Reflexionando acerca de los temas que hacen en la economía nacional por estos días, vemos que todos y cada uno de ellos, se encuentran estrechamente relacionados al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Si quisiéramos hoy hablar de precios, inflación, del valor del dólar o de las tarifas, no habría forma de hacerlo sin referirnos directa o indirectamente al acuerdo con FMI.
Por qué se preguntarán varios, porque de la aprobación o no de este proyecto -o en términos técnicos el “Memorando de Entendimiento” que ya cuenta con media sanción en diputados y que esta semana se trataría en senadores- va a depender la economía argentina y en buena parte la suerte del gobierno del Frente de Todos de cara a 2023.
Este acuerdo es el que va a regular la macroeconomía argentina en los próximos años, va a regular la inflación, los salarios, el precio del combustible y los subsidios. Es decir, si este nuevo acuerdo no obtiene la sanción en senadores, el que estará en vigencia es el que firmó en 2018 Mauricio Macri. Según ese acuerdo la Argentina debería enfrentar este año vencimientos por 19 mil millones de dólares y el año que viene por 20 mil millones de dólares. Es técnicamente y fácticamente imposible pagar esa suma de dinero. De hecho Guzmán anunció que el país no dispone de los 2.800 mil millones de dólares para afrontar el vencimiento de este mes. De ahí las reuniones durante meses, de ahí las negociaciones y como resultado de todo ello este proyecto. Proyecto que debe pasar por el congreso como lo indica la nueva Ley de “Fortalecimiento de Sostenibilidad de la Deuda Pública”, sancionada en marzo del año pasado y que establece la necesidad de que toda deuda pública contraída en moneda extranjera, deba ser aprobada no solo por el ejecutivo, sino que también deba contar con el apoyo del Congreso de la Nación.
El proyecto para un nuevo acuerdo lo que busca es esencialmente estirar los plazos de pago de los 45 mil millones de dólares que hoy el país tiene con el organismo. Para esto entre el equipo que tiene a Guzmán a la cabeza, y el directorio del FMI, elaboraron un nuevo proyecto de Facilidades Extendidas que es uno de los mecanismos que tiene el FMI, y que contempla desembolsos en dólares para pagar los vencimientos de la deuda. Si, se está tomando más deuda para pagar la deuda.
El proyecto del acuerdo contempla 10 revisiones por parte de los equipos técnicos del FMI, una cada tres meses, durante dos años y medio, con su correspondiente desembolso en caso de alcanzar las metas fijadas. Este desembolso se utilizará para pagar la cuota de la deuda refinanciada, y su vez quedará un margen excedente que irá destinado a acumular reservas.
Y entonces cabe preguntarse de qué forma se pagará esta nueva deuda. Deuda que contempla 10 desembolsos por un total de casi 45 mil millones de dólares. El nuevo sistema de pagos, sería así: cada uno de estos giros empieza a pagarse después de cuatro años y medio de otorgados, y se pagan en doce cuotas semestrales, es decir que el primer desembolso del FMI que llegaría en marzo de este año, y que sería de alrededor de 7 mil millones de dólares, comenzaría a pagarse en 2026 y se terminaría en 2032. Quizás algunos de estos datos ayuden a explicar por sí mismos la relevancia del asunto.
Y más allá de los números, podemos preguntarnos qué otras implicancias tiene el acuerdo, y qué rol tienen las revisiones del Fondo. Y si, es lo que a priori se suponía, el Fondo lo que busca es que Argentina reduzca su déficit fiscal a través de recortes centrados principalmente en los subsidios a la energía como lo son el gas y la electricidad, la baja de las tasas de interés bancarias y un gradual aumento del PBI. De hecho el Gobierno como parte del acuerdo, ya se comprometió a bajar en 2022 a 2,5% el déficit fiscal con un aumento proyectado del PBI de alrededor del 4%, lo que Guzmán mismo ha explicado como un crecimiento real de la economía nacional.
Si algo se puede rescatar de este acuerdo es que esta vez el Fondo no vino ni por las empresas públicas, ni por las jubilaciones, ni por el sistema laboral.
Si, es así, por el momento no se prevé ninguna reforma laboral ni previsional, ni privatizaciones de empresas. Algunos podrán pensar que se tiró la pelota para adelante, que el problema sigue estando. Y tendrá razón. Otro puede pensar que esto es lo mejor que se puede negociar con el FMI, y ahí está la gran pregunta. Pregunta que incluso expuso diferencias dentro del Frente de Todos que tuvo como correlato la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque en la cámara de Diputados, y el voto en contra del proyecto por parte de los diputados de La Cámpora en la sesión en la Cámara de Diputados.
Entre una de cal y una de arena, acá van dos datos. En primer lugar, mencionar que de los 45 mil millones de la deuda contraída por Macri ya se pagaron
4.500 millones de dólares, de ahí la diferencia en los primeros desembolsos entre la cuota que tiene que pagar y la que recibirá si es que se cumplen los deberes.
En segundo lugar, nos preguntamos al principio acerca de la gravedad de la situación. Solo por hacer una comparación de números. Semanas atrás el famoso influencer Santiago Maratea recaudó más de 150 millones de pesos (un millón de dólares) para combatir los incendios en la provincia de Corrientes. Nos preguntamos
¿Qué diría Maratea, si se enterara que para pagar la deuda con el Fondo, debería realizar esa misma colecta todos los días durante 45 mil días o el equivalente a 123 años?
Estos datos a lo mejor hagan que se dimensione la gravedad del problema, aunque muchos aún no cobren dimensión de que esto va a repercutir directamente en toda la economía, de ahora hacia por lo menos los próximos doce años. Esto afectará en el valor del dólar por ende en los precios, en el combustible, en la energía y lo más preocupante, en los alimentos.
Sin embargo, este acuerdo le trae confianza y previsibilidad al sistema financiero, un sistema que no podría funcionar si el país incurriera en incumplimientos en el pago con el Fondo. Porque esto cerraría automáticamente la posibilidad de acceso a capitales internacionales. Capitales internacionales que el país hoy necesita porque necesita de sus dólares, para poder pagar su deuda, y generar una diferencia en la balanza comercial que sirva para acumular reservas, para reducir la brecha cambiaría e ir liberando progresivamente la restricción que rige para la compra de moneda extranjera y para generar una situación de mayor estabilidad en el país.
En cuanto a los plazos, esta semana el proyecto se votaría en el Senado, se espera que el día jueves el proyecto esté obteniendo sanción de ley, ya que rige la fecha límite del 22 de marzo, día en que el país si no hay un nuevo acuerdo, debería pagarle al fondo 2800 millones de dólares como parte de los 19 mil millones que contemplaba acuerdo de 2018.
Habrá que esperar, seguramente el proyecto salga en ambas cámaras, luego el FMI rectifique el acuerdo, y en el mes de julio ya tengamos la primera visita del Fondo para controlar las cuentas del país. Restará por ver si las metas fijadas son alcanzables, y como vaya evolucionando la situación en cada uno de los trimestres acordados.
Finalmente para rescatar algunos puntos que considero son positivos y otros quizás no tanto. Empecemos por lo malo para dejar lo bueno para el final en toda esta historia.
Lo malo son sin dudas las visitas del FMI, las pautas que hay que ir cumpliendo y todo lo que implica el seguimiento detallado de un organismo que ya sabemos el rol que ha jugado a lo largo de su historia. Hay que ver qué sucede si en alguna de esas 10 visitas no se cumple con alguna meta u objetivo, ya que de eso dependerá que el Fondo nos de plata para pagarle la deuda que tenemos con él, si eso no sucede, el país deberá afrontar esa cuota sin la plata del fondo.
Y terminemos con algo bueno que ya mencionamos pero que no es menor. No hay recortes proyectados ni en salarios públicos, ni en los jubilados, ni en empresas nacionales, ni flexibilización laboral, que creo es la frutillita del postre que Mauricio preparaba en su mente para un segundo mandato. Por ahora el Fondo al menos se quedó con las ganas, quizás porque ni sus mismos directivos pueden explicar la magnitud del crédito que le otorgaron a Macri, pero bueno de ellos que se puede esperar.