Si entras indeciso al cuarto oscuro, pensá que votaría el “Tigre” Acosta y hace lo contrario.
El de la primera foto es mi abuelo Hugo. El de la segunda soy yo a los 18, 19 años, posiblemente la misma edad que tenía él cuando retrataron esa imagen en la que miraba con tanta seriedad a la cámara.

Hago esta publicación porque hace algunas semanas atrás, entre mates y charlas con mi vieja, caímos en la cuenta de que el próximo año voy a cumplir la misma edad que tenía Hugo cuando un grupo de tareas reventó la casa de Florencio Varela donde estaba y se lo llevaron secuestrado. Hugo vivía con Cristina, mi abuela, su compañera y con ellos vivía una bebé de tres meses, Lucía, mi vieja.
El último dato que tenemos de Hugo y Cristina es que los vieron en “Capuchita” el cuarto piso de la ESMA. Subsuelo del infierno donde los desaparecidos convivían directamente con las más crueles torturas, violaciones y vejaciones que alguien pueda imaginarse.
Nunca más se supo de ellos. Calculamos que el barroso fondo de nuestro Río de La Plata guarda aún sus restos.
En estos últimos días desde la Unidad Penal 34, el genocida “Tigre” Acosta, jefe de los grupos de tareas que llevaron adelante la maquinaria de tortura en la ESMA, publicó una carta celebrando el repertorio de Javier Milei y Victoria Villaruel. Pidió además el permiso para ir a votarlos este domingo.

Los de la tercera foto son Adelqui y Susana, mis abuelos paternos, precisamente un 18 de noviembre, pero del año mil novecientos setenta y siete, un grupo de tareas reventó su casa en la ciudad de Merlo para llevárselos. Adelqui y Susana vivían con su hijo Carlos de cuatro años, mi viejo.
Carlos estuvo más de dos meses apropiado por los secuestradores de sus padres. Hasta que, redondeando ese tiempo, aparecieron en la morgue de Padua los cuerpos de Adelqui y Susana. A los pocos días un auto sin identificación dejó a mi viejo en una plaza. Con el paso de los años y los juicios a los represores, pudimos saber que Adelqui y Susana estuvieron secuestrados en el CCD “Club Atlético”.
Hasta el día de la fecha los genocidas mantienen sus pactos de silencio, ocultando y negando la maquinaria de terror y exterminio que montaron sobre toda la estructura del Estado Nacional. Todavía falta restituir la identidad de más quinientos niños y bebés apropiados por el terrorismo de estado.
Lo del domingo no es solo una elección. Mañana se ponen en disputa los valores y consensos democráticos que tanto nos ha costado construir en estos jóvenes 40 años de democracia.
Si me conoces, te pido por favor, no votes como el “Tigre” Acosta.

Felipe Bertola
Cuando estaba en la panza, mi vieja me cantaba “Significado de Patria” para tranquilizarme. En la comunicación y organización popular encontré la clave para poder “ser la revancha de todxs aquellxs”. Como todo buen platense, sé lo que es ganar una Copa Libertadores.
Felipe, tus palabras estrujan el corazon…Nunca como el Tigre Acosta!!!!! NUNCA MAS