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Este 28 de junio se cumple un nuevo aniversario de que el entonces presidente constitucional de Honduras, José Manuel Zelaya Rosales, fuera derrocado por los militares en horas de la madrugada de su residencia y expulsado a Costa Rica, concretando un golpe de Estado, apoyado inmediatamente por Estados Unidos. El mundo occidental tan “democrático” no se expresó al respecto, mientras que los gobiernos de Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Cristina Fernández de Kirchner de Argentina, Rafael Correa de Ecuador y Daniel Ortega de Nicaragua condenaron al golpismo en el país hermano centroamericano.

Estos hechos fueron condenados por gran parte de la comunidad internacional, incluyendo la Organización de los Estados Americanos y las Naciones Unidas, que los calificaron como un golpe de Estado y abogaron por la restitución de Zelaya.​ En Honduras se produjeron diversas manifestaciones populares, tanto de condena a la deposición de Zelaya y exigiendo su regreso al poder, como de apoyo al nuevo gobierno. Los hechos fueron finalmente considerados un golpe de Estado.

Manifestaciones populares en contra del golpe.

¿Por qué este típico golpe de Estado? Durante su gobierno, Zelaya, quien inició su mandato en enero de 2006, se adhirió a la iniciativa Petrocaribe, a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), apoyó siempre a Cuba y al gobierno del boliviano Evo Morales.

La derecha local lo demonizó y Estados Unidos también quiso deshacerse de Zelaya, al quien tildó de bolivariano. La prensa derechista se sumó a esa campaña y trató de socavar al gobierno de Zelaya con falsas noticias. También grupos opositores ultraderechistas sembraban el caos y generaban protestas violentas contra el gobierno de Zelaya.

Además, Zelaya propuso una consulta no vinculante para preguntarle a la población si aceptaba que en las elecciones de noviembre de 2009 se le consultase si estaba o no de acuerdo con una Asamblea Nacional Constituyente, elementos que causaron el golpe de Estado en su contra.

Cientos de pintadas inundaron las calles de la capital hondureña rechazando el golpe. AFP foto de Jose Cabezas

Zelaya actuó como presidente en el exilio, y se mantuvo en la embajada de Brasil en Tegucigalpa desde el 22 de septiembre de 2009 después de haber regresado clandestinamente al país. El 27 de enero de 2010, abandonó el país con rumbo a República Dominicana por medio de salvoconducto firmado por el nuevo presidente, Porfirio Lobo Sosa.

En marzo de 2010, el presidente venezolano Hugo Chávez nombró a Zelaya coordinador jefe del consejo político de Petrocaribe.El 28 de mayo de 2011 Zelaya regresó a Honduras después de casi dos años, esta vez para continuar su vida política allí. Fundó el Partido Libertad y Refundación, que superó al tradicional Partido Liberal en las elecciones de 2013 y en las de 2017. Hoy se desempeña como presidente de ese partido político.

Luego de este golpe militar, la derecha local se hizo con el gobierno y se sucedieron mandatos presidenciales siempre serviles a Estados Unidos. Hoy Honduras es uno de los países más empobrecidos de Centroamérica. Más del 60 % de los casi 9,5 millones de habitantes en Honduras vive en la pobreza.Además, los hondureños padecen otros graves problemas como el desempleo, la violencia, la corrupción, la inseguridad y el narcotráfico.

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