No hay peor ciego que el que no quiere ver

No hay peor ciego que el que no quiere ver

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Hace poco más de una semana el presidente norteamericano Joe Biden realizó su primer viaje al exterior en una gira que lo llevó hacia Europa donde se reuniría tanto con el anquilosado G7, al igual que con los miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y con los líderes de la Unión Europea.

Al salir de la reunión con el Grupo de los Siete, Biden dijo que “EEUU ha vuelto a la mesa”, en clara alusión a un cambio de política exterior respecto de su antecesor, el multimillonario de peluquín que ocupara la administración gringa hasta el año pasado.

“Puro humo” analizan algunes analistas especializados en la materia. Veamos por qué.

La caducidad del G7

Este bloque occidental nace en los años ‘70 impulsado por la iniciativa del presidente francés Valéry Giscard d’Estaing y del canciller de Alemania Occidental Helmut Schmidt. El objetivo era discutir la economía mundial y realizar consultas sobre una política económica internacional, fundamentalmente luego de la primera crisis del petróleo y tras el colapso del sistema de tipo de cambio fijo de Bretton Woods.

Ya para la década del ’80 el temario de estos encuentros había sumado cuestiones de política exterior y de seguridad. No es casual que algunos de los miembros de este selecto grupo sean precisamente parte de los “notables” que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Y si bien en los ’90 se invita a formar parte a la Rusia gobernada por Mikhail Gorbachov, pasando de un G7 a un G8 para finales de la década, luego de la llamada “Revolución de colores” en Ucrania en 2013 (ya con Putin a la cabeza del oso ruso), se volvería a un organismo compuesto únicamente por potencias occidentales.

Cinco años antes, en 2008, había sucedido la crisis financiera de Wall Street, que no sólo dejó pedaleando a muchos países y de la cual se tardó muchos años en salir (incluso hay quienes sostienen que nunca se logró resolver), gastando incalculables millones de dólares y euros para rescatar a quienes la habían gestado: los bancos y la especulación financiera descontrolada.

El punto es que luego de este suceso se crearía el G20. Un grupo mucho más amplio de países entre los que se encontraban los miembros del G7 y países considerados como economías industrializadas y emergentes. China era uno de los pesos pesados para este entonces, pero también se sumaban India, Corea del Sur, Sudáfrica, Rusia, Japón, Brasil, México y Argentina, entre otros.

El panorama cambió por completo y en este 2021, por sólo plantear dos ejemplos, China es el motor de la economía global aspirando a ser la número uno del mundo; y Rusia no sólo volvió a levantarse tras la caída de la URSS, sino que hoy ostenta armamento de última generación que hasta los propios especialistas norteamericanos reconocen que adelanta décadas al de EEUU.

La cumbre de la OTAN

Lo que quedó en evidencia luego de la gira de Biden por Europa es que intenta relanzar o retomar ese supuesto lugar de “hegemón” a nivel mundial y para ello necesita no sólo convencer a la UE, sino también impedir que sigan creciendo las influencias rusas y chinas tanto en Europa como en América, Asia y África.

Entre las conclusiones del cónclave de la OTAN se encuentran objetivos como “intensificar la consulta política y la resistencia de la sociedad, reforzar la defensa y la disuasión, afinar la ventaja tecnológica y desarrollar su próximo concepto estratégico a tiempo para la cumbre de 2022”.

En el comunicado oficial de la OTAN se repite una constante: Rusia es una “amenaza aguda” y China es un “desafío sistémico”. Pero pese a la declaración conjunta, no todo es uniforme. Ejemplo de ello fueron las palabras de la Canciller alemana, Angela Merkel, quien señaló que la decisión del bloque de nombrar a China como desafío “no debería ser exagerada porque China, al igual que Rusia, también es un socio en algunas áreas”.

Está claro que los dichos de Merkel hacen alusión a la próxima concreción del Nord Streem 2 con Rusia y a los importantes acuerdos comerciales que tienen tanto Alemania como otros países europeos con el gigante asiático que conduce Xi Jinping.

Otro aspecto “importante” surgido de la reunión es el llamado plan Build Back Better World (B3W) o “Reconstruir un mundo mejor”, una propuesta que según el analista Pepe Escobar busca “hacer descarrilar la Iniciativa de la Franja y la Ruta, flexionar los músculos de la OTAN y acosar a China 24 horas al día, 7 días a la semana”.

Escobar subraya que si en los días de Lord Hastings Lionel Ismay, el primer secretario general de la OTAN, el propósito de la alianza era “mantener a la Unión Soviética fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes abajo”, la versión actualizada al presente diría “mantenga a los estadounidenses dentro, la UE abajo y Rusia-China contenida”.

Parece que para la OTAN (bajo la impuesta visión de Washington) la única forma de enfrentar los desafíos futuros es aumentar los gastos militares. Esto teniendo en cuenta que “el presupuesto total de “defensa” de los 30 miembros de la OTAN crecerá un 4,1% en 2021, alcanzando la asombrosa cifra de 1.049 billones de dólares (726.000 millones de dólares de los EE.UU., 323.000 millones de dólares de diversos aliados)[1].

Así las cosas, EEUU necesita consolidar su injerencia sobre Europa para debilitar sus vínculos con Rusia y China, al tiempo que intenta sabotear de cualquier manera el avance de la Iniciativa “Belt and Road” (BRI) o “Cinturón y Ruta de la Seda”, una colosal iniciativa china de infraestructura que “promueve la integración física de Eurasia y sus ramificaciones hacia África y el Gran Medio Oriente, al que se han adherido 140 países de todos los continentes”.

En la misma línea va la llamada Iniciativa de los Tres Mares, bajo el supuesto de que la alianza de 12 de los países miembros de la UE (casi todos ex repúblicas de la URSS), interconectarán mejor los mares Adriático, Báltico y Negro. Según Escobar una copia desdibujada del 17 + 1 que lanzó China para integrar Europa del Este en el marco de la “Cinturón y Ruta de la Seda”.

Algunas apreciaciones finales

Más allá de los intentos que pueda lanzar EEUU, está claro que le será muy difícil volver a ser el mandamás del barrio. Si bien aún cuenta con un poderío militar importante y con instrumentos financieros que pueden generar serios problemas en sus competidores, de poco y nada le servirá sostenerse en esa pose de “Guardián del mundo libre y democrático”.

Tal como lo señala en especialista en geopolítica francés Pascal Boniface, “el mundo occidental hace mucho tiempo que perdió el monopolio del poder que ejerció durante cinco siglos. El problema es que nadie parece darse cuenta”. A lo cual podría agregarse que no quieren aceptar esa no tan nueva realidad.

Lo hemos mencionado en otras oportunidades, la insistencia en meterse en asuntos donde nadie los llama, la constante militarización de las fronteras rusas por parte de la OTAN, las presiones en el Mar de China y demás iniciativas norteamericanas, terminan siendo desesperados y peligrosos esfuerzos de EEUU por no perder su lugar de dominio e influencia global. El mayor problema es que una mala lectura o un error de cálculos pueden traer consecuencias irreversibles.

Por el bien de toda la humanidad, esperemos que no se cumplan las predicciones de Escobar, que sostiene que “habrá sangre”. Pero como dice el dicho, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.


Bibliografía

https://asiatimes.com/2021/06/the-real-b3w-nato-agenda/
https://dossiergeopolitico.com/2021/06/06/cartografos-chinos-y-rusos-trazan-el-orden-post-unipolar/
https://msiainforma.org/es/espanol-era-una-vez-el-g7/
https://dossiergeopolitico.com/2021/06/15/g7-y-china-lineas-de-falla-en-el-orden-mundial/
https://asiatimes.com/2021/06/g7-desperately-seeking-relevancy/
https://dossiergeopolitico.com/2021/06/15/nuevos-escenarios-exigen-nuevos-guiones/
https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/pascal-boniface-hipotesis-geopolitica-viene_0_qerQ6lk1E.html
https://elordenmundial.com/la-iniciativa-de-los-tres-mares/

[1] https://dossiergeopolitico.com/2021/06/20/la-verdadera-agenda-b3w-otan/

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

El golpe de la CIA contra Guatemala de 1954

El golpe de la CIA contra Guatemala de 1954

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

La invasión de Estados Unidos a Guatemala en 1954, entre el 18 y 27 de junio, se comienza a organizar luego de que el presidente Juan José Arévalo comenzará un proceso de reformas económicas y sociales las cuales profundizaría su sucesor Jacobo Arbenz, un militar nacionalista y que estaba dispuesto a llevar a cabo políticas sociales y populares.

Arbenz era un reformista y estaba de acuerdo con la inversión foránea, siempre y cuando esta se ajustara a la vida económica local. Para ese entonces la compañía bananera estadounidense United Fruit Company era dueña del 70 % de las tierras cultivables, por lo que el gobierno de Arbenz se negó a ampliar las concesiones. Como parte de la reforma agraria el gobierno estaría liquidando los latifundios.

La United Fruit Company era respaldada por fuertes intereses, el abogado de la compañía era el Secretario de Estado John Foster Dulles y su hermano Allen Dulles era el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por lo que las reformas fueron calificadas por el gobierno estadounidense como una amenaza a sus intereses.

El Che sobre el Golpe de la CIA en Guatemala de 1954, recordado en su magnífica estatua en Cuba.

Desde Washington se agitó la campaña contra Arbenz y en el medio de un duro clima de Guerra Fría pronto se acusó al gobierno de Guatemala de ser un “agente del comunismo soviético”. El macartismo estaba aún en su poderío como clímax ideológico fuera y dentro de Estados Unidos.

Arbenz convocó su gabinete para explicar que el ejército estaba en la rebelión y el 27 de junio de 1954 anunció su renuncia, luego que el 18 junio inició la invasión al país centroamericano encabezada por el coronel ultraderechista Carlos Castillo Armas, en lo que en realidad fue una operación encubierta de la CIA para sacar de poder al presidente.

Desde Honduras, los golpistas financiados por la CIA invadieron Guatemala, agitaron la revuelta contra Arbenz y se hicieron con el poder. Luego vinieron años y años de dictaduras en Guatemala que asesinaron a miles y miles de patriotas que luchaban contra la tiranía. El terror se apoderó de Guatemala, que se convirtió en un enclave yanqui.

Desde la invasión estadounidense en 1954 la clase dominante, el ejército y sucesivos presidentes de facto o electos, han sido fieles cumplidores de una política de sumisión y entreguismo hacia el imperio estadounidense.La presencia permanente o eventual de un ejército extranjero en Guatemala los han convertido en un país ocupado, cuestionando su soberanía y dignidad nacional.

Arbenz visitó Cuba y recibió el apoyo de la Revolución en su largo exilio. De hecho, las campañas de nacionalizaciones de las corporaciones yanquis agrícolas en Cuba fueron denominadas “Guatemala Libre”.

Uno de los testigos de este trágico hecho fue un joven argentino llamado Ernesto Guevara. Entre las consecuencias inesperadas que generó el golpe fue que Ernesto Guevara, quien se encontraba en Guatemala, se radicalizó y concluyó que la única salida para cambiar las sociedades latinoamericanas era la lucha armada. Y tenía razón. Se lo dijo a Fidel en Cuba. La historia fue así.

Arbenz se tuvo que exiliar. Árbenz se vinculó con el Partido Guatemalteco del Trabajo, que profesaba abiertamente el comunismo, pero no recibió nunca el apoyo de la Unión Soviética. El golpe de Estado fue también la puerta para la guerra civil que desoló el país años después: más de 250.000 personas murieron y otras 50.000 desaparecieron para siempre.

Arbenz tuvo que escapar a un tortuoso exilio en Uruguay y México, donde se separó de su esposa e hijos, sufrió una férrea campaña de desprestigio orquestada por la CIA, y su hija Arabella se suicidó en Bogotá, Colombia, en octubre de 1965.  Finalmente, Árbenz murió en su exilio de Ciudad de México en 1971. 

El gobierno de Guatemala indemnizó a la familia de Árbenz en 2011.

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