Estados Unidos y su aliado Israel han intentado tener injerencias diversas en África tratando de ganar amistades para sus intereses geoestratégicos. Pero ambos chocaron con la firmeza de algunas naciones africanas que ven con buenos ojos las relaciones con Rusia y China, como así también la causa justa del pueblo palestino.
África ha sido siempre un escenario de disputas neocoloniales desde el fin de la Guerra Fría. Ya no se trata de la confrontación ideológica entre capitalismo y comunismo, sino de tratar de sacar tajadas sobre los mal llamados recursos naturales que posee el continente madre de la humanidad. El imperio ha creado un mando regional para África, conocido como AFRICOM, que responde a los cambios estratégicos del fin de la Guerra Fría y a las nuevas prioridades en los intereses globales y regionales de Washington, pero que plantea una aproximación diferente para la zona tras las experiencias de Afganistán, Irak y de la denominada “Guerra Global al Terror”.
Desde el año 2000, Estados Unidos estableció como uno de sus objetivos prioritarios de seguridad nacional, la seguridad energética. En este sentido, la seguridad del abastecimiento petrolero y gasístico y el aumento de competencia se incrementó por la demanda producida, en gran medida, por las necesidades de la República Popular China y la India, junto con el establecimiento desde Costa de Marfil hasta Angola de uno de los polos de abastecimiento básico para el imperio, y el aumento de la presencia del llamado “terrorismo yihadista-salafista” en el norte de África y el Sahel, y llevó al progresivo aumento de la importancia de África en la política exterior de Estados Unidos.
Washington ha chocado en los últimos años con los intereses chinos y rusos, que también poseen sus intereses sobre el petróleo, el gas y los minerales de África. El imperio ha buscado ayuda en su aliado Israel, que trata de lavar su buena imagen en África. En el año 2021, Israel obtuvo el estatus de observador en la Unión Africana (UA) tras décadas de esfuerzos diplomáticos, lo que provocó la protesta de varios miembros del bloque de 55 países, como Mauritania, Sudáfrica y Argelia. Al final, la medida fue revocada y no se ha vuelto a hablar de la posible inclusión de Israel como observador en el órgano panafricano. Y en febrero de este año 2023, una delegación de observadores israelíes en la cumbre de la UA en la capital etíope de Adís Abeba fue expulsada de la ceremonia de apertura por el rechazo de los representantes de algunos países miembros a la presencia de los sionistas en el evento. La causa palestina en algunas naciones africanas es muy significativa. Sudáfrica, por ejemplo, ha denunciado que Israel practica un apartheid clarísimo sobre el pueblo palestino.
Estados Unidos e Israel han querido también asesorar militarmente a algunas naciones africanas pero, al mismo tiempo, se han puesto del lado de las políticas de ajuste fiscal del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Africano de Desarrollo (BAD), que presionan a los países africanos con deudas impagables. En este sentido, la percepción en algunos Estados africanos no es muy favorable en sus relaciones con Estados Unidos y sus aliados.
Como contraparte, China ha ido aumentado su presencia comercial y militar en África, de 18.000 millones en 2003 a 30.000 millones de dólares en 2006, y lo sigue haciendo. Pekín también ha perdonado la deuda externa a 21 Estados africanos y ha creado un foro de cooperación China-África con 46 de los 53 Estados africanos. Además, ha vendido armas a Zimbabwe, Etiopia, Eritrea, Angola, Malí, Namibia, Sierra Leona y Mozambique.
Los rusos no se quedan atrás. En tiempos de la Guerra Fría, la antigua Unión Soviética ha establecido relaciones políticas y comerciales con naciones descolonizadas de África, sobre todo con Angola, Mozambique, Argelia, Guinea, Burkina Faso, Mali y Madagascar. También ha apoyado a gobiernos socialistas como el de Etiopía durante 1978-1990. Angola y Mozambique fueron casos de unidad africano-soviética porque estas naciones tuvieron sus gobiernos marxistas locales entre 1975 y 1990. Moscú también se puso del lado de la lucha de los africanos del sur de África contra el apartheid racista, exigió la liberación de Nelson Mandela y no dudó en apoyar a los rebeldes de Namibia y Zimbabwe. Pero el final de la Guerra Fría dejó un vacío. No obstante, pasó el tiempo y ahora como Federación Rusa, vuelve a la carga en este siglo XXI.
En 2022, Rusia desplegó su accionar diplomático en África. El canciller ruso Sergei Lavrov visitó cuatro países africanos y demostró que Moscú todavía tiene la fuerza diplomática para desafiar a Estados Unidos a través de los gobiernos africanos, pues estuvo en Egipto, Etiopía, Uganda y Congo. Cierto que la mayoría de las naciones de África, incluidas Nigeria y Kenia (las potencias económicas de África occidental y oriental respectivamente), votaron a favor de una resolución de la asamblea general de la ONU en marzo de 2022 que condena la “agresión” rusa y exige su retirada de Ucrania. Sin embargo, casi la mitad de todas las abstenciones (17) vinieron de África.
Los países en esta lista incluyen Sudáfrica, que se siente en deuda con Moscú por su apoyo en la lucha contra el apartheid, y Uganda, que asumirá en breve la presidencia del Movimiento de los Países No Alineados, un organismo mundial formado durante la Guerra Fría por países que querían evitar verse atrapados en la rivalidad entre las potencias occidentales y el bloque comunista.
Tradicionalmente, el comercio de Moscú con África se ha centrado en el ámbito militar, desde la venta de rifles automáticos hasta aviones de combate. En octubre de 2022 se hizo la cumbre Rusia-África que se celebró en Etiopía y donde se firmaron acuerdos comerciales y de defensa para fortalecer las relaciones.
Estados Unidos puso el grito en el cielo ante la presencia más firme de chinos y rusos en África. Pidió a las naciones africanas que abandonen sus alianzas con Pekín y Moscú. Estados Unidos dio su apoyo a la adhesión de la Unión Africana al G20 como un miembro permanente, así como reclamar al Consejo de Seguridad de la ONU una ampliación de sus miembros permanentes y no permanentes para que uno de los países africanos tenga un puesto fijo en el órgano.
Pero los chinos y rusos van a pasos firmes en África. Ganan aliados y son vistos como no injerencistas. Estados Unidos e Israel no la tienen fácil en la cuna de la humanidad.