Violencia institucional en tiempos de cuarentena

Violencia institucional en tiempos de cuarentena

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Por Juan Martín Palermo*

Golpes brutales, amenazas, humillaciones y hasta balas de goma utilizadas con la excusa de controlar que la población se quede en sus casas. El hecho de que las personas estén obligadas a permanecer en sus hogares por decreto nacional y que se permita circular para satisfacer necesidades básicas de alimentación, previsión y trabajo, significa para algunos sectores un esfuerzo aún mayor y de supervivencia: tienen que salir muchas veces, por ejemplo, en busca de agua potable.

A pocos días del 44° aniversario del golpe cívico-militar en Argentina, se han conocido innumerables casos donde las fuerzas de seguridad, principalmente en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, han ejercido abusos de autoridad aprovechándose del control exhaustivo que deben realizar para que la mayor cantidad de personas cumplan con el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

En los barrios populares, la situación es un tanto más complicada. La policía penetra las calles, golpea a las personas que circulan, demora a quienes van a buscar comida al comedor del barrio, cuando es esta la única posibilidad de poder comer, entre otras situaciones de esta naturaleza.

En este marco, el pasado 23 de marzo en el barrio Altos de San Lorenzo de La Plata, un joven fue detenido por policías de la Comisaría 8va del municipio cuando se encontraba sentado en la puerta de su casa. Golpearon a él y a su familia, le dieron con balas de goma y entraron a su casa sin orden de allanamiento. No conformes, le iniciaron una causa por “robo, resistencia a la autoridad y violación del aislamiento”. La familia realizó la denuncia acompañada por organizaciones de Derechos Humanos.

Otro caso que tomó relevancia, fue el ocurrido en la Villa 1-11-14 del barrio porteño de Flores. Tres gendarmes hicieron “bailar” a dos jóvenes haciéndolos caminar en cuclillas y con las manos en la cabeza por varios metros. Los efectivos fueron identificados y apartados de sus cargos.

El 23 de marzo pasado en Villa Lugano, un menor de edad fue brutalmente golpeado por efectivos policiales que le dejaron moretones en todo el cuerpo, y al momento de encontrarse con su madre, los policías le dijeron que si volvía a salir “le iban a pegar un tiro en la pierna”. La madre del menor en un testimonio desgarrador, sostuvo que “la dictadura sigue existiendo”. “Si me cagaron a piñas al pibe las cosas no cambiaron”.

Estos son sólo algunos hechos de los que se conocen, pero no ocurren de manera aislada en nuestro país. Existen sectores que son más golpeados frente a las decisiones gubernamentales, desde las económicas, pasando por las securitarias, las sociales, llegando a las educativas y las sanitarias. Durante el gobierno de Mauricio Macri hubo una especie de “luz verde” a las fuerzas de seguridad para actuar abusivamente sobre las clases populares.

Ahora tenemos a un Alberto Fernández, que se suma a las filas de  lucha por la memoria, la verdad y la justicia, que controla más de cerca a los efectivos policiales, y que defiende los intereses nacionales y populares. En contexto de cuarentena obligatoria, las fuerzas de seguridad cuentan con el aval del gobierno para realizar controles para que se cumpla la misma. Así debe ser, pero esta cuota de poder que se les ha otorgado, se traduce muchas veces en excesos que cometen, en los que las personas son golpeadas y humilladas. Las fuerzas represivas deben tener un control estricto sobre cómo realizan sus operativos, impidiendo así la violación de los Derechos Humanos. Queda en manos del gobierno y del Ministerio de Seguridad, ser igual de rigurosos con los efectivos policiales, como lo son para controlar que las personas estén en sus casas, para que estos hechos no vuelvan a ocurrir. La cartera que conduce Sabina Frederic ya tomó notas sobre el asunto y publicó un tuit en el que informa que “la línea 134 recibe denuncias tanto por incumplimiento de la cuarentena obligatoria como por hechos de violencia institucional” y además agrega que “denunciar cualquier abuso de (y en) las fuerzas policiales y de Seguridad, también es cuidarnos entre todos y todas”.

El Estado se encuentra presente para prevenir este tipo de casos, pero hay que controlar de cerca el accionar de la policía ya que cuando se les da poder para ejercer control sobre la ciudadanía, se cometen excesos. Esta violencia es aplicada como siempre a los sectores populares que son los más perjudicados en este sentido. Se encuentran expuestos al accionar policial y amenazados por los mismos que si los denuncian les van a iniciar causas en su contra. Queda en manos de nosotres también, si vemos o conocemos alguna situación de violencia policial, hacer la denuncia correspondiente a la línea 134 para que las autoridades estén notificadas de este problema. Que este contexto no sea la excusa perfecta para que la policía reprima con más dureza.


* Estudiante de Licenciatura en Comunicación Social con orientación en periodismo en UNLP, redactor en Revista Trinchera
¿Qué sabemos del COVID-19?

¿Qué sabemos del COVID-19?

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Por Nasim Iusef Venturini*

Hace dos meses no sabíamos nada del coronavirus. Tal vez hubo algún código con registro temporal previo, pero a priori no sabíamos nada. O por lo menos nosotres.

El asunto es que el COVID-19 es de la familia de virus de veloz propagación, alto contagio, baja mortalidad en personas sanas, que pone en peligro a las personas con enfermedades preexistentes y a los grupos de riesgo. Se puede transmitir sin reportar síntomas y eso es lo que lo hace peligroso.

Copó la escena mundial y todos los países entraron en jaque. La libertad occidentalizada se derrumbó, al igual que lo hicieron las bolsas de todo el mundo, que no son más que la expresión de una avaricia descontrolada que es en parte responsable de este rumbo inhumano de esta humanidad.

De fácil transmisibilidad

En países del este Asiático, hubo epidemias con características similares hace pocos años (en la contagiosidad del virus) que permitieron que esos países aprendan a controlar este tipo de epidemias que surgen en pleno siglo XXI y con desarrollos en sistemas de monitoreo epidemiológico jamás alcanzados anteriormente.

Por eso países como Corea del Sur, Taiwán, Japón y China utilizaron todo el aprendizaje previo y la fuerza del Estado para mitigar la propagación de este virus que hoy está mostrando la fragilidad de los sistemas como los conocemos.

Velocidad de la propagación

De repente la interconectividad física y virtual que existe en estos días es muy distinta a la que había tan solo unos años atrás cuando surgieron esas epidemias en oriente que pusieron en vilo a todo el mundo y que pudieron ser mitigadas. No sin dificultades ni muerte, pero sí pudiendo contener y mantener la rectoría de los sistemas de salud para que no desborden y que el pánico no se expanda a la velocidad de un tweet.

Hoy la interconexión a la que accede gran parte de la población mundial nos muestra un show de la realidad, mientras facturan y generan mensajes de odio e intolerancia. Por eso, más allá de la pandemia, hay una infodemia que también se esparce y contagia el miedo en un contexto de incertidumbre global a gran escala.

Queda en evidencia la necesidad de sistemas de salud que puedan contener a las demandas de la sociedad incluso en caso de pandemia. Pero no, eso no se “planifica”. Solo cuando la urgencia corre y nos preocupa que los centros de salud y hospitales no den abasto, es cuando recordamos que los sistemas del sector público (que responden en caso de emergencias por ser empleados del Estado) tienen miles de trabajadores precarizades y en condiciones que podrían haber sido mejoradas previamente si no se percibe a la salud como una variable de ajuste, cosa que se profundizó durante la gestión macrista.

Ciudadaneando la cuarentena

Ante esto, empieza a urgir la necesidad de ejercer la ciudadanía por parte de quienes tenemos los medios y las posibilidades de hacerlo. Respondemos a las recomendaciones del Estado Nacional y su Ministerio de Salud, que tomó la rectoría del sistema para la mitigación de la pandemia y muches nos sentimos orgulloses de ver como se prioriza la salud de las personas y se tratan de tomar medidas para paliar la situación de les más vulnerables, rompiendo con los protocolos y libritos de economía importados, incluso ante un panorama totalmente incierto del futuro.

Hoy, como ciudadanes se nos exige, en el marco de una pandemia global que nos requiere guardades en casa, que podamos dimensionar que nuestro aporte es ese. Este ordenamiento actitudinal por parte del Estado, reflota muchos virus anteriores que tiene nuestra sociedad, como el punitivismo. No faltaron quienes desde la comodidad de sus hogares denunciaron a laburantes que se dirigían a sus trabajos o transeúntes sin rumbo que también están en riesgo en una situación de estas características.

La invitación a la solidaridad y la necesidad de abordar de una forma más empática este tipo de situaciones reflota actitudes muy valiosas que se despliegan desde las entrañas de nuestro pueblo. Los colectivos que siguen trabajando en la total informalidad para brindar alimentos en los comedores comunitarios, aquelles trabajadores que no son convocados a ser aplaudidos a las 21 hs como acto de redención en el contexto de autoencierro que habitamos estos días, también hacen que algunes podamos ciudadanear y respetar la Cuarentena para mitigar el impacto de la pandemia en estas tierras.

¿ Y el sistema de salud?

En un Estado Nación como el nuestro, donde la responsabilidad de la salud de los ciudadanos recae en las provincias (por la Constitución, reformada en el ’94), la rectoría a nivel central que se ejerce desde el Ministerio de Salud de la Nación es realmente importante y más en estos momentos donde se necesita una respuesta unificada en todo el territorio nacional para evitar la propagación de esta pandemia que pone en vilo al mundo como lo conocemos.

Nuestro sistema de salud alimenta lógicas que no serán discutidas en esta nota. Sí se dirá que necesitamos un sistema de salud integrado, en el que se priorice a las personas, se den respuestas ante situaciones de extrema complejidad como la que estamos atravesando y no se dé lugar al enriquecimiento espurio, que muches sabemos que suceden en el campo de la salud.

La velocidad de la información y la difusión de sutiles mensajes de miedo y desesperación por parte de los medios concentrados, son replicados y reinterpretados por muches que, inmersos en esa realidad que generan los mentimedios y sumados a una ideología reaccionaria, reproducen todo el tiempo los mensajes que confunden e infunden el pánico.

La respuesta ante la pandemia

La respuesta política del Gobierno a nivel nacional, requiere la coordinación y comunicación que está llevando a cabo, con el trasfondo de cuidar y proteger a la población, tratando todo el tiempo de mantener la calma y mostrarse activos y atentos en una situación que desborda los sistemas de los países centrales, donde al final vemos que no son tan distintes a nosotres, solo que elles se quedaron con el oro que saquearon de nuestras tierras.

En el medio estamos nosotres y nuestras cotidianidades particulares, que de pronto se vieron condicionadas concretamente por una situación externa que demanda que respondamos al “poder” del Estado y que nos quedemos en nuestras casas (quienes podemos) y empecemos a habitarlas.

Habitarla y habitarnos. Como seres que en medio del desconcierto general seguimos tejiendo redes para que las cosas sucedan. Que de repente nos encontramos en nuestras casas y a cada une le surgirán distintos problemas. Que tendremos tiempo para hacer/disfrutar cosas que creíamos olvidadas o sencillamente ignoradas, como el cuidado de cada une y que eso también cuida al resto.

Ante tanta desesperación, comunicación sincera, de esa que manifiesta qué sentimos, qué vemos en un mundo que se encuentra transmutando de una forma que creíamos que conocíamos a una que desconocemos totalmente.

Es la hora de asumirnos como brutales e ignorantes, y empecemos a observar a nuestro alrededor, a valorar lo próximo, a quienes tenemos al lado. Que esos lados empiecen a tomar otras dimensiones y mientras seguimos sin saber nada de COVID-19, empecemos a saber de nosotres mismes.


* Lic en Economía, integrante del colectivo "Economía a pata", Co-conductor de “Promocionando la Salud” (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Economía de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Trinchera.
Ahí vienen las tripas a revolverse una vez más

Ahí vienen las tripas a revolverse una vez más

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por Nicolás Sampedro*

Mucho se está diciendo en los diferentes medios de comunicación que cubren lo que sucede con la pandemia del Coronavirus (COVID-19). Algunes desde las implicancias locales, otres desde las consecuencias económicas a escala global, o de si es parte o no de una guerra bacteriológica. Lo cierto es que este tiempo de aislamiento y cuarentena dan lugar a reflexionar sobre el sistema, sobre las formas de organización y de cómo vivimos los seres humanos.

La principal reflexión tiene que ver con el rol del Estado. En principio relacionado al rol de la sanidad pública a la hora de frenar o mitigar el contagio del virus que hoy aqueja a gran parte del mundo. Pero no es sólo el sistema público de salud, también se pone en debate el rol de policía o de control, cómo resuelve el Estado la situación económica de quienes se ganan el mango día a día para poder sobrevivir, entre un sinfín de temas que se podrían abrir.

Une podría preguntarse qué tienen en la cabeza les más de 20 mil argentines que se fueron del país luego de que Alberto Fernández comenzara a tomar medidas de aislamiento para evitar la propagación del virus. Muches de elles que ahora reclaman al gobierno argentino que gaste dinero en ir a buscarles porque las aerolíneas privadas suspendieron todos sus vuelos.

¿Qué pasa por la cabeza de quienes durante décadas se la pasaron hablando mal de la salud pública y tirando flores al sector privado y ahora exigen al gobierno que resuelva un problema que requiere de un sistema público fuerte para que el tránsito por esta situación sea lo menos traumático posible? ¿Algune se puso a pensar qué habría pasado con un gobierno de signo neoliberal al frente del Estado?

Si se observa el mapa global, los países más afectados (y que en la tendencia seguirán aumentando sus casos de contagio) son aquellos países que desarticularon y desfinanciaron sus sistemas públicos de salud y que actuaron tarde ante lo que China ya venía alertando.

De aquí se desprende la segunda reflexión, que tiene que ver con los medios de comunicación y los mensajes que se emiten diariamente y se reproducen en redes sociales. Si bien este virus puede ser una mutación natural, lo que muches comunicadores afirman como una verdad, es la reproducción de una mirada particular del problema.

Por ejemplo, no muches han citado las palabras de un importante funcionario de la cancillería China, quien afirmó que este virus es “de laboratorio” y que fue implantado por los EEUU en octubre pasado, momento en que en la ciudad de Wuhan (provincia de Hubei) fue sede de los Juegos Mundiales Militares.

Otro ejemplo concreto del manejo informativo y el rol de les comunicadores, responde al hecho de que cada vez que se menciona a China es para resaltar el supuesto carácter represivo del gobierno para con su pueblo. Pese a que parece haber frenado el contagio local del virus, pese a estar ofreciendo ayuda a otros países, siempre está presente el comentario despectivo de su gobierno.

Algo no muy lejano pasa con Cuba. Si algo demostró esta pandemia es que aquello que decía Fidel era verdad: “nosotros nunca realizaríamos ataques preventivos y sorpresivos contra ningún oscuro rincón del mundo, pero que en cambio nuestro país será capaz de enviar los médicos que se necesiten a los más oscuros rincones del mundo. Médicos y no bombas”.

En estas semanas Cuba no sólo envió médicos y expertos a China, sino que compartió con el país asiático el Interferón Alfa 2B, que parece haber colaborado en la recuperación de las zonas afectadas, algo que ahora realizarán en otros países por pedido de sus gobiernos. Una actitud bastante alejada a la adoptada por el paladín de la libertad occidental, EEUU: Trump ofreció más de mil millones de dólares a una empresa alemana que está investigando una posible vacuna para el Coronavirus: esta debía ser para uso exclusivo del país del norte de América.

Lo antes mencionado se da en un contexto del que muches parecen haberse olvidado. El Coronavirus parece haber acaparado todas las miradas. Temas como la Guerra Comercial, las sanciones unilaterales de EEUU a otros países, la reelección de Luis Almagro como Secretario General de la OEA, los asesinatos en Colombia, la guerra en Siria o Libia, la guerra de precios por los hidrocarburos entre Rusia y Arabia Saudí y la negativa del FMI de otorgar un financiamiento por 5 mil millones de dólares del Fondo de Emergencia del Instrumentos de Financiamiento Rápido (IFR) a Venezuela y a Irán (dos países enemistados con EEUU), quedaron fuera de agenda.

Lo cierto es que el mundo post pandemia no será el mismo. Por más que algune lo quiera, no debería ser el mismo. Debería generar un brote, pero de conciencia respecto de las implicancias de dejar librado al mercado temas tan trascendentes como la salud, como la economía y las formas de distribución de la riqueza, como los derechos a la vivienda y al trabajo digno, entre muchos otros que se podrían mencionar.

El enfriamiento de la economía mundial, las consecuencias sobre los pueblos en costos humanos, o quienes resuelvan antes y de mejor manera la situación, gestarán otro tipo de mundo. Quizás mejor, quizás peor. Ello dependerá de los pueblos y su capacidad creativa y reflexiva para exigir cambios profundos en un mundo que está al límite.

Esta crisis demuestra el agotamiento de una forma de reproducción de la vida que está matando al planeta y que algunes llaman Capitalismo, pero que en realidad debería llamarse Modernidad. El “sálvese quien pueda” impuesto durante décadas debe llegar a su fin si pretendemos que la especie humana y la naturaleza en su conjunto sigan teniendo un futuro de vida.

Quizás uno de los que mejor lo retrató es el cantante venezolano, Sandino Primera (hijo del mítico cantor de esa patria, Ali Primera), que en una de sus canciones sostiene que pa’ andar juntos “tendremos que superar las tristeza y los disgustos que este sistema nos provocará”.

Pa andar juntos (Sandino Primera)

* Periodista, conductor de Marcha de Gigantes (Radio UNLP - AM 1390), productor de Columna Vertebral (Radio Estación Sur - FM 91.7), columnista La Marea (Radio Futura – FM 90.5) y Mirada Crítica (Realpolitik), responsable de la sección Sindical de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.
La inmoralidad y los crímenes del supertirano Trump

La inmoralidad y los crímenes del supertirano Trump

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Por Pablo Jofré Leal*

Además de poseer una administración de gobierno caracterizada por su ignorancia en temas globales como lo son el Cambio Climático y las crisis migratorias, por ejemplo, se suma la pandemia del Coronavirus y la conducta abiertamente inmoral y criminal por parte de Donald Trump.

Ya en el año 2016, previo a las elecciones que finalmente llevaron a Trump a ocupar la Casa Blanca, el ex presidente estadounidense y antecesor de Trump, el demócrata Barack Obama sostuvo, dijo que los líderes mundiales (agrupados en el G7) estaban intranquilos por la posibilidad que el magnate inmobiliario llegará a ocupar la testera del país más poderoso del planeta. “No saben con qué nivel de seriedad deben tomarse algunos de sus comentarios. Están inquietos con él y por una buena razón, ya que muchas de las propuestas que ha hecho, desvelan o revelan su ignorancia en cuanto a asuntos mundiales, o bien una actitud arrogante”.

Absolutamente complementario con ese oscurantismo supino del mandatario estadounidense, se presenta su inmoralidad en el manejo de las relaciones internacionales. Trump no duda en expresar opiniones y toma de decisiones, que son abiertamente canallescas. Ha sido así con relación a Palestina y el apoyo incondicional que le ha dado a la entidad sionista en materia militar y económica, concretando aquello que sus antecesores se cuidaron de no hacer: reconocer a Al Quds (Jerusalén) como capital del régimen ocupante israelí en Palestina y trasladar su embajada de la ciudad de Tel Aviv a la ciudad santa.

Sume a ello el sostén político en todas las instancias internacionales y la venta multimillonaria de armas a otro de los regímenes acusado de delitos contra la humanidad: la Casa al Saud, enfrascada en una guerra de agresión contra Yemen, en una campaña que ha dejado ya más de 91.000 muertos. Al costo bélico, hay que añadir el enorme costo social que la Guerra ha traído a esta población de 27 millones de habitantes. Aparecen el hambre y las enfermedades, en un país donde, según señaló en un informe del año 2019 la organización Save the Children, han muerto 84.701 niños por inanición y 3.000 por el brote de la

En el caso de la Organización de Naciones Unidas, ésta no sólo ha condenado a Estados             Unidos, Francia y Gran Bretaña por la venta de armas a la monarquía wahabita, sino que ha sacado resoluciones (posteriormente retiradas por la presión económica de Riad) donde se condenan los crímenes de niños yemeníes por los bombardeos de Riad y sus socios. Estos países occidentales son copartícipes y, por ende, responsables de la guerra que Arabia Saudí desató contra Yemen.

Ya en septiembre del 2019, la ONU catalogó a Estados Unidos, el Reino Unido y Francia como cómplices de los crímenes de guerra en Yemen por el respaldo dado a la coalición liderada por Arabia Saudí en los bombardeos contra el pueblo yemení. La misma entidad internacional señala, que el 80 por ciento de la población depende de la ayuda internacional para sobrevivir, ello implica que 22 millones de personas no tienen los elementos mínimos para sobrevivir, en un contexto internacional donde la pandemia del Covid-19 puede generar aún mayores estragos y donde las amenazas del uso de este virus han sido denunciadas por los líderes de la resistencia yemení.

Tal acusación tiene su lógica en la historia de estrategias diseñadas y llevadas a cabo por Arabia Saudí y Estados Unidos, contra aquellos a quienes agreden: uso de armas biológicas, químicas o cualquier forma destinada a derrotar a quienes resisten sus ataques. El ministro yemení de Información, Daifulá al – Shami alerta sobre el complot de EE. UU. y Arabia Saudí, junto con los Emiratos Árabes Unidos, para propagar el nuevo coronavirus en Yemen y Siria. “Estados Unidos se esfuerza por propagar el coronavirus en los países que son sus enemigos y no ha podido subyugar con la fuerza de las armas”, denunció vía twitter el funcionario yemení.

Resulta una inmoralidad el actuar de Estados Unidos en Asia Occidental, donde busca su dominio y prueba de ello es la política de presiones contra Irán. En plena pandemia, la República Islámica de Irán se ubica entre las primeras cinco regiones más riesgosas por el número de contagiados y muertos, y por decisión de Washington o las presiones efectuadas a organismos internacionales, se le ha negado al pueblo iraní el acceso a medicamentos, insumos y apoyo internacional. Al los bloqueos y embargos a los que someten a la nación persa, se suma la presión al Fondo Monetario Internacional para no otorgar ayuda financiera en este complejo contexto. Esto es una política criminal chantajista e inmoral que debe ser condenada. Son, claramente, crímenes de guerra.

Así lo afirma el canciller persa, Mohammad Yavad Zarif quien denunció que el terrorismo económico de Washington contra Irán es “un crimen de lesa humanidad, en momentos que el país lucha contra el COVID-19”. Este terrorismo económico que practica Estados Unidos contra Irán impide “una reacción efectiva” para tratar la pandemia del coronavirus. Además, Zarif ha considerado “hipócrita” la oferta de Estados Unidos, para supuestamente ayudar a Irán en la lucha contra el nuevo virus cuando mantiene acciones de chantaje para impedir que los países vendan sus productos de dispositivos médicos. “Frenen el terrorismo económico (…) Eso es inhumano. Los iraníes están perdiendo la vida mientras el mundo acepta la política de intimidación de Estados Unidos, esperando no verse afectado. Eso no funcionará”.

La organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de su secretario general, António Guterres, ante la conducta estadounidense, expresó al canciller de la nación persa su condolencia y solidaridad, enfatizando en la necesidad de eliminar las sanciones unilaterales estadounidenses para combatir a la pandemia del Covid-19, calificando este embargo contra Irán como inhumano, cruel, ilegal y unilateral por parte de Washington. Resulta evidente, incluso para un organismo como la ONU, sujeto al chantaje y las presiones económicas por parte de Estados Unidos, que la conducta de la administración Trump reviste características de crímenes de lesa humanidad. Se ha informado que se presentará un plan ante el Consejo de seguridad de la ONU, que busca levantar todas las sanciones contra otros países, en medio de la pandemia del Covid-19.

La hipocresía de Estados Unidos y esa conducta de embustero crónico, lo deja al descubierto permanentemente. El día 28 de febrero pasado, en un encuentro convocado por el comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, señaló que habían ofrecido ayuda en equipos médicos y fármacos a Irán, para contrarrestar los efectos del Covid -19. Como solemos decir, en esta parte del mundo, Pompeo “ni se arrugó” para sostener esta mentira, que quedó al descubierto cuando dos semanas después Washington impuso nuevas sanciones contra Irán, que afectarán aún más su economía y sobre todo la lucha contra un virus que se ha propagado por todo el planeta.

Esa realidad esquizofrénica del gobierno de Trump fue denunciada por el gobierno iraní, que a través del presidente Hasan Rohani sostuvo que “la oferta de ayuda de EE. UU. en la situación difícil del brote del coronavirus es la mayor mentira de la historia. No queremos su vaso de agua turbia. Ustedes (los estadounidenses) levanten los obstáculos y dejen de molestar a nuestros exportadores e importadores. Nuestro pueblo sabe bien qué hacer. Nuestros médicos están muy bien capacitados para hacer su trabajo. Los líderes estadounidenses mienten (…) si quieren ayudar a Irán, todo lo que necesitan hacer es levantar las sanciones (…) Entonces podremos lidiar con el brote de coronavirus”.

Por su parte, el canciller Mohammad Yavad Zarif afirmó en su cuenta de Twitter que “Estados Unidos hace oídos sordos e impide la lucha global contra COVID-19. El único remedio: desafiar el castigo colectivo de la administración Trump… Es un imperativo moral y pragmático hacer frente al castigo colectivo que sufre el pueblo iraní por las medidas inhumanas tomadas por la Casa Blanca”. A la solicitud del alto funcionario iraní se han sumado los gobiernos de Paquistán, Rusia, China y Turquía, como también entidades de defensa de los derechos humanos, que han exigido a Washington tener “un enfoque menos politizado” contra Irán en momentos que el mundo se debate en una cruenta lucha contra la pandemia del Covid-19.

A pesar de las críticas, de las exigencias porque Washington suspenda sus políticas de sanciones, embargos y bloqueos, la administración Trump hace oídos sordos, mostrando la enorme inmoralidad que mueve sus acciones en política exterior: pues no sólo se limita a ejercer sus presiones como país, sino que impone a sus socios y demás países del mundo que lo acompañen en su política criminal contra la nación persa.

Una de las pocas voces en la sociedad estadounidense que se ha levantado con valentía y dignidad contra Trump y su conducta antiraní, ha sido la legisladora demócrata por Minnesota, Ilhan Omar, quien condenó la conducta absolutamente antidemocrática y cruel de Donald Trump. La congresista señaló que “mantener en vigor las sanciones económicas contra Irán en estos momentos donde el Covid-19 se cobra miles de vidas iraníes, representa, por parte de Trump, una crueldad a nivel de supertirano”.

La conducta de Trump, su administración y todo aquel gobierno y empresa, que mediante la imposición de sanciones contra la República Islámica de Irán, busca el doblegar a su gobierno y sociedad, se hace partícipe de crímenes de lesa humanidad. Los crímenes de lesa humanidad o crímenes contra la humanidad son los delitos más graves, que el hombre, una entidad o un gobierno puede cometer y representa un agravio contra la humanidad en su conjunto. No prescriben y deben ser juzgados por la Corte Penal Internacional (CPI).

No crea el gobierno de Trump que la pandemia no lo va a afectar en forma inmisericorde. Allí verá, a diferencia de su política monstruosa, que gran parte de la humanidad sentirá como propia la muerte de decenas de miles de hombres y mujeres en su país.


* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl
En toda crisis hay una oportunidad

En toda crisis hay una oportunidad

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Por Nicolás Sampedro*

Estos primeros meses del año parecen no haber sido de vacaciones para la gran mayoría de los funcionarios públicos del gobierno que encabezan Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. No es para menos si se hace un repaso del desastre generado por el experimento oligárquico que nos gobernó desde 2015 y que con mucha soberbia sostenía que era el mejor equipo de los últimos 50 años.

Mucho se ha analizado en diversos programas periodísticos al respecto y se seguirá haciendo como es lógico. La magnitud del desastre recibido es de tal magnitud que algunes funcionaries hablaron de “tierra arrasada”. Pero la situación interna no será motivo de análisis en estas líneas.

Es por demás sabido que las deudas externas han servido como correa de ahorque para los países periféricos como la Argentina, y si bien el panorama es complejo, (como siempre se ha remarcado en este espacio) mucho de lo que suceda fuera de las fronteras argentinas será determinante para que el gobierno de les Fernández tengan unos u otros resultados.

Y en este panorama, sin duda alguna, las elecciones presidenciales en EEUU a principios de noviembre serán un factor determinante. No sólo en esa fecha sino durante todo el año. Es sabido, fundamentalmente para este continente, que lo que sucede en el país del norte es clave para analizar situaciones en los países nuestroamericanos.

La compleja disputa al interior del partido Demócrata[1] y la particular situación que viven les norteamericanes dan un marco general que podría beneficiar a Donald Trump para un nuevo período en el despacho oval[2]. Pero como en política todo es factible de suceder, no pueden arrojarse pronósticos certeros al respecto.

En cuanto al escenario electoral en Nuestra América, sin dudas hay 3 momentos que serán claves para el devenir regional: el referéndum en Chile del próximo 26 de mayo y posteriormente las constituyentes en octubre que intentan socavar la lucha popular que lleva varios meses[3]; las elecciones generales en Bolivia[4] que buscarán consolidar el golpe a Evo Morales; y las elecciones parlamentarias en Venezuela, el único lugar institucional de peso que le quedó a la oposición al chavismo, más allá de los circos mediáticos y de la presión internacional.

En este sentido, es necesario recordar lo que se analizaba el año pasado en estas líneas: hay un hartazgo evidente en los pueblos del continente ante la corruptela de las oligarquías y partidos locales; es cada vez más notoria la injerencia de EEUU en procesos de desestabilización; que la cada vez más importante vinculación de Rusia[5] y China[6] con países del continente está poniendo nervioso al imperio; y que la principal disputa a escala global es por ver quién domina el 5G y la inteligencia artificial.

Este escenario se da en lo que aparenta ser un proceso de desglobalización[7] que viene avanzando y que como señala el analista mexicano Alfredo Jalife, tiene a Trump, a Putin y al mandarín Xi (todos con una marcada impronta nacional/proteccionista) como sus principales actores.

Ejemplo palpable de esto es el debilitamiento de la Organización Mundial del Comercio, institución que tiene a EEUU como principal financista y que por su permanente bloqueo en la elección de jueces, en 2019 dejó a la organización sin órgano de apelación de disputas. Debe sumarse a esto el permanente choque de la institución con China, dado que internamente el país asiático “tiene una economía completamente planificada y monopolizada por el estado”[8].

La cuestión es que este proceso de desglobalización se da en paralelo a la guerra comercial entre EEUU y China[9] por el dominio de la Inteligencia Artificial y de las redes de 5G, dos sectores estratégicos que muy probablemente cambien las formas de producción a escala global. Recientemente el sociólogo y Doctor en Economía Jorge Elbaum realizó un artículo muy didáctico en relación a esta disputa y lo que hay detrás[10].

Es evidente que el panorama mundial puede ser una interesante oportunidad para repensar la matriz productiva argentina, para repensar los vínculos regionales y cómo relacionarse con el resto del mundo de una manera inteligente. El panorama es abierto e incierto, pero lo que está claro es que el desafío como pueblos es gestar proyectos políticos solidarios y soberanos que busquen el bien colectivo por sobre la especulación y la ganancia de unes poques.

Como decía el Comandante Eterno Hugo Chávez: “No sería extraño que en Marte haya habido civilización, pero a lo mejor llegó allá el capitalismo, llegó el imperialismo y acabó con ese planeta”.


* Periodista, conductor de Marcha de Gigantes (Radio UNLP - AM 1390), productor de Columna Vertebral (Radio Estación Sur - FM 91.7), columnista La Marea (Radio Futura – FM 90.5) y Mirada Crítica (Realpolitik), responsable de la sección Sindical de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.

Bibliografía
[1] https://www.telesurtv.net/opinion/Votantes-democratas-estadounidenses-mas-que-nunca-no-temen-al-socialismo-20200304-0042.html
[2] https://medium.com/@misionverdad2012/la-disputa-por-el-poder-en-el-imperio-un-an%C3%A1lisis-sobre-las-elecciones-en-eeuu-15142b6bd9e0
[3] https://www.alainet.org/es/articulo/204438
[4] https://www.alainet.org/es/articulo/204885
[5] https://www.celag.org/lavrov-en-america-latina-una-gira-politica/
[6] https://www.alainet.org/es/articulo/205024
[7] http://estrategia.la/2020/03/05/latinoamerica-desglobalizandose/
[8] Idem
[9] https://www.alainet.org/es/articulo/204955
[10] http://estrategia.la/2020/03/07/8001/

La desidia Larretista

La desidia Larretista

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Por Adrián Berrozpe*

Una vez más Larreta y los funcionarios del gobierno de la ciudad demuestran su ineptitud frente a situaciones que históricamente se repiten en la ciudad más rica del país.

La actuación del jefe de gobierno sobre el dengue fue nula, solamente salió afirmar que la fumigación de los espacios abiertos no era la solución, como si esperara que de un golpe de suerte llegara un pronto invierno que pudiera aplacar al Aedes aegypti, pero el destino le devuelve en forma de Covid-19 una fuerte cachetada, mientras Horacio continúa sonriendo y diciendo que es un “boludo” (dixit).

La Ciudad de Buenos Aires enfrenta un Brote de Dengue producto de la situación de abandono y desfinanciamiento del sistema de salud pública por parte del Gobierno de Rodríguez Larreta.

La ciudad no cumplió con el plan de prevención contra el dengue que tendría que haber comenzado en invierno. Es así que se detectó actividad del mosquito en el 71% del territorio producto de la falta de políticas de prevención y el desborde de nuestros Hospitales y Centros de Salud. El propio gobierno, ha declarado en las últimas horas la situación de salud pública como de Riesgo Alto.

El ejemplo más claro de esto es que en el Centro de Atención Transitoria a niños y niñas N° 1 (CAT 1) del Consejo de los Derechos del Niño, Niña y Adolescentes (CDNNyA) perteneciente al gobierno de la Ciudad, hay dos casos de menores (a cargo del Estado) y tres trabajadores diagnosticados con dengue positivo hasta el momento. Cifra que podría ascender en los próximos días (de hecho, se encuentran a la espera de los resultados de laboratorio).

El Consejo de Derechos, a cargo de la Dra. Karina Leguizamón, responsable del CAT 1 (ubicado en Flores), en consonancia con el Gobierno presidido por el Pro (Cambiemos), no llevó a cabo ninguna medida de prevención de Dengue, fiebre Chikungunya y Zika. Las trabajadoras y los trabajadores del Centro venían solicitando desde enero que se realicen las fumigaciones específicas, se desmalecen los terrenos linderos, limpien canaletas y desagües de lluvia de los techos, coloquen mosquiteros y que se cuente con los repelentes necesarios; todas medidas básicas para evitar la cría y la picadura del mosquito. Estas medidas comenzaron a efectivizarse recién en los últimos días, semanas después del primer caso confirmado (el 29 de febrero).

Karina Leguizamon como funcionaria del Estado de CABA ah demostrado lo mismo que ha demostrando su jefe político directo: desidia y ineptitud frente a una situación que históricamente se viene dando en la ciudad y que a estas alturas ya debería encontrarlos preparados, después de más de 12 años como conductores del distrito con mayores ingresos.

Desde de la junta interna de ATE CDNNyA se viene denunciando esta situación, como la que en estos momentos están pasando con el COVID-19. El gobierno de la ciudad no ha establecidos protocolos de actuación, cosa que si ha pasado en distritos con menores posibilidades. Dentro del CDNNyA cualquier contexto adquiere una dimensión aún más complicada ya que se trabaja sobre una población vulnerable, que como siempre queda relegada al capricho Larretista.

A continuación, algunas de las demandas realizadas por los trabajadores y las trabajadoras del CDNNyA:

-Se garantice la atención y monitoreo a les niñes que han sido diagnosticados positivo en Dengue.

-Se provean las condiciones laborales e insumos necesarios para dicha atención y prevención de niñes y trabajadores, en todas las áreas.

-Se establezcan protocolos de actuación, información y formación que lleguen a todes les trabajadores. Acerca de la prevención, actuación y seguimiento de situaciones que atenten contra la salud, tanto de les niñes como trabajadores. En este sentido y con el objeto de evitar se replique el accionar negligente aquí denunciado debemos alertar que las autoridades nacionales ya han alertado sobre la Pandemia de COVID 19 y adoptado medidas de prevención. A la fecha no se ha informado a la institución protocolo al respecto.

-Se declare la emergencia de los dispositivos de atención y la correspondiente asignación de presupuesto en infraestructura y materiales de mejora de las condiciones laborales.

* Productor periodístico del programa de radio "Cabezas de Radio" que se emite los sábados de 9 a 12 hs en radio Ahijuna (FM 94.7). Trabajador de la Dirección General de Responsabilidad Penal Juvenil de CABA y colaborador de Revista Trinchera y Agencia Timón.
DE PANDEMIAS, EPIDEMIAS Y ENDEMIAS

DE PANDEMIAS, EPIDEMIAS Y ENDEMIAS

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Por Hugo Spinelli*

La desigualdad social es una pandemia más grave que el coronavirus.

¿Por qué mutan los virus? Es una pregunta sin respuestas consensuadas. En el caso del coronavirus, las respuestas van desde hipótesis conspirativas a la cuestión del cambio climático, las prácticas culturales de alimentación o la falta de control sanitario en mercados populares. Nada distinto se vivió con la epidemia de la gripe llamada porcina, en sus inicios, que mutó de repente a H1N1, tomando así un carácter científico y alejándose de la polémica con la industria porcina que denunciaba “discriminación”. Ahora no se habla de porcinos, sino de serpientes y murciélagos.

Las epidemias están ligadas a intereses comerciales, económicos y políticos a lo largo de la historia. Y en función de ellos se fomentan el pánico, la discriminación y las oportunidades de negocios. La gente transmite preocupación si siente que alguien tose en un transporte público, se producen miradas de temor. Ya se informa que ha aumentado la venta de barbijos. En ese contexto, debemos preguntarnos: ¿la población de origen chino comenzará a ser estigmatizada y los supermercados chinos perderán clientes? La información estructurada como alarma lleva a esas situaciones, he aquí la responsabilidad de los medios de comunicación social en una epidemia.

Pero otra pandemia azota al mundo y de ella no se habla, a pesar de que provoca todos los años millones de muertos y enfermos, y que convivimos con ella cotidianamente: se trata de la desigualdad social. Pero esta pandemia no es noticia, no recibe la atención que debiera, dada su magnitud. Esto señala la relación entre las catástrofes epidemiológicas y el poder. Ya no se trata de bacterias ni de virus que mutan, se trata de sociedades que dominan a otras sociedades, se trata de una misma sociedad en la que se han perdido principios básicos de solidaridad, situaciones mucho más peligrosas que cualquiera epidemia.

William H. McNeill en su libro Plagas y pueblos describe el impacto que las enfermedades infecciosas han ejercido en la historia, condicionando y modificando su curso. Cita cómo una plaga desmoralizó al ejército ateniense durante las guerras del Peloponeso; cómo una epidemia asoló el Imperio Romano antes de su decadencia; cómo en el siglo XVI la viruela fue lo que permitió a Hernán Cortés, con solo seiscientos hombres, conquistar el Imperio Azteca, conformado por millones de personas. Las epidemias han acumulados muertes a lo largo de la historia, se calcula que la viruela ha dejado más de 300 millones de muertos, el sarampión 200 millones, la gripe española 100 millones, la peste negra 76 millones, el tifus 4 millones y el cólera 3 millones. En diferentes épocas, otras epidemias —sin tener tal magnitud— azotaron a la humanidad: la lepra, la malaria, la sífilis y la fiebre amarilla son algunos ejemplos.

Tal como señala Eduardo Menéndez (antropólogo argentino radicado en México), durante las epidemias los medios de comunicación presentan la información en términos negativos, alarmistas y catastróficos, generando espectacularidad y sensacionalismo, concentrando la información en lo trágico, en el escándalo y en el desastre. Pero lejos está —en general— la intención de ayudar a pensar y a fortalecer mecanismos de solidaridad, evitando la discriminación.

Una información sesgada hacia el espectáculo.

La situación de la epidemia de coronavirus debe recibir nuestra atención, pero bajo ningún punto de vista puede hacernos olvidar nuestros problemas sociosanitarios, algunos crónicos, de carácter epidémico o endémico. Refresquemos la memoria con algunos datos de Argentina: los últimos registros oficiales del Ministerio de Salud informan que cada año hay 10.500 casos nuevos y más de 500 muertos por tuberculosis. La endemia de Chagas tiene más de 2 millones de infectados y 500 muertos por año. Desde hace mas de una década asistimos a una epidemia de sífilis congénita con muy alto subregistro que nos lleva a suponer de la existencia de decenas de miles de casos anuales. Las desiguales Argentinas se expresan en las endemias regionales como la leishmaniasis en NOA y NEA, la hidatidosis en la Patagonia, los casos dispersos por el país de leptospirosis y hantavirus, la amenaza real de epidemia de dengue desde hace más de 20 años; las casi 3.000 personas que cada año mueren por armas de fuego; las más de 500.000 mujeres que deben enfrentar cada año un aborto clandestino y de las cuales 500 pierden la vida; los casi 1.500 muertos anuales por SIDA. La epidemia no asumida de muertes violentas—sobre todo en jóvenes— entre 10 y 29 años con más de 2000 muertes todos los años, en su gran mayoría hombres y que se deberían relacionar con la cuestión patriarcal.

Frente a los datos anteriores, los medios de comunicación social comerciales callan, omiten los grandes y crónicos problemas sociosanitarios. Y si los informan, lo hacen desde lo extraordinario y no sobre lo común, ocultando las magnitudes en lo que comunican. Así la información entretiene y no obliga a pensar. Las epidemias se vuelven espectáculo. Los medios transmiten la idea del riesgo personal que fortalece el planteo de la sociedad del riesgo que lleva a vidas autocentradas, en las que el narcisismo desplaza a la solidaridad, y el riesgo disciplina, fundamentándose en la vieja estrategia de culpabilizar a la víctima, mecanismo descripto por la escuela de sociología de Chicago y utilizada tanto por la medicina, como por el racismo y el sexismo.

Vale ante esta nueva epidemia volver a recordar al primer ministro de Salud de la Argentina, Ramón Carrillo quién afirmaba: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios como causas de enfermedades son unas pobres causas”.

Ramón Carrillo con el matrimonio Perón.

DE PANDEMIAS, EPIDEMIAS Y ENDEMIAS

Publicado originalmente en Cohete a la Luna


* Director del Instituto de Salud Colectiva, Universidad Nacional de Lanús
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