Siempre nace Chávez

Siempre nace Chávez

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Hugo Rafael Chávez Frías nació en Sabaneta (Estado Barinas, Venezuela), el 28 de julio de 1954. Siendo el segundo de los seis hijos del hogar formado por Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías, ambos maestros de educación primaria. Creció en la humildad en un pequeño pueblo del llano venezolano, por lo que a corta edad, sus padres lo llevaron con su abuela paterna, Rosa Inés Chávez, para que se ocupara de su crianza. Desde joven se volvió un aficionado al béisbol, fue monaguillo y poseía inclinaciones por la pintura, la música, la escritura creativa y el teatro.

Los estudios primarios los realizó en el Grupo Escolar Julián Pino (1966) y posteriormente cursó el bachillerato en el Liceo Daniel Florentino O’Leary de Barinas donde obtuvo el título de Bachiller en Ciencias en 1971, durante su etapa en ese centro de estudios participa en los Campeonatos de béisbol y sóftbol con los Criollitos de Venezuela (1969).

Tres semanas después de obtener el título de bachiller ingresó a la Academia Militar de Venezuela ―del Ejército Nacional de Venezuela―, donde se graduó y recibió el título de licenciado en Ciencias y Artes Militares, en la especialidad de Ingeniería, mención terrestre, egresando con el grado de subteniente, el 5 de julio de 1975. En ese mismo año realiza un curso en Comunicación, en la Escuela de Comunicación y Electrónica de las Fuerzas Armadas, ocupó el tercer lugar entre 25 alumnos.

El 4 de febrero de 1992 unos 2357 jóvenes militares guiados por Chávez, entonces teniente coronel, se alzaron contra el paquete de medidas económicas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) implementadas por el presidente venezolano de la época, Carlos Andrés Pérez. Los participantes pertenecían a 10 batallones de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Capital. Muchos de los integrantes del grupo formaban parte del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, cuya ideología política estaba basada en el pensamiento de Simón Bolívar.El intento por derrocar al gobierno de Pérez y orientar la vida del país por un camino de justicia social falló, y todos los participantes en esta acción fueron llevados a prisión. La causa fue sobreseída y los militares fueron puestos en libertad dos años después, durante la presidencia de Rafael Caldera.

En el año 1994, como consecuencia de las demandas del pueblo venezolano, el entonces presidente Rafael Caldera le concede la libertad al líder del levantamiento, Hugo Chávez, otorgándole a él y a varios de sus compañeros de lucha el sobreseimiento de la causa que los mantenía prisioneros. Chávez salió de prisión el 26 de marzo de 1994. A partir de entonces se inició un nuevo capítulo en la historia de las luchas populares venezolanas. De la cárcel, lugar donde se consagró al estudio, reflexión y análisis de la realidad nacional e internacional, salió a recorrer todos los confines patrios, reivindicando predicamentos libertarios y justicieros que fueron compartidos por vastos sectores de la población. Para llevar a cabo su programa popular al poder fundó entonces, junto con un calificado grupo de armas, el Movimiento V República.

Un amplísimo sentimiento popular a favor de cambios sustantivos en la conducción de los asuntos del Estado se hizo evidente el 6 de diciembre de 1998, cuando el 56,24 % de los votantes eligió a Chávez como Presidente Constitucional de la entonces República de Venezuela. Este hecho fue considerado por respetados analistas como uno de los logros más trascendentales en la historia política contemporánea de Venezuela. Con las elecciones del 30 de julio de 2000, Chávez Frías cristalizó el proyecto político constituyente y se relegitimó como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela con el 59,5 % de los votos. En las elecciones presidenciales del 3 de diciembre de 2006 fue reelegido presidente con una amplia ventaja, obteniendo más de siete millones de votos (62.84 %) frente al 36.90 % logrado por el candidato de la oposición Manuel Rosales quien reconoció el resultado esa misma noche. En octubre de 2012, Chávez volvió a ganar las elecciones presidenciales de su país, esta vez derrotando con el 55 % de los votos, a Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda y candidato de la coalición opositora. Hugo Chávez falleció el 5 de marzo de 2013 en el Hospital Militar de Venezuela debido al cáncer que le venía afectando desde 2011. Su muerte fue recibida por el pueblo con gran conmoción, mientras que el gobierno y sus familiares recibían mensajes de condolencia de todas las partes del mundo.

26 de Julio: Evita y el Moncada, una fecha que une luchas

26 de Julio: Evita y el Moncada, una fecha que une luchas

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Argentina y Cuba no solo están unidad por hermandad natural latinoamericana. Argentina y Cuba no sólo, también, están unidas por la figura del Comandante Ernesto Che Guevara. A Argentina y Cuba las une Evita y el Asalto al Cuartel Moncada. Evita y Fidel, dos símbolos de los pueblos de la patria Grande, que están en la memoria colectiva de los que luchan y resisten los embates del imperialismo y los lacayos de siempre.

Las fechas son recordadas cada vez con más fuerza en un nuevo aniversario.

El 26 de julio de 1952, en la ciudad de Buenos Aires, la primera dama Eva Perón, esposa del presidente Juan Domingo Perón, fallece de cáncer a los 33 años. El pueblo lloró a su Abanderada de los Humildes, a la Jefa Espiritual de la Nación Argentina. El pueblo perdió a uno de los emblemas del movimiento peronista que amplió derechos con la Constitución de 1949, con la ley del sufragio femenino y la idea de soberanía nacional industrialista frente a la oligarquía agroexportadora. Perón y Evita lideraron una revolución social única en Argentina, que fue un antes y un después. Con el paso a la inmortalidad de Evita, el peronismo entró en una etapa de desafíos políticos impactantes, pero en la memoria del pueblo argentino quedó gracias a la joven dirigente patriótica el afán de resistir y defender la justicia social como sea.

Viajando al Caribe, el 26 de julio de 1953, un año después del fallecimiento de Evita, en la hermosa ciudad de Santiago de Cuba un grupo de jóvenes cubanos, bajo el mando del jovencito abogado Fidel Castro, asaltan el Cuartel Moncada. El tirano filoyanqui Fulgencio Batista ―que se encontraba en Varadero para entregar la Copa Varadero de Remos, como era costumbre desde 1914― se esconde al conocer del asalto, reaparece luego de frustrado y ordena una masacre en la que mueren asesinados y torturados gran parte de los asaltantes. Ese mismo día, otro grupo revolucionario, que seguía las directrices de Fidel, en la provincia de Oriente, asaltan el cuartel Carlos Manuel de Céspedes (en Bayamo).

En fin, en Argentina y Cuba se viven momentos cruciales en estos tiempos. Argentina se encuentra en tiempos electorales y el peronismo una vez más encabeza el protagonismo político para salvar a la nación de las garras de los gorilas. El pueblo argentino ya se expresó en las redes sobre el aniversario del paso a la inmortalidad de Evita. Y en Cuba, este 26 de julio, será un recuerdo del Moncada diferente, ya que la isla está viviendo momentos de agresión imperial que creó, sin embargo, una solidaridad mundial de los pueblos sobre la isla de la rebeldía.

Evita y el Moncada sí que representan la fuerza en búsqueda de la Patria Liberada en Argentina, en Cuba y en toda la Patria Grande. La Memoria Histórica más fuerte que nunca en este 26 de julio. Evita y Fidel como banderas para la liberación nacional, antiimperialista y de justicia social en los pueblos. Y así será siempre.

¡Viva la Revolución Sandinista de Nicaragua!

¡Viva la Revolución Sandinista de Nicaragua!

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La rebelión fue encabezada por fuerzas de la guerrilla de izquierdas, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que contó con un amplio respaldo popular, depuso al corrupto dictador Anastasio Somoza Debayle, hijo de Anastasio Somoza, y tomó el poder en medio de una fiesta de masas a lo largo y ancho de la patria de Sandino.

Los nuevos gobernantes trataron de introducir cambios políticos, sociales y económicos. El gobierno revolucionario consiguió llevar a cabo parcialmente la reforma agraria y estableció programas de alfabetización y un plan sanitario; sin embargo, su gestión se vio obstaculizada por los graves problemas económicos y la fuerte oposición de Estados Unidos.

A partir de 1981, el gobierno de Ronald Reagan incrementó progresivamente su apoyo a la contra. Se enviaron más de 300 millones de dólares en ayuda y equipamiento, y los contrarrevolucionarios recibieron formación militar desde 1982 hasta 1990. Estados Unidos también impuso un embargo comercial sobre Nicaragua y bloqueó los préstamos de muchas instituciones financieras internacionales.

El gobierno sandinista logró ganar las elecciones democráticas en 1986, eligiendo presidente a Daniel Ortega Saavedra. Cuba y la Unión Soviética ayudaron a Nicaragua sandinista frente a las agresiones yanquis, pero la guerra imperialista socavó los esfuerzos del gobierno de Ortega.

La Revolución provocó cambios profundos y duraderos en Nicaragua. La dinastía somocista, que había gobernado el país como una hacienda privada durante 40 años, fue derrocada, y la poderosa Guardia Nacional formada en Estados Unidos fue desarticulada. El nivel de analfabetismo se redujo significativamente y los grupos marginados, como las mujeres, los jóvenes y la población rural participaron más activamente en la vida del país.

En 1990, cuando el país se hallaba al borde del colapso económico, los sandinistas perdieron las elecciones generales; esto supuso el fin de un experimento revolucionario que, sin embargo, dejó una profunda huella en el país.

Luego de años de crudo neoliberalismo desde 1990, los sandinistas regresaron al gobierno en enero de 2007 de la mano del histórico comandante Ortega, que sigue al frente de Nicaragua. Hoy, los enemigos de ayer siguen atacando a la Patria de Sandino, que resiste. Y este 19 de julio de 2021 el pueblo sandinista de Nicaragua celebrará un nuevo aniversario de la Revolución reafirmando su soberanía frente al imperialismo bajo la presidencia de Ortega.

Mandela

Mandela

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Nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, un caserío a orillas del río Mbashe en el distrito de Umtata, capital de la región de Transkei, actualmente integrada en la provincia del Cabo Oriental. Perteneciente al clan Madiba de la etnia xhosa y uno de los trece hijos tenidos con una de sus cuatro esposas por un consejero principal de la Casa Real Thembu, a su vez nieto de rey (Ngubengcuka, fallecido en 1832) aunque sin derechos dinásticos.

Recibió la educación primaria en una misión wesleyana (metodista) próxima al palacio de su padrino adoptivo y en el Clarkebury Boarding Institute de Engcobo, y la secundaria en la Healdtown Methodist Boarding School de Fort Beaufort. Su profesora de primaria, una misionera británica, le puso el nombre anglófono de Nelson, el cual adquirió validez a efectos legales.

En 1939, tras completar la instrucción escolar, propia de un vástago de la nobleza xhosa, que parecía encaminada a convertirle en el funcionario y cortesano que había sido su padre, Mandela marchó a la ciudad de Alice para titularse en Derecho en el Fort Hare University College, una institución académica reservada a estudiantes no blancos. Allí conoció entre otros a Oliver Tambo, en lo sucesivo estrecho amigo y camarada.

En 1944 ingresó en el Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos. Mandela fue uno de los líderes de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a constituir el grupo dominante del ANC; su ideología era un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista.

Después de la creación del Partido Nacional Sudafricano en 1948, con su política de segregación racial, (el Apartheid), Mandela cobra importancia dentro del Congreso Nacional Africano, especialmente en la Campaña de desobediencia civil de 1952, y el Congreso del Pueblo de 1955, en el que la adopción de la Carta de la Libertad provee el programa principal en la causa contra el Apartheid.

Durante esta época, Mandela y el abogado Oliver Tambo dirigen un despacho de abogados que proporciona consejo legal de bajo costo a muchos negros que de otra manera no hubieran tenido representación legal.

En 1962 fue arrestado y más tarde condenado por sabotaje, además de otros cargos, a cadena perpetua. Estuvo 27 años en la cárcel, la mayoría de los cuales estuvo confinado en la prisión de Robben Island.

En la cárcel Mandela estudió por correspondencia a través del programa externo de la Universidad de Londres, obteniendo el grado de Licenciado en Derecho. Fue nombrado para el cargo de Rector de la Universidad de Londres en las elecciones de 1981, pero ganó la Princesa Anne.

Uno de los aspectos menos conocidos de su cautiverio fue la falsa operación de fuga que el Servicio Secreto Sudafricano preparó en 1969. El verdadero objetivo era asesinar a Mandela bajo la apariencia de una recaptura. Pero el Servicio de Inteligencia Británico tuvo conocimiento del complot y frustró toda la operación. El agente secreto inglés Gordon Winter lo narra en su libro de memorias Inside Boss, publicado en 1981.

En marzo de 1982 Mandela fue transferido de la isla de Robben a la prisión de Pollsmoor, junto con otros altos dirigentes del ANC: Walter Sisulu, Andrew Mlangeni, Ahmed Kathrada y Raymond Mhlaba.

En 1988 Mandela fue trasladado a la prisión Víctor Verster, permaneciendo allí hasta su liberación. Diversas restricciones fueron levantadas y Harry Schwarz pudo visitarlo. Schwarz, amigo de Mandela, lo conocía desde la universidad cuando fueron compañeros de clase.

A lo largo del encarcelamiento de Mandela, las presiones locales e internacionales sobre el gobierno de Sudáfrica para dejar a Mandela en libertad, fueron notorias y en 1989, Sudáfrica llegó a una encrucijada cuando el Presidente Botha sufrió un derrame cerebral y fue sustituido por Frederik Willem de Klerk. De Klerk anunció la liberación de Mandela en febrero de 1990 y abrió el camino para desmontar la segregación racial, convirtiéndole en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización.

Tras su liberación el 11 de febrero de 1990, Mandela lideró a su partido en las negociaciones para conseguir una democracia multirracial en Sudáfrica, lo que se consiguió en 1994. Mandela ganó las elecciones y fue presidente desde 1994 hasta 1999. Recibió más de 250 premios y reconocimientos internacionales durante cuatro décadas, incluido en 1993 el Premio Nobel de la Paz.  Gran amigo de Cuba y de Fidel Castro. En 1991, tras su liberación, visitó la Isla y en un discurso, el 26 de julio de 1991 en Matanzas, agradeció la solidaridad y apoyo de Cuba a África durante décadas y su contribución al fin de la política del Apartheid en África del Sur.

Tras una larga lucha contra una enfermedad pulmonar, contraída tras 27 años en prisión, falleció el 5 de diciembre de 2013, a la edad de 95 años.

Carlos Puebla, el cantor del pueblo de Cuba

Carlos Puebla, el cantor del pueblo de Cuba

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Se formó autodidácticamente, y luego estudió en el Seminario de Música Popular (hoy Centro Odilio Urfé), dirigido por el pianista y musicólogo Odilio Urfé. Compositor y guitarrista, cultivó los más diversos géneros de la música popular cubana, como el bolero, el son, la guaracha, el sucu-sucu, todos trabajados con las características rítmicas y estilísticas que ellos demandan, uniendo a sus facultades de música, la de poeta.

En 1931 comenzó a trabajar en la radioemisora manzanillera CMKM; posteriormente se trasladó para Matanzas, donde integró un trío con Eugenio Domínguez y Francisco Baluja, con el que actuó por la CMGH; con este trío se trasladó a La Habana, y se presentó en la Corte Suprema del Arte, en la que ganó un segundo premio.  En Santiago de Cuba trabajó en el Club 300. Actuó en el programa Esta Noche en CMQ, dirigido por Humberto Bravo. En La Habana integró el trío La Clave Azul, y en 1952, Carlos Puebla y sus Tradicionales (guitarra, maracas, bongó y marímbula), integrado por Santiago Martínez, Nerón Guada y Rafael Lorenzo, con el que trabajó de 1952 a 1962 en la Bodeguita del Medio.  En Montevideo, Uruguay, actuaron en el Palacio Peñarol, junto al conjunto típico uruguayo Los Carreteros; en Chile se presentaron con el poeta Pablo Neruda, con quien grabaron un LP. 

En Caracas, Venezuela, actuaron en la Asociación Venezolana de Periodistas y en la Universidad de esa ciudad. En París hicieron una actuación en el teatro de la Mutualité. En México, como miembros de una delegación del Consejo Nacional de Cultura, se presentaron en el teatro Auditorium del Bosque de Chapultepec, después viajaron a Guadalajara y Guanajuato.

En España fueron invitados para actuar en el Festival de la Rábida, celebrado en Huelva, Andalucía. En Portugal actuaron en el Festival de la Primavera, celebrado en el Palacio de Cristal, Unión Artística Predense, Sociedad Filarmónica y Cova de Piedade.  Su música aparece en los filmes Alba de Cuba, Estado de sitio (de Costa Gavras) y Nuestro hombre en La Habana (con Sir Alec Guiness).  

Realizó, además, giras por México, Uruguay, Bolivia, Chile, Panamá, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Honduras, Brasil, Venezuela, Unión Soviética, Mongolia, Corea, Francia, Italia, Portugal España, Finlandia, RFA, Suecia, Dinamarca, Noruega, Suiza, Bélgica y Angola.

Puebla cantó los hechos más relevantes de la historia del pueblo cubano, convirtiéndose en el cronista por excelencia de todo el acontecer nacional desde 1959. Es autor de la célebre canción dedicada al Ch Guevara, Hasta siempre.

Independencia del 9 de Julio de 1816

Independencia del 9 de Julio de 1816

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¿La patria nació dos veces: el 25 de mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816? Este desconcierto obedece al planteo erróneo de la historia oficial debido a que Bartolomé Mitre y sus seguidores caracterizaron la Revolución de Mayo como una ruptura con España dándole un carácter independentista que no tuvo.

La Revolución de Mayo fue una revolución democrática que reemplazó a un virrey absolutista, designado por el rey de España, por una Junta Popular, elegida por el pueblo movilizado en Buenos Aires. Esto no le resta importancia, por supuesto, pero establece su verdadera naturaleza que estaba en la misma línea de las revoluciones democráticas que se produjeron entre 1809 y 1811 en Hispanoamérica, continuadoras de la Revolución Española de 1808, hija de la Revolución Francesa de 1789.

Hasta 1813, los revolucionarios criollos rioplatenses en su mayoría pensaban que podían seguir perteneciendo a España junto con el resto de Hispanoamérica si España se democratizaba. Pero en 1813 España vuelve al absolutismo y a partir de allí se hace necesaria la declaración de la independencia. Fernando VII regresó al trono español y quiso recuperar todo su poder colonial sobre América y volver a reinstaurar los virreinatos, gobernaciones y capitanías generales.

A partir de ese momento se formula la necesidad de declarar la independencia. Hay que decir que la Asamblea del Año XIII tomó medidas que se acercaban casi a una soberanía nacional, pero no declaró ninguna independencia. José de San Martín, sin embargo, estaba harto con eso de no saber si estaba luchando por un país libre o semicolonial. Manuel Belgrano opinaba lo mismo y quería la independencia ya. En 1814 los españoles estaban ganando terreno en las batallas contra los patriotas en Sudamérica. Solo las regiones del Plata de Paraguay y Argentina estaban a salvo, ya que la Banda Oriental estaba siendo amenazada por los luso-brasileños.

José Gervasio Artigas también buscaba la liberación definitiva y de hecho en junio de 1815 declara la independencia en el Congreso de los Pueblos Libres en la localidad entrerriana de Concepción del Uruguay, que no es reconocida por Buenos Aires.

Pero el 24 de marzo de 1816, los congresales se reúnen en Tucumán. San Martín y Belgrano presionaban por el objetivo máximo: la independencia. En el Congreso de Tucumán no están representadas todas las provincias que actualmente integran la República Argentina actual. Deliberan diputados de regiones que no pertenecen hoy a la Argentina y, a su vez, no están representadas varias que son hoy importantes provincias de nuestra república.

En el primer caso, se hallan Charcas, Mizque, Chichas, La Plata y Cochabamba, provincias altoperuanas que hoy integran Bolivia. En el segundo, no solo se hallan ausentes aquellas habitadas en esa época por comunidades mapuches, tehuelches, matacos, tobas, etc., como son las patagónicas y las del nordeste chaqueño, sino, además, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y Misiones. Estas han convergido en el congreso convocado por Artigas, el Protector de los Pueblos Libres, en junio de 1815. Por su parte, Córdoba, también invitada por Artigas, participa finalmente en Tucumán, con escaso entusiasmo. Se realizan gestiones para que Chile y Paraguay envíen representantes, pero sin éxito.

Además, no se declara “la independencia argentina”, ni tampoco la de las Provincias Unidas del Río de la Plata, sino la independencia de “las Provincias Unidas en Sud América”, según lo consigna el acta del Congreso correspondiente al 9 de julio de 1816, ratificando la concepción de “Patria Grande” que anima a los revolucionarios. Pocos días después –y ante versiones referidas a negociaciones y conciliábulos entre la burguesía comercial porteña y la corte de Río de Janeiro– don Pedro Medrano propone, y así se aprueba, que se incorpore a la declaración un aditamento que elimine toda clase de duda: “y de toda otra dominación extranjera”.

Pero esta declaración de independencia genera hondos problemas, que han sido silenciados por la enseñanza mitrista para no provocar inquietudes en los alumnos: se hace necesaria una explicación acerca de los motivos de la ruptura, como asimismo de que la decisión se tome seis años después de la Revolución de Mayo. Por ello, el 25 de octubre de 1817, el Congreso reunido en Tucumán aprueba una declaración denominada “Manifiesto que hace a las naciones el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sud América, sobre el tratamiento y crueldades que han sufrido de los españoles y motivado la declaración de su independencia”. Dicho documento señala la reinstalación de Fernando VII en el trono y su giro a la derecha, como causa de la independencia. Allí se afirma que “nosotros (en 1810) establecimos nuestra Junta de Gobierno a semejanza de las de España. Su institución fue puramente provisoria y a nombre del cautivo Rey Fernando”.

De este modo, el Congreso define claramente el carácter de la Revolución de Mayo, “como detalle de las revoluciones española y francesa” y resulta absurdo suponer que –en 1817– seguían mintiendo, al pueblo y al mundo, con la llamada “máscara de Fernando VII”. Respecto de lo sucedido a partir de 1814, señalan que “nos pareció que un rey que se había formado en la adversidad, no sería indiferente a la desolación de sus pueblos […] pero él nos declaró amotinados en los primeros momentos de su restitución a Madrid […]. Él se aplicó, luego, a levantar grandes armamentos […] para emplearlos contra nosotros […] Un torrente de males y angustias semejantes es el que nos ha dado impulso, para tomar el único partido que quedaba […] Nosotros, pues, impelidos por los españoles y su rey, nos hemos constituido independientes”. Este documento, como todo aquello que no encaja en la interpretación conservadora y probritánica, también ha desaparecido de la enseñanza, inclusive de la universitaria.

De este modo, el Congreso de Tucumán concreta la ruptura con España, que no se había dispuesto en mayo de 1810, concluyendo con una situación confusa que ha traído demasiadas quebraduras de cabeza a maestros y alumnos. Por esta razón, declarada ahora la Independencia de la Provincias Unidas en Sudamérica, San Martín, con su ejército y su bandera argentino-chilenos (y luego peruanos) proclama: “Seamos libres y lo demás no importa nada”, en marcha hacia la Patria Grande por la cual también luchaba Simón Bolívar y aún hoy, seguimos luchando nosotros.

La derrota sobre los ingleses

La derrota sobre los ingleses

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La historiografía liberal también se ha encargado de opacar los acontecimientos de las llamadas Invasiones Inglesas de 1806 y 1807. El 6 de julio de 1807 el pueblo de la ciudad de Buenos Aires, por entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, derrotó a los invasores ingleses obligándolos a capitular al día siguiente.

Aquel día 6 de julio de 1807 las tropas inglesas comandadas por el general John Whitelocke son completamente derrotadas por las fuerzas al mando del francés filo-español Santiago de Liniers y Martín de Álzaga en el combate librado en las calles de Buenos Aires.

Fue el final de una cruzada colonialista que los ingleses intentaron imponer en tierras rioplatenses. Todo comienza en 1806. Por entonces. El alicaído imperio español, en manos del rey corrupto Carlos IV, de la Casa de Borbón, tenía una alianza con la expansiva Francia de Napoleón, en contra de los ingleses. El emperador francés tenía casi una guerra personal con Inglaterra, que poseía una de las armadas marinas más potentes de Europa y de la época. Napoleón era dueño de casi toda Europa, hasta tal punto que subordinó al papado romano y puso fin al histórico Sacro Imperio Romano Germánico (creado en tiempos de Otón II en el año 962). Inglaterra tenía un par de aliados, y uno de ellos era Portugal. España se había unido a las fuerzas napoleónicas. El emperador burgués decretó un bloqueo comercial naval en Europa para Inglaterra, que se lanzó al mar a conquistar nuevas tierras. Fue así que se dirigió hacia el sur de América.

Infografía sobre los acontecimientos.

En enero de 1806 se produjo la conquista del Cabo de Buena Esperanza por un ejército inglés al mando del teniente general David Baird. Por esos días Napoleón triunfaba en las batallas de Jena y Auerstaedt, lo que consolidaría a Francia como la potencia hegemónica en Europa. Inglaterra dominaba el acceso comercial entre el océano Atlántico y el océano Índico.

El 14 de abril de 1806, la flota británica cruzó el Atlántico en dirección al Río de la Plata. Se nombró general al coronel William Carr Beresford para que liderase el ataque a Buenos Aires.

La flota británica fue avistada frente a Montevideo el 8 de junio. El 24 de junio Beresford amagó un desembarco en Ensenada, realizando maniobras frente a Punta Lara y abriendo fuego contra las fortificaciones. El 25 de junio una fuerza de unos 1600 hombres al mando de Beresford, entre ellos el Regimiento 71 de Highlanders, desembarcó en las costas de Quilmes sin ser molestados. Recién al día siguiente se dispuso en Buenos Aires marchar hacia ellos, bajo el mando del nuevo subinspector del Ejército, coronel Pedro de Arce. Cuando se estuvo frente al enemigo, se rompió fuego, aunque la carga posterior de las tropas invasoras forzó a una retirada general de los defensores. Sobremonte intentó una estrategia de defensa, armando a la población y apostando a sus hombres en la ribera norte del Riachuelo, confiando en poder atacar a los británicos de flanco. Pero el reparto de armas fue un caos, y las tropas no pudieron detener el rápido avance inglés, de modo que el virrey quedó fuera de la ciudad, sin posibilidad de intentar nada.

El 27 de junio las autoridades virreinales aceptaron la intimación de Beresford y entregaron Buenos Aires a los británicos. En la tarde de ese mismo día, las tropas británicas desfilaron por la Plaza Mayor (la actual Plaza de Mayo) y enarbolaron la bandera del Reino Unido, que permanecería allí por 46 días.

Los invasores impusieron nuevas leyes comerciales que provocaron un gran descontento entre los pobladores.El conflicto se extendió por más de un mes, hasta que las milicias urbanas y las tropas al mando del francés Santiago de Liniers lograron expulsar a los ingleses, quienes se rindieron, pero no se dieron por vencido.

Recreación hecha en Ensenada sobre las invasiones inglesas.

La segunda invasión inglesa sucedió el 28 de junio de 1807, un año después de la primera invasión a Buenos Aires.En esta ocasión, las flotas estaban al mando del general Whitelocke, quién desembarcó junto con sus tropas en la ciudad de Ensenada.Victoriosos en la toma de Montevideo, las tropas inglesas habían desembarcado en Ensenada y se dirigieron hacia Quilmes, para luego avanzar hacia la ciudad capital y realizar la conquista. Las tropas criollas, por su parte, se organizaban y esperaban a los ingleses para combatir y defender su territorio.

Para esta ocasión, no solo las tropas militares y las milicias urbanas estaban preparadas para enfrentar a los invasores, sino también los vecinos que arrojaron agua hirviendo y piedras a los ingleses desde los balcones. Los cuerpos de voluntarios conformaron un grupo heterogéneo que abarcó distintos estratos sociales, incluyendo a ricos comerciantes, altos funcionarios, militares de carrera, como así también a integrantes de la plebe, y que la invasión también involucró a indios, esclavos y mujeres. También la participación femenina contra la invasión a la ciudad de Buenos Aires no escapa a la realidad de la época. La mujer colonial no se encontraba recluida a un papel secundario en el hogar, ni en la esfera pública. Las mujeres “decentes” recaudaban fondos y cocían uniformes probablemente dentro de su hogar o en su círculo más íntimo. Mientras que las mujeres de la plebe, que trabajaban a la par de los hombres en la Buenos Aires colonial, empuñaron las armas contra el invasor al lado de los soldados.

En cuanto a los esclavos, si bien su participación se debió a una “donación” a la causa por parte del amo y no a un enrolamiento voluntario, esto no impidió que se reconocieran sus méritos en la lucha y que muchos de ellos hayan obtenido luego su libertad. Por otra parte, a pesar de su espontánea voluntad de defender los territorios coloniales, los indios fueron relegados a una posición expectante. Los miedos de esta sociedad tradicional hacia el indígena también se manifestaron en la coyuntura del ataque evitando una participación activa de este sector. Diferente fue la situación de los criollos, para muchos de ellos la invasión significó una grieta por donde pudieron ingresar a posiciones de poder.

Gracias a la defensa de los pobladores y las tropas porteñas, y luego de unos días de conflictos armados, se logró reducir el ejército inglés a la mitad, consiguiendo de esta manera el retroceso del ejército británico e imposibilitando la segunda invasión.En los acuerdos de rendición se incluía la liberación de la ciudad de Montevideo, la cual Whitelocke se vio obligado a entregar.

Fuerte Barragán, en Ensenada, Bs As.

Las invasiones inglesas generalizaron la militarización de la sociedad colonial porteña y, como consecuencia, produjo un resquebrajamiento del orden vigente permitiendo el ingreso de nuevos actores al escenario político-social del Río de la Plata. Muchos de los criollos que anteriormente tenían vedado el acceso a ciertos puestos de la administración colonial consiguieron ingresar a la misma a través de la carrera de las armas. Si bien existió una apertura ésta no fue total sino que se limitó a la misma elite. Aunque en la coyuntura de la Invasión británica los milicianos pudieron ejercer el voto para elegir a la oficialidad, esta práctica no tuvo mucha duración en el tiempo y, además, su ejercicio fue limitado. Los elegidos siempre eran miembros de la “gente decente” y, en el caso de que no recayera en una de estas personas, muchas veces el resultado de las elecciones era manipulado con este fin. Pese a la composición heterogénea de las milicias, la estructura del ejército reproducía los estamentos de la sociedad colonial.En este mismo sentido, podemos afirmar que la plebe quedó excluida de los puestos de poder, pero empezó a participar del mismo a través de canales alternativos, con participación política, con el enrolamiento en las milicias y, posteriormente, en el ejército y su movilización, donde se integran desde un lugar nuevo.

La ineficacia del alicaído orden colonial español, y la necesidad de solventar las acuciantes circunstancias con tropas de vecinos voluntarios, colaboró en un desenlace fatal para la Corona Borbónica, aunque positivo para los sectores criollos que comenzarán a ocupar nuevos espacios de poder. Figuras como la del potosino Cornelio Saavedra, los porteños y primo Manuel Belgrano y Juan José Castelli, lograron cobrar importancia, mientras un jovencito Mariano Moreno, también oriundo de la ciudad, observaba como la sociedad colonial ya era una quimera pronto a caer.

De forma tal que el proceso de militarización de la sociedad rioplatense se vuelve un factor decisivo para entender la crisis del orden colonial y sus consecuencias: la Revolución de Mayo de 1810 y las luchas por la independencia.

Lumumba de los pueblos

Lumumba de los pueblos

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Buscó la descolonización del Congo y destruir totalmente el poder colonialista europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante siglos había sufrido el continente.

Siendo trabajador de Correos, Lumumba comenzó a organizar un sindicato de trabajadores y fue detenido y encarcelado por los colonialistas belgas en 1955. Tras su puesta en libertad, dos años más tarde, comenzó a relacionarse con el movimiento independentista. En 1958 logró agrupar a la mayoría de las fuerzas progresistas en un partido panafricanista semilegal: el Movimiento Nacional Congoleño (MNC), primer partido político nacional, convirtiéndose rápidamente en el principal dirigente independentista del país. El MNC se dedicó a superar las diferencias tribales y regionales, y crear una organización independiente y unificada, frente a las ambiciones imperialistas de dividirlas en áreas de influencia y crear varios estados independientes. 

En diciembre de 1958, se celebró en Accra, actual Ghana, la Conferencia de los Pueblos de África, y el movimiento de liberación congoleño estuvo representado por Lumumba. Al regresar a su país, habló ante una multitud en Leopoldville, actual Kinshasa, y en un emotivo discurso exigió la independencia del Congo. Seguidamente se produjeron disturbios en la ciudad y Lumumba escapó, pero fue detenido más tarde por la policía colonial y considerado responsable de los desórdenes. El gobierno colonial belga lo condenó, acusado de sedición y lo encarcelaron nuevamente, pero la movilización popular hizo que lo liberaran en 1960.

El MNCL y sus aliados ganan las elecciones organizadas en mayo y, el 23 de junio de 1960, Lumumba se convierte en el primer Primer Ministro del Congo independiente.  El 23 de junio formó un gobierno de coalición con el traidor Joseph Kasavubu, como presidente, y él como primer ministro, para proclamar la independencia el 1 de julio de 1960. Debido a que el gobierno belga deseaba seguir controlando la riqueza minera del país, apoyó la escisión de Katanga y Kasai del Sur, implantando gobiernos títeres en dichos territorios. El Gobierno de Patrice Lumumba solicitó la ayuda norteamericána, no siendo siquiera recibido por el presidente de EE.UU., lo que motivó el acercamiento a la Unión Soviética que proporcionó transporte y asesores militares con el objeto de controlar la situación en las provincias separatistas. Lumumba negó repetidamente tener ideología comunista alguna.

 La CIA, el servicio de inteligencia belga, y otras potencias trabajaban día y noche para mantener en el poder a los congoleños leales al imperialismo. Promovieron las sublevaciones y fomentaron otros movimientos secesionistas. Con el pretexto de proteger a la población belga, Bélgica envió tropas a Katanga, intentando sostener al gobierno secesionista de Tshombé por la fuerza. Ante esta situación, el gobierno de Kinshasa recurrió a las Naciones Unidas para expulsar a los belgas y ayudar a restaurar el orden. Las tropas belgas se negaron a evacuar el país y continuaron apoyando la secesión de Katanga. LaONU envió tropas, pero éstas no sólo se negaron a intervenir en apoyo del gobierno central, sino que intensificaron la desestabilización del nuevo gobierno.

 Las potencias imperialistas reaccionaron presionando al Presidente Joseph Kasavubu para que acabara con Lumumba, cosa que hizo el 5 de septiembre de 1960, destituyéndole del gobierno ilegalmente y reemplazándolo. Lumumba se negó a abandonar el cargo y destituyó a su vez a Kasavubu. El 14 de septiembre, nueve días después de su destitución, el coronel Joseph Mobutu Sese Seko, jefe del ejército, tomó el control político en la capital tras un golpe de estado y desató una ola de represión contra las organizaciones políticas. A los dos meses, Mobutu devolvió el poder a Kasavubu y se autodesignó comandante en jefe de las fuerzas armadas.

Asesinado el 17 de enero de 1961 por una conspiración organizada por el gobierno de Bélgica, con la complicidad de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de las Naciones Unidas. Un equipo de policías belgas desenterró el cadáver y lo disolvió con el ácido sulfúrico que proporcionó una compañía minera. Cuarenta años después el parlamento belga admitió su responsabilidad en el asesinato en una sesión celebrado en noviembre de 2001.

Perón inmortal en el pueblo

Perón inmortal en el pueblo

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Innumerable bibliografía, escritos periodísticos y análisis políticos se escribieron sobre él. Perón y el peronismo fueron el hecho maldito de la Argentina oligárquica. Cuando Perón estaba en el gobierno de 1943-1945. Desde aquel histórico 17 de octubre de 1945. Desde que ganó las elecciones de febrero de 1946. Desde que asumió en ese año 1946, derrotando a toda la clase social que odiaba al pueblo argentino trabajador. Perón y Evita en la memoria del pueblo.

Perón cambió la historia del país.Él y el peronismo de 1946-1955 fueron la fuerza modernizadora que aceleró el proceso industrializador para cambiar la estructura social de un país estratificado en manos de una elite burguesa que se decía dueña de las Pampas.

Hasta los historiadores más liberales y oligarcas tuvieron que asumir que Perón significó la Revolución Industrial local, la Revolución Social argentina y la Revolución Soberana para el país. Eso odiaron de Perón y su movimiento, el más grande de todo Occidente.

Derrocado en 1955, años en el exilio, en una Argentina con profundas luchas obreras, sociales y guerrilleras, bajo el doble clímax de la Resistencia Peronista y la Guerra Fría. El peronismo siempre fue diverso desde sus comienzos y lo siguió siendo en los años 1955-1973. La mayoría del pueblo esperaba por su líder.

Corría el año 1964 cuando Perón intentó regresar por primera vez al país. El llamado “Operativo Retorno”, producido el 1° de diciembre, incluía una comitiva de 16 personas que lo acompañaría desde Madrid, donde estaba. Pero el avión que lo transportaba, tras hacer escala en Río de Janeiro, fue obligado a retornar a España. Deberán pasar siete años más para que el líder volviera a pisar tierra argentina, cuando su retorno, lejos de ser un fantasma que asustara a las clases dominantes, se convirtió en una salida política legitimada por una abrumadora mayoría que, tras 18 años de exilio, lo sostenía con mayor fuerza que nunca.

El dictador Alejandro Agustín Lanusse lo desafió en 1972 a presentarse a elecciones. Perón regresó al país el 17 de noviembre de 1972. Lanusse firmó un decreto de “residencia”, hecho a la medida de Perón, con la intención de excluirlo legalmente de los comicios del 11 de marzo de 1973 a los que el peronismo se presentó con la fórmula Cámpora-Solano Lima, bajo el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.

Perón retornó definitivamente al país el 20 de junio de 1973. La conflictividad social aumentaba. Muchos peronistas abrazaron las ideas revolucionarias del llamado “socialismo nacional”. Montoneros y la Juventid Peronista ansiaban la liberación nacional y social definitiva. La derecha peronista estaba al acecho para erradicar a los que llamaban “infiltrados bolches”.

Cámpora renunciará el 13 de julio para convocar nuevamente a elecciones. El último impedimento se cayó entonces a pedazos, y Perón encontró el camino allanado para encabezar la nueva fórmula.

El 23 de setiembre de 1973, la fórmula Perón-Isabel se alzó con el triunfo comicial cosechando el 62% de los votos. Un referéndum excepcional y único. El 12 de octubre, emprendería su tercera presidencia. No sin dificultades. Era un clima tremendo. Toda la capacidad del líder apenas si pudo mantener unos pocos meses de expectativa, merced a su estrategia de “Pacto Social”.

El 1º de mayo de 1974 enfrentó a la Juventud Peronista y a las organizaciones guerrilleras en un acto público en la Plaza de Mayo, que concluyó con el abandono de la plaza de los “imberbes” y un apoyo explícito a la conducción sindical, acusada por los rebeldes de burócratas de derecha.

Estaba más que claro que Perón regresó a una Argentina marcada por el conflicto social en auge.

Un cristal anti balas se interponía entre él y su pueblo, todo un símbolo de los años que corrían. Con la salud quebrantada, terminó con un tono inconfundible de despedida con palabras emotivas: “Les agradezco profundamente el que se hayan llegado hasta esta histórica Plaza de Mayo. Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del pueblo argentino”. El 18 de junio de 1974 su salud decayó gravemente y ya no volvió a levantarse.

 El 1º de julio de 1974 amaneció nublado. Los partes médicos alertaban sobre el inminente final para la vida del hombre que había cambiado a la Argentina.

A las 13.15 de ese primer día de julio, Isabel dio la infausta noticia: “Con gran dolor debo transmitir al pueblo de la Nación Argentina el fallecimiento de este verdadero apóstol de la paz y la no violencia”.

La palabra del pueblo argentino, la maravillosa música, enmudeció aquel 1º de julio de 1974.

Las calles se llenaron de lágrimas, flores y caras preocupadas. La frase más escuchada era “qué va a ser de nosotros”. El pueblo argentino lloró ese día. Los antipueblo festejaron y preparaban lo peor para la Patria.

Perón, el líder, legó a Argentina el ideal de la Justicia Social. Más que nunca el recuerdo de este gran patriota debe convertirse no sólo en una efeméride, sino en una acción política real para el pueblo argentino. El mejor homenaje para Perón es seguir defendiendo sus banderas y a la Patria. Perón pertenece al panteón de los próceres de los pueblos de América Latina. Y así será con el paso del tiempo.

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