La invasión de Estados Unidos a Guatemala en 1954, entre el 18 y 27 de junio, se comienza a organizar luego de que el presidente Juan José Arévalo comenzará un proceso de reformas económicas y sociales las cuales profundizaría su sucesor Jacobo Arbenz, un militar nacionalista y que estaba dispuesto a llevar a cabo políticas sociales y populares.
Arbenz era un reformista y estaba de acuerdo con la inversión foránea, siempre y cuando esta se ajustara a la vida económica local. Para ese entonces la compañía bananera estadounidense United Fruit Company era dueña del 70 % de las tierras cultivables, por lo que el gobierno de Arbenz se negó a ampliar las concesiones. Como parte de la reforma agraria el gobierno estaría liquidando los latifundios.
La United Fruit Company era respaldada por fuertes intereses, el abogado de la compañía era el Secretario de Estado John Foster Dulles y su hermano Allen Dulles era el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por lo que las reformas fueron calificadas por el gobierno estadounidense como una amenaza a sus intereses.

Desde Washington se agitó la campaña contra Arbenz y en el medio de un duro clima de Guerra Fría pronto se acusó al gobierno de Guatemala de ser un “agente del comunismo soviético”. El macartismo estaba aún en su poderío como clímax ideológico fuera y dentro de Estados Unidos.
Arbenz convocó su gabinete para explicar que el ejército estaba en la rebelión y el 27 de junio de 1954 anunció su renuncia, luego que el 18 junio inició la invasión al país centroamericano encabezada por el coronel ultraderechista Carlos Castillo Armas, en lo que en realidad fue una operación encubierta de la CIA para sacar de poder al presidente.
Desde Honduras, los golpistas financiados por la CIA invadieron Guatemala, agitaron la revuelta contra Arbenz y se hicieron con el poder. Luego vinieron años y años de dictaduras en Guatemala que asesinaron a miles y miles de patriotas que luchaban contra la tiranía. El terror se apoderó de Guatemala, que se convirtió en un enclave yanqui.
Desde la invasión estadounidense en 1954 la clase dominante, el ejército y sucesivos presidentes de facto o electos, han sido fieles cumplidores de una política de sumisión y entreguismo hacia el imperio estadounidense.La presencia permanente o eventual de un ejército extranjero en Guatemala los han convertido en un país ocupado, cuestionando su soberanía y dignidad nacional.
Uno de los testigos de este trágico hecho fue un joven argentino llamado Ernesto Guevara. Entre las consecuencias inesperadas que generó el golpe fue que Ernesto Guevara, quien se encontraba en Guatemala, se radicalizó y concluyó que la única salida para cambiar las sociedades latinoamericanas era la lucha armada. Y tenía razón. Se lo dijo a Fidel en Cuba. La historia fue así.
Arbenz se tuvo que exiliar. Árbenz se vinculó con el Partido Guatemalteco del Trabajo, que profesaba abiertamente el comunismo, pero no recibió nunca el apoyo de la Unión Soviética. El golpe de Estado fue también la puerta para la guerra civil que desoló el país años después: más de 250.000 personas murieron y otras 50.000 desaparecieron para siempre.
Arbenz tuvo que escapar a un tortuoso exilio en Uruguay y México, donde se separó de su esposa e hijos, sufrió una férrea campaña de desprestigio orquestada por la CIA, y su hija Arabella se suicidó en Bogotá, Colombia, en octubre de 1965. Finalmente, Árbenz murió en su exilio de Ciudad de México en 1971.
El gobierno de Guatemala indemnizó a la familia de Árbenz en 2011.