Así sentenció la situación Natalia Witencamp, integrante de la cooperativa textil Estrella Azul II, ante el abandono del Gobierno nacional en materia de asistencia en salud, y del municipal platense a la hora de renovar las licitaciones de contraprestaciones laborales.
Desde hace más de 4 meses, trabajadores de la cooperativa de trabajo textil Estrella Azul 2, que funciona en Comunidad Ferroviaria (donde se aglutinan además otros polos productivos) reclaman al gobierno municipal contra el cese de contratos a modo de contraprestación que refuerzan el salario de este sector cooperativo, al mismo tiempo que genera demandas y posibilidades de trabajo.
Desde hace más de 20 años, producto de las políticas de desguace del trabajo nacional, y con un altísimo nivel de desempleo, los sectores más relegados del trabajo se organizaron de modo cooperativo para poder caminar una relación laboral. En este sentido, el Estado en sus distintos niveles realizó (casi siempre) en esta nueva realidad instalada un acompañamiento mínimo mediante diversos programas que se pueden traducir en contraprestaciones o incluso potenciadores de salario.
En esta línea, las y los trabajadores de Estrella Azul II, en donde se encuentran personas de ADDHES (Autoconvocadxs en Defensa de los Derechos Humanos de lxs Enfermxs con VIH-Sida) han podido llevar adelante sus tareas gracias a los trabajos que reciben de manera privada, pero también gracias a programas nacionales y a una contraprestación del municipio que fue suspendida hace meses. “Siempre tuvimos buena relación con el municipio, pero hace 4 meses estamos teniendo nula comunicación con ellos, siempre aportaron un sueldo mínimo que desde diciembre no se está renovando”, aseguró Natalia Witencamp, de dicha cooperativa, en comunicación con Radio Trinchera.
“Nacimos con la necesidad de darle trabajo al colectivo de las personas con VIH, que estaban excluidas del mundo laboral, hace 17 años se formó la cooperativa Estrella Azul II como textil y hace 25 que existe ADDHES”, profundizó Natalia y siguió: “Yo este lugar lo conocí en el inicio de mi enfermedad, acá sentí que pertenecía, que podía aportar a nivel personal y social, compartiendo conocimientos con otras compañeras, apenas teníamos un curso que nos mandó el ministerio de manejo de máquinas”.
La cooperativa realizó trabajos en conjunto con las necesidades que puede tener el Estado, como lo fueron ambos médicos durante la pandemia, guardapolvos, cortinas entre otros trabajos. “De los 17 años que existe la cooperativa estuve casi todos los años, me fui un tiempo y volví hace dos o tres años y la situación había decaído porque el gobierno no renovaba licitaciones”, explicó.
Por si fuese poco, todo esto se da en un marco en donde el gobierno desmanteló la secretaría de VIH, y por ende cesó la entrega de medicamentos para el tratamiento que requiere la enfermedad. “Lo van a sentir los compañeros en el cuerpo”, sentenció la entrevistada.
“Quienes hacen el tratamiento viven normalmente, pero al retirarlos la salud se deteriora en dos meses, además de que el nivel de alimentación que debe tener una persona con VIH para llevarlo de manera sana también bajó mucho”, agregó.
Con respecto a qué acciones de protesta tomaron para abarcar la situación, la entrevistada aseguró: “Nosotros no queremos atacar al intendente ni cortar calles, solo queremos que nos renueven el contrato y que nos den un espacio para comercializar ya que en las plazas no se puede”. En ese sentido, detalló que “como las respuestas hasta ahora son nulas decidimos poner un gazebo frente a la municipalidad para mostrar nuestro trabajo”, hecho que fue disipado por control urbano “con la amenaza de secuestrarnos la mercadería”.
“La respuesta no llega, así que queremos una audiencia con el intendente o con quien tenga que ser para resolver esta situación, porque perder el monotributo significaría perder la obra social”, detalló Witencamp, mostrando un panorama que plantea una pelea directa entre el tratamiento para la supervivencia o la muerte.
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