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El diputado liberal habló sobre la Asignación Universal por Hijo y volvió a cargar contra los sectores populares. Sin embargo hay informes sociales y datos de economistas que desmienten sus palabras.

El diputado nacional de Avanza Libertad, José Luis Espert, volvió a cargar contra los sectores populares con declaraciones estigmatizantes y discriminatorias. En esta ocasión pidió “poner un límite de natalidad en los hogares pobres”, para que Argentina no se convierta “en una gigantesca villa miseria”. Sin embargo hay informes sociales y datos de economistas que desmienten sus palabras y entierran los mitos que intentan instalar sobre la Asignación Universal por Hijes (AUH).

Entrevistado por Infobae y sin presentar dato alguno, Espert, arrojó la idea de que hay sectores que buscan tener más hijos para percibir una mayor asistencia social: “La tasa de crecimiento de la población en hogares marginales está alrededor de cuatro o cinco veces superior a la tasa de crecimiento de la población de clase media y media alta, como consecuencia de lo cual esto significa que, si el país no pone un límite a la natalidad en los hogares pobres, Argentina va a ser una gigantesca villa miseria“.

El economista liberal pidió “limitar la cantidad de hijos que las personas tengan“, bajo el argumento de que “uno no puede darle una AUH por cada hijo: hasta dos hijos te damos AUH, más allá no“. “No puede ser que uno esté subsidiando el aumento de la pobreza“, concluyó despectivamente el diputado.

Al respecto, Revista Trinchera diálogo con Nicolas Dvoskin, economista, politólogo, doctor en ciencias sociales e investigador del CONICET, quien desmintió los dichos de Espert: “No es cierto que la natalidad este subiendo en Argentina en ningún sector social, si obviamente es cierto que los sectores bajos tienen más, pero eso pasa en todo el mundo, lo que si el promedio es de 1,8 hijos y el 80% de las Asignaciones solo tienen hasta dos hijos y la mitad solo tiene uno“. Además, señaló que “a lo largo de los 13 años que existe la AUH el porcentaje ha bajado. Por lo cual no hay una evidencia sólida que dé cuenta de un aumento de la natalidad“.

Dvoskin destacó que “hay un paper muy interesante publicado en 2017 por investigadores de la Universidad de La Plata, que es más sofisticado y destacan que desde que se creó la AUH, la presencia de la asignación da cuenta que las probabilidades de tener hijos solo creció un 2% en casos de mujeres que ya tenían un hijo, es decir que la asignación sólo refuerza mínimamente la posibilidad de un segundo hijo, mientras que no hay nada que detalle la posibilidad, que dicha ayuda, aumente la posibilidad de tener un primer embarazo, es decir que se desvanece la idea de que la gente tiene hijos porque están los planes“.

En la misma línea el economista agregó que “están todos los informes, tanto oficiales (ANSES) como no oficiales, de centros de investigación de distintos colores (UNDAV, CIPPEC, UNLP) también de la Universidad Católica de la Argentina e incluso hay algunos trabajos de UNICEF de Naciones Unidas, que señalan claramente que la AUH no ha inducido un aumento de la natalidad en sus beneficiarias. Tampoco hay nada que señale lo contrario (estudios, estadísticas o evidencia), y hace que el mito de ´se embarazan por un plan´ sea falso y que sea solo un prejuicio“.

En este sentido, un informe de la Secretaría de Seguridad Social, refrenda los dichos de Dvoskin, al revelar que no existen grandes diferencias en la cantidad de hijos por los que las familias cobran las asignaciones familiares. En todos los casos, el promedio es menor a dos. Aquellos que perciben la AUH tienen un promedio de 1,8 hijos, lo que no difiere del resto de los beneficiarios. Además, el documento señala que los trabajadores en relación de dependencia tienen en promedio 1,63 hijos por los que perciben asignaciones; en tanto los beneficiarios de desempleo tienen 1,68 y los trabajadores inscriptos en el monotributo 1,57; mientras los beneficiarios de Pensiones no contributivas (PNC) poseen 1,73.

Según Dvoskin, lo peligroso de los dichos de diputado liberal son las reacciones sobre algunos sectores, dado que “generan cierta reacción al grupo de gente que piensa o tiende a canalizar la frustración a través de la degradación y denigración de quienes entienden que están por debajo de ellos, por ejemplo, los de la extrema derecha suelen canalizar mucho su frustración echándole la culpa a la gente (los pobres o los inmigrantes) y pasa seguido, y termina siendo habitual“.

La gente se nutre de estos discursos como el de Espert y lo disfraza de un discurso económico aparentemente legítimo y socialmente aceptado, cuando es aporafóbico, xenofobico, denigrante y muchas veces racista“, agregó Dvoskin. El doctor en ciencias sociales concluyó: “Hace que todo esto se disfrace y pase por una preocupación, ya sea por el gasto público, por un déficit fiscal o la inflación, y la gente lo cree y lo multiplica y eso es lo más peligroso“. Desde la óptica de Espert, pareciera que el problema no es que las personas tengan hijes sino que los tengan los sectores populares.

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