YPF logra desanclarse, junto con Repsol, de la deuda arrastrada desde 2005, cuando el estado de Nueva Jersey denunció a empresas extranjeras por contaminación ambiental. El paseo privado de los genios de las finanzas de los 90 casi le sale caro a YPF, que se afirma y no para de crecer en su formato nacional.
La petrolífera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) logró negociar un acuerdo con el fideicomiso de liquidación de la empresa Maxus, luego de aproximadamente 20 años de negociaciones, bajo la demanda de la empresa norteamericana por 14 mil millones de dólares.
Tras la privatización de la empresa nacional en el año 1992, bajo el mandato de Carlos Saúl Menem, Jose Estenssoro al mando de la empresa inició un plan de extensión internacional, en el cual decidió adquirir la empresa norteamericana Maxus, dedicada a la tratativa de petróleo y gas. La misma contaba con activos en Bolivia, Venezuela, Indonesia, Ecuador y el propio Estados Unidos, y acarrearía una serie de problemas que llevó a YPF a la situación actual.
Lo cierto es que la empresa del norte poseía un negocio de químicos exponencialmente peligrosos para el ambiente, el cual fue vendido a Occidental Chemical Corporation, con la inclusión de indemnizaciones por los pasivos ambientales incluídos en sus operaciones, lo cual enmarca la potencialidad del caso. Lo que se presentaba como una bomba de tiempo estalló finalmente en 2005, cuando el estado de Nueva Jersey decidió demandar tanto a Occidental como a Maxus por la contaminación del Río Passaic con residuos químicos. Más tarde, se añadirían a la demanda las dos empresas que poseían grandes porcentajes de Maxus: Repsol e YPF.
De esta manera, como una bola de nieve que arrastra a su paso malarias, la empresa Occidental Chemical impactó sus maniobras hasta hacerlas llegar a nuestro Estado Nacional que repatrió a YPF en 2012 bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Pero no sería gratis, venía con sorpresa, nada más y nada menos que una deuda multimillonaria. En este mismo sentido, la cadena de pagos comenzaba en el estado de Nueva Jersey y finalizaba en YPF y Repsol, por lo cual Maxus debía preocuparse por liquidar dicho monto como intermediario, pero, sin obtener resultados, se vio obligado a presentar quiebra. Posteriormente, en 2018 el fideicomiso de Liquidación encargado de hacer valer la deuda de Maxus demandó a YPF y Repsol por la extensa suma anteriormente nombrada, situación la cual se prolongó hasta este jueves, cuando el presidente Pablo González, junto a autoridades de Repsol, lograron cerrar un acuerdo por 287.5 millones por cada empresa.
El acuerdo, presentado en término de “conciliación, llegando a un cierre justo y razonable para todas las partes”, está sujeto a una aprobación judicial, sumado a una serie de pasos que deberán efectuarse en los meses venideros y desliga a las dos gigantes petroleras de cargos futuros que se puedan presentar desde el mismo juzgado de Nueva Jersey, en consonancia con la problemática. Dicha situación es respaldada bajo contratos firmados por ambas empresas con entidades gubernamentales, entre los que se encuentran el Departamento de Justicia en representación de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, donde se explicita que dichas entidades no presentarán nuevos cargos de la índole.
Sobre la negociación, el presidente González aseguró que se trata de un gran alivio que permite proyectar con más tranquilidad hacia el futuro para “potenciar el crecimiento de inversión y producción que viene realizando la compañía, en particular en la operaciones no convencionales de Vaca Muerta”.
“En junio del año pasado algunos medios decían que YPF iba a hacer un papelón con Maxus, hasta que la sentencia limitó bastante la responsabilidad de YPF al descartar la conducta fraudulenta que le venía endilgando el fideicomiso en una demanda que hasta ese momento era por US$14.000 millones”, detalló Gonzales, y añadió que a partir de allí “cada parte debió hacerse responsable por la contaminación”.
A partir de la cristalización del acuerdo, las acciones de YPF crecieron un 10% en el mercado de Nueva York, y ya acarrea un 130% de crecimiento anual, con lo que respecta una suba de 5 a 12 dólares de abril de 2022 a la fecha. La utilización de la herramienta estatal en yacimientos petrolíferos de litio y en Vaca Muerta, entre otros, eleva su crecimiento y marca el camino que la Argentina debe afianzar para la protección de la industria nacional.






