El sur es nuestro norte

El sur es nuestro norte

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Hace 39 años, el 2 de abril de 1982, el gobierno de facto encabezado por el teniente general Leopoldo Galtieri intentaba recuperar las Islas Malvinas, ocupadas por el Reino Unido desde 1833 y convertidas desde entonces en un gran centro geopolítico y económico al que, hasta la aprobación del Brexit, intentaron incluir como territorio extra continental en la constitución de la Unión Europea.

Los genocidas entreguistas decidieron abrir esa herida para cubrir su plan de miseria planificada y saqueo de nuestros bienes comunes, y para continuar con el genocidio de les miles de compañeres que luchaban por una patria más justa y soberana. Así, buscaban perpetuarse en el poder.

El Gobierno, que se enfrentaba a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, envió a las islas a nuestros pibes y pibas, que le pusieron el hombro a la defensa de nuestra patria. En la guerra, murieron 649 argentinos en tan solo 70 días. Ese hito marcó el principio del fin de la dictadura más cruenta del continente, agobiada por las protestas sociales y las presiones internacionales en torno a la violación de los derechos humanos.

Desde que retomamos la democracia, la Argentina continúa reclamando la soberanía sobre las Islas. De hecho, la Constitución Nacional, en su reforma vigente desde el año 1994, expresa en su Disposición Transitoria Primera que “la Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”

La cuestión Malvinas ha sido calificada por la Organización de Naciones Unidas como “un caso de descolonización especial y particular,  donde subyace una disputa de soberanía y por ende, a diferencia de los casos coloniales tradicionales, no resulta aplicable el principio de libre determinación de los pueblos”.

El 16 de diciembre de 1965, la Asamblea General adoptó la resolución 2065, a través de la cual reconocía la existencia de una disputa de soberanía entre Argentina y Reino Unido e invitaba a ambos países a entablar negociaciones para encontrar una solución pacífica y definitiva a la controversia, teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las islas. Desde entonces, más de 40 resoluciones de la Asamblea General y del Comité Especial de Descolonización han reiterado este llamado, sin éxito.

La lucha argentina, sin embargo, tuvo su mayor retroceso en 2016, cuando, bajo la presidencia de Mauricio Macri, se firmó el ilegítimo pacto Foradori-Duncan en el que Gran Bretaña y la Argentina acordaban “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas” cuando es precisamente la negativa del gobierno británico a resolver la disputa de soberanía la verdadera causa de los obstáculos al “crecimiento y el desarrollo sustentable” de esta región del Atlántico Sur.

En este sentido cabe recordar que ni bien asumió como presidente, en diciembre de 2015, Mauricio Macri fue el primer gobernante electo desde el retorno de la democracia que no mencionó la reivindicación del ejercicio de la soberanía por Malvinas en su discurso de asunción en el Congreso Nacional.

No fue un olvido. Fue el comienzo de una estrategia que se extendió a lo largo de todo el gobierno de Cambiemos y que tuvo su segunda demostración en la eliminación de la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación que, desde su creación en el año 2013, había tenido un rol particularmente activo a la hora de potenciar las acciones nacionales y regionales relativas a la defensa de nuestros derechos soberanos.

Hoy, bajo la administración de Alberto Fernández, el reclamo por la soberanía de los territorios argentinos vuelve a transformarse en política de Estado. La importancia estratégica de las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes debe permitirnos comprender por qué en el siglo XXI continuamos asistiendo al colonialismo. Si hay voluntad política, entonces encontraremos los caminos para recuperar nuestra integridad territorial.

Ilustración portada: Diego Block

El conocimiento científico al servicio de la soberanía nacional

El conocimiento científico al servicio de la soberanía nacional

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Con la presencia de autoridades de los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación; Comercio Internacional y Culto; Ambiente y Desarrollo Sostenible; Agricultura, Ganadería y Pesca; Turismo y Deportes; Defensa y Seguridad, hace algunos días se llevó a cabo el relanzamiento de la iniciativa Pampa Azul.

La reunión estuvo encabezada por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, quien luego de agradecer a sus colegas de gabinete por estar presentes en esta primera reunión del Comité Interministerial de la iniciativa Pampa Azul, recordó la presentación en 2014 a cargo de Cristina Fernández de Kirchner, “que apuntaba a poner más conocimiento en el Mar Argentino con la idea no sólo de aumentar su productividad, sino también de visibilizar nuestra soberanía en territorios donde Argentina sufre la depredación de sus recursos naturales”. 

En referencia a esta primera reunión, el titular de la cartera científica remarcó la importancia de retomar el espíritu de lo que fue Pampa Azul en sus inicios y de la importancia del conocimiento científico y ambiental aplicado a la producción y a la soberanía: “Esto demuestra la voluntad política de este gobierno de caminar hacia el mar argentino”.

Roberto Salvarezza

Un paso hacia la incorporación efectiva del mar al territorio nacional

Investigar el mar argentino fue una de las metas que se propuso el Ministerio de Ciencia y Tecnología en 2014. Así nació “Pampa Azul”, una iniciativa de las Organizaciones de la Sociedad Civil, apoyada por profesionales de las ciencias marinas, que conformaron el “Foro para la Conservación de Mar Patagónico y Áreas de Influencia”.

La idea inicial fue promover políticas y medidas para la preservación del Ecosistema Marino Patagónico con una mirada de gran escala, inspirada en que los procesos del ecosistema y sus componentes vivos trascienden las fronteras políticas.

La intención era la fortalecer la presencia en la plataforma continental de la Argentina y demás espacios marítimos bajo jurisdicción nacional, con el fin de consolidar el dominio efectivo sobre nuestros bienes comunes y brindar apoyo científico a la política exterior argentina en el Atlántico sur.

Pero además se contemplaron metas a mediano plazo, como la de intentar generar productos científicos de excelencia, comenzado por las áreas más productivas del Mar Argentino; y otras a largo plazo como la determinación de la futura configuración geopolítica del Atlántico Sur y a la presencia de la Argentina en la Antártida.

Concretamente, Pampa Azul no sólo colaboró con la creación de políticas públicas, sino que también impulsó el desarrollo de campañas científicas para la investigación oceanográfica y la prospección de la diversidad marina, con participación de distintos buques del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, la Prefectura Naval Argentina y la Armada Argentina.

Como el programa era muy costoso, en 2015, el Gobierno nacional envió al Congreso el Proyecto de Ley N° 27167 (PROMAR), mediante la cual se creaba el Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos, y posteriormente se designó al Ministerio de Ciencia y Tecnología como Autoridad de Aplicación. La norma, promulgada en septiembre de ese año, consta de ocho artículos dentro de los cuales se desarrollan los lineamientos generales y específicos para el fortalecimiento de la presencia soberana del país en el Mar Argentino, pero además tiene como uno de sus principales objetivos atender la iniciativa Pampa Azul.

Entre los aportes científicos que derivan del programa Pampa Azul en pos del apuntalamiento y ampliación de la soberanía nacional, se pueden destacar: el incremento en el conocimiento de base de nuestro mar y sus ecosistemas (considerados como altamente productivos a nivel global); la generación y el manejo de nuevas Áreas Marinas Protegidas; el desarrollo de capacidades tecnológicas vinculadas al aprovechamiento sustentable de los recursos (biológicos o energéticos) de nuestra plataforma continental; la sustitución de importaciones; la generación de puestos de trabajo genuino y calificado, y la ocupación activa y productiva (en el más amplio de los sentidos) de nuestro territorio marino. 

En 2015, sólo el 1,5% del PBI provenía del mar, por lo que la meta era llegar a un aporte potencial de entre el 10 y el 15%: para ello, debía incrementarse adecuadamente la inversión en investigación, innovación tecnológica y desarrollo productivo.

En marzo del año 2016, la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental (CLPC), un órgano científico integrado por 21 expertos internacionales de reconocido prestigio y creado por la Convención sobre Derecho del Mar (CONVEMAR) de la ONU,  aceptó por unanimidad el pedido que el Gobierno argentino había hecho unos años antes, de ampliación de nuestra Zona Económica Exclusiva, de 200 a 350 millas náuticas.

Argentina pasó a contar con 1.700.000 km2 de territorio marino nuevo para administrar, sumándose así a los 4.800.000 km2 que ya conformaban su ZEE. Sobran las palabras respecto al significado concreto -y simbólico- que esta decisión de la ONU tiene ante nuestro reclamo histórico de soberanía sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur.

La agenda del ajuste

Desde octubre de 2016, momento en el que fue presentado en el Congreso de la Nación el presupuesto para 2017, el primero que presentaba el Gobierno de Mauricio Macri, el área de Ciencia y Técnica vio reducida su participación en el mismo, lo que motivó una gran cantidad de medidas de fuerza a nivel nacional, que culminaron con una toma del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Desde el 10 de diciembre de 2015, se profundizó incansablemente en un modelo que significó la pérdida de soberanía científico-tecnológica. Bajo una agenda de ajuste, la reestructuración del Estado y el endeudamiento externo, se inició un camino de desmembramiento sistemático y políticamente planificado de las instituciones de ciencia y técnica.

En este sentido, la Ley PROMAR recibió tan solo 4,7  millones de pesos, incumpliendo con el piso de 250 millones que demandaba la ley. Si bien ese monto fijo tenía poco sentido práctico por que la inflación crecía a pasos agigantados, esa suma inicial hubiera permitido dar inicio real a la mayor parte de las líneas de investigación y desarrollo que la iniciativa Pampa Azul preveía. El dinero asignado por la Alianza Cambiemos no alcanzaba para costear ni el combustible de los buques oceanográficos para realizar las campañas.

Pampa Azul evidenció que el proyecto neoliberal tiene en sus más importantes consecuencias, y objetivos, la disminución y, en algunos casos, hasta la destrucción de toda iniciativa que contribuya a la soberanía nacional en los planos político, económico y tecnocientífico.

Caminando la soberanía

Con Pampa Azul, por primera vez en décadas, la Argentina definió una política de Estado destinada a integrar el espacio marítimo al desarrollo nacional, para lo cual, se establecieron objetivos, pero también un plan de acción con recursos económicos, técnicos y humanos.

En este sentido, el potencial de un programa como Pampa Azul, tanto en el plano económico, como en el geopolítico es, sin dudas, de una importancia sustancial. La oportunidad que presenta la reestructuración de un nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, implica poder volver a caminar un plan de acción para hacer de la soberanía de nuestro mar, una realidad efectiva.

Como dijo Salvarezza, hoy “volvemos a priorizar la soberanía en el Atlántico Sur, y ahí también está la pesca ilegal, el ingreso de buques a la zona marítima argentina, que depredan y regresan a aguas internacionales”.

Conocer en profundidad el mar genera mejores condiciones para aprender a cuidarlo y defenderlo. No hay que olvidarse que nuestro país se enfrenta a una disputa histórica vinculada a la soberanía de una parte muy importante de su mar territorial con el Reino Unido. Esto hace particularmente estratégico el desarrollo de una iniciativa como Pampa Azul, porque no hay mejor forma que reclamar la soberanía sobre un territorio que mediante el conocimiento profundo del mismo.

Después de cuatro años de una intencionada entrega de nuestros bienes comunes, es un orgullo que la soberanía comience a materializarse nuevamente a través de la acción del Estado. Esa es la verdadera Revolución de la Alegría.


Miranda Cerdá Campano
Miranda Cerdá Campano

Nací en Chubut y milito porque no hay mejor manera de transformar el mundo. Soy hincha fanática de San Lorenzo y fundamentalista de la Vuelta a Boedo, lloro por todo y no sé cómo explicarle a la gente lo mucho que me gusta la palta.

Malvinas, ayer hoy y siempre

Malvinas, ayer hoy y siempre

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Por Felipe Bertola*

Las denuncias habían llegado al exterior y de a poco el cerco mediático iba perdiendo fuerza en la defensa de la Dictadura militar. Habían pasado siete años ya desde aquel 24 de marzo de 1976. El plan sistemático de terror y exterminio había sido ejecutado, al igual que el modelo económico hambreador y excluyente. La industria estaba destrozada, el Fondo Monetario Internacional se paseaba por las pasillos de La Rosada y posiblemente también por algún centro clandestino.

Leopoldo Galtieri vio en el patriotismo nacional la posibilidad de reforzar al Gobierno Militar y seguir perdurando en el tiempo, no sólo con tortura y persecución como ya lo venían haciendo, sino también con apoyo popular. Por eso decidió, junto al resto de oficiales, declararle la guerra a Inglaterra y el 2 abril de 1982 las tropas argentinas desembarcaron en las heladas tierras del Atlántico Sur.

Fue principalmente la generación del 62 la que engordó las filas para pelear en las islas. En ese momento el servicio militar era obligatorio. Los pibes que fueron a Malvinas estaban desprovistos del material militar necesario, como también de abrigo para hacer frente a las bajas temperaturas.

Los soldados argentinos sufrieron el clima, la falta de comida, las torturas de sus superiores (representantes del gobierno genocida) y el embate de uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Terminada la guerra, los sobrevivientes -ya en continente-, vivieron por un proceso de desmalvinización puesto en práctica por el Estado y los medios de comunicación, donde ellos parecían ser los culpables de todo.  Producto de ello y de la falta de contención estatal, fueron más los ex combatientes suicidados, que muertos en las islas: 649 argentinos dieron su vida en Malvinas, mientras que el número de suicidios superó esta cifra hace largos años llegando a punto de no tener cifras oficiales.

Recorrido histórico

En 1494, antes del descubrimiento de Malvinas, se firmaba el tratado de Tordesillas, el cual demarcaba los límites del imperio español y portugués. Un año antes, el Papa Alejandro V, a través de una bula papal, había otorgado a los Reyes Católicos la posesión de los territorios “descubiertos y por descubrir”. Este es el primer antecedente jurídico que reconoce los títulos del rey de España sobre los territorios americanos, según el derecho internacional de la época. 

En 1520, una nave española avista por primera vez las Islas Malvinas, éstas son nombradas como Islas Sansón. En1713 se da la Paz de Utrecht, antecedente histórico del reconocimiento británico sobre la posesión española de los territorios y de la exclusividad de navegación en el Atlántico Sur.

Con la Independencia Argentina en 1816 todo el territorio hasta ese momento perteneciente a la corona española pasó a manos de Las Provincias Unidas del Rio de La Plata (recordar la bula papal y el Tratado de Tordesillas). En 1820 el norteamericano David Jewwit fue designado en representación de las Provincias Unidas del Rio de La Plata y por primera vez flameó la bandera en el helado viento sur.

En 1824 Luis Vernet es designado como primer Gobernador de las Islas, para cumplir y defender su soberanía. Era muy habitual que barcos holandeses y franceses surquen las aguas en la caza de ballenas rompiendo cualquier tratado.

En 1831 una corbeta de guerra estadounidense invade y saquea Puerto Soledad, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas eleva el reclamo a organismos internacionales y entra en tensión con los norteamericanos, que ante las amenazas de Rosas se retiran de las islas.

El 2 de enero de 1833 llega la invasión británica al mando de John James Oslow, que con las armas reclamaría la tierra en nombre de la corona británica. El Gobernador Pinedo firma la rendición y con sus aldeanos son mandados al continente. Inglaterra hizo oídos sordos y nunca contestó a ninguno de los reclamos de la joven nación que por esos años atravesaba una guerra civil. Inglaterra tuvo posesión de las islas hasta el 2 de abril de 1982.

¿Por qué hoy Inglaterra se aferra aún más a las Malvinas?

Es mucha la biodiversidad y los bienes comunes (mal llamados recursos naturales) que al día de hoy no se conocen bajo el Océano Atlántico. Es importante remarcar la gran cantidad de pozos petroleros que hay por la zona y que las Malvinas son un punto geoestratégico en las vías de navegación, ya que pueden ser, sin contar los argentinos, el último puerto de paso a Cabo de Hornos, la conexión con el Océano Pacifico y amplias vías de comercialización.

En 2017, impulsado por años de investigación estatal y enmarcada en el proyecto Pampa Azul, se extiende alrededor de 1.600 kilómetros cuadrados la plataforma continental argentina. Esto es equivalente a un 36% más de territorio nacional y coloca a las Islas Malvinas sobre la plataforma, dándole aún mayor validez a lucha argentina. Inglaterra presentó una propuesta para rebatir la hecha por Argentina, pero fue negada por la ONU.

Hasta el año 2015 hubo una gran avanzada diplomática, apoyada por una Patria Grande que reclamaba las Islas Malvinas como territorio Argentino. La respuesta británica no fue otra que el aumento de la militarización de la zona. Malvinas hoy, es el territorio con más militares per cápita del mundo y funciona allí la base militar extracontinental más grande que tiene la OTAN.

Se dice en muchos lados que la próxima guerra será por el agua y son dos los territorios que se vienen a la cabeza: el Acuífero Guaraní, ubicado bajo el litoral argentino y la Antártida. Malvinas entonces, representa para los países imperialistas del mundo -entre otras cosas- la puerta de entrada al agua dulce del Continente Antártico.

Malvinas, ayer hoy y siempre

En el pensamiento y discurso argentino, Las Malvinas pueden representar muchas cosas. Pueden ser un par de islas perdidas en el mar, el recuerdo de las noches heladas estacado a la intemperie, los bombardeos, el hambre, la caída de la dictadura militar, el odio a Inglaterra, el amor a Maradona y los cuartos de final de 1986, o quizás para algunes Las Malvinas representan simplemente algún tatuaje mal cicatrizado. Podemos discutir toda la vida que son para nosotres esas dos islas, pero hay algo en lo que siempre estamos de acuerdo: son argentinas.


* Periodista, columnista del programa No Se Mancha (Radio Estación Sur - FM 91.7) y de Hijos de 30.000 (Radio UNLP - FM 107.5), redactor de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.
Islas Malvinas Argentinas: Algunos por qué de la disputa creada en la región

Islas Malvinas Argentinas: Algunos por qué de la disputa creada en la región

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Por Floren Luengo*

En este último tiempo en el gobierno argentino, el macrismo ha recrudecido su discurso sobre la “seguridad nacional” acompañando la sed imperial sobre Nuestra América. Las oligarquías locales alineadas con los intereses extranjeros no hacen más que saquear las riquezas y desestabilizar gobiernos, así como destruir las economías ¿Por qué las Islas Malvinas son parte estratégica de este plan?


Argentina reclama la soberanía de las Islas Malvinas desde 1833, año en que Reino Unido ocupa el archipiélago ilegítimamente. El 2 de Abril de 1982 la dictadura cívico-eclesiástica-militar (1976-1983) “intenta recuperarlas” por medio de una ocupación militar, cuya hazaña es contraatacada por el Reino Unido, apoyado por la OTAN, Estados Unidos y la dictadura de Pinochet en Chile. Se extiende durante dos meses y medio, y culmina el 14 de Junio del mismo año con la derrota de Argentina.

Si de estrategias se trata, los hechos se sustentan en que Estados Unidos e Inglaterra necesitan bases militares en el Atlántico Sur y para eso provocaron el conflicto. Estas bases no son sólo militares -aunque todas lo son en su esencia-, algunas funcionan como centros para la guerra mediática y la ciberguerra. Así es que se instala una base en 1985, con proyección a la Antártida y al continente Sudamericano.

La existencia de esta base militar, no se explica sólo como consecuencia de la guerra de 1982, sino que obedece a un plan estratégico de dominación de Estados Unidos sobre Nuestra América que fue recrudecido en los años 80.

Como parte de ese plan, a partir de 1980 el Norte quiere reconquistar su posición hegemónica frente al mundo. Transitando un proceso recesivo en sus economías, Estados Unidos y el Reino Unido adoptan políticas basadas en la reducción del gasto público y del papel primario del Estado, fortaleciendo al sector privado dirigido por las grandes empresas transnacionales y debilitando a las clases trabajadoras sindicalizadas. El resultado es someter al Sur a los dictados económicos y políticos del Norte.

Las políticas neoliberales tienen como sus principales exponentes a la Primera Ministra del Reino Unido, Margaret Tatcher (1979 -1990), y la administración de Ronald Reagan (1981– 1989) en los Estados Unidos. Para lograr imponer los ajustes en las economías de la región, se valen de herramientas políticas y económicas como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, exponentes fundamentales del período neoliberal que iniciaba.

Causas de “seguridad nacional”

Es sabido que las bases de EEUU son instaladas en zonas donde hay recursos naturales altamente estratégicos: agua, tierra fértil para producción de alimentos, minerales, hidrocarburos y/o biodiversidad. Por ello no resulta extraña la ubicación que han elegido para sus nuevas bases en Argentina.

En este marco, el Comando Sur celebra el acercamiento entre EE. UU. y Argentina cuando asume Mauricio Macri y solicita la inclusión de Argentina en el Programa de Asociación del Estado (de la Guardia Nacional) a principios de 2016. Así es que se instala una base en Misiones (controlando la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay), región que contiene la 3° reserva de agua dulce más grande del mundo. En Ushuaia ocurre lo mismo en miras al agua congelada de la Antártida, otra gigantesca reserva de agua dulce. En Neuquén, donde instalaron la base de “asistencia humanitaria”, cerca del yacimiento argentino más grande de gas shale, Vaca Muerta, donde ya trabajan empresas como Exxon y Chevron.

En las Islas Malvinas, existe un yacimiento de petróleo de clase mundial en la cuenca marítima Sea Lion, al norte de las islas, cuya soberanía reclama Argentina. El petróleo de Sea Lion está a 20 días de la costa este de EEUU, 25 del norte europeo y 35 del Lejano Oriente. Las rutas comerciales de semejantes clientes atraviesan el Atlántico, elevando su estatus geopolítico y justificando las bases militares.

Leer “La importancia de la política económica en la relación entre Argentina y el Reino Unido”

Comando Sur. De ayuda mucho, de humanitaria poco.

El Comando Sur de los EEUU fue creado en junio de 1963 (posterior a la Segunda Guerra Mundial). Es un comando militar so pretexto de “resguardar la seguridad” del Canal de Panamá, planificar actividades y administrar el programa de asistencia militar en Nuestra América. Cabe resaltar que Estados Unidos tiene cerca de 800 bases militares a lo largo del mundo, de ellas más de 76 en nuestra región

Así comienzan las negociaciones y acuerdos con gobiernos locales, estimulando proyectos de acción cívica, ayuda humanitaria, equipamiento armamentístico, así como desestabilizaciones e intervenciones bajo la justificación de restaurar el “orden” en sociedades insurrectas a los intereses del imperio occidental. De ahí, la justificación de instaurar Golpes de Estado en la región.

Algunos de ellos son: Bolivia (1963), Brasil (1964), República Dominicana (1965), Chile (1973), Argentina (1976), Nicaragua (1980), El Salvador (1980), Panamá (1989), Haití (1991), Venezuela (2002), Haití (2004), Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016) y Bolivia (2019).

De esta manera, es como actúa la fuerza de seguridad nacional de EEUU por sobre los territorios que no le pertenecen. Al leer noticias acerca de la “buena voluntad” del país del norte para cooperar, hay que prestar atención a los lugares estratégicos donde ofrecen ayudar, a qué gobiernos se está enfrentando, así como quiénes son sus aliados del momento. Hoy podes ser considerado un amigo, como Mauricio Macri desde que asumió y se convirtió en súbdito de los designios del hegemón occidental. El día de mañana, el mismo sistema financia y promueve un golpe de estado a gobierno que no seden, como sucedió con Juan Evo Morales Ayma.


* Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Feminismos de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón.
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