La condena no borra el dolor

La condena no borra el dolor

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La condena reconoció el odio como motor del crimen: prisión perpetua para el asesino de Tehuel de la Torre, joven trans desaparecido en marzo de 2021. El fallo marca un precedente histórico en la lucha contra la violencia por identidad de género, mientras el cuerpo sigue sin aparecer y el reclamo por la verdad y reparación continua latente. 

¿Cómo es el caso de Tehuel?

El caso de Tehuel de la Torre es uno de los más conmovedores y emblemáticos en la lucha por los derechos de las personas trans en Argentina. El 11 de marzo de 2021, Tehuel salió de su casa en San Vicente, Buenos Aires, para asistir a una supuesta entrevista laboral como mozo en Alejandro Korn. Nunca regresó. Desde entonces, su paradero sigue siendo desconocido. 

Los rastros encontrados en la casa de Luis Alberto Ramos revelan no solo la brutalidad del crimen, sino también la intención de borrar todo rastro: sangre, pertenencias quemadas, y una foto tomada el mismo día de su desaparición. Oscar Montes, involucrado en el hecho, aún espera juicio, y el cuerpo de Tehuel continúa sin aparecer.

Este caso interpela profundamente a la sociedad argentina. La pregunta “¿Dónde está Tehuel?” se transformó en grito de consigna, en grito de justicia, en mural, pancarta y poema. La desaparición de Tehuel no es un caso aislado: forma parte de una trama de violencias que históricamente han sido silenciadas, excluidas y borradas como las mismas vidas trans. Pero también es motor de memoria, de militancia y de narración.

Confirman la condena

Este jueves 10 de julio se confirmó la cadena perpetua para Luis Alberto Ramos por el asesinato por odio contra Tehuel de la Torre. La sentencia fue ratificada por la Sala 1 del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, con las firmas de los jueces Daniel Carral y Ricardo Maidana. 

Los jueces rechazaron la apelación presentada por la defensa y confirmaron la condena máxima para Ramos, al considerarlo culpable del delito de homicidio agravado por odio hacia la identidad de género y orientación sexual de la víctima. 

Uno de los elementos que reforzó esta interpretación fue la decisión de Ramos de ocultar el cuerpo y quemar las pertenencias de Tehuel, lo que los magistrados entendieron como un gesto simbólico de negación de su identidad, evidenciando el carácter discriminatorio del crimen. 

No obstante, las pruebas fueron concluyentes: registros de cámaras de seguridad, la utilización de la tarjeta SUBE de Tehuel, la geolocalización de su celular, fotografías en el teléfono del acusado en las que aparece la víctima, restos calcinados de sus pertenencias hallados en un terreno, análisis de manchas hemáticas con perfil genético coincidente con el de Tehuel, y la conducta evasiva de Ramos. Todos estos elementos permitieron establecer su culpabilidad sin lugar a dudas y dictar la pena de prisión perpetua. 

¿Qué representa esta condena?

 

La condena a prisión perpetua para el asesino de Tehuel de la Torre, representa un hito histórico en la justicia argentina: es la primera vez que se reconoce judicialmente el transhomicidio de un varón trans como un crimen de odio motivado por la identidad de género y la orientación sexual. 

Esta sentencia no solo reafirma la gravedad del hecho, sino también visibiliza la vulnerabilidad estructural que enfrentan las personas trans, especialmente en contextos de informalidad laboral y exclusión social. 

Por otro lado, los familiares, amigos y organizaciones como Orgullo y Lucha y Ni Una Menos piden a la justicia bonaerense que defina de manera urgente la fecha del juicio contra Oscar Montes, el segundo imputado por el transhomicidio y desaparición de Tehuel. 

Esta condena representa mucho más que un cierre judicial de un caso; es también una tirada de oreja a las instituciones del Estado y a la sociedad en su conjunto. Pone en evidencia las fallas en los mecanismos de inclusión y protección, y exige políticas públicas más robustas para garantizar los derechos, la seguridad y la dignidad de quienes, como Tehuel, han sido históricamente marginados. 

La historia de Tehuel es dolorosa, pero también es un motor de cambio. Que esta sentencia marque el inicio de una era donde las vidas trans sean respetadas, protegidas y reconocidas en su totalidad.

 

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Cuando el Pride sólo dura un mes

Cuando el Pride sólo dura un mes

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Cada junio, las marcas despliegan su estrategia de diversidad con logros multicolores, productos de edición especial y discursos de apoyo. Pero al llegar julio, el arcoíris desaparece y con él, el compromiso real con la comunidad LGBTIQ+. Detrás del marketing inclusivo, muchas empresas fallan en políticas concretas de diversidad, dejando en evidencia que la inclusión es para algunos, solo una fachada pasajera. 

El orgullo gay es una oportunidad 

para celebrar la diversidad y para reivindicar los derechos de las personas LGBT+.

Todavía queda mucho por hacer, 

pero juntos podemos conseguir un mundo más justo e igualitario.

 

— Conchita Wurst 

El 28 de junio de cada año se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT en conmemoración a los disturbios de Stonewall en 1969. En esta fecha se llevan a cabo celebraciones y todo tipo de representaciones en torno a la diversidad de género y la sexualidad. 

A estas celebraciones también se unen las empresas, quienes estructuran un espacio y tendencia para promover sus productos. Es por esto que desde antes de la temporada empiezan a trabajar en sus campañas Pride, logrando así beneficiarse económicamente debido a la alta demanda, sin promover acciones reales a largo plazo.

Rainbow Washing 

El Rainbow Washing (Lavado Arcoíris) es una forma de lavado de imagen que se utiliza en el mundo del marketing y la publicidad, donde las empresas usan los colores del arcoíris, símbolos asociados a la comunidad LGBTIQ+, para aparentar apoyo a esta comunidad sin que sus acciones sean sinceras o que realmente impacten en su bienestar. 

Es decir, la apropiación oportunista de la comunidad con fines lucrativo durante el mes del orgullo. Esto permite que las empresas que no desarrollan un esfuerzo tangible para apoyar a la comunidad en otro momento del año, se bañen de los colores en el mes del orgullo y lo llamen “compromiso”. Estos gestos superficiales son solo estrategias políticas y de marketing con el objetivo de ser percibidos como progresistas y tolerantes. 

Muchas empresas aprovechan la ocasión para lanzar campañas con el aparente objetivo de unirse a la causa. Lo que empezó como un gesto de apoyo, con el paso del tiempo fue derivando en un lavado de cara corporativo que busca sacar partida del movimiento con la venta de productos temporales. 

¿Cómo se visibiliza esto? 

El día del Orgullo ha evolucionado y pasó de ser la manifestación de una lucha por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ a una celebración global de la diversidad, la igualdad y la libertad de expresión. 

Entre tanta exaltación de los colores del arcoíris y los eventos festivos, que ocurren durante todo el mes de junio, bautizado como el Mes del Orgullo, algunas empresas han sido señaladas por su participación superficial y oportunista en esta celebración. 

Es común ver a las marcas adoptar la bandera arcoíris en sus productos, cambiar sus logos acorde a los colores o hasta lanzar campañas publicitarias con mensajes de apoyo a la comunidad LGBTIQ+ durante el mes de junio. El problema es que esto no dura más allá de un mes y no cuenta con un compromiso real.  Este fenómeno no es solo una estrategia de marketing engañosa, si no que desvía la atención de los problemas reales que enfrenta la comunidad LGBTIQ+, afectando así la inclusión y el avance de los derechos. Esto es debido a que las empresas se centran en la estética del orgullo, utilizando símbolos a su favor.

Hoy, con el entorno global que tiende a ser más consciente de la importancia de estos valores, es necesario aprender que la verdadera inclusión va más allá de un arcoíris en su logotipo en el mes del Orgullo. Promover una verdadera cultura de la Diversidad, la Equidad y la Inclusión requiere de una estrategia integral y sostenible que se refleje en todas las dimensiones de la organización. 

 

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Laura Moyano: La justicia que tardó 10 años 

Laura Moyano: La justicia que tardó 10 años 

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A una década del intento de travesticidio, fue condenado uno de los dos agresores. “El testimonio de Laura fue muy contundente”, sentenció su abogada, Silvina Perugino.

La justicia tardó en llegar y ni siquiera lo hizo por completo: tras una década, el pasado 11 de abril se dio la condena para Agustín Bermudez, en la cual fue encontrado culpable del intento de travesticidio hacia Laura Moyano, una mujer trans que fue brutalmente agredida en la Ciudad de La Plata, en diciembre de 2015. 

¿Qué pasó con Laura Moyano?

Hace 10 años, el 23 de diciembre de 2015, Laura Moyano Giarelli fue víctima de un intento de travesticidio en su domicilio en La Plata. Dos hombres entraron a su casa y la atacaron brutalmente mientras le proferían insultos basados en su identidad de género. A consecuencia de esto Laura sufrió graves lesiones, incluyendo un neumotórax, la pérdida parcial de la visión de un ojo y daños en la cabeza que requirieron de 25 puntos de sutura. 

Laura Moyano estuvo internada alrededor de un mes en el Hospital San Martín de La Plata. Durante su internación recibió atención médica por las graves lesiones que presentó, como heridas profundas en el cuero cabelludo, pérdida de piezas dentales, herida de arma blanca en región lumbar y glúteo derecho, además de perforación en el pulmón izquierdo. 

“A Agustín lo había visto unas horas antes así que se pudo identificar su rostro, pero al otro sujeto, fue tan rápido cuando ellos llegan a la casa de Laura y la atacan, que luego de esto no pudo hacer un dictado de rostro”, contó Silvina Perugino, abogada de Laura Moyano y secretaria de Mujeres y Diversidad de La Plata, en diálogo con Radio Trinchera. 

Una vez dada de alta, siguió con tratamientos ambulatorios, terapias, pruebas de lentes oculares para tratar de salvar un ojo casi perdido e implantes para reconstruir la dentadura.

Diez años con intervenciones, amparos a la obra social, operaciones en la cabeza para reconstruir las fracturas de la cara y el cráneo; fracturas en el hueso frontal y ocular. Gusto y olfatos perdidos, y muchas secuelas psicológicas. 

Avance de la causa y juicio

 

 

Aunque inicialmente la causa de Moyano fue calificada como intento de homicidio, en la etapa de instrucción, en 2018 el fiscal a cargo del caso cambió el delito por “lesiones agravadas”. En la etapa final, el nuevo fiscal volvió a cambiar la carátula del caso. La causa llegó a juicio por jurado, bajo la figura de intento de travesticidio, y el fiscal asignado, Jorge Paolini, imputó al acusado con el artículo 80, inciso 4 del Código Penal: intento de homicidio agravado por el odio a la identidad de género en grado de tentativa. 

Moyano fue representada por las abogadas Silvina Perugino y Valeria Monett, en el juicio realizado en el Tribunal Oral en el Criminal II de La Plata, en donde las abogadas y la Fiscalía aportaron pruebas y testimonios técnicos del ataque. Después de que ambas decidieron seguir adelante con la carátula de tentativa de homicidio y tras las primeras audiencias, el fiscal asignado planteó que se agregaba a la acusación el odio de género. 

En una reciente entrevista para Radio Trinchera, habló nuevamente Silvina Perugino, esta vez ya con la condena dictada para Agustin Bermudez. Sobre la importancia del proceso, la abogada señaló: “El testimonio de Laura fue muy contundente, pero a eso además se suman los de la policía que llega al lugar a partir del llamado de Laura al 911 (que describió la escena), y el de una perito que fue quien vio a Laura a pocos días del ataque”.

Once de los doce jurados seleccionados a través del padrón electoral votaron a favor de la culpabilidad de Bermudez durante el juicio por “lesiones graves”, aunque se lo descartó de la figura de “tentativa de homicidio agravado por el odio a la identidad de género”.

La justicia sin perspectiva de género

“Teniendo en cuenta que la posición de la defensa del acusado era la absolución, tiene un cierto grado de positivo el veredicto, pero nosotras queríamos la cuestión de género, que ni siquiera se pone como agravante de las lesiones graves, porque creemos en serio que fue una tentativa por transfemicidio en este caso y, eso no se llegó a plasmar en esa condena. No obstante, sigue siendo una batalla ganada en un contexto muy complejo con respecto a la cuestión de género”, declaró Perugino en el programa Será X Las Malas de Radio Trinchera.

Bermudez solicitó que el juicio fuese con la modalidad de jurado, que de acuerdo con las abogadas de la víctima, es por la que optan imputados por violencia de género, ya que suele conseguirse la absolución o condenas menores a través de esta modalidad.

Todo esto sucede pese a que Argentina cuenta con un amplio marco legal de protección a los derechos de la comunidad LGBTIQ+, como lo es la Ley de Identidad de Género, o la reforma del Código Penal para incluir el agravante por crimen de odio identidad de género, identidad y expresión de género, y orientación sexual de las víctimas. En ese sentido, el actual ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, adelantó que el Gobierno Nacional busca eliminar la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans, y que modificara la Ley Micaela. 

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Colectivizando La Plata

Colectivizando La Plata

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En esta fecha muy importante, 28 de Junio, Día Internacional del Orgullo LGBTQI+, marcaremos cómo se fueron formando espacios de debate y construcción en base a la obtención de derechos en el campo de la diversidad local. A puro trabajo colectivo y autogestivo. Movilizados por la idea de apostar una realidad menos destructiva.

En lo que va del transcurso del año en la ciudad de La Plata han ocurrido varios actos de violencia, discriminación y odio orientados hacia al colectivo LGBTQI+.

Ante un panorama complejo, las disidencias encuentran las formas de tejer nuevas redes, para luego generar fuerzas y apostar a una transformación social. Poniéndole un freno al que anda por libre albedrío, anteponiendo el interés propio a cuerpos ajenos.

El lunes 3 de abril la Municipalidad de La Plata dio a conocer su proyecto sobre la “reubicación” de la denominada Zona Roja de la ciudad a la Avenida 122, desde 52 hasta 55. Este lugar se lo considera como triple frontera, donde se mezcla la jurisdicción de La Plata con Ensenada y Berisso. A la que históricamente se la representa como tierra de nadie.

Ante el código represivo del intendente Julio Garro, organizaciones travestis, trans, de la diversidad sexo genérica, políticas, sociales, estudiantiles y gremiales en asamblea abierta, decidieron movilizarse en las calles.

“Falsas promesas, en ningún momento se puso sobre la mesa las discusiones y las problemáticas que acercamos las personas travestis y trans de la ciudad“, expresó ante el megáfono Galaxia, activista y referenta de Marea Rosa, encabezando la columna que movilizó hacia la Municipalidad el 20 de abril. “Trabajo sexual es trabajo, negarlo es violencia. La prohibición nunca fue la solución, basta de perseguir y criminalizar a trabajadoras sexuales”, agregó.

Video de la marcha contra la reubicación de la zona roja.

Desde marzo, cada mes, el Desconche Espacio organiza un encuentro cultural llamado Pop Up. En la vereda de la intersección de las calles 2 y 42, proponen romper los límites de las ferias tradicionales, en búsqueda de capitalizar el arte donde feriantes, musiques, artistas visuales, tatuadores y performers se juntan a colectivizar y difundir las propuestas de trabajo y distintas disciplinas artísticas de manera autogestiva, segura y con cupo completo de disidencias.

“El objetivo siempre fue que es posible vivir del arte, no es imposible. Hay mucha gente no binaria trans que está buscando sus espacios. Vengan al Pop Up. Nos terminamos juntando el trolerío”, dice Jul, organizadora.

Video entrevista a Jul, organizadora del Pop Up

El 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia, en las calles 7 y 47 se lleva adelante una Runway (intervención artística) organizada por la comunidad Ballroom La Plata como método de protesta frente al acto de transodio y violencia física que recibió Glenda por parte de vendedores de dólares.

“Me quejo de la violencia que se ejerce sobre mi identidad. Me quejo y grito porque tres hombres me insultaron, me increparon, me golpearon y me amenazaron. Todo en frente de la cara de la gente un miércoles a las 11 del mediodía en el centro de la ciudad de La Plata”, explica Glenda en la Runway.

Video del descargo de Glenda en la Runway

En la primera semana de junio tuvo lugar en la ciudad, la novena edición del Festival de Cine sobre Géneros y Diversidad: Espacio Queer.

“En Espacio Queer no solamente pensamos y debatimos estas temáticas relacionadas con el cine LGBTQI+, sino que nos encontramos y en ese encontrarse, como cuando unx se encuentra en las calles o en las marchas, es un espacio más donde se genera resistencia relacionada a este avance de la derecha. Nos damos cuenta de que no estamos tan solxs cuando vemos una sala llena”, cuenta Antonella Larocca, programadora de Espacio Queer.

Video de la 9na edición de Espacio Queer

Existen varios grupos sociales de artistas, militantes y personas autoconvocadas que se organizan para dar respuesta a estos sucesos. Se pone en debate que los espacios seguros creados por y para las disidencias no son suficientes como único método de transformación social. Ya que, en las calles, donde se reproduce el sistema, se siguen multiplicando los crímenes de odio.

En estos tiempos en los que el ser humano se ve constantemente bombardeado, por una infinidad de estímulos externos, encasillado a una compleja individualidad, estos grupos sociales piensan la forma estratégica de interpelar a la sociedad utilizando el arte como método de protesta, ocupando los espacios públicos y obligando, a través de varias expresiones artísticas, a ser parte de este sufrimiento que es ir en contra de lo preestablecido. Tratando de ser lo que realmente sienten que quieren ser.

Espacio Queer: Relatarnos a nosotres mismes

Espacio Queer: Relatarnos a nosotres mismes

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En la primer semana de junio, el mes del orgullo, tuvo lugar en la ciudad de La Plata, la 9na edición del Festival de Cine sobre Géneros y Diversidad: Espacio Queer.

En palabras de una de sus programadoras, Antonella Larocca, Espacio Queer (E.Q.) comenzó en 2009 como un espacio de cine debate entre un grupo muy pequeño de personas sobre temáticas LGBTIQ+. Un lugar de encuentro para quienes gustaban conocer cine enfocado en la identidad y la sexualidad.

Es así que tuvo inicio la necesidad de, no solo encontrarse a debatir, sino también de poder conocer producciones propias y ajenas en un ambiente que comenzaba a ganar terreno en la discusión social. Algunos encuentros después, el equipo de E.Q. dio inicio a un ciclo de Festivales Autogestivos donde diferentes realizadores pueden contar con un espacio de exhibición en nuestra ciudad.

Espacio Queer se construyó en medio de conquistas sobre los discursos que comenzaron a formular los feminismos al día de hoy. Y en una ciudad que desde el mismo año es gobernada por la derecha de Julio Garro, que poco le interesa construir políticas que abonen a promover derechos sociales.

La representatividad del colectivo LGBTIQ+ en el cine abona muchísimo a la construcción de las identidades y a generar espacios libres y gratuitos con mirada crítica, lo cual es más que celebrable, incluso hoy día cuando parece que todo ya está discutido.

Este año, el festival tuvo sede en el ya clásico, Cine Select del Pasaje Dardo Rocha y contó con actividades especiales en el Centro de Arte de la UNLP, en el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano y en la Fábrica Cultural “En Eso Estamos”.

Lejos de ser un mero espacio cinematográfico, Espacio Queer brinda una propuesta que amplía la interacción y el debate, propone el encuentro acompañado de intervenciones musicales y ferias de comerciantes independientes. Durante el mismo se incluyó una competencia internacional de largometrajes y nacional e internacional de dos cortometrajes “que se enfocan en diversos tópicos y realidades de las identidades disidentes”.

Espacio Queer busca saltarse de los estereotipos en los relatos sobre el colectivo LGBTIQ+, saliendo de la mirada mercantilista y comercial de la etiqueta; buscando la reflexión hacia la construcción de una identidad libre y sin normativas.

Las producciones seleccionadas por el Espacio, intentan salir de la postura de la víctima de ser disidencia, sino que buscan jugar con diferentes géneros como la comedia, o donde se celebre la identidad queer fuera del drama. Por ejemplo, este año la sección “Retrato en llamas” se abocó a la representación de las identidades lésbicas, corrida de la construcción fetichista y patriarcal que se realiza en distintas producciones culturales, “nos interesa que esas representaciones sean en primera persona, que las personas parte del colectivo puedan hablar por sí mismas”, agregó Antonella sobre la temática.

Habitar sobre lo habitado, repensar lo que consumimos y cómo representamos nuestro goce y deseo a través de consumos culturales es parte de la identidad de Espacio Queer. Además del cine, en el espacio se pudo participar de un taller titulado “Porno, quiero revolcarme con vos”. En el mismo se debatió sobre un consumo muchas veces silencioso, que existe y necesita ser debatido, que tiene que ver sobre la representación audiovisual sobre nuestros placeres, la pornografía.

El Festival contó también con la muestra fotográfica “Derecho a ser un monstruo” de Kenny Lemes, con una propuesta conceptual cuasi poética donde “En un mundo apocalíptico como éste es de saber que de las sombras saldrán los monstruos, los marginados, los desplazados, los silenciados; y que suavemente, con indetenible delicadeza, ocuparán los espacios que les fueron negados durante el mandato de los capaces y los instruidos y los fértiles y los merecedores”, describía un fragmento de la presentación de la muestra.

Espacio Queer es un lugar seguro dentro de nuestra ciudad donde prima el encuentro. Hoy, generar lugares de recreación y debate es resistencia. Estar juntes pensando y repensando cómo nos narramos es semillero de nuevas y futuras discusiones pero también de demostrar que por más que avancen discursos individualistas, somos seres que crecen y se forman en conjunto.

Concurrir a estos espacios nos hace ser conscientes que no estamos solos, solas y soles, que las discusiones las construimos en estos lugares, reivindicando el derecho a divertirse pero también a encontrarnos y mostrarnos en colectivo.

La Rioja tiene su primer festival de la disidencia

La Rioja tiene su primer festival de la disidencia

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La Rioja será escenario del primer Festival Federal LGBTQI+. Durante tres días se realizaran distintas actividades, entre ellas el carnaval de las disidencias, un evento donde el goce, el orgullo y la reivindicación serán protagonistas.

Este viernes tendrá lugar el primer festival federal LGBTQI+ en La Rioja. El evento que durara tres días tiene como fecha de cierre el próximo domingo, y contará con un carnaval carioca bajo el nombre de “la Noche del puteo”, una gala Drag Queen, una peña disidente y una Chaya -festividad heredada de los ancestros diaguitas -. 

La festividad iniciará con un desfile de siete campanas cuyo escenario principal son las calles céntricas de la capital riojana. En tanto las demás actividades, como la participación de un DJ que se encargara de musicalizar la celebración, se llevaran a cabo en el local “República Contracultural”, un espacio creado con el objetivo de reivindicar los derechos de las diversidades a través del arte y la cultura. 

La iniciativa busca generar un sentido de pertenencia y configurar espacios libres de violencia, discriminación y estigma, y contara con la  participación de activistas y referentes culturales de provincias como Mendoza, Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca.

Por otro lado, la organización del festival, que fue respaldada por el Ministerio de Turismo y  Cultura, estuvo a cargo de “El puteo” un espacio dirigido por lexs activistas riojanes Milena Jones y Renzo Quinteros, quienes llevan años en la militancia por visibilizar la cultura y el arte disidente. En este sentido Jones destacó en una entrevista para Radio La Rioja Virtual la importancia de ganar lugares dentro de la sociedad riojana que les permitan expresarse con libertad. 

Nos sentimos orgullosos de quien somos y de perder esa vergüenza adquirida, ya que fuimos educados para la vergüenza, pero el orgullo es una respuesta política. Hoy no pedimos que nos acepten, hoy pedimos respeto“, afirmó Jones.

El odio que siembran, y asesina

El odio que siembran, y asesina

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No es extraño ver durante el mes de junio a todas las marcas y figuras públicas llenarse la boca hablando sobre los derechos del colectivo LGBTIQ+, repudiando las conductas de odio y reivindicando los precedentes históricos que nos llevaron a los derechos adquiridos en la actualidad. Pero, ¿qué pasa cuando termina el mes del Orgullo? Todas las palabras dichas se desvanecen en el aire, y rápidamente se corre el telón de colores para dar cuenta que actos LGBTodiantes siguen sucediendo, y en muchos países se incrementaron en proporciones escalofriantes.

Entiéndase crimen de odio como un acto voluntario que incluye la violacion de derechos como el de la libertad, dignidad, igualdad, integridad física, entre otros. Este tipo de agresiones tiene como objetivo causar daño o hasta la muerte de colectivos históricamente vulnerados como es el LGBTIQ+.

Durante la madrugada del pasado sábado 3 de julio ocurrió un hecho que conmocionó a gran parte de la sociedad española. En la ciudad de La Coruña, Galicia, la calle se tiñó de sangre por el brutal asesinato homoodiante de Samuel Luiz Muñiz. El joven se encontraba realizando una videollamada en la entrada de un boliche cuando un grupo de varones se le acercó agrediendolo con la excusa de que “los estaba filmando”.

Este fue motivo suficiente para que el joven de 24 años sea asesinado en manada a golpes sin piedad al grito de “maricón”. Según medios españoles, Samuel fue encontrado inconsciente donde los equipos de salud intentaron reanimarlo, pero horas después, por la mañana, falleció a causa de la golpiza.

A partir de esto se encuentran cuatro personas detenidas presuntas de formar parte del terrible suceso, según lo que la Policía Nacional de España publicó en su cuenta de la red social Twitter, añadiendo que la investigación continúa abierta y que “no se descartan más detenciones en las próximas horas” ya que se ha dado orden de captura a al menos 13 personas supuestamente implicadas en el asesinato.

A raíz de la conmoción por parte de los sectores de la izquierda y movimientos sociales, se realizaron marchas y manifestaciones al grito de “no son golpes, son asesinatos”, donde las pancartas escritas con lemas como “nos están matando”,  “lo que te dicen cuando te matan importa” o “justicia para Samuel, homofobia y fascismo son lo mismo” expresan el dolor de una sociedad, un colectivo que llora viendo como le arrebatan la vida a otre compañere, que murió sufriendo la misma opresión que elles viven. Pero no es lo único que angustia, angustia que no va a ser el último ni el primero, donde los nombres se acumulan en una lista interminable que duele y pesa.

Manifestación en Madrid tras el asesinato de Samuel / Sergio Beleña

Además, familiares y amigues lanzaron la iniciativa por medio de las redes sociales del hashtag #JusticiaParaSamuel reclamando por el esclarecimiento del caso, detención de los responsables y reafirmar que al joven no murió, sino que lo mataron en un claro hecho de LGBTodio.

Es necesario seguir haciendo este tipo de aclaraciones, ya que todavía hay personas y sectores de la sociedad que una muerte al clamor de una palabra, tan característica y transversal a estos actos, como es la de maricón, no infiere relevancia alguna. A Samuel lo asesinaron, y lo asesinaron por maricón, por puto, o tantos rótulos que, aunque sean utilizados como un calificativo negativo, el colectivo LGBTIQ+ los reivindica con orgullo, por una sociedad mucho mas igualitaria.

Muchas de las manifestaciones del pasado lunes fueron ferozmente reprimidas por los cuerpos policiales españoles. En los videos captados por las personas que marchaban pacíficamente se ve cómo el accionar de las fuerzas de seguridad fue totalmente desmedido. Golpes con porras, patadas y empujones, lamentablemente son moneda corriente en estos casos y este no fue la excepción.

La policía no es un ente individual que tiene completa autoridad sobre sí mismo, este depende de los gobiernos de turno. Si lo vemos de esta manera entendemos el accionar y las fuertes declaraciones por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, alegando que ve mal “acusar sin motivos o pruebas” refiriéndose al crimen de Samuel y poniendo en duda si es o no un crimen de odio, minimizándolos a “casos aislados”.

Asimismo, la dirigente del Partido Popular (PP) se posicionó en contra de la Ley de Protección Integral contra la LGTBIfobia y discriminación por orientación sexual, manifestando que no tiene previsto utilizar el concepto de autodeterminación de género y que el gobierno está obsesionado con el mismo llamándolo “delirio”.

EN ARGENTINA TAMBIÉN PASA

Según los datos estadísticos de la Federacion Argentina LGBT (FALGBT) en el período que engloba desde el 1 de enero de 2020 hasta el 31 de diciembre del mismo año se registraron 152 crímenes de odio por orientación sexual o identidad y expresión de género. Este dato no menor genera dudas si es que en la República Argentina verdaderamente están visibilizados estos delitos por parte de los medios de comunicación hegemónicos y la administración política, o les compañeres del colectivo LGBT no son tan importantes como para ser agenda de los mismos. Además de, muchas veces, atentar en contra de esta incansable lucha.

El próximo 11 de julio se cumplen 4 meses desde que fue visto por última vez Tehuel De la Torre, varón trans de 22 años, en la localidad de Alejandro Korn, Provincia de Buenos Aires. El joven salió de su casa con motivo de una entrevista laboral para ser mozo de un evento, y de la cual nunca volvió. La historia se repite, una persona trans en situación de vulnerabilidad está desaparecida por buscar trabajo.

Tehuel De la Torre tiene contextura robusta, tez blanca, cabello corto de color oscuro y mide unos 1,56 metros.

Hasta el momento hay dos personas detenidas. Luis Alberto Ramos, con quien se iba a encontrar Tehuel por la entrevista de trabajo, y Oscar Alfredo Montes, un chatarrero con antecedentes penales de abuso sexual. Ambos fueron acusados de “encubrimiento en concurso real con falso testimonio” por Karina Guyot, la fiscal a cargo del caso.

Hace un mes, un testigo informó a las autoridades judiciales que creía haber visto a Tehuel en la ciudad de Caleta Olivia, Provincia de Santa Cruz, asegurando que estaba caminando solo. Según la hermana del joven desaparecido, nadie se comunicó dando información precisa acerca del paradero del mismo.

Pero esto no termina acá, ya que a la lista se sumó otro sospechoso. Agüita es el sobrenombre de un nuevo posible autor de la causa. La fiscalía puso énfasis en este tras dos testimonios que afirmaban haber escuchado en una fiesta a la pareja del mismo afirmar “Que aparezca mi teléfono, o les va a pasar lo que mi marido le hizo a Tehuel”.

Ver cómo avanza la ultraderecha en Europa pero también en América Latina permite asimilar cómo las políticas sociales en favor de los derechos de las diversidades sexuales y de género se ven sumamente amenazadas. Partidos como VOX en España o NOS y Juntos por el Cambio en Argentina son la clara muestra de quienes se oponen a la ampliación de derechos de las personas del colectivo y quienes minimizan o invisibilizan la existencia de crímenes de odio.

Partiendo de este punto es imposible separar la obra del autor para hacer un análisis de la coyuntura actual, es decir, no se puede tomar a un colectivo politizado como es el LGBTIQ+ sin tener en cuenta quiénes detentan contra este. El orgullo es y será siempre político, porque sin serlo se convierte en un mero arcoíris.

El silencio cómplice, no solo de los sospechosos, sino también de los medios hegemónicos de comunicación, se hace insoportable para la familia del joven y para todo un colectivo que lo busca incansablemente. Porque cuando falta une les pesa a todes. Este es el momento de materializar las nuevas legislaciones de cupo laboral travesti-trans, para que hechos de tal gravedad como el ocurrido no suceda nunca más.

Hoy más que nunca basta de crímenes de odio, justicia por Samuel Luiz Muñiz y aparición con vida de Tehuel De la Torre.


Referencias:

https://falgbt.org/slider/se-presento-el-ultimo-informe-del-observatorio-nacional-de-crimenes-de-odio-lgbt-motivados-por-discriminacion-por-orientacion-sexual-expresion-e-identidad-de-genero-2/

https://www.pagina12.com.ar/352966-espana-detienen-a-tres-jovenes-por-el-crimen-de-odio-de-samu

Nicolás Van der Wedden
Nicolás Van der Wedden

Políticamente correcto, con excepciones. No solo soy del interior, sino que mis vecinos son vacas. Rompo la norma del estudiante de ciencia política vueltero e inentendible. Mis convicciones son fuertes: la patria es el otro.

Hungría, entre políticas de odio y la hipocresía europea

Hungría, entre políticas de odio y la hipocresía europea

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La nueva ley anti-LGBTI+ de Hungría generó un conflicto que superó las fronteras nacionales y tuvo resonancia en la Unión Europea, de la que el país forma parte desde 2004. Se avizora un principio de crisis, más identificable con la cristalización de una relación tensa desde hace tiempo que con una defensa desinteresada de los países centrales de Europa por los derechos en riesgo de la comunidad LGBTIQ+.

Pero primero, ¿qué sucedió? El martes 15 de junio el Parlamento húngaro aprobó, gracias a los votos del partido gobernante, Fidesz, del primer ministro nacionalista Viktor Orbán, un proyecto de ley que, entre otras cosas, prohíbe la “promoción” de la homosexualidad y de la reasignación de género en menores de 18 años, principalmente en las escuelas y medios de comunicación. Esto le valió rápidamente el calificativo de “homofóbico” por parte de la oposición progresista y las organizaciones de defensa de los derechos LGBTIQ+ de Hungría, que ya habían movilizado junto a miles de personas en el centro de Budapest el lunes anterior en contra de la normativa, y lo volvieron a hacer tras la aprobación.

Manifestación contra la ley, 14 de junio. Szilard Koszticsak / EFE EPA

Esta medida estaba incluida en un paquete legislativo que buscaba “regular” la pedofilia y, desde ese marco, establecía la prohibición de exponer a menores de edad a pornografía. Lo que decidió incorporar el gobierno poco antes del tratamiento fue que “pornografía” incluya contenido que “fomente el cambio de sexo y la homosexualidad”. En pocas palabras, la ley equipara homosexualidad con pedofilia, justificada bajo el halo de “con mis hijos no te metas”.

Sería ingenuo hacernos les sorprendides. Desde que Orbán llegó al poder en 2010, se viene adoptando una serie de medidas abiertamente anti-LGBT+, que dieron marcha atrás o limitaron derechos conquistados. En la Constitución de 2011, se definió de forma determinante que el matrimonio era la unión entre un hombre y una mujer. En mayo del año pasado, gozando nuevamente de su mayoría parlamentaria, Fidesz aprobó una ley que prohibía el cambio de género en el registro civil para las personas trans. Un cambio legal que venía a cerrar un ciclo iniciado hacía ya dos años, cuando se suspendieron de hecho las solicitudes legales de reconocimiento de género. 

También en 2020, se canceló la Marcha del Orgullo, festival de lucha que venía sufriendo ataques violentos por parte de militantes de la extrema derecha, que se agrupan en partidos como “Jobbik”, y su escisión de 2018 “Mi Hazánk”, de estética paramilitar y discurso fundamentalista cristiano, aún más a la derecha que Fidesz.

En plena campaña electoral del año pasado, Orbán dijo: “Los húngaros han sido pacientes con los homosexuales hasta ahora, pero dejen a nuestros niños en paz”. La retórica política y los discursos de los medios de comunicación de derecha, denuncian organizaciones trans húngaras, provocó un fenómeno reciente: un giro tránsfobo en la sociedad que antes no se percibía como tal. 

En el Eurobarómetro de 2019, el 51% de la población húngara dijo estar en desacuerdo con la afirmación de que las personas gays, lesbianas y bisexuales deberían tener los mismos derechos que las personas heterosexuales. Así también, el 72% de los encuestados rechazó que las personas transgénero o transexuales puedan cambiar su identidad de género en el documento. 

¿EUROPA PARA TODES?

La reciente normativa homofóbica y transfóbica desató nuevas tensiones entre Hungría y la Unión Europea, que ya tiene una relación difícil con Orbán, que por su ideología nacionalista y conservadora es conocido como el líder de los “iliberales” y forma parte de los gobiernos que desafían a Bruselas desde adentro de la propia UE. 

Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dijo al respecto que esta ley era “una vergüenza”. Y floreció el discurso madre de esta comunidad política: “Va contra todos los valores fundamentales de la Unión Europea”. Desde el Parlamento, que en marzo pasado había declarado oficialmente a la UE como “zona de libertad” para el colectivo LGTBIQ+ en contraposición (no mucho más que simbólica) a las “zonas libres de ideología LGBT” que se promueven en Polonia y ya llegan a Hungría, reclamaron que la Comisión inicie acciones legales contra el país. 

De esta movida, promovida por España y Luxemburgo, fueron protagonistas diecisiete países que forman parte de la entidad: entre ellos firmaron Alemania, Francia, Italia y Bélgica. La carta expresaba la “profunda preocupación” por la normativa y pedían a la Comisión que use “todas las herramientas” para garantizar el respeto de los derechos de todos los ciudadanos europeos.

Desde algunos sectores, principalmente organizaciones LGBT+ europeas que no son de Hungría, exigen el revés por la fuerza: presiones económicas al gobierno húngaro, activando el mecanismo de condicionalidad para retener los fondos de recuperación europeos, argumentando infracción al Estado de Derecho, como ya se ha intentado (sin éxito) en ocasiones anteriores. 

En las redes sociales, entre usuarios con banderas LGBT+, de la Unión Europea y de diferentes países, se desarrolló un debate sobre qué rol deben ocupar los organismos internacionales: mientras unos exigen la acción contundente, incluso la imposición de sanciones económicas al país, otros, en gran parte húngaros de la comunidad LGBTIQ+, replican preguntas del tipo ¿qué culpa tenemos los húngaros de las decisiones de nuestros gobernantes?, ¿qué margen de intervención en política interna debe darse a la comunidad internacional? 

Los pasados jueves y viernes tuvo lugar la cumbre europea en Bruselas, donde se reunieron los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea. Pese a no estar en la agenda oficial de las jornadas, la legislación anti LGBT+ de Hungría se transformó en el tema protagonista de una cita programada para tratar sobre coronavirus, migración y política exterior.

Viktor Orbán junto a Úrsula von der Leyen en la sede de la UE, en 2020. FRANÇOIS LENOIR / REUTERS

Algunos países redoblaron la apuesta: “Para mí, Hungría ya no tiene cabida en la UE”, dijo el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, a solo horas de comenzada la cumbre. Y sentenció en diálogo con la prensa: “Tenemos que doblegar a Hungría en esto. Es innegociable… o deben irse. No puedo expulsarlos. Esto solo se puede hacer paso a paso”. 

En este contexto, y con algunos distintivos con los colores de la bandera LGBTIQ+, se encontró al llegar el invitado más esperado: Viktor Orbán, quien ya en la cumbre del año pasado había estado en el ojo de la tormenta por su bloqueo -junto a Polonia- del presupuesto de la UE al estar en desacuerdo con la vinculación de los fondos al respeto del Estado de derecho. ¿Qué dijo? “No se trata de la homosexualidad, se trata de los niños y los padres, eso es todo. Soy un defensor de los derechos. Fui un luchador de la libertad contra el régimen comunista, la homosexualidad estaba castigada y combatí por las libertades y los derechos”.

Sin embargo, aunque genere repudio, Orbán fue elegido por el pueblo húngaro, posiblemente como reflejo de una parte de la sociedad con creencias conservadoras y lgbtodiantes. La imposición de medidas unilaterales desde el exterior no puede ser la única, ni la mejor, opción. Aún más cuando se encuentran en pleno apogeo los movimientos nacionalistas de derecha que radicalizan sus ideologías y prácticas como contraposición a lo que llaman el “lobby LGBT” o la “ideología de género”, que directamente relacionan con un enemigo extranjero aliado a gobiernos y entidades de tipo liberal e intervencionista.  

Las fracturas se dejan ver: la instrumentalización del discurso de los derechos humano le ha valido a la Unión Europea como insumo de presión sobre otras naciones, mientras se vuelven inocultable los ataques islamófobos, la expulsión de migrantes y la discriminatoria política de asilo, entre tantos ejemplos. Pero por qué perderse de una buena dosis de Pinkwashing (lavado de cara rosa), uso de la causa LGBT+, y de “posicionarse en el rentable mercado simbólico de lo ‘políticamente correcto’”, como escribe Pablo Stefanoni en su libro ¿La rebeldía se volvió de derecha?. 

El enemigo está afuera: las leyes de Hungría responden al acercamiento del gobierno húngaro con Vladimir Putin, se explican algunos. Y comparan la ley con la que aprobó Rusia en 2013 contra la “propaganda gay”. No respondería a ideologías internas de la UE, no al avance de las derechas reaccionarias, no al modelo nacionalista conservador que, muchas veces y más en Europa, imprime en la comunidad LGBTIQ+ el chivo expiatorio para el disenso con la imposición de ideas liberales. No, la culpa es de Moscú. 

La Europa que se presume “tolerante” también es escenario del surgimiento y consolidación de sectores de ultraderecha reaccionaria, que no son pocos, y que incorporan el discurso gayfriendly como estandarte para la implementación de ideas y políticas xenófobas, racistas e islamófobas, que continúan promoviendo el odio, la exclusión y las desigualdades.  

DE LA DIPLOMACIA AL FÚTBOL

Como el deporte es político, también llegaron las repercusiones a este terreno. La Eurocopa fue escenario de la polémica cuando la alcaldía de Múnich, previo al partido Hungría-Alemania, propuso iluminar el estadio Allianz Arena con los colores del orgullo, como expresión de rechazo a la nueva ley húngara. La Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), que ya venía sumergida en problemas de peso geopolítico, se cargó una controversia más: no autorizó a Múnich a iluminar su estadio y sacó un comunicado diciendo que la negativa no era “política”, sino que el pedido en sí mismo lo era. Entonces pintó su logo con el arcoíris y añadió: “el arcoíris no es un símbolo político, sino un signo para confirmar el compromiso por una sociedad más diversa e inclusiva”. 

Pero la historia no terminó allí. Los espectadores alemanes del partido llevaron símbolos del orgullo LGBTIQ+ y un hincha se coló en la cancha agitando la bandera multicolor. Manuel Neuer, arquero de la selección alemana, volvió a utilizar su cinta de capitán con los colores de las diversidades, por el que la UEFA le había abierto un expediente -que cerró ante la ola de críticas-, y el jugador alemán León Goretzka, luego de meter un gol, se dirigió a la tribuna húngara, que estaba cantando proclamas homofóbicas y fascistas, formando un corazón con sus manos. La imagen se volvió viral. 

Entre idas y vueltas, entre declaraciones y misivas, entre cumbres, fútbol y redes sociales, el conflicto entre Hungría y la Unión Europea se activa una vez más. Aunque nada debe nublar el rechazo a una ley que promueve el homoodio y transodio al igual que debe ser levantada la reivindicación de la lucha por los derechos humanos y las libertades de la comunidad LGBTIQ+, tampoco debe quedar al margen de la discusión la rápida instrumentalización de los derechos de este colectivo por parte de países y entidades, que lejos de defender plena y continuamente estas causas, aparecen como abogados de la lucha cuando están en peligro sus intereses.   


Referencias:

https://www.swissinfo.ch/spa/hungr%C3%ADa-homofobia_la-ley-h%C3%BAngara-de-homosexualidad-desata-una-nueva-crisis-con-la-ue/46729622 

https://www.20minutos.es/noticia/4742761/0/la-ue-le-ensena-la-puerta-de-salida-a-hungria-por-su-ley-anti-lgtbi/?autoref=true

https://www.pikaramagazine.com/2020/10/lgtbfobia-para-ganar-votos-en-el-reino-de-orban/


Delfina Venece
Delfina Venece

Nací en el interior de Buenos Aires: los porteños nos confunden con Parque Chacabuco. De crianza gorila, devenida en pseudo-troska por contraste, hoy peronista por convicción. Mi canción favorita a los 10 años era Los Salieris de Charly, de León Gieco.

28 de junio, el Orgullo de ser

28 de junio, el Orgullo de ser

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La madrugada del 27 al 28 de junio de 1969 fue testigo de una revuelta que despertaría una serie de protestas y daría pie a la construcción de un movimiento de liberación de les histórica y sistemáticamente excluídes: gays, lesbianas, bisexuales, intersex, transgénero, travestis, transexuales, no binaries, queers, racializades, de Estados Unidos y del mundo que nunca más volverían a ser les mismes. 

Desde aquella madrugada, cada 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, una fiesta y, a su vez, jornada de lucha en memoria y reivindicación de aquellas manifestaciones contra la redada policial ocurrida en el bar Stonewall Inn, en el barrio Greenwich Village de Nueva York, centro nocturno frecuentado por gays, lesbianas, trans, maricas, latines y racializades.  

¿Qué impulsó los hechos de aquella madrugada? A partir de la Segunda Guerra Mundial, el país norteamericano había establecido leyes que penaban las relaciones entre parejas del mismo género y otras actividades relacionadas, estigmatizándoles como nunca antes. Con el argumento de investigar a posibles comunistas y traidores a la patria, comenzaron a perseguir también a personas homosexuales y trans. Muches acababan en la cárcel, acusades de conducta escandalosa, otres con tratamientos de electroshock, castramientos y lobotomías. Incluso se llegó a hablar de la “amenaza lavanda”, comparándolo con la “amenaza roja” fruto del macartismo y la persecución a cualquier persona que fuera señalada como comunista en los años de la Guerra Fría. 

En las décadas de 1950 y 1960 las personas LGBTIQ+ estadounidenses debían enfrentarse a un sistema legal que las violentaba y criminalizaba. Por las calles deambulaban jóvenes y adolescentes sin techo a los que sus familias habían echado por su orientación sexual o su identidad de género. No podían trabajar para el Estado ni ejercer la medicina, la enseñanza o el derecho, y muches se veían obligades a ejercer la prostitución. 

Los últimos años de la década de los ‘60 vinieron de la mano de un clima revolucionario, muchos movimientos sociales y políticos activaban sus luchas por los derechos civiles y la contracultura: el movimiento afroamericano, las luchas feministas, los hippies, la confrontación a la guerra imperialista de Estados Unidos en Vietnam, entre ellos. 

En este contexto, pocos espacios abrían sus puertas a las personas que rompían la cis-heteronorma: el Stonewall Inn era uno de ellos, transformado en los últimos años de los sesenta en un local clandestino para “homosexuales” y “drag queens”, los términos que en aquel entonces englobaban al total de la comunidad LGBTIQ+. Este bar era propiedad de la mafia de los Genovese, que sobornaba a policías para que ignoraran las actividades del local y avisaran antes sobre las redadas. No porque la mafia tuviera especial comprensión por las diversidades sexuales y de género, sino porque, simplemente, se trataba de negocios: existía un sector de la sociedad que nadie estaba dispuesto a incluir y que pagaba por tener un lugar.

Stonewall ofrecía así un espacio para les más marginades, incluso les que eran repudiades dentro del colectivo por alejarse de la normatividad: mujeres trans, maricas, lesbianas, travestis, drags, latines y racializades. 

Pese a los arreglos, agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego irrumpieron en el establecimiento la madrugada del 28 de junio con sospechas de que allí se vendía alcohol sin licencia y de que los dueños tenían acuerdos con la policía. Las redadas policiales en los llamados “bares gays” eran parte de la rutina nocturna durante aquellos años, pero esa noche fue distinta: les marginades se rebelaron y la historia cambió para siempre.

La policía paró la música, prendió las luces y ordenó que salieran y se identificaran. Entre les presentes estaban Sylvia Rivera, líder y activista trans latina, y Marsha P. Jonhson, conocida como la madre del movimiento LGBTIQ+ y recordada como la Rosa Parks de los derechos trans. Gran parte de les que estaban allí llevaban vestimentas que no coincidían con lo socialmente impuesto. La ley establecía que debían llevar al menos tres prendas adjudicadas al sexo que constaba en sus documentos de identidad. La rebelión comenzó: se negaron a mostrar sus identificaciones y no permitieron que inspeccionaran sus genitales. 

Marsha P. Jonhson y Sylvia Rivera

La policía arrestaba, golpeaba, gritaba. Les protestantes se multiplicaron, muchas personas que pasaban se amontonaban en la vereda de Stonewall para sumarse a la rebelión. Esa noche, les marginades de siempre no estaban dispuestes a seguir soportando la violencia. Se defendieron con piedras y botellas, pincharon ruedas de los furgones policiales, rompieron parquímetros, formaron barricadas, y se desató una batalla campal. 

Cuenta la leyenda que el ambiente cambió cuando una drag queen fue atacada por uno de los agentes y las personas empezaron a tirar monedas a la policía. La situación empeoró cuando una lesbiana salió del bar y pidió a la policía que le afloje las esposas mientras intentaban meterla en un coche. Un golpe en la cabeza con una cachiporra fue la única respuesta. Las monedas se convirtieron en piedras y botellas. Las diversidades en la ofensiva, y la policía en retirada terminó refugiándose en el interior del bar, pidiendo refuerzos. Comenzaban así los “disturbios de Stonewall” que serían punto de inflexión en la historia y símbolo fundacional del Orgullo y del movimiento de liberación sexual.   

La tensión entre la policía de Nueva York y las personas LGBTIQ+ produjo más protestas la siguiente tarde, y las siguientes tres noches. El 28 de junio volvieron a aparecer manifestantes en Christopher Street, duplicando el número y peleando con más fuerza, donde la policía volvió a reprimir. Los disturbios de la madrugada fueron la chispa de la revolución LGTBIQ+. En cuestión de semanas, los residentes del Village se organizaron en grupos de activistas para unir esfuerzos en pos de establecer lugares para ser quienes eran, y mostrarlo con orgullo. 

Desde ese momento, el movimiento comenzó a crecer y a organizarse de un modo mucho más efectivo, aglutinó a una gran diversidad de personas de diferentes orientaciones, identidades, etnias, edades y procedencias. 

Primera manifestación del Orgullo Gay en Nueva York / Biblioteca Pública de Nueva York

Stonewall fue el puntapié: surgieron infinidad de organizaciones activistas, como el Frente de Liberación Gay (GLF), la Lavender Menace -un grupo de feministas lesbianas radicales-, las Salsa Soul Sisters, -creado por lesbianas afroamericanas que buscaban no solo defender sus derechos como lesbianas, sino también como mujeres oprimidas y racializadas-, entre numerosas agrupaciones. Otra que se destaca en la memoria colectiva es STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries), fundada en 1970 por Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson, al igual que Alianza de Activistas Gays (GAA), para defender los derechos de las mujeres trans, drags y jóvenes que se encontraban en situación de calle.

El 28 de junio de 1970, en el aniversario de la revuelta, tuvo lugar la primera marcha del Orgullo Gay: un acto significativo en el que lo oculto, lo velado, salió de los rincones de la ciudad para florecer en el espacio público y visible. Y nunca más volvió. Por el contrario, se replicaron en otras partes del mundo un par de años después, hasta transformarse en el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, que este año conmemora los 52 años de lucha. 

A más de medio siglo de aquel hito fundante, la comunidad LGBTIQ+ sigue en pie de batalla. Las conquistas son muchas, cientas, miles, pero el camino continúa. El Orgullo es un recordatorio cotidiano de las luchas que se están dando y las tantas que aún faltan comenzar, hasta que la justicia y la emancipación sea de y para todes.  

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