En diálogo con el programa Marcha de Gigantes, el investigador de la UBA y del CELAG, Javier Calderón, analizó lo que significa para el país y la región la nueva llegada de marines norteamericanos a territorio colombiano y ahondó sobre la situación con la pandemia y la ‘línea bolsonarista’ que adoptó el gobierno de Duque para aprovechar la crisis.

–Una de las cosas que fue noticia en estos últimos momentos, más allá del COVID que es un tema central en todas las agendas informativas, fue el ingreso de militares norteamericanos infringiendo la ley colombiana, pasando por arriba del Congreso.
–Hay varios aspectos a tener en cuenta. El primero es que ya hay militares y asesores militares de los Estados Unidos en territorio colombiano desde hace más o menos 20 años, cuando se dio comienzo a lo que todo el mundo conoce como el Plan Colombia o la Iniciativa Regional Andina. Los 50 marines que ingresaron en las últimas semanas se suman a los cerca de 1000 asesores militares que están dispersos en las distintas bases militares del país.
Recuerden que hace aproximadamente 10 años se discutía sobre las nuevas bases militares norteamericanas en territorio colombiano. Y es un hecho, allí están, apoyan al Ejército colombiano en operaciones militares que el país no conoce. El letrero que ha puesto el gobierno es ‘que están acompañando la lucha contra el narcotráfico’. Lo que no parece ser tan cercano a la realidad, más funcionan como unas fuerzas de articulación para las disputas y las injerencias de los Estados Unidos en el resto del continente.
Lo segundo, es que el gobierno colombiano viene aprovechando la pandemia, la emergencia sanitaria/económica, para incorporar una serie de medidas que no habían podido lograr. El gobierno de Duque venía muy débil, con una imagen negativa del 65%. Durante los dos primeros años y medio, el gobierno no pudo desarrollar una agenda, no tenía mayorías en el Congreso y la pandemia le vino muy bien, porque agrupó a sectores de poder, a otros partidos de centro y de derecha, en torno a su política de emergencia sanitaria y, en medio de todas estas políticas, fue incorporando una serie de líneas tanto económicas como de relaciones internacionales, como estas de ingresar las tropas militares, aprovechando el respaldo político que le han dado los sectores empresarios y los otros partidos de derecha que se planteaban como independientes al gobierno.
(Los militares norteamericanos) funcionan como unas fuerzas de articulación para las disputas y las injerencias de los Estados Unidos en el resto del continente.
Y hay un último tema, el gobierno colombiano sigue sosteniendo como una de sus principales banderas el derrocamiento del gobierno de Venezuela. Es un planteo de principios que ha hecho el presidente Duque y el referente principal de su partido político, el senador y expresidente Uribe, y otros sectores de la política y la economía colombiana, que ven en Venezuela la posibilidad de resolver los problemas económicos que tiene Colombia, que son muy serios, profundos, estructurales, y que de darse una invasión a Venezuela, podrían resolver parte de la reconstrucción del país tomando algunas zonas estratégicas energéticas, sobre todo, de Venezuela.
Esos son los componentes alrededor de eso. El gobierno colombiano jugando un rol patético respecto a la situación de Venezuela, muy antidiplomático, y poniendo en riesgo al país. Hay una gran parte de la sociedad colombiana que plantea que esto es riesgosos y que podemos estar entrando en una guerra que no le convendría ni a Venezuela ni a Colombia.
–Como decías, el gobierno de Duque está utilizando la pandemia y entendiendo que en estos días estaban empezando a abrir y dejar de lado la cuarentena, abonando a la idea de que eso puede aportar a que la economía mejore. ¿Cómo ves el abordaje de la pandemia por el gobierno de Duque?
–Al principio el gobierno se la jugó por la línea bolsonarista y de los EE.UU., de ‘esto es una gripa’, ‘vamos a mantener todo abierto’. Fueron los mandatarios locales, alcaldes que en octubre pasado ganaron las elecciones y son de la oposición, como la alcaldesa de Bogotá, el alcalde de Medellín o el de Cali, y otros personajes de zonas importantes donde se concentra la mayor cantidad de población, decidieron hacer cuarentenas preventivas, incluso yendo en contravía de las orientaciones gubernamentales.
Colombia, a diferencia de Argentina, es un país centralista, no está federalizado, entonces las decisiones de restricción y demás las toma el gobierno nacional. Por lo tanto estos alcaldes y gobernadores de la oposición se la jugaron muy fuertemente para decir ‘aquí no vamos a permitir que se difunda el virus’, el sistema de salud colombiano es muy débil, está privatizado en general y es uno de las grandes deudas que tiene el gobierno con la sociedad.
Eso generó una tensión muy fuerte y el gobierno nacional tuvo que ceder a la presión de los gobernadores y alcaldes de las grandes ciudades, para terminar decretando en la última semana de marzo el aislamiento obligatorio, que fue paulatinamente acabando, hoy se supone que se mantiene el aislamiento pero en la práctica, salvo el sector de educación el resto está abierto. Entre otras cosas porque el gobierno no quiso generar una renta básica universal.
En Colombia sólo el 28% de los mayores en edad jubilatoria tiene la pensión, el 72% no tiene ningún tipo de ingreso y el gobierno no tiene asignaciones universales. Tenemos el 52% de informalidad y, de acuerdo a algunas estadísticas, la cantidad de personas no asalariadas alcanza al 72%, lo cual es una masa de gente que se quedó quieta, que no tenía ingresos de ningún tipo, el gobierno trató de dar 40 dólares mensuales que no alcanzan para mucho, y lo que empezó a ocurrir fue una suerte de movilización social por el hambre, empezó a cundir el hambre, la gente empezó a poner en sus casas trapos rojos pidiendo auxilio que no recibieron.
Con ese argumento y la presión de los empresarios, el gobierno empezó a abrir todos los sectores. El viernes hicieron un día de compra sin IVA, una especie de Black Friday, y los almacenes se llenaron de gente al mejor estilo bolsonarista, habrá que ver en las próximas semanas los resultados de estas decisiones.
Estamos superando los 60 mil casos y va exponencialmente creciendo. La población de Colombia es similar a la de Argentina, así que ya estamos como el doble de contagiados que Argentina. El gobierno lo ha hecho relativamente bien hacia el público, el presidente habla todos los días en Franja Triple A explicando todas las medidas y ha ido ganando audiencia, pero en la práctica no ha hecho mucho.
Un dato importante es que Colombia planteó inicialmente 4 mil millones de dólares para atender la emergencia y lo repartió principalmente a las grandes empresas, los bancos, le quitó dinero a las provincias. En la pandemia ganaron los empresarios y viene perdiendo un sector de los trabajadores que se quedó en casa y no recibió ayuda y que además está expuesto a infectarse. Estamos en una situación compleja y todavía no ha llegado lo peor, el virus sigue circulando y todo está abierto, hay aglomeraciones en las estaciones de buses.
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