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Tras nueve años de presencia militar para luchar contra el “yihadismo”, Francia anunció el 17 de febrero último la retirada de sus tropas de Mali, una decisión que se preveía inminente ante la ruptura de relaciones entre París y la junta militar gobernante en el país africano. Antes, el 24 de enero pasado el ejército de Burkina Faso se ha hecho con el poder y derrocó al presidente del país, Roch Kaboré. ¿Pierde terreno Francia en el Sahel occidental?

El año 2022 empezó con todo en África. La región del Sahel occidental, en enero y en los albores de febrero ya tiene dos crisis. La del 24 de enero pasado fue la de un golpe militar en Burkina Faso, donde la guardia pretoriana del teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba puso fin al gobierno del alicaído Kaboré. Ahora, en este 17 de febrero pasado, Francia decide irse de Mali. La decisión fue plasmada en una declaración conjunta firmada por Francia, sus aliados europeos en la operación llamada Barkhane, Canadá y sus socios africanos en el Sahel y en el golfo de Guinea.

Tropas francesas en el Sahel africano.

“Ya no se dan las condiciones políticas, operativas y jurídicas para continuar de forma efectiva su actual compromiso militar en la lucha contra el terrorismo en Mali y, por tanto, hemos decidido iniciar la retirada coordinada”, declaró el gobierno de Emmanuel Macron.

El anuncio coincidió con una cumbre en Bruselas, capital del Reino de Bélgica y sede de líderes de la Unión Europea (UE), y la Unión Africana (UA), en esa ciudad europea, sobre una nueva relación con África, un continente rico en materias primas donde China, Rusia y Turquía también tienen sus intereses.

La idea llevaba varios meses barajándose ante el continuo deterioro de las relaciones entre Bamako y París, que también afectó a otros aliados europeos. Hay que recordar que Mali también fue protagonista de un golpismo en 2021. Pero debemos aclarar los tantos. En la noche del 24 de mayo de 2021 las Fuerzas Armadas de Malí capturaron al presidente Ba N’Daou,1 al primer ministro Moctar Ouane y al ministro de Defensa Souleymane Doucouré.​ Assimi Goita, el jefe de la junta que lideró el golpe de Estado de 2020, anunció que N’daw y Ouane fueron despojados de sus poderes y que se celebrarían nuevas elecciones en 2022. Es el tercer golpe de estado del país en diez años, después de los golpes militares de 2012 y 2020.

Mali y sus conflictos

Goita es el hombre fuerte del país decidió contratar a los paramilitares de la empresa rusa Wagner, acusada por Occidente de enviar “mercenarios” a países en conflicto con un modelo similar al usado años atrás por la estadounidense Blackwater. Los grupos “yihadistas” son facciones de los pueblos tuareg que buscan separarse de Mali. Este acercamiento a Rusia, sumado a la decisión Goita de quedarse en el poder al menos cinco años y no iniciar la prometida transición civil, provocó nuevos roces con Francia, pero también con socios europeos y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao).

Goita expulsó en octubre de 2020 al representante de la Cedeao por imponer sanciones al poder castrense, mientras que las hostilidades con los militares llevaron a Dinamarca y Suecia a retirar sus tropas de la fuerza especial europea Takuba, puesta en marcha para reducir el despliegue francés. Ante el riesgo de dejar la vía libre a Moscú en Mali y descuidar una región clave para contener el “yihadismo” y la inmigración hacia Europa, los miembros de Takuba, Reino Unido y Estados Unidos lograron un consenso sobre cómo continuar en la zona.

París prometió coordinar su retirada con la misión de la ONU (Minusma) y la de la Unión Europea (EUTM) en Mali, que seguirán beneficiándose de un apoyo aéreo y médico francés.

Militares golpistas toman el poder en Burkina Faso en enero de 2022.

Pero Francia no se va ir del Sahel occidental y de África occidental. París prevé proponer sus servicios a los países del Golfo de Guinea, como Costa de Marfil, Togo, Benín o Ghana, para ayudarlos a frenar la propagación del “yihadismo”.

Los galos no pueden darse el lujo de irse del todo. Les surgió otro problema en Burkina Faso. El mandatario derrocado Kaboré se había enfrentado a un creciente descontento por su fracaso en detener una “insurgencia islamista”. El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el golpe y pidió a los militares que “garanticen la protección y la integridad física” de Kaboré. Desde 2015, el país ha estado luchando contra esa misteriosa “insurgencia islamista” asociada a Al Qaeda y el Daesh (que tiene sus grupos en gran parte de África subsahariana y saheliana) que se extendió desde el vecino Mali. Esto ha alimentado la ira de los militares y ha dañado la otrora importante industria turística. Francia teme que los pretorianos de Burkina Faso se unan a Mali y se hagan socios de Rusia o China.

Francia viene teniendo acciones flojas en sus ex colonias. Burkina Faso, una antigua colonia francesa, ha sufrido una inestabilidad crónica desde que obtuvo la independencia en 1960, incluidos varios golpes de Estado. El nombre del país, que significa “tierra de los hombres honestos”, fue elegido por el militar revolucionario Thomas Sankara, quien tomó el poder en 1983. Fue derrocado y asesinado en 1987. Mali también fue colonia de Francia y también se independizó en 1960. Luego vino un historial de militarismo y desestabilización. Francia ha generado fricciones para dominar en el siglo XXI con el invento de luchar contra el “mal yihadista”.

¿Francia pierde terreno neocolonial en África occidental y el Sahel ante rusos y chinos? No es un terreno fácil y los pretorianos antes entrenados por los galos neocolonialistas ahora parece que adoptaron un nacionalismo favorable a hacer negocios con Moscú y Pekín. Todo un clímax. Durante el último año, varias naciones africanas han sufrido golpes de Estado. Entre ellas han estado Chad, Guinea, Mali y Sudán. Excepto Sudán, todas esas naciones fueron colonias del ex Sudán francés en la era imperialista de fines del siglo XIX.

Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

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