TIEMPO DE LECTURA: 9 min.
Entre el acero y la rosca. Titiriteros atemporales.
Paolo nació en Italia, pero su familia desde hace años viene construyendo un gran imperio económico dentro de la Argentina que escala a más de 3900 millones de dólares, posicionándose en el ranking entre las 1100 personas más ricas del mundo en la escala de Forbes.
Con una trayectoria particular, Paolo se enfiló en su juventud dentro de las columnas de la izquierda italiana, recolectando no solo experiencias sino también, piezas clave para conocer las luchas y las demandas de los trabajadores que utilizó posteriormente al llegar a Argentina en 1985, bajo los aires de una democracia virginal, para hacerse cargo de la empresa familiar fundada por su abuelo Agostino Rocca.
Pero, ¿quién era el abuelo Rocca?
Agostino, hijo de un ingeniero ferroviario, tuvo una larga formación militar que transcurre entre el colegio romano y la academia de Torino, se graduó de subteniente en 1915 e ingresó al combate en la Primera Guerra Mundial. En 1921 consiguió un segundo título como ingeniero industrial y electrónico en Milán, y en el periodo entreguerras contrajo matrimonio con la heredera de las acciones de la Banca Commerciale Italiana, banca que tenía un padrinazgo financiero sobre la empresa Dalmine de Bérgamo, empresa que destacaba dentro del mundo de los tubos sin costura, lugar desde el cual, Agostino comenzó su carrera empresarial.
Dalmine de Bérgamo, fue una de las empresas más competitivas dentro del rubro siderúrgico en Italia y con un considerable despliegue dentro de Europa, al asumir Mussolini esta empresa pasó a estar en manos del Estado y el abuelo Rocca se convirtió rápidamente en director general de Dalmine, ahora estatizada. Cabe aclarar que los tubos de acero sin costura son los que se utilizan para la extracción y el transporte de petróleo en centrales eléctricas, en la industria automotriz y en obras civiles. Durante la Segunda Guerra Mundial, la empresa a cargo de Agostino fue la encargada de gran parte de la industria bélica, mientras paralelamente el abuelo siguió operando como consultor de la banca italiana y financiando las políticas del Estado fascista.
Finalizada la guerra, comienza el emporio
En 1945 nace Techint como una corporación internacional que desembarcaría en la Argentina en 1949 con la firma del convenio para llevar adelante el gasoducto que conectaría Comodoro Rivadavia y Buenos Aires.
En 1948, la empresa Techint compró terrenos en localidades bonaerenses donde a partir de 1954 empezó a funcionar Dálmine Safta, una sociedad argentina que se dedicaba a la fabricación de tubos de acero. Con la herencia de la organización productiva de las empresas por las cuales Agostino transitó los años anteriores, Dálmine se convirtió en la primera fábrica de caños sin costura en Latinoamérica.
Su particular boom estuvo vinculado a dos rasgos centrales: su instalación en el campo metalúrgico y las licitaciones favorables, junto con los proyectos y puesta en práctica de obras públicas de gran envergadura ligadas a la industria petrolera, eléctrica y a los montajes industriales.
Durante la dictadura que azotó a la Argentina en 1976 Osvaldo Cacciatore, quien durante el gobierno dictatorial ocupó el cargo de intendente en la Ciudad de Buenos Aires, se dispuso a crear la empresa CEAMSE, la cual en 1978 firmó un convenio a 20 años para la tercerización bajo licitación de las tareas con la reciente sub-empresa creada por los Rocca: Saneamiento y Urbanización S.A. (SYUSA).
¿Sangre cargada de metal o metales bañados en sangre?
Otro de los rasgos que destacó a la empresa fundada en 1954, Dálmine SAFTA, fue el carácter carnal de su vínculo con la dictadura eclesiástica, EMPRESARIAL, cívico y militar llevada adelante el 24 de marzo de 1976.
Algo que no mencionamos con detenimiento fue el lugar de emplazamiento dentro PBA donde se instaló esta compañía metalúrgica, el destino seleccionado fue la ciudad de Campana, a 70 km al norte de la Capital Federal. Como señalamos antes, lo que originalmente era Dálmine, al poco tiempo pasó a convertirse en el complejo “Dálmine-Siderca”.
En esta fábrica para el año 1976 había más de 5.000 trabajadores, los cuales estaban representados en la seccional de Campana de la Unión de Obreros Metalúrgicos, mejor conocida como la UOM. En marzo del mismo año, los trabajadores mediante elecciones le habían otorgado la representación sindical al peronismo. Con la instalación del régimen militar, al menos 80 de estos trabajadores y trabajadoras resultaron víctimas de crímenes de lesa humanidad. 39 están desaparecidas, siete fueron asesinadas, 34 son sobrevivientes, entre los cuales se registran militantes, delegados y dirigentes sindicales y trabajadores sin afiliación directa a ningún tipo de organización.
Lo que nos interesa sacar a la luz es el rol empresarial que ocupó Dálmine, o Techint para los distraídos, en articulación con el Gobierno de facto. Dentro de esta empresa ocurrieron secuestros en la planta, la instalación cuasi omnipresente del Ejército y de la policía interna vinculada al terrorismo de Estado, y como si fuera poco, el abuelo saco a relucir su viejo pasado político y aportó financieramente a las comisarías donde funcionaron centros clandestinos, al mismo tiempo que la represión le era funcional para domesticar a las y los trabajadores bajo la sombrea del terror. Pero eso no es todo, no podemos olvidarnos del club deportivo Dálmine, esta institución tutelada y financiada por la empresa, funcionó durante la dictadura como uno de los centros clandestinos que conforman la zona de centros de Campana y Zárate.
No serán hijos de zapateros, pero bien que saben de latas
Los 90 trajeron para Techint una oportunidad fenomenal, ya que el proceso de privatización llevado adelante en el gobierno de Menem favoreció estrepitosamente a esta empresa familiar. La privatización de SOMISA desarrollada en ese periodo y adquirida por los Rocca, afianzó la monopolización de la industria siderúrgica, dando un batacazo a la economía nacional.
En este periodo histórico y de la mano del proceso de privatización impulsado por el gobierno neoliberal, Techint se convirtió en uno de los accionistas con mayor peso del país, contando con acciones en Entel, SOMISA, concesiones de peaje, Ferrocarriles Argentinos y SEGBA.
La privatización de SOMISA tenía detrás otras historias ya que hasta el momento de su efectiva privatización transcurrieron dos décadas de conflicto y tironeo, desde que Martínez de Hoz había habilitado la integración de sus competidoras generando una menor demanda de acero a SOMISA. Se plantó el terreno para la campaña desplegada en los 80 sobre su régimen deficitario, relacionada al exceso de personal y sus altos salarios ¿Por qué suena tan familiar?, ¿serán acaso ecos del presente los que enturbian el pasado?
Luego de comprar SOMISA, como era de esperar, el Grupo Techint redujo sus sectores productivos en un proceso de especialización, apagando el horno de San Nicolás firmó la fecha de defunción de la producción nacional a gran escala del arrabio, acero, productos semiterminados y chapa laminada en caliente, entregándonos como corderos al mercado de importaciones. Abandonando la producción de palanquilla y laminados no planos, abandonó los rieles, o mejor dicho, abandonó los trenes.
La pesada herrería de la mano oculta del Estado
Si hablamos de Estado y de hierro está claro quienes son los especialistas, la familia Rocca, si en algo se ha destacado es en crecer junto con las licitaciones. Lo que no compró en los 90 lo administró o participó dentro de la cadena productiva.
El renombre “el gigante de acero” si en algo tiene asidero es justamente en el carácter monopólico que desarrolló Techint a nivel global del 45 en adelante y centralmente en lo que respecta al desarrollo de la industria pesada en Argentina.
¿Querés petróleo, tuberías, plantas industriales, tratamiento de aguas, rutas, autopistas, puentes, represas, terminales marinas, aeropuertos, telecomunicaciones o tecnología de información? Techint es el líder en todas estas áreas. Petroquímicos, refinería, minería, todo pertenece al gigante.
Durante los últimos años, Paolo Rocca estuvo en el ojo mediático más de una vez, con la tendencia familiar entre el negocio y el Estado, olvidó tristemente su paso por la izquierda e íntimo públicamente con todos los representantes estatales, pero con una devoción en particular a la derecha nacional en su país residencial. Durante el mandato de Mauricio Macri, vimos cómo el gigante era corrido de la escena por el mismísimo Bonadio en la causa de los cuadernos y dos días después festejaba paseando con el actual ex-mandatario por el yacimiento de Vaca Muerta.
No nos olvidamos tampoco, que Cambiemos le otorgó a Tecpetrol (Techint), la concesión por 35 años para explotar los recursos petroleros en la provincia de Neuquén, además de cerrar un convenio a la baja, garantizando reducir los costos laborales a las empresas implicadas en 2017. Luego de una ola de despidos en 2016 acompañada de los fantasmas del pasado, persecución política a los trabajadores de Tenaris-Siderca, (ayer Dálmine-siderca), junto con la tercerización sujeta a los viejos-nuevos relatos utilizados en los 90: reducir la capacidad de mano de obra con tecnificación mientras apretaban trabajadores para firmar retiros voluntarios.
Manos manchadas de petróleo
En el 2024, los movimientos de Paolo no sorprenden a nadie y tampoco es noticia que algunas cosas del pasado se empeñen en colarse en el presente. Desempeñando su rol de empresario, el tano se convirtió apenas en las primeras semanas del gobierno de Milei en una especie de tutor ministerial. Como uno de los principales aportantes a la campaña del león, el CEO de Techint hoy se desenvuelve como parte del gabinete presidencial influyendo en un sector que le es de particular interés; el desarrollo en Vaca Muerta con Tecpetrol.
Otro detalle a destacar es el desembarco en YPF por parte de Horacio Marín, presidente de Exploración y Producción de la empresa Tecpetrol, la petrolera del grupo Techint, siendo nada más que un “hombre de confianza” de Paolo Rocca, por no decir uno más de sus vasallos, junto con Julio Cordero, el recientemente confirmado en la Secretaría de Trabajo.
Con la ya dispuesta y clamada intención del presidente Milei de privatizar la renombrada y hace apenas 12 años recuperada empresa petrolera nacional YPF, el panorama es cuando mucho desolador. No olvidemos que ni bien asumió el domingo 10 de diciembre clamó y posteriormente reafirmó su menemista de confianza Adormi: “Todo lo que pueda estar en las manos del sector privado va a estar en las manos del sector privado”.
Luego de recomponer la trama familiar, es difícil no verlo a Paolo estirando los guantes como comensal dispuesto a la panzada, con los alfiles en el lugar correcto y el desembolso en la campaña, lo esperable es que la devolución de favores hacia el italoargentino sea soberanamente contundente a costa, claro está, de los recursos hoy nacionales.
Cuando nos referimos a los alfiles, no nos referimos exclusivamente a las caras visibles del Estado que responden a Rocca, nos referimos también a quienes hoy desempeñan lugares claves dentro del organigrama petrolero de YPF: Federico Barroetaveña (como encargado del CFO), Mauricio Martin (como encargado del Downstream), Matías Farina (Upstream), Gustavo Gallino (Infraestructura) y Santiago Tanoira (Gas y Energía); todos hombres de Techint.
La empresa y las costumbres heredadas del renombrado multimillonario “emprendedor” del rubro siderúrgico Paolo Rocca, como hemos visto no solo deja al desnudo la expansión de la empresa de la mano con su relación ajedrecística a la política y el Estado, sino que evidencian su impunidad para dormir con los milicos y alimentar a los leones.
Como bien enseña el dicho popular, lo que se hereda no se roba, ¿qué hacemos cuando las costumbres de los millonarios argentinos son heredar robando?
Tu aporte es esencial para que el Multimedio Trinchera pueda continuar con la construcción de una comunicación por y para el pueblo. Agradecemos el apoyo de nuestra comunidad y te invitamos a suscribirte para afianzar día a día nuestra Trinchera.
¡Sumate a la Comunidad Trinchera y aportá a la Comunicación Popular!
https://revistatrinchera.com/comunidad/
Manuela Bertola
Hija y nieta de la historia de nuestro pueblo. Estudiante de sociología. Nacida y criada en la ciudad donde las diagonales tocan el sol.