Posicionamiento del Multimedio Trinchera de cara al balotaje del 19 de noviembre y ante los dichos de la diputada por La Libertad Avanza, Lilia Lemoine, sobre la privatización de los medios públicos, y la confirmación de su líder y candidato presidencial, Javier Milei.
Se viven horas fundamentales en la República Argentina en lo que respecta a la democracia conseguida 40 años atrás, que tanto dolor y sangre costó. Este domingo se elegirá mediante el sistema de balotaje al próximo presidente de la Nación, y las dos opciones no solo se plantean en posiciones antagónicas, sino que además suponen una discusión fundamental: democracia o tiranía.
A nuestra forma de entender, la objetividad jamás fue una forma sincera de hacer periodismo, y menos aún en esta circunstancia. No tomar posición ante dos proyectos de país, en conocimiento de que uno de los dos pone en duda la legitimidad de la democracia, al mismo tiempo que reivindica la última dictadura cívico eclesiástica militar y a los personajes más siniestros de la última dictadura e idolatra a la ex jefa militar y política de Inglaterra, Margaret Thatcher, responsable del hundimiento del barco ARA General Belgrano y de la muerte de 650 argentinos, sería una canallada por parte de quienes decimos ser responsables de la comunicación como medio de transformación de la realidad.
Pero lo que mas no preocupa en las últimas horas, además de las distintas amenazas a dirigentes, fueron los dichos de la diputada ya electa por LLA, Lilia Lemoine, quien aseguró a una colega de la Televisión Pública que los medios públicos serían privatizados, seguido de una amenaza explícita en la que le recomendó “ser buena trabajadora”, lo cual horas después fue respaldado por Javier Milei. Sabemos, como ya ha marcado en otras circunstancias la historia, que estas lógicas sólo significan desempleo, despidos, menos trabajo y por ende más desigualdad. Por otra parte, es de público conocimiento que la información es un derecho para todas y todos los ciudadanos argentinos, y el mismo debe estar garantizado por el Estado. De esta manera no solo los medios comunitarios y los medios públicos, sino también los medios de comunicación privados más grandes del país reciben pauta nacional. Si esta misma se corta, la democracia en la comunicación dejará de existir: solo los medios de grandes capitales tendrían voz, y la pluralidad de voces se acortaría aún más.
Javier Milei plantea estructuralmente en su plataforma electoral una receta económica que ya tuvo sus resultados en varias oportunidades en nuestra historia: la desprotección del trabajo y la industria argentina y la especulación financiera como única fuente de producción de riquezas, lo cual concentra estas mismas en quienes ya acumulan capital. Estos mecanismos solo agradaran las brechas de desigualdad que ya de por sí son necesarias mejorar en la Argentina, sumado a propuestas como la eliminación del artículo 14 bis de la Constitución, que representa la protección que posee el trabajador en las relaciones laborales. También nos preocupa fehacientemente la propuesta de vender recursos como el pozo no convencional de extracción de crudo de Vaca Muerta, o la propia YPF, brazo estatal clave para explotar al máximo estos recursos que representan el futuro de nuestra nación y la soberanía energética.
Por todo esto y un sinfín más de motivos es que creemos que la Argentina que viene tendrá mejores posibilidades de crecer en un entorno justo y de paz política y social si Sergio Massa es el próximo presidente de la Nación. Porque entendemos que la galopante inflación es producto de una serie de estafas, infortunios y malas decisiones, iniciadas en un golpe sin igual a las reservas argentinas: la toma del préstamo del Fondo Monetario Internacional por 45 mil millones de dólares. Porque entendemos el conocimiento y capacidad de Sergio Massa en la gestión pública, y porque en estos últimos meses ha demostrado querer más que nadie a la Argentina desempeñando una doble función como candidato presidencial y ministro de Economía. Porque creemos que es el momento en que la Argentina necesita de un gobierno de Unidad nacional para que los próximos años sean con superávit fiscal, comercial, crecimiento del poder adquisitivo y por sobre todas las cosas porque necesitamos de una Argentina en donde transcurra la paz social y política, con una fortaleza democrática garantizada por una pluralidad de voces y medios de comunicación.