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Durante la década del 60, el Ejército Guerrillero del Pueblo conducido por Jorge Ricardo Masetti, se fortalecía en la yunga entre Bolivia y Argentina, mientras que en el norte del país hermano, el Che Guevara, descendía con sus hombres.

Ante este contexto, al poco tiempo de propiciar el Golpe de Estado, el 21 de agosto de 1966, Juan Carlos Onganía dispuso, a través del decreto-ley 16.926, el cierre forzado de 11 de los 27 ingenios azucareros existentes en Tucumán. El propósito era transferir gran parte de la producción azucarera a los ingenios en Salta y Jujuy, para comenzar a controlar militarmente la zona de frontera, donde conseguían gran adhesión los focos guerrilleros. El ganador de esta jugada fue Pedro Blaquier, dueño del Ingenio Ledesma.

Carlos Pedro Blaquier recibió a todos los trabajadores que migraron de Tucumán principalmente, pero también a los de los ingenios cercanos al Litoral Argentino. Además de la mano de obra barata, forzada al exilio de su tierra por el decreto, Blaquier recibió un gran apoyo económico por parte del Estado Nacional y una Ley que lo dejó por fuera de la restricción de cupos del azúcar. Estas son las razones por las que Ledesma  S.A.A.I. se convirtió en el mayor ingenio del país.

Para la década del 70 Ledesma controlaba la zona y la Provincia de Jujuy, la economía, la salud, los alimentos, la educación y la Gendarmería Nacional. Todo pasaba por los ojos y las órdenes de Blaquier.

Con la victoria del FREJULI y nuevamente las Organizaciones Armadas en la yunga, principalmente las FAP y el ERP; los obreros del ingenio Ledesma se organizaron ante tanto atropello y trabajo esclavo, y respaldados por la primavera camporista, se sindicalizaron con mayor fuerza.

Fueron años de lucha y resistencia para el pueblo de Jujuy, pero Blaquier no estaba dispuesto a perder su imperio creado a partir de la plata, las leyes y la dictadura de Onganía. Después de todo, en la Provincia y en toda la zona del Norte Grande Argentino seguía siendo uno de los hombres con mayor fuerza. La persecución a los trabajadores y la represión se volvió moneda corriente.

Con la llegada de la última dictadura cívico-eclesiástico-militar, los grupos económicos recuperaron nuevamente todo su poderío y en Jujuy, la semana del 20 al 27 de julio de 1976, se secuestró, torturó y desapareció a los trabajadores del Ingenio Ledesma.

En los Juicios contra Blaquier, (donde quedaría desvinculado por “falta de merito”, una vez más la impunidad reinante se hace presente) testigos afirmaron que la noche del Apagón, no se dio el 24 de marzo, porque fue el mismo empresario quien se tomó el tiempo con todo el cinismo del mundo, de hacer la lista de cada obrero para ser secuestrado.

En 2016 con la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia, los grupos concentrados se regocijaron y pusieron a toda su maquinaria en marcha, para recuperar el poder. Como en 1976 Blaquier dio la orden, pero esta vez  la oscuridad cayó sobre la Tupac Amaru y Alto Comedero.

Hasta el día de hoy Milagro Sala sigue detenida, las piletas están agrietadas y el pueblo argentino consume en su mayoría, azúcar Ledesma.

Carlos Pedro Blaquier tiene una riqueza de US$ 830 millones y hoy debería pagar el impuesto a las grandes fortunas.


Felipe Bertola
Felipe Bertola

Cuando estaba en la panza, mi vieja me cantaba “Significado de Patria” para tranquilizarme. En la comunicación y organización popular encontré la clave para poder “ser la revancha de todxs aquellxs”. Como todo buen platense, sé lo que es ganar una Copa Libertadores.

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