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De acuerdo a un informe de las Naciones Unidas (ONU) más de 1,3 millones de personas sufren hambre severa en Madagascar. También se reportan violencia de género y explotación infantil, q1ue van en aumento en la isla africana. Además, unas 30.000 personas se enfrentan a condiciones de hambruna. Se cree que la sequía en el sur de país es producto del cambio climático. Pero, desde que el capitalismo se apoderó del país la situación fue de padecimiento crónico para el pueblo malgache.

Madagascar es la isla más grande de África. También es la isla más grande del mundo después de Groenlandia, Nueva Guinea y Borneo, se encuentra situada en el Océano Índico, frente a las costas de Mozambique. El clima tiene bastantes variaciones en función de la altitud y de su relación con el mar. Así, la zona costera en el este tiene un clima con abundantes precipitaciones, mientras que la costa del oeste tiene una larga estación seca. En el sur y suroeste se da un clima semiárido y con escasas precipitaciones, en tanto que en el noroeste las lluvias pueden legar a los 3000 mm anuales. En muchas zonas del interior predomina un clima tropical suavizado por la altitud.

Se cree que desde el siglo VIII d.C., la isla fue habitada por habitantes provenientes de Insulindia, de regiones donde se desarrollaron los austronesios de Borneo. Entre el 1000 y el 1400 llegaron poblaciones nuevas de Insulindia, pero también colonos bantúes africanos, comerciantes musulmanes de Omán y tamiles del sur de India y Sri Lanka. El mestizaje se hizo presente y se formó el lenguaje malgache. También se engendró una sociedad de castas y las guerras entre etnias. La etnia Merina es la que se convirtió en clase señorial y dominante. A principios del siglo XIX, la isla se unificó políticamente bajo el gobierno del reino Merina que estableció su capital en Antananarivo, gobierno que se mantuvo hasta 1896, cuando fue derrotado por tropas francesas que convirtieron a Madagascar y las islas cercanas en una nueva colonia de Francia. La independencia del país fue obtenida en 1960con Philibert Tsirana, dirigentes del Partido Socialdemócrata (PSD), como primer presidente elegido por las urnas.

Hoy Madagascar sufre una hambruna en el sur del país que afecta a 1,3 millones de personas. También hay violencia bandoleril rural entre los “jalas”, que saquean aldeas y cometen actos de violencia de género y explotación infantil entre las tribus bantúes malgaches. Las familias azotas por una sequía terrible se alimentan de grillos y de cactus del desierto. El ganado es robado por los “jalas” lo que deja a estas poblaciones sin fuentes de alimentos cárnicos. El coordinador humanitario de la ONU en esa nación, Issa Sanogo declaró que “más de medio millón de niños sufren desnutrición aguda”. Esta situación ha propiciado que infantes sean privados de la educación porque han tenido que ayudar a sus familias con trabajos que sostienen la vida cotidiana como buscar comida y agua.

Los impactos de la sequía más aguda en más de 40 años, combinados con tormentas de arena y plagas, han hecho que sea casi imposible para las personas cultivar sus propios alimentos durante al menos tres años. Los grandes medios informan que lo que está viviendo Madagascar es muy grave yuna hambruna terrible, la primera provocada por el cambio climático.

Cierto es que los grupos más pobres y marginados de la sociedad sean los que paguen el precio más alto por las acciones y errores de los mayores emisores de dióxido de carbono del mundo. Pero Madagascar ha tenido un historial de más de 40 años de capitalismo salvaje que ha excluido a millones de personas. Hoy tiene a más de 30 millones de seres humanos habitando sus suelos, casi 20 etnias diversas y conflictos entre pueblos que ha llevado a que los barrios pobres de las ciudades sean cócteles de explosión de inseguridad social. En la actualidad gobierna un empresario progresista llamado Andry Rajoelina, del Tanora Malgache Nonora, una fuerza política que proclama a los cuatro vientos “la vía socialdemócrata al bienestar malgache”. El ex alcalde de la capital, Antananarivo, llegó al poder tras un golpe de Estado protagonizado por el ejército contra el anterior presidente Marc Ravalomanana en medio de una larga crisis de disturbios a lo largo de 2009.

Un poco de historia reciente no viene nada mal. Tras la independencia de 1960 Madagascar se sumó a la ola de radicalización socializante africana de los tiempos de Guerra Fría. Tsirana se mantuvo en el gobierno hasta 1972, fecha en que la oposición de importantes sectores de la población a su política de supeditación a la política francesa le forzó a dimitir, entregando la dirección provisional del gobierno a su hombre de confianza, el general Ikus Ramanantsoa, quien se comprometió a iniciar una política más nacionalista. Tres de años después, Ramanantsoa renunció de su puesto y fue nombrado el Comandante Didier Ratsiraka como cabeza de estado.

Ratsiraka era marxista-leninista y era apodado “el Capitán Rojo”. Pronto se unió a la Unión Soviética y se amigó con la Revolución Cubana de Fidel Castro. Ratsiraka promovió la realización de elecciones para la Asamblea Nacional en 1977, elecciones en las que sólo participaría el único partido legal, Vanguardia de la Revolución Malgache (AREMA). Se nacionalizó la economía, el comercio exterior, se decretó una reforma agraria, granes planes de alfabetización y planes quinquenales para el desarrollo de la industria de manufacturas ligeras. Con ayuda de Moscú y La Habana Ratsiraka llevó a cabo su plan socialista, que además apoyó a los rebeldes sudafricanos, namibianos y zimbabuenses contra los regímenes racistas de África Austral.

Andry Rajoelina, el actual presidente socialdemócrata y empresario católico de Madagascar desde el 19 de enero de 2019, también estuvo en el cargo desde el 17 de marzo de 2009 hasta el 25 de enero de 2014. Fue elegido en diciembre de 2018 para otro mandato presidencial.​ Antes era el alcalde de la capital, Antananarivo y llegó al poder tras un golpe de Estado protagonizado por el ejército contra el anterior presidente Marc Ravalomanana en medio de una larga crisis de disturbios a lo largo de 2009.

En el decenio de 1980 la ayuda soviética mermó y Ratsiraka fue abandonando su socialismo de juventud. En el año 1982 en las siguientes elecciones legislativas, se permitió la participación en las misma a un nuevo partido, el Movimiento Nacional para la Independencia de Madagascar (MONIMA), pero el presidente Ratsiraka fue reelegido, quien prometió “liberar la economía”. El giro burgués estaba en marcha en Madagascar.

En febrero de 1989, el general Amina Rakotoarijaona, después de diez años como primer ministro, renunció de su cargo, siendo sustituido por el Coronel Ihak Ramahatra, perteneciente a la realeza merina. En mayo de ese mismo año, se celebran elecciones presidenciales y Ratsiraka vuelve a ser reelegido. A mediados de 1991, el descontento de la población contra el gobierno, a quien responsabiliza de la desastrosa situación económica desde su aceptación de las propuestas del FMI y de representar sólo los intereses de la oligarquía merina, estalla en numerosos motines populares que son reprimidos duramente por el ejército, con centenares de muertos entre los manifestantes. Esta represión militar divide al propio ejército y una parte de éste, apoyada por los franceses, exige el abandono del presidente. Ratsiraka no dimite, pero se ve obligado a pactar en octubre de 1991, la formación de un “Gobierno de Transición” que asume el compromiso de preparar la celebración de elecciones libres en noviembre de 1992.

En febrero de 1993, los votos acaban con los 18 años de gobierno de Ratsiraka, siendo elegido nuevo presidente el profesor de medicina, Albert Zafy, representante de la plataforma de la oposición Comité des Forces Vives (CFV), quien forma un gobierno encargado de la “Transición a la Tercera República”. Pero Zafy, que no supo depurar una administración fiel al anterior presidente, no logró a penas mejorar la situación del país y, ante la desilusión general de la población que en gran parte se abstuvo de participar en las siguientes elecciones, perdió su posición y permitió que el eterno Ratsiraka volviera, en 1996, de nuevo a la presidencia.  De nuevo, la aceptación de los planes impuestos por el FMI no serviría en los años siguientes para que el gobierno de Ratsiraka sacara al país de la mala situación económica general ni para que una gran parte de la población que vivía por debajo de los niveles de pobreza cambiaran su situación. Nuevamente, el descontento fue aumentando, al tiempo que aumentaba la popularidad de Marc Ravalomanana, alcalde de Antananarivo, que venía a representar la alternativa al mal gobierno de Ratsiraka.

El hambre azota a 1,3 millones de personas en el sur de Madagascar

Cuando en diciembre de 2001, ambos se enfrentaron en las elecciones presidenciales, Ratsiraka no reconoció el triunfo de Ravalomanana, autoproclamándose ambos vencedores de las elecciones. Aunque el gobierno formado en febrero de 2002 por Ravalomanana fue rápidamente reconocido por la comunidad internacional y Ratsiraka y sus fuerzas abandonaron la capital para refugiarse en la ciudad portuaria de Tamatave, los sabotajes constantes realizados por la gente de Ratsiraka obligaron a la realización de unas nuevas elecciones que zanjaran la situación, elecciones que en diciembre de 2002 dieron de nuevo el triunfo a Ravalomanana.

Desde la consolidación del poder por parte de Ravalomanana, el país ha conseguido alcanzar unas cotas muy altas de crecimiento económico para el empresariado merina, apoyado por ayudas muy cuantiosas de instituciones internacionales como el Banco Mundial.En enero de 2009 comenzaron unas protestas masivas contra el gobierno y sus planes de ajuste. ​ La violencia enfrentó al entonces presidente Ravalomanana con Andry Rajoelina, alcalde de la capital, Antananarivo. ​Rajoelina movilizó a sus partidarios para que salieran a las calles de Antananarivo a exigir la destitución de Ravalomanana, a causa de su supuesto estilo de gobierno “populista” y en contra de su política económica y de concesión de tierras agrícolas a consorcios extranjeros.

Rajoelina en el poder ahora fue resistido por la Unión Africana y la Unión Europea, trató de establecer lazos con China, pero también con Estados Unidos. Admirador de Joseph Biden y Kamala Harris, Rajoelina busca congraciarse con “la ola progresista yanqui”. Pero pronto Rajoelina se convirtió en otro fiasco. Se acercó al FMI, al Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo, y buscó inversiones de la Unión Europea y Estados Unidos. En la actualidad, Madagascar es uno de los países más pobres del mundo y, además, su zona meridional vive una devastadora hambruna que afecta a más de un millón de personas.

Pueden culpar al cambio climático por lo de la sequía de Madagascar. Pero las políticas neoliberales de los últimos 40 años han llevado al país a esta pobreza que hoy explota. Rajoelina nada hace por la situación y busca vender materias primas del país a los mercados occidentales (algodón, sorgo y ñame). El capitalismo malgache destruye al país y agrava la situación en el sur del país con esto del cambio climático.

Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

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