Por Jorgelina Urra*
“El documental no solo es un archivo fílmico del neoliberalismo y el libre mercado, es una denuncia, una contraofensiva que se propone marcar al enemigo y por sobre todo, recordarnos que además de la pandemia hay que seguir batallando contra quienes nos arrastraron a las puertas del FMI”.
Estamos a unas semanas de llegar a mitad de año y la pandemia ha llenado la agenda mediática, de tal manera que hay hechos que siguen frescos en la memoria pero no aparecen en las pantallas o la páginas de los diarios. Por eso es clave ver y analizar el documental dirigido por Tristán Bauer, actual Ministro de Cultura y director de “El Camino de Santiago”. Anoche se estrenó en la plataforma de contenidos Nacional CineAr, Tierra Arrasada, un documental que narra los últimos cuatro años de gobierno neoliberal que, de la mano de Mauricio Macri, destrozaron las esperanzas, los sueños y las vidas de les argentines.
El filme recorre en línea cronológica los hechos represivos, las tomas de decisiones, la corrupción, el espionaje y el sin fin de operetas mediáticas y judiciales que el macrismo llevó adelante desde el 10 de diciembre de 2015. Tristán Bauer puso la cámara en cada uno de los momentos en los que los derechos fueron atacados y la impunidad mostraba el rostro; hizo foco en las escalofriantes palabras de cada une de les dirigentes del entonces oficialismo. Estas escenas son testimonio fiel del sufrimiento y la desidia decorada con globos amarillos y alentada con susurros que decían “si se puede”. El documental es la viva imagen y el relato crudo del desguace del Estado así como también, da cuenta de la estrategia política y la lucidez de Cristina Kirchner que no claudicó, y junto a las organizaciones sociales del campo Nacional y Popular, logró articular el amplio arco político que el 27 de octubre fue elegido por el pueblo para gobernar y tratar de salvar el país del hundimiento al que fue direccionado por las políticas macristas.
Rodolfo Walsh dijo “el periodismo es una responsabilidad histórica”, y este trabajo es una muestra de esa responsabilidad, porque mas allá de que hoy podamos tener la posibilidad de volver sobre los hechos por medio de videos, notas, entrevistas y demás; el documental contiene 125 minutos de archivos, de periodismo de investigación, que nos tiene de protagonistas a nosotres y a elles, por lo que no hay operación mediática que pueda hacernos creer que todo aquello está olvidado.
La voz denunciante y suntuosa de Darío Grandinetti relata con cifras y datos estremecedores la cantidad de despidos y las historias de les trabajadores, entre otras cosas. Ésta se mezcla con las imágenes de fábricas desoladas que producen a la mitad de lo que antes producían, o ya no producen, porque no pudieron aguantar el des-financiamiento. De eso se trata, el hilo de esta historia reciente es la supervivencia, como si fuese cosa de un reality show, los personajes, es decir todes nosotres, parecíamos tener una sola y única meta; sobrevivir.
Les argentines aguantamos en el ring cuatro años de golpes. Ni bien sonó la campana, se levantó el cepo, aguantamos la fuga de capitales y una economía que caía en picada. Salimos a las calles, que son nuestro territorio de visibilización cuando los gobernantes no cumplen las promesas y nos encontramos con los perros de Bullrich, así que aguantamos el sofocante gas que nos dejaba sin aire, y las balas de goma que se nos hundían en la piel, incluso vimos cómo se llevaban detenides a nuestres compañeres por luchar. Aguantamos las mentiras, sostenidas y promovidas por un ejército de inoperantes que se hicieron y se hacen llamar periodistas. Aguantamos la persecución a dirigentes polítiques, tanto de organizaciones sociales como de sindicatos, a ex funcionaries y a quien fuese necesario perseguir para perpetuar el poder.
El documental no solo es un archivo fílmico del neoliberalismo y el libre mercado, es una denuncia, una contraofensiva que se propone marcar al enemigo y por sobre todo, recordarnos que además de la pandemia hay que seguir batallando contra quienes nos arrastraron a las puertas del FMI. La deuda es con el pueblo, por eso no podemos ni debemos permitir que los responsables de la desidia sigan opinando sobre lo que se debe o no priorizar en este momento, los medios monopólicos siguen sosteniendo las mentiras que ya nos cansamos de escuchar, deslegitiman el trabajo que realizan les actuales funcionaries, e incluso no cesan en crear noticias que tengan a Cristina de personaje principal para tener a quien culpar. La oposición actual, es decir lo que quedó de ese partido amorfo que es Juntos por el Cambio o el macrismo y que es apoyado por operadores mediáticos como Luis Majul o personajes detestables como Fernando Iglesias, hoy intentan crear la ilusión de que la democracia no está siendo respetada y que tanto Alberto como Cristina intentan llevar adelante una “reforma judicial para buscar impunidad”, cuando sabemos y queda explícito en los archivos del documental, y las vivencias que nos atraviesan, que quienes utilizaron el poder judicial para la persecución política y a contramano de la democracia, fueron elles.
Hay algo que queda sonando en el aire, que repercute en la cabeza y es, quizás, lo que está permitiendo que todo este circo siga en pie, algo que Macri nunca dejó de repetir: “el cambio cultural que estamos impulsando persigue objetivos concretos”. Y queda claro que el cambio cultural al que aspiraba y aún pretende seguir alimentando no incluye a todes, porque se trata de un cambio direccionado a los intereses extranjeros, a producir para otres, la fórmula es importar la cultura occidental mas meritocrática que fomente el canibalismo simbólico, esa idea de ir tras el American Drem por medio del esfuerzo personal, lo que significa: un Estado desligado de las problemáticas actuales y un mercado al servicio de los intereses del poder dominante. Por eso es que uno de los sectores más golpeados fue la educación pública, a ningún liberal le conviene que un montón de negres pobres tenga acceso a la educación, a comprender su tiempo histórico o peor aún, a transformarlo.
Les docentes fueron un blanco constante durante los cuatro años de macrismo; se les intentó silenciar, deslegitimar y no solo a elles, sino a todo el sistema educativo público. Tuvimos que escuchar de boca del entonces Presidente o la ex gobernadora María Eugenia Vidal, que les estudiantes “caían” en la educación pública porque no tenían con qué pagar las cuotas de una institución privada. El reflejo de estas políticas de desprecio fue, por ejemplo, la explosión de la escuela N° 49 de Moreno, donde murieron Sandra y Rúben. ¿Dónde están les responsables de esas muertes? O quizá podemos mencionar el recorte en el presupuesto educativo, el cierre de universidades o las computadoras que nunca se terminaron de entregar y hoy les hacen falta a cada une de les pibes que a causa de la pandemia no puede asistir a clases.
Ejemplos como los que se acaban de mencionar hay muchos, ahora bien ¿vamos a permitir que estos personajes, responsables del desmantelamiento del Estado sigan hablando, sigan pavoneándose frente a las cámaras de TV o despotricando falacias en distintos medios? La tarea que nos queda es ardua, pero no debemos flaquear; no nos tenemos que dejar influenciar por el odio de la clase dominante y no debemos permitir que nos hagan creer que la plata que hoy falta tiene que salir de nuestros bolsillos. Detrás de todo esto hay responsables que están intentando reconstruir el discurso neoliberal, argumentando que carecemos de democracia. Todes tenemos la fuerza y la capacidad para hacerles frente, y también tenemos las pruebas para condenar a les culpables. El futuro está nuevamente en manos del pueblo, que debe seguir organizado y predispuesto a dar batalla. Sentemos las bases para que quienes vienen detrás de nosotres tengan la posibilidad de soñar.
* Entiende que para que las ideas no mueran hay que escribir, pero como el lenguaje es un universo lleno de palabras muertas y consejos de la RAE; prefiere hablar desde el léxico revolucionarie.