Por Nicolás De La Iglesia*

En estos días surgió una noticia donde la NASA emitió una alerta sobre un asteroide de 325 metros de diámetro que va a pasar cerca de la tierra. La comunidad científica, para calmar las aguas, bajar un cambio como quien dice, eligió como nombre para la roca espacial “El dios del caos”. No queda claro si les hace falta un community manager (teléfono para el ex jefe de gabinete Marquitos Peña) o efectivamente tienen uno y todavía se está cagando de risa de todes. Lo cierto es que de llegar “El dios del caos” a este rincón de la Vía Láctea, se puede dudar de cuánto más puede traer de algo que, por estos días, sobra. Es más, la tierra diría “¿Querés ver lo que es el caos? Pasá que te enseño ñery”.
A nivel global, la clase política está en terreno fanganoso y debe hacer uso de una herramienta que nunca utiliza: su capacidad de gestión. Un ejemplo de esto se puede ver en los estados europeos que venían arrastrando un estancamiento económico; sin ir más lejos, su principal economía (la alemana) preveía, después de más de una década de crecimiento sostenido, recesión para el 2020. A esto se le puede sumar la terrible falta de representatividad del sistema político, donde grandes partes de la población ni siquiera se toman el trabajo de ir a votar. Esto se puede anclar en un estado de debilitamiento de los estados nacionales después de décadas de financiarización del sistema global. Esta situación dejó a la clase política a merced de las grandes corporaciones (cuando no atienden en los dos kioscos al mismo tiempo).
¿Qué tendrá que ver la coyuntura europea con la argentina? Sirve para tomar un poco de noción acerca de la terrible crisis institucional que venía arrastrando gran parte del mundo. Además, sirve para dar cuenta de que volver a la normalidad, como dicen muchos, no sirve porque, como explica la ensayista y autora de “La doctrina del Shock”, Naomi Klein, “la normalidad es lo que estaba mal”. Es a partir de esta línea que se comienzan a dar ciertas discusiones sobre temas como el impuesto a las grandes riquezas, amén de la desesperación por conseguir la bishusha que hace a los engranajes estatales girar.
Esta semana se llevó adelante una sesión histórica tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados, en donde se convino la virtualidad con la presencia de aquelles que podían acercarse a los recintos. Mención aparte para les diputades de Cambiemos que viajaron cientos de kilómetros (exponiendo no sólo su salud, sino también la de otres) para ir a sesionar y poder defender los intereses de los millonarios, oponiéndose fervientemente al impuesto a la riqueza, los despidos y un largo y tedioso etcétera. Trabajo noble el de defender a los desamparados de Nordelta.
Además de homologarse todos los DNUs que tiro @alferdez en plena cuarentena, en la sesión sobresalió el discurso de Máximo Kirchner. A lo largo de este, el diputado por el Frente de Todes planteó la desconcentración del “polo industrial”, el cual se encuentra en su mayoría en una de las zonas más afectadas, como lo es el conurbano bonaerense. Al mismo tiempo remarcó la densidad poblacional de esta zona geográfica del país. Esta es una discusión más que interesante teniendo en cuenta las intenciones del ejecutivo nacional de descentralizar la actividad política del país. Hay, de hecho, un proyecto que plantea la instalación de capitales móviles en distintas ciudades de Argentina, a donde el Gobierno llevaría sus oficinas. Esta va a ser sin dudas una de las grandes discusiones a futuro, más teniendo en cuenta que si hay algo que sobra es extensión territorial y que además nunca está demás reafirmar la soberanía nacional.
En una entrevista radial, el hombre de la Shweppes de pomelo dijo que se sentía como los maestros ajedrecistas jugando varias partidas al mismo, haciendo referencia a la crisis laboral, la sanitaria y la económica. Respecto a la crisis laboral se prevé que cerca de la mitad de la población activa del mundo se quede sin trabajo (algo de eso se está viendo en EE.UU., con la peor crisis de desempleo desde el crack del 30’). En cuanto a la crisis sanitaria hay que destacar que en sólo unos meses se levantaron varios centros de atención y se finalizaron obras que venían de cuatro años de abandono. Sin embargo es necesario proyectar una inversión y una reconversión del sistema de salud pública, que es una de las grandes cuentas pendientes del sistema político argentino. Por último, la crisis económica es uno de los grandes desafíos a futuro, no solo en referencia a la negociación que lleva adelante Martín Guzmán con los acreedores (que cuenta con un gran apoyo nacional y de figuras internacionales como la directora del FMI Kristalina Georgieva), sino también al futuro sombrío para la economía mundial en los próximos años.
En este sentido, no hay que dejar pasar la homologación de una rebaja salarial de hasta el 25% para trabajadores suspendidos. La medida surgió de negociaciones entre las cúpulas de la Unión Industrial Argentina (UIA) la Confederación General del Trabajo (CGT), y el Estado nacional, que obró como mediador. Según el Gobierno, la iniciativa tuvo lugar para evitar una ola de despidos. Además, la homologación fue acompañada de una serie de requisitos que los industriales deberán cumplir, como la exención de adultos mayores, trabajadores de grupos de riesgo, embarazadas o personal dedicado a tareas bajo el esquema del teletrabajo.
¿Qué tenemos por delante? Un panorama que lejos de aclarar, está oscureciendo cada vez más. A todos estos factores con lo que tiene que gestionar el Gobierno nacional se encuentra también el periodismo de “guerra”: no hay que olvidarse de quienes están detrás de las fake news que intentan desgastar constantemente a un Gobierno que lo único que quiere es no tener que cavar fosas comunes como en Brasil. El gobierno de @alferdez debe ser lo suficientemente astuto como para negociar con el empresariado argentino y poder esquivar las constantes operaciones que pasaron y que vendrán.
*Periodista, columnista sobre Europa del programa Marcha de Gigantes (Radio UNLP - AM 1390) responsable de la sección de Política Nacional de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.