¿Dónde nos vamos a parar?

¿Dónde nos vamos a parar?

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

EEUU se niega a aceptar su declive como hegemón. Europa fue arrastrada a una guerra y es la gran perdedora. Mientras tanto se consolida un nuevo G2, esta vez con Rusia y China, y comienzan cambios que, según el mandarín Xi, pasan una vez cada 100 años ¿Dónde nos vamos a parar?

En la década de los 70 y con la derrota de Vietnam sobre sus hombros, el estratega de la guerra Henrry Kissinger operó para conformar un G2 entre EEUU y China (del que medio siglo después tanto Demócratas como Republicanos reniegan por lo que acontece con Taiwán).

Tiempo después, sería el rusófobo Brezezinski (asesor de Jimmy Cartes), quien proponía un G2 con China para enfrentar a la Unión Soviética. Hoy, a casi 100 años y luego del saltinbanqui, Kissinger exhortó a Biden con hacer una alianza con Rusia para enfrentar a China.

Durante los últimos años, en estas líneas nos hemos dedicado, entre otras cosas, a analizar hechos destacados que comenzaban a dar cuentas de los cambios que se avecinaban. Hechos que tuvieron poca difusión y análisis en los medios locales, pero que -creíamos- transformaría el panorama global. Bueno, parece que esos cambios están a la vuelta de la esquina.

Semanas pasadas compartimos algo que en la prensa de occidente pasó desapercibido: en su despedida de Moscú, el mandarín Xi le dijo a su homólogo ruso que “estamos viendo cambios que no habían ocurrido en 100 años, y lo estamos impulsando juntos” a lo cual el zar Vladi contestó sonriente: “Estoy de acuerdo. Buen viaje”.

Finalmente se conformó un nuevo G2 pero tiene como actores a chinos y rusos, y estos están aislando a EEUU de la toma de decisiones de cara a un futuro no muy lejano. Esta alianza está acelerando de forma vertiginosa un proceso de multipolaridad que está atrayendo a cada vez más países de África, Asia y América. Países que buscan relaciones de tipo win-win y con transferencia tecnológica frente a la posición arrogante, extorsiva, unidireccional y violenta de la caduca “democracia” represiva occidental, esa que recorre las calles desde Washington hasta París.

Sólo para poner unos ejemplos: En paralelo a la visita de Xi a Moscú, se vivió en la capital rusa la Segunda Conferencia Interparlamentaria de más de 40 países de África a los cuales Putin se dio el lujo de condonarles una deuda de más de 20 mil millones de dólares.

Otro ejemplo es la reciente firma de un acuerdo entre Rusia y China para comerciar en sus propias monedas, cosa que además analiza el BRICS en su conjunto y que anunció Putin luego de su reunión de más de cuatro horas con el mandarín: “Vamos a utilizar el yuan para todas nuestras operaciones comerciales con África, Asia y América”, sostuvo el zar. Hecho que pasó desapercibido, pero es una bomba de protones al dólar gringo, al tiempo que se sigue avanzando para llegar a un acuerdo definitivo y se construya el Gasoducto Siberia II (que irá de Rusia a China, pasando por Mongolia) y que sustituirá a los Nord Stream boicoteados por los yanquis. El “Acuerdo del Siglo”, según Putin.

Hoy Rusia y China tienen superávit comercial y lideran el ranking del 2022. Alemania cayó al séptimo lugar en esa lista. Europa jugó a la ruleta rusa en materia energética y terminará siendo la gran perdedora de la guerra en Ucrania a la que EEUU la empujó. Como si fuese poco, la crisis financiera del Silicon Valley Bank, provocó que otros bancos como el Deuche Bank o el Credit Suisse tuvieron que ser rescatados con cientos de miles de dólares ante la posibilidad de quiebra y se especula con que alrededor de otros 200 bancos puedan desaparecer en “el país de las libertades”. Para colmo de males, esta semana se dio a conocer que por primera vez el BRICS superó en PBI al G7, es un dato impactante que para muchos en occidente pasó inadvertido (o más bien, quisieron ocultar).

El mundo que conocíamos se desmorona cada vez más rápido, habitamos un mundo en crisis, donde se están dando cambios acelerados pese a los intentos de EEUU (quien está librando diversas guerras) para sostener su influencia en zonas que históricamente estuvieron bajo su influencia, como Europa y Nuestra América, e intentarán de cualquier forma condicionar el vínculo que rusos y chinos tienen en África.

A nuestro continente pretenden condicionarlo con la famosa guerra jurídica, con las presiones y operetas mediáticas, con los golpes institucionales y, obviamente, con el endeudamiento externo (si sabremos de eso en Argentina). Ingenuo sería pensar que la cosa no podría ser peor; miremos medio oriente sino.

El problema para los norteamericanos es que la influencia de la República Popular China en el continente no ha parado de crecer en la última década; ni siquiera durante el retorno de gobiernos de derecha en años recientes. Por más golpes que dieron, la influencia del gigante asiático sigue en aumento, fundamentalmente como comprador de materias primas y como inversor en infraestructura y tecnología.

El caso brasileño es el más significativo. Según datos del Comtrade UN (la Base de datos de intercambio comercial de la ONU), el Banco Mundial y el Centro de Estudios de Prospectiva e Información Internacional (CEPII), analizados por el portal Misión Verdad, hace más de una década que el gigante sudamericano tiene como mayor socio comercial a los chinos, tanto en importación como exportación de bienes y servicios.

A este dato histórico debe agregársele -necesariamente- el lugar que Brasil está retomando de la mano de un Lula recargado. El mandatario sudamericano nuevamente se atreve a desafiar los designios y las presiones de EEUU, no sólo al establecer que su país comercie con China en monedas locales (como ya había hecho, entre otros, Putin), sino con la inmensa cantidad de convenios firmados en su reciente visita. Entre sus palabras se destacan frases como: “Nadie va a prohibir que Brasil perfeccione su relación con China”; o “queremos elevar el nivel de la asociación estratégica entre nuestros países, expandir los flujos comerciales y, junto con China, equilibrar la geopolítica mundial”.

Pero sin dudas, la frutilla del postre en esta relación será el rol que Dilma Rousseff jugará como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS. Este hecho pone al país sudamericano en un lugar preponderante, que sin dudas será un factor clave para expandir los vínculos con toda la región, sobre todo con Argentina. Recordemos que Alberto Fernández pidió pista para ingresar al bloque y que en junio -con la visita de Sergio Tomás a Beijín– podría terminar de concretarse. Esto sin olvidar que Brasil y Argentina no sólo tiene un vínculo comercial y político muy importante, sino por la inmensa catarata de convenios en firmados -y en puerta- en múltiples áreas.

Está claro que el endeudamiento de Macri con el FMI, bajo las directivas de Donald Trump (y pese a que se la robaron toda) era -entre otras cosas- para condicionar la política exterior argentina e intentar impedir que se realice una política soberana, sin limitaciones o condicionamientos que incluya acuerdos de toda índole con Rusia o China.

Ya lo han afirmado diversos analistas en múltiples oportunidades: no importa quien gobierne o quien esté sentado en el Despacho Oval, la política norteamericana para con este continente siempre será bajo una lógica de dominación.

En este escenario de disputa entre potencias, Argentina no está exenta. China se ha convertido en el principal socio comercial con más de 140 países o regiones del mundo (es el 2do detrás de Brasil para nuestro país). Dato no menor para entender que luego de la reunión entre Alberto Fernández y Biden, se aproxime un desfile de funcionarios de alto rango que llegaron y llegarán al país. Está claro que en todos los casos buscarán que se frenen todos los vínculos con China. Situación de difícil concreción, sobre todo, por el inmenso problema de financiamiento que significaría para la Argentina la sola idea de renunciar al SWAP chino.

El director del portal Red Voltaire, Thierry Meyssan, afirmó recientemente que “vamos hacia un mundo divido en dos bloques: de un lado estarán la superpotencia estadounidense y sus vasallos y del otro lado tendremos el mundo multipolar. En términos de población, el bloque occidental viene siendo un 13% de la población mundial mientras que el mundo multipolar representa el 87%”.

En las próximas elecciones, Argentina también definirá cómo se va a parar en esta disputa. El mundo vive un momento de incertidumbre, de caos, de acciones y reacciones peligrosas. Pero como ha sucedido a lo largo de la historia, momentos como estos también significan grandes oportunidades para nuestros países. Solo se trata de saber maniobrar y de aprovecharlas al máximo.

Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

Régimen sionista israelí en crisis 

Régimen sionista israelí en crisis 

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Luego de días de masivas protestas y una feroz represión por parte de la policía, finalmente el genocida primer ministro Benjamín Netanyahu aplazó la polémica reforma judicial en Israel. En la Palestina ocupada por los sionistas, se vio una crisis interna política pocas veces vistas en el régimen invasor de Tel Aviv que preocupó a Estados Unidos y aliados en Oriente Medio.

El régimen sionista del primer ministro Netanyahu decidió aplazar la aprobación de la reforma al sistema judicial hasta finales de julio de este año. El partido político Otzma Yehudit publicó un comunicado, citado por la prensa local, según el cual el líder de esa facción y ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, acordó con el primer ministro Netanyahu postergar la aprobación de la reforma hasta la próxima sesión de verano boreal de la Knéset (Parlamento israelí).

Israel empezó este lunes 27 de marzo una serie de huelgas masivas que englobaron a diferentes sectores que expresan de esta forma su rechazo a los planes de Netanyahu de reformar radicalmente el sistema judicial. El jefe de la Federación General de Trabajadores de la Tierra de Israel, conocida como la Histadrut, Arnon Bar-David, anunció una “huelga histórica”. Los empleados del aeropuerto internacional Ben Gurión, el más grande del país, ya se declararon en huelga, por lo que no hay vuelos de salida. Los trabajadores de Salud también se sumaron a la huelga, mientras los equipos médicos solo trataron casos de emergencia. Tras la llamada de la Histadrut al paro generalizado, empresas y autoridades locales anunciaron que cerrarán a partir del 27 de marzo. En particular, las escuelas terminan las clases al mediodía, mientras que las guarderías permanecen cerradas. A la huelga también se han sumado grandes centros comerciales. La magnitud del descontento también halló eco en las misiones diplomáticas israelíes de todo el mundo que se solidarizaron con el paro general. Las instituciones de la Cancillería solo se limitarán a prestar servicios de emergencia.

Las tensiones ya se agudizaron el domingo 26 de marzo, luego de que Netanyahu destituyera al ministro de Defensa, Yoav Gallant, después de que mostrara su oposición a la reforma judicial. Un número creciente de reservistas, la base de las fuerzas armadas de Israel, ha mostrado su descontento negándose a reportarse para el servicio militar.

Antes de que se anunciara la tregua de Netanyahu, Isaac Herzog, presidente con funciones sobre todo protocolarias, le había pedido al primer ministro que frenase la legislación para calmar la situación de huelga total. También, la Casa Blanca en Estados Unidos había emitido un comunicado instando a las partes a buscar un consenso lo más pronto posible. Netanyahu se encuentra en una “encrucijada”: por un lado, le presionan la calle y la oposición, por el otro, las facciones de extrema derecha sionista de su coalición le piden “no rendirse ante la anarquía”.

La reforma judicial es la piedra angular de la política de la nueva coalición nacionalista-religiosa de Israel dirigida por Netanyahu que se formó en diciembre de 2022. El objetivo de las reformas es dar al gobierno una influencia decisiva sobre la elección de los jueces y limitar la capacidad de la Corte Suprema para fallar contra el Ejecutivo o anular la legislación. Según las propuestas, los políticos desempeñarían un papel dominante en la selección de jueces y permitirían que el Knesset anule los fallos de la Corte Suprema con una mayoría simple y elimine algunas leyes de la revisión judicial por completo.

Netanyahu defiende que la reforma está diseñada para limitar que los tribunales excedan sus poderes y que ésta fue votada por el público general en las últimas elecciones. Los críticos dicen que esto pone en peligro el sistema político de controles y equilibrios, ya que Israel no cuenta con una Constitución y tiene solo una cámara parlamentaria controlada por la coalición gobernante.

Netanyahu, quien ha dominado la política israelí en los últimos 20 años, se encuentra en el centro de esta polémica. A pesar de que enfrenta un juicio por cargos de soborno, fraude y abuso de confianza, que él niega, fue reelecto en noviembre de 2022 tras 18 meses en la oposición. Este es su sexto mandato como primer ministro y tiene ahora una mayoría en el Knesset encabezando un gobierno de coalición de partidos religiosos y de extrema derecha.

Los defensores del régimen sionista israelí han criticado a Netanyahu también porque puso en crisis total al sistema de invasión sobre la Palestina ocupada. El sionismo afronta un peligro mayor que ningún otro desde la guerra del Yom Kippur de 1973. Se trata de un peligro para la seguridad, un peligro diplomático, un peligro económico y el peligro de desmoronarse. Y eso es lo que le preocupa a Estados Unidos.


Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

Estados Unidos le sigue declarando la guerra a Corea socialista

Estados Unidos le sigue declarando la guerra a Corea socialista

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

En este año 2023 que arranca, Washington sigue amenazando a la nación socialista coreana, que ni dudará en defenderse con sus armas atómicas.

Las autoridades de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) han sostenido que Washington y Seúl se preparan en los “ejercicios de disuasión prolongados” para una supuesta guerra nuclear contra lo que en la prensa occidental se conoce como “Corea del Norte”. Estados Unidos está recolonizando Corea del Sur no sólo con presencia militar (se calcula que hay unos 40.000 soldados del imperio en la frontera con la RPDC), sino que invierte millones y millones en asesorar al ejército surcoreano y al actual gobierno conservador, antifeminista y autoritario de YoonSuk-yeol (presidente de la colonia surcoreana desde mayo de 2022).

Un exfiscal anticorrupción del Partido del Poder Popular y político conservador de 61 años, exhortó a Pyongyang a que renuncie a su arsenal nuclear. Otro elemento que parte de su giro en la política exterior es su preferencia a trabajar con la “comunidad internacional”, lo que cobra valores concretos en el marco de la actual guerra en Ucrania y la disputa estratégica entre Estados Unidos y China.

Yoon tomó las demandas del reaccionario movimiento antifeminista y contra la diversidad sexual que se impuso en la campaña electoral, entre ellas la supresión del Ministerio de Igualdad de Género. Este nuevo “pelele” del imperio llegó a culpar a las mujeres por la caída en la tasa de natalidad.

Por su parte, las autoridades revolucionarias de Pyongyang anunciaron haber lanzado cuatro misiles de crucero estratégicos en el mar del Este, recalcando así su gran “fuerza de combate” ante posibles amenazas de Estados Unidos y Corea del Sur. En lo que va de febrero de este año 2023, la RPDC también lanzó tres misiles balísticos no especificados hacia el mar del Japón, en respuesta a los ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos y Corea del Sur que involucraron bombarderos estratégicos B-1B.

Recordar que en 1953 se firmó un armisticio entre Estados Unidos y la RPDC, que no puso fin a la guerra en la península coreana. Técnicamente la patria socialista coreana y el imperio están en plena guerra. Washington sigue utilizando su base militar poderosa en Corea del Sur, y junto a Japón y las Filipinas está rearmando la zona del “Extremo Oriente” para intentar socavar tanto a la RPDC como a la República Popular China con el contencioso de la isla de Taiwán, provincia considerada rebelde para Pekín desde 1949.

Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

¿De dónde venimos, hacia dónde vamos?

¿De dónde venimos, hacia dónde vamos?

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

La coyuntura obliga a repensarnos constantemente. O quizá sea parte de la tarea militante: asumir las contradicciones cotidianas y romper con el costumbrismo para hacernos las preguntas incómodas que ameritan respuestas urgentes.

En un diagnóstico prematuro se leen diversos fenómenos que dan cuenta de un cambio paradigmático. Habitamos hoy una sociedad sobre-fragmentada, donde lo que prima es la individualidad por sobre lo colectivo, bajo un disciplinamiento social locuaz en el que todos somos un poco títeres y titiriteros. El cuerpo social se volcó en una homogeneidad atomizada de identidades licuadas que se construyen desde la otredad como punto de partida. Hasta acá, nada nuevo. 

De un tiempo a esta parte, podríamos pensar en cómo el liberalismo se fue filtrando en la porosidad de los diversos eslabones sociales hasta entrelazarse íntimamente en la génesis del pensamiento regional, gestando un pensar global que responde a intereses ajenos a los propios. ¿Es posible hablar de un pensamiento nacional-popular hoy, que no esté infectado por las características procaces del neoliberalismo en las prácticas más íntimas y cotidianas de la política desde sus distintas vertientes? 

Ignorar las influencias de una sociedad plenamente intervenida por la manipulación económica, política y cultural de un imperialismo sobre-desarrollado sería ignorar el trasfondo de la cuestión. Dentro de ello, es también un gran error suponer que el poder real se sostiene sobre las estructuras institucionalizadas o gubernamentales. En ese sentido, podríamos explicar la crisis de representatividad política en la cual hoy se inscribe toda la región nuestroamericana. 

La crisis política tiene diversos rostros y está plenamente signada por un tiempo sin claridad tangible. Hay quienes hablan de la misma como producto de la pérdida de los valores sociales y morales que conglomeran y ordenan a la comunidad; otros asignan que este estado de fragmentación aparentemente sin retorno responde a la modernidad, y del mismo modo hablan del fin de la historia como la conocemos. O mismo aquellos que explican este contexto como un retroceso que responde a tiempos cíclicos de crisis, necesaria para gestar nuevas transformaciones. Y aunque las lecturas son más amplias y tienen otros colores, todas coinciden en que el mundo de hoy es imperativamente desigual, fragmentado y caótico, lo que nos lleva a preguntarnos constantemente qué hacemos.

Me gustaría retomar lo que postula Dubet en “¿Por qué preferimos la desigualdad?: traza la idea de una trampa que conduce a sostener desigualdades justas y desigualdades injustas. ¿Cuál es entonces el lugar donde radica la igualdad y la fraternidad?, y aquellas ideas revolucionarias y parteras de los tiempos violentos -léase modernos-. Nos encontramos nuevamente con que la desigualdad es una elección racional que impone un pequeño grupo poseedor de la mayor parte de la riqueza en detrimento de las mayorías. 

Es decir, las élites políticas y económicas son las que deciden qué tan igual o desigual puede ser una sociedad. En esta clave, las desigualdades son producto de los mecanismos que componen las redes de relaciones donde se constituyen las ideologías y que luego se traducen a políticas que establecen los grupos de poder en cada sociedad para mantener el control.

La génesis misma de la formación individual y colectiva está transversalmente influenciada por las desigualdades. Partamos del sistema educativo. Sería muy ingenuo sostener que la educación en nuestro país -y ni hablar si lo traspolamos a un análisis nuestroamericano- no abona a la profundización de las desigualdades, cuando es parte del engranaje que articula en pos de mantener el orden establecido de las cosas. Un orden tan prolijamente articulado, interconectado e internalizado que funciona sin mayor requerimiento que las condiciones sociales establecidas. 

Hay, a mi entender y a sabiendas de que puedo estar equivocada, algo que se dibuja sobre todas las lecturas. La dialéctica es siempre la misma: opresores-oprimidos. Imperialismo más o menos oculto, más o menos tangible, más o menos violento.

A todo tiempo le corresponden pensadores que se topan con una maraña de sucesos aparentemente inconexos, pero profundamente relacionados. Han sido pocos los tiempos de claridad, si es que alguna vez los hubo, y pocos los pensadores que han sabido interpretar la coyuntura de modo tal que pudieran trazar diagnósticos y proponer utopías dignas de ser defendidas como quien entrega su vida a las causas. Han sido apenas pequeños focos en un camino largo y tendido donde, como Silvio, podríamos cantar sosteniendo que muchas veces

comenzamos un día por los tiempos de siempre y todavía;
comenzamos felices
a juntar cicatrices,
como buenas señales de los años,
y, peldaño a peldaño,
levantamos paisaje

Y como replica llegado el final, quizá haya que recordar y sostener siempre que

el amor sigue en brete  
y el camino a machete

Releyendo a Cooke, podríamos sostener que si el caos de estos tiempos nos altera y nos quita el sueño, si la vorágine nos apabulla y no nos deja pensar, no creamos que esta es la primera vez que nos vemos presos del desencanto político. Ya lo expuso el Bebe en el ’64: “La despolitización es una política como cualquier otra, dentro de la no-ideología que no es otra cosa que la ideología de las clases dominantes”.

Ante la despolitización, la única respuesta es la organización colectiva; la política de las bases como respuesta a la política mezquina. Es imperante que la unidad sea el eje central de todo escenario político, y se ponga en el centro lo que nos unifica como pueblo sin perder de vista a los enemigos de siempre. El imperialismo siempre fue y ha sido la cuestión central de nuestros problemas políticos, aunque algunos renieguen de esta categoría y se pierda como algo caducado. 

Cabe preguntarnos justamente si no es su relego del análisis coyuntural lo que nos impide ver qué hay de trasfondo. ¿Quién mueve los hilos de nuestra historia, quién es el banquero de nuestra economía, quién es el verdugo de nuestra autonomía política? Si hemos perdido o vamos perdiendo nuestra soberanía política y económica, quizá sea porque nos han privado de nuestra identidad popular, manipulando el juego y haciendo del campo político un dramaturgo propenso al desencanto, una política domesticada. 

La única alternativa a la atomización y fragmentación en ebullición, no puede ser otra que la conformación de nuevas consagraciones comunales, dentro de un cambio cuasi ontológico que se revele a la idea de una patria sometida, para parir y gestar una praxis liberadora que construya un proyecto político. No desde la otredad, sino integrando al otro en un todo/s.

Solo apostando en un otro, solo creando marcos de acción directa y concreta en colectivo, es que podemos pensar en la creación de nuevos horizontes políticos que además de defender lo construido hasta la fecha, nos inviten a reencantar el mundo, a embestirlo nuevamente en sueños transformadores; a recuperar el sentido político de la palabra democracia y hacer de la identidad popular una herramienta contra la internalización del enemigo de la que tanto habla Fanon. Solo retomando las categorías de la descolonización, hablando a viva voz del imperialismo, de opresiones y resistencias, sin tapujos y sin que las críticas a los modelos sean sinónimo de rupturismos, es que podemos entender la escalada de la violencia como la internalización y la respuesta a una desigualdad que crece con una profundidad grotesca.

La tarea es aún más escalofriante en la cotidianidad cada día más efímera hija de la liquidez de este tiempo, que de tan tirano se evapora y no nos permite frenar la pelota y visualizar el detalle, hasta marearnos como si viviéramos viajando sobre un tren sin frenos y sin paradas. Si ese movimiento constante no nos permite delimitar las estructuras que se proyectan precoces sobre nuestros ojos para desvanecerse, debemos poder convertirnos nosotros mismos en freno y pausa. No correr tras la agenda impuesta. 

Ante tiempos veloces y violentos, lo único que puede salvarnos es recuperar el sentido político de la palabra política. Construir la unidad desde la diversidad. Que las cabezas y los cuerpos a los que abonan las bases distingan y construyan nuevos horizontes hacia donde dirigirnos por fuera de las mezquindades de la política liberal-burocrática. Y que, en todo caso, las discusiones sean para saldar desacuerdos y no para sumar a la profundización de la fragmentación del cuerpo político. 

Tanto a nivel nacional como en el territorio nuestroamericano, existe y resiste en la pulsión de esta, nuestra tierra, una compleja unidad histórico-cultural que debe tomar por rehén a nuestro cuerpo político aburguesado. Hacer del arte estratégico y político, un campo que ponga en cuestión efectivamente los intereses en juego; y para ello debemos empezar por ser las bases quienes cuestionamos esos funcionamientos. Es preciso remover la desesperanza, recomponer las organizaciones y las representaciones sociales, salirnos de los travestismos políticos lavados y modernizantes, y preguntarnos como en su momento lo hacía Darcy Ribeiro:

“¿Dónde está la intelectualidad iracunda que se haga voz de este pueblo famélico? ¿Dónde están las militancias políticas que armen a los latinoamericanos de una conciencia crítica esclarecida sobre nuestros problemas y decidida a dejar atrás tantos siglos de padecimiento?”

Y aunque esto ya no sea de Darcy: ¿Qué significa hoy ser un intelectual comprometido con la Universidad Pública en la Argentina? ¿Qué significa habitar esas aulas? ¿Qué hacer cuando la política se fuga de la rosca y lo intransigente se vuelve imperante? 

Darcy tenía otra característica muy particular que lo coloca en el panteón de pensadores de época que pudieron leer y actuar en consonancia con su tiempo histórico. Mantuvo la coherencia entre el decir y el hacer, y realizó las preguntas incómodas que nos obligan a repensarnos y situarnos en tiempo y espacio para ver de dónde venimos y preguntarnos hacia dónde vamos. 

Manuela Bertola
Manuela Bertola

Hija y nieta de la historia de nuestro pueblo. Estudiante de sociología. Nacida y criada en la ciudad donde las diagonales tocan el sol.

El eterno retorno de la crisis en Uruguay: a 20 años del 2002

El eterno retorno de la crisis en Uruguay: a 20 años del 2002

TIEMPO DE LECTURA: 9 min.

La crisis del 2002 es el embudo y la condensación de la conjunción del poder político, financiero; la corrupción, los familiares, los favores, la vista gorda, el aprovechamiento y la dependencia de un país como el Uruguay.

La crisis del 2002 es ícono de un país que tocó fondo, pero también de la capacidad que tienen los poderes fácticos de lavarse culpas, de matizar sus delitos, de generar un blindaje, aunque el daño que hicieron fue mayúsculo, de alcance nacional e incluso trascendió fronteras.

A 20 años de la crisis hay signos y señales que nos retrotraen a aquella época: ollas populares, caída del salario real, apertura comercial indiscriminada, dependencia de la inversión extranjera directa, Argentina en crisis, blancos y colorados en el gobierno.

Por si faltaba algo, apellidos calcados. Alfie, Bensión, Talvi, Lacalle, Sanguinetti y actores secundarios que también cumplieron su papel desestabilizador y corrupto tras bambalinas. Hoy a 20 años, ¿Uruguay aprendió la lección o está condenada a tropezar dos y tres veces con la misma piedra?

La crisis cíclica

Uruguay ha sorteado crisis con una periodicidad llamativa. Veinte años (más, menos) es la media de distancia entre una catástrofe y la otra. Desde 1873, pasando por 1890; 1913 previa a la Primera Guerra Mundial; 1931 llegando dos años después del crack del 29 en tiempos donde no existía la globalización. El período entre guerras y el post segunda guerra mundial fue favorable para esta nación agroexportadora de materias primas de escaso valor agregado.

Otra crisis se fue cocinando hasta que en el período pachequista que se inició en 1968 se empezó a gestar uno de los proyectos más sangrientos de nuestra historia, que no solo tenía un componente moral y militar (teoría de los dos demonios, la nación en peligro o los militares como última reserva moral de la patria) sino que también uno de los fuertes componentes de la dictadura fue el económico. Hacia 1982, en las postrimerías de la misma, implosiona “la crisis de la tablita”. Exactamente veinte años después se desató la crisis financiera de 2002.

Fue la peor crisis socio-económica, solo comparada con la propia dictadura en cuanto a destrucción del tejido social y productivo; y marcas indelebles a nivel país. Las ollas populares volvieron (como volvieron a volver en el 2020 con la pandemia de Covid-19 y el gobierno de la Coalición Multicolor presidida por Luis Lacalle Pou.)

La migración fue brutal, el desempleo, la pobreza, la marginalidad y la tasa de suicidios alcanzaron niveles históricos.

BBC Mundo | AMÉRICA LATINA | Argentina: “Nada funciona bien”

El relato oficial es que el mundo estaba convulsionado y que Uruguay fue víctima pasiva del Efecto Tequila por la crisis mexicana; de la crisis del real en Brasil y del país hermano Argentina por la crisis del 2001 de similares características a la nuestra.

Es cierto que ante toda crisis existen factores externos e internos. Estos últimos han querido barrerse debajo de la alfombra o más bien reducirlos a su mínima expresión. Sin embargo, la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU) en 1999 ya advertía en un informe anual, la vulnerabilidad del sistema financiero uruguayo y la falta de controles.

En el libro “2002 – La historia no oficial de la crisis y una lección pendiente” de Carlos Luppi podemos encontrar datos que son contundentes.

El PBI se desplomó un 11%. Pasó de 25.385 millones de dólares en 1999 a 13.603 en 2002. La tasa de desempleo alcanzó un escalofriante 22%, el trabajo informal ascendía a 450.000 personas. 35 mil personas emigraron hacia distintos puntos del globo, principalmente a Estados Unidos y España.

El derrotero de la crisis dejó la industria de la vestimenta desplomada. De 140 empresas que existían en la década del 90, solo quedaron cinco. El salario real cayó un 10.9%. La pobreza arañó el 40%. Los suicidios: un 21.5 por cada 100.000 habitantes. Incluso se conoció la existencia de una “Asociación de suicidas” con 57 miembros.

Uruguay, el país real que se trata de ocultar, pero se sufre a diario – LoQueSomos

La inflación pasó del 3.6% al 25.9%. La devaluación del peso uruguayo fue del 93.7%. El riesgo país alcanzó los 3000 puntos básicos. Los bonos nacionales cayeron su valor nominal en un 65%. Los activos de reserva del Banco Central cayeron de 3.100 millones de dólares a 772. Las exportaciones se redujeron un 38% y las importaciones un 15%. La deuda pública alcanzó un 101%. El sistema bancario perdió el 48% de sus depósitos. Estamos hablando de unos 7.400 millones de dólares. Uruguay cayó al puesto número 46 en el índice de desarrollo humano. El índice de aprobación del difunto y ex presidente Jorge Batlle pasó de un 58% en marzo de 2000 al 5% en 2004.

Suspendieron su actividad cinco bancos privados: Galicia, Crédito, Comercial, Montevideo y Caja Obrera. El extinto Banco de Crédito, fundado a inicios del siglo XX y que en la dictadura fue adquirido por el grupo inversor surcoreano Moon, asociado a la Iglesia de la Unificación; el Banco Montevideo, propiedad de la familia Peirano, que lo adquirió en los 90, aunque desde inicios del siglo estuvo ligada al negocio financiero y ya tenía antecedentes de haber fundido en la década del 70 los bancos Popular y Mercantil.

La Caja Obrera, fundado un siglo atrás por el Círculo Católico de Obreros, incorporado al grupo de negocios de los Peirano; y el Banco Comercial, que registra actividad desde hace un siglo y medio, llegando a escena en los 90 los hermanos Carlos y José Rohm, banqueros argentinos que asumieron la gestión, aunque la propiedad era compartida con bancos internacionales como JP Morgan y Credit Suisse.

 “Una manga de ladrones del primero hasta el último”

La peor crisis: la ola que nos tapó a todos – Especiales – 14/09/2018 – EL PAÍS Uruguay

Si hablamos de oligarquía, linaje y negocios, el clan Peirano es el que reúne todas las condiciones. En 1902 el comerciante Pedro Facio fundó junto a otros accionistas el Banco Popular del Uruguay.

El clan Peirano, que desde los 60 venía haciendo desfalcos y estafas, eran ministros, grandes abogados, profesores encumbrados de la Universidad de la República. Terminaron su derrotero de ladrones, estafando a un país entero.

Jorge Peirano Facio, el patter totum del clan, en 1971 su Banco Mercantil fue intervenido por excesivo endeudamiento, por tener una cartera de colocaciones concentrada fraudulentamente y por maniobras ilícitas diversas con una red de financieras, con testaferros al frente, ocupada en el vaciamiento de la institución de origen.

Hermanos Peirano buscan archivar causas y reparar imagen dejada en la crisis de 2002

En febrero de 1973, el juez penal Héctor Amilivia detuvo y procesó a Jorge Peirano Facio ―por entonces presidente del Banco Mercantil― por delitos bancarios (había pergeñado varias quiebras fraudulentas). El banquero tenía por abogados, entre otros, a Ramón Díaz y Adela Reta. Jorge continuó en el Banco Central. Mediante sus negocios y quiebras acumuló durante toda la dictadura una fortuna en tres países.

En diciembre de 2002 volvió también a ser procesado por fraude, treinta años después de su primera quiebra fraudulenta en el Caso Peirano. Encarcelado en Uruguay por el delito de «insolvencia societaria fraudulenta», una estafa bancaria de 800 millones de dólares estadounidenses.

El martes 6 de agosto de 2002 la Justicia uruguaya detuvo a Jorge y Dante Peirano Basso y a tres gerentes de los Bancos Montevideo y Caja Obrera. Estaban acusados de haber defraudado a cientos de ahorristas. Los hermanos Juan y José Peirano, responsables del vaciamiento de esta entidad seguían prófugos. Aunque dos días después se entregó José Peirano Basso.

Según documentos que pudieron acceder varios medios de comunicación, el gobierno Uruguayo sabía al menos desde Febrero de 2002 que el Grupo Peirano realizaba maniobras irregulares desde el Banco de Montevideo y Caja Obrera que podrían conducir a la entidad a una situación de insolvencia.

Los Rohm

Carlos Puchi Rohm, dueño del Banco General de Negocios, amigo de Henry Kissinger y socio de David Mulford, a su vez socio de Domingo Cavallo, Puchi Rohm había sido procesado por coimas pagadas en el escándalo IBM-Banco Nación y figuraba en los expedientes que el Congreso argentino investigaba en torno a la mafia  del oro y la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador.

El presidente argentino Carlos Menem (2R) está con los ex presidentes George Bush, de los Estados Unidos, (R), y Luis Lacalle (C), de Uruguay, y los presidentes electos de Argentina, Fernando de

A pesar de sus antecedentes, Puchi Rohm había recibido del gobierno de Menem el Banco de Santa Fe, en cuyo directorio figuraba José Martínez de Hoz, ministro de Economía de la dictadura militar, que transcurrió entre los años 1976 y 1983.

El 1º de diciembre de 1999 en una importante residencia de La Recoleta se realizó una reunión, que si no hubiera sido por una oportuna foto publicada por Página 12, hubiera pasado inadvertida. Allí estaban los expresidentes George Bush (padre), Luis Alberto Lacalle y Carlos Menem, junto al presidente Fernando De la Rúa y el electo Jorge Batlle. También estaban el banquero David Mulford y los anfitriones Carlos y José Rohm.

Según trascendidos de la época, “en la reunión se habló sobre lavado de dinero”. En el año 2004, Lacalle (padre), entrevistado por el periodista Daniel Figares en el programa Ciudad oculta (Canal 12), dijo que “había sido una reunión social en la que se encontraron viejos conocidos”. Pero repreguntado recordó “que los banqueros estaban preocupados por una posible legalización del consumo de drogas, asunto en carpeta de Batlle, y cómo ello afectaría la circulación de dinero por el sistema bancario”, relata el periodista Carlos Pelaez.

Caso Rohm: prescribió una causa clave de corrupción por fuga de dólares en 2001

De libretos y banqueros

Apellidos “ilustres” reaparecen, se duplican, re-protagonizan capítulos aciagos  con desenlaces que ya conocemos. Da la sensación que cada generación empieza de cero, desgarrada de la anterior y de la siguiente, y ellos, que parece que son los únicos que siguen el hilo del argumento de la historia; o muchas veces son libretistas y directores de la misma, se pasean por el teatro de la realidad en bata, anunciando una nueva crisis.

Artículo publicado originalmente en Periferia

Nicolás Centurión
Nicolás Centurión

Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.

Massa hace pleno

Massa hace pleno

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Algunas reflexiones respecto del relanzamiento (¿?) del Frente de Todos en la vertiginosa jornada del jueves 28 de julio. ¿Se endereza el barco? Las personas son según su circunstancia y sus acciones, habrá que ver para donde dispara Sergio Tomás.

Mientras se escriben estas líneas (pasadas las 22hs del jueves 28 de julio), el presidente Alberto Fernández ha llevado adelante la primera jugada fuerte de todo su mandato: le acaba de dar la llave de gestión económica a Sergio Tomás Massa, convirtiendo el ministerio de economía en un ministerio que englobará a Economía, Planificación Estratégica y las áreas de Producción Industrial y Agropecuaria, así como el diálogo con los entes multilaterales (FMI).

La expresión lógica es Súper ministro, aunque por el recuerdo de Cavallo en el corto gobierno delarruista, desde el oficialismo se intenta conjurar esa palabra tanto como desde la oposición imponerla. Justo cuando desde las usinas de la alianza opositora estaban instalando la renuncia a lo De La Rúa, esta comparación parece caída del cielo.

La centralización de la economía parece una medida correcta, aunque tal vez tardía. Si tenemos en cuenta que el liberalismo, en su convicción de que la economía se dirige sola, dividió la cartera en dos, se puede concluir fácilmente que concentrarla es una buena idea. Además, tiene mucho de gesto de fuerza en un momento de crisis, de refundación, pero también de último truco.

La apuesta del gobierno es mostrar capacidad de decisión, fortaleza y control del rumbo en el momento de mayor debilidad, pero el gesto se deberá completar con una gestión que muestre resultados. Hasta ahora, la dinámica que ha ganado en todos los intentos de refrescar al gabinete con el cambio de nombres ha sido la falta de dinámica.

Desde que comenzó a circular la posibilidad del desembarco de Massa al frente de un superministerio (circulación que muchos sostienen que puso a rodar el mismo tigrense), la comparación que la acompañó fue la de Fernando Henrique Cardoso en Brasil. El sociólogo brasileño accedió a la presidencia en 1994, luego de haber acompañado a Itamar Franco y logrado ordenar una economía desquiciada e inflacionaria con el Plan Real, que puso al gigante sudamericano en la senda del neoliberalismo (senda que lo llevaría a la crisis conocida como “Caipirinha”).

La comparación parece correcta, porque Massa nunca ocultó su voluntad de poder y su intención de ocupar el sillón de Rivadavia, y si esta es la última oportunidad de un gobierno que no logra enderezar el barco, también puede ser la bala en la recámara de un político que surge como salvador indiscutido e indiscutible llevando a buen puerto al gobierno del Frente de Todos o se hunde irremediablemente con el experimento que pergeñó Cristina Fernández.

Massa asume con la responsabilidad de revertir un período de concentración de la riqueza (según los números de CIFRA-CTA) inédito que comenzó con el gobierno macrista, pero se no se interrumpió con la gestión de Guzmán, bajo el gobierno de Alberto Fernández.

La segunda quincena de agosto (en unos días) se debería convocar el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil para discutir la adecuación del salario de referencia (un salario social complementario es medio salario mínimo) a la evolución de la inflación, y ahí tendremos una probadita de hacia dónde piensa Sergio Tomás que hay que virar el barco. Esta responsabilidad (única posibilidad de poner al Frente de Todos en carrera para una reelección) se solapa con bajar la inflación, dar señales a los “mercados”, intentar negociar con un sector productor agrícola que se considera desenganchado de los destinos de la Nación, renegociar con un FMI que tiene la otra gran llave de los dólares y puede dar oxígeno así como sacarlo, y continuar (con ese escenario de falta de divisas verdes) con un sendero de crecimiento que puede ser el único legado de los idos Guzmán y Kulfas.

Para describirlo gráficamente: Massa debe avanzar repartiendo pesos, haciendo que esos mismos pesos valgan más o menos lo mismo de una semana a la otra, sacarle dólares a “el campo” (obligándolo a liquidar, aunque no tenga ninguna herramienta para hacerlo) y sonreírle al FMI para que los mercados se queden mosca y no generen una nueva corrida, pero también para que el mismo organismo le crea que el plan es sustentable o, al menos, lo suficientemente delirante para funcionar. Todo esto lo debe concretar mientras intenta que los otros socios del frente electoral (Alberto y Cristina Fernández) sigan hablando entre sí para mantener unido el aparato.

Tal vez sea esperar un milagro, pero el convencimiento del movimiento popular es que, aunque nada de todo esto sea parte de los sueños que intentamos construir, es lo que hay que defender para no perder en 2023, porque eso es condición de posibilidad para darle continuidad histórica a un proceso que tenga apenitas un germen de lo que la Patria necesita para ser justa, libre y soberana.

Gabriel Kudric
Gabriel Kudric

Padre de tres, militante, nacionalista, convencido de que al mundo le damos forma con nuestras manos. Gozosamente absorbido por la música, el cine, la ciencia ficción, los juegos de mesa y lo geek en general.

La esperanza, nuestra Trinchera

La esperanza, nuestra Trinchera

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

El sistema mundo llamado “modernidad” se hunde. Cada día que pasa, con cada decisión que toman sus promotores, se agigante la grieta y tambalean algunos de sus pilares. Todo ello sucede pese a que se busque por todos los medios posible intentar evitar el colapso y revertir la situación.

Los norteamericanos y sus corporaciones, grandes ganadores del descalabro de las últimas décadas, toman cada oportunidad que tienen para pisarle la cabeza a propios y extraños a sólo fin de seguir conservando su hegemonía planetaria, resquebrajada, puesta en duda, y que difícilmente puedan sostener, si es que aún existe.

Lo hacen de diversas maneras y en diferentes tonalidades, pero no tienen piedad con nadie. Llevaron a Europa (a la OTAN para ser más precises) a una guerra con Rusia, aunque saben que difícilmente la ganen en el campo de batalla (obviamente los EEUU no ponen muertes, sólo los europeos).

Lo hicieron previamente en Nuestra América, fomentando el endeudamiento de muchos países; y lo siguen haciendo ahora bajo presiones de todo tipo para que nos acoplemos a su ideario de mundo, y a cumplir con sus metas.

Lo hicieron y lo hacen con África, promoviendo golpes, instalando nuevas bases militares, incentivando la división de sus pueblos y el enfrentamiento entre hermanes.

El dominio occidental está, permanentemente, volviéndose más desquiciado, beligerante, autoritario y criminal. Ante la imposibilidad de revertir el desastre económico, productivo y social, sus únicas herramientas parecen ser las operaciones mediáticas, la estigmatización, la persecución, la criminalización y en donde todo confluye: la guerra.

Hace algún tiempo ya que hemos venido insistiendo en que el imperialismo norteamericano le declaró la guerra a perpetuidad a los pueblos del mundo. Y hasta el momento no se ha podido determinar hasta qué punto estarán dispuestos a llegar.

Las cosas por su nombre

El mundo vive un gran parate. Como lo afirma García Linera el neoliberalismo sólo nos propone volver a la Edad Media y hostiga nuestro intelecto pregonando el miedo y la incertidumbre a través de cuantiosas campañas y operaciones de prensa y por redes sociales. Fagocitan el odio, buscan permanentemente el enfrentamiento entre hermanes, alientan la desesperanza, el rencor y la violencia como forma de canalización de las múltiples inconformidades que ellos mismos generan y pregonan.

Ante este complejo escenario, las fuerzas progresistas y populares que vuelven a ganar elecciones y a “controlar” los gobiernos nacionales en Nuestra América se encuentran ante el inmenso desafío de gestionar la cosa pública siendo atacados por todos los francos posibles. Y, lastimosamente, ante estas agresiones las respuestas que se han generado están bastante flojas de papeles.

A los errores (por no decir horrores) propios se suman infinidad de obstáculos que dejaron los gobiernos neoliberales, llámense deuda externa, depreciación de salarios, persecución político-mediático-judicial, trabas judiciales a políticas públicas, y un sinfín de etcéteras.

Pero el punto es que tampoco se le está encontrando el agujero al mate. Aún no hay una propuesta de futuro que realmente interpele a las grandes mayorías. Conceptos como revolución, socialismo, comunismo, comunidad, organización, militancia, patriotismo, son permanentemente agredidos por los enemigos de los pueblos y rara vez defendidos con énfasis por quienes asumen la tarea de conducir esas expresiones populares llegadas al gobierno.

Canto a la rebeldía

Quizás el problema radica en que, producto de la reproducción del individualismo al que estamos sometidos y con el cual nos formaron, se perdió el sentido colectivo, de comunidad, de hermandad. Importa más lo que diga o haga un referente o una referenta que lo que se pueda construir colectivamente como alternativa o salida común.

Obviamente hay excepciones, como en todo, pero lamentablemente no es la regla. Todo a nuestro alrededor parece estar cargado de energías negativas, de imposibilidad y parálisis. Y el medir todo desde la óptica individual refuerza ese precepto, ese sentir.

Quizás sea hora de dejar de pretender que algún iluminado o alguna iluminada nos saque del infierno al que nos dirigimos. Quizás sea hora, como se ha afirmado tantas veces, de que cada une de nosotres, desde nuestra individualidad, nos predispongamos a sumarnos a un algo colectivo; de que desde nuestros saberes y percepciones intercambiar ideas y generar propuestas colectivas; de ser nosotres quienes busquemos marcarles el camino a quienes circunstancialmente tienen la difícil tarea de gestionar la cosa pública. Quizás sea hora de volver a cantarle a la rebeldía.

Una trinchera de futuro

Inventemos o reinventemos lo nuevo, lo alternativo a esto que existe. Discutamos, pero discutamos de todo. Formémonos. Resignemos parte de nuestro tiempo de ocio y de nuestras comodidades para abonar a ese algo colectivo, de hermandad entre iguales. Reconstruyamos esa esperanza que pretenden quitarnos.

Aunque nos sea difícil, aunque también genere angustias, aunque no lo podamos resolver en lo inmediato, ahora, ya. Que la construcción colectiva sea nuestra trinchera de futuro. Aportemos desde donde podamos para que no nos roben la esperanza de un futuro mejor.

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

Corrida cambiaria, devaluación y dólar blue: Una nueva película de terror en las salas del país

Corrida cambiaria, devaluación y dólar blue: Una nueva película de terror en las salas del país

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

¿Por dónde comenzar a explicar lo que está sucediendo en las últimas semanas con la economía argentina? La situación ya era compleja desde antes de la salida de Guzmán, y con la llegada al ministerio de Silvina Batakis, la cosa tampoco parece estar mejorando. Escuchamos hablar mucho durante los últimos días acerca de una corrida cambiaria, de presiones devaluatorias, de manipulación mediante el valor del dólar blue. Proponemos parar la pelota para analizar e intentar entender los motivos de estas semanas turbulentas.

Para comenzar podemos detenernos a reflexionar sobre por qué ocurre una corrida cambiaria y que implicancias tiene sobre la macroeconomía. Podemos decir entonces a grueso modo, que una corrida cambiaria se da cuando se produce un desprecio de la moneda local, al tiempo que aumenta el nivel de cotización de una divisa extranjera, en este caso el dólar. Entonces los inversionistas buscan comprar dólares que serán pagados con moneda local es decir con pesos.

Si bien es difícil atribuir esta situación a una sola causa, sino que por el contrario hablamos de un fenómeno multicausal, en donde las expectativas acerca de lo que se cree que ocurrirá toma una peso trascendental, hablamos de que una corrida cambiaria puede ocurrir cuando: se producen desequilibrios macroeconómicos, o un déficit en la balanza de pagos, cuando se acumula una alta inflación a nivel local, o cuando el déficit fiscal es financiado mediante la emisión monetaria. Cartón llenó para la Argentina.

Sumemos a todo esto el agravante de la escasez de dólares que viene atravesando una economía bimonetaria como la argentina, en este contexto si el Banco Central decide intervenir para mantener el valor del peso, lo hace utilizando reservas en dólares, es decir vendiendo dólares al mercado, bajo el viejo axioma del capitalismo de fijar los precios de los bienes mediante la relación entre la oferta y la demanda. Entonces si aumenta la oferta de dólares, es decir la cantidad de dólares que están a disposición de los inversionistas para la compra, bajará la demanda, pero si esta venta perdura en el tiempo, y los mercados detectan que las reservas se van agotando, estos intentarán desprenderse de la moneda local antes de que la misma pierda más valor.

Durante 2018, el crédito de más de 50 mil millones de dólares que el FMI le otorgó al gobierno del por entonces presidente Mauricio Macri, teóricamente estaba destinado a acumular reservas y de ese modo poder hacer frente a la amenaza de corridas bancarias, o presiones devaluatorias por contar con los dólares necesarios que respalden y sustenten el tipo de cambio. Nada de eso pasó. A principios de mayo de 2018 la cotización del dólar era de $22 pesos. Un años después, en mayo de 2019, el FMI ya le había desembolsado a la Argentina más de 40 mil millones de dólares, se habían colocado un monto similar en bonos de deuda, pero un dólar equivalía a $45 pesos, y se estimaba que ya se habían fugado del país 45 mil millones de dólares.

A la delicadísima situación que dejó Mauricio Macri, se le sumó una pandemia, y luego una guerra. Este combo explosivo del cual venimos hablando a lo largo de estas columnas es lo que está haciendo que la situación actual sea tan inestable. El contexto mundial no ayuda para nada a una economía golpeada y tan necesitada de dólares.

A todo esto le sumamos el hecho de que tanto la Reserva Federal de los Estados Unidos como el Banco Central Europeo han decidido aumentar las tasas de interés, lo que provoca que un mayor número de inversionistas, y un mayor volumen de capital se vuelque a una moneda más segura, o con más garantías como puede ser el dólar.

Volviendo a la máxima capitalista en donde la mano invisible del mercado regula los precios en función de la oferta y la demanda de un bien, en el caso de los dólares en argentina, podemos decir que se cumplen todas las premisas para que su precio aumente. Hablamos de una oferta escasa para un bien sumamente demandado, como consecuencia, aumenta su precio. Si bien el Estado argentino pone a disposición de la industria, y de los sectores productivos, la venta de dólares a un precio oficial, que se encuentra por debajo de la cotización del dólar paralelo, estos no alcanzan para cubrir la totalidad de la demanda, por lo que el mismo aumenta.

Si bien es cierto que los volúmenes de divisas que se manejan en el mercado paralelo no deberían ser parámetro, puesto que los bienes que cotidianamente consumimos están cotizados o sujetos al valor de un dólar oficial, desde los medios hegemónicos, se está utilizando esta cotización del dólar paralelo para contribuir a la situación de desconfianza y descreimiento, no solo del peso como moneda nacional, sino también de un gobierno y de su forma de gestionar una situación de crisis.

Otro de los sectores que en las últimas semanas ha presionado fuertemente con la idea de una devaluación es el sector agropecuario junto a algunos sectores empresarios, que son quienes en la práctica se disputan los pocos dólares que se encuentran disponibles. Es que más allá de que el gobierno en sus dos últimos años haya tenido superávit, y de que se haya podido renegociar la deuda externa tanto con acreedores privados como con el FMI, la realidad es que logró acumular dólares en las reservas internacionales. Además se empezaron a aplicar desde el Banco Central medidas restrictivas a la salida de divisas,  primero con la venta de dólares a ahorristas minoristas, y luego con el acceso de dólares a las corporaciones empresarias y las limitaciones a la venta de divisas para importaciones.

Es en este contexto que la ausencia de dólares comienza a sentirse en la economía real, y por eso el sector del campo pide a gritos una devaluación casi como condición para liquidar los más de 20 mil millones de dólares que se estima se encuentran en silobolsas. Es que una posible devaluación haría saltar más aún el tipo de cambio, haciendo que cuando se liquiden las cosechas se obtengan más pesos para pagar gran parte de los insumos para la producción, insumos que se pagan en pesos. Esto posibilita entonces que una eventual devaluación haga crecer las ganancias del sector.

Estamos hablando como dijimos, de una situación de una particularidad pocas veces vista, en donde el margen de acción del gobierno se ve fuertemente limitado tanto desde lo económico como desde lo político, ya que se sabe que una devaluación en los términos que la están planteando, dinamitaría el poder adquisitivo del grueso de la población, y sería darse un tiro en el pie. Es en este contexto que Silvina Batakis viajó a los Estados Unidos a encontrarse con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, y otros funcionarios de peso para tratar el problema de conjunto.

Según la directora del FMI en la reunión que mantuvo con Batakis coincidieron en la importancia de la implementación decisiva de un programa para abordar los desafíos económicos y sociales de la Argentina. Al menos en las declaraciones sus definiciones tuvieron sabor a poco y habrá que ver qué posibilidades se abren para el país y cómo continuará influyendo el contexto internacional sobre la actual situación nacional.

Lo cierto es que para salir del pozo se va a necesitar de perspicacia y audacia, de ser políticamente capaz de adoptar medidas que beneficien al grueso de la población, y que sirvan para lograr un crecimiento sólido, sostenido y con redistribución. Para esto, habrá que tener los pantalones bien puestos, y hacerle frente a quien corresponda, porque en esta lucha y en la disputa por construir una Argentina grande, libre, justa y soberana con algún enemigo hay que pelearse, algún interés hay que tocar y alguna medida hay que firmar.

Nacho Albanesi
Nacho Albanesi

Colaborador de Revista Trinchera y columnista de la sección Economía en el programa 526 al Fondo.
Instagram: @nacho.albanesi | Twitter: @nch_albanesi

El desafío del Banco Central Europeo ante la crisis económica

El desafío del Banco Central Europeo ante la crisis económica

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Debido a la ola de inflación que se está viviendo a escala global, el Banco Central Europeo decide tomar cartas en el asunto y subir las tasas de interés por primera vez en once años. La medida lo que busca es reducir el circulante de masa monetaria, una medida similar a la adoptada por la Reserva Federal del Tesoro de Estados Unidos dos meses atrás.

Como ya venimos hablando en estas columnas, hay un fenómeno inflacionario a escala global producido en primera instancia por la irrupción de la pandemia de Covid 19, y en segundo lugar por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que ha generado un aumento en el precio de bienes y servicios, principalmente en lo que se refiere a alimentos y a energía.

Este conflicto no solo ha acelerado el proceso inflacionario a nivel mundial, sino que también ha perjudicado fuertemente a la unión europea. Países como Alemania, Francia o Italia, que se mostraban como los pilares sobre los que se construía la hegemonía económica europea, han demostrado tener sus matrices productivas fuertemente ligadas a recursos producidos fuera de sus fronteras.

Recordemos que una de las primeras medidas tomadas por el Kremlin al comienzo del conflicto bélico, fue que las tarifas correspondientes a la exportación de gas a los países de Europa occidental sean pagados en rublos y no en euros. Esta maniobra, generó que los países del este, tengan que comprarle rublos a Rusia para poder pagar por el servicio. Como consecuencia el precio de la energía aumentó alrededor de un 60%, y ya sabemos lo que sucede con la cadena de valor en los precios cuando esto ocurre. Automáticamente todos los productos de consumo básico aumentaron, generando inflación, y una consecuente devaluación del euro.

El panorama es complejo por tierras europeas, complejo al punto que durante el mes de julio se alcanzó un 8,6% de inflación interanual, y el dólar superó la cotización del euro por primera vez desde el año 2002, lo que hace que los productos que importa la Unión Europea también aumenten, generando un alza generalizado en los precios, y todo parecería empeorar con la llegada del invierno, especialmente en las zonas frías de Europa.

Sin embargo hay algunos economistas de tinte liberal que explican que la devaluación del euro es quizás más atribuible a la fortaleza que ha ganado el dólar en el último tiempo, y pronostican que la situación podría regularizarse una vez que se alcancen los picos cíclicos de los tipos de cambio oficiales. Pero no todos comparten esta visión y se pronostica que hasta tanto no se resuelva la situación entre Rusia y Ucrania esto no solo no encontrará una pronta solución, sino que más bien la situación tenderá a empeorar.

Es en este contexto que el Banco Central Europeo que preside nuestra conocida Christine Lagarde, pondrá en marcha este jueves un plan para afrontar la creciente inflación, y el mismo se basa en un incremento inicial de 25 puntos básicos sobre la tasa de interés. ¿Esto quiere decir que el interés de los bancos aumenta un 25%? No, un punto básico representa la centésima parte de un punto porcentual, por lo que el aumento será de un 0,25%, todavía muy abajo del aumento de tasas por parte de Estados Unidos que se ubicó en 75 puntos básicos, y generó un aumento en la tasa de interés del 1,75%.

Entonces el objetivo detrás de esta medida consiste en mejorar la oferta que los bancos hacen, para intentar recuperar parte del dinero que está en circulación, y de esta manera y bajo la premisa de disminuir la demanda, poder ponerle un freno a la inflación.

Por otra parte se espera también que frente a la incertidumbre reinante, los sectores inversionistas se vuelvan aún más conservadores en sus convicciones, y entiendan que no se trata de un tiempo de apuestas, sino más bien de un tiempo en donde lo que conviene es ir a lo seguro, y de esta manera volcar la mayor parte de sus activos en inversiones financieras en los bancos.

Pero no todo es tan lineal, y ya hay sectores del poder que están pidiendo incluso subir más las tasas, por lo menos al doble de lo que seguramente anuncie este jueves el directorio ejecutivo del Banco Central Europeo. Frente a esto la respuesta es que hay que esperar para ver lo que suceda con esta medida, ya que por ejemplo en Estados Unidos no ha dado los resultados que se esperaban y la inflación continúa escalando, superando este mes los 9 puntos interanuales.

El panorama para las economías en vías de desarrollo no parece ser mejor, ya la semana pasada la ministra de economía de la Nación, Silvina Batakis, adelantó que seguramente el Banco Central de la República Argentina adopte medidas similares tendientes a la suba en las tasas de interés, que buscará dar respuesta a la disparada en el precio de los bienes de consumo y el problema inflacionario que tiene el país desde hace años, y que se acentuaron entre otros factores por el panorama internacional.

Sin embargo el aumento de tasas por parte del Banco Central de la Unión Europea, abre un posible riesgo para los países emergentes ya que esto puede provocar mayores riesgos financieros y una mayor devaluación de las monedas.

Lo cierto es que lo que ocurre con el euro no es solo una respuesta al contexto, sino que va más allá. Lo que este fenómeno permite analizar es que el bloque europeo no está tan afianzado como se creía, ni es tan estable ni autosuficiente como querían hacernos creer. Son economías fuertemente dependientes, que no producen determinados tipos de recursos y que por lo tanto se encuentran supeditadas a un contexto mucho más macro.

En contrapartida debemos preguntarnos si lo que está ocurriendo en Rusia es lo que nos venden los grandes medios. Aquellos que hablan de un Putin acorralado, que se queda sin energías, que las cosas en Ucrania no le están saliendo como planeaba, en dónde incluso se ponía en tela de juicio su estado de salud, al parecer no todo es ni tan blanco ni tan negro. Es que si realmente Rusia estuviera tan asfixiada como dicen por las presiones y las sanciones internacionales, la situación sería otra.

De hecho, Rusia encontró en China un aliado gigante a quien prioriza como nuevo cliente de sus recursos en detrimento de algunos países del oriente europeo, y motivos le sobran, pero este quizás ya sea tema de análisis en alguna otra columna. Por el momento habrá que esperar al día jueves a los anuncios que haga el Banco Central Europeo y las consecuencias que las medidas que adopte puedan tener en la economía del viejo continente.

Nacho Albanesi
Nacho Albanesi

Colaborador de Revista Trinchera y columnista de la sección Economía en el programa 526 al Fondo.
Instagram: @nacho.albanesi | Twitter: @nch_albanesi

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