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Con un alto rating de espectadores que osciló entre los 44 y 47 puntos, el debate se afianzó como una vitrina de interés nacional para la población argentina que enfrenta una de las elecciones más particulares de su historia.

Este domingo se realizó en Santiago Del Estero el debate pre elecciones generales para presidente de la Nación entre los candidatos que llegaron a esta recta final en cada partido, superando el piso de 1,5 puntos de votos. En el mismo se debatieron tres ejes: economía, educación y derechos humanos (éste último agregado por votación del público). Discutieron y pasaron en limpio sus proyectos Sergio Massa de Unión Por la Patria; Patricia Bullrich de Juntos Por el Cambio; Javier Milei de La Libertad Avanza; Myriam Bregman del Frente de Izquierda y los Trabajadores; y Juan Schiaretti de Hacemos por Nuestro País.

El primer tema “Economía” es el que más azota día a día la realidad de los argentinos y las argentinas, dentro del cual el eje de la inflación desgasta en el cotidiano, más allá de que las razones estructurales sean muchísimo más complejas que la propia inflación. Sobre este eje, la estrategia de cada integrante del debate era previsible: atacar a Sergio Massa que es el ministro de Economía desde hace un año, y desde allí aún no pudo controlar la desacatada coyuntura en la que está sumergida el país en los últimos diez años, donde la inflación asentó un piso mínimo de 30% anual en escala, al mismo tiempo que el poder adquisitivo se perdió de manera redundante (mientras que en 2015 el salario mínimo era de 1000 dólares, hoy se estima que es de 300).

“¿Qué podrías hacer como presidente si no lo haces como ministro?”, fue la preguntas que más a mano tuvieron el resto de candidatos, que para un debate tan cortoplacista podría resultar muy eficaz. Sin embargo, la trágica situación económica está atada sin dudas a cinco grandes catástrofes ocurridas durante los últimos cinco años, además de errores cometidos durante esos vaivenes. En este sentido, el propio Massa se encargó de separarse de la gestión económica hasta su llegada, pero de igual manera pidió “perdón” por dichos errores: “aunque no estaba, me hago cargo”. Luego arrinconó a Bullrich, que formó parte del gobierno que cometió la primer catástrofe económica de estas cinco: tomar el préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Allí el propio Massa se encargó de repasar a los televidentes sobre este hecho y le recriminó nunca haber pedido perdón por ello.

También explicó el desorden fiscal que esto generó una vez asumido dichos compromisos internacionales, y aprovechó a mencionar también que luego de las nuevas negociaciones es que fue posible ejecutar medidas como la devolución del IVA y la quita del impuesto a las ganancias, entre otros. No obstante, el candidato de UxP pasó por alto nombrar la pandemia y la guerra OTAN – Rusia como desestabilizadores de los precios internacionales de granos y energía, y las dos sequías flagrantes que experimentó el sector agroexportador que debilitaron los ingresos de exportación.

Entre las propuestas que expuso sobresalieron la creación de la moneda digital argentina acompañada de una “ley de blanqueo” para que quienes tengan “dinero en el exterior lo puedan traer y usar libremente sin nuevos impuestos”, explicó.

Por su parte, Javier Milei sacó nuevamente a pasear el plan de dolarización y cierre del Banco Central, y aseveró que la moneda argentina es “impresentable”, a lo que Sergio Massa le retrucó que solo tres países -Zimbabue, El Salvador y Ecuador- se encuentran bajo ese esquema, y su situación no ha mejorado. Por otro lado, Bullrich, que –una vez más- no supo explicar cómo reduciría la inflación, atacó al libertario ejemplificando que solo tres países no poseen Banco Central. A todo esto, Milei no emitió respuestas, así como tampoco las tuvo Bullrich al ser repreguntada varias veces por su plan económico, donde se escudó en Carlos Melconian, su hipotético ministro de Economía.

El segundo eje fue “Educación“. Mientras que parte de la población muestra como uno de sus pocos consensos la educación pública y gratuita, Javier Milei propone ideas que, según le refutó Bregman, fracasaron en Chile y otros países limítrofes, y solo generaron “brechas más grandes de desigualdad”. “Andá con el Voucher a la puna”, le disparó la presidenta del PRO a Milei, en una de sus intervenciones más llamativas, en alusión al plan de “competencia” de educación del libertario.

Sin mayores sobresaltos, más que algunas acusaciones de reducción de presupuesto educacional entre Bullrich, Bregman y Massa, se pasó al siguiente eje, y quedó demostrado que por lo menos en “Educación” existe un gran consenso del cual solo escapa Milei.

Por primera vez, y en un marco de gran significancia, el tercer eje temático elegido por el público fue “Derechos Humanos”, a 40 años de la recuperación de la democracia y en un contexto en donde la runfla libertaria intenta reinstalar discusiones saldadas por la población argentina que costaron mucha sangre y vidas, y dejaron una herida que aún no cierra. Si fueron o no fueron 30 mil los desaparecidos, llamarle “guerra civil” al uso del poder ejecutivo para crear la mayor maquinaria de secuestro, tortura y exterminio en la historia del país, o llamarle “curro” al propio término Derechos Humanos demostraron una vez más la intolerancia y reacción violenta del sector violeta. “No fueron 30.000 los desaparecidos, tampoco estamos de acuerdo con el curro de los derechos humanos”, expresó puntualmente Javier Milei.

Si la población votó este eje por primera vez es porque algo incomoda y parece ser el miedo o la pregunta de qué podría esconderse detrás de estos discursos de “libertad” negacionista. Para la tranquilidad de muchos, el propio Milei aseguró que su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, estaría a cargo de la seguridad. La misma Villarruel que organizó visitas al dictador Rafael Videla, el acto a las “víctimas de terrorismo” reivindicador de los propios genocidas, y la misma que es hija Eduardo Marcelo Villarruel, parte de las fuerzas armadas del último gobierno de facto durante 1976-1983.

Durante este eje, lógicamente Sergio Massa aprovechó para intentar poner por delante en su exposición su diferencia con Milei y Bullrich, mientras que la jefa del PRO repitió su discurso bandera de “orden” y “anti piquetes”. Bregman, por su parte, en una pregunta directa de Bullrich, le pidió que no omita que detrás de a cada movilización existe “gente que se muere de hambre”, y que “no se marcha por caprichos”.

En conclusión, el debate mostró una performance donde cada uno tuvo que resguardar o saber utilizar el lugar que ocupa. El candidato y ministro, Massa, estuvo por lógica en un lugar de exposición y defensa, donde, por su actual cargo, sería el principal atacado, y sobre ello debía plantear su contraofensiva ideológica. Sin sobresaltos, reafirmó su compromiso asumido hace un año en la cartera de economía, ejemplificó su accionar con las últimas medidas, reforzó la creación de industria nacional y valor agregado con el gasoducto, YPF, entre otras; y narró poco y nada de los hechos que acontecieron a esta crisis actual. Golpeado por derecha y por izquierda, el ministro supo mantenerse endeble, aunque tampoco pudo arriesgar a meterse en todos los terrenos que sus contrincantes le proponían.

Javier Milei debía procurar no exponerse demasiado y cuidar ciertos votos “no reaccionarios”,  y al mismo tiempo no mostrar fisuras en su esencia para sus votantes más fieles. En este sentido, sus vaivenes en entre las ideas “impracticables” según una gran cuota de economistas sobre la dolarización y el cierre del Banco Central, generaron incógnitas a la hora de saber si aún piensa realizarlas o no. Finalmente el libertario eligió cuidar a sus votantes más fieles y arriesgarse con los más conservadores, reafirmando que su plan aún está en pie. Incluso, jugó unas fichas más, y se atrevió a llamar “curro” al tercer eje temático, y negar una vez más a los 30 mil desaparecidos.

Sin dudas, desde lo argumentativo y desde la solidez, la más floja del debate fue Patricia Bullrich, para sorpresa de pocos. No pudo explicar qué resolvería en el área de la economía, ni qué haría para bajar la inflación. Bullrich solo pudo aprovechar ciertos golpes y dar los tres títulos en los que basa su campaña: “Tengo el coraje para bajar la inflación y terminar con el Kirchnerismo”. A pesar de que muchos analistas vaticinan un post kirchnerismo en ejercicio dentro del propio Partido Justicialista, desde el armado de JxC pareciera que aun creen que corre el año 2015, y que pueden convencer a los votantes solo por mostrarse como “el único fin posible al kirchnerismo”.

Por el lado de Bregman y Juan Schiaretti, quienes escoltan muy atrasados al escenario de tercios, aprovecharon sus lugares beneficiados por la innecesaria acción de ataque de los otros candidatos hacia ellos para diferenciarse y hacerse valer por lo suyo. Bregman reivindició las luchas que la izquierda plantea hace años en cada campaña, y desde ellas atacó a los tres tercios, mientras que Schiaretti –el más moderado- hizo vitrina de su gestión en la provincia de Córdoba, y en reiteradas ocasiones se mostró abierto al diálogo en un futuro gobierno de cualquier coalición.

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