Por Nicolás Sampedro*
Al escuchar las palabras del comandante Chávez en la Asamblea General de la ONU allá por septiembre de 2006, se puede apreciar las palabras de un estadista, de alguien que permanentemente buscó comprender qué pasaba en el mundo para poder actuar políticamente sobre él. No han perdido vigencia pese a que pasó más de una década.
El mundo que hoy conocemos sobrevive en un frágil equilibrio que podría estallar por los aires en cualquier momento. Al menos esa parece que es la intención de los señores de la guerra que viven en la Casa Blanca y que hacen suculentos negocios con el sufrimiento ajeno.
El imperio norteamericano y su vocero Donald Trump agrede a diestra y siniestra permanentemente. Sea desde el discurso hostil, el abandono de pactos internacionales como el de DDHH de la ONU o el Pacto Nuclear 5+1 con Irán, la guerra financiera contra China y la Unión Europea, las sanciones unilaterales a países como Rusia, o la declarada guerra multidimensional contra Venezuela.
El analista francés y presidente-fundador de la Red Voltaire, Thierry Meysan, alertaba en agosto de 2017 sobre las pretensiones imperiales de dividir al mundo en 2: “una zona estable que goza de los beneficios del sistema y otra zona donde el caos alcanza proporciones tan espantosas que nadie piensa ya en resistir sino sólo en sobrevivir, zona donde las transnacionales pueden extraer las materias primas que necesitan sin rendir cuentas a nadie”[1].
Ésta teoría permitiría entender por qué se impulsaron guerras como las de Afganistán, Irak, Libia o Siria; y por qué ahora arremeten contra Venezuela. Ese grupo de países estaría inmerso en esas zonas de caos, donde lo importante es que no haya estado, que sean ingobernables y las multinacionales puedan expoliar sus bienes comunes, fundamentalmente los hidrocarburos.
Fue el mismo Meyssan, poco más de un año después, el que analizaba la preocupante y compleja situación que se estaba dando en la “Cuenca del Caribe”[2], y la nueva estrategia del petróleo[3] de los EEUU, quienes pretenden -según su análisis- destruir los Estados-Nación. La escalada agresiva contra Cuba, Nicaragua y Venezuela encaja perfectamente en este hecho.
En sintonía con este análisis, son muches les analistas que enfatizan en los riesgos y desafíos que enfrentan los pueblos de Nuestra América. El colega uruguayo Aram Aharonian sostiene en un reciente artículo que la estrategia imperial es la balcanización de la región, la destrucción de la integración y de los Estados-Nación[4].
En otras regiones del mundo se podrían mencionar varios ejemplos de esta estrategia de dividir para reinar: la balcanización de Yugoslavia y lo que charlábamos la semana pasada respecto de los países de la Europa del Este[5], la división de Sudán[6], o los recientes intentos de dividir Siria, otorgando entidad al reclamo histórico del pueblo kurdo[7].
Si se observa el territorio nuestroamericano, a lo largo de la historia del continente hay sobrados ejemplo en este sentido. Por mencionar sólo uno, puede señalarse la fallida intentona secesionista en Bolivia, en agosto de 2008, donde la llamada Media Luna Blanca (que incluía a los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni, Pando y Chuquisaca), quiso separarse del Estado Plurinacional que gobierna Evo Morales.
Según Aharonian, el imperio pretende hacer esto mismo con los estados venezolanos Táchira y Zulia, fronterizos con la Colombia que gobierna el uribista Iván Duque. Según el colega uruduayo, las declaraciones agresivas de Trump hacia Duque no son más que el justificativo para que éste, presione a la sociedad y a las instituciones para sostener el Plan Colombia y volver a la guerra contra las guerrillas, algo sobre lo que reflexionaba la semana pasada la integrante de Marcha Patriótica, Laura Capote[8].
Lo mismo se puede analiza sobre el presente de algunos bloques regionales. Pueden ponerse como ejemplo el Brexit y resurgimiento de las derechas europeas que buscan desmembrar la Unión Europea; o los intentos de desmembrar los bloques nuestroamericanos como Unasur, Mercosur, la CELAC o el ALBA.
Todo parece indicar la que estas estrategias, por el momento, han tenido un grado parcial de efectividad para el imperio. Si se observa la situación en Medio Oriente, naciones como Libia o Afganistán, han quedado devastadas y viven prácticamente en guerra. En Irak y Siria los resultados no son los mismos por la férrea resistencia de sus pueblos y la colaboración de actores importantes como Irán, Rusia o el Hezbollah.
En Nuestra América, hasta el momento, el resultado es que no han podido transpolar con esa estrategia de manera efectiva. Cuba, Bolivia y Venezuela siguen resistiendo los embates, reafirmando el precepto de que se puede derrotar al imperio.
En todos los casos -al menos en el continente- el elemento clave han sido sus pueblos. La conciencia desarrollada por gobiernos populares que incentivan la participación popular, la movilización permanente ante las agresiones, la unidad y la solidaridad como sus principales banderas de lucha contra la opresión.
Sin dudas, el desafío para los sectores populares del continente, es romper con las lógicas del individualismo y la mezquindad promovidos por el capitalismo, y avanzar en la construcción de gobiernos populares que se planten contra los designios del imperio y sus lacayos locales. Para ello, el primer paso -necesariamente- será, Desmontar la receta del diablo.
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[1] https://www.voltairenet.org/article197482.html
[2] https://www.voltairenet.org/article204642.html
[3] https://www.voltairenet.org/article205996.html
[4] https://www.alainet.org/es/articulo/199318
[5] https://www.mixcloud.com/MDGigantes/columna-europa-nicol%C3%A1s-de-la-iglesia-20042019/?fbclid=IwAR3s-dGTOT2vgSYqJsLN2_sq_sAsryDKfD0TSLkBssS8d4jboCUU2fUTB5M
[6] https://www.hispantv.com/noticias/sudan/360514/bashir-eeuu-crisis-siria-putin-rusia
[7] https://www.hispantv.com/noticias/siria/364893/eeuu-pais-kurdo-sirio-guerra
[8] https://revistatrinchera.com/2019/04/27/laura-capote-colombia-ha-sido-esa-aliada-perfecta-de-los-eeuu-para-afectar-la-region-sobre-todo-teniendo-a-venezuela-como-vecina/
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* Periodista especializado en temas internacionales, conductor del programa Marcha de Gigantes (AM 1390 Radio Universidad Nacional de La Plata), productor general del programa La Marea (FM 90.5 Radio Futura), redactor de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.