CECIM La Plata homenajeó a las y los soldados caídos en Malvinas

CECIM La Plata homenajeó a las y los soldados caídos en Malvinas

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El acto central del Centro Ex Combatientes Islas Malvinas se dio en el marco de la conmemoración de los 41 años de la guerra y tuvo lugar en el monumento a los soldados caídos en Plaza Islas Malvinas de 19 y 51. Diferentes agrupaciones sociales, familiares y actores políticos estuvieron presentes en las actividades. 

El pasado domingo 2 de abril se conmemoraron los 41 años de la Guerra de Malvinas. El Centro Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata realizó una serie de actividades programadas durante toda la jornada, en la que diferentes agrupaciones y actores políticos estuvieron presentes. Además, se realizó la entrega de diplomas de agradecimiento a personalidades destacadas en el compromiso con la Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía.

Durante los últimos 41 años, el CECIM La Plata sostuvo de forma ininterrumpida las banderas de Memoria, Verdad, Justicia, Soberanía, y rindió el homenaje necesario, junto a los platenses y las diferentes organizaciones, a las y los soldados que ofrecieron sus vidas en la contienda bélica. El acto fue conjuntamente pensado con el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y se organizó un encuentro cultural que fue cancelado por la lluvia.

En este sentido, en diálogo con Radio Trinchera, el ex combatiente y ex presidente del CECIM La Plata, Hugo Robert destacó: ”La convocatoria de toda la gente que estuvo presente es de aquella que piensa que la soberanía no es solamente el hecho de reclamar sino que hay que llevarla adelante con acciones vinculadas a eso”, y consideró que ”estos días son de memoria activa, no quedarse solamente en la guerra. Nuestros compañeros cayeron peleando por una cultura soberana, que es deber de todos los argentinos construirla todos los días”.

La concejala del Frente de Todes y referenta de la Corriente Nuestra Patria, Cintia Mansilla, estuvo presente en el acto en homenaje a la memoria de los soldados caídos en combate. En este sentido, mediante sus redes sociales, resaltó: ”Por la verdad de lo sucedido en nuestras Islas y la justicia para todos los ex combatientes de la guerra más injusta de nuestra historia”.

Además, la referenta destacó el trabajo del CECIM ”por su incansable batalla de dar a conocer la historia de Malvinas y su importancia geopolítica en la búsqueda de la soberanía y la justicia social”.

Durante la jornada, el CECIM recibió el Premio Rodolfo Walsh de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), mientras que también hubo un reconocimiento a personalidades destacadas por su compromiso con la causa.

Cabe destacar que en el Bosque por la mañana del domingo, integrantes del CECIM estuvieron presentes en la carrera en homenaje a los caídos en Malvinas promovida por la Asociación de Atletas Veteranos de la ciudad de La Plata. Hugo Robert comentó a Radio Trinchera que ”estuvieron en la largada y en la llegada de la carrera para acompañar la iniciativa. También lo que se recaudó en la partida se donó al CECIM para hacer la carrera histórica de noviembre llamada las 24 horas por Malvinas”. 

De quienes resisten

De quienes resisten

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Transformar puede ser más que una palabra, un pensamiento o una inquietud: puede ser un motor de vida. a la cobardía que nos quisieron imponer le respondemos con los gritos de resistencia que este poema -humildemente- intenta recuperar, en el afán irrenunciable de poner en palabras a les que luchan.

cuál es la senda
para que crezca la semilla
para que se retomen las palabras
el disgusto que deviene en acción despierta
la ternura del antes y del después
de lograr un cometido

¿cuál es la senda
para liberarnos?

corazones desahuciados
siguen impartiendo pena
¿cómo responder
a tanta hostilidad?

la respuesta de seguro
te invita a pensar en el grito colectivo
en la mano que agarra la otra creando una red
en el abrazo amargo después de una derrota
en la mirada efervescente
el puño en alto,
los dedos en vé
en el abrazo
después de demostrar
que nos quisieron romper,
ultrajar:

destruir

pero seguimos segures
que la batalla por lo justo
rinde sus frutos alguna vez
que el silencio y el olvido
jamás serán en nuestras almas
una alternativa considerable

y que seguiremos atrincherándonos
en eso que los cobardes,
definen como imposible:
luchamos
para vencer.

Valen Cabrera

Fiel convencida de que todo lo puede el cuerpo, escribe poesía por la irreverencia que supone sentir en palabras. Milita las causas que supone justas y cree en la ternura como el arma indiscutible para construir otros horizontes posibles.

La sirena

La sirena

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Lo conocí por casualidad, una tarde de brisa otoñal y olor a tabaco quemado. El sol apenas calentaba el lugar y el cuerpo. Él estaba en la terraza contigua, justo enfrente mío, y ensayaba un arte marcial que –según me contó- se llamaba wushu y se practicaba con espadas, aunque él se arreglaba con un palo de escoba viejo. Entablamos una conversación inverosímil sobre su día a día y, automáticamente, los días siguientes seguimos la misma conversación hasta que me invitó a su casa.

Por Tomás Pachamé de Gracia, participante de la convocatoria de cuentos “Hebe Uhart”

El hombre –Francisco- vivía en un tugurio. Entre el pasto del pequeño patio interno yacían pilas de diarios y objetos del más variado tipo: caballetes, tablas de madera, fuentes, sillas oxidadas, etc. Cuando entré a su casa, sumergida –como ya temía- en un abismo de cosas, vi una foto en un anaquel. En ella, había unos hombres apenas reconocibles vestidos con abrigos verdes, se abrazaban como lo hacen los hombres duros en las fotos: con cierto compañerismo y afecto. Todos ellos en fila miraban hacia la cámara. En un borde se leía: Malvinas ’82. Junto a la foto había una pequeña estatua. La observé con cuidado: era la figura de una sirena sentada sobre una piedra. Al ver mi interés por la figura, comenzó a relatarme la siguiente historia1:

“El viento allá te helaba las bolas. Lo peor: te daba ganas de mear y el pis por poco salía hecho un hielo. Siempre, igual, había maneras de calentarse, pero eran las menos. Lo cierto es que había dos cosas que calentaban: el sol y la caca. Por eso aprovechábamos las noches de guardia, cuando hacía más frío, para salir a cagar por ese limbo y sentir un poco de calor.

Una de las primeras guardias que hice, cerca de la costa, me tocó con Molina, quizá mi mejor amigo en la guerra. Él ya había cagado atrás de una colina y yo buscaba mi lugar. Caminando, tropecé. Un inglés estaba tendido, muerto, con su pistola en mano. Con Molina nos miramos, incrédulos y cagados de que algún inglés nos salte, o peor: uno de los nuestros. Registramos el cuerpo, todavía tibio; entre sus pertenencias había: una navaja suiza, un reloj, cigarrillos, un encendedor niquelado y, por último, la pequeña estatua de la sirena. Nos llevamos todo, Molina se quedó con la mayoría de las cosas, menos con la estatuilla. Me la guardé en las pelotas para que nadie me la sacara.

Los generales, que tenían sus carpitas, dormían muy calentitos pero nosotros dormíamos en las trincheras improvisadas que armábamos, todos juntos, tratándonos de dar calor. Cuando terminamos la guardia, dormí un rato con la mano en los huevos cuidando la estatuilla. Te mangueaban todo, peor era si te veían los generales. Inevitablemente la tuve que sacar. Algunos, los que todavía podían hablar o querían hacerlo, me preguntaron por ella. Les conté la historia. El Gordo, uno de mis compañeros, me la sacó de las manos y me dijo: “Por fin algo con que pajearnos. Ya no tenemos que ir a culearnos a las ovejas.” Y era verdad, uno se había garchado a una oveja unas semanas antes. Se lo llevaron. Estaba loco, decían. El hijo de puta zafó de la guerra y volvió a su casita. Pero yo no dejé que nadie me sacara la estatuilla.

En las noches me la quedaba mirando. Era muy bella, el pelo cayéndole en los pechos que apenas se veían, sentada en una posición de suma inocencia. Caía muchas veces rendido ante el cansancio y soñaba con ella. En todos esos sueños ella estaba sobre su piedra, en la costa de aquel infierno helado, llamándome, pidiéndome que me acercara, mientras entonaba una canción que me cantaba mi mamá antes de dormir. Mientras más me acercaba, más me alejaba del sueño. Terminaba despertándome, sobresaltado, pensando que quizá alguien me la había robado.

Una vez, el Gordo logró sacármela de las manos. Lo encontré con los pantalones abajo, haciéndose una paja, detrás de una colina, mirándola. Una furia galopante me invadió. Palpé la pistola pero logré serenarme. Solo nos cagamos a palos y la obtuve nuevamente.

Luego ocurrieron variaciones en los sueños. La escena era siempre la misma: la sirena, el canto, la costa; pero de repente aparecía un hombre que también quería poseerla. Cegado por la ira cual loco, yo le disparaba. Despertaba justo cuando el hombre caía al suelo. Otra variación era que el hombre lograba dispararme a mí y así.

Mi última guardia la tuve que hacer con el Gordo. Molina había terminado herido en un combate. El Gordo me contaba que uno había empezado a vomitar sangre. Se decía que era porque alguien había envenenado el agua, contaba. Pero nadie estaba seguro. Poco me importaba la historia de aquel tipo, yo tenía una mano en mi pistola y otra en la estatuilla que había puesto en un bolsillo de mi campera. En un momento, el Gordo decide irse a cagar. Mientras, prendí un cigarrillo a duras penas. Saqué la estatuilla y la contemplé, magnánimo ante su belleza. En las cercanías comenzó a escucharse una cancioncita. Extrañado, fui hacia dónde provenía, casi mecánicamente. Al llegar a la costa, la vi. Angelical, entonaba los versos que mi mamá me había cantado tantas veces antes de dormir. Mis pasos se movieron solos hacia ella, poseídos por el canto. De repente, alguien me llamaba. El Gordo miraba la escena desde arriba de un médano. Bajó hasta quedar junto a mí, maravillado también por el canto. La ira se precipitó en mis venas. Tomé la pistola y disparé. El Gordo cayó sin un quejido.

La sirena me abrazó. Le acaricié el pelo y el cuerpo con delicadeza. Sentí sus besos suaves en los labios y en las zonas de mi cara donde mi barba rala descubría la piel. De a poco se fue sumergiendo, tomándome de las manos. Me sumergí con ella. El agua se volvió caliente. De pronto el terror se apoderó de mí. Aquel rostro bello, similar al de una diosa, se transformó en el del más macabro demonio. Los dientes, similares a las más bellas perlas, ahora se volvían astillas enormes alineadas. Los hermosos pelos rubios que coronaban su cabeza se tornaron grises.

Y me hundió.

El resto es relato, no recuerdo qué pasó después. Sé que perdí la estatuilla. Un compañero me encontró en la costa, rozando la hipotermia. Una vez me visitó en la enfermería improvisada, poco antes de que yo volviera a Argentina. Comentaba un hallazgo inusual en una de sus guardias: un inglés estaba tirado en el piso, inmóvil; en su mano llevaba una pequeña estatua de una bella sirena, la misma que yo había perdido. Exactamente esa que tenés en la mano, Tomás.”


1 Nota de transcripción. No pude confirmar ninguna de las cosas dichas por Francisco. No he encontrado registro de él en ninguno de los testimonios que la guerra de Malvinas ha brindado. Supongo que a otros interlocutores les habrá parecido un delirio, una especie de trauma metaforizado en su relato, y han preferido omitirlo. Sin embargo, esas hipótesis me resultan pomposas. Todo lo relatado es verosímil en el marco de una guerra. (O así parece serlo).

La belleza que esconde el pozo

La belleza que esconde el pozo

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Hannah Arendt lo explicó llanamente: “No hay ninguna substancia humana propiamente política, porque el ser humano es naturalmente a-político; aquello por lo que deviene en político es siempre en el encuentro con otros, de manera tal que la política nace en el entre-los-hombres”.

Y Piglia advertía con su natural desparpajo que todos los grandes textos son siempre políticos.

Con esta mixtura antojadiza entre Harendt y Pilgia fundamentamos e inauguramos un espacio que intentará captar en las ficciones literarias el respirar acompasado pero tan vivo de lo político.

El loco Fogwill debe haber leído a Pessoa en aquel invierno de 1982… Fernando Pessoa, escritor y filósofo portugués y uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX europeo, decía que ya que no es posible conseguir belleza de la guerra, la literatura procura al menos conseguir belleza de no poder conseguir belleza de la guerra.

Y si vamos a hablar de belleza desde el universo fogwilliano, pensémoslo como algo más entramado que la fascinación por lo armónico, lo épico, lo heroico.

Los relatos de historias de heroísmo individual de algún aviador volando por debajo de los radares, de un soldadito de diecinueve años quebrado de hambre y frío gritando “viva la patria”, esas crónicas pinturrajeadas de un nacionalismo cursi pero propagandísticamente efectivo, se difuminaron en la memoria de la mayoría como se estropea la tinta en el papel mojado. La literatura argentina eligió contar otra cosa, desde el primer momento evidenció que el principal enemigo de los soldados argentinos en las Malvinas no habían sido los ingleses, sino sus propios jefes militares: la atroz dictadura que gobernaba el país desde 1976 y que se embarcó en el despropósito de hacer la guerra a una de las mayores potencias bélicas del mundo. Las islas fueron, de algún modo, una extensión de los centros clandestinos de detención y tortura que el régimen había desperdigado por todo el país. Ahí dirigió los ojos la Literatura, sólo ahí.

Fue Rodolfo Fogwill (1941 – 2010) quien fundó esta matriz literaria antiépica en tiempo real: Los Pichiciegos fue escrita entre el 11 y el 17 de junio de 1982, esto es, entre tres días antes y tres días después de la capitulación argentina (el 14 de junio) El irreverente Fogwill tuvo la lucidez de ver lo que realmente sucedía en las islas: los soldados argentinos pasaban hambre y frío y solo querían esconderse bajo la tierra (como pichiciegos, es decir, como topos de las pampas), salvar sus vidas y esperar a que ese infierno terminase.

Los pichis viven en la pichicera, una especie de cueva, una morada subterránea alejada de las trincheras oficiales que les habían asignado, se escapan convencidos de que se derrumbarían en cualquier momento. Son –quedan- veinticuatro de los que habían sido, casi todos provincianos. Deciden desertar, irse al monte, practicar una cueva en la roca y esperar que la guerra pase. Intercambian con los ingleses mapas de ubicación de las minas argentinas por alimentos, cigarrillos, pilas; se enteran así, desde su guarida, del estrago de la contienda. Ninguno de los pichis espera otra cosa que regresar al continente; aunque mucho no saben, entienden todo y pronto abandonan una causa perdida.

Así enseña Fogwill a contar Malvinas, desde un paradigma no épico que profana esas formas narrativas tradicionales donde las hazañas y la heroicidad por amor a la patria construyen dudosos héroes, a contrapelo del discurso mediático que aseguraba en breve una victoria total, desoyendo la euforia nacional que abrazó esta monumental mentira.

 Fogwill elige contar la cruda verdad desde una perspectiva sarcástica, casi desopilante. Sin abandonar ese dispositivo que es la literatura trabajando con lo imaginable, nos llena de incomodidad y espanto con Los Pichiciegos, donde lo que menos importa es el testimonio documental, y donde increíblemente encontramos la belleza en lo horrible.

Amanda Corradini

Mujer de trincheras: Reparte su vida entre la trinchera de la Escuela Pública, la de su biblioteca y la que guarda algunas banderas que gusta agitar. Todo regado de mate dulce, Charly García y un vergonzoso apego por el humor infantil.

Guerra a la guerra

Guerra a la guerra

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¿Recomendar libros sobre Malvinas es recomendar libros sobre la guerra de Malvinas? ¿Nuestra literatura posible sobre las islas empieza y termina ahí? Si no (pues, de hecho, no), entonces cabe preguntarse qué es lo que no vemos, cuáles son los relatos que vinieron antes o construyeron su historia desde líneas tangenciales, en las preguntas, las referencias y las ausencias. Aquellas historias que vieron la imposibilidad de una épica en el relato de la guerra y decidieron evitarla.

Empecemos por el principio:

Malvinas, mi casa, escrita por Marcelo Luis Vernet y editado increíblemente por EME, es la piedra fundacional sobre la cual voy a construir esta columna. Este libro monumento es una labor de amor iniciada por Marcelo hace más de un cuarto de siglo y continuada con dedicación y cariño por sus hijos, luego de su partida. Es, en principio, el diario escrito por María Sáez de Vernet, la esposa del único gobernador que tuvieron las islas antes de ser invadidas. Los meses en la isla, la maternidad, la naturaleza en todas direcciones, el cruce de idiomas de una colonia cosmopolita y la inmensidad del mar aparecen relatados con detalle exquisito. Marcelo, descendiente directo de María y el gobernador, recupera sus palabras y las encuadra. Investiga, construye una historia grande, una etimología y una geografía para un lugar que para siempre estará ligado a su apellido. Deja a la guerra por fuera de su relato.

Trasfondo, de Patricia Ratto, toma la posta. Esta novela, editada por Adriana Hidalgo, probablemente sea lo mejor que ha escrito su autora. Fantasmal y sórdido al mismo tiempo, es el relato alienado y alucinante de un soldado atrapado en un submarino rumbo a las islas. Pero las islas nunca llegan y el submarino es una lata ciega hundida en un océano helado, sin formas de guiarse ni defenderse, tan acechado por la locura como por las cargas de profundidad que nunca se ven pero siempre se temen. Con dosis parejas de Kafka, Buzzati y Coleridge, Patricia hace una novela asfixiante pero imperdible, en la que la guerra está, pero no.

Por último Batán, de Debora Mundani. Amo esta novela. Es la historia de una familia que revienta el mismo día que tres torpedos MK-8 hunden el ARA General Belgrano, fuera del área de exclusión de las islas. El padre, docente, no puede tolerar la certeza de la muerte de sus ex alumnos devenidos conscriptos y, con la radio de fondo aún narrando el horror, se hunde en paralelo en una profunda depresión. La rutina familiar, que hasta ese momento había sobrevivido a la oscuridad de la dictadura, desaparece, y cada miembro queda solo frente al vacío. El golpe y los años siguientes, las consecuencias sobre cada uno, serán narrados por la hija que, enfrentada a la destrucción, ve qué se puede hacer con los cachos.

Tres libros, entonces. Un antes increíble, un durante enajenado y un después hecho trizas. Como la vida misma.

Juan Fernández Marauda

Nació en Lanús, en 1988, pero creció en el Valle Inferior del Río Chubut. Trabaja en el cruce entre salud mental y escritura en un hospital de día. Es escritor, editor, librero y coordina el taller de escritura PULP! en la ciudad de La Plata. El puente de las brujas, su primera novela, fue publicada por EME en 2020 y Esplín Tropical (México) en 2022.

Soberanía en Malvinas: Alberto Fernández solicitó retomar las negociaciones 

Soberanía en Malvinas: Alberto Fernández solicitó retomar las negociaciones 

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El presidente de la Nación se reunió con el secretario general de la ONU, António Guterres, y pidió que se impulse un nuevo intento de solución diplomática a la disputa de soberanía sobre el archipiélago.

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, mantuvo un encuentro con el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, y pidió retomar las negociaciones por la soberanía en las Islas Malvinas. Asimismo, Fernández y Guterres dialogaron sobre diferentes temas de la agenda multilateral y analizaron los desafíos de la coyuntura internacional y el rol de la Argentina.

En el marco del encuentro que tuvo lugar en la sede del organismo internacional en Nueva York, el jefe de Estado reiteró la solicitud del Gobierno de “reanudar las negociaciones con el fin de encontrar, lo más pronto posible, una solución pacífica a la disputa de soberanía sobre la cuestión de las Islas Malvinas”.

En la reunión, Fernandez fue acompañado por el ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti; y la jefa de gabinete de la Cancillería Argentina, Luciana Tito.

Estamos en un momento en el que se debe poner en tensión el costo-beneficio de la usurpación de los británicos y eso se debe hacer con fuertes medidas políticas. Uno de los primeros pasos para esto fue dejar sin aval el acuerdo que se firmó en la gestión de Macri y que lo refrendó el ex vicecanciller de Susana Malcorra, Carlos Foradori, con su contraparte británica Alan Duncan.

En el pacto conocido como Foradori-Duncan se le permitió a los británicos hacer lo que quieran en el Atlántico Sur, entre varias cosas, se les otorgó un vuelo más para mejorar la conexión, que fue desde Sao Paulo. Sin embargo, ante el trabajo del Frente de Todxs y el consejo asesor de asuntos relativos a Malvinas de la cancillería, fue un tema recurrente en el que se planteó que el pacto debía terminar.

Con respecto al tema, Radio Trinchera diálogo con el excombatiente, secretario de Derechos Humanos del CECIM La Plata e integrante de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), Ernesto Alonso, quien enfatizó: “La preocupación de abordar acuerdos sobre Malvinas son los ciclos neoliberales que hemos tenido en nuestra historia, ya que ese espíritu y ADN identitario de los argentinos se pierde, porque así en los ´90 se firmaron los acuerdos de Madrid en el que Menem planteó las relaciones carnales y el canciller Di Tella pensó que enviando cosas materiales a los británicos de la Isla, se iban a sentar a hablar y fue todo lo contrario”.

Frente a este nuevo planteamiento de reanudar las negociaciones con Reino Unido, Alonso resaltó que “siempre tuvimos el acompañamiento del sistema Internacional, pero la comunidad internacional en el marco de nuestra región, ha sido muy débil, ya que la base militar que está en Malvinas afecta no solamente a la paz de Argentina sino que afecta a la paz de la región y estamos viendo la disputa mundial que hay por la ocupación de los recursos naturales, entonces es muy importante el acompañamiento de la comunidad latinoamericana”.

Hay que torcer el brazo a los británicos: ellos al estar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas hacen cumplir a toda costa las resoluciones que les interesan pero las que no les interesan no las cumplen. Eso es lo que se debe poner en tensión en el marco de relaciones internacionales en el Congreso de las Naciones Unidas y también en la Organización de los Estados Americanos (OEA) que tiene una injerencia directa de Estados Unidos.

“Necesitamos cuestiones y medidas más audaces por parte de la política nacional y aprovechar los momentos que el marco en Latino América se ve teñido nuevamente de gobiernos populares como lo fue en la época que estuvo Chávez, Néstor y Pepe. Pero ahora con países tapones como Uruguay que tiene un gobierno neoliberal nos complican esa agenda. Luego, a nivel internacional, estamos recuperando la conexión con África que comparten el avance de Reino Unido con políticas de usurpación”, sentenció Alonso. 

Por otra parte, Alberto Fernández aludió que “parece una contradicción que un mundo que condena la guerra en términos diplomáticos no se proponga ninguna modificación de su arquitectura financiera internacional para combatir sus consecuencias”. “Hoy el mundo destina más y más dinero para armas, en vez de invertir en la agenda 2030 y en las consecuencias del alza de precio en alimentos y energía, vemos cómo la violencia se naturaliza y la carrera armamentística impera”, completó el jefe de Estado.

Mejor tarde que nunca: finaliza un pacto que le mojó la oreja a nuestra soberanía

Mejor tarde que nunca: finaliza un pacto que le mojó la oreja a nuestra soberanía

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Recién iniciado el último año de mandato, el Frente de Todos da marcha atrás a uno de los actos más traidores de nuestra historia. En una pelea histórica por la soberanía en las Islas Malvinas, el pacto Foradori – Duncan, finalizado la semana anterior, fue firmado en 2016 negando nuestra presencia en las islas y desechando lo trabajado hasta la fecha, convirtiéndolas en “falklands”.

En tiempos presentes en los que la militancia se plantea re discutir el término de “soberanía” a lo largo y ancho del país, en casos como el famoso Lago Escondido, la nacionalización de recursos como el litio o la creación del dragado en el canal de Magdalena; el gobierno nacional tomó una decisión determinante en el caso más emblemático sobre soberanía: las Islas Malvinas.

El Canciller Nacional, Santiago Cafiero, comunicó a su par inglés, James Cleverly, en el marco de la cumbre de Cancilleres del G20 en Nueva Delhi, que la Argentina le pone fin al pacto “Foradori – Duncan”, mantenido hasta la fecha entre ambas naciones, por considerarlo “lesivo para los intereses nacionales”. Y es que, como mínimo, es lesivo, ya que el mismo consistía en garantizar al Reino Unido la remoción de todos los obstáculos para su crecimiento económico y desarrollo sustentable en las Islas Malvinas. ¿Un poco tarde tal vez? ¿Por qué ante semejante atropello a nuestra patria, se han tomado tres largos años de gestión para resarcir este acuerdo? Son preguntas que surgen ante la acción.

El pacto “Foradori-Duncan” fue firmado en el 2016, durante el primer año de la gestión de Mauricio Macri, por el entonces Canciller, Carlos Foradori. Con él se desarmó toda la estructura estratégica que se había impulsado previamente para poner límites a la ocupación ilegal y a la explotación de los recursos naturales del archipiélago. La manera de emplearlo fue mediante un  “comunicado conjunto” para así evitar cumplir con la obligación constitucional de someterlo a la aprobación del Congreso Nacional. Al ser un acuerdo internacional, alcanzaba con la suscripción del Poder Ejecutivo.

La manera de eludir la democratización en la toma de esta decisión, sumado al propósito que el tratado plantea, consta de una traición a la patria y a la soberanía nacional por parte del canciller Foradori, el gobierno de Mauricio Macri y los demás funcionarios encausados en la situación, lo cual no debería pasar por desapercibido ante la visión de ningún ciudadano argentino. El documento realizaba concesiones a los intereses británicos respecto de la explotación de los recursos naturales argentinos en la región, y es, por lo tanto, un acto de características ilegítimas y agravantes para los intereses nacionales.

Más obsceno es aún, el sometimiento con el cual se originó el tratado: la primera ministra Theresa May, le pidió personalmente al presidente Macri a través de una carta la “remoción de obstáculos para la explotación de recursos y vuelos al continente”. En ese sentido, el comunicado confeccionado tiempo después para el Tratado, expresó: “Remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas”.

De esta manera, dicho comunicado levantó en su momento todas las medidas administrativas, legislativas y judiciales que había tomado la República Argentina para proteger sus recursos naturales, puntualmente frente a la explotación ilegal de la pesca e hidrocarburos. Además, desestimó todos los reclamos históricos argentinos que ejercían soberanía excluyéndolos en el tratado: la Resolución 2065 XX, firmada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que invita a ambas naciones a proseguir en negociaciones; y la violación de la Resolución 31/49 que prohíbe acciones unilaterales que el Reino Unido está llevando adelante en el área; además de no mencionar la base militar que existe en la zona de paz y cooperación del Atlántico Sur.

“En realidad, el único obstáculo para el desarrollo económico de las Malvinas es, justamente, la persistencia de la disputa de soberanía que el Reino Unido se niega a negociar”, se indicó desde la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur a Revista Trinchera. Además, se hizo énfasis en que “fue una cesión de soberanía, ya que el acuerdo implicaba licencias para explotación de recursos y navegación en aguas argentinas, lo cuál iba por el camino contrario a la postura histórica de argentina y su reclamo ante Naciones Unidas”.

En ese sentido, Argentina había logrado desde 1965 dificultar la estadía de “los piratas” en las islas ante la ONU. Esto se ve reflejado en el artículo que se basa (ya que actualmente rige con total normalidad tras la anulación del pacto firmado por el macrismo) en tres pilares:

  • Tiene en cuenta los capítulos de los informes del Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales concernientes a las Islas Malvinas (Falkland Islands) y en particular las conclusiones y recomendaciones aprobadas por el mismo relativas a dicho Territorio;
  • Considera que su resolución 1514 (XV) de 14 de diciembre de 1960, se inspiró en el anhelado propósito de poner fin al colonialismo en todas partes y en todas sus formas, en una de las cuales se encuadra el caso de las Islas Malvinas (Falkland Islands);
  • Toma nota de la existencia de una disputa entre los Gobiernos de la Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte acerca de la soberanía sobre dichas islas.

En esa línea, el manuscrito avalado por la ONU explicitó “invitar a los Gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el Comité Especial encargado, y a informarle del resultado”.

Toda esta maniobra gestada durante la presidencia de Arturo Illia, fue desbaratada a raíz del pacto firmado durante la gestión amarilla en su primer año. Y si hablamos de pactos que entregan nuestra soberanía, que mejor punto de referencia que justamente Mauricio Macri, el presidente que más deuda externa en dólares tomó en la historia de la Argentina. La mención no es casual, y no es producto de un nuevo intento de refrescar esta condena al pueblo argentino, si no de compararla con el hecho tratado y el posicionamiento de gobiernos neoliberales con respecto a la soberanía e independencia del país.

Mucho se habla de la situación, la deuda que se heredará de generación en generación, los 100 años que conllevará pagarla, y los malabares que quien esté al frente de la cartera económica debe y deberá hacer mes a mes para preservar el superávit comercial, hacer crecer el Producto Bruto Interno (PBI), y a su vez sacarse de encima vencimientos de esta pesada herencia. Y si, es sin dudas una de las mayores torpezas (si se lo quiere dejar en ese escalón tan inocente) que se han desarrollado en nuestra patria, pero en tal caso, el ex presidente Macri que asegura en su defensa que el dinero era necesario, tampoco lo invirtió en las arcas del Banco Central, en la infraestructura o el PBI.

No obstante, la firma del pacto Foradori – Duncan no ha sido un tema ni de cerca tan mencionado como el del préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), y ante el mismo, ni el ex presidente, ni el ex canciller, tendrían tan a mano una excusa. ¿Por qué lo hicieron? ¿Cómo se justifica cederles a los ingleses la poca soberanía que nos quedaba en Malvinas? Que lo expliquen ellos entonces, como es que entregaron esa poca significancia que nos quedaba de los y las que entregaron la vida en las islas en 1982, en una causa que atraviesa al grueso de los argentinos. Y por sobre todo, los modos: así de simple, así de regalados, así de cipayos, entregándose ante el pedido explícito de una ministra que representa a una de las naciones más explotadoras del mundo moderno.


Joaquín Bellingeri
Joaquín Bellingeri

Militando desde la información y la palabra contra el amarillismo oportunista y por una sociedad en la que predomine la equidad social.

El reclamo argentino por Malvinas tuvo un amplio apoyo en la ONU

El reclamo argentino por Malvinas tuvo un amplio apoyo en la ONU

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En el debate general sobre temas de descolonización, de la Comisión de Política Especial y Descolonización, Argentina contó con un fuerte respaldo internacional para que el Reino Unido reanude los tratados bilaterales para resolver la disputa de soberanía en el Atlántico Sur.

En la primera sesión del debate general conjunto sobre temas de descolonización de la Comisión de Política Especial y Descolonización de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), Argentina obtuvo un amplio apoyo internacional, ante un nuevo reclamo para que el Reino Unido se siente a la mesa de negociación para resolver la disputa por la soberanía por las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

Según informó la Cancillería argentina, la Representante Permanente ante las Naciones Unidas y embajadora, María del Carmen Squeff, reiteró la invitación al Reino Unido a resolver pacíficamente la disputa de conformidad con lo dispuesto por la Asamblea General. En su exposición subrayó que la negativa británica a reanudar las negociaciones “no encuentra fundamento en el derecho internacional”, ya que “en la cuestión de las Islas Malvinas nos encontramos con un territorio colonizado por el Reino Unido, sin que haya un pueblo sujeto a la subyugación, dominación o explotación colonial”.

Respecto de la cuarta comisión, la secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur informó Revista Trinchera que es importante dado que “trata los temas relativos a la descolonización, entre otras cuestiones, por eso es importante que se debate sobre estos temas de la Comisión, ya que Malvinas es un caso de descolonización pendiente de resolución según establece Naciones Unidas. Los 193 miembros de la Asamblea General pueden participar del debate de la Comisión sobre los casos en tratamiento”.

Por otra parte, Squeff destacó las “acciones unilaterales” que lleva adelante el Reino Unido en el área en disputa, que incluyen la “exploración y explotación ilegal de recursos renovables y no renovables” en el área y una “desproporcionada” presencia militar que resulta completamente injustificada “ya que todos los Gobiernos democráticos de la Argentina han reafirmado su decisión de resolver la controversia exclusivamente por medios pacíficos”.

En este sentido, desde la secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, indicaron a este medio que las medidas del Reino Unido “son acciones contrarias a la resolución 3.149 que establece la no realización de acciones unilaterales. La Argentina considera que tales acciones son las actividades de exploración y explotación de recursos naturales en torno a las islas, como las licencias de pesca y las licencias de exploración de recursos hidrocarburíferos en las aguas circundantes en el Atlántico Sur”. 

Desde la secretaría también señalaron que “es positivo que muchos países manifiesten su apoyo a nuestra Nación y/o soliciten la reanudación de las negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido tal y como establecen las docenas de resoluciones aprobadas en la Asamblea General”. En este sentido, el embajador de Ecuador, intervino en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), y recordó el “interés permanente” de los países de la región en que la Argentina y el Reino Unido “reanuden las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa”.

Asimismo, informó a su Presidencia Pro Tempore de la Comunidad sobre el mandato de los jefes de Estado y de Gobierno, que solicitara al Secretario General de la ONU la renovación de sus esfuerzos en el cumplimiento de la misión de buenos oficios sobre el tema. Además, destacó la permanente “actitud constructiva y disposición del Gobierno argentino para alcanzar, por la vía de las negociaciones, una solución pacífica y definitiva a esta anacrónica situación colonial en suelo americano”.

En nombre de Mercosur y países asociados, el representante de Uruguay, reiteró el apoyo del bloque a los derechos argentinos sobre las islas y destacó: “La manera de poner fin a la especial y particular situación colonial de las Islas es la solución pacífica y negociada de la controversia entre las dos partes”. Sin embargo, advirtió: “Resulta imprescindible que el Reino Unido ponga fin a la exploración y explotación de recursos naturales”, y reiteró el reconocimiento al “derecho que le asiste a la República Argentina de emprender acciones legales, con pleno respeto del Derecho Internacional, contra las actividades no autorizadas en dicha área”.

Durante la sesión también se pronunciaron Nicaragua, México, Guatemala, Perú, Brasil y Panamá, y todos se expresaron a favor de los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía en el Atlántico Sur. El respaldo de los otros Estados miembros en la denominada “Cuarta Comisión” fue en respuesta a la posición presentada en ese ámbito por la Argentina en relación a la disputa por la soberanía en el Atlántico Sur.

Al respecto, desde la secretaría mencionaron que “estos apoyos se enmarcan dentro de un accionar diplomático que este año ha visto hitos en la aprobación de la resolución del C-24 en junio y la intervención del presidente en la Asamblea General y ahora en las intervenciones de varios países en el debate de la Cuarta Comisión”.

Desde el Palacio San Martín, manifestaron en un comunicado oficial el “agradecimiento” del Gobierno argentino a “todos los miembros de la comunidad internacional que se han pronunciado y se pronunciarán a lo largo del debate de la Cuarta Comisión en respaldo a la reanudación de las negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido como único modo de poner fin a la anacrónica situación colonial de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.

El debate sobre descolonización de la Cuarta Comisión continuará la semana próxima y se esperan más intervenciones de respaldo de los derechos argentinos y de la reanudación de las negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido en relación con la cuestión Malvinas. “De todas formas, en junio de 2023 se sesionará el C-24 y tratará la Cuestión Malvinas. En ambos espacios se trata el tema de descolonización todos los años, entre ellos Malvinas es un caso pendiente”, resaltaron desde la secretaría.

Presentan proyecto de ley para reparar a Ex Combatientes de Malvinas

Presentan proyecto de ley para reparar a Ex Combatientes de Malvinas

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Les diputades del Frente De Todos, Victoria Tolosa Paz y Aldo Adolfo Leiva, presentaron un proyecto de ley para resarcir los 10 años posteriores a la guerra de Malvinas, momento en que no se reconoció a los ex combatientes.

Les pido perdón, en nombre de las legisladoras y legisladores nacionales, que en más de 40 años, en 480 meses, en más de 500 sesiones ordinarias, no hemos tenido la valentía para plantar esta bandera”, fue la frase con la que la diputada del Frente de Todos, Victoria Tolosa Paz, presentó y fundamentó, un proyecto de ley que busca reparar a los ex combatientes de Malvinas por los crímenes a los cuales fueron sometidos por el último gobierno de facto y sus gestores.

El proyecto fue presentado por la diputada nacional junto a su par (y ex combatiente), Aldo Adolfo Leiva, bajo el nombre de “Reparación histórica de Malvinas”. Los beneficios del mismo se otorgarían a quienes participaron del conflicto bélico en defensa de la soberanía de las Islas Malvinas en 1982, mientras cumplían con la Ley de Servicio Militar Obligatorio.

La presentación se realizó mediante una conferencia de prensa realizada en el Salón Blanco de la Cámara de Diputados, junto a participantes en la causa como el Director del Museo de Islas Malvinas, Edgardo Esteban, y Ernesto Alonso, integrante del Centro Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECyM), entre otros.

El CECyM es una agrupación que nuclea a ex combatientes de Malvinas, que en la actualidad luchan por esclarecer las violaciones a los derechos humanos a las que fueron sometidos, por repudiar y visibilizar a quienes las cometieron, además de exigir las reparaciones correspondientes.

En este sentido, el presidente de la organización, Rodolfo Carrizo, explicó a Revista Trinchera cómo se fue gestando esta incitativa: “Este proyecto es un trabajo colectivo que esta estimulado y promovido por la Mesa de Coincidencia Malvinas, que es una expresión de distintas organizaciones de ex combatientes de la Provincia de Buenos Aires y del país. La idea de este proyecto es que el Estado nacional repare a los ex combatientes con un producido económicos por los 10 años que no se percibieron pensiones, porque desde que volvimos de Malvinas hasta que obtuvimos la primea pensión, pasaron 10 años”.

Se trata de reparaciones que, representan un plano moral y ético por sobre lo económico, mas allá de que es una ayuda importante para los ex combatientes, es un gasto muy mínimo a nivel fiscal y de Estado”, detalló Carrizo.

La diputada Victoria Tolosa Paz pidió disculpas en nombre de todos los que, a 40 años de la guerra, no ejecutaron la planificación de un proyecto que se haga cargo de esos primeros 10 años posteriores al conflicto bélico, en los que los soldados no tuvieron reconocimiento alguno.

Este proyecto da una respuesta que omitió la democracia, y, como se dijo ayer, en 500 sesiones del parlamento, nunca estuvo en la discusión púbica, y hemos sido las organizaciones de ex combatientes las que hemos estado peleando para que el Estado repare estos problemas”, destacó Carrizo.

El 14 de julio del año corriente el CECyM repudió un acto ejecutado por el municipio de la Ciudad de La Plata en la Plaza Malvinas, en el cuál se homenajeó con placas al cabo Darío Rolando Ríos y al subteniente Juan Domingo Baldini, acusados de cometer torturas contra soldados argentinos durante la guerra.

El secretario de Derechos Humanos de la organización, Ernesto Alonso, aseguró en aquella ocasión que desde la organización se narraron distintas historias de abusos y violaciones por parte de Ríos y Baldini: “Ríos usaba una de las prácticas más aberrantes, que era encerrar a un soldado en el calabozo, esposarlo a los barrotes y hacer que lo abusen sexualmente quienes se encontraban detenidos; Baldini disparó a sus propios soldados tras una orden del comandante Oscar Yofre, que exigió disparar contra quienes se encontraban fuera de su sector en aquel momento”.

En la misma línea, Carrizo recalcó que “en la guerra de Malvinas se produjeron las mayores violaciones de los Derechos Humanos a los soldados de la propia tropa”, a lo cual añadió que “no hubo una respuesta de parte del Estado, como lo podría haber sido un programa de contención, ejecutado a través de las aéreas de salud, trabajo o educación“.

El presidente del CECyM, concluyó: “Hemos sido las organizaciones de ex combatientes las que hemos peleado por estos derechos, y entendemos esta reparación como una respuesta y reconocimiento, para que quienes pusieron el cuerpo además, puedan, por lo menos, gozar de una mejor vejez”.

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