Del deseo popular al sacrificio político 

Del deseo popular al sacrificio político 

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Una noche inolvidable en la historia argentina: frente a una multitud expectante, Eva Perón renunció a la candidatura vicepresidencial en un acto cargado de lágrimas, fervor popular y simbolismo político. Aquella decisión marcaría para siempre el rumbo del peronismo y del imaginario colectivo. 

El 31 de agosto de 1951, Evita anunció por cadena nacional que renunciaba a la candidatura a la vicepresidencia de la Nación, propuesta por la CGT y aclamada por una multitud en el Cabildo Abierto el 22 de agosto. 

La CGT había decidido impulsar la fórmula Perón-Perón, poniendo a Eva en el cargo de la vicepresidencia. El acto del 22 de agosto reunió a más de dos millones de personas en la Avenida 9 de julio, en lo que sería un momento histórico: las mujeres votarían por primera vez en las elecciones de noviembre de ese año. 

Fórmula Perón–Perón

No se habían cumplido cinco años desde que había asumido Juan Perón a la presidencia de la república, aquel 4 de junio de 1946, cuando comenzó a gestarse una inédita movilización popular para imponer el cargo de la vicepresidencia del próximo periodo. 

En febrero de 1951, faltando nueve meses para las elecciones presidenciales, los sindicatos se movilizaron con mayor ímpetu. La CGT hizo un planteo oficial hacia Perón para proclamar la candidatura de Evita, logrando así la fórmula Perón–Perón. El Partido Peronista Femenino y centenares de agrupaciones políticas se sumaron al pedido cegetista.

En 1951, por primera vez en la historia argentina, la mujer podía ejercer su derecho al voto y el pueblo podía elegir en forma directa la fórmula de Juan D. Perón para la presidencia y Eva Perón para la vicepresidencia. Con esto se preveía un triunfo arrollador del peronismo y un clima cada vez más tenso se acentúa en la oposición. 

A las 5 de la tarde, en la Avenida 9 de julio algo más de dos millones de personas formaron una marea humana que aguardaba entre cánticos y consignas ver aparecer en el palco a Perón y Evita. 

 

Finalmente Eva salió al balcón y habló ante la multitud, pero lejos de confirmar lo que todos buscaban escuchar, pidió algunos días para decidir una cuestión tan importante. Aunque realmente los recelos de sectores importantes de la alianza coincidían con Perón, esa no era la mejor fórmula para gobernar por aquellos años. 

A pesar de las horas de vigilia, las y los millares de movilizados no volvieron a escuchar a Evita aquel día, ni la semana siguiente. Recién nueve días más tarde, el 31 de agosto, la mujer de los “descamisados”, por cadena nacional de radiodifusión, anunció su “irrevocable decisión”, renunciaba al honor que los trabajadores y el pueblo de su patria quisieron conferirle. 

Compañeros, quiero comunicar al Pueblo Argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto.

Ya en aquella misma tarde maravillosa, que nunca olvidarán ni mis ojos ni mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el Movimiento Peronista por ningún otro puesto.

Desde aquel momento, después de aquel diálogo entre mi corazón y mi pueblo, he meditado mucho en la soledad de mi conciencia y reflexionando fríamente he tomado mi propia decisión en forma irrevocable y definitiva, presentada ya ante el Consejo Superior del Partido Peronista y en presencia de nuestro jefe supremo el general Perón.

…poniendo estas palabras bajo la invocación de mi dignidad de mujer argentina y peronista y de mi amor por la causa de Perón, de mi patria y de mi pueblo, declaró que esta determinación surge de lo más íntimo de mi conciencia y por ello es totalmente libre y tiene toda la fuerza de mi voluntad definitiva.

Evita quería ser cuando me decidí a luchar codo a codo con los trabajadores y puse mi corazón al servicio de los pobres, llevando siempre como única bandera el nombre del general Perón a todas partes.

Si con ese esfuerzo mío, conquisté el corazón de los obreros y de los humildes de mi patria, eso ya es una recompensa extraordinaria que me obliga a seguir con mis trabajos y con mis luchas. Yo no quiero otra cosa que este cariño”.

La “segunda cabeza” y el renunciamiento

Después de que Perón asumió la presidencia en 1946, Evita comenzó a recorrer las fábricas y lugares de trabajo. Atendiendo personalmente una gran cantidad de delegaciones y de a poco fue insertándose en la estructura de poder del peronismo no sólo desde la Fundación Eva Perón, sino también desde su relación con los trabajadores en sus propios lugares de trabajo. 

De esta manera Eva se volvió el nexo más directo entre estos y Perón, lo que le permitió al General lograr una relación más estrecha con la clase obrera. La construcción de Evita como Segunda Cabeza del gobierno estuvo relacionada con mantener una relación estrecha con los sindicatos y el trabajo de los sectores más empobrecidos de los trabajadores a través de la fundación. 

Eva organizó el Partido Peronista Femenino, a partir de 1949 y logró fortalecer la base política y social del movimiento al incorporar a las mujeres y preparar su participación en las elecciones de 1951, en las que votarían por primera vez. 

Para entender el renunciamiento de Eva Perón, es importante observar las tensiones de un regimen nacionalista burgues sostenido por intereses de clase contrapuestos. Por un lado, una clase obrera con mucha fuerza; por otro, sectores del poder económico y político con objetivos distintos. 

Las Fuerzas Armadas, actor clave en la gobernabilidad de entonces, miraban con desconfianza el avance de Eva y su estilo confrontativo, fuertemente identificado con los sectores obreros. El mismo Juan Perón, aunque públicamente apoyaba a su esposa, sabía que su candidatura podría generar divisiones internas. Por eso, el renunciamiento de Evita puede entenderse no sólo como un gesto emocional, sino como una maniobra política para preservar la unidad del poder. 

Apenas unos meses después, se produciría una serie de conflictos que reafirmaron el desgaste del régimen. Entre ellos, las huelgas ferroviarias de fines de 1950 y principios de 1951, y el fallido levantamiento del general retirado Benjamin Menéndez y el entonces capitán Alejandro Lanusse. 

El renunciamiento fue, en definitiva, el primer síntoma visible del giro conservador que se consolidaba en el segundo mandato peronista. Evita renunció, pero su figura no hizo más que crecer. Aquel acto se convirtió en un mito de entrega y sacrificio, pero también en un  emblema de las tensiones de poder que definieron una etapa crucial en la historia argentina. 


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Cierre de listas: ¿Vuelven los tiempos de peronistas y radicales?

Cierre de listas: ¿Vuelven los tiempos de peronistas y radicales?

TIEMPO DE LECTURA: 2 min.

La aparición política de una expresión puramente ideológica que aglutina a los sectores más conservadores y unitarios como lo es LLA cambió el tablero político: La succión de los amarillos más “derechistas”  fue desmembrando JxC, dejando a los radicales en su lugar. Por su parte, el peronismo resolvió -en papeles- las discusiones que ya suceden hace meses. 

Este 9 de julio, a contrarreloj y como lo marca el calendario electoral, se ensamblaron los nuevos frentes electorales de cara a las elecciones provinciales legislativas, con una clara mirada hacia el horizonte nacional que le sigue.

Sin dudas, lo más novedoso de lo que es simplemente una instancia más de acuerdos estratégicos de fuerzas políticas es la mayor autenticidad de representatividad en sectores históricos: el desmembramiento definitivo de Juntos por el Cambio, que tuvo fecha final de caducidad ayer por la tarde, marcó la huida de distintos sectores que integraban ese frente para volver en su mayoría a sus orígenes.

Visto lo visto entonces, mientras que la primera migración fue de los sectores mas “derechistas” amarillos hacia La Libertad Avanza, los mas centristas, vinculados mayormente con la histórica Unión Cívica Radical se quedaron en ese centro, eso sí: logrando aglutinar a algunos peronistas mas centristas también como los Schiarettis o Randazzos.

De resto, el peronismo en su totalidad logró anexar a la mayoría de sectores que caminaban por una vía disidente, tras días de reuniones entre las tres cabezas de poder de lo que fue quedando trasmutando de Unidad Ciudadana al Frente de Todos, a Unión por la Patria y finalmente, a lo que ahora se llama Fuerza Patria. Estas tres cabezas son Sergio Massa, que obtuvo un papel protagónico al encabezar la última candidatura presidencial, Máximo Kirchner, como heredero político y sanguíneo de la invalidada Cristina Fernández de Kirchner, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, por sostener un caudal de votos mayoritario en esta región que representa una buena cantidad de la población del país.

Sucede que la aparición política de una expresión puramente ideológica que aglutina a los sectores más conservadores y unitarios como lo es LLA, cambió el tablero político que se disputaba entre dos fuerzas grandes que concentraban al total del arco del medio hacia un lado y hacia el otro. La succión de los amarillos más “derechistas” por decirlo de alguna manera fue desmembrando JxC, haciendo que el resto de sus miembros también vire hacia lugares de mayor comodidad ideológica.

De esta manera, los radicales que quedaron sueltos se unificaron entre sí, añadiendo a disidentes: su frente se llamará “Somos Buenos Aires” y concentra a la UCR, la Coalición Cívica de Elisa Carrió, el GEN de Margarita Stolbizer, el Partido Socialista, el partido «Hacemos» de Juan Schiaretti y Florencio Randazzo; el vecinalismo del intendente de Chivilcoy, Guillermo Britos, y Adelante, un nuevo espacio creado por el diputado nacional Facundo Manes.

 

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Perón eterno: Memoria, mito y realidad

Perón eterno: Memoria, mito y realidad

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

A 51 años de su partida, Juan Domingo Perón continúa presente en la memoria colectiva y en la dinámica política de la Argentina, como líder que dividió aguas, fundó movimiento y desafió el paso del tiempo. 

“Hay dos clases de lealtades: 
la que nace del corazón
que es la que más vale y la 
de los que son leales 
cuando no les conviene 
ser desleales

Juan Domingo Perón

El paso a la inmortalidad de Juan Domingo Perón es una expresión profundamente simbólica que se utiliza en la Argentina para referirse a su fallecimiento, ocurrido el 1° de julio de 1974, mientras ejercía su tercera presidencia. 

Perón fue un líder carismático que transformó la política argentina del Siglo XX. Fundador del peronismo, impulsó derechos laborales, el voto femenino, la justicia social y una visión nacionalista de desarrollo. 

A 51 años de su partida, su figura sigue generando adhesiones, rechazos y debates. Para muchos Perón no fue solo un presidente, sino un arquitecto de la identidad política que aún hoy estructura buena parte del mapa ideológico argentino. 

De militar a líder popular

En marzo de 1911 ingresó al Colegio Militar de la Nación, gracias a una beca que le consiguió Antonio M. Silva, íntimo amigo de su abuelo paterno quien lo asistió en la enfermedad hasta su fallecimiento. Se graduó en diciembre de 1913 como Subteniente de Infantería de la 38° promoción del Colegio Militar. 

Entre 1916 y mediados de la década de 1920, Perón comenzó a delinear su perfil político e ideológico, votando por primera vez a favor de Hipólito Yrigoyen y enfrentando de esta manera a los sectores conservadores del país. Aunque simpatizó inicialmente con los postulados de algunos militares legalistas, también criticó duramente al gobierno radical por su respuesta represiva durante la Semana Trágica de 1919. 

En su carrera militar temprana, se destacó por su postura ética frente a la represión de huelgas de los obreros. Además fomentó fuertemente el deporte como herramienta formativa, practicando boxeo, atletismo y esgrima. También redactó textos para el entrenamiento físico de militares y ascendió progresivamente: en 1919 fue teniente primero, en 1924 capitán, y en 1926 ingresó a la Escuela Superior de Guerra. 

En los años 30, su perfil intelectual empezó a consolidarse. Se convirtió en profesor titular de la Historia Militar y publicó varias obras sobre teoría militar, cultura mapuche y conflictos bélicos modernos. Durante el golpe de Estado de 1930, Perón participó marginalmente desde un grupo legalista que rechazaba los excesos autoritarios, lo que le valió su traslado al interior del país. 

Su carrera lo llevó a ocupar cargos en embajadas y misiones militares en Chile, Italia y otros puntos de Europa, donde amplió su formación en alpinismo, economía y estrategia. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial su conocimiento del escenario internacional lo convirtió en un referente dentro del ejército. Fue ascendido a coronel y destinado a Mendoza, desde donde siguió escribiendo e investigando. En medio de la crisis política de la Década Infame, la muerte de figuras como Alvear y Justo dejó un vacío de liderazgo que Perón supo ocupar con habilidad. 

En 1943 participó en la Revolución Militar del GOU (Grupo de Oficiales Uniformados) que derrocó al gobierno fraudulento, inicialmente desde un cargo menor. Sin embargo, su creciente protagonismo lo llevó a ocupar funciones estratégicas hasta llegar a vicepresidente de la Nación. 

El 17 de octubre, la multitud y la creación de un nuevo sujeto político

Como secretario de Trabajo, Perón impulsó la vigencia plena de los convenios colectivos, el Estatuto del peón de campo y la extensión de las jubilaciones a los empleados de comercio. En los discursos de esa época, Perón planteaba la necesidad de integrar al obrero como consumidor de los bienes que elaboraba y así alejarlo de la influencia revolucionaria. 

Las medidas tomadas por aquel llamado “Coronel de los Trabajadores” le ganaron el apoyo de varios sindicatos y el rechazo de las organizaciones patronales y de la embajada de los Estados Unidos, por lo que a partir de 1945 se generó un amplio movimiento en su contra. El 8 de octubre de ese año, fue obligado a renunciar a todos sus cargos y el día 12 quedó arrestado en la Isla Martin García. 

El 17 de octubre, una gran movilización popular impulsada por los dirigentes sindicales ocupó la Plaza de Mayo exigiendo su liberación. El hecho marcó el nacimiento simbólico del peronismo y quedó grabado en la memoria colectiva como el Día de la Lealtad.

Luego de su liberación, Perón se casó en Junín con la actriz Eva Duarte, a quien había conocido en 1944. En las elecciones de febrero de 1946, la candidatura presidencial de Perón fue impulsada por el Partido Laborista y agrupaciones radicales disidentes, triunfando con el 52% de los votos.

Primera presidencia: Justicia social y protagonismo obrero
El primer periodo presidencial de Perón se extendió desde el 4 de junio de 1946 hasta el 4 de junio de 1952. Durante este periodo su gobierno propuso construir un Estado de Bienestar, consolidando un modelo de desarrollo nacionalista e industrialista.

Se implementó el Primer Plan Quinquenal que promovió la industrialización por sustitución de importaciones, la nacionalización de sectores estratégicos (como los ferrocarriles, el Banco Central, el comercio exterior y los servicios públicos) y una fuerte intervención estatal en la economía. Se creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) para regular exportaciones e importaciones.

Una etapa de expansión de derechos para los trabajadores: se establecieron el aguinaldo, las vacaciones pagas, la jornada laboral de 8 horas y se fortaleció la sindicalización. La Fundación Eva Perón jugó un rol clave en la asistencia social, construyendo hospitales, escuelas y hogares para sectores vulnerables.

En 1949 se sancionó una nueva Constitución, que incorporó derechos sociales, económicos y culturales, y habilitó la reelección presidencial. En el plano internacional adoptó una postura de tercera posición, buscando una vía superadora entre el capitalismo estadounidense y el comunismo soviético en plena Guerra Fría.

Segunda presidencia: conflicto con sectores de poder
La reforma de la Constitución Nacional permitió la reelección del presidente Perón, quien se presentó nuevamente como candidato. Asumió su segundo mandato con un fuerte respaldo popular (62 % de los votos), en un contexto económico más adverso. Implementó el Segundo Plan Quinquenal, que buscaba diversificar la producción, fomentar la industria pesada, y atraer inversiones extranjeras.

Uno de sus enfrentamientos más significativos fue con la iglesia, ya que impulsó diversas medidas laicas, como la legalización del divorcio y la eliminación de la enseñanza laica en las escuelas públicas. Esto provocó una ruptura con la jerarquía eclesiástica. En 1955, el conflicto escaló con la excomunión de Perón y la quema de iglesias tras una manifestación opositora.

Otro de sus grandes conflictos fue con las Fuerzas Armadas: el malestar militar creció por la politización del Ejército, el protagonismo de la CGT y la percepción del autoritarismo. En junio de 1955, un sector de la marina realizó un bombardeo sobre Plaza de Mayo, que dejó cientos de muertos.

El 16 de septiembre de 1955, un levantamiento militar conocido como Revolución Libertadora derrocó a Perón, quien partió al exilio. Su segunda presidencia dejó un legado ambivalente: avances sociales y productivos, pero también un creciente aislamiento político.

Caída y exilio: el líder ausente
La caída de Juan Domingo Perón en 1955 fue el desenlace de una creciente tensión política, social y militar que marcó el final de su segunda presidencia y el inicio de un largo exilio de casi 18 años.

El 16 de junio de 1955 aviones de la Marina y sectores de la Fuerza Aérea bombardearon la Plaza de Mayo con el objetivo de asesinar a Perón y derrocar su gobierno. Aunque el intento fracasó, dejó al descubierto la fractura dentro de la Fuerzas Armadas y anticipó lo que venía.

El 16 de septiembre de 1955, un nuevo levantamiento militar –esta vez liderado por el general Eduardo Lonardi y el almirante Isaac Rojas– logró finalmente derrocar a Perón. El presidente optó por no resistir militarmente para evitar una guerra civil y partió al exilio a bordo de una cañonera paraguaya.

Perón vivió en varios países: Paraguay, Panamá, Venezuela, República Dominicana y finalmente, España, donde se instaló en la residencia de Puerta de Hierro, en Madrid. Durante ese período, el peronismo fue prohibido, sus símbolos y hasta su nombre fueron censurados, y muchos de sus dirigentes perseguidos o encarcelados.

Desde el exilio, Perón mantuvo una activa conducción política, enviando mensajes, cartas y grabaciones a sus seguidores. Intentó regresar en 1964, pero fue interceptado por orden del gobierno argentino y devuelto a España. Recién en 1972 logró volver brevemente, y en 1973 regresó definitivamente para ser electo presidente por tercera vez.

El regreso y tercera presidencia 

Tras 18 años de exilio y proscripción, Perón regresó al poder con un apoyo abrumador: ganó las elecciones con el 62% de los votos, acompañado por su esposa María Estela Martínez de Perón (Isabelita) como vicepresidenta. 

El peronismo estaba desgarrado entre dos alas irreconciliables:

  • La izquierda revolucionaria, representada por Montoneros y la Juventud Peronista
  • Los sectores tradicionales sindicales y ortodoxos, mezclados a su vez con figuras polémicas como José López Rega y sectores militares. 

El asesinato de José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, apenas dos días después del triunfo electoral fue interpretado como una provocación a Perón y marcó el inicio de una ruptura irreversible. El 1° de mayo de 1974, en un acto de Plaza de Mayo, Perón repudió públicamente a la militancia armada. Fue su último gran discurso ante las masas y selló la fractura interna. 

Aquejado por una grave enfermedad cardiaca, Perón delegó el poder a Isabelita el 29 de junio de 1974. Falleció el 1 de julio, dejando un vacío político inmenso y un país al borde del abismo. 

La muerte de Perón: el inicio de la inmortalidad 

El 1 de julio de 1974 a las 13:15 horas, Juan Domingo Perón falleció a los 78 años en la residencia de Olivos a causa de una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca.

Su muerte marcó un punto de inflexión en la historia argentina: no solo desaparecía el líder político más influyente del Siglo XX, sino también se abría un periodo de incertidumbre, violencia y vacío en la conducción. 

La noticia fue anunciada por su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, quien asumió a la presidencia anunciando: “Ha muerto un apóstol de la paz y la no violencia”. El impacto fue inmediato, una multitud colmó las calles bajo la lluvia para despedir al líder que había marcado sus vidas. Su cuerpo fue velado en el Congreso Nacional durante más de 46 horas. 

El paso a la inmortalidad de Perón fue un acto simbólico: su figura se convirtió en un mito, en bandera, en memoria viva. La muerte de Juan Domingo Perón marcó el fin de una era que aceleró la división del país.

Milagros López Mancilla

Periodista gráfica a la que le interesa la literatura. Desde mí lugar intento reinvindicar la lucha de las travestis, las disidencias y los feminismos

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Guillermo Moreno: “Distintos vectores del peronismo coincidimos en reindustrializar la Argentina como eje”

Guillermo Moreno: “Distintos vectores del peronismo coincidimos en reindustrializar la Argentina como eje”

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

El fundador de Principios y Valores y ex pre candidato a presidente dialogó con el Multimedio Trinchera tras el encuentro al que convocó a representantes de los principales arcos del justicialismo. Además aseguró que se coincidió en un documento base que las distintas partes reverán para proponer ajustes y formalizar el lanzamiento de un documento consensuado. 

Este jueves se reunieron bajo la convocatoria del ex secretario de Comercio Interior de la Nación, Guillermo Moreno, representantes de distintas vertientes allegadas al peronismo, a fin de discutir y consensuar ejes económicos que unifiquen en el mediano plazo una propuesta de conducción unificada para el sector.

El fundador del partido Principios y Valores, quien creó esta alternativa al Partido Justicialista para volver al escenario político, tras años inactivo luego de su despegue del gobierno conducido por Cristina Fernández de Kirchner en 2013, anunció sus intenciones de reagrupar a los distintos sectores del peronismo que vienen en disidencia desde que el frente construido para gobernar durante el proceso 2019-2023 comenzó a fisurarse. Tras la derrota electoral definitiva en 2023, y en consecuencia de la grave crisis social, económica, y alimentaria que se profundizó a partir de este hecho, el encuentro se efectivizó.

En ese sentido, participaron distintos equipos económicos enviados por Máximo Kirchner, Miguel Ángel Pichetto, Sergio Massa, Juan Grabois y el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Además estuvieron presentes el ex ministro de Seguridad de PBA, Serio Berni, junto a Roberto Feletti, ex secretario de Comercio Interior, y José De Mendiguren, ex secretario de la Unión Industrial Argentina, entre otros. “Lo importante es que los equipos técnicos en términos económicos de los distintos vectores que conforman el peronismo nos encontramos a consensuar el programa económico peronista”, aseguró en comunicación con Radio Trinchera el propio Moreno, y aseguró: “Me parece que fue un amplio abanico de compañeros detrás de una misma consigna que es reindustrializar la Argentina”

“Hoy el mundo está volviendo al nacionalismo, estamos volviendo a las cadenas cortas de abastecimiento, y el ejemplo de ello es que México se transformó en el principal proveedor de Estados Unidos”, argumentó el líder de PyV, quien también advierte desde hace meses que el sector peronista debe prepararse ante un eventual colapso del gobierno actual, que a día de hoy se encuentra ante una inminente devaluación que aceleraría la inflación deprimida debido a la destrucción de los nodos productivos. “Desde ahí es que nosotros, desde nuestra propia doctrina decimos: llegó el tiempo de la causa y le tenemos que brindar al pueblo la posibilidad cierta de que tenga claro lo que el peronismo va a hacer cuando vuelva al gobierno”, enfatizó.

En torno a los posibles desenlaces de la encrucijada en la que se encuentra el gobierno actual, producto de su propio proyecto económico, advirtió: “Argentina hace 100 años no vive una depresión económica, este final puede ser igual de desconocido, y no queremos que eso suceda”. En la misma línea explicó que el nivel de endeudamiento ya asciende a “los 10 mil millones de dólares mensuales”, lo cual “Macri hizo en dos años”. “Es insostenible para la economía Argentina pero bueno, eso es Caputo”, remató.

Por último, el ex secretario de Comercio repasó que, tras la presentación de un documento base, cada grupo hará correcciones y aportes que considere con el fin de que hacia la semana que entra se elabore un documento consensuado “que se dará a conocer para luego pedir las reuniones necesarias con las organizaciones empresariales, el movimiento obrero organizado y por supuesto el Fondo Monetario”.


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Primer triunfo electoral de Perón

Primer triunfo electoral de Perón

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

Un 24 de febrero de 1946 Juan Domingo Perón ganas las elecciones presidenciales. En el comicio más limpio desde 1928, después de los años del “fraude patriótico”, y lanzado tras la movilización del 17 de octubre, el teniente coronel se impone con la boleta del Partido Laborista a la Unión Democrática, un conglomerado que se nuclea en torno a lo que había sido tronco de la UCR antipersonalista y que candidatea a José Pascual Tamborini.

Perón es visto como una figura ya de por sí irritante para la embajada estadounidense y para las oligarquías y los partidos tradicionales liberales y de izquierda. Perón, quien llevó como vice al radical Hortensio Quijano, se apoyó en el Partido Laborista (con base en los sindicatos, creado el 23 de octubre de 1945), un sector de la Unión Cívica Radical (la llamada “Junta Renovadora”) y el Partido Independiente (que reunía a algunos centros cívicos del nacionalismo), mientras que la Unión Democrática (trabajosamente urdida por el embajador estadounidense Spruille Braden y formalizada para la elección en noviembre de 1945) reunió, bajo la fórmula Tamborini-Mosca, a todos los partidos políticos existentes hasta ese momento: Unión Cívica Radical, Partido Demócrata Progresista, Partido Socialista, Partido Comunista. Los conservadores no participaron formalmente, pero apoyaron a la Unión Democrática.

Durante la campaña electoral, el imperialismo norteamericano siguió entrometiéndose en la política interna del país publicando “el Libro Azul”, con el que a base de difamaciones y mentiras pretendía mostrar el carácter nazifascista del gobierno. A los diez días Perón refutó ese escrito con el libro “Azul y Blanco”, reafirmando la soberanía nacional, y en un discurso de campaña sentenció: “¡Denuncio al pueblo de mi patria que el señor Braden es el inspirador, creador, organizador y jefe verdadero de la Unión Democrática (…) sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista, que con ese acto entregan, sencillamente, su voto al señor Braden. La disyuntiva, en esta hora trascendental, es esta: Braden o Perón”.

En un escrutinio lento que recién finalizó el 6 de abril, la fórmula Perón-Quijano se impuso. Se obtuvo más del 50% de los votos emitidos, es decir, 304 electores contra 72 de la fórmula opositora que había salido ganadora solamente en cuatro provincias. El resto del país daba por primera vez un triunfo abrumador al coronel Juan Domingo Perón. El líder popular asumió la presidencia el 4 de junio de 1946.

Aunque a muchos les moleste desde el arco oligárquico y de ciertas seudoizquierdas de café,  el peronismo es el mayor movimiento de masas de nuestro país que produjo un cambio estructural en las condiciones de vida y en la conciencia de los distintos sectores de la sociedad. El peronismo constituyó la continuación y superación del yrigoyenismo en nuevas condiciones sociales, económicas e internacionales, y se nutrió de diversas fuentes ideológicas. A su vez, el peronismo se nutrió de las tradiciones de lucha del movimiento obrero urbano, engarzándolas con las tradiciones populares del viejo federalismo y las montoneras federales, portadas por los “cabecitas negras” que llegaban desde el interior del país. El peronismo ya es una identidad patriótica popular que seguirá batallando por la liberación nacional.

Hablemos de pingüinos y de recuperar la patria

Hablemos de pingüinos y de recuperar la patria

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Los pingüinos no pueden volar, pero Néstor voló desde Santa Cruz a Buenos Aires y se instaló en Casa Rosada, y -aunque no lo supiéramos todavía- también en el corazón de todo el pueblo argentino. Desde el 2010, los 27 de octubre tienen ese, qué sé yo, ¿viste? Una mezcla rara de tristeza, nostalgia, orgullo y compromiso.

El trabajo de Néstor era evidente en Santa Cruz. Fue electo intendente de Río Gallegos en 1987 y tras una buena gestión, elegido Gobernador de la Provincia en 1991, y dos veces más, en 1995 y 1999. Pero nadie conocía su historia cuando comenzó a sonar su nombre para las elecciones presidenciales de 2003. El apoyo de Duhalde y su bastión electoral, el Gran Buenos Aires, le permitieron a Néstor llegar a la presidencia.

Esta mañana, Infobae publicó una nota, escrita por Luis Rapopport, que en su título se pregunta por qué Néstor Kirchner “fue el peor presidente que tuvo la democracia” y en el cuerpo da cinco motivos para “argumentar” su postura. Eso hacen ellos, hasta en este día: odiar. Y uno de los motivos por los que supuestamente Néstor fue el “peor presidente de la democracia” es el legado de la grieta.

Quizás Rapopport se comió una parte de la historia. Pero lo cierto es los odiadores seriales existen desde que en este país aparecieron personas que, bajo las banderas justicia social, soberanía política e independencia económica, se dedicaron a restringir los privilegios de unos pocos para darles derechos a las mayorías. La grieta es la de siempre, pero el amor vence al odio y así lo demostramos cada 27 de octubre, y especialmente, el de 2019.

Néstor es, quizás, el mejor presidente que haya tenido la democracia de nuestro país. Y también tenemos, al menos, cinco motivos.

¿Qué es el FMI? ¿Se puede romper?

“Déjennos crecer, déjennos producir para poder pagar y honrar nuestras deudas”, les pidió Néstor a los acreedores deseosos de cobrar. Con esa lógica y una pesada herencia a cuestas, Kirchner encaró el desendeudamiento como leitmotiv para mejorar los índices de indigencia, pobreza, empleo, salubridad, jubilación, escolaridad. La sustancial reducción de la deuda fue pilar en la gestión y permitió la aplicación del modelo de crecimiento con inclusión social.

“Bajame el cuadrito. Sí, el de Videla”

Al poco tiempo de asumir, Néstor impulsó, a través de un proyecto de ley, la anulación de las Leyes del Perdón, que hasta ese momento habían garantizado la impunidad de los acusados de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar (1976-1983). La ley fue aprobada en agosto de 2003 y el 14 de junio de 2005, en un fallo histórico, la Corte Suprema declaró inconstitucionales aquellas leyes de impunidad.

A los meses, el 24 de marzo de 2004, Néstor pidió “perdón en nombre del Estado” argentino por los crímenes de la dictadura, tras 20 años de silencio. La ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que ofició como el mayor centro clandestino de detención y tortura del país, fue reconvertida bajo su gestión en un Museo de la Memoria.

Ese mismo día, a 28 años del golpe, Néstor ordenó que los cuadros de los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, que estaban colgados en una de las galerías del Colegio Militar de El Palomar, fueran retirados.

En su propuesta de gobierno, Néstor promovió la incorporación de las políticas de derechos humanos como políticas de Estado, e incorporó a los organismos históricos a esa política. Las decisiones de Néstor permitieron juzgar a los genocidas, le valieron el reconocimiento internacional y constituyeron un antes y un después en la vida política de la Argentina.

Argentina, junto a la Patria Grande

En noviembre de 2005, en Mar del Plata, se llevó a cabo la IV Cumbre de las Américas con el fin de poner en marcha el ALCA. El Área de Libre Comercio de las Américas buscaba consolidar el poder económico de las grandes transnacionales y de las élites que habían, hasta ese entonces, dominado los países de la región.

Néstor se unió a Hugo Chávez y a Lula Da Silva y, en uno de los debates más hermosos de la historia del continente, se consolidó el “No al ALCA”, la contrapropuesta de los gobiernos nuestroamericanos para la liberación de los pueblos, la redistribución del ingreso, la igualdad, el cambio del modelo económico productivo y la inclusión social. Aquella histórica jornada fue el comienzo de la tendida de puentes de solidaridad e integración regional.

Las juventudes que volvieron a amar la política

Luego de la última dictadura cívico-eclesiástico-militar, la juventud dejó de ser un peso relevante en la política argentina. La crisis del 2001, incluso, se caracterizó por ser un momento de extendida antipolítica -partidaria-: “Que se vayan todos”, fue el eslogan emblemático.

Como presidente, Néstor dio origen a un periodo de participación juvenil inédito desde los primeros años de democracia. Las juventudes que durante la crisis se habían acercado a organizaciones sociales y barriales, a organismos de derechos humanos y a distintas ONG’s, volvieron a creer en la política como herramienta de transformación, volvieron a soñar con una patria más justa, libre y soberana.

Para que reine la igualdad

En 2003, Kirchner recibió no una “pesada herencia”, sino un país al borde absoluto de la quiebra: más de la mitad de la población en situación de pobreza (54%), cerca de un 20% de desempleo, una economía en ruinas (la deuda externa representaba el 140% del PBI) y con las tasas de homicidios dolosos y hechos delictivos más altas desde 1991.

A mediados de 2004, el gobierno nacional impulsó la priorización de la inversión en obra pública con metas de crecimiento en función de los PBI provinciales y nacional al 2010, metas inéditas desde hacía casi medio siglo. Sus motores fueron: el Plan Energético Nacional (lanzado en 2004), el Programa Federal de Reactivación de Obras FONAVI (etapas I y II), los planes en agua potable y saneamiento básico (Plan Nacional Federal de Recursos Hídricos) y la Ley de Financiamiento Educativo.

El 19,6% de desocupación heredado por Néstor fue sustancialmente mejorado durante todo su gobierno, concluyendo su mandato con una desocupación de aproximadamente el 8%, mientras que concluido su gobierno la pobreza bajó 17 puntos porcentuales.

En la Feria del Libro del 2005, Néstor leyó un poema escrito por Joaquín Areta, un militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) desaparecido en La Plata el 29 de junio de 1978: “Quisiera que me recuerden por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo, porque emocioné su alma, porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados. Porque interpreté sus ansias, porque canalicé su amor. […] Si no es así, prefiero el olvido, que será el más duro castigo por no cumplir mi deber de hombre”.

Quédate tranquilo Néstor, que así te recordamos, junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes. Tal es así, que un 27 de octubre, a 9 años de tu partida, salimos con la consigna de recuperar la patria. Ese día, en los festejos, la gente entonaba, al unísono: “Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo”. Volvimos, siempre con tu compromiso como bandera.

Lorenzo Pepe: “En la pelea por la justicia social, la trinchera más segura es la del peronismo”

Lorenzo Pepe: “En la pelea por la justicia social, la trinchera más segura es la del peronismo”

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“Ya pasaron 75 años y sigo escuchando al pueblo en aquella maravillosa Plaza de Mayo del 17 de Octubre de 1945”.

El histórico dirigente sindical ferroviario y exdiputado, Lorenzo Pepe, consideró que la movilización popular del 17 de octubre de 1945 en reclamo de la liberación de Juan Perón fue la “más magna, patriótica e importante de la historia de latinoamérica”, y recomendó a quienes “pelean por la igualdad y la justicia social” en Argentina que “la trinchera más segura es la del peronismo”.

“Ya pasaron 75 años y sigo escuchando al pueblo en aquella maravillosa Plaza de Mayo del 17 de Octubre de 1945, con los incansables gritos a garganta abierta que no paraban nunca: “Perón, Perón, queremos a Perón; eso quedó grabado a fuego en mi memoria”, recordó Pepe, de 89 años, en una extensa entrevista por un nuevo aniversario del Día de la Lealtad.

Con una frondosa carrera sindical y política, Pepe, quien hoy dirige el Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas, recordó aquellas vivencias de adolescente que lo llevaron junto a su padre hasta las escalinatas de la Catedral Metropolitana, frente a la Plaza de Mayo.

Foto: Archivo General de la Nación

“Ese día temprano estábamos en nuestra casa en (el partido bonaerense de) Tres de Febrero. Mi papá se tomó unos mates y me dijo ‘dame la mano’ y no paramos hasta llegar a Capital. No me preguntó si quería ir, me dijo dame la mano y me llevó. Yo tenía 14 años. Mi viejo fue un militante socialista, trasversal, que apoyó el proceso revolucionario que encabezaba Juan Domingo Perón”, comenzó Pepe.

Supo entonces que “algo fuerte estaba pasando” porque su padre -contó- no le soltó la mano en todo el trayecto en el “viejo ferrocarril Buenos Aires al Pacífico”, actual línea San Martín, y recién cuando ambos desembarcaron en Retiro vio a su papá caminar “rápido y serio, muy decidido”, como “un militante entero”.

“La primera gran impresión que recuerdo fue en la calle Reconquista, donde había una columna de mil o 1.500 mujeres, vestidas con cofias y guardapolvos blancos manchados con sangre”, relató Pepe, que luego supo por su padre que eran las trabajadoras de los frigoríficos de Avellaneda: “La Negra, la Swift y la Anglo que eran británicas, que después Perón nacionalizó”.

Como cualquier adolescente que hacía sólo un mes que se “había puesto los pantalones largos”, después de 12 horas en la Plaza de Mayo le pidió a su papá volver a casa.

“No me cabe ninguna duda que el 17 de Octubre fue el acontecimiento político más importante en los más de 200 años de historia argentina, ninguna duda. Mire: la Revolución de Mayo fue un hecho protagonizado por muy poca gente, no fue un levantamiento multitudinario. Pero nosotros hicimos el 17 de Octubre con más de un millón de personas y eso me lo dijo el propio Perón”, enfatizó.

Reconfortado por el hecho de haber vivido “grandes alegrías”, Pepe señaló como uno de esos momentos al “honor de haber compartido cafés con Perón en el exilio”.

Evocando aquel histórico día

Recordó que en uno de esos encuentros el expresidente analizó el número de personas que se movilizaron el 17 de octubre de 1945 y dijo: “Si (el Diario) La Nación habla de 950.000 mil personas, seguramente fuimos más de un millón y medio de compañeros”.

“A diferencia de lo que ocurre hoy en esas concentraciones en el Obelisco, llenas de odio y violencia, nosotros estuvimos en esa histórica plaza con alegría, contentos, porque fuimos a rescatar a nuestro líder y sabiendo que el triunfo era nuestro”, resaltó.

Insistió con que se trató de la “más magna, patriótica e importante movilización de masas de toda la historia, no solamente de Argentina, sino de toda América Latina; fue un hito en el avance del pueblo argentino que deseaba alcanzar la justicia social como bandera suprema para ser enarbolada para siempre”.

“Nosotros hemos prestado, de las tres banderas, la libertad y la independencia, esas la podemos usar todos, pero la bandera de la justicia social no se la damos a nadie. Es nuestra trabajamos por ella y luchamos por ella y seguiremos peleando por ella hasta el último hálito de nuestras vidas”, afirmó con orgullo peronista el dirigente.

Foto: Archivo General de la Nación

Pepe, a sus 89 años, dijo estar “muy tranquilo” después de haber “peleado mucho” en su vida por las banderas del peronismo y de “haber pagado duro con persecución, mucha cana, simulación de fusilamientos, allanamientos y cárcel de los milicos”.

“A 75 años del 17 de Octubre le diría a la juventud que siga el ejemplo de aquellos que pelearon por los derechos de los trabajadores, que sigan el ejemplo de sus abuelos que pelearon y dieron la vida por la igualdad y la justicia social en la Argentina. Hay muchos que dicen que pelean por esos objetivos, pero la trinchera más segura es la del peronismo, no cabe ninguna duda”, remató.

Marcelo Cena
Marcelo Cena

Trabajador de Prensa en diversos medios. Militante de la vida Peronista. No soy neutral.

El subsuelo de la patria sublevado: la lealtad y el amor

El subsuelo de la patria sublevado: la lealtad y el amor

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“El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo cuando inesperadamente, enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con sus trajes de fajina porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres.  […] Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea, de grasas y de aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe. […] Era el subsuelo de la patria sublevado”. 

Raúl Scalabrini Ortiz

Tres días antes de la histórica jornada del 17 de octubre de 1945, el coronel Juan Domingo Perón le escribía a Evita, su “adorable tesoro”, una carta desde la cárcel de la isla Martín García, en un tono escéptico y resignado. Entre palabras de amor, le prometía un futuro alejado del conflictivo mundo de la política.

Perón no lo sabía, pero sin siquiera ser presidente ya se había ganado el respeto del pueblo trabajador y el odio de la oligarquía y las clases conservadoras. 

El 16 de octubre de 1945, en la sesión del Comité Central Confederal de la CGT, un dirigente del sindicato de carne rosarino aseguró que si el cuerpo no resolvía la huelga general, ésta se efectuaría igual por el estado emotivo de los trabajadores. En otras palabras, si los dirigentes cegetistas avalaban el corrimiento de Perón, quedarían desacreditados frente al pueblo trabajador, que en masa iría a huelga general de cualquier manera.

La CGT mantuvo la movilización para el 18 de octubre, como se había establecido previamente. Sin embargo, en los hechos, la huelga se realizó un día antes. En la mañana del 17, la agitación comenzó en los ambientes fabriles del conurbano bonaerense y en algunas ciudades del interior. Berisso, que aglutinaba a miles de trabajadores del gremio de la carne, fue un baluarte de aquella jornada. Le seguían Tucumán y sus trabajadores de los ingenios azucareros, y los petroleros y astilleros de Ensenada.

Por la mañana, la calle 60 se convirtió en la principal testigo del comienzo de la larga peregrinación que tenía como fin Plaza de Mayo. Pero antes, los trabajadores de Berisso pisaron las calles de la capital provincial, asilo de los sectores reaccionarios anti populares. En La Plata, ardían el Jockey Club y el diario El Día, y la Universidad -hasta entonces reservadas para las élites- perdía sus vidrios: el subsuelo de la patria devolvía la gentileza de una historia de opresión.

Cerca de las 18, luego de caminar, recibir los rayos de sol en la nuca y colgarse en camiones multitudinarios, los trabajadores de Berisso llegan a Buenos Aires, en patas y descamisados. La convicción de que otra Argentina comenzaba a gestarse, la larga marcha para pedir por Perón, el amor por la justicia social; eso era la lealtad. Y eso siempre será la lealtad: la prueba fehaciente de que el amor del pueblo siempre vence al odio de las minorías conservadoras, oligárquicas, odiantes. 

“Yo vi una turba histérica, incivil, que a la Casa Rosada se acercaba”, escribió la poeta de una familia aristocrática, Silvina Ocampo. Su amigo, Jorge Luis Borges, analizó el 17 de octubre en “La fiesta del monstruo”: Perón era el monstruo y los trabajadores, bestias homicidas. 

Más de un millón de personas coparon la plaza de la Casa de Gobierno ese día, dispuestas a esperar lo que fuera necesario para que liberen a Perón. Cerca de las 23 horas, ante la inminente estadía de les manifestantes, Perón es liberado y aparece en el balcón de la Casa Rosada: “Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria”. 

El Gobierno militar se vio obligado a convocar a elecciones generales, en las que Perón sacaría el 52% de los votos. Los primeros dos gobiernos peronistas jamás serían olvidados, ni por los trabajadores, ni por las clases odiantes que festejarían la muerte de Evita y harían lobby para que la Fusiladora se haga con el Gobierno. 

Les cabecitas negras empoderades eran un peligro: para las elites, aquello significaba la pérdida de poder político y económico. Por eso el odio frente a cualquier conquista del pueblo, ayer y hoy.

Desde el 55 en adelante hubo varios de estos modelos excluyentes, con un enorme ataque a la producción, al trabajo, a la educación, a la cultura. Al parecer, la derecha ha mantenido todo este tiempo un discurso bastante inalterado, autoritario, misógino y muy contrario a los sectores populares. Por eso, los días más felices fueron y serán peronistas. ¡Feliz día!

En la cortada más mistonga: Los escasos cruces del tango y el nacionalismo (Parte IV)

En la cortada más mistonga: Los escasos cruces del tango y el nacionalismo (Parte IV)

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Por Gabierl Kudric*

Llegamos a la última parte de esta serie de artículos. Si bien la conclusión sigue siendo la misma -que el tango no se ha encargado de la política-, con la llegada del peronismo los personajes populares encuentran un nuevo lugar en las letras de tangos, más allá de los berreos de una oligarquía elitista, que escucha música clásica, que no se acerca a lo que baila el pueblo y que opone al gaucho como emblema de lo nacional frente a estas músicas mestizas, mulatas, populares.

Esta serie de artículos que no pretende ser más que un acercamiento exploratorio a la relación entre el tango y los temas del nacionalismo. Por otro lado, es importante recalcar que cuando se dice “tango”, se habla de los ritmos que eran abarcados por los intérpretes de la música porteña (milonga, vals e incluso, en el principio del siglo XX, estilo, cielo y los importados shimmy, foxtrot y charleston).

El tango comienza este capítulo ya asentado en la ciudad. ¿Qué en la ciudad? En las ciudades. El tango se baila en todas las capitales del mundo. Se compone en todos los idiomas, hasta en turco. Y acá, en Buenos Aires, el tango se enseñorea en Radio Belgrano, Radio El Mundo, Radio Splendid, con sus orquestas en vivo y sus grandes personajes.

Yo te daré, te daré Patria hermosa…

A diferencia de la dictadura de Uriburu, el peronismo y el tango tuvieron una gran relación. No así algunos y algunas artistas, pero a mediados de los cuarenta el género estaba perfectamente instalado en las radios, en el cine, y ya nadie con peso lo consideraba una aberración antiargentina.

Era el género de moda y algunos de sus principales referentes se identificaron con el movimiento de masas. La adhesión al peronismo hizo reaparecer los temas nacionales en el tango. El peronismo era, en definitiva,“EL” movimiento nacional, y hacía de la exaltación patriótica, junto con la justicia social, una estética propia. Es necesario nombrar a Hugo del Carril, cantor de la Marcha Peronista y uno de los referentes indiscutibles de los artistas peronistas. Juanita Larrauri grabó la primera versión de “Evita Capitana”, pero la más popular fue sin dudas la de Nelly Omar, quien también interpretó “La descamisada”. Antonio Tormo, Héctor Maure poniendo voz a la “Marcha del Plan Quinquenal”, Cátulo Castillo componiendo y grandes directores como Angel D’Agostino, tampoco ocultaban sus simpatías. El nacionalismo popular que encarnaba el peronismo se consideraba a sí mismo el movimiento nacional, y según esta lógica, lo que no estuviera adentro, era antinacional. Libertad Lamarque terminó en México (filmando con el gran Buñuel), Pugliese preso alguna vez por unos días… “La contra”, como se la llamaba, no la tenía fácil.

Hugo del Carril no sólo cantó la marcha, sino que en 1949, con letras de Homero Manzi, compuso la música de dos milongas que grabó Oscar Alonso: “Versos de un payador al General Juan Perón” y “Versos de un payador a la señora Eva Perón”.

En la primera, Manzi dice:

“Usted luchó por la gente desbrozando la maleza
y el criollo que siempre pesa con justicia y noblemente
sabe que usted fue un valiente al lado de su pobreza”.

Poniendo a Perón al lado del pobre, peleando junto a él. ¿Contra qué? La siguiente estrofa lo deja claro:

“Usted liquidó el instante de la miseria social
y el oprobio general del vendepatria triunfante;
vergüenza del tiempo de antes, cuando el fraude electoral
era el destino fatal que le aguardaba al votante
en aquel tiempo distante de ignominia nacional”.

El peronismo como nación que se funda de nuevo, que se forja nuevamente, más que retempla.

La última estrofa nos presenta a un Perón interpretando el drama nacional, síntesis de la nación.

“Por eso, mi General, con esta improvisación
quise arrimar mi montón a su labor nacional.
Nadie ha comprendido igual las penas de la nación,
nadie con más corazón nos libró de tanto mal
nadie como Juan Perón, Presidente y General…”

A Eva Duarte de Perón, por otro lado, la ponderan como la compañera del líder, pero lejos está su imagen de la mujer que perfuma pasivamente en “Viva la Patria”.

“Él es el verbo mayor y usted la mayor templanza.
Él es la punta de lanza y usted la punta de amor.
Él es un grito de honor que hasta el deber nos alcanza,
y usted la mano que amansa cuando castiga el dolor.
Él es el gran sembrador y usted la gran esperanza.
Él es el gran constructor de la patria liberada
y usted, la descamisada que se juega con valor.
Los dos uncidos de amor son vanguardia en la cruzada,
las masas, emocionadas al brillo de este fervor,
han jurado con honor morir en esta patriada”.

Puede que no sean las mejores líneas del hombre de F.O.R.J.A., pero en ellas aparece el nacionalismo popular como redención del hombre de trabajo en todo su esplendor. Ya los trabajadores no son la chusma, ya sus artes no son despreciadas.

Permítase, para cerrar este esbozo, esta aproximación al tema, contar una anécdota que tiene que ver con la censura que se instaura en el ‘33 y su fin de hecho, y que pinta al Perón del guiño cómplice, afín al habla popular y lleno de picardía. En el año ‘49 un grupo de artistas pide audiencia con el Presidente para pedirle el fin de la censura que, entre otras cosas, vetaba el lunfardo. Eran parte de la comitiva Homero Manzi y Alberto Vacarezza. A éste último le habían robado en un conocido episodio. Al recibirlos, Perón los saluda y se dirige a Vacarezza:

‒¿Cómo anda, Alberto? ¿Así que lo afanaron?

Y así, con esa palabra dicha en boca del General, se dio por terminada la censura. Por unos años, al menos.

Pudimos encontrar, entre 1910 y 1949, al nacionalismo oligárquico despreciando al tango por extranjero y bajo, a sus letristas e intérpretes contrabandeando temas tabú, coincidiendo con los primeros escarceos del revisionismo histórico de derecha; al nacionalismo aristocrático metiendo la cola en el tango para glorificar un golpe de estado; y, con la llegada del peronismo, al nacionalismo popular escribiendo páginas llenas de contenido, aunque bajo pobres formas. Pero lo que más hemos visto, es al nacionalismo, en todas esas apariciones, como combate e invitación a la acción.

El tango comenzaría su decadencia en los años sesenta, de la que nunca se repondría en los mismos términos. En los setenta, lejos de la épica colectiva de la revolución, sería música de gente mayor. La juventud militante cantaría con Mercedes Sosa, Zitarrosa, Viglietti, Quilapayún. La juventud rockera, mirada de reojo y con desprecio por poco comprometida, vería el comienzo del rock en castellano con Moris o Nebbia y viviría los primeros pasos de Charly García, Luis Alberto Spinetta y otros. La dictadura haría estragos con las dos, pero mientras a una le pegaban o se la llevaban en razzias, a la otra la desaparecieron. Durante los ochenta, las viejas glorias como Goyeneche serían adorno de algunos programas mientras el tango languidecía en programas berretas de TV.

En los ‘90, con el avance del neoliberalismo y la instalación de un sentido común cipayo, una nueva guardia retomaría el tango y lo agarraría como bandera. La Orquesta Fernández Fierro, Tango Negro Trío, El Arranque y muchas más serían parte de esa juventud que va a retomar al tango y lo va a renovar sin necesidad de artificios electrónicos, a pura víscera. Muchos de esos jóvenes tangueros llevarían su música a los escenarios callejeros del aguante al neoliberalismo y muchas de esas autoras comenzarían a gestar un tango feminista. El rescate del tango es una bandera de lucha que, entonces, se ensambla con otras luchas.

El cierre de este capítulo es un final abierto, con la cámara subiendo de las calles de una ciudad con pueblo movilizado hacia un cielo claro


* Periodista, conductor del programa Columna Vertebral, columnista del programa Caídas del Catre (ambos en Radio Estación Sur - FM 91.7) redactor de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.
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