Cientos de miles de rostros y voces colmaron este lunes la Plaza de Mayo para conmemorar el 49 aniversario del golpe militar del 24 de marzo de 1976 y decir que Nunca Más, es Nunca más. La multitudinaria marcha repudió el negacionismo del terrorismo de Estado que actualmente promueve el Gobierno nacional.
Este lunes 24 de marzo más de 400 mil personas colmaron la Plaza de Mayo para conmemorar el 49 aniversario del golpe militar de 1976, que dió inicio a la dictadura más sangrienta de nuestro país. Particularmente este año, la marcha por el Día de la Memoria, se tiñó al unísono de una muestra de rechazo total al negacionismo del terrorismo de Estado que promueve el Gobierno nacional orquestado por Javier Milei.
Las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo se hicieron presentes como todos los años y encabezaron la manifestación en la que participaron diferentes partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales y ciudadanos. “No olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos”, sostuvo la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, sobre un escenario frente a la Casa Rosada.
ph: ShockArgentina
PH: Camila Gómez
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Desde el Multimedio Trinchera no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos. Si tenes dudas sobre tu identidad o s sabes de alguien que podría ser hija o hijo de personas desaparecidas comunicate al 0800 222 266234 o www.abuelas.org.ar/dudas
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Algunas reflexiones a propósito de las luchas por Memoria, Verdad y Justicia y los desafíos actuales de nuestro pueblo.
Desde que los medios de producción pasaron a manos de las nacientes burguesías, siempre han intentado construir un discurso hegemónico. Claro está que en un primer momento la lucha por imponer una idea era mucho, pero mucho, más pareja. Con el paso del tiempo, con el crecimiento de la concentración de la riqueza y con la creación y posterior concentración mediática, esa desigualdad ha sido cada vez más escandalosa.
La cosa se deformó a grado tal que desde hace varias décadas más del 90% de la información que se produce a nivel mundial es controlada por un puñado de agencias de noticias que cuentan al unísono una forma de comprender el mundo, una forma de narrar los hechos, una forma de generar sentidos comunes.
Aparecieron medios alternativos a ese relato abrumador, pero la lucha siempre fue en desventaja. No tienen la misma capacidad de reproducción, ni el mismo presupuesto. Ni siquiera el mismo trato ante “la ley”. Porque los poderes reales de este mundo también se encargaron de ello, de que la gran mayoría de les integrantes de los poderes judiciales respondan a sus intereses y que nuestros países tengan leyes que beneficien sus intereses.
Pero como dice el refrán: “La gente no come vidrio”. Y cuando el relato construido dista tanto de la realidad concreta y palpable que se vive en las calles, siempre se cuela la voz del pueblo. A veces comenzando con un pequeño acto simbólico, como caminar en círculos y dar vueltas en una plaza.
Habían pasado tres largos años, dos en pandemia, desde que el pueblo argentino había marchado por última vez a Plaza de Mayo alimentando su memoria, construyendo verdad y exigiendo justicia. Pero el día llegó. Decenas de miles de almas que se dieron cita para demostrarle a la derecha (no solo argentina) que los ideales de lucha de este pueblo están vivos y que no se dejarán avasallar por los discursos de odio, las mentiras, el uso político de tragedias o el relato de un mundo que no existe.
Y mucho de eso se lo debemos a ellas. A ellas que, desde el dolor, el sufrimiento y la indignación, nunca perdieron las esperanzas. A ellas que, con un gesto tan simple como caminar, nos marcaron el camino. A ellas debemos decirles “gracias por tanto y perdón por tan poco”.
Rodolfo Walsh decía que “un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante; y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra”. Y por eso lo asesinaron. Porque no podían doblegar su rebeldía y su lucha revolucionaria contra esos mismos poderes que hoy pretenden continuar el saqueo de lo que es nuestro. Un Walsh, que al igual que Masetti y tantísimos otres, dieron todo lo que tenían por transformar la realidad en las que les tocó vivir.
Pese a ser contra fáctico, une siempre se pregunta qué pensarían esos referentes revolucionarios de lo que sucede hoy. Qué pensarían o qué dirían sobre aquellos que -a nuestro entender- se convirtieron en meros mercenarios de la palabra, que repiten libretos armados y que buscan todas las formas posibles para deslegitimar las luchas de nuestro pueblo.
Sin miedo a equivocarnos, nos arriesgamos a decir que seguramente muches de ustedes estarán pensando o gritando las mismas frases -o muy similares. Y está bien que así sea. Pero qué hacemos con aquelles que se dicen apolíticos, qué hacemos con quienes no quieren, no pueden o no les interesa comprometerse a… Porque la solución de la derecha para borrar del mapa a quienes les enfrentan es simple: “miente, miente que algo quedará”; o lo que es peor: “hay que exterminarlo de la forma que sea”.
Mientras tanto el mundo sigue girando, se comienzan a vislumbrar cambios tectónicos y acá siguen discutiendo a quién le mide más la voluntad de verdad. Que pepito esto, que menganito aquello, que sultanita no habla, que bla… que bla… y que más bla… ¿Qué carajo les pasa? ¿No se dan cuenta que mientras se la miden una gran parte de nuestro pueblo se sigue cagando de hambre? ¿No se percataron que las elecciones están a la vuelta de la esquina y si la cosa no mejora nos van a llevar puestos? ¿Tan difícil es sentarse a tomar un café (o lo que les venga en ganas) y resolver las diferencias que tengan?
Como en toda lucha desigual, porque luchamos contra un monstruo de ocho cabezas, acá no sobra nadie. Faltan aún más voluntades. Falta un camino como ese que nos marcaron ellas. Falta despejar las dudas y ponerse de acuerdo no solo para sostener la unidad del campo popular, sino para avanzar con las luchas reales y concretas que tenemos por delante como pueblo.
El cipayaje está envalentonado, tiene a gran parte de las empresas de propaganda de su lado, tiene como aliados a los dueños de las redes sociales más utilizadas, tiene como proyecto el libreto armado desde Washington, tiene todo el financiamiento que se les ocurra (como el préstamo más grande que el FMI ha otorgado en su historia, que se lo fugaron). Las tienen casi todas a su favor. Lo único que queda de este lado del mostrador es la unidad y la voluntad popular.
Argentina tiene grandes desafíos. No solo el gobierno, el pueblo también los tiene. La situación actual da cuentas de que no basta con meter el voto cada dos años o movilizar en fechas conmemorativas. Hay que organizarse, hay que participar de la vida política de nuestro país, hay que renunciar a determinados privilegios y a horas de ocio para sumar ese grano de arena que entre los muchos harán la diferencia. Cada une encontrará el lugar y la forma. La indiferencia no es una opción cuando está en peligro el destino de las generaciones presentes y futuras.
Demostremos que ese hermoso cántico de cada 24 es verdad. Se lo debemos a ellas que nunca bajaron los brazos y siguieron luchando.
Nicolás Sampedro
Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.
En dialogó con el programa Doblan las Campanas, Rubén López, hijo de militante desaparecido en democracia, Jorge Julio López, detalló el estado de la causa que investiga la segunda desaparición forzada de su padre y la necesidad de seguir reclamando Memoria, Verdad y Justicia de cara a un nuevo 24 de marzo.
Rubén López, hijo de Jorge Julio López, (desaparecido por segunda vez luego de declarar en una causa que investigaba el terrorismo de Estado), describió a su padre como “un militante que trabajó en una unidad básica de Los Hornos“. Al respecto resaltó que “por esa militancia fue secuestrado en la dictadura, detenido, desparecido, estuvo seis meses en la clandestinidad, después paso al PEM y en el año 79 lo liberaron“.
Sobre la participación de su padre en los juicios de Lesa Humanidad llevados a cabo en democracia, Rubén López sostuvo que “en el 98′, con los Juicios por la Verdad, empezó a ‘activar’ más teniendo la esperanza de que las leyes de impunidad fueran revertidas para obtener lo que el quería junto a sus compañeros: justicia“.
Sobre la segunda desaparición de su padre, López narró: “En el 2005 se eleva el juicio contra Miguel Etchecolatz; el 28 de junio declara; a raíz de eso, el 18 de septiembre vuelve a desparecer en el marco del juicio. Dos días antes de que se lea sentencia contra Etchecolatz“. Además, afirmó que luego de 16 años ni la justicia ni su familia pudieron determinar quienes fueron (y siguen siendo) participes de su segunda desaparición.
En relación al estado de la causa sostuvo que “no hay juicio, hay una investigación judicial por la segunda desaparición en el Juzgado Federal N° 3 a cargo del juez Kreplak y el la Fiscalía de Lesa Humanidad a cargo de Hernán Schapiro que siguen la investigación de ‘presunta desaparición forzada’, así es la caratula” y aclaró que lamentablemente no hay indicios para culpar a alguien.
En el 2014 en el juicio por el circuito Camps Etchecolatz esgrime un papel que decía ‘Julio López desparecido’, a raíz de eso intentamos que se hiciera una investigación pero nunca logramos que el fiscal Marcelo Molina nos diera respuesta
Rubén López
En relación a la importancia de que la causa avance López subrayó que “hoy a casi 16 años, en plena democracia, no sabemos que pasó. Lo que quisieron hacer con esta segunda desaparición es que mi viejo se desdijera para que el juicio se declare nulo“. Asimismo, afirmó que una desaparición forzada en democracia implica que un agente del Estado podría haber sido parte.
Ante una nueva conmemoración del 24 de marzo, López resaltó que “hay que seguir luchando, seguir contando, no solo para obtener justicia sino para que los mas jóvenes tengan las herramientas para poder prevenir que estas cosas pases. Lamentablemente siguieron sucediendo en democracia. Hay mucha violencia institucional. Todo esto que contamos es para que los mas jóvenes puedan luchar contra los discursos negacioncitas“.
Por ultimo señaló que su expectativa de cara a la marcha del próximo jueves 24 de marzo es “volver a caminar las calles, poder vernos y juntarnos otra vez“.
El del presidente derechista Luis Lacalle Pou es el octavo período de gobierno posterior a la dictadura, y aún no se han empleado todos los recursos que la Constitución y las leyes permiten para realizar una búsqueda exhaustiva de esos documentos. todavía son pocas las condenas por terrorismo de Estado en relación con los procesamientos iniciados, que no abarcan ni de cerca todas las responsabilidades directas e indirectas.
Este año se eligió la consigna #MayomesdelaMemoria acompañada de la ya histórica Memoria, Verdad y Justicia. Los Familiares encabezaron una conferencia de prensa a las 19 horas en la Asociación de Prensa del Uruguay: el gobierno ya le había negado la cadena nacional en 2020 y el colectivo optó enviar su mensaje por otras vías.
Los organizadores invitaron a todos y todas a conectarse a las plataformas de Madres y Familiares y Asociación de la Prensa Uruguaya, Radio Uruguay y sus repetidoras, TV Ciudad, entre otros medios, para ver el video con las fotos y nombres de los desaparecidos, “para que juntos/as, desde donde nos encontremos, a lo largo y ancho del país, y desde el exterior, gritemos muy fuerte ‘presente’ luego de cada nombre”.
La segunda Marcha del Silencio y la número 25 desde la primera en 1996, llegó cargada en un contexto donde aparecieron documentos hallados “por casualidad” en el Grupo de Artillería 5 de Montevideo y que ya fueron entregados a Fiscalía y a Familiares. “Se dieron a conocer papeles de muy escaso aporte, y se los envuelve en un despliegue publicitario digno de mejor causa. Como si este drama pudiera, como tantas otras cosas, reducirse a una competencia entre partidos por la opinión pública”, señalo Ladiaria.
La aparición de estos documentos, según el propio ministro de Defensa Javier García, fueron de forma casual y haciendo tareas de mantenimiento. El oficialista El País informó la semana pasada que dichos archivos de la dictadura incluyen documentos sobre el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), y la desaparición y muerte de los legisladores Wilson Ferreira Aldunate, Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz.
«Hemos puesto arriba de la mesa información que por mucho tiempo se reclamó y no aparecía», indicó el responsable de la cartera. En esa misma línea el comandante en Jefe del Ejército, Gerardo Fregossi, dijo que la fuerza reitera su «compromiso de aportar información» sobre lo sucedido en dictadura. Una declaración diametralmente opuesta a la propia política del Ejército donde ha ocultado información, ha cubierto a sus camaradas en juicios militares donde se mancilla el honor de dicha institución por que un alto mando requerido por la justicia -Jorge “Pajarito” Silveira, condenado por 28 homicidios,- se dio a la fuga con una peluca. Silveira es solo un ejemplo de tantos casos.
Nilo Patiño, integrante de Madres y familiares de detenidos-desaparecidos y del Proyecto Cruzar, Sistema de información de archivos del pasado reciente, en entrevista con el Colectivo Periferia (1), declaró que “todos los documentos son bienvenidos” , pero añadió que es llamativo el estado en el que se encontraban los materiales (muy bien conservados).
Gerardo Bleier (2) realizó un recorrido de carácter civilizatorio, expresando que formaciones políticas como la ultraderechista Cabildo Abierto –integrante de la coalición multicolor de gobierno- que cobijan en su seno a torturadores y nostálgicos de la dictadura, surgen por el odio y como reacción de un capitalismo herido que no da respuestas a las crisis económicas que el propio sistema produce.
“Movidos por el odio” fue la frase que escogió el senador, ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos al referirse a Familiares. La frase fue lanzada cuando en el Parlamento se votaba el desafuero del senador cabildante.
Con esas cuatro palabras cruzó una barrera que nadie en el sistema político había cruzado. Más allá de que los distintos gobiernos desde el reinicio de la democracia han hecho poco y nada por la búsqueda de desaparecidos, el respeto a Familiares ha sido compartido por todo el espectro político.
Cabildo Abierto ha aparecido en la escena política para hacer un revisionismo histórico que cala en las raíces del Uruguay. Desde el prócer José Gervasio Artigas, pintándolo como ultra católico, prohispánico y capitalino, pasando por la memoria reciente sobre los hechos de la dictadura. Con la teoría de los dos demonios reversionada y pretendiendo mostrar al Ejército como salvador de la patria, y buscando en lo foráneo al enemigo y levantando barreras de nacionalismo-chovinista.
Las marchas continuarán mientras haga falta; que no hay resignación ni olvido. No es posible perdonar si no se sabe a quién ni por qué, si el perdón no se pide a título personal o institucional, señala Ladiaria.
Quienes éramos jóvenes cuando se realizó la primera marcha somos ya veteranos, y mucha gente veterana de entonces ya no está, pero cada año se suman jóvenes. Quedan pocas madres de desaparecidos, pero cada año hay personas nuevas asumiendo que “todos somos familiares”, y se ponen de verdad la camiseta, señala Marcelo Pereira.
La memoria sigue siendo un terreno en disputa. Un frente de batalla. Su sentido político, con P mayúscula, sigue siendo un campo contestado. La memoria, pilar de la identidad constitutiva de un pueblo, vuelve a sufrir los embates de una derecha cavernaria que marchan con botas al ritmo del redoble militar.
Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
¿Cuál habrá sido la pionera? ¿Cuál, de todas ellas, la primera en levantar la voz y gritar que su hijx faltaba? ¿Cuántas lo estarían haciendo solas, encerradas en sus casas, sin tener a nadie a quien ir a pedirle respuestas? ¿En cuántas comisarías del país andarían otras, gritando que a su hijx se lo habían llevado, mientras tipos de traje contestaban muy tranquilos que “seguro ya iba a volver”, que andaría paseando por algún lado, que vaya a su casa y espere tranquila?
Dicen que fueron catorce la primera vez, catorce locas gritando que les faltaban sus hijxs. “Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a Plaza de mayo? Cuando vea que somos muchas, Jorge Videla tendrá que recibirnos”. Atrevida, Azucena Villaflor lanzó la propuesta y ninguna le dijo que no. ¿Cómo no iban a ir? Sus hijxs faltaban, y nadie les decía nada.
No era momentos para gritos, y mucho menos para gritos como estos. Apenas un mes antes, el 24 de marzo, el más atrevido de todos, Rodolfo Walsh, quiso decir algunas cosas y escribió, desde la clandestinidad, una carta larga y punzante, diciendo lo que nadie quería escuchar. “Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror”. Valiente, certero, golpeaba al poder otra vez en donde más le dolía: haciendo circular la información. El terror, como él siempre ha dicho, se basa en la incomunicación.
Sin embargo, otra vez, no era momento para gritos como estos: Walsh desapareció el 25 de marzo, un día después de publicar su carta.
“¿Y si a nosotras nos pasa lo mismo?”, quizás preguntó alguna. Y si no se dijo en voz alta, por dentro todas lo pensaron. Pero sus hijxs faltaban, había poco que discutir.
Así que fueron catorce la primera vez. Era un jueves y hacía calor, y catorce mujeres interrumpieron con sus pañuelos en el medio de la plaza gritando que sus hijxs no estaban en sus casas. La policía las escuchó, y acudió a sus gritos: “Tienen que circular, señoras. No se pueden quedar acá reunidas. Si hacen eso, se van a tener que retirar”. Otra vez, no eran momentos para mucho grito.
Ninguna de las catorce se fue, y despacito, agarradas de la mano, empezaron a caminar alrededor de la pirámide de Mayo, gritando que sus hijxs faltaban, y pidiendo que alguien les dé una respuesta. Dicen que un jueves fue la primera, y un jueves, también, fue la segunda. Todos los jueves, desde aquel 30 de abril, las mujeres con sus pañuelos fueron a la plaza, y marcharon alrededor de la pirámide, y gritaron que sus hijxs faltaban, y que lxs responsables se tenían que hacer cargo.
Las respuestas no tardaron mucho en llegar: en diciembre, unos meses más tarde de la primera ronda, en el barrio de Sarandí, Azucena Villaflor fue secuestrada, y recluida en la ESMA. Solamente por gritar, y hacer preguntas que nadie pensaba responderle. Pero también, con el tiempo, y con la lucha, otras respuestas llegaron: juicios y castigos para los responsables, cárceles comunes y perpetuas para los genocidas, ciento treinta nietxs que recuperaron su identidad.
Las banderas de memoria, verdad y justicia son las que guían a toda la militancia en nuestro país, y han sido un faro para quienes luchan alrededor del mundo por la defensa de los derechos humanos. Las Madres de Plaza de Mayo le enseñaron a este país que nunca se deben bajar los brazos, y es su ejemplo el que nos guía también para pedir justicia por nuestres pibes caídes en Malvinas, por todes les que aun hoy sufren y son víctimas de fuerzas policiales que sostienen y perpetúan lógicas que ya deberían estar erradicadas.
El 30 de abril no debe ser un día más de nuestra historia. Fue aquel día cuando este grupo de mujeres salió a buscar a sus hijxs, sin ningún apoyo ni ninguna garantía; a reclamar bien fuerte que le devuelvan a sus hijxs desaparecidxs, con plena conciencia de que resistiendo aprendemos a combatir. Un grupo de mujeres que incansablemente, con el deseo y convicción de encontrar a sus hijxs, no dejaron jueves sin pisar la plaza, sin caminar alrededor de la Pirámide y pedir cualquier tipo de información del paradero de sus hijxs. Con el correr de los años, las madres se fueron organizando cada vez más y con el apoyo y acompañamiento de varios organismos de derechos humanos, su lucha, a pesar del dolor, la bronca y la esperanza, sigue firme y en pie.
El olvido y el perdón no son palabras que caractericen a las madres de plaza de mayo. Durante estos años, se han encargado de que eso no ocurra y de mantener viva la memoria de sus hijxs que luchaban por una patria más justa. Mujeres que quizás, hasta ese momento, se encontraban reacias a la militancia y la organización política, comprobaron que las luchas y las banderas que sus hijxs levantaban no podían quedar olvidados, y que una forma de pedir justicia por ellxs también, era que sus causas nunca queden enterradas.
Que sus causas no queden enterradas depende, también, de cada unx de nosotrxs. La mejor manera de reivindicar y defender a nuestras madres es seguir luchando y construyendo aquella patria soberana y justa, que nunca olvide a quienes la han entregado por chelines, que muchas veces siguen desfilando y pidiendo lugares en la política nacional. Seguir siendo críticxs en nuestro andar, revisando lógicas y dinámicas en nuestros espacios, organizándose desde la convicción y el amor, y nunca, pero nunca, abandonar la lucha. Y si algún día se nos ocurre hacerlo, miremos un rato a aquellas madres, que no descansaron un solo día hasta conseguir su merecida justicia.
Pedro Jalid
Docente popular y Profesor en Letras de la FAHCE – UNLP. Colaborador de Revista Trinchera
Estudiante de Educación Física y militante convencida de que lo colectivo es el único camino para lograr los horizontes que anhelamos. Los DDHH como primera bandera desde que tengo uso de razón y así seguirá siendo.
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