología vs. democracia

El espacio virtual se ha vuelto de importancia estratégica, no sólo para los grandes jugadores mundiales, sino también una fuente de preocupación para los países con menores capacidades. Tal es el caso de las redes sociales que han potenciado la aparición de mentiras (Fake News), propagadas a velocidades impensadas desde hace tan sólo una década.

Este hecho ha sido incluso un problema para las democracias, que se vieron agredidas por vendavales de artículos, comentarios televisivos y radiofónicos, o cadenas de mensajes operando descaradamente con mentiras para torcer la balanza electoral de un lado a otro. En la posverdad (plusmentira) no importan los hechos, sino las percepciones y las emociones.

El diplomático británico, fundador y director del Conflicts Forum, además de figura destacada en inteligencia militar británica (MI6) y en la diplomacia de la Unión Europea, Alastair Crooke, analizó recientemente algunas de las tensiones que se están generando no sólo en Europa, sino también en Estados Unidos, respecto a la injerencia de las grandes empresas tecnológicas en las decisiones de los gobiernos.

El descarado intento de las Big Tech y de los principales medios de comunicación de escribir la narrativa de las elecciones estadounidenses de 2020 en Facebook y Twitter -asociados en su campaña para insistir en que la disidencia es la intrusión de la desinformación del enemigo, o las « mentiras » del presidente de los Estados Unidos o simples estupideces- es sólo el primer paso para redefinir a los «disidentes» como riesgos para la seguridad y enemigos del bien[1].

¿Avance tecnológico es igual a desarrollo de la “humanidad”?

Todo indica que el desarrollo tecnológico y la orientación en Ciencia y Tecnología de la mayoría de los países, tal y como los conocemos, están llevando a un escenario de mayor destrucción del ambiente (por la voracidad depredadora por extraer materias primas), que a su vez tiene consecuencias en la salud de la humanidad y de otras especies animales y vegetales (como la aparición de nuevas enfermedades).

Más allá de algunos cambios en la vida cotidiana -generalmente producto de las necesidades de la misma reproducción del capitalismo-, esta forma de producción de desarrollo, innovación y ciencia (bajo las lógicas de este sistema) no ha implicado mejoras significativas para la humanidad sino sólo para un puñado de corporaciones que se han vuelto megaempresas, y para algunos gobiernos a nivel mundial que las utilizan para oprimir a sus pueblos, invadir o desestabilizar a otros.

Hoy el gran negocio está puesto en la producción de datos en el escenario virtual que es Internet. La licenciada y profesora en Psicología y analista e investigadora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégicos, Paula Giménez, señala en un artículo publicado en mayo de este año que, según uno de los máximos ejecutivos de Google, hasta 2003 la humanidad había producido un total de cinco exabytes (1 millón de terabytes) de información,  mientras que en 2018 “se crearon 33 zettabytes de datos en el mundo (un zettabyte equivale a 1.000 millones de terabytes), 16,5 veces más que solo hace nueve años. Con el desarrollo tecnológico existen proyecciones que indican que en el año 2035 la producción de datos trepará a los 2.142 zettabytes”.

Al mismo tiempo que aumentan los niveles de producción de datos, avanza la tecnificación de los sistemas productivos. Lo que le sobra a la forma que va adoptando el capitalismo son las personas, lo cual explica por qué, pese al “desarrollo”, los niveles de desempleo, pobreza y miseria son cada vez más elevados en todo el planeta. Según Giménez, actualmente el mundo tiene aproximadamente 3.300 millones de trabajadores y trabajadoras de los cuales sólo 1.300 son estables. El problema es que sobre la tierra hay aproximadamente 8 mil millones de seres humanes.

Esclavitud del siglo XXI

Como afirma el dicho popular (que refuerza la lógica capitalista), “nada es gratis en la vida”. El uso de las redes e internet tampoco. Cada vez que apretamos “aceptar” cuando instalamos aplicaciones en nuestros teléfonos o creamos cuentas en las redes sociales, estamos entregando a esas megaempresas el derecho de utilizar nuestros datos a gusto y piacere. Datos que serán utilizados para segmentar audiencias, públicos y posibles consumidores para determinada empresa, hasta el uso de los mismos de manera opresiva contra la población de determinado gobierno.

El negocio es redondo porque no tiene límites, y las presiones para que no existan son cada vez más fuertes. Límites que deberían poner los gobiernos de los Estados o bloques regionales como la UE. Gobiernos o regiones que muchas veces tienen profundas limitaciones por el gran poder de lobby de estas empresas.

Retomando algunas de las ideas vertidas al principio de estas líneas, es tal el problema en que se ha convertido esta situación que incluso muchas de estas empresas comienzan a tener más peso específico en la toma de decisiones que los propios gobiernos. Se ha convertido en un problema geopolítico, ergo de defensa de la soberanía nacional.

Desafíos futuros

Seguramente, la maquinaria siga funcionando y cada vez sea más complejo desarticular el entramado mundial que genera estas condiciones de injusticia e inequidad. Pero no todo puede estar perdido. La legislación sobre el uso de datos que controle a las compañías y respete la privacidad de les usuaries es una situación primordial, y para que ello suceda debe haber concientización y presión social.

Al significar un problema geopolítico, habrá que ir a paso firme pero con mucho cuidado en los caminos que se adopten, al tiempo que se deberá fomentar la producción nacional no sólo de tecnologías, también de plataformas que puedan competir en estos mercados.

Los sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil tendrán el gran desafío de defender los derechos de les trabajadores y avanzar en más conquistas. Transpolando esto al ámbito digital y usando la metáfora del periodista y analista político brasileño, Pepe Escobar, “nuestro futuro será de hackers o de siervos”.


[1] https://www.nodal.am/2020/12/la-cortina-de-hierro-digital-esta-bajando-por-alastair-crooke/

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

A 28 años de la ola privatizadora, la batalla se vuelve a librar en Uruguay

A 28 años de la ola privatizadora, la batalla se vuelve a librar en Uruguay

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El pasado domingo 13 de diciembre se cumplieron 28 años del histórico plebiscito donde la ciudadanía le dijo SI a las empresas públicas con un contundente apoyo popular que frenó la ola privatizadora del gobierno del Partido Nacional. Pasaron 28 años de una campaña histórica para las izquierdas y el campo nacional y popular. 28 años han pasado y parece que la rueda volvió al mismo lugar. Claramente el mundo ha cambiado, Estados Unidos cede cada vez más terreno a China en la hegemonía mundial.

En el principio de los 90 había salido triunfante de la guerra fría contra la URSS. En América Latina se sucedían los gobiernos de derechas con un talante neoliberal bien marcado, mientras que ahora en Latinoamérica parece que el ciclo progresista vuelve a tener su revancha. Esta coyuntura no es un calco, pero hay señales que parece un deja vu.

La Ley Nº 16.211, conocida como Ley de Empresas del Estado fue promulgada apenas cincuenta días después de que el gobierno de Luis Alberto Lacalle asumiera. Este Lacalle es padre del actual presidente Luis Lacalle Pou, por si las coincidencias existen. El decreto se lanzó luego de quince días de realizar un ajuste fiscal. El 13 de septiembre de 1990 fue la fecha elegida por el gobierno para presentar al Parlamento un proyecto denominado “Ley de modificaciones del régimen de empresas públicas del dominio industrial y comercial del Estado”.

Lacalle padre distribuyó a los líderes integrantes de la “coincidencia nacional” un borrador de 125 artículos para discutir conteniendo las pautas para redactar la Ley de Empresas Públicas. Por si otra coincidencia aparece, el gobierno de Lacalle fue denominado con el nombre de “Coincidencia Nacional” donde convergieron el Partido Nacional y el Partido Colorado.

El gobierno de su hijo, Lacalle Pou, se denomina “Coalición Multicolor”. Donde se reunieron cinco partidos políticos (tres de ellos no existían en los 90) para desbancar al Frente Amplio del gobierno.

El titular de “Búsqueda”, periódico neoliberal fundado por Ramón Díaz, patter totum de esta corriente en su versión uruguaya, publicó en su edición del día 20 de setiembre: “Tras siete décadas de estatismo, el gobierno dio el primer paso para la reducción de su dominio industrial y comercial”.

En el marco de la ley aprobada el Uruguay inició el camino de las grandes reformas del Estado, concretándose la privatización de la Compañía de Gas, que fue vendida al grupo francés Gaseba;.

Nivel del embalse de represa del Palmar no tiene incidencia en desborde del río Yí - Presidencia de la República

Se efectuó la liquidación de ILPE dejando el Estado de cumplir las deficitarias tareas de pesca que pasaron a manos privadas a igual que los servicios de tierra en el Aeropuerto de Carrasco; se encaró la privatización del transporte aéreo al interior del país; se otorgó la concesión de servicios de agua potable y saneamiento en zonas de Maldonado y se adjudicó el sistema de telefonía celular.

UTE, empresa estatal monopólica de electricidad, empezó a adquirir electricidad generada por el sector privado y se puso en marcha, por régimen de concesión de obra pública, la construcción de la doble vía Montevideo – Punta del Este con una inversión privada que se estimó en unos cien millones de dólares.

El Estado se retiraba de sectores estratégicos y con lógica de mercado, todo lo que no daba ganancia era privatizado. Esa fue la brújula que guió al gobierno del Partido Nacional de 1990 a 1995.El 13 de diciembre de 1992 el «Sí» recibió 1.293.016 contra 489.302 del «No»

Ante la llegada del Covid-19 y la crisis social | Partido por la Victoria del Pueblo

Refritos

Las organizaciones de izquierda y del campo nacional y popular crearon el espacio de la Intersocial como lugar que nuclea a todas la organizaciones que están en contra de la Ley de Urgente Consideración (LUC). La LUC es un paquete de leyes de corte netamente neoliberal que pretende criminalizar la protesta, mercantilizar la educación, vaciar las empresas públicas y además contiene leyes favorables al lavado de dinero, entre otras cuestiones.

Los diferendos en la Intersocial se saldaron cuando al final se decidió ir por la recolección de firmas de 133 artículos de los 467 de la LUC. Los diferendos en las izquierdas vuelven a reflotar cuando en los 90 se dirimía entre ir por toda la ley de empresas públicas o parte de ella.  La derecha lo tiene claro. El diario oficialista «El País» en su editorial del día lunes 14 expresó: «Ahora, al FA se agrega esta intersocial que nadie votó, pero que pretende torcer el rumbo nacional en el sentido que a ella se le antoja. Es una minoría tan intensa como antidemocrática.» 

Uživatel PIT CNT na Twitteru: „1° de Mayo · Empresas públicas ⚙️ La empresas públicas son el motor de desarrollo económico del país. Pedimos se respete la definiciones del pueblo en el

No titubean en calificar de anti democrática a una organización social. Tampoco recuerdo que la Asociación Rural del Uruguay haya sido ungida por el voto popular, menos Un Solo Uruguay y menos aún las cámaras empresariales. Ellos no son votados, pero votan y deciden por los trabajadores día a día.

Al fin y al cabo, con matices pero en sustancia, las batallas de los 90 se están reeditando. Con apellidos que se repiten, con errores porfiados que se empeñan en volver, con enseñanzas que todavía están vigentes.

Nicolás Centurión
Nicolás Centurión

Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.

La escuela está de luto

La escuela está de luto

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Con la Libertadores en mano, ante una multitud que explotaba de felicidad en Plaza Moreno, Alejandro Sabella habló. Arrancó saludando a su familia, todos y todas las hinchas de Estudiantes de la Plata; agradeció al equipo y a la gente por viajar por América y siempre confiar; y por último citó a Juan Domingo Perón y dijo: “Llevo en mis oídos la más maravillosa música, la de ustedes, el pueblo pincha”.

Llego con su camperita beige y las manos en los bolsillos dentro del pantalón, sin hacer mucho escándalo. Su primer partido fue por la Copa que meses después ganaría. Debutó en 25 y 32, en un Estadio Único aún sin techo. Esa noche posiblemente algún cristal de su casa retumbó ante el estallido de las bombas de estruendo que festejaron el 4 a 0 a Deportivo Quito, por la fase de grupos.

Alejandro era un tipo sencillo, de calle de empedrado, de 200 gramos de paleta en el almacén, de sifón de soda, pero también de elegancia, de sabiduría y de unos botines negros bien puestos por haber portado la 10, en el Monumental, en Europa y luego en el plantel del Narigón en aquellas campañas del 82 y 83 que revivían, solo una década después, las hazañas de los dirigidos por Zubeldía. Aquel equipo alejado del centro porteño y con estadio de tablones, que se paseó tres veces por América y fue a demostrar a las tierras piratas, allá a Old Trafford, que por estos pagos, en el sur del mundo, en la Argentina históricamente saqueada y con dictaduras, se levantaba un pequeño club, que alegraba las tierras que en algún momento habían sido pensadas como centro ferroviario de la Argentina, pero que por el poder de Madero quedaron empobrecidas y con sus rieles y galpones de fundición cerrados. Ese equipo tricampeón que rompió con la hegemonía para convertirse en el hecho maldito del fútbol burgués. De esa escuela venía Sabella.

A lo largo de casi 20 años fue ayudante de Passarela, en la Selección, en River, en la Celeste y Corinthians, hasta que a comienzo del 2009 se apareció por City Bell para comenzar a forjar una página más en la historia de la Ciudad de las Diagonales. En dos años cosechó dos títulos, la Copa Libertadores 2009, y el Apertura 2010, pero además fue a jugarle de igual a igual, allá en Dubai, al mejor equipo de este milenio, el Barcelona de Messi y Pep Guardiola. Bah, de igual a igual es una forma de decir, porque el cabezazo de Mauro Boselli puso bastante nerviosos a la bolsa de Wall Street y al resto de poderosos en el mundo hasta los 89′.

Luego la selección. A Ezeiza llegó igual, esta vez sin su campera beige, pero con las manos en los pantalones y tranquilo, posiblemente silbando o tarareando algún tango. Y acá arrancó de nuevo, desde abajo armando el equipo a su modo y comiéndose todas las balas del periodismo y del salame promedio que siempre repite como loro. Primero las eliminatorias, la clasificación y el Mundial. La emoción de Lio, sus gambetas y goles, pero también sus declaraciones a favor de Palestina por las charlas con Alejandro. La rabona de Rojo, la garra de Mascherano y las manos mágicas de Romero, las lagrimas de felicidad de todo un pueblo y ¡Brasil decime qué se siente! El rodillazo de Neuer y la FIFA obrando como en Italia 90 y Estados Unidos 94, Götze y nuestro Maracanazo que se pierde.

La vuelta con las caras largas que duran hasta hoy, y el pedido de disculpas desconsolado de Alejandro hacia la vecina de Tolosa y presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por no haber logrado traerle la Copa a todo el pueblo argentino.

Ahora tampoco hay colores, todos estamos de luto. La patria y el equipo siempre son el otro.

Felipe Bertola
Felipe Bertola

Cuando estaba en la panza, mi vieja me cantaba «Significado de Patria» para tranquilizarme. En la comunicación y organización popular encontré la clave para poder «ser la revancha de todxs aquellxs». Como todo buen platense, sé lo que es ganar una Copa Libertadores.

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