El recuerdo de Sankara

El recuerdo de Sankara

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Poco conocido quizás para ciertas ortodoxias de las izquierdas occidentales, el Capitán Thomas Isidore Sankara fue todo un gran líder revolucionario marxista-leninista que intentó combatir al capitalismo imperialista desde su tierra natal, Burkina Fasso. Sankara nació un 21 de diciembre de 1949 en lo que en ese momento se llamaba Alto Volta, una colonia francesa.

Al terminar la escuela secundaria, comenzó a los 19 años una prolífica carrera militar, que estaría inextricablemente ligada a la política. Sus acercamientos con las ideas marxistas fueron un hito en su historia de vida. Pero admiraba las luchas del Tercer Mundo, las de su amada África y no dudó en estudiar sobre la Revolución Cubana de 1959 y las luchas patriotas de los argelinos que consiguieron la independencia en 1962.

Las luchas armadas de los patriotas marxistas de Angola, Cabo Verde, Guinea Bissau, Santo Tomé y Mozambique lo llenaban de esperanzas, ya que odiaba al viejo colonialismo portugués fascistoideo. Por supuesto, repudió al régimen racista del apartheid del sur de África y tomó como bandera las luchas de Nelson Mandela, Oliver Tambo, Steve Biko, Robert Mugabe, Desmond Tutu y Sam Nujoma.

En su patria natal no había muchos líderes locales que admirar. El colaboracionismo francés en Alto Volta era insoportable para un espíritu muy rebelde como el que tenía Sankara. Le quedaba a Sankara estudiar algo de la historia africana precolonial, alimentando su profundo rechazo contra el eurocentrismo y el racismo blanco de la “historia universal” que dejaba a África subsahariana marginada del todo.

Lo que era la colonia francesa de Alto Volta era una región situada entre los 10º y los 15º Norte dentro de la curva del gran río Níger y a más de 500 km de su principal salida al mar, el puerto de Abidjan, Costa de Marfil. Esta región tiene sólo dos ciudades importantes, Ouagaduodou y Bobo Dioulasso.

La historia precolonial comprende a la de los reinos mossi de Ouagadoudou, Yatenga y Gourma (700-1200). Tras resistir la expansión de los imperios de Mali y Songhay, hasta el siglo XVIII las poblaciones se vieron influenciadas por el Islam Sunna. Los misioneros cristianos de Europa Occidental instalaron sus colonias regionales e intentaron evangelizar a los pueblos mossi, diula y soso. Esta región fue anexada finalmente por los franceses a partir de 1890, ganándole a los británicos y alemanes. Gran parte del Alto Volta quedó en el llamado Sudán Francés hacia el 1900.

Estado de África Occidental que limita al noroeste con Malí, al noreste con Níger, al sur con Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín. Burkina Faso no posee acceso al mar. Su capital es Uagadugú.

El yugo colonial francés se mostró muy arbitrario, uniendo y desmembrando el territorio hasta 1946. El principal recurso del país era el excedente de mano de obra. En la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se reclutaron muchos soldados, como peones de las plantaciones de Costa de Marfil y como trabajadores forzados de la colonia. Hacia 1950 surgieron algunos grupos nacionalistas, pero eran muy débiles. En 1957 se creó en el entonces Alto Volta un gobierno representativo que, en 1958, pasó a ser miembro de la llamada Unión Francesa Africana.

El 5 de agosto de 1960 Francia le otorga la independencia, bajo liderazgo de Maurice Yameogo, de la etnia mossi, que desempeñó como presidente hasta 1966. En ese año se produjo un golpe militar. En 1979 se retornó a un gobierno civil, cuando el antiguo jefe del gobierno militar golpista, el general Sangoulé Lamazina, se convirtió en presidente por votación popular.

Entre 1969 y 1979 el país de Sankara era un típico enclave neocolonial. De pequeño Sankara quería ser médico, era su vocación. Pero procedía de una familia pobre y la única forma de seguir estudiando era a través de la academia militar colonial. Entonces ya tenía en su pensamiento una base cristiana, y en algún momento pareció que su destino era el sacerdocio, porque la Iglesia en África intentaba incorporar a los alumnos más inteligentes. Finalmente se inclinó por el Ejército, pero esa impronta cristiana siempre formó parte de su ideología. De hecho, adoptó un cristianismo popular muy significativo.

Al terminar la primera instancia de los estudios, sus buenas calificaciones le permitieron seguir formándose como oficial del Ejército en Madagascar (ex colonia francesa), un país que entonces estaba muy convulsionado por revueltas populares en el decenio de 1960. Cuando regresó a Alto Volta, Sankara ya tenía un pensamiento consolidado y se había convencido de que era imperioso intervenir para transformar la realidad de su nación, que era una de las más pobres del planeta. Los mandos militares lo enviaron a la ciudad de Pô, donde comenzó su carrera militar y política. Primero, formando a los soldados que tenía a su cargo. Y segundo, trabajando con la población, ganándose el respeto y la admiración de los más pobres. En todos sus discursos estaba el antiimperialismo y el marxismo-leninismo.

Luego de estar prestando servicios en escaramuzas militares en Marruecos y Mali, Sankara hacia 1979 era todo un líder. Se declaró marxista-leninista y no ocultó su admiración hacia el Che Guevara y Fidel Castro. El 25 de noviembre de 1980, es derrocado el presidente Lamazina por el general Saye Zerbo, que encabeza el Comité Militar de Relanzamiento del Progreso Nacional (CMRPN). Sankara logra su primer cargo público en 1981. El nuevo gobierno, lo nombró secretario para la Información. Duró sólo seis meses en el puesto.

Sankara, al bien estilo Juan Domingo Perón, se convirtió en la voz de las masas obreras y rurales del país. Su nacionalismo marxista-leninista no era bien visto. Pero ya era muy popular en el país. En esos tiempos había formado, junto a Blais Compaoré y a otros miembros de las Fuerzas Armadas, la llamada Agrupación de Oficiales Comunistas. Fueron ellos los que dieron el siguiente golpe. El 7 de noviembre de 1982 derrocaron al gobierno de Zerbo y llevaron a la presidencia a Jean-Baptiste Ouédraogo. Sankara fue designado primer ministro en enero de 1983.

Sankara era el hombre fuerte del país. Por las presiones de Francia y de la facción de derecha de la coalición gobernante golpista, fue encarcelado. En ese momento se pusieron en marcha Compaoré y sus aliados, y Sankara terminó siendo liberado, con la ayuda de manifestaciones populares, al estilo también de Juan Domingo Perón. El crecimiento de popularidad de Sankara era ya un dolor de cabeza para Francia. Sankara al ser liberado dijo que admiraba al líder libio Muammar Ghadafi y dijo que quería refundar al país. No lo dudó. El 4 de agosto de 1983 Sankara y sus camaradas tomaron el Estado por las armas. Con sólo 33 años asumió la presidencia y así comenzó una verdadera historia revolucionaria.

El 4 de agosto de 1984 cambió el nombre de Alto Volta por el de Burkina Fasso, que significa “Patria de los hombres íntegros”, señal de que una de sus prioridades era la lucha contra la corrupción, pero también contra el capitalismo local. Empezó él mismo dando el ejemplo: se mantuvo el sueldo de capitán del Ejército, vendió todos los autos de lujo que estaban al servicio del Estado y adoptó como vehículo oficial al más barato del mercado, el Renault 5. Era un ser muy austero, disciplinado y humilde. Su guía era el Che.

Era ante todo un antiburócrata. Redujo los salarios de todos los funcionarios públicos, prohibió el uso de chóferes y obligó a sus ministros a viajar en clase turista. Se dice que hasta se negó a instalar aire acondicionado en el despacho presidencial. Para limitar el nepotismo, impidió a sus familiares acceder a cargos estatales.

En la VIIª Cumbre de Países No-Alineados, que se celebró en Nueva Delhi entre el 7 y el 12 de marzo de 1983, el joven capitán Thomas Sankara asistió en calidad de Primer Ministro del Alto Volta, y allí se encontró con Fidel Castro por primera vez. 

Sankara no dudó en integrar a su país al Movimiento de Países No Alineados. Apoyó a la Cuba socialista que tanto admiraba y se unió a Fidel Castro en la cruzada contra la deuda externa en 1984. Ambos líderes se hicieron grandes amigos. Con ayuda cubana y de la Unión Soviética, logró el fortalecimiento de la educación y la cultura. Logró que el índice de alfabetización pasara de 12 a 36% en un año (de 1984 a 1985), y que después siguiera subiendo gracias a las escuelas rurales que creó a lo largo del país. También avanzó muchísimo en salud. Creó comandos de vacunación que en pocos meses lograron cubrir a la totalidad de los niños burkineses contra enfermedades infecciosas que estaban causando mucho daño. Allí estaban los médicos cubanos ayudando.

Como si esto fuera mucho, Sankara era también un feminista africano. Fue el primero en abolir la ablación femenina. Le dio una fuerza muy especial a la celebración del 8 de marzo, como “día del mercado para los hombres”, a los que invitaba a hacer las compras. Incorporó a mujeres en todos los ámbitos de la administración pública. Estuvo a favor del aborto y alentó la formación de una Federación Nacional de Mujeres.

Sankara junto a la Federación Nacional de Mujeres de Burkina Fasso

Sankara también fue osado y encaró un programa socialista realmente anticapitalista. Lejos de ser un socialdemócrata débil, o un militar nacionalista a medias, fue por el marxismo-leninismo como modelo. Llevó a cabo una reforma agraria que redistribuyó la tierra, con reparto de abonos y de semillas a los campesinos, y la creación de pequeñas represas de agua.

Así consiguió que Burkina Fasso se convirtiera en uno de los pocos países de la región en adquirir la autosuficiencia en cereales, base de la alimentación popular. Luego confiscó empresas, nacionalizó tierras privadas, estatizó el comercio interno y exterior, repartió viviendas expropiadas a los ricos y creó “guardias civiles” para desmantelar a la vieja policía colonial.

Esta lucha anticapitalista lo llevó a enfrentarse con el sistema financiero internacional y con Francia, pero que aún conservaba una enorme influencia. El no pago a la deuda externa, que había sido contraída por los gobiernos anteriores, se convirtió en una de sus banderas. En su último gran discurso, que dio en septiembre de 1987 en el marco de la Asamblea General de la Unión Africana, defendió una vez más estas ideas y pidió no pagar la deuda externa en el mundo entero.

Los elementos contrarrevolucionarios no se fueron del todo a pesar de esta cruzada sankarista. Sankara lo sabía y creó “comités de defensa de la revolución”, que tenían el objetivo de controlar que sus medidas llegaran a todos los rincones del país, y de controlar a quienes se oponían al proyecto antiimperialista. Creó un sistema de sindicatos marxistas y trató de formar unas milicias populares para que reemplazaran al ejército tradicional.

Nunca faltaron los traidores. Si bien hasta el final mantuvo un importante apoyo popular, Sankara había abierto demasiados frentes dentro y fuera del país, y sus enemigos crecían en fuerza y en número. Su antiguo compañero de armas, Compaoré lo traicionó, lo derrocó y lo mandó a matar el 15 de octubre de 1987. Era un nuevo golpe de Estado en el país, pero esta vez destruyendo a la Revolución Sankarista.

El legado de Sankara aún persiste en el pueblo de Burkina Fasso

Ese fatídico 15 de octubre de 1987, un grupo armado ingresó en su despacho, mientras mantenía una reunión con los 12 integrantes del Consejo Nacional de la Revolución. Sankara, que en ese momento tenía 37 años, fue asesinado junto al resto de los asistentes. Lo mataron, pero sus ideas siguieron firmes. Por lo menos, aquí las recordamos:

“Para el imperialismo es más importante dominar culturalmente que militarmente. La dominación cultural es más flexible, la más eficaz, la menos costosa. Nuestra tarea consiste en descolonializar nuestra mentalidad”.

Estas palabras de Sankara son tan actuales que deben ser retomadas en nuestras luchas.

Homenaje al Che y a Sankara en 2017 en Burkina Fasso

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Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

Nueva Caledonia seguirá siendo colonia francesa

Nueva Caledonia seguirá siendo colonia francesa

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El referéndum del 4 de octubre

Los votantes del archipiélago del Pacífico Sur de Nueva Caledonia rechazaron este domingo la separación de Francia después de casi 170 años de dominio colonial en un referéndum. Por un margen cerrado, los habitantes de esta región del sur del Pacífico, decidieron el domingo en un referéndum seguir siendo parte de Francia, tras lo cual el presidente galo Emmanuel Macron llamó a un diálogo tras un controvertido pasado colonial. El 53,3 % de los votantes estuvo a favor de seguir siendo parte de Francia, mientras que el 46,7% optó por la independencia, según los resultados electorales. En un discurso televisado desde París, Macron, muy contento por el final, calificó el resultado de la consulta de “una expresión de confianza en la República” la que apreció “con un profundo sentimiento de gratitud.”

El país de menos de 300.000 habitantes fue noticia para la diplomacia francesa. Aunque se le da la entidad llamada “Colectividad de Ultramar”, parece que esta colonia es de suma importancia para los galos. Se trató de un referéndum muy esperado. Hubo gran concurrencia a las urnas. Más del 85 % del electorado sufragó antes del cierre de los centros de votación, indicó el Ministerio de Territorios de Ultramar. Los diversos grupos independentistas estaban muy entusiasmados con un posible triunfo, aunque algunas diferencias políticas entre ellos no permitieron una campaña homogénea y eficaz. Pero la militancia de los llamados “leales” filofranceses (conocidos también como “caldoches”) fue más efectiva y logró su cometido.

Población de Nueva Caledonia participando del referéndum del 4 de octubre

El referéndum es parte de un proceso para reducir las tensiones entre la población originaria de los kanak y los “leales” colonialistas. Se logró un acuerdo de paz entre las facciones rivales en 1988 y una década después se forjó el Acuerdo de Noumea, que le dio a Nueva Caledonia poder político y más autonomía, además de estipular la realización de hasta tres referéndums sobre su futuro.

Hay que aclarar que hace dos años, el 56,4 % de la población en un referéndum similar votó en contra de la independencia. Existe la posibilidad de un tercer referéndum para 2022. Pero la lucha independentista de los grupos patriotas kanak sigue pese a estas derrotas. Y viene en aumento.

Población kanak defendiendo su legado cultural ancestral

Una historia colonial típica

Un poco de historia no viene nada mal. Los kanak se cree que son los descendientes de los antiguos pueblos lapita de la Polinesia (cultura que se desarrolló entre el 1600 a.C. y el 700 d.C.). Era una sociedad agroalfarera, organizada en sencillas aldeas con clanes liderados por jefes ligados por el parentesco. No se formaron grandes civilizaciones estatales, sino pequeñas “jefaturas aldeanas” con una baja intensidad de desigualdades sociales y económicas. A partir del siglo XI, se produce un intercambio continuo con pueblos polinesios, que se mezclaron con la población local, formando así la cultura de los kanak. Los europeos divisaron las islas a fines del siglo XVIII. El famoso explorador inglés James Cook y sus hombres llegaron en 1774 y la llamaron “New Caledonia”, en honor a las Tierras Altas de Escocia, a las cuales los romanos llamaban “Caledonia”. Balleneros británicos y estadounidenses se interesaron en Nueva Caledonia, y las tensiones por ella se incrementaron. Los kanak sufrieron este proceso de invasión, conquista y genocidio. Los europeos usaban alcohol y tabaco, entre otras cosas, para intercambiarlos por insumos. El contacto con los europeos trajo enfermedades, como la disentería, la gripe, la sífilis y la lepra. La población kanak empezó a ser diezmada. Unos 5000 kanak murieron entre 1810 y 1813, producto de esta invasión de los occidentales. Finalmente, en 1853 los franceses  se apoderaron de Nueva Caledonia.

Para entonces, los kanak de Nueva Caledonia, junto con los pueblos originarios de Vanuatu, Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, vieron su población mermada debido a la práctica de la trata de esclavos. A los pueblos kanak se los destinaba a trabajar como esclavos en las plantaciones de azúcar en Fiyi y en el territorio australiano de Queensland. Este genocidio duró hasta principios del siglo XX. Los misioneros católicos y protestantes llegaron durante el siglo XIX. Estos tuvieron un profundo impacto en la cultura indígena. Insistieron en que los kanak debían usar ropas e introdujeron el críquet y el té. También erradicaron muchas de las costumbres y tradiciones locales. Los franceses logaron imponerse y apoyaron la cristianización de algunas gentes kanak “afrancesados”. Nueva Caledonia sirvió como colonia penal por cuatro décadas después de 1864. Desde entonces la convirtió en colonia de ultramar y luego en 1946 le dio el estatus de “territorio no autónomo”, reconocido por las Naciones Unidas (ONU). La mayoría de las comunidades kanak fueron marginadas y los descendientes de los colonos franceses se apoderaron de las tierras, instalaron sus empresas agroindustriales y conformaron la típica burocracia administrativa colonial. Toda una especie de apartheid oculto.

La lucha por la independencia kanak

Militantes independentistas kanak manifestando contra Francia en Nueva Caledonia

Las luchas independentistas no tardaron en llegar. Grupos patriotas antifranceses se fueron conformando entre los kanak, sobre todo estimulados por los vientos de descolonización en tiempos de guerra fría. Las luchas de los argelinos y hasta la Revolución Cubana fueron inspiraciones de los rebeldes anticolonialistas kanak. Uno de estos grupos, conformaron una guerrilla de orientación socialista, conocida como Frente de Liberación Kanak Socialista (FLNKS), liderada por el destacado dirigente independentista Jean Marie Tjibaou.

Los países del Movimiento de Países No Alineados apoyaron a los patriotas kanak y hasta los cubanos expresaron su apoyo desde el Caribe tan lejano al Pacífico Sur. Los franceses combatieron a los patriotas del FLNKS, mientras que otros grupos más moderados, como el Partido Laborista Kanak (PLK), pedían ayuda al Comité de Descolonización de la ONU. En 1885 la guerrilla se activó con todo y llamó a la insurrección general. Tjibaou y sus guerrilleros proclamaban la idea de fundar el “Estado Independiente de Kanaky”.

Los problemas culminaron en 1988 con una impactante toma de rehenes en Ouvéa. Esto llevó al otorgamiento de mayor autonomía con los Acuerdos de Matignon (1988). Los franceses pactaron una especie de tregua con los patriotas kanak, pero en 1989 es asesinado el líder Tjibaou, que se convirtió en un prócer independentista para los anticolonialistas. Las luchas siguieron, pero los franceses lograron derrotar a los patriotas kanak. Luego se llegó a un acuerdo en Numea (con otra tregua firmada en 1998).

El destacado dirigente independentista Jean Marie Tjibaou, líder histórico de los kanak

El níquel custodiado por el colonialismo francés

Francia y los “caldoches” lograron una vez más apartar a los kanak, que se dividieron en fracciones políticas tras las derrotas pasadas. Tanto París como las elites blancas “colches” de Nueva Caledonia defendieron con todo su más apreciado recurso económico: el níquel. La economía de la colonia se basa principalmente en la explotación minera del níquel, del que es el tercer productor mundial después de Rusia y Canadá. Se estima que posee el 25 % de las reservas mundiales. Los ingresos procedentes del turismo ocupan un sitio importante en la economía local, junto con los intercambios financieros con Francia. En el Pacífico Sur, Nueva Caledonia es la “perla de los franceses”. La moneda de curso legal es el Franco CFP.

Las revistas del establishment capitalista financiero enseñan que Nueva Caledonia tiene una de las mayores economías del Pacífico Sur, con un PIB de 9.890 millones de dólares estadounidenses. El PIB nominal per cápita es de 38.921 dólares yanquis. Es superior al de Nueva Zelanda, aunque existe una importante desigualdad en la distribución de los ingresos, y desequilibrios estructurales de larga data entre la Provincia Sur, económicamente dominante, y la Provincia Norte y las Islas de la Lealtad, menos desarrolladas y donde viven las poblaciones kanak. La moneda en uso en Nueva Caledonia es el franco CFP, que reemplazó al Franco de Nueva Caledonia.

El 44 % de la población de Nueva Caledonia es kanak. El 34 % es de origen francés. También hay un 2,5 % de población de origen indonesia, y 1,5 % de asiáticos venidos de China y Vietnam. Entre los kanak hay un 30 % de pobreza, y el desempleo en ellos llega al 20 %. Todo está bajo control de los “caldoches”, quienes lograron hacer alianzas con sectores “colaboracionistas” de la comunidad kanak, llamados “traidores” por los patriotas independentistas.

Jean Marie Tjibaou llamando a la lucha armada en el decenio de 1980 contra Francia

Nueva Caledonia y los intereses de las potencias

El referéndum del domingo 4 de octubre en Nueva Caledonia mantuvo en vilo no sólo a Francia, sino a Occidente. Las portadas de los diarios europeos y también de Estados Unidos le dieron un lugar a este suceso. Algunas gentes se enteraron de que existía Nueva Caledonia, mientras que otros estaban a la espera de un posible triunfo independentista y la eventual aparición de una nueva nación en el concierto de la ONU (el último país aceptado en ella fue Sudán del Sur, que logró su independencia el 9 de julio de 2011). Y, como era de esperarse, las potencias comenzaron a especular. Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda deseaban un triunfo de los colonialistas franceses. Lo mismo Washington. Su deseo se basaba en que si ganaban los independentistas se abría paso a los grupos más radicales antifranceses en Nueva Caledonia, temiendo que estos viraran su mirada hacia la República Popular China. De hecho, los patriotas hablaban de “independizar la economía kanak”, de “romper con la ligazón económica colonial con Francia” y “nacionalizar el níquel para el pueblo kanak”. Francia no quería perder el níquel de Nueva Caledonia y los conservadores colonialistas “caldoches” militaron en su campaña electoral que los anticolonialistas kanak querían entregar Nueva Caledonia a los chinos.

Macron con atuendos típicos de la cultura kanak en una de sus visitas a Nueva Caledonia

¿Final abierto?

Por los visto, no pudo nacer una nueva nación independiente en el concierto de la ONU. Nueva Caledonia seguirá siendo colonia de Francia. Los patriotas kanak no se quedarán quietos. Les falta unirse un poco más y dejar de lado algunas diferencias políticas entre ellos. Francia, para evitar sustos de referéndum, le dará “algo de autonomía a Nueva Caledonia” y tratará de cooptar un poco más a ciertas gentes kanak. También los “caldoches” deberán aflojar un poco con su nacionalismo galo casi antikanak, aunque odian a los patriotas que se declaran abiertamente antiimperialistas y socialistas. Algo está seguro. El níquel de Nueva Caledonia sigue manos francesas. París hará todo lo posible para que no se pierda.

Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

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