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No se puede esperar a que la derecha duerma o cambie. Estos días asistimos a la profundización de una estrategia elaborada por quienes desde los sótanos de la democracia mueven hilos poderosos. Porque son esos lugares los que corren peligro si se profundiza el gobierno de Alberto Fernández hacia una respuesta nacional y popular para enfrentar la pandemia del COVID-19.

La derecha ha retomado la calle, en días patrios (25 de mayo – 20 de Junio) enarbolando la bandera argentina, con una mixtura ideológica que dificulta su comprensión, que se vuelve meme y ahí se disipa el problema, pero no se explica. La ocupación del sentimiento patriótico por parte de la derecha, como decía, con vigencia, Arturo Jauretche, “se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo (…) Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada; para nosotros, todavía sigue naciendo”. Renovadas fuerzas luego del letargo, la derecha activa sus constructores de sentido, sus medios de comunicación, su poder judicial. Pero fundamentalmente asistimos a una nueva composición de la lucha política por la ocupación del espacio público. La desarticulación discursiva del neoliberalismo derrotado muta y se re-articula alrededor de nuevas múltiples consignas, no importa que no configuren (ahora) una síntesis, ni incluso que sean contradictorias, porque todas ellas tienen por objetivo el desgaste del gobierno de Alberto Fernández.

El Gobierno argentino ha sido reconocido mundialmente por la fortaleza y la política humanitaria que logró imponer ante la crisis provocada por el COVID-19. Pero amanece el invierno y la Argentina se encuentra en un punto clave de la evolución de la enfermedad. Fundamentalmente la Provincia de Buenas Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen un complejo estado de situación de la capacidad sanitaria para afrontar los contagios. A la par, el Gobierno transitará una dificilísima situación en términos presupuestarios: hoy la economía privada está siendo altamente subsidiada en forma directa e indirecta por el Estado.

En este contexto es NECESARIO y URGENTE la profundización de medidas que apunten a recuperar los engranajes de la economía nacional, sobre todo, en áreas estratégicas como la exportación de materias primas. En ese sentido, la expropiación de Vicentín conquistó rápidamente el apoyo de miles de organizaciones sindicales y de fuerzas populares; pero lo mismo, la negociación parece establecerse en un punto intermedio y la derecha activó sus fuerzas.

Es NECESARIO y URGENTE un impuesto a las grandes riquezas para paliar el presupuesto para políticas de salud, educación y trabajo. Ambas medidas simbólicamente expresan una ruptura fundamental, “el Estado tomando lo privado”, el miedo de quienes estafaron al Estado y la caradurez de quienes han amasado grandes fortunas GRACIAS a la ayuda del Estado y al pueblo argentino. Porque no hay que olvidar, la riqueza la producimos les trabajadores.

Nada de “lo privado” puede existir en un mundo globalizado en nuestros países nuestroamericanos, que no dependan de la protección de Estado. El dilema filosófico o moral respecto de la propiedad privada no es en realidad el meollo de la cuestión. Sino que lo que está en juego es la insultante desigualdad en un país con insultantes riquezas construidas desfalcando al Estado (modus operandi de la familia Macri siempre). Entonces ¿qué es lo privado y qué es lo público? La naturaleza de lo público es pelear por su imposición como destino común. Esa imposición es fundamentalmente una cuestión cultural. Y el valor que ocupa el discurso de quienes toman el espacio público para manifestarse tiene el carácter de imponer su palabra como sentido de lo común.

Hay que recuperar la iniciativa. La pandemia ha puesto a prueba la conciencia colectiva de nuestro país, en el medio de un suceso histórico mundial sin antecedentes. La imaginación política de la que se nutre la clase trabajadora y el pueblo es fruto de sus convicciones y de las circunstancias. Hay que recuperar el espacio público aún en tiempos de cuarentena y afirmar en él la fuerza organizada del pueblo por una Argentina para todos y para todas. El 9 de julio es nuestro.


<em>Agustín Rosón</em>
Agustín Rosón

Soy docente y militante sindical de la Corriente 19 de Diciembre en el Suteba y la CTA de les Trabajadores. La igualdad como bandera. Licenciado en Antropología. Miembro de la Red DHIE.

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