Por Felipe Bertola*
Las denuncias habían llegado al exterior y de a poco el cerco mediático iba perdiendo fuerza en la defensa de la Dictadura militar. Habían pasado siete años ya desde aquel 24 de marzo de 1976. El plan sistemático de terror y exterminio había sido ejecutado, al igual que el modelo económico hambreador y excluyente. La industria estaba destrozada, el Fondo Monetario Internacional se paseaba por las pasillos de La Rosada y posiblemente también por algún centro clandestino.
Leopoldo Galtieri vio en el patriotismo nacional la posibilidad de reforzar al Gobierno Militar y seguir perdurando en el tiempo, no sólo con tortura y persecución como ya lo venían haciendo, sino también con apoyo popular. Por eso decidió, junto al resto de oficiales, declararle la guerra a Inglaterra y el 2 abril de 1982 las tropas argentinas desembarcaron en las heladas tierras del Atlántico Sur.
Fue principalmente la generación del 62 la que engordó las filas para pelear en las islas. En ese momento el servicio militar era obligatorio. Los pibes que fueron a Malvinas estaban desprovistos del material militar necesario, como también de abrigo para hacer frente a las bajas temperaturas.
Los soldados argentinos sufrieron el clima, la falta de comida, las torturas de sus superiores (representantes del gobierno genocida) y el embate de uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Terminada la guerra, los sobrevivientes -ya en continente-, vivieron por un proceso de desmalvinización puesto en práctica por el Estado y los medios de comunicación, donde ellos parecían ser los culpables de todo. Producto de ello y de la falta de contención estatal, fueron más los ex combatientes suicidados, que muertos en las islas: 649 argentinos dieron su vida en Malvinas, mientras que el número de suicidios superó esta cifra hace largos años llegando a punto de no tener cifras oficiales.
Recorrido histórico
En 1494, antes del descubrimiento de Malvinas, se firmaba el tratado de Tordesillas, el cual demarcaba los límites del imperio español y portugués. Un año antes, el Papa Alejandro V, a través de una bula papal, había otorgado a los Reyes Católicos la posesión de los territorios “descubiertos y por descubrir”. Este es el primer antecedente jurídico que reconoce los títulos del rey de España sobre los territorios americanos, según el derecho internacional de la época.
En 1520, una nave española avista por primera vez las Islas Malvinas, éstas son nombradas como Islas Sansón. En1713 se da la Paz de Utrecht, antecedente histórico del reconocimiento británico sobre la posesión española de los territorios y de la exclusividad de navegación en el Atlántico Sur.
Con la Independencia Argentina en 1816 todo el territorio hasta ese momento perteneciente a la corona española pasó a manos de Las Provincias Unidas del Rio de La Plata (recordar la bula papal y el Tratado de Tordesillas). En 1820 el norteamericano David Jewwit fue designado en representación de las Provincias Unidas del Rio de La Plata y por primera vez flameó la bandera en el helado viento sur.
En 1824 Luis Vernet es designado como primer Gobernador de las Islas, para cumplir y defender su soberanía. Era muy habitual que barcos holandeses y franceses surquen las aguas en la caza de ballenas rompiendo cualquier tratado.
En 1831 una corbeta de guerra estadounidense invade y saquea Puerto Soledad, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas eleva el reclamo a organismos internacionales y entra en tensión con los norteamericanos, que ante las amenazas de Rosas se retiran de las islas.
El 2 de enero de 1833 llega la invasión británica al mando de John James Oslow, que con las armas reclamaría la tierra en nombre de la corona británica. El Gobernador Pinedo firma la rendición y con sus aldeanos son mandados al continente. Inglaterra hizo oídos sordos y nunca contestó a ninguno de los reclamos de la joven nación que por esos años atravesaba una guerra civil. Inglaterra tuvo posesión de las islas hasta el 2 de abril de 1982.
¿Por qué hoy Inglaterra se aferra aún más a las Malvinas?
Es mucha la biodiversidad y los bienes comunes (mal llamados recursos naturales) que al día de hoy no se conocen bajo el Océano Atlántico. Es importante remarcar la gran cantidad de pozos petroleros que hay por la zona y que las Malvinas son un punto geoestratégico en las vías de navegación, ya que pueden ser, sin contar los argentinos, el último puerto de paso a Cabo de Hornos, la conexión con el Océano Pacifico y amplias vías de comercialización.
En 2017, impulsado por años de investigación estatal y enmarcada en el proyecto Pampa Azul, se extiende alrededor de 1.600 kilómetros cuadrados la plataforma continental argentina. Esto es equivalente a un 36% más de territorio nacional y coloca a las Islas Malvinas sobre la plataforma, dándole aún mayor validez a lucha argentina. Inglaterra presentó una propuesta para rebatir la hecha por Argentina, pero fue negada por la ONU.
Hasta el año 2015 hubo una gran avanzada diplomática, apoyada por una Patria Grande que reclamaba las Islas Malvinas como territorio Argentino. La respuesta británica no fue otra que el aumento de la militarización de la zona. Malvinas hoy, es el territorio con más militares per cápita del mundo y funciona allí la base militar extracontinental más grande que tiene la OTAN.
Se dice en muchos lados que la próxima guerra será por el agua y son dos los territorios que se vienen a la cabeza: el Acuífero Guaraní, ubicado bajo el litoral argentino y la Antártida. Malvinas entonces, representa para los países imperialistas del mundo -entre otras cosas- la puerta de entrada al agua dulce del Continente Antártico.
Malvinas, ayer hoy y siempre
En el pensamiento y discurso argentino, Las Malvinas pueden representar muchas cosas. Pueden ser un par de islas perdidas en el mar, el recuerdo de las noches heladas estacado a la intemperie, los bombardeos, el hambre, la caída de la dictadura militar, el odio a Inglaterra, el amor a Maradona y los cuartos de final de 1986, o quizás para algunes Las Malvinas representan simplemente algún tatuaje mal cicatrizado. Podemos discutir toda la vida que son para nosotres esas dos islas, pero hay algo en lo que siempre estamos de acuerdo: son argentinas.
* Periodista, columnista del programa No Se Mancha (Radio Estación Sur - FM 91.7) y de Hijos de 30.000 (Radio UNLP - FM 107.5), redactor de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.