Un 17 de agosto de 1850 fallecía en el exilio francés José de San Martín, padre de la patria de Argentina y libertador de Chile y Perú. Junto a Simón Bolívar, fue uno de los máximos libertadores de América a principios del siglo XIX, llevando a cabo la independencia de las naciones sudamericanas y la destrucción del viejo imperio español.
El 25 de febrero de 1778 nació en Yapeyú. Hablaba, además de castellano, el guaraní, propio de esa zona de Corrientes. Estuvo dos años en Buenos Aires y al cumplir los seis, se fue con su familia a España, donde hizo una brillante carrera militar.
Tan pronto se entera de la Revolución de Mayo de 1810, y firme con la adopción de las ideas de la Revolución Francesa y las ideas independentistas americanas de Francisco de Miranda y Simón Bolívar, no dudó en sumarse a la patriada de liberación anticolonial en su patria originaria.
Regresa en 1812 y pronto se le encarga desde Buenos Aires formar el Regimiento de Granaderos, que hicieron su bautismo de fuego en la famosa Batalla de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813, que duró 15 minutos y expulsó a los realistas de la zona del Río de la Plata.
En 1814 tuvo su reunión cumbre con Manuel Belgrano, otro gran prócer, en el norte argentino, para reagrupar al ejército popular anticolonial y donde conoció al gaucho Miguel Martín de Güemes, líder de las montoneras de Salta que lucharon para que los realistas no invadan la patria desde el Alto Perú.
En 1815 San Martín se quejaba de el por qué no se declara la independencia del Río de la Plata, como sí se animaron los federalistas liderados por Gervasio Artigas en Concepción del Uruguay. Gobernador del Cuyo, San Martín seguía presionando a Buenos Aires para que se declare la independencia, que finalmente se hizo el 9 de julio de 1816 desde Tucumán.
La gesta libertadora de 1817-1818 en el Cruce de los Andes para liberar a Chile, con un ejército popular, integrado por criollos pobres, zambos, pardos, indígenas, esclavos negros, mestizos y trigueños. Luego vino la gesta libertadora de 1821 en Perú, donde San Martín se convirtió en el primer jefe de estado del país, fundando la Biblioteca de Lima donde antes funcionaba la Inquisición en el Virreinato del Perú. El 26 de julio de 1822 tuvo su reunión cumbre en Guayaquil con el otro libertador de América, Simón Bolívar, para luego dejar la escena política sudamericana.
De exilio en exilio, enemistado con Bernardino Rivadavia y con los unitarios, nunca dejó de estar exento de las políticas de su patria. Desde Inglaterra, Bélgica y Francia, San Martín luchaba para que las potencias del momento reconocieran la independencia argentina. San Martín apoyó abiertamente al gobierno de Juan Manuel de Rosas y de hecho se ofreció para ayudar a su país en 1835 y 1845 cuando las invasiones anglo-francesas amenazaban la soberanía nacional. Le ofreció su sable a Rosas y quedó claro que San Martín no era un unitario elitista porteñista, sino un admirador de las ideas federales, de las autonomías provinciales, de la soberanía nacional económica y de las masas populares.
Finalmente, nuestro padre de la Patria Argentina pasó a la inmortalidad rodeado de sus seres queridos en Boulogne-Sur-Mer, Francia, el 17 de agosto de 1850.
Muy buen material