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Por Miranda Cerdá (*)

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Fotografía de Ana Valenzuela Zamora

A una semana de lo que será una sesión histórica en el Senado de la Nación, donde se buscará la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, un proyecto que logró hace un mes y medio la media sanción en diputados, en el senado está ganando el rechazo según los últimos datos relevados. Esto, de acuerdo a lo que han expresado lxs distintos senadorxs. Un rechazo basado en argumentos pobres si tenemos en cuenta que estos se valen de la religión y de la fe y que no contemplan la situación real de nuestro país. La realidad expresa que el ABORTO EXISTE, es decir que aunque no salga la ley, no dejaría de haber abortos y estos seguirían practicándose en la clandestinidad.

En el senado parecen no entender esta realidad, pese a los aberrantes dichos del Dr. Albino en el debate y pese a la cátedra que dio la jueza Aida Kemelmajer, quien se mostró a favor de la legalización y refuto cada argumento que intentaba deslegitimar la discusión, sobre todo aquellos basados en los derechos del niñx. Hay que entender que los argumentos que tienen que ver con la religión, son más fáciles de refutar si tenemos en cuenta que acá no se está debatiendo aborto sí o aborto no, si se entiende que el debate es otro y que hablamos de una cuestión de salud pública.

Kemelmajer aseguró que el dictamen no viola la Constitución, ni la Convención de los Derechos del Niñx, ni ningún tratado internacional. Utilizó argumentos del propio Comité de los Derechos del Niñx que ya recomendó varias veces garantizar los abortos a las niñas y adolescentes, la última vez, en junio de este año. También citó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Aseguró que el dictamen no va contra la federalización del país ni promueve la eugenesia.

En este sentido y teniendo en cuenta como se fueron dando las discusiones , es preciso recalcar, la importancia de que se legalice la interrupción voluntaria del embarazo.

Aunque puedan ser numerosas las corrientes de opiniones, la postura que apoya la legalización del aborto está ligada directamente al gran número de complicaciones que ésta práctica genera. Las cifras sin duda avergüenzan a todxs lxs integrantes de éste país. Y aún sabiendo que no son exactamente las reales debido al encubrimiento por parte del sistema, es importante decir que según algunas estimaciones, estas podrían ir desde los 450.000 a 500.000 abortos por año, relacionados directamente a casi un 20 % de la totalidad de muertes maternas que se informan en Argentina. Este porcentaje, por cierto altísimo, se vincula a los casos de aborto inseguro, siendo el causal más importante de éste flagelo.

De tal manera, el rol de lxs responsables de la salud pública adquiere relevancia, y en ésta búsqueda de soluciones llegan a considerar que el debate de éste gravísimo problema podría tener parte de su solución en la legalización del aborto. De esta forma se disminuirían las prácticas inseguras y, por lo tanto los riesgos de mortalidad materna, al mismo tiempo que se pondría en equilibrio e igualdad de condiciones, a todxs lxs cuerpos gestantes. El aborto es también un asunto de clase: quienes deciden interrumpir su gestación, se ven obligadxs a hacerlo en las condiciones que su estrato social les permite.

Esto sólo quiere decir que toda persona que tome la decisión de interrumpir la gestación, independientemente de cual sea la causa, su la situación socioeconómica y el lugar geográfico en que se encuentra, pueda tener acceso a un aborto en condiciones seguras, sin riesgo de vida, en forma gratuita y con adecuada contención psicológica.

Las diferentes estadísticas ofrecidas en la problemática del aborto, muchas de ellas viciadas por la clandestinidad de las intervenciones (de allí su veracidad discutida), comprende siempre a las personas más jóvenes y generalmente más pobres.

En estas horas decisivas del debate por el aborto, desde el Senado se terminan de escribir los cambios que tendrá el dictamen votado por Diputados y que busca “suavizar” el proyecto para que se apruebe en el plenario. Desde la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito acompañarán las modificaciones si “mantienen la despenalización y la legalización”.

“Por ahora estos cambios no modifican el corazón de la ley” explica Julia Martino, una de las referentes de la Campaña. “No será la mejor ley, pero ya la cambiaremos más adelante. Entendemos que hay que construir una mayoría, como fue en Diputados. De hecho la media sanción no es como el texto original nuestro, pero lo importante es que sea ley”.

De no aprobarse, seguiremos saliendo a las calles, seguiremos militando por este derecho para que la totalidad de lxs cuerpos gestantes tengan la posibilidad de DECIDIR. Porque la revolución será feminista, será verde, será sorora o no será.

(*) Columna de género del día 1/8/18 en el programa Ayllu en Movimiento, por FM Radio Andina 92.9

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