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Por Nasim Iusef Venturini*

“Lo actual es un complejo amasado con el barro de lo que fue y el fluido de lo que será.”

A. Jauretche

Pasó el vendaval de la aventura neoliberal en nuestro país y los índices lejos están de reflejar la algarabía popular producto del cambio de gobierno.

Es que la crisis en la que nos sumergieron cuatro años de políticas neoliberales sigue manifestándose y lo que sentimos en lxs cuerpxs e historias colectivas y particulares en estos últimos meses de gestión neoliberal, toma otra dimensión a medida que se conocen los indicadores del descalabro.

En el mes de noviembre la inflación mensual fue de 4.3%, la acumulada en el año 48,3% y la interanual (noviembre 18/19) es de 52.1%. Los precios aumentan y los salarios perdieron sistemáticamente poder adquisitivo en los últimos cuatro años. Objetivo cumplido para la Alianza Cambiemos: pulverizar el salario de lxs trabajadores.

Cuando sucedió la irresponsabilidad post PASO, de permitir una devaluación brusca y en un día, este cronista advertía en artìculos anteriores, que el impacto más fuerte de dicho desmanejo se iba a percibir durante el último cuatrimestre y que recién a fin de año con las publicaciones de los índices correspondientes a esos meses, íbamos a poder afirmar con los números sobre la mesa que la política económica que propuso la Alianza Cambiemos fracasó: por el empobrecimiento general y por la incapacidad de generar un proceso de crecimiento sostenible que mejore la calidad de vidad de nuestra sociedad.

La recesión fue la regla de la Alianza Cambiemos y, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en el mes de octubre el índice de utilización de la capacidad instalada fue de 62,1%, menor al 64,8% registrado en el mes anterior.

Mucho se habló del impacto que tienen los programas de ajuste estructural en la incapacidad de generar empleo y reactivar la economía. El actual Ministro de Economía, Martín Guzmán, ya advertía hace unos años[1] sobre los programas de ajuste propuestos por el Fondo Monetario Internacional. Lejos de permitir la recuperación de una economía que acude al financiamiento por haber entrado en una crisis de cesación de pagos, las medidas de ajuste propuestas por el FMI -que priorizan el pago a los acreedores por sobre la preservación del empleo y la capacidad distributiva- profundizan la recesión en tanto asfixian a la economía.

El camino de la recuperación será difícil: cuatro años de neoliberalismo dejan tierra arrasada, en términos de pérdidas de empleo, una delicadísima situación social producto del destrato a las políticas sociales y un endeudamiento brutal que favoreció un esquema de especulación y valorización financiera que no generó beneficios para nuestro país.

El desafío es grande y las tensiones estructurales de una conducción soberana de la economía no tardarán en aparecer. Ante ello, recordemos que los momentos donde el salario de la masa trabajadora tuvo mayor poder adquisitivo fue durante gobiernos que intentaron políticas económicas soberanas y que, cuando se rifó la política a los designios del FMI, el hambre y la desocupación  se hicieron carne en nuestra sociedad.

[1] M. Guzmán: CUESTIONES DEFINITIVAS EN EL MARCO DE ANÁLISIS DE SOSTENIBILIDAD DE LA DEUDA DEL FMI UNA PROPUESTA. (2016) https://www.cigionline.org/sites/default/files/pb_no.77_web.pdf


* Lic en Economía, integrante del colectivo "Economía a pata", Co-conductor de “Promocionando la Salud” (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Economía de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Trinchera.

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