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La tensión entre la República Popular China y Estados Unidos por la isla de Taiwán expresa un nuevo capítulo de esta nueva “guerra fría” del siglo XXI que más bien es económica que ideológica. Esta vez, se trata de custodiar a los microchips taiwaneses, que desean tanto el águila norteamericana como el dragón mandarín chino.

La visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, a Taiwán el martes 2 de agosto pasado generó un serio malestar en la diplomacia y estructuras de poder militar de la República Popular China. A pesar de las objeciones de Beijing, Pelosi y una delegación del Congreso se embarcaron en una serie de reuniones de alto nivel en la legislatura de Taiwán y en la oficina de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen. Pelosi fue condecorada por los taiwaneses a quienes les prometió ayuda yanqui siempre frente a las “amenazas de anexión” de Beijing.

China no tardó en manifestar su descontento cuando el avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que transportaba a la delegación de Pelosi aterrizó en Taiwán aquel martes por la noche. El ejército chino realizó luego ejercicios en torno a Taiwán y lanzó una serie de “operaciones militares selectivas para contrarrestar la situación”.

China considera “provincia rebelde” a Taiwán desde 1949, año de la revolución marxista maoísta. Hasta 1971 Estados Unidos reconoció a Taiwán como la “verdadera China” en las Naciones Unidas. Pero luego se alió a la República Popular China y sacó a Taiwán de su estatus especial. Pero siguió colaborando con la isla rebelde. En el siglo XXI actual Estados Unidos reforzó su compromiso con Taiwán y en su lucha comercial con Beijing no duda en brindarle apoyo económico, financiero y militar.

Nancy Pelosi y una delegación del Congreso se embarcaron en una serie de reuniones de alto nivel en la legislatura de Taiwán y en la oficina de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen.

Pero detrás de esta “guerra fría” más bien comercial y tecnológica están los microchips de Taiwán. La industria de los microchips y semiconductores aún no se ha recuperado del todo de la crisis originada por la pandemia de 2020. La industria del automóvil se está enfrentando a múltiples retos desde hace tres años. El primero fue la pandemia ya mencionada, pero a consecuencia de la misma o en combinación con ella, han ido llegando muchos otros. El principal es la llamada crisis de los microchips y semiconductores, que aún afecta a la producción de los fabricantes y los tiempos de espera de los compradores. Pero, poco a poco, la industria comienza a sacar la cabeza del agua y recupera poco a poco su ritmo normal.

Es aquí que Taiwán juega un rol geoestratégico de suma importancia. Taiwán acapara más del 65% del mercado global de chips a nivel mundial. ¡Vaya fruta deliciosa que proteger! Hay dos empresas que se destacan especialmente: TSMC (54% de la producción mundial) y UMC (7% de la producción mundial).

Sigamos con los datos. Taiwán en el mercado de los microchips y semiconductores, la segunda empresa más potente del sector es la surcoreana Samsung, que acapara un 17% de la producción. Y más allá de Asia, la primera en aparecer en el ranking es la estadounidense Global Foundries (7%).

En el caso de una guerra chino-estadounidense la compañía TSMC se vería obligada a paralizar sus fábricas y que eso golpearía muy seriamente a la industria. TSMC cuenta con los productos más innovadores y, de hecho, es pionera en chips de 3 nanometros (nm) y ya ha anunciado que espera lanzar los de 2 nm en 2025.

Entre los clientes de la poderosa TSMC se destacan Apple, Nvidia o Qualcomm, entre otros. Incluso Intel, también fabricante de semiconductores.

Los fabricantes del sector automotriz miran con temor lo que ocurre entre Taiwán y China, con Estados Unidos adquiriendo un papel cada vez más relevante en todo ello. Los yanquis quieren conservar Taiwán por eso. Los chinos también. Taiwán está en una encrucijada. La “guerra fría” de los microchips puede ser fatal. Algo tan pequeño puede ser fuente de amenaza de una guerra global o el miedo a una guerra termonuclear como no se vio desde la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962.

Ver también:

https://revistatrinchera.com/2021/10/24/la-chispa-taiwanesa/
https://revistatrinchera.com/2021/07/06/un-proyecto-a-largo-plazo/

Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

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