Un grupo de militares de Gabón ha disuelto este miércoles 30 de agosto las instituciones gubernamentales y ha cancelado las elecciones generales tras conocerse que el presidente Ali Bongo Ondimba había sido reelegido para un tercer mandato con el 64,27 % de los votos este último sábado 26 de agosto pasado.
Una vez más otra asonada militar rebelde en un país africano, esta vez en la República Gabonesa, conocida como Gabón, cuya capital es Libreville, y fue colonia de Francia desde fines del siglo XIX hasta el 17 de agosto de 1960, fecha en que logró su independencia.
Los militares que protagonizaron la rebelión del 30 de agosto derrocan al polémico gobierno de Ali Bongo Ondimba, quien está en el poder desde 2009. Este, a su vez, sucedió en 2009 a su padre Omar Bongo, quien en 1967 se convirtió en el segundo presidente gabonés. La familia Bongo se convirtió en una poderosa casta política bancada por Francia y Estados Unidos. Omar Bongo, fundador de esa casta, se hizo con el poder en 1967 y gobernó con mano de hierro durante 42 años.
Omar Bongo tuvo un poder favorecido por las características de su régimen autocrático, una estrecha e interesada relación con Francia, una red de alianzas regionales que le dio prestigio y los beneficios del petróleo gabonés. Fue el líder indiscutido del Partido Demócrata del Gabón (PDG), que era el único legal en el país de África occidental. La adopción en 1990 del sistema multipartidista para Gabón no alteró sustancialmente la naturaleza plutocrática y nepotista de su régimen, ni su perfil de dictador benévolo y paternalista que prefería neutralizar a la oposición doméstica con dádivas y concesiones a reprimirla a sangre y fuego. Conservador y pragmático pero ávido de lucro, el francófilo Omar Bongo murió en junio de 2009 cuando era investigado por la justicia francesa de delitos financieros, dejando una herencia sombría en la que la paz y la estabilidad sociales no podían ocultar una realidad de falsa democracia, pobreza generalizada y saqueo patrimonialista de la renta petrolera.
Su hijo Ali Bongo Ondimba siguió con la cleptomanía, y con ayuda francesa. Pero el 30 de agosto de 2023 se puso fin a esta casta corrupta. “Este 30 de agosto las fuerzas de defensa y seguridad están reunidas en el seno del Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones”, afirmaron los soldados en un discurso retransmitido por el canal de televisión Gabon 24. Asimismo, detallaron que “se cancelan las elecciones generales del 26 de agosto de 2023 así como los resultados truncados, se cierran las fronteras, se disuelven las instituciones: el Gobierno, el Senado, la Asamblea Nacional, el Tribunal Constitucional, el Consejo Económico y Social, el Consejo Electoral Gabonés”.
Entre los rebeldes hay miembros de la Guardia Republicana —cuerpo de seguridad encargado de proteger al presidente, reconocibles por sus boinas verdes—, así como soldados del Ejército regular y agentes de la Policía.
Bongo, que lleva en el poder desde 2009, se impuso ante su principal rival, Albert Ondo Ossa, que de acuerdo con el Centro Electoral Gabonés obtuvo un 30,77 % de los votos en unos comicios que registraron una participación del 56,65 %. Hubo denuncias de fraude y un gran malestar social en el pueblo gabonés. La falta de observadores internacionales, la suspensión de algunas transmisiones de medios extranjeros y la decisión de las autoridades de interrumpir el servicio de Internet e imponer un toque de queda nocturno en todo el país después de las elecciones han generado preocupaciones sobre la transparencia del proceso electoral.
Los rebeldes militares temieron por una guerra civil entre seguidores de Ali Bongo Ondimba y Albert Ondo Ossa, y decidieron tomar el toro por las astas. Queda por verse si estos pretorianos son militares antifranceses o se unirán de nuevo a París; o se suman a los gobiernos militares rebeldes antioccidentales de Burkina Fasso, Mali o Guinea Conacry. Incertidumbre en este país rico en reservas petroleras.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global
“El colonialismo y el imperialismo no saldaron sus cuentas con nosotros cuando retiraron de nuestros territorios sus banderas y sus fuerzas policíacas. Durante siglos, los capitalistas se han comportado en el mundo subdesarrollado como verdaderos criminales de guerra. Las deportaciones, las matanzas, el trabajo forzado, la esclavitud han sido los principales medios utilizados por el capitalismo para aumentar sus reservas en oro y en diamantes, sus riquezas y para establecer su poder”.
Frantz Fanon
Podemos analizar que actualmente existe la necesidad de recuperar las utopías. Esos proyectos colectivos que nos hacen avanzar hacia la conquista de mejores condiciones de vida, en cumplir con sueños colectivos que nos hermanan y fortalecen como humanidad. Pues bueno, la lucha es parte de esos sueños.
En esta semana que concluye se convirtió en noticia el derrocamiento del presidente Mohamed Bazoum a manos de la -hasta entonces- Guardia Presidencial. El grupo rebelde anunció el pasado 26 de julio el derrocamiento del ahora ex mandatario y dos días después su jefe de seguridad, Omar Tchiani, se proclamó presidente de un “Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria”.
Este hecho provocó que Occidente pusiera el grito en el cielo y acto seguido, la maquinaria de prensa, comenzara el operativo de deslegitimación. Han dicho de todo menos “lindos” a los rebeldes. Lo que pocos han puesto sobre la palestra fueron las grandes movilizaciones de apoyo a tal decisión.
“Una lucha que moviliza todas las capas del pueblo, que expresa las intenciones y las impaciencias del pueblo, que no teme apoyarse casi exclusivamente en ese pueblo, es necesariamente victoriosa”
Frantz Fanon
El problema es que Níger, al igual que otros países africanos han sido históricamente saqueados por las potencias occidentales, sobre todo EEUU y Francia. Según datos de la Organización Mundial del Comercio, Nigel es un gran exportador de oro, uranio, torio y sus derivados, y aceites de petróleo (excepto los aceites crudos). Minerales e hidrocarburos que en su mayoría terminan en manos del gobierno o grandes multinacionales francesas.
Pese a este permanente saqueo, la falta de infraestructura del país provoca que la exportación de minerales e hidrocarburos sea deficitaria frente a las importaciones que debe afrontar el país. Producto de ello, la economía nigerina está basada en la agricultura de subsistencia: más del 90% de los empleos se encuentran en el sector rural, el cual constituye el 40% de la riqueza nacional. Gracias a esta expoliación, Níger es uno de los países más empobrecidos del planeta tierra, ocupando el puesto 167 de 169 según la clasificación del PNUD.
Ejemplo similar del saqueo colonial francés se da en Mali, un país con más de 860 minas de oro que produce unas 50 toneladas de este metal preciado y que sin embargo tiene 0 (cero) reservas en sus arcas. Todo ese oro termina en las bóvedas de los bancos franceses, país que ocupa el cuarto lugar mundial en reservas con un total de 2.436 toneladas.
“No soy prisionero de la Historia. No tengo que buscar en ella el sentido de mi destino. Tengo que recordarme en todo momento que el verdadero salto consiste en introducir la invención en la existencia”
Frantz Fanon
Sin embargo entre las explicaciones de por qué se dio el levantamiento y por qué tiene el apoyo popular no han sido expuestas. La colega Carmen Parejo Rondón lo explica muy claramente en un artículo publicado recientemente. Las explicaciones más conservadoras hablan de la barbarie africana, las más ilustradas que Vladimir Putin y Xi Jimping están detrás del golpe, dando a entender que los nigerinos son simples marionetas.
Lo realmente preocupante es que poco y nadie se detuvo en pensar desde África. Han sido lamentablemente escasos los analistas que se pusieron en los zapatos de esa nigerinas y nigerinos cansados de exportar millones y millones de dólares en minerales estratégicos para vivir en las condiciones que hace cientos de años, sin luz, sin cloacas, sin cientos de esos “lujos” que viven aquellos ciudadanos de las metrópolis a donde termina su oro, su uranio, su torio.
Y eso no es otra cosa que la muestra cabal de aquello que observaron con claridad meridiana analistas e investigadores de la corriente decolonial como Enrique Dussel o Ramón Grosfogel. El racismo es uno de los pilares de este sistema mundo llamado modernidad. No es sólo el capitalismo, esa es la vertiente económica. Junto con estos el patriarcado y el dualismo cartesiano completan el cuarteto de ejes rectores.
“El mundo colonizado es un mundo cortado en dos. La línea divisoria, la frontera está indicada por los cuarteles y las delegaciones de policía”
Frantz Fanon
Está claro que en medio de la tormenta las nigerinas y nigerinos opten por aliarse con quienes hoy le disputan la hegemonía a sus históricos verdugos, pero creer que son simples marionetas del poder no es otra cosa que reproducir el racismo que atraviesa a cada ser de este mundo. No porque todes seamos conscientes de tal hecho, sino porque es parte del sistema en el que vivimos.
Y esta forma de valorar, de analizar o de prejuzgar no es exclusiva o excluyente de lo que pasa en Níger. Se puede observar en cada uno de los hechos en los cuales los pueblos enfrentamos al poder constituido, dominante. Porque en occidente los chinos, al igual que otras culturas orientales, son representados siempre en el lugar de mafiosos (mafia china/ninjas/ladrones), o desde su milenaria (pero estanca) cultura; porque los rusos siempre están puestos en el lugar de mafiosos, de terroristas o de rivales a vencer como en Rocky. Ni hablar el lugar que dejan a los árabes o a los latinos.
Como decía el gran revolucionario Frantz Fanon: “Lógicamente no es posible someter a la servidumbre a los hombres sin inferiorizarlos parte por parte. Y el racismo no es más que la explicación emocional, afectiva, algunas veces intelectual, de esta inferiorización”.
Quizás, tan solo quizás, para comprender lo que sucede en otras partes del mundo el primer paso sea reconocer que estamos atravesados por ese racismo y que para revertirlo hay que asumirlo e intentar no reproducirlo. Quizás así empecemos a ser más solidarios con los pueblos que luchan por su libertad, por sus sueños, por sus utopías; que luchan por romper las cadenas que los oprimen, pese a que sus esclavizadores y saqueadores les disguste.
Parafraseando a Fanon, se podría afirmar que “la independencia no es una palabra que deba exorcizarse, sino una condición indispensable para la existencia de hombres y mujeres realmente liberados, es decir, dueños de todos los medios materiales que hacen posible la transformación radical de la sociedad”.
Nicolás Sampedro
Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.
Los golpes de estado en África han sido noticia en estos últimos años. Y casi siempre el escenario ha sido el Sahel, territorio que hace de “colchón” entre el Sahara y las selvas y sabanas al sur del continente. Níger ha sido noticia en la última semana de julio de 2023. Su presidente, Mohamed Bazoum, había sido retenido junto a su esposa en el palacio residencial por sus guardias, reportaban el pasado miércoles 26 de julio. Días después, Bazoum sería derrocado y una guardia pretoriana militar se hizo cargo del país, en medio de festejos donde se vieron banderas rusas en Niamey, la capital del país saheliano.
En el país norafricano de 27 millones de habitantes se produce el 7% del uranio del planeta. Hasta el 26 de julio pasado Níger era uno de los países más pro-occidentales de la región y desde donde tropas de Francia y Estados Unidos combaten al llamado “yihadismo islámico”.
Occidente teme que los nuevos jefes en Níger se vuelquen a Moscú y Pekín, un clímax de época. Los reportes occidentales anunciaban al mundo que una junta militar derrocó ese 26 de julio pasado al presidente Mohamed Bazoum y que dos días después su jefe de seguridad, Omar Tchiani, se proclamó presidente de un “Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria”. Estos militares nigerinos se suman así a sus pares que ya tomaron el poder en las vecinas Mali y Burkina-Faso, dos naciones sahelianas también.
Lo que hay que destacar es que aparece el mismo sentimiento anti-francés que predomina en esos países. La novedad es que entre los que salieron a vivar el golpe se vieron banderas rusas. Los franceses y los estadounidenses pronto pegaron el grito en el cielo, y la Unión Europea condenó al golpe y a Tchiani.
Es que Tchiani derrocó a un hombre de confianza para Occidnete. Estados Unidos confiaba en Bazoum y tenía puestas sobre él la esperanza. En marzo de 2023, Antony Blinken realizó un histórico viaje y se convirtió en el primer Secretario de Estado norteamericano en visitar Niger. Entregó una ayuda de 150 millones de dólares y reafirmó el compromiso de la administración Biden con la región.
Los militares que tomaron el poder parecen ser hombres cansados de ser parte de un neocolonialismo francés y yanqui, ya que las misiones militares occidentales están comandadas por “asesores” de París y el Pentágono que envían a luchar contra los grupos yihadistas a jóvenes pretorianos de Níger como carne de cañón, pero para asegurar los yacimientos de uranio en el país. Francia ya activó su rol de amo neocolonial y busca apoyo de países africanos para detener a Tchiani.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) dio el domingo 30 de julio un ultimátum a Tchiani de Níger al declarar que no excluye la el uso de la fuerza si no liberan y devuelven el poder en una semana al presidente depuesto, Bazoum.
“¡Viva Putin!”, “¡Viva Rusia!”, “¡Abajo Francia!”, gritaron los manifestantes que celebraron la caída del filo-occidental Bazoum, un pelele de París, incompetente y muy cleptómano, que gobernaba desde 2021. Sus promesas de cambio, llevaron a un ajuste brutal contra la población, y en consonancia con el FMI y el Banco Africano de Desarrollo.
Níger, una antigua colonia francesa, tiene una historia marcada por sucesivos golpes de Estado desde su independencia en 1960. Siempre Francia vigiló a Níger para seguir abasteciéndose de uranio. Luego Estados Unidos se sumó a esa cruzada neocolonial desde el decenio de 1980. Ahora, Occidente teme que estos militares algo filorrusos (y también pro-chinos) vendan el uranio a otros “socios”. Se abre un escenario de conflicto en África que está marcando una era de “guerra fría” suigeneris entre Washington y Moscú.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
El país africano se ve envuelto en una disputa a fuego entre los militares y una fuerza paramilitar que tiene en vilo a la comunidad internacional ¿Se avecina una nueva guerra civil? ¿Otro golpe de Estado en Sudán?
Sudán vive momentos de alta tensión. El régimen militar que gobierna el país africano se ve envuelto en una serie de enfrentamientos armados contra el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido. Esto estalló a mediados de este mes de abril en Jartum, la capital de Sudán, y en otras ciudades cercanas. El conflicto entre ambas partes se intensificó a raíz de una serie de desencuentros relativos a cuestiones de seguridad y de la reforma militar. El portavoz del Ejército sudanés, Nabil Abdullah, afirmó que su país está experimentando un golpe de Estado que busca entregarle el poder a las Fuerzas de Apoyo Rápido para derrocar al general Abdel Fattah Al Burhan.
Las tensiones entre el Ejército y los paramilitares rebeldes, que han ido en aumento en los últimos meses, obligaron a retrasar la firma de un acuerdo con los partidos políticos civiles para reactivar la transición democrática del país, medida que cuenta con el apoyo de la comunidad internacional. Las discrepancias habrían surgido en torno a cómo el grupo paramilitar debería integrarse en las Fuerzas Armadas y qué autoridad tendría que supervisar dicho proceso. Esta es una condición clave del acuerdo de transición en Sudán, aún no suscrito.
Todo empezó con el derrocamiento en 2019 del gobierno del presidente Omar al-Bashir. Bajo su mandato, la fuerza paramilitar surgió de las antiguas milicias conocidas como yanyauid, que llevaron a cabo una brutal represión en la zona de Darfur durante varias décadas de conflicto.
Los enfrentamientos alertan de una posible guerra civil a gran escala. Hasta el momento de escribir esta nota, al menos 185 personas han muerto y otras 1.800 resultaron heridas en las hostilidades que estallaron en Sudán. El lunes 17 de abril el embajador de la Unión Europea en Sudán fue “asaltado en su propia residencia” en medio de los incesantes enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas del país y el grupo paramilitar.
En esa misma jornada, Al-Arabiya informó, citando a sus fuentes, que un vehículo blindado de la Embajada de Estados Unidos también fue atacado en Sudán. Según el reporte, los combatientes de las Fuerzas de Apoyo Rápido abrieron fuego contra el vehículo de manera intencional, disparándole unas 100 balas. El medio precisó que el ataque no dejó heridos. Desde la Casa Blanca se instó a los líderes militares de Sudán a poner fin a las hostilidades de “inmediato”.
Todo parece indicar que abría una tregua. El jefe de las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán, Mohamed Hamdan Dagalo, aprobó este martes 18 de abril un alto el fuego de 24 horas “para garantizar el paso seguro de los civiles y la evacuación de los heridos”. El “armisticio” se acordó tras una conversación con el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo Dagalo, también conocido como Hemedti, en Twitter.Hemedti afirmó que su rival, las Fuerzas Armadas de Sudán, no han respetado el alto el fuego y han bombardeado zonas densamente pobladas poniendo en peligro la vida de civiles. “Esperamos nuevas conversaciones con el secretario de Estado estadounidense sobre la mejor manera de abordar estas violaciones”, declaró Hemedti.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
Estados Unidos y su aliado Israel han intentado tener injerencias diversas en África tratando de ganar amistades para sus intereses geoestratégicos. Pero ambos chocaron con la firmeza de algunas naciones africanas que ven con buenos ojos las relaciones con Rusia y China, como así también la causa justa del pueblo palestino.
África ha sido siempre un escenario de disputas neocoloniales desde el fin de la Guerra Fría. Ya no se trata de la confrontación ideológica entre capitalismo y comunismo, sino de tratar de sacar tajadas sobre los mal llamados recursos naturales que posee el continente madre de la humanidad. El imperio ha creado un mando regional para África, conocido como AFRICOM, que responde a los cambios estratégicos del fin de la Guerra Fría y a las nuevas prioridades en los intereses globales y regionales de Washington, pero que plantea una aproximación diferente para la zona tras las experiencias de Afganistán, Irak y de la denominada “Guerra Global al Terror”.
Desde el año 2000, Estados Unidos estableció como uno de sus objetivos prioritarios de seguridad nacional, la seguridad energética. En este sentido, la seguridad del abastecimiento petrolero y gasístico y el aumento de competencia se incrementó por la demanda producida, en gran medida, por las necesidades de la República Popular China y la India, junto con el establecimiento desde Costa de Marfil hasta Angola de uno de los polos de abastecimiento básico para el imperio, y el aumento de la presencia del llamado “terrorismo yihadista-salafista” en el norte de África y el Sahel, y llevó al progresivo aumento de la importancia de África en la política exterior de Estados Unidos.
Washington ha chocado en los últimos años con los intereses chinos y rusos, que también poseen sus intereses sobre el petróleo, el gas y los minerales de África. El imperio ha buscado ayuda en su aliado Israel, que trata de lavar su buena imagen en África. En el año 2021, Israel obtuvo el estatus de observador en la Unión Africana (UA) tras décadas de esfuerzos diplomáticos, lo que provocó la protesta de varios miembros del bloque de 55 países, como Mauritania, Sudáfrica y Argelia. Al final, la medida fue revocada y no se ha vuelto a hablar de la posible inclusión de Israel como observador en el órgano panafricano.Y en febrero de este año 2023, una delegación de observadores israelíes en la cumbre de la UA en la capital etíope de Adís Abeba fue expulsada de la ceremonia de apertura por el rechazo de los representantes de algunos países miembros a la presencia de los sionistas en el evento. La causa palestina en algunas naciones africanas es muy significativa. Sudáfrica, por ejemplo, ha denunciado que Israel practica un apartheid clarísimo sobre el pueblo palestino.
Estados Unidos e Israel han querido también asesorar militarmente a algunas naciones africanas pero, al mismo tiempo, se han puesto del lado de las políticas de ajuste fiscal del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Africano de Desarrollo (BAD), que presionan a los países africanos con deudas impagables. En este sentido, la percepción en algunos Estados africanos no es muy favorable en sus relaciones con Estados Unidos y sus aliados.
Como contraparte, China ha ido aumentado su presencia comercial y militar en África, de 18.000 millones en 2003 a 30.000 millones de dólares en 2006, y lo sigue haciendo. Pekín también ha perdonado la deuda externa a 21 Estados africanos y ha creado un foro de cooperación China-África con 46 de los 53 Estados africanos. Además, ha vendido armas a Zimbabwe, Etiopia, Eritrea, Angola, Malí, Namibia, Sierra Leona y Mozambique.
Los rusos no se quedan atrás. En tiempos de la Guerra Fría, la antigua Unión Soviética ha establecido relaciones políticas y comerciales con naciones descolonizadas de África, sobre todo con Angola, Mozambique, Argelia, Guinea, Burkina Faso, Mali y Madagascar. También ha apoyado a gobiernos socialistas como el de Etiopía durante 1978-1990. Angola y Mozambique fueron casos de unidad africano-soviética porque estas naciones tuvieron sus gobiernos marxistas locales entre 1975 y 1990. Moscú también se puso del lado de la lucha de los africanos del sur de África contra el apartheid racista, exigió la liberación de Nelson Mandela y no dudó en apoyar a los rebeldes de Namibia y Zimbabwe. Pero el final de la Guerra Fría dejó un vacío. No obstante, pasó el tiempo y ahora como Federación Rusa, vuelve a la carga en este siglo XXI.
En 2022, Rusia desplegó su accionar diplomático en África. El canciller ruso Sergei Lavrov visitó cuatro países africanos y demostró que Moscú todavía tiene la fuerza diplomática para desafiar a Estados Unidos a través de los gobiernos africanos, pues estuvo en Egipto, Etiopía, Uganda y Congo. Cierto que la mayoría de las naciones de África, incluidas Nigeria y Kenia (las potencias económicas de África occidental y oriental respectivamente), votaron a favor de una resolución de la asamblea general de la ONU en marzo de 2022 que condena la “agresión” rusa y exige su retirada de Ucrania. Sin embargo, casi la mitad de todas las abstenciones (17) vinieron de África.
Los países en esta lista incluyen Sudáfrica, que se siente en deuda con Moscú por su apoyo en la lucha contra el apartheid, y Uganda, que asumirá en breve la presidencia del Movimiento de los Países No Alineados, un organismo mundial formado durante la Guerra Fría por países que querían evitar verse atrapados en la rivalidad entre las potencias occidentales y el bloque comunista.
Tradicionalmente, el comercio de Moscú con África se ha centrado en el ámbito militar, desde la venta de rifles automáticos hasta aviones de combate. En octubre de 2022 se hizo la cumbre Rusia-África que se celebró en Etiopía y donde se firmaron acuerdos comerciales y de defensa para fortalecer las relaciones.
Estados Unidos puso el grito en el cielo ante la presencia más firme de chinos y rusos en África. Pidió a las naciones africanas que abandonen sus alianzas con Pekín y Moscú. Estados Unidos dio su apoyo a la adhesión de la Unión Africana al G20 como un miembro permanente, así como reclamar al Consejo de Seguridad de la ONU una ampliación de sus miembros permanentes y no permanentes para que uno de los países africanos tenga un puesto fijo en el órgano.
Pero los chinos y rusos van a pasos firmes en África. Ganan aliados y son vistos como no injerencistas. Estados Unidos e Israel no la tienen fácil en la cuna de la humanidad.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
Los pueblos africanos se están cansando del paternalismo neocolonial de Francia. El presidente francés Emmanuel Macron finalizó su gira africana durante la que visitó a Gabón, Angola, la República de Congo y la República Democrática del Congo, y dejó un sabor muy amargo.
En el marco de su gira por África, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró este sábado 4 de marzo en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo (RDC), que París sigue siendo aliado de este país centroafricano, si bien lamenta la incapacidad de las autoridades para restablecer la soberanía y la paz en la parte oriental desde el genocidio de 1994 en Ruanda, que limita con la RDC.
Esto generó un repudio del pueblo de la RDC y hasta el presidente del país, Felix Tshisekedi, reprochó ese mismo sábado a su homólogo francés la postura de París hacia el país africano e insistió en la necesidad de que sea tratado con respeto y no con un tono “paternalista”.
“Mírenos de otra manera, respetándonos, considerándonos como verdaderos socios y no siempre con una mirada paternalista, con la idea de saber siempre lo que nos hace falta”, declaró Tshisekedi durante una rueda de prensa conjunta con Macron.
Los pueblos africanos parecen que andan cansados del neocolonialismo galo ya histórico sobre sus tierras. Un país que alza la voz es Burkina Faso y con fuerza. La tierra del gran Capitán Thomas Sankara, prócer del marxismo africano y mártir de la Revolución anticolonial, no duda en exigir que se marchen las tropas francesas. Con silbatos, pancartas, y banderas de Burkina Faso, manifestantes en motocicletas, en automóviles, en un portatanques, se dirigieron el domingo 5 de marzo último al campamento de Kamboinsé, donde hay una base militar francesa. El objetivo era exigir la salida de todas las fuerzas francesas presentes en suelo burkinés.
El gobierno del joven militar Ibrahim Traoré de Burkina Faso se ha unido siempre a este reclamo. Traoré dio un mes de plazo para la retirada del país de todo el personal militar del país europeo, tras denunciar un acuerdo de asistencia militar firmado en 1961 entre ambos países, durante la etapa colonial francesa. Francia y Estados Unidos acusan a Traoré de ser un aliado de los rusos y chinos. ¿Una nueva “guerra fría” por África?
Y lo mismo pasa en naciones como Chad, Mauritania, Mali, Senegal, República Centroafricana y Togo, todas ex colonias francesas.
Francia tiene tropas a través de la Operación Barkhane que cuenta con 4.500 militares en bases situadas en Mali, Níger y Chad, con el objetivo de luchar contra los grupos yihadistas.
Pero Francia tiene muchos intereses en África. Las antiguas colonias de París absorben un 5% de las exportaciones francesas, a la vez que compañías galas en el continente africano extraen las materias primas que se envían posteriormente a Europa. Y eso sin contar con los casi 300.000 nacionales franceses que viven repartidos por las varias decenas de territorios francófonos. Metales en la República Centroafricana; petróleo en Gabón; algodón y oro maliense; y uranio nigerino son algunos de los réditos económicos que Francia obtiene por la presencia de sus empresas en África. En este escenario, clave en la seguridad energética gala es la situación en Níger, donde la francesa Areva extrae entre un tercio y un 40% del uranio que utilizan las centrales nucleares francesas para producir dos tercios de la electricidad que consume el país. Por tanto, la ecuación es clara: una desestabilización de Níger puede suponer un serio reto para el suministro eléctrico en Francia.
Los pueblos de África no quieren más colonialismo ni neocolonialismo. Y lo hacen saber. Queman banderas de Francia y aplauden a Rusia y China. Se abre un nuevo frente de batalla ya viejo.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
El pasado miércoles 2 de marzo las Naciones Unidas (ONU) sometió a voto la decisión de “condenar” o no la “ofensiva de Rusia” sobre Ucrania. El resultado fue 141 votos a favor de la “condena”, 35 abstenciones y tan solo 5 en contra. Los países que se negaron a denunciar la situación en Ucrania fueron Rusia, Bielorrusia, Siria, República Popular Democrática de Corea (RPDC) y Eritrea. Pocos conocen el porqué de Eritrea, un pequeño país africano independizado en 1993 y que parece que tiene una férrea actitud filorrusa.
Eritrea se encuentra en el noroeste de África, es limítrofe con Yibuti, Etiopía y Sudán y su costa está bañada por las aguas del Mar Rojo. Es parte de una geografía donde surgieron culturas antiguas como la de los habeshes sudarábigos, el reino de Damot y el imperio de Aksum.
A lo largo de la historia y hasta 1890, año en el que Italia coloniza el territorio y lo delimita oficialmente, la zona de Eritrea había formado parte de varios imperios y reinos de la región del Cuerno de África Oriental, sobre todo del imperio cristiano de Etiopía. El Reino de Italia, tras el Tratado de Wichale, creó la colonia de Eritrea en 1890 y la mantuvo hasta la Segunda Guerra Mundial, con las mismas fronteras que posee hoy en día.
Eritrea en las Naciones Unidas ha votado contra las condenas a Rusia por la crisis de Ucrania.
En 1941 Eritrea fue conquistada por los británicos, en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, y pasó a formar parte de la administración colonial del Reino Unido. En 1952 se federó con el imperio de Etiopía, hasta que en 1962 la unión se disolvió y Eritrea fue degradada a una provincia.
Hasta 1993 perteneció siempre a Etiopía. En ese año logró su independencia bajo el mando de Isaías Afewerki, líder de la resistencia socialista contra el rival etíope y que hoy comanda el país con firmeza frente a cualquier agresión foránea de sus vecinos.
Cabe aclarar que Etiopía fue un imperio cristiano hasta 1974, año en que cayó el régimen filoyanqui del Haile Selassie I. Se forma una República bajo mando de una junta militar progresista, de donde surgirá Mengistu el Rojo, muy prosoviético y que logró convertirse en el hombre fuerte del país en 1977. Con ayuda de la Unión Soviética, Cuba y la República Popular Democrática del Yemen, Mengistu el Rojo consolidó la Etiopía socialista. Pero había frentes internos que neutralizar.
En 1977-1978, Etiopía socialista derrotó a los rebeldes somalíes del Ogadén, que recibían apoyo del régimen socialista somalí del General Siad Barré, que se enemistó con Moscú y se alió a Washington para destruir al gobierno de Mengistu el Rojo y crear la “Gran Somalía” en el Cuerno de África Oriental.
Pero quedaban rebeldes en Etiopía, sobre todo en las zonas norteñas, en Eritrea. Una resistencia eritrea actuó contra Etiopía desde 1962, y también desde 1974, sucediéndose diversos conflictos que se convirtieron en guerra abierta en 1983. Tras cuatro años, y ya bajo control del llamado Frente Popular para la Liberación de Eritrea (FPLE), la Etiopía socialista volvió a declarar a Eritrea en 1987 como “región autónoma”.
El FPLE fue creado en 1970 como un grupo intelectual de izquierda maoísta, que acabó escindiéndose del Frente para la Liberación de Eritrea (FLE). Tras su victoria en la guerra de la independencia de Eritrea en 1991, el Frente Popular pasó a denominarse Frente Popular por la Democracia y la Justicia (FPDJ) en 1994, y desde aquel desde entonces es el único partido político legal en Eritrea, adoptando una postura nacionalista y alejada del viejo maoísmo.
Afewerki se convirtió en el hombre fuerte del nacionalismo del FPDJ. En 1966 se incorporó como guerrillero maoísta al FPLE y viajó a la República Popular China donde recibió formación política y militar. Más tarde cofundó el Frente Popular para la Liberación de Eritrea y fue nombrado Secretario General en 1987. Tras la independencia de su país, se convirtió en el primer presidente y dirigió los enfrentamientos armados que se sucedieron después con Etiopía.
Eritrea también ha establecido una fuerte alianza comercial con la República Popular China.
Aunque la separación de Etiopía fue amistosa, en 1994 rompió relaciones diplomáticas con los etíopes. Las guerras fronterizas no tardaron en aparecer. El 9 de julio de 2018, Afwerki, y el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, declararon el fin del estado de guerra entre sus dos países y la normalización de sus relaciones. El 11 de septiembre de 2018, con motivo del Año Nuevo etíope, se reabrieron la frontera entre Eritrea y Etiopía, que se había cerrado desde 1998 durante una ceremonia oficial.
Pero Eritrea es el “malo” del Cuerno de África Oriental para Occidente. Aliado de China y Rusia, hacia el 2020 la crisis etíope puso en conflicto la paz de 2018 con Eritrea. Estados Unidos advirtió en septiembre de 2021 a Eritrea que su papel en la guerra de Etiopía podría acarrear sanciones contra las Fuerzas de Defensa de Eritrea y el FLE. Para mantener el poder en la región, Afwerki no dudó en buscar relaciones exteriores que lo apoyaran, y ahí aparece Rusia. También China. Occidente siempre ha sancionado a Eritrea casi desde que nació, porque Afewerki nunca se alineó a Washington, dada su rivalidad con Etiopía, que en 1991 dejó de ser socialista soviética y pasó a manos de ser aliado filoyanqui.
A comienzos de este año 2022, Eritrea se reunió con China y Rusia para que se posicionasen en contra de las sanciones que el gobierno de Joe Biden establecía en el país africano. Para devolver el favor a Moscú, Eritrea votó este miércoles en la ONU en contra de condenar la agresión de Rusia a Ucrania.
La posición de Eritrea “es contra la internacionalización, la retórica incesante y la imposición de sanciones unilaterales, que lamentablemente polarizan aún más las relaciones internacionales y escalan la situación con enormes implicaciones para los civiles”.
Rusia tiene interés en Eritrea por su estratégica ubicación en el Mar Rojo y por el mercado que suponen los países africanos: el 49% de las importaciones rusas a África son armas. El Departamento del Tesoro impuso sanciones contra las Fuerzas de Defensa de Eritrea y el gobierno nacionalista de Afwerki alegando la que “presencia desestabilizadora de Eritrea en Etiopía” estaba amenazando la integridad del estado etíope. En su intento por mantener resistir, Afwerki no duda en estrechar lazos con Rusia y China. También con Siria, Irán, RPDC, Bielorrusia, Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Eritrea está en la lista negra de Estados Unidos. Hay sanciones comerciales de Occidente que dificultan su economía rural. Eritrea tiene 6.147.398 habitantes, y gracias a la intervención gubernamental, se han logrado mejoras importantes en puertos, aeropuertos y comunicaciones por carretera. Eritrea tiene una posición comercial estratégica en el Mar Rojo y sus reservas minerales de mármol, granito, plata, cobre, zinc, oro y sílice son muy importantes.
Isaías Afewerki, histórico líder independentista y actual presidente de Eritrea. Desde 1993, año de la independencia del país, Afewerki es el líder histórico y hombre fuerte.
En Eritrea existen nueve grupos étnicos: los afar, los bilen, los beja (los hedareb), los kunama, los nara, los rashaida, los saho, los tigré y los tigriña. Eritrea tiene dos religiones predominantes, el cristianismo, con el 62,9 % de seguidores; y el islam, que agrupa al 36,2 % de la población. Los cristianos pertenecen principalmente a la Iglesia ortodoxa eritrea. También hay minorías cristianas católicas, coptas, protestantes y luteranas.
Eritrea tiene alfabetizada a más del 80 % de su población. Pese a las sanciones, trata de salir adelante y las inversiones rusas y chinas han ayudado al país para desafiar a Occidente.
Su férrea posición filorrusa responde a los ataques de Estados Unidos y la Unión Europea, que acusan a Afewerki de “dictador” y “violador de los derechos humanos”. Típico discurso colonialista. Y Eritrea no se queda atrás. Afewerki sigue firme defendiendo su patria.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
Pasó una semana del llamado conflicto Rusia-Ucrania. Mientras el mundo occidental y occidentalizado demoniza a Moscú, el presidente ruso Putin cuenta con aliados en algunas partes del mundo. Más allá de una alianza gigante con China, en tierras latinoamericanas, africanas y asiáticas halló algunos apoyos.
Los grandes medios occidentales y sus satélites engendraron la quimera de “Todos contra Rusia” para apoyar al régimen filoyanqui y europeísta de Volodomir Zelenski en Ucrania. La opinión pública mundial debe ser adoctrinada con el objetivo de aislar a Putin, el “malo de la película”. No se trata de “buenos”, “feos” y “malos”, sino de analizar lo que viene en el orden internacional. Para algunos Rusia pateó el tablero en Ucrania. Poniendo los puntos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es todo un clímax. Eso no se puede negar. Hasta China quedó casi como asombrada por la operación militar rusa en Ucrania. Vienen los recuerdos de Taiwán, y sabe que Occidente le va a reclamar por los casos de los uigures separatistas de Xinjinag o el famoso contencioso del Tíbet. Pero China ha dicho que ni Xinjiang, ni el Tíbet y mucho menos Taiwán son Ucrania. Pekín se ha puesto del lado ruso y hasta lo ha auxiliado económica ante las duras sanciones occidentales.
Rusia no sólo se sirve de la alianza con Pekín. En Europa aún tiene sus aliados. Todos ya saben que el gobierno de Alexander Lukashenko de Bielorrusia es aliado primordial de Moscú. Los es desde 1994, cuando Lukashenko se erigió como máximo líder del país europeo. De hecho, Minsk, capital bielorrusa, fue la sede de los llamados “Acuerdos de Minsk” que Zelenski nunca cumplió para detener los ataques de Kiev sobre las poblaciones rusoparlantes en Donbás.
Ucrania ha acusado directamente a Bielorrusia de “facilitar” la “invasión rusa”, según las palabras que ha utilizado el embajador ucraniano ante las Naciones Unidas (ONU), Sergii Kislitsia. Estados Unidos anunció a fines de febrero el cierre de su embajada en Minsk y autorizó la salida de sus trabajadores y familiares. Por su parte, Minsk cedió la región de Gomel para las negociaciones entre rusos y ucranianos.
En Europa, Rusia aún tiene como aliado a Serbia. El caso serbio es muy singular. Todavía Serbia sufre al separatismo nacionalista derechista de los albano-kosovares, apoyados por Estados Unidos, y Rusia siempre se puso del lado de Belgrado, capital del país balcánico, argumentando que defiende “el derecho a la integridad del territorio serbio”.
Venezuela bolivariana siempre aliada a Rusia, uniendo fuerzas antiestadounidenses.
Kosovo, que se independizó con ayuda yanqui de Serbia en 2008 y cuya soberanía no reconocen ni Belgrado ni Moscú. Pero parece ser que el accionar ruso lo ha cambiado todo. Según algunos analistas regionales, Rusia podría incitar ahora a sus aliados serbios en Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Kosovo a provocar “desórdenes”. Por ejemplo, Croacia ha elevado el estado de alerta de su Ejército ante el temor de que la crisis de Ucrania pueda desestabilizar los Balcanes.
Moldavia no es un país de Europa que apoye a Moscú. Pero tiene un conflicto con filorrusos en su parte oriental, en la frontera con… Ucrania. Durante las últimas tres décadas, Rusia ha respaldado un régimen prorruso en la región disidente de Moldavia, llamada Transnistria. La Moldavia propiamente dicha en el oeste, también conocida por aquellos lares como la Moldavia “rumana” o Besarabia, tiene casi más de 2 millones de habitantes. Hace 30 años, Transnistria se independizó de facto. Moscú facilitó esta independencia con sus tanques y aparatos y ahora hay 2000 soldados rusos estacionados en Transnistria para “mantener el orden”.
Saliendo del mapa europeo, Rusia tiene sus aliados más firmes en Asia central. Hay una entidad que se llama Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC), una especie de alianza de antiguas naciones soviéticas liderada por Rusia. Moscú y sus amigos bielorrusos lograron formar esta alianza con Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, y fue concebida como una unión para contrarrestar las amenazas militares externas.
El origen de la OTSC se remonta a 1991, en pleno final de la Guerra Fría. Ese año se disolvió el Pacto de Varsovia, la alianza militar de la Unión Soviética y otras repúblicas socialistas del este de Europa que se creó en 1954-1955 para luchar contra la OTAN. La caída del mundo soviético obligó a Rusia a impulsar otra organización que garantizara su influencia en el espacio postsoviético. Solo un año después, en 1992, se firmó el “Tratado de Seguridad Colectiva”, con una vigencia de cinco años ampliables. Tras una prórroga en 1999, los Estados miembros acordaron en 2002 institucionalizar una organización permanente, la OTSC.
El nacimiento de la OTSC permitió a Rusia instalar bases militares en los demás países de la organización y vetar el establecimiento de bases extranjeras en estos territorios. De esta manera, Moscú evitó que sus socios entablaran alianzas militares con Estados Unidos. Además, el Tratado de la OTSC estableció un principio de seguridad colectiva parecido al de la OTAN. De hecho, su “artículo 4to” determina que una agresión contra un Estado de la alianza se considerará un ataque contra todos sus miembros.
Desde su creación, la OTSC ha estrechado lazos con la “Comunidad de Estados Independientes”, otra organización de Estados postsoviéticos liderada por Rusia. También con la Organización de Cooperación de Shanghái, que incluye a Rusia, cuatro repúblicas centroasiáticas, China, India y Pakistán, en línea con la apuesta rusa por reforzar las relaciones con las principales potencias de Asia. Además, la OTSC colabora con la ONU, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) o el Comité Internacional de la Cruz Roja en materia humanitaria.
Pero la OTSC es medio vacilante. En 2010, Kirguistán solicitó la intervención de la alianza para frenar la oleada de violencia, pero Rusia denegó la ayuda, calificando la situación como de “asunto interno”. La llamada segunda guerra del Alto Karabaj (2020) entre Armenia y Azerbaiyán supuso otro desafío para la OTSC, que no actuó en apoyo a las fuerzas armenias, históricas aliadas a Moscú. La organización tampoco intervino en el conflicto fronterizo (2021) entre Kirguistán y Tayikistán, dos Estados miembros, ya que carece de competencias en conflictos entre países aliados. Pero sí hubo un primer despliegue conjunto de tropas de la OTSC en el último enero de 2022, con la crisis de Kazajistán. El presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokaev, solicitó ayuda a la alianza para poner fin a disturbios en el país y Rusia no dudó en ayudar. Pero los rusos se fueron a casa.
Por tierras africanas tenemos algunas cuestiones que analizar. Rusia ha ganado terreno en África de alguna manera. Tiene una alianza comercial muy vigorosa con Sudáfrica, en el marco del llamado BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica). El gobierno sudafricano pidió por la paz en Europa, pero luego le dijo a Rusia que salga de Ucrania.
El principal aliado africano de Rusia es Egipto. En octubre de 2019, el presidente Vladimir Putin organizó una cumbre en Sochi entre Moscú y los países africanos. Fue el egipcio Abdel Fattah al-Sisi quien encabezó este encuentro, junto al líder ruso, en el que se acabaron firmando más de 500 acuerdos, memorandos y contratos por valor de 11.300 millones de euros entre Rusia y más de 40 gobiernos africanos. Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rusia ha triplicado sus intercambios comerciales con el continente en apenas una década, pero principalmente en los últimos tres años. Sus principales socios son Egipto, Marruecos, Argelia y Túnez. En materia de seguridad, Moscú obtuvo garantías para establecer bases militares en Egipto, República Centroafricana, Eritrea, Madagascar, Mozambique y Sudán. Todos estos países solo atinaron a clamar por la “paz mundial”, pero sin herir susceptibilidades del Oso Misha.
Viajando a Asia, el caso de la alianza con la República Árabe Siria es ya de público conocimiento. El gobierno de Bashar Al Asad es un aliado de Rusia, ya que Moscú ayuda mucho en sus batallas contra el Daesh y otros grupos terroristas financiados por Occidente. De hecho, Siria ha reconocido abiertamente la independencia de las dos provincias separatistas del Donbás. Desde 2015, Moscú interviene militarmente en Siria en favor del Al Asad. Tampoco olvidemos la alianza entre Moscú y la República Islámica de Irán. Eso es otro hueso duro de roer para Occidente.
Siria y Rusia unidas contra EEUU y la OTAN desde 2015.
En el este de Asia, tenemos también a la República Popular Democrática de Corea (RPDC), un aliado de Rusia siempre. Dura alianza para digerir en el esófago de los imperialistas.
Hacia la zona del Pacífico tenemos casos muy singulares. Filipinas coquetea con Rusia. Pero pocos saben que los países de Oceanía de Vanuatu, Tuvalu y Nauru son amigos de Rusia. De hecho, en el 2008-2009 avalaron las acciones militares rusas en Abjasia y Osetia del Sur, en Georgia. Estos países oceánicos corrieron a reconocer como países independientes a estas dos regiones rusoparlantes y se les otorgó reconocimiento diplomático.
Hay que aclarar que Vanuatu, Tuvalu y Nauru han concretado jugosos acuerdos comerciales con Rusia, pero se declararon como “neutrales” ante los casos de Crimea y Ucrania.
Por último, tenemos a América Latina. Cuba, Venezuela y Nicaragua son los países que abiertamente son aliados de Rusia. En 2014, el presidente nicaragüense Daniel Ortega incluso se apresuró a respaldar, oficiosamente también, a los rusoparlantes de Crimea, donde mandó establecer un consulado. “El presidente Putin ha dado un paso. Ha reconocido a unas repúblicas que, desde el golpe de Estado de 2014, no reconocieron a los gobiernos golpistas de Ucrania y establecieron su Gobierno, dando la batalla”, manifestó Ortega en un acto oficial.
Nicaragua y Rusia tienen una alianza firme y que apunta a socavar la influencia estadounidense.
Asimismo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que agradeció a través de su cuenta en la red social Twitter el apoyo de China, Cuba y Rusia en la inmunización contra el covid-19 de la población venezolana, se ha aliado con el presidente de Putin en contra de Estados Unidos y ha mostrado su apoyo al presidente Putin y a su pueblo. “Desde Venezuela repudiamos los planes perversos que pretenden rodear militar y estratégicamente a Rusia”, expresaba Maduro en internet. “Estamos seguros de que Rusia saldrá unida y victoriosa de esta batalla, con la admiración de los pueblos valientes del mundo”, añadía.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba manifestó en un comunicado que el gobierno de Estados Unidos lleva semanas amenazando a Rusia y “manipulando a la comunidad internacional sobre los peligros de una inminente invasión masiva a Ucrania”, de acuerdo con lo que recogía el Ejecutivo en dicho documento, que se puede consultar a través del sitio web oficial del Minrex. Así, Cuba alertaba de lo peligroso de una campaña “propagandística antirrusa” y pedía que la intervención de las potencias internacionales cesase para garantizar “la paz y la seguridad”.
Cierto que no son muchos los países del orden mundial los que son aliados o amigos del gobierno de Putin. Pero son los que tienen las agallas para no sólo enfrentar al poderío estadounidense, sino para también denunciarlo frente a un mundo embriagado por las mentiras de las “fake news”, las redes sociales y el visceral discurso antirruso.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
Tras nueve años de presencia militar para luchar contra el “yihadismo”, Francia anunció el 17 de febrero último la retirada de sus tropas de Mali, una decisión que se preveía inminente ante la ruptura de relaciones entre París y la junta militar gobernante en el país africano. Antes, el 24 de enero pasado el ejército de Burkina Faso se ha hecho con el poder y derrocó al presidente del país, Roch Kaboré. ¿Pierde terreno Francia en el Sahel occidental?
El año 2022 empezó con todo en África. La región del Sahel occidental, en enero y en los albores de febrero ya tiene dos crisis. La del 24 de enero pasado fue la de un golpe militar en Burkina Faso, donde la guardia pretoriana del teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba puso fin al gobierno del alicaído Kaboré. Ahora, en este 17 de febrero pasado, Francia decide irse de Mali. La decisión fue plasmada en una declaración conjunta firmada por Francia, sus aliados europeos en la operación llamada Barkhane, Canadá y sus socios africanos en el Sahel y en el golfo de Guinea.
Tropas francesas en el Sahel africano.
“Ya no se dan las condiciones políticas, operativas y jurídicas para continuar de forma efectiva su actual compromiso militar en la lucha contra el terrorismo en Mali y, por tanto, hemos decidido iniciar la retirada coordinada”, declaró el gobierno de Emmanuel Macron.
El anuncio coincidió con una cumbre en Bruselas, capital del Reino de Bélgica y sede de líderes de la Unión Europea (UE), y la Unión Africana (UA), en esa ciudad europea, sobre una nueva relación con África, un continente rico en materias primas donde China, Rusia y Turquía también tienen sus intereses.
La idea llevaba varios meses barajándose ante el continuo deterioro de las relaciones entre Bamako y París, que también afectó a otros aliados europeos. Hay que recordar que Mali también fue protagonista de un golpismo en 2021. Pero debemos aclarar los tantos. En la noche del 24 de mayo de 2021 las Fuerzas Armadas de Malí capturaron al presidente Ba N’Daou,1 al primer ministro Moctar Ouane y al ministro de Defensa Souleymane Doucouré. Assimi Goita, el jefe de la junta que lideró el golpe de Estado de 2020, anunció que N’daw y Ouane fueron despojados de sus poderes y que se celebrarían nuevas elecciones en 2022. Es el tercer golpe de estado del país en diez años, después de los golpes militares de 2012 y 2020.
Mali y sus conflictos
Goita es el hombre fuerte del país decidió contratar a los paramilitares de la empresa rusa Wagner, acusada por Occidente de enviar “mercenarios” a países en conflicto con un modelo similar al usado años atrás por la estadounidense Blackwater. Los grupos “yihadistas” son facciones de los pueblos tuareg que buscan separarse de Mali. Este acercamiento a Rusia, sumado a la decisión Goita de quedarse en el poder al menos cinco años y no iniciar la prometida transición civil, provocó nuevos roces con Francia, pero también con socios europeos y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao).
Goita expulsó en octubre de 2020 al representante de la Cedeao por imponer sanciones al poder castrense, mientras que las hostilidades con los militares llevaron a Dinamarca y Suecia a retirar sus tropas de la fuerza especial europea Takuba, puesta en marcha para reducir el despliegue francés. Ante el riesgo de dejar la vía libre a Moscú en Mali y descuidar una región clave para contener el “yihadismo” y la inmigración hacia Europa, los miembros de Takuba, Reino Unido y Estados Unidos lograron un consenso sobre cómo continuar en la zona.
París prometió coordinar su retirada con la misión de la ONU (Minusma) y la de la Unión Europea (EUTM) en Mali, que seguirán beneficiándose de un apoyo aéreo y médico francés.
Militares golpistas toman el poder en Burkina Faso en enero de 2022.
Pero Francia no se va ir del Sahel occidental y de África occidental. París prevé proponer sus servicios a los países del Golfo de Guinea, como Costa de Marfil, Togo, Benín o Ghana, para ayudarlos a frenar la propagación del “yihadismo”.
Los galos no pueden darse el lujo de irse del todo. Les surgió otro problema en Burkina Faso. El mandatario derrocado Kaboré se había enfrentado a un creciente descontento por su fracaso en detener una “insurgencia islamista”. El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el golpe y pidió a los militares que “garanticen la protección y la integridad física” de Kaboré. Desde 2015, el país ha estado luchando contra esa misteriosa “insurgencia islamista” asociada a Al Qaeda y el Daesh (que tiene sus grupos en gran parte de África subsahariana y saheliana) que se extendió desde el vecino Mali. Esto ha alimentado la ira de los militares y ha dañado la otrora importante industria turística. Francia teme que los pretorianos de Burkina Faso se unan a Mali y se hagan socios de Rusia o China.
Francia viene teniendo acciones flojas en sus ex colonias. Burkina Faso, una antigua colonia francesa, ha sufrido una inestabilidad crónica desde que obtuvo la independencia en 1960, incluidos varios golpes de Estado. El nombre del país, que significa “tierra de los hombres honestos”, fue elegido por el militar revolucionario Thomas Sankara, quien tomó el poder en 1983. Fue derrocado y asesinado en 1987. Mali también fue colonia de Francia y también se independizó en 1960. Luego vino un historial de militarismo y desestabilización. Francia ha generado fricciones para dominar en el siglo XXI con el invento de luchar contra el “mal yihadista”.
¿Francia pierde terreno neocolonial en África occidental y el Sahel ante rusos y chinos? No es un terreno fácil y los pretorianos antes entrenados por los galos neocolonialistas ahora parece que adoptaron un nacionalismo favorable a hacer negocios con Moscú y Pekín. Todo un clímax. Durante el último año, varias naciones africanas han sufrido golpes de Estado. Entre ellas han estado Chad, Guinea, Mali y Sudán. Excepto Sudán, todas esas naciones fueron colonias del ex Sudán francés en la era imperialista de fines del siglo XIX.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
Hola Para contactarnos: Dale al botón, dejanos tu mensaje y te responderemos a la brevedad.
Para suscribirte al Newsletter: Hacé click en el link de acá abajo y comenzá a recibir las mejores publicaciones, promociones y sorteos especiales de cada mes.