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Floreen Luengo*

 ¿Por qué se sanciona la Ley del sufragio femenino en Argentina, Bolivia y Brasil? ¿Qué hechos políticos del momento comparten que desencadenaron en un desenlace común? ¿Quiénes son las sujetas políticas y qué disputas existieron? ¿Por qué es importante para la historia de la Región reivindicar hitos históricos de las mujeres?


ARGENTINA

Para fines del siglo XIX –el siglo de la industrialización–,  las huelgas y manifestaciones que organizaron las mujeres aglutinaron a trabajadoras del tabaco (1896), las costureras, las lavanderas, las alpargateras de La Argentina (1901), las tabaqueras de La Generosa, La Favorita y Garello y Agrifoglia (1904), las obreras de la Compañía General de Fósforos (1906), las telefónicas (1907) y muchas más. En el año 1910 se registraron 298 huelgas con participación mayoritaria de mujeres.

El siglo XX llega con ideas de Europa y Estados Unidos. Los feminismos cuestionan el principio higienista del discurso médico de los cuerpos como modelo de disciplinamiento social. Denuncian la construcción cultural predominante, cuya matriz de pensamiento coloca en una posición de inferioridad a las mujeres en relación a los hombres, basado en el positivismo social y en la necesidad de sostener las instituciones del Estado Moderno, como la familia. Por esto, la igualdad social y política de las mujeres es una de las reivindicaciones de la época.

Para tal reivindicación, las mujeres requieren habitar el espacio político institucional. Así es que en 1902 se funda el Centro Socialista Feminista y La Unión Gremial Argentina. En 1907, se inaugura el Comité Por el Sufragio Femenino. Incluso, en mayo de 1910 -en pleno centenario-, Buenos Aires es elegida sede del Primer Congreso Femenino Internacional, con la participación de delegadas representantes de Chile, Uruguay y Paraguay para reclamar el derecho de las mujeres a votar.

En ese contexto en que los movimientos de mujeres deciden políticamente habitar los espacios ocupados antes sólo por algunos hombres, la primera mujer en toda Nuestramérica en votar es Julieta Lanteri (elecciones municipales de 1911), lanzando en marzo de 1919 su candidatura a diputada nacional por la Unión Feminista Nacional con la obtención de 1.730 votos.

Para visibilizar tales batallas, desde la prensa femenina se produce y divulga un feminismo cívico y político que pretende ocupar lugares en las fábricas, en las calles y en los ámbitos de decisión y poder real. “Nuestra casa[1]”, publicada en Buenos Aires entre 1919 y 1921 y fundada por la Unión Femenina Nacional de Argentina, estuvo también vinculada al Partido Socialista y al Partido Nacional Femenino.

Finalmente, tras largas discusiones y diferencias entre los grupos de mujeres[2] y los discursos católicos, el Ejecutivo Nacional –primer peronismo– en 1947 sanciona la Ley de Sufragio Femenino (Ley 13.010). Siendo que el 11 de noviembre de 1951, las mujeres ayudan a la consagración del segundo mandato de Juan Domingo Perón en la presidencia argentina.

BOLIVIA

Los principios del siglo XX –periodo liberal– para Bolivia es el comienzo de la educación para las mujeres. Surgen Centros Culturales femeninos que reúnen a mujeres de clases media y alta que reivindican sus derechos civiles y políticos. El Ateneo Femenino[3], se convirtió en la organización de referencia entre 1920 y 1940.

En 1925 se organizó la Primera Convención de Feministas con el fin de analizar la Constitución para incluir el derecho a votar a las mujeres alfabetizadas, un privilegio de pocas. En 1929, surge la Primera Convención de Mujeres con la participación de la Federación Obrera del Trabajo (FOT), la Federación Obrera Femenina (FOF) y del Sindicato Femenino de Oficios Varios. El encuentro fracasa por desacuerdos entre las mujeres que representan los centros femeninos y las mujeres sindicalistas; las diferencias se dan en los objetivos, las reivindicaciones e incluso concepciones del lugar que ocupaban las mujeres en la sociedad[4].

La guerra del Chaco (1932 -1935) fue decisiva para la reivindicación política de las organizaciones de mujeres, ya que, significa la entrada masiva de ellas a la esfera pública. Ciudades enteras se vacían de hombres para ir a la guerra, transformando el lugar de las mujeres en la sociedad (ya no sólo de la clase media-alta), que ahora son el único sostén económico de las familias. Es decir, ocupan lugares que estaban reservados sólo para los hombres.

Un hecho político interesante en Bolivia es que para 1945, las mujeres letradas comienzan a votar en las elecciones municipales; y siete años después, con la Revolución Nacional de 1952, se legaliza el sufragio universal a mujeres (solteras y casadas) y hombres junto con la nacionalización de las minas en octubre del mismo año, y la reforma agraria en agosto de 1953.

Antes de 1952, sólo el 6,78% de la población podía votar en las elecciones nacionales, por no saber leer ni escribir. Fue la Revolución Nacional de 1952, el movimiento que dio la posibilidad de integrar a la gran mayoría de la población en las esferas social, política y económica dejando de lado un feminismo blanco liberal que si bien alzó las voces y plumas en la prensa escrita, se olvidó de la pobreza estructural de un país que vivió la extrema pobreza, exclusión y saqueo constante de los recursos comunes. Como se observa, el derecho al voto de todas las mujeres estuvo acompañado también por aquellos hombres negros, pobres, analfabetos que compartían la lucha por la emancipación y contra la dominación colonial.

BRASIL

En 1910 se funda el Partido Republicano Femenino con el fin de instalar el debate sobre el voto. En 1919, en Río de Janeiro surge una huelga de mujeres que exigen el derecho a la participación política. Aquí es interesante establecer que la lucha por el reconocimiento del sufragio femenino es una más de las reivindicaciones de los movimientos de mujeres.

 En aquel tiempo, la explicación por la cual las mujeres no pueden participar de las decisiones políticas, económicas y culturales de un país es por considerarlas cuerpos débiles, de menor inteligencia y aptos para la reproducción. Como en Argentina, el discurso biomédico de los cuerpos vuelve a resonar. Parece ser un patrón común de poder instalado en la región que delimita las únicas formas posibles de ciudadanía en los Estados Modernos.

Jurídicamente la legitimidad del Voto Femenino ya es resuelta en la Asamblea Constituyente del año 1891, pero la preeminencia de un contrato sexual[5] para mantener el orden social parece más importante que las leyes en sí mismas. Así es que se potencian los discursos que pretenden establecer los roles políticos de las mujeres. La familia es una clara imagen de una de institución económica, política y cultural notable que podrá ser destruida si las mujeres habitan el espacio público.

En tal estructura de poder, el espacio público es para los hombres, y el ámbito privado pertenece a los hombres para que lo habiten las mujeres. Para reforzar las ideas, la prensa ridiculiza la imagen de las mujeres en la vida pública[6]: los discursos de la época muestran una imagen negativa de las mujeres rebeldes. Los políticos adjudican que no se trata de mujeres feministas sino marimachos; las culpan por romper el mandato social en el cuidado de sus hijxs y el hogar. Los ideales de belleza de mujer felizmente casada, con polleras y escotes, el pelo cuidado y cubiertas de maquillajes chocan contra aquellas que deciden usar pantalones y camisas, tener una profesión, organizarse con sus compañeras e intentar transformar y visibilizar la pobreza estructural producto del sistema político brasilero.

Finalmente, con el Decreto 21.076 de 24 de febrero de 1932 se estableció el voto femenino y el voto secreto, incorporando ese principio con la inserción del artículo 108 en la Constitución de 1934.

Se observa entonces que la lucha por el sufragio femenino significa en verdad un gran cuestionamiento al orden social masculinizado que rige. Te preguntaste alguna vez ¿Cuántos discursos aún sobrevuelan en la conciencia colectiva? ¿Contra qué se enfrentan los movimientos de mujeres para reivindicar sus derechos? ¿Es únicamente una cuestión de derechos?


*Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Feminismos de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón. 

[1] VALLES y CASTELLI OLVERA. Prensa y feminismo en América Latina en las primeras décadas del siglo XX.

[2] Entre ellas estaban las anarquistas, las socialistas, las radicales con la Asociación de Mujeres (1933), las peronistas con su Secretaría Femenina del Partido (1946), las sindicalistas, entre otras.

[3] Fundado en La Paz, Bolivia en 1923 por María Luisa Sánchez Bustamante, una mujer de la clase alta.

[4] Por ejemplo, entre las demandas de las mujeres de clases alta y media, estaba el derecho al voto para las mujeres que supiesen leer y escribir; las sindicalistas que pertenecían a otras clases sociales reivindicaban el trabajo de 8 horas diario, leyes que protejan a las mujeres y niños en el trabajo, etc. Como consecuencia de la diferencia política, las sindicalistas se retiran de la Convención antes de que ésta finalice.

[5] La libertad de los varones y la sujeción de las mujeres se crea a través del contrato original, y el carácter de la libertad civil no se puede entender sin la mitad despreciada de la historia, la cual revela cómo el derecho patriarcal de los hombres sobre las mujeres se establece a partir de un pacto. La libertad civil no es universal; es un atributo masculino y depende del derecho patriarcal. PATEMAN, C. “El contrato sexual“

[6] BARRANCOS, Dora. “Sufragio y ciudadanía femenina (1930-1964)”. In: Historia de las mujeres. España y América Latina. Madrid: Editora Cátedra.

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