Una nueva trinchera sobre el feminismo y la diversidad

Una nueva trinchera sobre el feminismo y la diversidad

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Feminismo y diversidad como territorios de disputas, construcción y transformación. Desde una mirada crítica y comprometida, este frente apuesta por visibilizar las voces que desafían el orden establecido, cuestionan las violencias estructurales y abren caminos hacia una sociedad más justa, plural y libre.

A lo largo de los procesos revolucionarios e independentistas de América Latina, las mujeres han ocupado un rol silencioso pero que fue fundamental en los procesos revolucionarios: desde aquellas que resistieron a la colonización y defendieron sus territorios y culturas, hasta las que levantaron los pañuelos blancos en la Plaza de Mayo, exigieron justicia en las calles y convirtieron su dolor en bandera de lucha. 

El feminismo popular no se construye desde los mármoles del poder, sino desde el barro: desde las ollas comunitarias, los cuerpos que desobedecen y los márgenes que gritan. La figura de “madres de la patria” se resignifica, ya no como un mito de abnegación, sino como símbolo de rebeldía, organización y resistencia cotidiana.  

Las mujeres no solo fueron acompañantes en el proceso de emancipación: fueron guerreras, espías, organizadoras, mensajeras y líderes comunitarias. Su participación fue clave tanto en el frente de batalla como en la retaguardia. 

El reconocimiento de estas mujeres no solo se encarga de reparar una deuda histórica, sino que permite entender que la independencia fue una gesta colectiva, diversa y profundamente feminista en sus formas de resistencias. Desde aquellas que compraron las armas que empuñaron los soldados del general Belgrano, hasta las que organizaban tertulias y bailes domésticos en las que se recordaba la “gloriosa revolución”

Cifras que incomodan, cifras que interpelan

En un país donde el Estado ha desmantelado el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, y donde el Programa Acompañar sufrió una reducción del 98,6 % en apenas un trimestre, hablar de feminismo y diversidad no es una decisión editorial: es una urgencia política. La línea 144, la ESI y la Ley Lucio han sido desfinanciadas, mientras cada 30 horas ocurre un femicidio y el 45 % de las mujeres sufre violencia de género, de las cuales solo una de cada cinco se anima a denunciar. 

La feminización de la pobreza se profundiza: una de cada cuatro mujeres no cuenta con ingresos propios, y la brecha entre varones y mujeres en situación de pobreza extrema ronda los diez puntos. Estas cifras no son estadísticas aisladas: son un reflejo de un sistema que reproduce desigualdades y despoja de derechos. 

La situación de la comunidad LGBTIQ+ también da cuenta de violencia estructural y exclusión sistemática. Según el primer Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y Genérica (2023) más del 59 % pensó en quitarse la vida alguna vez; el 14 % de los varones trans y el 12 % de las mujeres trans están desocupados; y un 35 % sufrió agresiones o amenazas en espacios públicos. 

Al pararnos desde el feminismo popular con matriz política, construido desde una perspectiva que entiende el cuerpo como territorio político, atravesado por múltiples formas de violencia, pero también como espacio de lucha y dignidad. El feminismo popular que se posiciona como  contrapoder frente a la avanzada neoliberal y fascista. 

Los encuentros plurinacionales, la marea verde, las asambleas post crisis 2001 y las movilizaciones de Ni Una Menos constituyen lo que se puede tomar como momentos bisagra en la historia. Desde aquellas mujeres indígenas, que se resistieron a la colonización, hasta las militantes de los últimos años, Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Evita, Norma Plá, Diana Sacayan, Lohana Berkins, Milagro Sala, etc. este feminismo es construido en una continuidad histórica. 

¿Por qué centrarnos en el feminismo y la diversidad?

El feminismo y las disidencias sexuales y de género comparten una raíz común: la resistencia frente a sistemas de opresión que se manifiestan en múltiples formas –el patriarcado, el cisheteronorma, el racismo, el capitalismo, entre otros. Estas luchas que no son homogéneas ni lineales, están atravesadas por tensiones, contradicciones y una enorme riqueza de perspectivas que merecen ser exploradas con profundidad y respeto.

Queremos construir un espacio que permita pensar de manera crítica, las identidades, los cuerpos, los afectos y las formas de vincularnos. Queremos hablar de lo que incomoda, de lo que transforma, de lo que se organiza en los márgenes y desde abajo. Porque hablar de feminismo y diversidad, es hablar de derechos, de autonomía, de deseo, de comunidad y de futuro. 

Nuestro enfoque no busca brindar ningún tipo de respuesta cerrada, sino más bien abrir preguntas, habilitar diálogos y acompañar procesos de construcción colectiva. Elegimos hacerlo con convicción, sensibilidad y compromiso, dando lugar a los debates sobre el feminismo negro, la violencia institucional, los crimenes de odio y la invisibilidad de las disidencias. 

Es importante entender que la diversidad no se presenta como un complemento del feminismo, sino como una parte constitutiva de una lucha colectiva que se construye desde los márgenes, desde el barro. Es una denuncia, si, pero también es una afirmación política. 

Estos temas no suelen ocupar los titulares de los medios hegemónicos, y por eso es fundamental que existan espacios como este, que no solo informan, sino que también construyen comunidad, memoria y resistencia.

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La Rioja tiene su primer festival de la disidencia

La Rioja tiene su primer festival de la disidencia

TIEMPO DE LECTURA: 2 min.

La Rioja será escenario del primer Festival Federal LGBTQI+. Durante tres días se realizaran distintas actividades, entre ellas el carnaval de las disidencias, un evento donde el goce, el orgullo y la reivindicación serán protagonistas.

Este viernes tendrá lugar el primer festival federal LGBTQI+ en La Rioja. El evento que durara tres días tiene como fecha de cierre el próximo domingo, y contará con un carnaval carioca bajo el nombre de “la Noche del puteo”, una gala Drag Queen, una peña disidente y una Chaya -festividad heredada de los ancestros diaguitas -. 

La festividad iniciará con un desfile de siete campanas cuyo escenario principal son las calles céntricas de la capital riojana. En tanto las demás actividades, como la participación de un DJ que se encargara de musicalizar la celebración, se llevaran a cabo en el local “República Contracultural”, un espacio creado con el objetivo de reivindicar los derechos de las diversidades a través del arte y la cultura. 

La iniciativa busca generar un sentido de pertenencia y configurar espacios libres de violencia, discriminación y estigma, y contara con la  participación de activistas y referentes culturales de provincias como Mendoza, Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca.

Por otro lado, la organización del festival, que fue respaldada por el Ministerio de Turismo y  Cultura, estuvo a cargo de “El puteo” un espacio dirigido por lexs activistas riojanes Milena Jones y Renzo Quinteros, quienes llevan años en la militancia por visibilizar la cultura y el arte disidente. En este sentido Jones destacó en una entrevista para Radio La Rioja Virtual la importancia de ganar lugares dentro de la sociedad riojana que les permitan expresarse con libertad. 

Nos sentimos orgullosos de quien somos y de perder esa vergüenza adquirida, ya que fuimos educados para la vergüenza, pero el orgullo es una respuesta política. Hoy no pedimos que nos acepten, hoy pedimos respeto“, afirmó Jones.

El odio que siembran, y asesina

El odio que siembran, y asesina

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

No es extraño ver durante el mes de junio a todas las marcas y figuras públicas llenarse la boca hablando sobre los derechos del colectivo LGBTIQ+, repudiando las conductas de odio y reivindicando los precedentes históricos que nos llevaron a los derechos adquiridos en la actualidad. Pero, ¿qué pasa cuando termina el mes del Orgullo? Todas las palabras dichas se desvanecen en el aire, y rápidamente se corre el telón de colores para dar cuenta que actos LGBTodiantes siguen sucediendo, y en muchos países se incrementaron en proporciones escalofriantes.

Entiéndase crimen de odio como un acto voluntario que incluye la violacion de derechos como el de la libertad, dignidad, igualdad, integridad física, entre otros. Este tipo de agresiones tiene como objetivo causar daño o hasta la muerte de colectivos históricamente vulnerados como es el LGBTIQ+.

Durante la madrugada del pasado sábado 3 de julio ocurrió un hecho que conmocionó a gran parte de la sociedad española. En la ciudad de La Coruña, Galicia, la calle se tiñó de sangre por el brutal asesinato homoodiante de Samuel Luiz Muñiz. El joven se encontraba realizando una videollamada en la entrada de un boliche cuando un grupo de varones se le acercó agrediendolo con la excusa de que “los estaba filmando”.

Este fue motivo suficiente para que el joven de 24 años sea asesinado en manada a golpes sin piedad al grito de “maricón”. Según medios españoles, Samuel fue encontrado inconsciente donde los equipos de salud intentaron reanimarlo, pero horas después, por la mañana, falleció a causa de la golpiza.

A partir de esto se encuentran cuatro personas detenidas presuntas de formar parte del terrible suceso, según lo que la Policía Nacional de España publicó en su cuenta de la red social Twitter, añadiendo que la investigación continúa abierta y que “no se descartan más detenciones en las próximas horas” ya que se ha dado orden de captura a al menos 13 personas supuestamente implicadas en el asesinato.

A raíz de la conmoción por parte de los sectores de la izquierda y movimientos sociales, se realizaron marchas y manifestaciones al grito de “no son golpes, son asesinatos”, donde las pancartas escritas con lemas como “nos están matando”,  “lo que te dicen cuando te matan importa” o “justicia para Samuel, homofobia y fascismo son lo mismo” expresan el dolor de una sociedad, un colectivo que llora viendo como le arrebatan la vida a otre compañere, que murió sufriendo la misma opresión que elles viven. Pero no es lo único que angustia, angustia que no va a ser el último ni el primero, donde los nombres se acumulan en una lista interminable que duele y pesa.

Manifestación en Madrid tras el asesinato de Samuel / Sergio Beleña

Además, familiares y amigues lanzaron la iniciativa por medio de las redes sociales del hashtag #JusticiaParaSamuel reclamando por el esclarecimiento del caso, detención de los responsables y reafirmar que al joven no murió, sino que lo mataron en un claro hecho de LGBTodio.

Es necesario seguir haciendo este tipo de aclaraciones, ya que todavía hay personas y sectores de la sociedad que una muerte al clamor de una palabra, tan característica y transversal a estos actos, como es la de maricón, no infiere relevancia alguna. A Samuel lo asesinaron, y lo asesinaron por maricón, por puto, o tantos rótulos que, aunque sean utilizados como un calificativo negativo, el colectivo LGBTIQ+ los reivindica con orgullo, por una sociedad mucho mas igualitaria.

Muchas de las manifestaciones del pasado lunes fueron ferozmente reprimidas por los cuerpos policiales españoles. En los videos captados por las personas que marchaban pacíficamente se ve cómo el accionar de las fuerzas de seguridad fue totalmente desmedido. Golpes con porras, patadas y empujones, lamentablemente son moneda corriente en estos casos y este no fue la excepción.

La policía no es un ente individual que tiene completa autoridad sobre sí mismo, este depende de los gobiernos de turno. Si lo vemos de esta manera entendemos el accionar y las fuertes declaraciones por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, alegando que ve mal “acusar sin motivos o pruebas” refiriéndose al crimen de Samuel y poniendo en duda si es o no un crimen de odio, minimizándolos a “casos aislados”.

Asimismo, la dirigente del Partido Popular (PP) se posicionó en contra de la Ley de Protección Integral contra la LGTBIfobia y discriminación por orientación sexual, manifestando que no tiene previsto utilizar el concepto de autodeterminación de género y que el gobierno está obsesionado con el mismo llamándolo “delirio”.

EN ARGENTINA TAMBIÉN PASA

Según los datos estadísticos de la Federacion Argentina LGBT (FALGBT) en el período que engloba desde el 1 de enero de 2020 hasta el 31 de diciembre del mismo año se registraron 152 crímenes de odio por orientación sexual o identidad y expresión de género. Este dato no menor genera dudas si es que en la República Argentina verdaderamente están visibilizados estos delitos por parte de los medios de comunicación hegemónicos y la administración política, o les compañeres del colectivo LGBT no son tan importantes como para ser agenda de los mismos. Además de, muchas veces, atentar en contra de esta incansable lucha.

El próximo 11 de julio se cumplen 4 meses desde que fue visto por última vez Tehuel De la Torre, varón trans de 22 años, en la localidad de Alejandro Korn, Provincia de Buenos Aires. El joven salió de su casa con motivo de una entrevista laboral para ser mozo de un evento, y de la cual nunca volvió. La historia se repite, una persona trans en situación de vulnerabilidad está desaparecida por buscar trabajo.

Tehuel De la Torre tiene contextura robusta, tez blanca, cabello corto de color oscuro y mide unos 1,56 metros.

Hasta el momento hay dos personas detenidas. Luis Alberto Ramos, con quien se iba a encontrar Tehuel por la entrevista de trabajo, y Oscar Alfredo Montes, un chatarrero con antecedentes penales de abuso sexual. Ambos fueron acusados de “encubrimiento en concurso real con falso testimonio” por Karina Guyot, la fiscal a cargo del caso.

Hace un mes, un testigo informó a las autoridades judiciales que creía haber visto a Tehuel en la ciudad de Caleta Olivia, Provincia de Santa Cruz, asegurando que estaba caminando solo. Según la hermana del joven desaparecido, nadie se comunicó dando información precisa acerca del paradero del mismo.

Pero esto no termina acá, ya que a la lista se sumó otro sospechoso. Agüita es el sobrenombre de un nuevo posible autor de la causa. La fiscalía puso énfasis en este tras dos testimonios que afirmaban haber escuchado en una fiesta a la pareja del mismo afirmar “Que aparezca mi teléfono, o les va a pasar lo que mi marido le hizo a Tehuel”.

Ver cómo avanza la ultraderecha en Europa pero también en América Latina permite asimilar cómo las políticas sociales en favor de los derechos de las diversidades sexuales y de género se ven sumamente amenazadas. Partidos como VOX en España o NOS y Juntos por el Cambio en Argentina son la clara muestra de quienes se oponen a la ampliación de derechos de las personas del colectivo y quienes minimizan o invisibilizan la existencia de crímenes de odio.

Partiendo de este punto es imposible separar la obra del autor para hacer un análisis de la coyuntura actual, es decir, no se puede tomar a un colectivo politizado como es el LGBTIQ+ sin tener en cuenta quiénes detentan contra este. El orgullo es y será siempre político, porque sin serlo se convierte en un mero arcoíris.

El silencio cómplice, no solo de los sospechosos, sino también de los medios hegemónicos de comunicación, se hace insoportable para la familia del joven y para todo un colectivo que lo busca incansablemente. Porque cuando falta une les pesa a todes. Este es el momento de materializar las nuevas legislaciones de cupo laboral travesti-trans, para que hechos de tal gravedad como el ocurrido no suceda nunca más.

Hoy más que nunca basta de crímenes de odio, justicia por Samuel Luiz Muñiz y aparición con vida de Tehuel De la Torre.


Referencias:

https://falgbt.org/slider/se-presento-el-ultimo-informe-del-observatorio-nacional-de-crimenes-de-odio-lgbt-motivados-por-discriminacion-por-orientacion-sexual-expresion-e-identidad-de-genero-2/

https://www.pagina12.com.ar/352966-espana-detienen-a-tres-jovenes-por-el-crimen-de-odio-de-samu

Nicolás Van der Wedden
Nicolás Van der Wedden

Políticamente correcto, con excepciones. No solo soy del interior, sino que mis vecinos son vacas. Rompo la norma del estudiante de ciencia política vueltero e inentendible. Mis convicciones son fuertes: la patria es el otro.

Tehuel somos todxs

Tehuel somos todxs

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

I

Al fin logro tomar el bondi que me lleva a Plaza de Mayo. Me retrasé porque justo antes de salir, cuando le mostré el cartel que había hecho para la manifestación a mi compañera de casa, me hizo ver que había escrito mal el nombre de Tehuel: me faltó la “u”. Así que tuve que improvisar una manera de corregirlo sin arruinar el resto del letrero.

Ocupo el asiento que da a la ventana en la mitad del bondi, abrazo mi cartel con el brazo izquierdo porque temo olvidarlo al bajar. Con la mano derecha veo mi teléfono; son las 4 de la tarde del 12 de abril, ha pasado un mes desde la desaparición de Tehuel. Me quedo viendo fijo por la ventana el paisaje que rodea la autopista Dr. Ricardo Balbín. Pienso en que como yo, cientos de personas se movilizan en al menos otras 15 ciudades para exigir su aparición con vida.

Me bajo en una parada que queda a un par de calles de la plaza. Aunque estoy acostumbrado a salir solo, mis piernas tiemblan al pasar por al lado de Gendarmería. A lo lejos, en frente de la Casa Rosada, veo a un grupo de no más de 10 personas y una bandera de colores. Me dirijo hacia su encuentro con paso seguro y decidido. Casi estoy por ponerme al lado cuando me doy cuenta de que es una bandera whipala y una manifestación en la que no planeaba estar. Freno en seco y doy un giro para registrar el resto de la plaza, veo que al otro extremo hay banderas y un grupo un poco más grande de personas. Tomo un nuevo rumbo, deseando que como los nuestros, los reclamos de esas personas que se toman de la mano en forma de huelga, sean escuchados.

Cuando llego, veo que más de la mitad de personas presentes pertenecen a organizaciones de grandes banderas, el resto son periodistas. No sé de qué lado ponerme porque no soy ninguno de los dos, o bueno, sí, pero hoy no lo soy. Hoy sólo soy un chico muy enojado con un cartel.

Al final encuentro un espacio en el que me paro como una estatua y abro de par en par mi cartulina blanca. Entre el ruido de los tambores, las conversaciones de las personas que llegan al encuentro, los cantos y los disparos de algunas cámaras, me pregunto en dónde están todes. Si somos una comunidad con un nombre que refiere a infinitas siglas. ¿Dónde están todas las organizaciones y personas que dicen luchar por reivindicar nuestros derechos? ¿Sólo en instagram? Veo algunas caras conocidas como las de Lucas Fauno y Quimey Ramos, pero si el resultado de este tipo de reclamos depende de la magnitud de personas que estén detrás de él, ¿no deberían todas esas organizaciones e influencers feministas/transfeministas estar presentes en las calles?

Varias personas me piden sacarme una foto con el cartel, algunas piden permiso y otras aprovechan para tomarlas mientras poso para alguien más. Tengo miedo de que alguna de esas personas sea parte de un medio nefasto; de esos que solo buscan vender una primicia. Medios que no se molestan en buscar cómo cubrir de manera correcta la desaparición de una persona trans y no hacen más que profundizar los discursos y estereotipos que hay hacia nosotres. Nombran a Tehuel en femenino cuando se sabe que es un varón, le hacen preguntas a su familia sobre su vida sexo-afectiva y no paran de hacer suposiciones que lo culpan por su propia desaparición.

Por suerte, una de esas personas se presenta; me dice que representa a Agencias Presentes. Bajo la guardia porque me siento seguro. Me aparto de la multitud para responder las preguntas que quiere hacerme, lo hago de manera torpe y confusa a causa de los nervios. Sé que confío en este medio cuando se va y no tengo miedo de que vaya a utilizar alguna de las estupideces que dije para decorar un titular escandaloso y amarillista.

En medio de los acalorados discursos de quienes participan del micrófono abierto, recito un poema que mi amiga Mai escribió para Tehuel. Cuando termina este espacio se me acerca alguien que pertenece a una de las organizaciones, me pide mi número de teléfono con la excusa de estar en contacto por la causa, pero su mirada y tono me dicen que le interesa algo más que mi participación. Me pregunto a quién le parece que la protesta por un desaparecido es un buen espacio para chamuyar.

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Las personas que quedamos después de este espacio nos movimos unos metros hacia la bifurcación de la Av. Rivadavia y Bolívar; bloqueando primero Bolivar y minutos después las dos calles. En medio de los gritos, las bocinas y las amenazas por detener un gran flujo vehicular, me desconecto de la escena. Pienso en qué estará pasando en la convocatoria en Mar del Plata, en San Vicente, en La Plata, en todas esas ciudades que hoy reclaman por él. Su búsqueda es masiva, su cara y su nombre están inundando las redes. Mientras pienso en todas esas movilizaciones, en todos los titulares, en todas las publicaciones, paradójicamente me llena un vacío cuando pienso en la posibilidad de que él no sepa todo lo que su ausencia está causando.

Empiezo a pensar en él. Me pregunto qué pensaba durante esos 16 km de trayecto entre su casa en San Vicente y la calle Mansilla 1203. Me pregunto si como yo, estaría emocionado por la oportunidad de tener un trabajo un poco menos informal, que podría abrirle puertas a otro parecido. Me pregunto si en algún momento sospechó que Luis Alberto Ramos no era una buena persona, e iba con un dilema sobre si arriesgarse a comprobarlo o perder una posible salida laboral. Me pregunto si le contó a su pareja con quién, por qué y dónde estaría porque era costumbre suya mantenerla al tanto, o porque quería que supiera donde estaba por la desconfianza que le suscitaba ese encuentro, o porque fue una afortunada coincidencia que permitió tener datos concretos sobre dónde ir a buscarlo cuando las autoridades tuvieron que prestar atención a su caso.

Me pregunto muchas cosas sobre quién es Tehuel De La Torre y quiero escuchar las respuestas de su boca.  Quiero levantarme mañana y ver que las redes sociales y los medios de comunicación gritan su aparición, que en todas las pantallas hayan fotos y videos donde se reencuentra con su familia, y no hablo solo de su familia de sangre, hablo de todes nosotres, todes les que sabemos que el motivo de su desaparición tiene todo que ver con su identidad de género. A lo largo de esta semana he leído mucho la frase “busquenlo cómo si fuera cis”, pero si Tehuel fuera un hombre cisgénero, probablemente nunca hubiera desaparecido.

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La policía cierra la calle desde más atrás y dejan de pasar autos, así que nuestro bloqueo pierde el sentido. Algunes proponen seguir manifestándonos en el obelisco, pero veo la hora y decido irme en dirección contraria a la del grupo para tomar el bondi. Envuelvo mi cartel y camino hacia la parada mucho más tenso de lo que llegué. Hay muchas más patrullas y policías. Cuando paso por su lado soy más consciente que nunca de lo oscuro que está, de lo llamativo que es mi saco, de lo solo que estoy y de que no puedo verme más trans.

La desaparición de Tehuel evidencia un fallo en la inserción laboral de las personas trans; evidencia la incompetencia mediática y la falta de capacitación periodística para cubrir su caso. Evidencia que la facilidad para ejercer violencia sobre alguien es directamente proporcional a la cantidad de grupos vulnerados que ese alguien representa: ser de clase baja y ser trans se convierte en algo tan peligroso. Vuelvo a pensar en la masividad de su caso y deja de sorprenderme que haya tanta atención hacia un chico trans, porque entiendo que no es que él importe más que el resto de los chicos que han sido víctimas de esta violencia cisheteropatriarcal. Tehuel es el rostro de la violencia hacia las transmasculinidades que pasa desapercibida por la sociedad; Tehuel es Lucho Avila, Tehuel es Mateo López, Tehuel somos todxs.

Kevin Alejandro Vivas Ayala
Kevin Alejandro Vivas Ayala

Ecléctico. Le causan repulsión las cajas, los límites, lo estático, lo predecible y determinado. Por eso nunca puede describirse, porque le repugnan las palabras que le obligan a cumplir con un papel que aunque hoy le defina, mañana tal vez no quiera interpretar.

¿Qué pasa con las pibas?

¿Qué pasa con las pibas?

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

Ahora que en todos los canales, programas o revistas se habla de la vuelta del fútbol, hay discusiones que no se pueden negar. Para empezar, es clave correr la pelota de la constante de la pandemia y los protocolos, porque las falencias en el deporte respecto a mujeres y diversidades son históricas. Ojo, esto no significa que en este contexto no se hayan recrudecido; pero sí que es preciso entender las diferencias de posibilidades en los distintos géneros como algo estructural. Nada sorprendente si se piensa a la opresión sobre las mujeres y las diversidades como producto de un sistema: el patriarcado.

Lo cierto es que el fútbol en su origen fue una cancha en la que no se permitió jugar a las pibas. Creado como un juego de caballeros, lo que para la época no solo significaba ser hombre sino ser Inglés y de clase alta, fue un espacio reticentes a cambios desde un principio. Sin embargo, y no por nada, en todo rincón del mundo hay un arco para patear; el fútbol pudo trascender esa barrera. Y si bien en Nuestra América fueron años de luchas los que permitieron que ya no sea propiedad inglesa esa disciplina, nadie más pudo adueñarse de ese genuino y maravilloso deporte. Eso, claro, es lo que cuenta la historia muy por arriba. No obstante, no todo es privado o público de igual forma para todes. Y que recién el año pasado se haya discutido en serio el hecho de profesionalizar la práctica femenina, da cuenta de eso.

Dime cómo comunicas y te diré qué construyes

El lenguaje es un campo muy amplio, y si bien se considera al español una lengua “muy rica” en cuanto a posibilidad de mención, lo cierto es que es un tarea de todes buscar construir discursos que aúnen a la diversidad. Entonces, ¿por qué la palabra fútbol nos remite a un partido de hombres? ¿Por qué, en cambio, se aclara cuando es “fútbol femenino”? ¿El fútbol por sí mismo tiene un género? ¿Cambia algo del juego, de la táctica, del talento, el ser o percibirse de una o otra forma? La realidad es que no, o por lo menos eso marcan los reglamentos.

Pensar en el fútbol y asociarlo a lo masculino es, nada más y nada menos, que una construcción de sentido arraigada a todas las formas de reproducción mediática y cultural en la que se profundizó. Y con esto no se pretende criticar sin sentido, sino poner la lupa en esos espacios a los que se suele caracterizar como inofensivos o secundarios; como el lenguaje. Y porque lo que no se nombra no existe, que las palabras pertenezcan a un sector social, alerta sobre la desigualdad a abordar.

Incluso si se quisiesen ignorar los muchos ejemplos respecto a la invisibilización que se hace de las mujeres y diversidades en el fútbol en torno al lenguaje; sería negador no reconocer que los grandes medios de comunicación corren otra pelota y dejan en el banco, o peor ni cuentan como parte del equipo, a lo relacionado a la práctica femenina. Y ni hablar de la diversidad. De hecho, basta para corroborarlo buscar noticias del mundo del fútbol y empezar a contar. Claro que el protagonismo de la práctica masculina es mayor por el nivel de llegada y por ende la comercialización, pero ¿esto no está relacionado con la importancia que en algún momento se le dio? ¿Cómo puede a alguien interesarle algo que nunca vio?

Y para meterle un caño a esas posturas que relacionan a la invisibilización con la destreza (o la aparente falta de la misma), es clave comparar algunas cosas entre la práctica femenina y la práctica masculina. Primero, el nivel de promoción, financiación y dedicación que se le dio a cada una. Segundo, los discursos que legitimaron a una práctica e invizibilizaron a la otra y con ello la historia que se conoce y la que está sepultada y hay que reconstruir. Y tercero, quiénes ocupan los lugares de poder de decisión real. En todas las respuestas, los hombres cuentan con ventaja.

Pero haciendo enfoque en el rol de los grandes constructores de sentidos, que reproducen hasta el hartazgo discursos que instalan posicionamientos e ideas machistas, hay varias cosas que mencionar. Los grandes medios no le dan lugar a lo que no vende y asimismo motorizan lo que se quiere vender; y en ese gran círculo vicioso siempre se excluye al mismo sector. En un repaso por los programas reconocidos que construyen periodismo deportivo, sale automáticamente a la luz la necesidad de repensar a la comunicación como una herramienta con peso e importancia.

En un país en el que abundan medios como TyC Sport, Diario Olé, Infobae, La Nación; en el que sobran periodistas, si así se los puede llamar, como Horacio Pagani o Claudio Husaín; es más que urgente pensar en cómo reconfigurar esos espacios para no seguir reproduciendo pensamientos nefastos. Como los que proponen que las capacidades están relacionadas pura y exclusivamente al hecho de ser hombre y que se resisten a asumir que no hay género superior, como si fuesen sujetes perfectes, cuando de más está decir que varios de esos periodistas que critican livianamente a las mujeres por sus “limitaciones”, no le meten un gol ni al arcoiris.

Los números hablan por sí solos

Según un informe de abril de este año del sindicato de jugadores FIFPro, la organización mundial que representa a todos los jugadores profesionales (más 60.000), ser una jugadora de fútbol profesional todavía no es una opción viable en muchas partes del mundo. Incluso a pesar de la asistencia récord en los partidos el año pasado, tras la euforia del Mundial Francia 2019, donde a las mujeres se las empezó a reconocer un poco más.

Sin embargo, el informe no presenta números muy alentadores porque si bien la investigación mostró que los salarios de las jugadoras habían aumentado entre 2016 y 2018, también reveló que existe una parte que aún no recibe ninguna remuneración financiera. Y acá cabe mencionar que se refiere a mujeres que compiten en la Copa Mundial Femenina de la FIFA y que juegan en la cima del fútbol, porque ni hablar de quienes no cuentan con ese “reconocimiento” mundial, que dicho sea de paso son muchas. Lo que a su vez, sigue estando intrínsecamente relacionado a la problemática de la posibilidad de acceso, la aceptación cultural y la desidia de parte de los responsables del fútbol que hacen grandes negocios pero que, en muchos casos, no puede garantizarle al equipo femenino ni siquiera un vestuario o una indumentaria. Abandono que no es casual y que se repite en muchos países del mundo.

Pero volviendo al informe concreto, es clave mencionar que fue realizado con el aporte de las jugadoras de 18 países diferentes que se habían clasificado para el Mundial del año pasado. Y que además de señalar la falta de financiamiento e inversión monetaria respecto a la práctica femenina, revela otros datos que dan cuenta de la falta de interés y voluntad real por modificar las lógicas de manejo. Por ejemplo, a nivel de clubes, la mayoría de las jugadoras declararon que no estaban seguras de cuál era la estrategia a largo plazo de su equipo o que en muchos casos no se proponían metas por la “inestabilidad” a la que estaba sujeta la práctica femenina. Y en la misma línea, la mitad de las encuestadas dijeron no haberse sentido respaldadas o contenidas en el ámbito deportivo. Todo esto, más allá de la pandemia, claro.

Asimismo, en ese famoso círculo vicioso que no te da herramientas para crecer, pero que te exige el crecimiento, el informe destacó que “El campeonato de las mujeres profesionales está sujeto a condiciones laborales adversas que afectan negativamente en el rendimiento deportivo de las jugadoras, plantean obstáculos directos al desarrollo de su potencial o las obligan a abandonar antes de tiempo”. Porque, fundamentalmente, habría que preguntarse cuántos de los modelos a seguir de grandes jugadores tienen que sostener un trabajo aparte para vivir. Y como la respuesta es tan obvia porque ninguno de los jugadores del mundial atiende en un supermercado, habría que preguntarse qué diferencias pueden surgir a partir de las distintas posibilidades, y lo cierto es que son muchas.

Pero para no cerrar el juego en críticas constantes, es clave reconocer que el avance en materia de igualdad en los clubes y en las instituciones es algo que, por lo menos comenzó a caminar. Lo que no significa que el partido esté ganado, pero sí que con lucha y con organización colectiva se pueden gestar cambios incluso en los espacios más reticentes a los mismos.

Por último, es importante pensar a este contexto, en el que la vuelta del deporte es una realidad, como un momento propicio para hablar , priorizar y actuar respecto a la práctica femenina y de diversidades, y que no pase como estaba sucediendo, que las jugadoras “profesionales” queden a la merced de la vida y no tengan respuesta alguna. Que, a diferencia de los hombres, no tener respuesta alguna implica no tener quizá ni una remuneración o ingreso.

Y en la misma línea es importante reconocer los avances que en Argentina se gestaron en este campo que aúna la diversidad, el género y el deporte desde la asunción del Frente de Todes, que construyó diversas políticas para formar y acompañar a las instituciones en materia género. Además, es fundamental mencionar el posicionamiento que están tomando diversos clubes al renovar contratos femeninos, como es el caso de Racing, River y otros; pero siempre preguntando por qué sorprende cuando se firman contratos femeninos a comparación de la constante atención y dedicación del mundo masculino.

El fútbol no tiene dueño, por más de que le pese a muchos que no quieren ceder ni un segundo la pelota. El fútbol está en construcción constante y desde la perspectiva que se abone, será el deporte que se cree. Como en su momento, se pudo resignificar algo que era excluyente a casi todas las clases y pudo concebirse como un deporte popular; tenemos el poder de resignificarlo y empezar a construirlo verdaderamente desde la igualdad, pero para eso es importante proponerlo y realmente querer caminarlo.

Una vez más, en la cancha salta la chafi y las mujeres y diversidades merecen igualdad, pero no solo en discursos agradables, sino en políticas reales que las amparen y las dejen exponer sus vivencias para poder mejorar tan cerrado círculo al que nunca se las dejo pasar. El partido no solo es urgente sino que no necesita del trabajo en equipo y la voluntad real. Lo cierto es que las pibas no pueden esperar más.


Maia Cubric
Maia Cubric

Nací en una ciudad de mar y eso me representa. Entiendo que nada es porque sí y que por eso mismo todo se puede cambiar. Milito porque sin construcción colectiva no se puede transformar el mundo y porque la práctica es la única y la mejor manera de revolucionar.  

Las banderas de la diversidad: la política, el Estado y los medios

Las banderas de la diversidad: la política, el Estado y los medios

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En Argentina, y en América Latina, la historia de la diversidad sexual y de género es la historia de las luchas, las demandas y las conquistas del colectivo LGBT+ y de los movimientos por los derechos humanos. La violencia y la represión a la que se ha enfrentado (y enfrenta) esta comunidad puede reconocerse de manera sistemática y estructural, a excepción -parcial- de momentos de reivindicación y políticas públicas de contención, que partieron de un Estado presente y garante de derechos.

También, puede identificarse un claro recorrido de exclusión e invisibilización en los medios de comunicación hegemónicos hacia estas identidades y sus problemáticas sociales, económicas y culturales. Estos medios modelan y fomentan un sentido común cisheteropatriarcal que empieza a ser disputado con la gestación de medios de comunicación alternativos o contrahegemónicos, que presentan los mismos hechos atravesados por la perspectiva de género o que se rigen por una nueva agenda en la que los acontecimientos y reclamos de estos colectivos históricamente vulnerados, negados y silenciados son la mayor prioridad.

30.400 compañerxs

La dictadura cívico-militar-eclesiástica que se desarrolló en nuestro país entre 1976 y 1983 tuvo un claro objetivo de reestructuración económica y social, que se llevó a cabo mediante el aniquilamiento físico y simbólico de un “otro”. El sociólogo Daniel Feierstein propone pensar esto en términos de una “práctica social genocida”, que se desplegó para la destrucción y reorganización de relaciones sociales. Con la instalación de una cultura del terror, se perpetraron miles de torturas, desapariciones y asesinatos de supuestos sospechosos, delincuentes, subhumanos, peligrosos que, según este discurso, debían ser eliminados para el bien de la sociedad. En este sentido, los militantes y dirigentes políticos, y todo aquellos que se entendieran por oposición, se convirtieron en el target de los Grupos de Tareas del poder de facto.

Y es aquí donde resulta importante agregar un factor, que no ha sido tomado tan en cuenta en las últimas décadas, y es el de la identidad, la expresión de género y la orientación sexual. La comunidad LGBT+, como toda minoría en tiempos de dictaduras, fue perseguida y torturada por formar parte de ese “otro” que fue negado y aniquilado. En ese entonces, todas las identidades eran nombradas con la categoría “homosexualidad”: travestis, trans, lesbianas, bisexuales y gays eran señaladxs y perseguidxs. En su mayoría no eran desaparecidxs por esa condición, pero el tratamiento recibido, afirmaba en 1985 el rabino Marshall Meyer (integrante de la CONADEP) a Carlos Jáuregui, había sido especialmente sádico y violento: violaciones “correctivas”, violencia psicológica, persecuciones, torturas deshumanizantes.

Estos delitos de lesa humanidad sufridos por el colectivo fueron invisibilizados en el primer registro de la CONADEP, pero se sabe que fueron, al menos, 400 compañerxs trans, travestis, gays, lesbianas y bisexuales, y que no tuvieron lugar en el documento por la presión del sector católico dentro de la misma comisión. Con el pasar de los años, la consolidación de los organismos de Derechos Humanos y la visibilización de las demandas del colectivo LGBT+ permitieron hacer públicas estas desapariciones y al día de hoy pueden encontrarse columnas en las históricas marchas del 24 de marzo que reclaman Memoria, Verdad y Justicia por los 30.400 detenidxs desaparecidxs durante el régimen dictatorial.

Fuente: Agencia Presentes

En este panorama, la complicidad, o incluso coautoría, de los medios de comunicación hegemónicos en el exterminio no resulta sorprendente. A través de la mentira, el ocultamiento y la manipulación de la información, la prensa alentó y promovió esta cultura del terror, deshumanizando y estigmatizando a estos “otros”, que eran las víctimas de un régimen criminal. La comunidad LGBT+ no existía en los medios masivos. La dictadura se autopresentaba como el modelo defensor de la familia tradicional cristiana y heterosexual, y sus cómplices mediáticos trabajaban en ese mismo sentido.

Democracia para algunxs

Con el fin de un período de violencia y horror, Argentina despertó en una primavera democrática. Con la ilusión de un pueblo que había sufrido la dictadura más cruel de su historia, la democracia de los ‘80 fue entendida a modo de “utopía”, según afirma Eduardo Rinesi en su escrito “De la democracia a la democratización” (2013). Era la esperanza de un futuro mejor, pero que se construía en base a las libertades individuales, se reducía a la ruptura de las cadenas puestas por la represión de la etapa anterior. La vuelta de esta democracia liberal y “de transición” no supuso menor represión y exclusión para varios colectivos sociales, entre ellos la comunidad LGBT+, que continuó siendo atacada y estigmatizada por los aparatos represivos del Estado. No era una democracia para todxs.

Conquistas y reconocimiento

Las históricas batallas por el reconocimiento y la inclusión de las diversidades sexuales, por el derecho a vivir de manera digna y expresar libremente su identidad de género autopercibida o su orientación sexual, encontraron un lugar de articulación y contención dentro del Estado a partir del establecimiento de gobiernos nacionales y populares que bogaron por la pluralidad, la igualdad y la diversidad.

La democracia comienza a ser entendida como un proceso de “democratización”, en la misma línea del autor antes citado. El Estado como condición y garante de la ampliación y universalización de derechos y libertades colectivas (ya no individuales). Porque no hay que olvidar que, como asegura Rinesi, “hay derechos porque hay Estado”. Pero no cualquier tipo de Estado: es necesario para la expansión y el cumplimiento pleno de los derechos de todas las personas, un aparato estatal que contenga y de voz a las demandas y reclamos de los colectivos más vulnerados y excluidos.

Esto en América Latina lo han hecho los gobiernos nacionales y populares. Con políticas públicas concretas, los colectivos de la diversidad sexual comenzaron (porque sería necio, o perverso, negar que su situación de vulnerabilidad y exclusión es una cuestión resuelta) a dar disputas en el mismo terreno de la política y las instituciones estatales, dando grandes pasos para las transformaciones estructurales necesarias para que el desarrollo de sus vidas sea en condiciones de igualdad con otros sectores de la población. La Ley de Matrimonio Igualitario (2010) y la Ley de Identidad de Género (2012), sancionadas durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, significaron un punto de inflexión y el inicio de un nuevo paradigma en materia de derechos humanos en la Argentina y en la región.

El reconocimiento de la diversidad, con el horizonte puesto en la igualdad de oportunidades, se convirtió en política pública, otorgando derechos y libertades que para otros resultaban naturales, pero que habían sido negados históricamente a esta comunidad. Se establecieron políticas de reparación de derechos. A partir de esto, lxs trans pudieron tener un documento con una identidad de género que refleje su persona real, las parejas homosexuales pudieron casarse (con reconocimiento legal), adoptar y formar familias, entre tantas otras cuestiones. La discriminación se volvió intolerable en aspectos jurídicos e institucionales, y la inclusión, una parte inexorable del cumplimiento pleno de los derechos humanos, y de la construcción de una democracia plena y participativa.

Estas políticas también se vieron reflejadas en los medios de comunicación. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, impulsada también por este gobierno y promulgada en 2009 (y modificada en 2016 por la gestión de Mauricio Macri), planteó un panorama en el que, no sólo ya no se permitiría la concentración monopólica de los medios hegemónicos, sino que tampoco la discriminación naturalizada en estos espacios.

Se postuló a la democratización de la comunicación como eje principal, y el fomento de la diversidad y la pluralidad de voces como estandarte; entendiendo siempre a la comunicación como un derecho humano fundamental. Esto ponía fin a una Ley de Radiodifusión que continuaba vigente desde la última dictadura y que se regía en el marco de “la preservación de la moral cristiana”. En total oposición, la nueva Ley de Medios anunciaba entre sus objetivos: “Promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual”.

También resulta importante destacar, en el mismo marco de la continuación de una experiencia popular y anti neoliberal en nuestro territorio, la creación del Ministerio Nacional de las Mujeres, Género y Diversidad en el reciente 2019, con el inicio del gobierno de Alberto Fernández. Una decisión política necesaria en un contexto donde los feminismos y los movimientos por la diversidad sexual tomaron las calles y se las rebuscaron para formar parte activa del Estado.

Hay un movimiento social y político en constante expansión que no puede ser silenciado y que se cuela por las estructuras patriarcales más conservadoras. Un Ministerio que se propone trabajar en primera instancia “para construir una sociedad más justa con todos, todas y todes” no es un concepto al pasar: es asumir un compromiso político, que siempre han tenido estos gobiernos progresistas, pero que se ve cada vez más consolidado al calor de las luchas populares, en este caso, por la emancipación sexual, y en su articulación con el movimiento de liberación de las mujeres.

Alternativxs

Los medios de comunicación hegemónicos son empresas y, como tales, su foco está puesto en las ganancias y el beneficio de sus intereses; que no sólo son económicos sino también sociales y políticos: responden al bloque de poder dominante. No es extraña, ni casual, la reproducción y difusión de mensajes LGBT fóbicos a través de programas de televisión, radios y portales digitales. Es que estos medios masivos siguen construyendo y modelando sentidos comunes que sólo legitiman a las identidades cisheteronormativas y refuerzan una cultura patriarcal. Así, excluyen y estigmatizan a otras sexualidades, cuerpos y experiencias, que son demonizadas y estereotipadas, o directamente invisibilizadas de las agendas mediáticas.

La Agencia de noticias “NOVA” representa un ejemplo claro de esto. En su modus operandi se identifica la homofobia, la transfobia, la misoginia; la promoción del odio en todas sus escalas. Una de sus notas más nefastas fue publicada hace poco tiempo y se titula: “Repudio al actor travesti Flor de la V por exponer la sexualidad de famosos. Todo en la nota atenta contra los derechos del colectivo travesi-trans, principalmente el no reconocimiento de la identidad de la actriz Florencia de la V, contemplado por la Ley de Identidad de Género.

Asimismo, la avanzada de los colectivos de lucha y reivindicación de las diversidades sexuales, hermanados con los feminismos, se volvieron una realidad concreta y visible para todxs, que los medios masivos no pudieron omitir (ya sea por presión, por beneficios económicos, por convicción, etc).

La sociedad también moldea y condiciona, aunque en una medida muchísimo menor por su poder real y capacidad de respuesta a los medios hegemónicos. Muchos de estos sumaron editorxs de género a sus filas, secciones exclusivas sobre las problemáticas y reclamos de esta comunidad, perspectiva de género en algunxs de sus periodistas, pero la cuestión estructural de la concepción estereotipadas de estas identidades y su exclusión es una constante.

Los gays suelen ser mostrados como varones, jóvenes, blancos, porteños, de clase media/alta, con un aspecto que no se aleje de la imagen de “macho”, mientras las mujeres trans (que pueden contarse con los dedos de la mano) son flacas, altas, con piernas esbeltas, cabello largo y siempre arreglado. Otras identidades son totalmente negadas. Se construye un imaginario alrededor de estos cuerpos y personalidades que deja afuera a lo diferente, a lo que no encaja en el establishment: una inclusión de cartón. ¿Es un avance? Sí. ¿Debemos conformarnos? No.

En este escenario, crece la necesidad de ser representadxs, de mostrarse y hacerse oír, de ganar lugar en la batalla cultural e ideológica, de disputarle los sentidos en torno a las sexualidades y corporalidades a los grandes monopolios mediáticos: nacen nuevos medios de comunicación alternativos.

Surgen agencias de noticias como Sudaka TLGBI o Agencia Presentes, que desde una perspectiva de género, diversidad sexual y derechos humanos, y con un enfoque interseccional y latinoamericanista, conformaron espacios con comunicadorxs conscientes y activistas que pudieran dar cuenta de sus realidades y problemáticas, que pudieran denunciar y visibilizar violencias y carencias de estos colectivos, desde la voz de quienes lo viven. Disputan, aún en condiciones desiguales, la hegemonía cultural, la capacidad de nombrar al mundo, a nuestros cuerpos y sexualidades, que históricamente ha estado en mano de los grupos de poder concentrado. La misma SUDAKA TLGBI se presenta como tal: “…Desde este espacio de trinchera, resistencia y militancia, apostamos a una comunicación popular, democrática y transfeminista. Y también, buscamos disputarle la configuración de sentido sobre nuestras orientaciones e identidades, al discurso hegemónico, patriarcal y heteronormativo, que instalan los grandes medios de comunicación.”

Neoliberalismo y diversidad ficticia

Pero… ¿qué ocurre con estas luchas y reivindicaciones frente a una nueva oleada neoliberal? América Latina, y el mundo, están atravesando nuevamente el avance feroz de gobiernos ultraderechistas y reaccionarios que ponen a sus Estados al servicio de sus intereses, de la timba financiera y de los capitales extranjeros y transnacionales. Argentina, tras cuatro años de ajuste y destrucción económica y política, retomó el camino de los gobiernos populares, pero ha quedado sola en la región.

La reactualización de las prácticas neoliberales trae aparejados los mismos problemas estructurales para lxs que menos tienen y los sectores más vulnerables. En el plano de lo social, los derechos vuelven a concebirse en términos de libertades (bajo la ética del mercado), y lo colectivo desaparece frente a la individualidad y la meritocracia. Se mercantilizan las vidas, las relaciones sociales y los cuerpos. El Estado hace humo en donde más se lo necesita.

En Argentina, tuvimos un gobierno que, a través de su Secretaría de Derechos Humanos, publicó en las redes sociales una imagen que expresaba “La heterosexualidad es parte de la diversidad sexual”.

Puede parecer un anuncio inofensivo, hasta bienintencionado para algunxs, pero en verdad indicaba una manera de ver/entender (o mejor dicho, de no querer ver/entender) las problemáticas y discusiones en torno a los colectivos realmente invisibilizados y discriminados. Hay gobiernos de derecha, como el macrismo, que intentan, para atraer a ciertos sectores, seguir o implementar algunas políticas sociales de “reconocimiento” y respeto (ficticio) hacia las diversidades sexuales, pero -como explica Nancy Fraser en su libro ¡Contrahegemonía ya!, haciendo referencia al neoliberalismo progresista estadounidense- esto no apunta a abolir las jerarquías sociales, que empujan a ciertas identidades a la extrema pobreza y marginación, sino tan sólo a diversificarlas mediante la consolidación de un sentido común que instala que los “talentosos” y quienes se lo merecen pueden llegar a la cima. Igualdad se convierte en sinónimo de meritocracia.

Pero es que el reconocimiento no alcanza sin redistribución justa y equitativa de los ingresos y bienes. La igualdad debe ser colectiva e inclusiva. La ética del mercado debe ser desplazada por la ética de la responsabilidad con lxs otrxs. ¿De qué sirve una publicación de la bandera del orgullo si las mujeres trans son empujadas, por el desamparo del Estado, a una esquina para poder comer, con una expectativa de vida de entre 35 y 40 años? ¿De qué sirve alardear la inclusión de un funcionario homosexual como Peter Robledo para mostrarse “diversos” cuando sólo hay lugar para quienes cumplen con el estereotipo de varón gay, exitoso y merecedor de su lugar?

Y el rol de los medios de comunicación en este escenario es fundamental. Son ellos quienes legitiman y modelan los sentidos que hacen tolerable al modelo neoliberal y a las injusticias. Muchas personas pertenecientes a las clases medias y altas, y a su vez parte de la comunidad LGBT+, se enfilan rápidamente tras gobiernos que les aseguran que el camino de la meritocracia es el correcto, que nada tiene que ver la discriminación que sufren con “la política”. La interseccionalidad queda a un lado y se despolitiza la lucha por la diversidad. Aún así se resiste, se marcha y se reclama desde estos colectivos diversxs en busca de transformaciones estructurales que den condiciones de vida dignas para todxs. Y todxs es todxs.

No todo es lo mismo

Entonces, no todo es lo mismo. Ni todos son lo mismo. El respeto y reconocimiento de la diversidad sexual, y de las batallas y reivindicaciones de la comunidad LGBT+ en particular, debe entenderse desde una perspectiva integral y colectiva, de derechos humanos y cumplimiento de las condiciones básicas de vida. Se necesita de un Estado que articule y resuelva estas demandas mediante la ampliación de derechos, y la creación y consolidación de una estructura que contenga y garantice la inclusión y la igualdad.

Los medios de comunicación masivos tienen un papel protagónico en la construcción y reproducción de un sentido común que represente y tenga en cuenta (y no niegue, discrimine y criminalice) a estas identidades, sus reclamos y conquistas. La comunicación alternativa está dando la batalla cultural, con la voz de quienes protagonizan estas luchas, y es en esta disputa por la hegemonía (y por la prolongación de gobiernos nacionales y populares en el Estado) donde se define la representatividad política, social y mediática de estas identidades diversas.


Fuentes:
https://agenciapresentes.org/2020/03/23/memoria-lgbt-por-que-se-habla-de-30-400-desaparecidxs
https://agenciapresentes.org/2019/03/24/memorias-lgbt-en-dictadura-en-la-clandestinidad/
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/155000-159999/158649/norma.htm
http://sudakatlgbi.com.ar/como-se-representa-la-diversidad-sexual-en-los-medios-masivos-de-comu nicacion/
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/17694/texact.htm
https://pulsonoticias.com.ar/37194/maricas-en-dictadura-los-desaparecidos-que-nadie-nos-conto/
RINESI, Eduardo (2013). “De la democracia a la democratización: notas para una agenda de discusión filosófico-política sobre los cambios en la Argentina actual. A tres décadas de 1983”. Revista Debates y Combates, No 5, Año 3. Buenos Aires: Fundación Casa del Pueblo.
RINESI, Eduardo (2013). “De la democracia a la democratización: notas para una agenda de discusión filosófico-política sobre los cambios en la Argentina actual. A tres décadas de 1983”. Revista Debates y Combates, No 5, Año 3. Buenos Aires: Fundación Casa del Pueblo.
Fraser Nancy (2019) “¡Contrahegemonía ya!: Por un populismo progresista que enfrente al neoliberalismo.” Lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer. (Selección) Siglo XXI Editores

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Delfina Venece
Delfina Venece

Nací en el interior de Buenos Aires: los porteños nos confunden con Parque Chacabuco. De crianza gorila, devenida en pseudo-troska por contraste, hoy peronista por convicción. Mi canción favorita a los 10 años era Los Salieris de Charly, de León Gieco.

Al patriarcado, marca personal

Al patriarcado, marca personal

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POR MAIA CUBRIC*

Siempre se comienza por el repaso histórico de estos últimos cuatro años, ya que el deporte argentino fue absolutamente desfinanciado por una gestión basada en políticas neoliberales, que lo concebía desde una lógica exclusivamente mercantil. Lo cierto es que desde la asunción del Frente de Todes, a fines del año pasado, el escenario cambió. Y acá por lo menos hay dos puntos que son claves para señalar.

En lo que respecta a las problemáticas que castigan a mujeres y diversidades, se puede celebrar, entre otras cosas, la creación del primer Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Y más puntual, en lo que al ámbito deportivo se refiere, es la primera vez en la historia que una mujer está a cargo de la Secretaría de Deportes a nivel nacional, lo que no es menor y más si se trata de la ex-leona Inés Arrondo.

Foto: Alejandro Leiva

Ahora, ¿se festejaría la llegada de un hombre a un espacio que siempre se lo adueñó, por su simple condición de género y/o lugar privilegiado, la mujer? Claramente no, porque no pasa. Esto da cuenta no solo de la desigualdad existente, sino de los espacios en los que todavía falta cuestionar su composición respecto a la diversidad. Por eso, este cambio táctico que pone a una compañera mujer en la Secretaría de Deportes es, entre otras cosas, una muestra de que la voluntad política no solo se basa en el financiamiento económico, sino que requiere ser pensada desde una perspectiva integral. Es decir, si se quiere promulgar medidas para la igualdad, es preciso darle voz y voto a quienes siempre han recibido un trato desigual.

Un ejemplo concreto de que esto simboliza un avance fue la creación del curso “Género y Deporte” que la Secretaría de Deportes y la Secretaría de Estado de Igualdad y Género, en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social, comenzaron a llevar a cabo el 15 de mayo. Se trata de una capacitación que tiene como objetivo generar un proceso de formación continua para las instituciones y les deportistas de forma virtual; y está enmarcada en el Plan de Eliminación de las Violencias en el Deporte.

El primer taller de este curso se denomina “Lo que no podés dejar de saber sobre Género, Masculinidades y Violencia” y propone ser un espacio de formación y reflexión que sea útil para pensar y transformar las prácticas diarias en las instituciones deportivas (que históricamente fomentaron y construyeron desigualdades respecto al género y/o la orientación sexual). Y teniendo en cuenta que están asistiendo a estas capacitaciones organismos como la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) o la Unión Argentina de Rugby (UAR), que tanto tienen que de-construir, queda a la vista la importancia del Estado como herramienta para realizar transformaciones profundas y necesarias.

A su vez, el taller tiene como objetivo fortalecer a las instituciones con la creación de áreas específicas o referentes de género y crear capacitaciones para formar a las dirigencias en esta perspectiva, como así también elaborar protocolos de acción. Y es clave detenerse en este último punto porque si se tiene en cuenta la cantidad de sucesos violentos en los que están implicados diferentes jugadores de fútbol de Primera División, crear protocolos para las instituciones es urgente. De hecho, hace poco se sumó el caso de Sebastián Villa a la larga lista que tiene, entre otros, a Jonatan Cristaldo, Lautaro Acosta, Edwin Cardona, Frank Fabra, Wilmar Barrios, Ricardo Centurión, Agustín Rossi, Rafael Santos Borré, Alexis Zárate y Renzo Saravia. Todos ellos denunciados por violencia de género y con una ventaja en común: las instituciones no tienen definido cómo actuar.

Por otra parte, el segundo taller del curso se denomina “Comunicación y Periodismo Deportivo con perspectiva de Género”  y respecto al mismo, Inés Arrondo expresó: “Además de trabajar en el campo del deporte, tanto en sus estructuras directivas, técnicas y los propios deportistas, es fundamental la comunicación y tener en claro esta perspectiva de género”. Recordemos que cuando de periodismo deportivo se trata, el panorama es complejo porque está construido sobre cimientos de lógicas machistas (que se encargan de mantener en constante reproducción). Y es otro espacio que históricamente fue negado a las mujeres y las diversidades bajo la justificación de la “incapacidad”. Como si la masculinidad fuese sinónimo de sabiduría o comprensión, cuando en realidad las profesiones no tienen género, y se trata de una cuestión de posibilidad.

Si bien las luchas de los movimientos de mujeres y diversidades están gestando cambios reales y necesarios en estructuras enquistadas en la sociedad, queda claro que hay un largo camino por recorrer. Si no, habría que preguntarse cuántas mujeres componen el Comité Ejecutivo de la AFA y las desigualdades estarían a la vista. Es preciso analizar que por algo no se deja avanzar a las mujeres y diversidades en determinadas canchas, y a su vez, no existe cupo cuando se trata de ocupar lugares de decisión “real”. La paridad de género, entonces, está condicionada por quienes quieren seguir siendo dueños de la autenticidad. Algo que la secretaria de Deporte no desconoce y que menciona desde el año pasado: “No hace falta hacer un diagnóstico porque está a la vista cuando ves la composición de las comisiones directivas de las federaciones y los clubes, los lugares de entrenadores y la utilización de recursos. Queremos desarrollar un plan para ir transformando esas estructuras en concordancia con la transformación que está haciendo toda la sociedad”.

La presencia de un Estado que tiene la pelota y que decide pasarsela a quienes siempre han sido obligades a ir al banco, por quienes se creen dueños de la legitimidad social, es de vital importancia. Como también lo es la construcción de políticas públicas en ese sentido: por ejemplo, el programa Género y Deportes o el lanzamiento de Escuelas Deportivas Argentinas (EDA) para promover  la práctica deportiva y la inclusión social. En palabras de la propia secretaria, dichas en diciembre del año pasado:  “El deporte tiene que ser un espacio que nos fortalezca como país (…) Cuando una actividad deportiva desembarca en el espacio público transforma las ciudades. Hay que resignificar la frase de que el deporte te ayuda a sacar a los niños de la calle: el deporte ayuda a sacar a los niños de las adicciones, del sedentarismo, de la obesidad, pero no de la calle. De la calle no nos tiene que sacar nadie. Es una actividad que permite transformar el espacio público en un espacio participativo“.

En resumidas cuentas, como en el fútbol, ningún equipo sale campeón sin una dirigencia, ni ninguna dirigencia puede hacer algo sin la construcción general. Del diálogo entre las dos partes es desde donde se construye. Además, si bien nunca se festejan las victorias antes de tiempo, tampoco nunca se deja de alentar si se busca ganar. Y ganar, en este mundo, en este contexto, es construir igualdad. Lo interesante, entonces, es que este es un partido que el Estado está dispuesto a jugar.


* Hija del mar y la luna de la perla. Entiende que nada es porque sí y que por eso mismo todo 
se puede cambiar. Sueña con un mundo igualitario y confía en que la práctica es la mejor
manera de militar. Es amiga de la palabra en sus múltiples variantes, amante del arte y del
intercambio cultural.
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