Artigas y la primera independencia de 1815 en el Litoral Federalista

Artigas y la primera independencia de 1815 en el Litoral Federalista

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

El “Congreso de Oriente” o “Congreso de los Pueblos Libres” o “Congreso del Arroyo de la China”, fue una asamblea efímera de diputados celebrada en 1815 en la villa de Concepción del Uruguay, entonces también conocida como villa del Arroyo de la China, que era la capital de la provincia de Entre Ríos en las Provincias Unidas del Río de la Plata, y que fue presidida por José Gervasio Artigas, como “Protector de los Pueblos Libres”, de las seis provincias sujetas a su protectorado militar conocido como Liga Federal o Pueblos Libres.

Fue la verdadera Independencia de la región que comprendía el territorio de la actual Argentina, el Uruguay, sur del Brasil, el Alto Perú o actual Bolivia y parte del Perú con salida al Pacífico. Paraguay hace rato que declaró su independencia, en 1811.Los que se oponen a reconocer esta declaración independentista argumentan que no hay actas que den pruebas del mismo. Pero es de tener en cuenta que eran tiempos de guerra y de comunicaciones por chasques, propensos a la pérdida o destrucción.

La historia oficial argentina, escrita por los vencedores de las guerras civiles del siglo XIX, los unitarios liberales, centralistas, extranjerizantes, porteñistas, la confeccionaron como un aparato ideológico para justificar su proyecto de organización nacional.

Nunca fue reconocida como tal por diferencias ideológicas y religiosas de los congresales con las ciudades dominantes de Buenos Aires, Córdoba y el Tucumán. Originalmente Artigas había convocado a un congreso de la provincia Oriental en el pueblo de Mercedes, y otro en Concepción del Uruguay para las tres provincias mesopotámicas conocidas como el continente de Entre Ríos. Solicitó luego diputados de Santa Fe y Córdoba para una reunión en Paysandú con representantes de Buenos Aires, a fin de solucionar el conflicto con el gobierno directorial.

Las provincias reunidas eran federalistas, razón por la cual nuestra historia oficial escrita por sus vencedores unitarios y porteñistas decidió no reivindicarlo. La misma estrategia de condenar al ostracismo histórico al “Protector de los Pueblos Libres” Artigas, un prócer de dimensión rioplatense y latinoamericana, suponiéndolo sólo relevante dentro de los límites de la memoria uruguaya.

 Ante el fracaso de esa reunión, los convocó a todos a reunirse en congreso en Concepción del Uruguay, hecho que generó confusión en algunos autores que suelen denominar a esta asamblea equivocadamente como Congreso de Paysandú.

​Solo hay constancia documental de que el congreso se reunió en dos oportunidades, en la sesión de apertura el 29 de junio de 1815, de la cual solo se conoce que se trató el envío de cuatro delegados a Buenos Aires, y en la sesión de clausura que se supone ocurrida el 12 de agosto de 1815 cuando los delegados informaron al congreso sobre su misión, y fue disuelto por Artigas.

Cuando Artigas tomó conocimiento de la Declaración de Independencia en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1816, escribió al Director Supremo en Buenos Aires, Juan Martín de Pueyrredón el 24 de ese mes:

 “Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva. Lo hará V.E. presente al Soberano Congreso para su Superior conocimiento”.

El hecho de que ninguna de las provincias que asistieron al “Congreso de Oriente” o “de los Pueblos Libres” concurriera al de Tucumán es evidencia de que ya consideraban cumplido el trámite independentista. Por otra parte,eran las que propugnaban una organización y constitución federal, republicana, popular y americanista, lo que no coincidía, salvo excepciones, con las concurrentes a Tucumán.

28 de junio, el Orgullo de ser

28 de junio, el Orgullo de ser

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

La madrugada del 27 al 28 de junio de 1969 fue testigo de una revuelta que despertaría una serie de protestas y daría pie a la construcción de un movimiento de liberación de les histórica y sistemáticamente excluídes: gays, lesbianas, bisexuales, intersex, transgénero, travestis, transexuales, no binaries, queers, racializades, de Estados Unidos y del mundo que nunca más volverían a ser les mismes. 

Desde aquella madrugada, cada 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, una fiesta y, a su vez, jornada de lucha en memoria y reivindicación de aquellas manifestaciones contra la redada policial ocurrida en el bar Stonewall Inn, en el barrio Greenwich Village de Nueva York, centro nocturno frecuentado por gays, lesbianas, trans, maricas, latines y racializades.  

¿Qué impulsó los hechos de aquella madrugada? A partir de la Segunda Guerra Mundial, el país norteamericano había establecido leyes que penaban las relaciones entre parejas del mismo género y otras actividades relacionadas, estigmatizándoles como nunca antes. Con el argumento de investigar a posibles comunistas y traidores a la patria, comenzaron a perseguir también a personas homosexuales y trans. Muches acababan en la cárcel, acusades de conducta escandalosa, otres con tratamientos de electroshock, castramientos y lobotomías. Incluso se llegó a hablar de la “amenaza lavanda”, comparándolo con la “amenaza roja” fruto del macartismo y la persecución a cualquier persona que fuera señalada como comunista en los años de la Guerra Fría. 

En las décadas de 1950 y 1960 las personas LGBTIQ+ estadounidenses debían enfrentarse a un sistema legal que las violentaba y criminalizaba. Por las calles deambulaban jóvenes y adolescentes sin techo a los que sus familias habían echado por su orientación sexual o su identidad de género. No podían trabajar para el Estado ni ejercer la medicina, la enseñanza o el derecho, y muches se veían obligades a ejercer la prostitución. 

Los últimos años de la década de los ‘60 vinieron de la mano de un clima revolucionario, muchos movimientos sociales y políticos activaban sus luchas por los derechos civiles y la contracultura: el movimiento afroamericano, las luchas feministas, los hippies, la confrontación a la guerra imperialista de Estados Unidos en Vietnam, entre ellos. 

En este contexto, pocos espacios abrían sus puertas a las personas que rompían la cis-heteronorma: el Stonewall Inn era uno de ellos, transformado en los últimos años de los sesenta en un local clandestino para “homosexuales” y “drag queens”, los términos que en aquel entonces englobaban al total de la comunidad LGBTIQ+. Este bar era propiedad de la mafia de los Genovese, que sobornaba a policías para que ignoraran las actividades del local y avisaran antes sobre las redadas. No porque la mafia tuviera especial comprensión por las diversidades sexuales y de género, sino porque, simplemente, se trataba de negocios: existía un sector de la sociedad que nadie estaba dispuesto a incluir y que pagaba por tener un lugar.

Stonewall ofrecía así un espacio para les más marginades, incluso les que eran repudiades dentro del colectivo por alejarse de la normatividad: mujeres trans, maricas, lesbianas, travestis, drags, latines y racializades. 

Pese a los arreglos, agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego irrumpieron en el establecimiento la madrugada del 28 de junio con sospechas de que allí se vendía alcohol sin licencia y de que los dueños tenían acuerdos con la policía. Las redadas policiales en los llamados “bares gays” eran parte de la rutina nocturna durante aquellos años, pero esa noche fue distinta: les marginades se rebelaron y la historia cambió para siempre.

La policía paró la música, prendió las luces y ordenó que salieran y se identificaran. Entre les presentes estaban Sylvia Rivera, líder y activista trans latina, y Marsha P. Jonhson, conocida como la madre del movimiento LGBTIQ+ y recordada como la Rosa Parks de los derechos trans. Gran parte de les que estaban allí llevaban vestimentas que no coincidían con lo socialmente impuesto. La ley establecía que debían llevar al menos tres prendas adjudicadas al sexo que constaba en sus documentos de identidad. La rebelión comenzó: se negaron a mostrar sus identificaciones y no permitieron que inspeccionaran sus genitales. 

Marsha P. Jonhson y Sylvia Rivera

La policía arrestaba, golpeaba, gritaba. Les protestantes se multiplicaron, muchas personas que pasaban se amontonaban en la vereda de Stonewall para sumarse a la rebelión. Esa noche, les marginades de siempre no estaban dispuestes a seguir soportando la violencia. Se defendieron con piedras y botellas, pincharon ruedas de los furgones policiales, rompieron parquímetros, formaron barricadas, y se desató una batalla campal. 

Cuenta la leyenda que el ambiente cambió cuando una drag queen fue atacada por uno de los agentes y las personas empezaron a tirar monedas a la policía. La situación empeoró cuando una lesbiana salió del bar y pidió a la policía que le afloje las esposas mientras intentaban meterla en un coche. Un golpe en la cabeza con una cachiporra fue la única respuesta. Las monedas se convirtieron en piedras y botellas. Las diversidades en la ofensiva, y la policía en retirada terminó refugiándose en el interior del bar, pidiendo refuerzos. Comenzaban así los “disturbios de Stonewall” que serían punto de inflexión en la historia y símbolo fundacional del Orgullo y del movimiento de liberación sexual.   

La tensión entre la policía de Nueva York y las personas LGBTIQ+ produjo más protestas la siguiente tarde, y las siguientes tres noches. El 28 de junio volvieron a aparecer manifestantes en Christopher Street, duplicando el número y peleando con más fuerza, donde la policía volvió a reprimir. Los disturbios de la madrugada fueron la chispa de la revolución LGTBIQ+. En cuestión de semanas, los residentes del Village se organizaron en grupos de activistas para unir esfuerzos en pos de establecer lugares para ser quienes eran, y mostrarlo con orgullo. 

Desde ese momento, el movimiento comenzó a crecer y a organizarse de un modo mucho más efectivo, aglutinó a una gran diversidad de personas de diferentes orientaciones, identidades, etnias, edades y procedencias. 

Primera manifestación del Orgullo Gay en Nueva York / Biblioteca Pública de Nueva York

Stonewall fue el puntapié: surgieron infinidad de organizaciones activistas, como el Frente de Liberación Gay (GLF), la Lavender Menace -un grupo de feministas lesbianas radicales-, las Salsa Soul Sisters, -creado por lesbianas afroamericanas que buscaban no solo defender sus derechos como lesbianas, sino también como mujeres oprimidas y racializadas-, entre numerosas agrupaciones. Otra que se destaca en la memoria colectiva es STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries), fundada en 1970 por Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson, al igual que Alianza de Activistas Gays (GAA), para defender los derechos de las mujeres trans, drags y jóvenes que se encontraban en situación de calle.

El 28 de junio de 1970, en el aniversario de la revuelta, tuvo lugar la primera marcha del Orgullo Gay: un acto significativo en el que lo oculto, lo velado, salió de los rincones de la ciudad para florecer en el espacio público y visible. Y nunca más volvió. Por el contrario, se replicaron en otras partes del mundo un par de años después, hasta transformarse en el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, que este año conmemora los 52 años de lucha. 

A más de medio siglo de aquel hito fundante, la comunidad LGBTIQ+ sigue en pie de batalla. Las conquistas son muchas, cientas, miles, pero el camino continúa. El Orgullo es un recordatorio cotidiano de las luchas que se están dando y las tantas que aún faltan comenzar, hasta que la justicia y la emancipación sea de y para todes.  

El golpe de Estado en Honduras de 2009

El golpe de Estado en Honduras de 2009

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

Este 28 de junio se cumple un nuevo aniversario de que el entonces presidente constitucional de Honduras, José Manuel Zelaya Rosales, fuera derrocado por los militares en horas de la madrugada de su residencia y expulsado a Costa Rica, concretando un golpe de Estado, apoyado inmediatamente por Estados Unidos. El mundo occidental tan “democrático” no se expresó al respecto, mientras que los gobiernos de Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Cristina Fernández de Kirchner de Argentina, Rafael Correa de Ecuador y Daniel Ortega de Nicaragua condenaron al golpismo en el país hermano centroamericano.

Estos hechos fueron condenados por gran parte de la comunidad internacional, incluyendo la Organización de los Estados Americanos y las Naciones Unidas, que los calificaron como un golpe de Estado y abogaron por la restitución de Zelaya.​ En Honduras se produjeron diversas manifestaciones populares, tanto de condena a la deposición de Zelaya y exigiendo su regreso al poder, como de apoyo al nuevo gobierno. Los hechos fueron finalmente considerados un golpe de Estado.

Manifestaciones populares en contra del golpe.

¿Por qué este típico golpe de Estado? Durante su gobierno, Zelaya, quien inició su mandato en enero de 2006, se adhirió a la iniciativa Petrocaribe, a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), apoyó siempre a Cuba y al gobierno del boliviano Evo Morales.

La derecha local lo demonizó y Estados Unidos también quiso deshacerse de Zelaya, al quien tildó de bolivariano. La prensa derechista se sumó a esa campaña y trató de socavar al gobierno de Zelaya con falsas noticias. También grupos opositores ultraderechistas sembraban el caos y generaban protestas violentas contra el gobierno de Zelaya.

Además, Zelaya propuso una consulta no vinculante para preguntarle a la población si aceptaba que en las elecciones de noviembre de 2009 se le consultase si estaba o no de acuerdo con una Asamblea Nacional Constituyente, elementos que causaron el golpe de Estado en su contra.

Cientos de pintadas inundaron las calles de la capital hondureña rechazando el golpe. AFP foto de Jose Cabezas

Zelaya actuó como presidente en el exilio, y se mantuvo en la embajada de Brasil en Tegucigalpa desde el 22 de septiembre de 2009 después de haber regresado clandestinamente al país. El 27 de enero de 2010, abandonó el país con rumbo a República Dominicana por medio de salvoconducto firmado por el nuevo presidente, Porfirio Lobo Sosa.

En marzo de 2010, el presidente venezolano Hugo Chávez nombró a Zelaya coordinador jefe del consejo político de Petrocaribe.El 28 de mayo de 2011 Zelaya regresó a Honduras después de casi dos años, esta vez para continuar su vida política allí. Fundó el Partido Libertad y Refundación, que superó al tradicional Partido Liberal en las elecciones de 2013 y en las de 2017. Hoy se desempeña como presidente de ese partido político.

Luego de este golpe militar, la derecha local se hizo con el gobierno y se sucedieron mandatos presidenciales siempre serviles a Estados Unidos. Hoy Honduras es uno de los países más empobrecidos de Centroamérica. Más del 60 % de los casi 9,5 millones de habitantes en Honduras vive en la pobreza.Además, los hondureños padecen otros graves problemas como el desempleo, la violencia, la corrupción, la inseguridad y el narcotráfico.

El golpe de la CIA contra Guatemala de 1954

El golpe de la CIA contra Guatemala de 1954

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

La invasión de Estados Unidos a Guatemala en 1954, entre el 18 y 27 de junio, se comienza a organizar luego de que el presidente Juan José Arévalo comenzará un proceso de reformas económicas y sociales las cuales profundizaría su sucesor Jacobo Arbenz, un militar nacionalista y que estaba dispuesto a llevar a cabo políticas sociales y populares.

Arbenz era un reformista y estaba de acuerdo con la inversión foránea, siempre y cuando esta se ajustara a la vida económica local. Para ese entonces la compañía bananera estadounidense United Fruit Company era dueña del 70 % de las tierras cultivables, por lo que el gobierno de Arbenz se negó a ampliar las concesiones. Como parte de la reforma agraria el gobierno estaría liquidando los latifundios.

La United Fruit Company era respaldada por fuertes intereses, el abogado de la compañía era el Secretario de Estado John Foster Dulles y su hermano Allen Dulles era el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por lo que las reformas fueron calificadas por el gobierno estadounidense como una amenaza a sus intereses.

El Che sobre el Golpe de la CIA en Guatemala de 1954, recordado en su magnífica estatua en Cuba.

Desde Washington se agitó la campaña contra Arbenz y en el medio de un duro clima de Guerra Fría pronto se acusó al gobierno de Guatemala de ser un “agente del comunismo soviético”. El macartismo estaba aún en su poderío como clímax ideológico fuera y dentro de Estados Unidos.

Arbenz convocó su gabinete para explicar que el ejército estaba en la rebelión y el 27 de junio de 1954 anunció su renuncia, luego que el 18 junio inició la invasión al país centroamericano encabezada por el coronel ultraderechista Carlos Castillo Armas, en lo que en realidad fue una operación encubierta de la CIA para sacar de poder al presidente.

Desde Honduras, los golpistas financiados por la CIA invadieron Guatemala, agitaron la revuelta contra Arbenz y se hicieron con el poder. Luego vinieron años y años de dictaduras en Guatemala que asesinaron a miles y miles de patriotas que luchaban contra la tiranía. El terror se apoderó de Guatemala, que se convirtió en un enclave yanqui.

Desde la invasión estadounidense en 1954 la clase dominante, el ejército y sucesivos presidentes de facto o electos, han sido fieles cumplidores de una política de sumisión y entreguismo hacia el imperio estadounidense.La presencia permanente o eventual de un ejército extranjero en Guatemala los han convertido en un país ocupado, cuestionando su soberanía y dignidad nacional.

Arbenz visitó Cuba y recibió el apoyo de la Revolución en su largo exilio. De hecho, las campañas de nacionalizaciones de las corporaciones yanquis agrícolas en Cuba fueron denominadas “Guatemala Libre”.

Uno de los testigos de este trágico hecho fue un joven argentino llamado Ernesto Guevara. Entre las consecuencias inesperadas que generó el golpe fue que Ernesto Guevara, quien se encontraba en Guatemala, se radicalizó y concluyó que la única salida para cambiar las sociedades latinoamericanas era la lucha armada. Y tenía razón. Se lo dijo a Fidel en Cuba. La historia fue así.

Arbenz se tuvo que exiliar. Árbenz se vinculó con el Partido Guatemalteco del Trabajo, que profesaba abiertamente el comunismo, pero no recibió nunca el apoyo de la Unión Soviética. El golpe de Estado fue también la puerta para la guerra civil que desoló el país años después: más de 250.000 personas murieron y otras 50.000 desaparecieron para siempre.

Arbenz tuvo que escapar a un tortuoso exilio en Uruguay y México, donde se separó de su esposa e hijos, sufrió una férrea campaña de desprestigio orquestada por la CIA, y su hija Arabella se suicidó en Bogotá, Colombia, en octubre de 1965.  Finalmente, Árbenz murió en su exilio de Ciudad de México en 1971. 

El gobierno de Guatemala indemnizó a la familia de Árbenz en 2011.

Salvador Allende

Salvador Allende

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Nació en Valparaíso, al sur de Chile, el 26 de junio de 1908. Su padre, de clase media, abogado y notario, militaba en el Partido Radical chileno. Realiza sus estudios medios en un liceo de la ciudad natal. En sus años de estudiante preuniversitario, un viejo anarquista italiano, Juan Demarchi, lo pone en contacto con los libros de Karl Marx.

Se gradúa como alumno excelente. Le gusta el deporte y lo practica. Ingresa voluntario al servicio militar en el Regimiento Coraceros de Viña del Mar. Solicita traslado al Regimiento Lanceros de Tacna, un enclave chileno en el norte seco y semidesértico, posteriormente devuelto a Perú. Egresa como oficial de reserva del Ejército. Lo hace ya como hombre de ideas socialistas y marxistas. No se trataba de un joven blando y sin carácter.

Allende junto al Che en La Habana, 1960

Decide estudiar la carrera de Medicina en la Universidad de Chile. Organiza un grupo de compañeros que se reúnen periódicamente para leer y discutir sobre el marxismo. Funda el Grupo Avance en 1929. Es elegido vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile en 1930 y participa activamente en la lucha contra la dictadura de Carlos Ibáñez.

En 1933 se gradúa de médico. Participa en la fundación del Partido Socialista de Chile. Es ya dirigente en 1935 de la Asociación Médica Chilena. Sufre prisión durante casi medio año. Impulsa el esfuerzo para crear el Frente Popular, y lo eligen subsecretario general del Partido Socialista en 1936.En septiembre de 1939 asume la Cartera de Salubridad en el gobierno del Frente Popular. Publica un libro suyo sobre medicina social. Organiza la primera Exposición de la Vivienda. Participa en el año 1941 en la reunión anual de la Asociación Médica Americana en Estados Unidos. Asciende en 1942 a Secretario General del Partido Socialista de Chile. Vota en el Senado, en el año 1947, contra la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida como “Ley Maldita” por su carácter represivo. Asciende en 1949 a Presidente del Colegio Médico.

En 1952 el Frente del Pueblo lo postula para Presidente. Tenía entonces 44 años. Pierde. Presenta en el Senado un proyecto de ley para la nacionalización del cobre. Viaja a Francia, Italia, Unión Soviética y la República Popular China en 1954. Cuatro años después, en 1958, es proclamado candidato a la Presidencia de la República por el Frente de Acción Popular, constituido por la Unión Socialista Popular, el Partido Socialista de Chile y el Partido Comunista. Pierde la elección frente al conservador Jorge Alessandri.

Asiste en 1959 a la toma de posesión como Presidente de Venezuela de Rómulo Betancourt, considerado hasta entonces una figura revolucionaria de izquierda. Viaja ese mismo año a La Habana y se entrevista con Fidel y el Che. Denuncia junto al Che en 1961 el carácter demagógico de la Alianza para el Progreso en la reunión de la sucia OEA que tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay.

Allende junto a Fidel, en Santiago de Chile, 1971

Designado de nuevo candidato a la Presidencia, es derrotado en 1964 por Eduardo Frei Montalva, democratacristiano que contó con todos los recursos de las clases dominantes y que, según datos revelados en documentos desclasificados del Senado de Estados Unidos, recibió dinero de la CIA para apoyar su campaña. En su gobierno, el imperialismo trató de diseñar lo que se dio en llamar la “Revolución en Libertad”, como respuesta ideológica a la Revolución Cubana. En esa elección, Allende obtiene, sin embargo, más de un millón de votos.

Encabeza en 1966 la delegación que asiste a la Conferencia Tricontinental de La Habana. Visita la Unión Soviética en el Aniversario 50 de la Revolución de Octubre de 1917. El año siguiente, 1968, visita la República Popular Democrática de Corea, y se entrevista con el líder Kim ilSung. Luego se dirige a la República Democrática de VietNam, donde tiene la satisfacción de conocer y conversar con el extraordinario dirigente de ese país, Ho Chi Minh. Incluye en ese mismo recorrido a Camboya y Laos, en plena efervescencia revolucionaria.

Tras la muerte del Che, acompaña personalmente hasta Tahití a tres cubanos de la guerrilla en Bolivia, que sobrevivieron a la caída del Guerrillero Heroico y se encontraban ya en territorio chileno.

La Unidad Popular, coalición política integrada por comunistas, socialistas, radicales, MAPU, PADENA y Acción Popular Independiente, lo proclama su candidato el 22 de enero de 1970, y triunfa el 4 de septiembre en los comicios de ese año. Es un ejemplo verdaderamente clásico de la lucha por vías pacíficas para establecer el socialismo.

El gobierno de Estados Unidos, presidido por Richard Nixon, después del triunfo electoral entra de inmediato en acción. El Comandante en Jefe del Ejército chileno, general René Schneider, es víctima de un atentado el 22 de octubre de 1970 y fallece tres días después porque no se plegaba a la demanda imperialista de un golpe de Estado. Fracasa el intento de impedir la llegada de la Unidad Popular al gobierno.

Allende junto a Kim il Sung, fundador de la República Popular Democrática de Corea, en Pyongyang, 1968.

Allende asume legalmente con toda dignidad el cargo de Presidente de Chile el 3 de noviembre de 1970. Comienza desde el gobierno su heroica batalla por los cambios, enfrentando al fascismo. Tenía ya 62 años de edad. En las elecciones municipales de marzo del año 1971, la Unidad Popular obtiene mayoría absoluta de los votos con el 50,86 por ciento. El 11 de julio el presidente Allende promulga la Ley de Nacionalización del Cobre, una idea que había propuesto al Senado 19 años antes. Fue aprobada en el Congreso por unanimidad. Nadie se atrevía a objetarla.

En 1972 denuncia en la Asamblea General de las Naciones Unidas la agresión internacional de que es víctima su país. Es ovacionado de pie durante largos minutos. Visita ese mismo año la Unión Soviética, México, Colombia y Cuba.

En 1973, al realizarse las elecciones parlamentarias de marzo, la Unidad Popular obtiene un 45 por ciento de los votos y aumenta su representación parlamentaria. No pueden prosperar las medidas promovidas por los yanquis en las dos Cámaras para destituir al Presidente.El imperialismo y la derecha agudizan una lucha sin cuartel contra el gobierno de la Unidad Popular y desatan el terrorismo en el país.

Allende, junto a un grupo importante de sus seguidores, estaba convencido de que el socialismo podía construirse sobre la base de las tradiciones democráticas chilenas. En este sentido, fue significativo que una de las pocas leyes aprobadas en el parlamento fue la nacionalización de la gran minería del cobre. Sin embargo, la naturaleza radical del programa de gobierno despertó una frontal oposición, tanto en el interior del país como a nivel internacional. En medio de un contexto en que aún primaba la política de Guerra Fría, el gobierno de Nixon decidió utilizar todas las armas necesarias con el objetivo final de derrocar al gobierno chileno.

Durante 1972, diversos gremios paralizaron sus actividades; entre ellos, la locomoción colectiva y el transporte. El desabastecimiento de artículos de primera necesidad y los persistentes rumores de golpe militar, contribuyeron a crear en la población una sensación colectiva de desgobierno.

El 11 de septiembre de 1973, el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet. Luego de conformarse una Junta Militar, ésta emitió un primer comunicado solicitando al presidente Allende la entrega inmediata de su cargo a las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile. Allende resistió junto a sus más leales colaboradores en el Palacio de La Moneda y advirtió a sus cercanos que moriría en el lugar donde lo había puesto el pueblo: como Presidente de Chile. Antes de ser bombardeada la casa de gobierno, dirigió sus últimas palabras.

El 11 de septiembre de 1973 muere heroicamente defendiendo el Palacio de La Moneda. Combatió como un león hasta el último aliento. Los revolucionarios que resistieron allí la embestida fascista contaron cosas fabulosas sobre los momentos finales. Las versiones no siempre coincidían, porque luchaban desde diferentes puntos de Palacio. Además, algunos de sus más cercanos colaboradores murieron, o fueron asesinados después del duro y desigual combate.

La diferencia de los testimonios consistía en que unos afirmaban que los últimos disparos los hizo contra sí mismo para no caer prisionero, y otros que su muerte sobrevino por fuego enemigo. El Palacio ardía atacado por tanques y aviones para consumar un golpe que consideraban trámite fácil y sin resistencia. No hay contradicción alguna entre ambas formas de cumplir el deber.

Salvador Allende, “Chicho”, fue un Prócer de la Patria Grande que seguirá siempre naciendo en la memoria y las luchas de los revolucionarios de hoy y del mañana.

La batalla de Carabobo

La batalla de Carabobo

TIEMPO DE LECTURA: 2 min.

El choque entre las fuerzas patriotas y realistas tuvo lugar en la sabana de Carabobo. Los realistas lograron reunir 4000 soldados, divididos en 2500 infantes y 1500 jinetes. 

Por su parte el bando patriota lo formaban unos 10.000 hombres, integrados por 7.000 infantes y 3.000 jinetes.Entre los principales protagonistas de la Batalla de Carabobo se encuentran por el bando patriota, Simón Bolívar quien se encargó de organizar y liderar al ejército patriota en la batalla.

Durante la batalla, José Antonio Páez se encargó de una de las divisiones conformada por los batallones de los Bravos de Apure y los de los voluntarios británicos e irlandeses.

Por las fuerzas patriotas el general Manuel Cedeño, el coronel Ambrosio y el heroico lanzero Pedro Camejo (Negro Primero) no lograron ver el final de la batalla, pues murieron mientras luchaban.

La batalla de Carabobo fue uno de los principales hechos de armas de la guerra por la Independencia de Venezuela. Tuvo lugar el 24 de junio de 1821 y finalizó con un resonante triunfo patriota y el descalabro de las fuerzas enemigas del imperio español.

Los sueños del rey Fernando VII, quien había vuelto a la corona en 1814 para recuperar sus colonias americanas, fueron colapsados.

La firma del Acta de la Independencia, el 5 de julio de 1811, en la cual se estableció que Venezuela dejaba de pertenecer al imperio español y se constituía como nación soberana e independiente, generó la reacción de los funcionarios coloniales. España rechazó la independencia de Venezuela y se organizó para suprimir el movimiento independentista y recuperar el poder. La proclamación por parte de Bolívar de la guerra a muerte a todos aquellos que se opusieran a la independencia de Venezuela tuvo lugar el 15 de junio de 1813, durante la Campaña Admirable. Luego de idas y vueltas, las guerras quedaron en tablas entre 1811 y 1813, hasta tal punto de firmar el Armisticio de Trujillo.La ruptura de los términos del Armisticio de Trujillo, firmado entre el reino de España y Venezuela, en 1820, llevó a reafirmar la lucha por la independencia al mando de Bolívar.

Tras la derrota de los realistas ese día 24 de junio de 1821, una nueva era se avecinaba en las Américas. Sus consecuencias fueron claras. Significó, la aniquilación casi total del ejército español y el fin del dominio español sobre el territorio de Venezuela, que aseguró así su independencia y su unión a la Gran Colombia. También se hizo realidad el debilitamiento de la posición de los realistas en Hispanoamérica, ya que la derrota sufrida en Carabobo alentó la resistencia de los patriotas ecuatorianos, peruanos y alto peruanos.

La actual República Bolivariana de Venezuela, al mando del presidente Nicolás Maduro, recuerda los 200 años de esta gran gesta libertadora en Venezuela, que tuvo sus ecos en América del Sur. Ejemplo de lucha por la liberación continental, que patriotas posteriores tienen que tomar como ejemplo de Soberanía de la Patria Grande.

Belgrano, patriota todoterreno

Belgrano, patriota todoterreno

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

Nacido un 3 de junio de 1770 en Buenos Aires, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano reconocido como el creador de la insignia patria de Argentina que izara por primera vez el 27 de febrero de 1812 a orillas del río Paraná, en cercanías de lo que hoy es Rosario, en la provincia de Santa Fe.

Belgrano desde muy joven era un curioso. Se interesó por los autores del llamado Iluminismo francés del siglo XVIII, pero también se preocupaba por la realidad de su tierra natal porteña en tiempos del Virreinato del Río de la Plata. Belgrano también se rodeó de la élite intelectual de España, y por aquel entonces se discutía sobremanera la reciente Revolución Francesa de 1789. Los cuestionamientos al derecho divino de los reyes, los principios de igualdad y libertad, y la aplicación universal de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, estaban en boca de todos. En esos círculos se consideraba imperioso refundar la nación bajo principios similares, y quienes no estaban de acuerdo eran tachados de tiranos y partidarios de ideas antiguas y desprestigiadas.

También se dedicó al estudio de las lenguas vivas, la economía política y el derecho público. Los autores que lo influyeron más profundamente fueron Campomanes, Jovellanos, Adam Smith y Quesnay. Sus principales puntos de interés en las obras de tales autores eran aquellos referidos al bien público y la búsqueda del provecho general.

Belgrano ayudó a la publicación del primer periódico de Buenos Aires, el Telégrafo Mercantil, dirigido por Francisco Cabello y Mesa. Dejó de aparecer en octubre de 1802, tras tirar unos doscientos números, después de varios problemas con las autoridades coloniales, que veían con malos ojos las tímidas críticas allí deslizadas y el estilo desenfadado de las sátiras y críticas de costumbres.

Participó en la defensa de Buenos Aires frente a las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, y fue oficial del Regimiento de Patricios. Fue vocal de la Primera Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo de 1810, que puso final al Virreinato del Río de la Plata. Junto a los revolucionarios porteños Mariano Moreno y Juan José Castelli, fue uno de los impulsores a buscar de lleno la independencia de los pueblos del Río de la Plata y trataba de unir a las tierras del Alto Perú, Paraguay, la Banda Oriental, el norte argentino, el Litoral argentino y Buenos Aires en una sola gran nación libre y soberana. Juró poner fin al orden colonial español, siguiendo el legado de Moreno, asesinado éste el 3 de marzo de 1811.

Ya en septiembre de 1810 se le encomienda extender la idea revolucionaria al Paraguay. Obtiene una victoria en Campichuelo, pero es derrotado en Paraguarí el 19 de enero de 1811 y en Tacuarí 9 de marzo de 1811. El 14-15 de mayo Paraguay declara su independencia y se separa para siempre de los destinos del Río de la Plata.

Se le encomienda entonces resguardar las costas del río Paraná. Belgrano enarboló por vez primera la actual Bandera Nacional argentina en la ciudad de Rosario, el 27 de febrero de 1812. El 18 de febrero de 1812 el Primer Triunvirato había adoptado, por sugerencia de Belgrano, la actual Escarapela Nacional de Argentina.

Ante la reagrupación de tropas realistas en el Alto Perú, Belgrano debe hacerse cargo del Ejército del Norte. Se traslada entonces a San Salvador de Jujuy, donde hace jurar la bandera el 25 de mayo de 1812. Ante el incontenible avance de las tropas españolas, el 23 de agosto de 1812 Belgrano ordena abandonar la ciudad, lo que se conoce como el famoso Éxodo Jujeño.  El 24 de septiembre de ese mismo año tiene lugar la Batalla de Tucumán, donde las fuerzas de Belgrano vencen a las españolas en el Campo de las Carreras. Obtiene otra victoria en la Batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813. Avanza entonces al territorio de la actual Bolivia y sufre dos importantes desastres en Vilcapugio 1 de octubre y Ayohúma 14 de noviembre de 1813. Es separado de su cargo y se le ordena volver a Buenos Aires para ser juzgado, aunque termina siendo sobreseído.

Injustamente cuestionado por el gobierno de Buenos Aires, en enero de 1814 dejaba el mando del Ejército del Norte al entonces coronel José de San Martín en el encuentro de La Posta de Yatasto, Salta. Belgrano se puso a órdenes de San Martín como su segundo, pero a los pocos días regresó a Buenos Aires, seriamente enfermo por afecciones contraídas durante sus extensas campañas militares, probablemente paludismo y tripanosomiasis.

Pese a encontrarse con un ejército material y anímicamente diezmado, San Martín reconoció en todo momento la gran labor libertadora desempeñada por Belgrano al frente de las terribles campañas del Alto Perú, profesándole en todo momento un gran respeto y admiración.

Tras liderar las campañas militares en el norte del actual territorio argentino, Belgrano fue enviado a Europa en 1814 en misión diplomática.Era parte de una misión que intentaba lograr el reconocimiento de la independencia para las Provincias Unidas del Río de la Plata por parte de las potencias europeas.  El creador de la bandera inició contactos con el gobierno inglés, junto con Bernardino Rivadavia, quien llevaba instrucciones secretas del entonces director supremo, Gervasio Antonio Posadas, para que negociara el ofrecimiento de una corona en el Río de la Plata a un príncipe británico o español.  Esos esfuerzos diplomáticos resultaron infructuosos y Belgrano notó que, en esa Europa de la restauración de la Santa Alianza vencedora de Napoleón, existía un fuerte rechazo a las ideas de republicanismos e independencia.  En el Congreso de Viena, congregado en Austria, en 1814, las monarquías absolutistas discutieron el retorno a las fronteras y las concepciones absolutistas anteriores a la Revolución Francesa, iniciada en 1789.

Entonces Belgrano se convence de que lo mejor para la supervivencia de la causa americana es la formación de una monarquía parlamentaria. Había que tener un Rey, y con una dinastía de linaje americano. Así se lograría el apoyo de las poblaciones de Perú y el Altiplano a la lucha por la emancipación.

En ese contexto, Belgrano se dirige al famoso Congreso de Tucumán el 6 de julio de 1816 y explica la situación que se vive en Europa: el fortalecimiento de los absolutismos y el retroceso de las ideas liberales.  En consecuencia, sostiene que, ante ese panorama internacional, la mejor forma de gobierno de esa nación que buscaba su independencia era el de una “una monarquía temperada”, conformada por la Casa de los Incas, despojada de su trono por los españoles 300 años antes.  Era una idea que contaba incluso con el respaldo de Martín Güemes, quien desde Salta había rechazado sucesivas incursiones realistas, y de San Martín, que desde Cuyo preparaba el Cruce de Los Andes.

Ese estado monárquico de origen americano tendría su capital en Cuzco, antigua sede del Estado Inca, con el propósito de sumar el apoyo de las poblaciones de Perú, Bolivia y Ecuador, y tendría un carácter parlamentario.  La iniciativa de Belgrano concitó el rechazo de Buenos Aires, cuyos delegados veían en la elección de esa capital andina una eventual pérdida de la centralidad ostentada por el puerto.

A mediados de 1819, cuando estaba ya muy enfermo, el general Rondeau, nuevo director supremo, ordenó que el Ejército del Norte y el de Los Andes abandonaran la lucha contra los realistas para aplastar las rebeldías provinciales. San Martín sencillamente ignoró la orden, mientras Belgrano ordenó a sus tropas iniciar la marcha hacia el sur, pero pidió licencia por enfermedad y delegó el mando en su segundo, Francisco Fernández de la Cruz.

Belgrano fue uno de los próceres argentinos que más énfasis puso en impulsar la educación. Por sus victorias de Tucumán y Salta, la Asamblea de 1813 le otorgó como premio 40 mil pesos fuertes (equivalentes a casi 80 kilos de oro). Belgrano respondió que prefería ser un buen hijo de la patria más que un padre de la misma, y expresó que el dinero de tal premio fuera dedicado para la construcción de escuelas públicas estatales y gratuitas en las ciudades de Tarija en la actual Bolivia, San Salvador de Jujuy, Salta, San Miguel de Tucumán y Santiago del Estero.También se puede decir que Belgrano buscaba elevar la condición del maestro mediante el pago de sueldos dignos. Para asegurar la financiación de la educación, propuso siempre la creación de fondos, para que los institutos tuviesen asegurados su financiamiento a perpetuidad. Su visión de largo plazo era insuperable.

Belgrano también promovía un rol diferente y activo para las mujeres, distinto al que le reservaba la sociedad de entonces. Reconocía la importancia de la educación de las mujeres y su aporte a la organización nacional.Belgrano defendía que las mujeres tenían que educarse y educar. El “bello sexo” -como las llamaba- debía mantenerse alejado de la ignorancia para atender la vida familiar y para participar, también, de la vida pública aunque sin descuidar su “vocación innata”: la crianza de los hijos.

Belgrano conoció de cerca la capacidad heroica de las mujeres y fue el único militar en nombrarlas capitanas de su ejército: Juana Azurduy, María Remedios del Valle y Martina Silva de Gurruchaga fueron reconocidas por Belgrano y, siglos más tarde, homenajeadas por la historia latinoamericana.

Se calcula que 120 mujeres estuvieron codo a codo en las tropas durante la batalla de Tucumán, y muchas otras se encargaron de realizar tareas de espionaje. Belgrano recibió por intermedio de ellas todas las noticias referentes al ejército realista así como información estratégica venida del Alto Perú.  Tal vez por ese reconocimiento al rol de las mujeres en los asuntos de la patria fue que las damas potosinas le obsequiaron a Belgrano la “Tarja de Potosí”, una extraordinaria joya de plata y oro macizo extraídas del Cerro Rico y dedicada al “Protector del Continente Americano”.  En su parte superior “La Tarja” tiene la figura de un rey Inca, como símbolo del proyecto americanista de Belgrano.

Belgrano, murió en la pobreza, a pesar de que su familia había sido una de las más acaudaladas del Río de La Plata antes de que él se comprometiera con la causa de la independencia. En medio de la crisis que se abatía sobre la provincia de Buenos Aires, su fallecimiento pasó prácticamente desapercibido. El único periodista que prestó debida atención a ese hecho fue el fraile Franciscano Castañeda. Cumpliendo con su última voluntad, su cadáver fue amortajado con el hábito de los dominicos y fue trasladado desde la casa paterna en la que murió actual avenida Belgrano, Nº 430, al Convento de Santo Domingo, recibiendo sepultura en un atrio. El mármol de una cómoda de su casa sirvió de lápida para identificarlo.

En el año 1938 por primera vez se celebró el Día de la Bandera en Argentina, eligiéndose el 20 de junio, día de la fecha de su fallecimiento.

Siempre naciendo Artigas

Siempre naciendo Artigas

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

Pertenecía a una familia cuyos orígenes se vinculaba a los fundadores de la ciudad. De joven trabajó en labores del campo. Ingresó al regimiento de Blandengues de Fronteras, donde se convirtió en oficial. Participó en la Reconquista de Buenos Aires contra las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807. 

En 1811 deserta del bando español cuando el nuevo virrey desconoce la junta revolucionaria de mayo de 1810. El gobierno revolucionario de Buenos Aires lo designó Teniente Coronel. Su misión era provocar levantamientos en la Banda Oriental contra los realistas, armó una fuerza militar basado en el gran prestigio que tenía en el campo. 

Encabezó el Grito de Asencio de 1811 y junto a su pueblo triunfó en la Batalla de Las Piedras. Participó en el Sitio a Montevideo para derrotar a los colonialistas realistas. Pero tuvo que luchar contra la oligarquía porteña, las fuerzas realistas y la invasión portuguesa.

En julio 1811 ingresan tropas portuguesas en el territorio oriental. Buenos Aires abandona a Artigas y pacta con el Virrey Javier de Elío.  Artigas se traslada al campamento de Ayuí, en un proceso que se lo conoce como el Éxodo oriental, donde todo el pueblo de la campaña lo sigue, para protegerse contra las represalias de los españoles.

Las relaciones conflictivas con Buenos Aires, donde predominan tendencias centralistas, llevan a la desobediencia de Artigas y es calificado como “traidor a la patria” por el gobierno porteño. Se convoca en 1813 a la llamada “Asamblea del Año XIII”, donde se sentarían los principios de gobierno de las provincias del Río de la Plata.  Artigas decide reconocer la convocatoria. Convoca al Congreso de Tres Cruces donde se originan una serie de instrucciones para los diputados de la Banda Oriental que van a asistir a la Asamblea del Año XIII. Los diputados artiguistas son rechazados, con pretextos formales. En realidad, el rechazo se debe al contenido de las Instrucciones del Congreso: federalismo, igualitarismo, democracia, independencia y unidad.

 Se debía evitar que el “partido artiguista” entre en contacto con el “partido sanmartiniano”, ambos opuestos a la burguesía comercial porteña. Se profundiza el conflicto con Buenos Aires. Artigas es declarado nuevamente traidor y el Directorio le pone precio a su cabeza.  Su liderazgo crece, obtiene el apoyo de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, además de la Banda Oriental. Quienes constituyen la Liga de los Pueblos Libres. De hecho, en 1815, en Concepción del Uruguay, declara la independencia en la región del Río de la Plata antes que los congresistas de Tucumán en julio de 1816.

El denominado “Congreso de los Pueblos Libres” o “de Oriente” se reunió a partir del 29 de junio de 1815 en Entre Ríos. Sin embargo, la que debería ser considerada como la Primera Declaración de Independencia del Río de la Plata es aún hoy ninguneada por cierta parte de la historiografía.

Las proclamas del “Congreso de los Pueblos Libres” eran federalistas, razón por la cual la historia oficial escrita por sus vencedores unitarios y porteñistas decidió no reivindicarlo. La misma estrategia de condenar al ostracismo histórico al “Protector de los Pueblos Libres” Artigas, un prócer de dimensión rioplatense y latinoamericana, suponiéndolo sólo relevante dentro de los límites de la memoria uruguaya.

Los que se oponen a reconocer esta declaración independentista argumentan que no hay actas que den pruebas del mismo. Pero es de tener en cuenta que eran tiempos de guerra y de comunicaciones por chasques, propensos a la pérdida o destrucción. Así sucedió con las actas originales del Congreso de Tucumán, que fueron portadas hacia Buenos Aires por el ayudante mayor del Regimiento 8, Cayetano Grimau, quien fue asaltado en el camino y despojado de su encomienda, que nunca fue encontrada. Pudieron ser reconstruidas por una providencial copia en manos del secretario Serrano. Además en Concepción del Uruguay los participantes tenían una identidad más popular, gauchesca y originaria, poco propensos a los actos formales, con la concurrencia de muy escasos hombres de leyes.

Otro argumento cuestionador es que en la correspondencia de Artigas de esos días no hay referencia a la declaración independentista. El motivo de ello es que la acuciante preocupación del caudillo en aquellos días era lograr un acuerdo con Buenos Aires para fortalecerse ante la inminente invasión del imperio portugués desde Brasil. De allí que sus menciones se refirieran a la constitución de una delegación que saliera del Congreso para una mediación condenada al fracaso pues el deseo de los políticos porteños era justamente la destrucción de Artigas con la colaboración de los lusobrasileros.

Güemes, siempre presente

Güemes, siempre presente

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

La historiografía oligarca quiso ocultarlo. No lo consideró en las fechas patrias importantes de Argentina. Pero en 2010 eso cambió con las presidencias de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).

La Ley 26.125, de 2006, declaró al Güemes “Héroe Nacional” y la nominación de “Gral. Güemes” a la Sala 1 de Comisiones ubicada en el segundo piso del Edificio Anexo “Juan Carlos Pugliese” de la Cámara de Diputados de la Nación. Y la Ley 27.258 incorporó al calendario de feriados nacionales de Argentina el día 17 de junio de cada año en conmemoración de la “Muerte del Héroe Nacional”. ​ El general Martín Miguel de Güemes es el único general argentino que murió en combate durante la Guerra de la Independencia de Argentina. Sus restos descansan junto a los de su esposa en el Panteón de las Glorias del Norte de la República, ubicado en la Catedral Basílica de Salta.

Pero cada 17 de junio es feriado, desde 2014 en Salta y desde 2016 en toda la Argentina, en conmemoración del “Paso a la inmortalidad del General Don Martín Miguel de Güemes”, por iniciativa del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Güemes vivió tan solo 36 años. Nació en Salta, un 8 de febrero de 1785. Durante seis años fue gobernador de Salta. ​ Con muy escasos recursos libró una constante guerra de guerrilla, conocida como “Guerra Gaucha”, deteniendo seis invasiones del ejército español, conservando así el resto del actual territorio argentino libre de invasores realistas.

Pero de muy jovencito ya era un valeroso patriota criollo. Durante la primera invasión inglesa de 1806, en el recientemente creado escuadrón de Húsares de Buenos Aires prestaba servicios un muy joven cadete de 21 años Güemes. El jefe de dicha milicia formada por ciudadanos y gauchos era Juan Martin de Pueyrredón.

Antes de la invasión, según refiere Alexander Gillespie, el comodoro Popham, comandante de la flota, había pasado por la isla de Santa Elena y allí ordenó como refuerzo que 100 hombres de la guarnición local se embarcaran en el “Justina”, barco mercante que fue adaptado con 26 cañones. 

Ya en plena invasión, entre los que buques ingleses que bombardearon “la Alameda” (hoy avenida Leandro Alem) y la “Plaza de Toros del Retiro” (hoy Plaza San Martín) estaba el Justina. En esa zona, a la altura de la batería Abascal estaban acantonados los Húsares de Pueyrredón.  La artillería criolla puso fuera de combate a dos barcos ingleses. El Justina, entretanto, desconociendo el comportamiento del chato y pantanoso río, queriendo estar más a tiro y con poco velamen, quedó varado por una repentina bajante de las aguas a menos de 400 metros de la costa. Su mástil de popa había sido desarbolado el día anterior.  La información llega al francés Santiago Liniers y éste encomienda al joven Güemes que galope hasta el Retiro con una orden para Pueyrredón, avanzar con sus soldados de caballería hasta aproximarse al barco encallado.

Güemes es puesto al mando de una tropa de entre 40 y 60 hombres armados con sables y pistolas de chispa.  Así, al caer la tarde fría y lluviosa de ese 12 de agosto de 1806, el joven Güemes y sus jinetes, con el agua hasta el cuello de los caballos, tomaron tras un combate de dos horas, al navío que ya intentaba fugarse. Fue apresada su bandera, la cual se conserva en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires. 

Fue un hecho inédito que una carga de caballería abordaje un buque de guerra de la marina más poderosa del mundo en esa época. Las fuerzas inglesas se rendirían ese mismo día. Toda una hazaña bélica.

Güemes de regreso a su tierra salteña, se sumó a la causa de las masas contra las oligarquías regionales del norte argentino y también del Alto Perú. Güemes se hacía entender, tanto por la “clase ínfima”, o sea la máxima al menos numéricamente, que lo llamó “el Padre de los Pobres”.

El propio Bartolomé Mitre escribió sobre Güemes:

“Aunque educado y perteneciente a una clase notable de Salta, Martín Güemes manifestó siempre una tendencia a halagar las pasiones de las multitudes para conquistarse su afecto y dividirlas de las clases cultas de la sociedad, haciendo de ellas el pedestal de su elevación”.

Batalló contra los realistas y traidores, apoyando la causa sanmartiniana. Gracias a sus gauchos “Infernales”, los españoles y criollos traidores no pudieron someter el norte argentino, también ayudando a mantener a raya a los colonialistas en el Alto Perú.

Desde que asumió como gobernador de Salta en 1815 no paró en defender a la Patria naciente del Río de la Plata. Pese a las dificultades, a los porteñistas, a los traidores de siempre, a las oligarquías antipueblo, Güemes siguió firme y convencido de la liberación de la patria, derrotando a los realistas.

Pero el 17 de junio de 1821 los pobres de Salta y sus alrededores se quedaron sin padre. Moría Martín Miguel de Güemes tras varios días de agonía. El pueblo que lo había acompañado en las buenas y en las malas, concurrió en masa a su entierro en la Capilla de Chamical.

Hoy, los patriotas de Argentina y América Latina, deben recordar a uno de los grandes héroes de la liberación nacional e independentista. Tan necesario en estos tiempos, conocer su legado. Seguimos su senda. Seguiremos su ejemplo.

1