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Debido a la ola de inflación que se está viviendo a escala global, el Banco Central Europeo decide tomar cartas en el asunto y subir las tasas de interés por primera vez en once años. La medida lo que busca es reducir el circulante de masa monetaria, una medida similar a la adoptada por la Reserva Federal del Tesoro de Estados Unidos dos meses atrás.

Como ya venimos hablando en estas columnas, hay un fenómeno inflacionario a escala global producido en primera instancia por la irrupción de la pandemia de Covid 19, y en segundo lugar por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que ha generado un aumento en el precio de bienes y servicios, principalmente en lo que se refiere a alimentos y a energía.

Este conflicto no solo ha acelerado el proceso inflacionario a nivel mundial, sino que también ha perjudicado fuertemente a la unión europea. Países como Alemania, Francia o Italia, que se mostraban como los pilares sobre los que se construía la hegemonía económica europea, han demostrado tener sus matrices productivas fuertemente ligadas a recursos producidos fuera de sus fronteras.

Recordemos que una de las primeras medidas tomadas por el Kremlin al comienzo del conflicto bélico, fue que las tarifas correspondientes a la exportación de gas a los países de Europa occidental sean pagados en rublos y no en euros. Esta maniobra, generó que los países del este, tengan que comprarle rublos a Rusia para poder pagar por el servicio. Como consecuencia el precio de la energía aumentó alrededor de un 60%, y ya sabemos lo que sucede con la cadena de valor en los precios cuando esto ocurre. Automáticamente todos los productos de consumo básico aumentaron, generando inflación, y una consecuente devaluación del euro.

El panorama es complejo por tierras europeas, complejo al punto que durante el mes de julio se alcanzó un 8,6% de inflación interanual, y el dólar superó la cotización del euro por primera vez desde el año 2002, lo que hace que los productos que importa la Unión Europea también aumenten, generando un alza generalizado en los precios, y todo parecería empeorar con la llegada del invierno, especialmente en las zonas frías de Europa.

Sin embargo hay algunos economistas de tinte liberal que explican que la devaluación del euro es quizás más atribuible a la fortaleza que ha ganado el dólar en el último tiempo, y pronostican que la situación podría regularizarse una vez que se alcancen los picos cíclicos de los tipos de cambio oficiales. Pero no todos comparten esta visión y se pronostica que hasta tanto no se resuelva la situación entre Rusia y Ucrania esto no solo no encontrará una pronta solución, sino que más bien la situación tenderá a empeorar.

Es en este contexto que el Banco Central Europeo que preside nuestra conocida Christine Lagarde, pondrá en marcha este jueves un plan para afrontar la creciente inflación, y el mismo se basa en un incremento inicial de 25 puntos básicos sobre la tasa de interés. ¿Esto quiere decir que el interés de los bancos aumenta un 25%? No, un punto básico representa la centésima parte de un punto porcentual, por lo que el aumento será de un 0,25%, todavía muy abajo del aumento de tasas por parte de Estados Unidos que se ubicó en 75 puntos básicos, y generó un aumento en la tasa de interés del 1,75%.

Entonces el objetivo detrás de esta medida consiste en mejorar la oferta que los bancos hacen, para intentar recuperar parte del dinero que está en circulación, y de esta manera y bajo la premisa de disminuir la demanda, poder ponerle un freno a la inflación.

Por otra parte se espera también que frente a la incertidumbre reinante, los sectores inversionistas se vuelvan aún más conservadores en sus convicciones, y entiendan que no se trata de un tiempo de apuestas, sino más bien de un tiempo en donde lo que conviene es ir a lo seguro, y de esta manera volcar la mayor parte de sus activos en inversiones financieras en los bancos.

Pero no todo es tan lineal, y ya hay sectores del poder que están pidiendo incluso subir más las tasas, por lo menos al doble de lo que seguramente anuncie este jueves el directorio ejecutivo del Banco Central Europeo. Frente a esto la respuesta es que hay que esperar para ver lo que suceda con esta medida, ya que por ejemplo en Estados Unidos no ha dado los resultados que se esperaban y la inflación continúa escalando, superando este mes los 9 puntos interanuales.

El panorama para las economías en vías de desarrollo no parece ser mejor, ya la semana pasada la ministra de economía de la Nación, Silvina Batakis, adelantó que seguramente el Banco Central de la República Argentina adopte medidas similares tendientes a la suba en las tasas de interés, que buscará dar respuesta a la disparada en el precio de los bienes de consumo y el problema inflacionario que tiene el país desde hace años, y que se acentuaron entre otros factores por el panorama internacional.

Sin embargo el aumento de tasas por parte del Banco Central de la Unión Europea, abre un posible riesgo para los países emergentes ya que esto puede provocar mayores riesgos financieros y una mayor devaluación de las monedas.

Lo cierto es que lo que ocurre con el euro no es solo una respuesta al contexto, sino que va más allá. Lo que este fenómeno permite analizar es que el bloque europeo no está tan afianzado como se creía, ni es tan estable ni autosuficiente como querían hacernos creer. Son economías fuertemente dependientes, que no producen determinados tipos de recursos y que por lo tanto se encuentran supeditadas a un contexto mucho más macro.

En contrapartida debemos preguntarnos si lo que está ocurriendo en Rusia es lo que nos venden los grandes medios. Aquellos que hablan de un Putin acorralado, que se queda sin energías, que las cosas en Ucrania no le están saliendo como planeaba, en dónde incluso se ponía en tela de juicio su estado de salud, al parecer no todo es ni tan blanco ni tan negro. Es que si realmente Rusia estuviera tan asfixiada como dicen por las presiones y las sanciones internacionales, la situación sería otra.

De hecho, Rusia encontró en China un aliado gigante a quien prioriza como nuevo cliente de sus recursos en detrimento de algunos países del oriente europeo, y motivos le sobran, pero este quizás ya sea tema de análisis en alguna otra columna. Por el momento habrá que esperar al día jueves a los anuncios que haga el Banco Central Europeo y las consecuencias que las medidas que adopte puedan tener en la economía del viejo continente.

Nacho Albanesi
Nacho Albanesi

Colaborador de Revista Trinchera y columnista de la sección Economía en el programa 526 al Fondo.
Instagram: @nacho.albanesi | Twitter: @nch_albanesi

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