Argentina Bicontinentalidad y el desafío de repensar nuestra Defensa Nacional

Argentina Bicontinentalidad y el desafío de repensar nuestra Defensa Nacional

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

Pensar en el mapa de nuestro territorio, su bicontinentalidad y su bioceanidad sin dudas es una tarea que presenta grandes desafíos. No sólo la generación de consenso entre fuerzas políticas, sino también entre los diversos actores que hacen a la cosa pública en nuestro país. Una de las aristas fundamentales en un mundo cada vez más complejo, es la Defensa Nacional.

La entrevista a Rodolfo Carrizo, actual Presidente del Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas de La Plata (CECIM-LP), originalmente fue pensada para el Trabajo Integrador Final “Defensa Nacional: más allá de las Armas”, un podcast que busca introducir a la Defensa Nacional. Un área estratégica del Estado, bastardeada y olvidada durante generaciones.

Las reflexiones de Carrizo, nos parecieron más que pertinentes para compartir con ustedes en este Dossier de Trinchera sobre Bicontinentalidad, Bioceanidad y Atlántico Sur.


¿Cómo definirías el concepto de defensa nacional y qué importancia crees que tiene en este contexto mundial?

 Bueno en principio me parece que pensar la defensa nacional no solamente habría que pensarla en términos militares, sino me parece que hay que pensarla en términos que tengan que ver con la patria; con este concepto que significa defender lo propio, de conocer lo propio, de saber el valor estratégico que tiene lo propio. Y a partir de acá tratar de construir una política que comprenda no solamente el desarrollo de unas fuerzas armadas que tengan esa capacidad de proteger los territorios entendiendo aquellos lugares que son de alta importancia a partir de los recursos estratégicos que tiene un país, sino también en la formación de los jóvenes en cuanto a entender que es muy importante el desarrollo de las nuevas tecnologías, de los avances científicos y tecnológicos, de proteger las universidades para defender el conocimiento.

Creo que es muy importante construir una conciencia que nos permite entender la defensa en una complejidad amplia, y en esta complejidad entender que no se trata solamente de esa vieja mirada que hay -militarista- alrededor de la defensa, sino construir un pensamiento más moderno, más nuevo, que, obviamente, implica también defender al ciudadano en toda su integralidad, respetarle sus derechos, defender la autonomía de las provincias; pero también defender la autonomía que tienen que tener diferentes estamentos del Estado a la hora de -obviamente- construir esto que nosotros entendemos como un modelo de nación soberana.

¿Qué importancia tiene la Defensa Nacional en este contexto mundial?

Creo que es importante observar que primero nuestro mapa continental, o por lo menos mirar la parte continental del territorio, entendiendo que somos un país bicontinental. Pero si nos detenemos un poquito en lo que es estrictamente el territorio continental, es importante ver que nosotros tenemos una muy mala distribución demográfica de la población, con altas concentraciones en las ciudades y un gran despoblamiento de los territorios del interior. Si uno observara que al sur de La Pampa hasta Tierra del Fuego la población promedia en el orden de los 2 millones, 2 millones 100 mil, uno comprendería que la distribución, que la gente está -obviamente- concentrada, fundamentalmente, en las grandes ciudades, en las grandes urbes. Y esto es un problema, es un problema por la saturación en las urbes y la otra por el despoblamiento del territorio.

Al tener un país que continentalmente tiene 2.700.000 kilómetros cuadrados, aparece una vulnerabilidad que subyace en aquellos lugares donde uno debería construir, obviamente, un modelo que permita, una utilización racional, consciente, de lo que significan los recursos del territorio. Nosotros sabemos que en el norte de la Argentina está muy bien en cuanto a lo que es un recurso estratégico hoy muy demandado que es el litio de la misma manera que conocemos que sobre la zona de Misiones y Formosa está el acuífero más importante de agua potable, o uno de los tres más importantes del planeta, que compartimos con Uruguay y con Brasil. Y obviamente, si así recorremos toda la Argentina vamos a encontrar que en cada provincia hay un recurso natural estratégico que, obviamente, uno de los problemas que tiene es que se desconoce y al desconocerse obviamente no se protege, no se defiende y se lo hace muy vulnerable. Ergo si uno toma el lago escondido en la provincia de Río Negro, uno de los temas que va a encontrar es que, ahí nosotros tenemos un enajenamiento del territorio y una consolidación importante de grupos económico-financieros que se apropian de manera vil del territorio y hace que los argentinos no podamos disponer de ese territorio que es muy importante y limítrofe.

Creo que hay que cambiar esa mirada de la Argentina porque también somos una Argentina atlántica, oceánica, que ahí tenemos una infinidad importante de recursos, por supuesto también despilfarrado en el gran sentido. En la Argentina hace muchísimos años que no se desarrolla y se crea un puerto; hace muchísimos años que no se crea y se desarrolla un astillero; en la Argentina obviamente no hay un proceso de conectividad y de transferencia de la vinculación de las economías regionales con el gran centro urbano que es Buenos Aires y el puerto de Buenos Aires; y por lo tanto es muy importante repensarlo, porque obviamente si nosotros no lo hacemos, lo hacen los de afuera como dice el dicho y nos expone a una situación de saqueo que cuando vienen procesos neoliberales hace que esto sea mucho más sencillo, más fácil, y obviamente quienes pierden son los habitantes autóctonos del territorio, los argentinos,  las argentinas y obviamente la posibilidad del desarrollo.

¿Qué implica para nuestro país que las áreas de Defensa y Seguridad estén separadas? ¿Es una ventaja o una desventaja?

Desde que se implementó la Ley de Defensa Nacional, creo que estaba en el contexto de una visión de pensar una Argentina en la cual las Fuerzas Armadas no se involucraran en los problemas de la seguridad interior. La defensa en general siempre hay que pensarla en proteger nuestras fronteras, nuestras zonas que podrían ser sensibles a cualquier tipo de vulneración, fundamentalmente, de las que obviamente imponen los países que tienen una ambición imperial, como el caso del Reino Unido. Hecho obviamente más que paradigmático en nuestras Islas Malvinas, ¿no es verdad? Y obviamente la política de defensa no estaría en correspondencia como en una vinculación directa con la seguridad.

Creo que la seguridad responde fundamentalmente a otros parámetros, a preservar la vida de los ciudadanos, a construir garantías sociales que hagan que los ciudadanos que habitan un país, un territorio, tengan las condiciones para poder desarrollarse y tener una vida con mucha dignidad. En este sentido, a partir de la interacción de la Doctrina de la Seguridad Interior, se confundió muchísimo a la Seguridad con la Defensa. Obviamente, cuando hay procesos neoliberales en la conducción del Estado lo que se trata de utilizar es a las Fuerzas Armadas haciendo seguridad interior, algo para lo que no están preparados y que generan acciones que obviamente terminan en saldos muy luctuosos para las sociedades. Y en ese sentido creo que la defensa debe ser absolutamente clara en cuanto a ser algo totalmente distinto, o pensarse totalmente distinto, al concepto de seguridad y cómo se maneja la seguridad de un Estado.

¿En este contexto global cuán importante se vuelven las políticas públicas en materia de reivindicación sobre la Antártida y las Malvinas e Islas del Atlántico Sur en materia de Defensa Nacional?

Vos sabes que para nosotros (el CECIM) es fundamental dar esta discusión. La pregunta no solamente es atinada, sino que yo creo que va al meollo del problema de un país como el nuestro, pero también de una región en el cual, bueno, las Islas Malvinas están posicionadas en un punto estratégico del planeta. Pensémoslo: está ahí a 500 kilómetros del territorio continental, pero aparte es la que nos permite tener una observación del movimiento, monitoreo y vinculación entre los dos grandes océanos que son el Pacífico y el Atlántico.

Si los procesos de crisis climáticas que vive el planeta, en el cual obviamente nos han impuesto las políticas hegemónicas a partir de los procesos de deforestación, de uso indiscriminado de la energía a combustión interna, y otros hechos más que obviamente funcionan producto del complejo militar industrial, vamos a entender de que este pasaje natural entre ambos océanos está precisamente en el pasaje de Hoces, en lo que sería y que mal se llama como el pasaje de Drake.

Esto es importante porque lo que hace es que la transferencia se puede hacer sin límites que, a diferencia del canal de Panamá, lo que tiene son las dificultades operativas. Hay que entender que hay un crecimiento muy importante de los buques de transporte de carga, los conocidos Panamá, que llevan 30 mil, 40 mil contenedores y que obviamente cuando hay procesos de crisis de aguas o hídrica hacen que el canal empiece a tener muchísimas dificultades, y lo que va a tender es precisamente a usarse este pasaje bioceánico que es natural y que obviamente no corre los riesgos ni siquiera de que tenga un atentado terrorista y que se pueda destruir.

Sumado a esto, en el proceso de crisis energética o de escasez energética que se va a tender, pensemos que toda la zona de nuestro Atlántico Sur también tiene una potencialidad muy grande, tanto en petróleo, minería, minerales raros, que son muy importantes a la hora de pensar un mundo de escasez. Y hay que sumarle a esto que está el continente blanco, la Antártida, que tiene un recurso que es el agua potable, en un mundo donde solamente el 3% del agua del planeta es potable. Entonces, creo que construir toda una política que obviamente piense Malvinas, que piense la integralidad territorial, que piense esta vinculación bioceánica y que comprenda que -obviamente- hay que defenderla, hay que protegerla, significa también construir una estrategia común que tienda a esa misión sanmartiniana, bolivariana, que es la unión de los pueblos de la América Latina y el Caribe, porque son los únicos que nos pueden dar garantía real de una defensa efectiva del territorio; que defienda las soberanías territoriales y obviamente nos permita tener la oportunidad de tener un desarrollo sustentable, armónico y que proteja el planeta.

Nicolás Sampedro

Prefiero escucha antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

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Rossi: “La Industria para la Defensa es fuertemente multiplicadora de la actividad económica de la Argentina”

Rossi: “La Industria para la Defensa es fuertemente multiplicadora de la actividad económica de la Argentina”

TIEMPO DE LECTURA: 2 min.

En diálogo con el programa 526 al Fondo, el ex Ministro de Defensa y ex Diputado Nacional, Agustín Rossi, analizó la situación política del país y los desafíos a futuro. 

El ex Ministro de Defensa y ex Diputado Nacional, Agustín Rossi, analizó la situación política del país y los desafíos a futuro. En ese sentido enfatizó que “La reivindicación de la Industria para la Defensa y la Industria Nacional son una política piramidal del Estado y de nuestro proyecto Nacional y Popular“.

Rossi sostuvo que se heredó “una inflación muy alta en el gobierno de Macri” la cual sumada a actual guerra entre Rusia y Ucrania, y el consecuente aumento de los commodities y precios internacionales “le han puesto anabólicos a esa economía inflacionaria”. Al respecto destacó que “hay que ir generando condiciones para que la inflación no siga subiendo y vaya bajando moderadamente“. Según el ex ministro “lo que se debe garantizar es que los salarios no pierdan frente a la inflación, porque lo que no podemos hacer es que los trabajadores pierdan poder adquisitivo“.

Por otro lado Rossi se manifestó muy contento por la botadura la embarcación ARA “Ciudad de Berisso” realizada recientemente por el Astillero Río Santiago. “Me puso muy contento porque ese es un proyecto que imaginamos en mi anterior gestión”, enfatizó Rossi. Cabe recordar que el proyecto fue retomado en 2019 luego de que la gestión macrista lo paralizara por completo.

Respecto a la Industria para la Defensa y la Industria Nacional, el rosarino destacó que su reivindicación “son una política piramidal del Estado y de nuestro proyecto Nacional y Popular“. Además agregó que la Industria para la Defensa es “fuertemente multiplicadora de la actividad económica en la Argentina“.

Por último, destacó que el conflicto entre Rusia y Ucrania debe servir al país de experiencia a reflexionar cuando se discute sobre el reequipamiento de las Fuerzas Armadas. “Gran Bretaña ha construido una base militar en Malvinas, hay más soldados británicos que isleños. Eso significa que tenemos a pocas millas de nuestras costas, del atlántico sur, de la desembocadura del estrecho de Magallanes, de la proyección a la Antártida una base militar con capacidades y armamento bélico mucho más importantes que las que tiene hoy la argentina“, enfatizó.

Actuar a tiempo antes de que sea tarde

Actuar a tiempo antes de que sea tarde

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En 2018, el filósofo argentino-mexicano fundador de la Filosofía de la Liberación, Enrique Dussel, participó de la tercera Escuela de Pensamiento Decolonial, en la que analiza las características de los procesos sociales y el rol del Estado en esos procesos.

Dussel habla de tres constelaciones: una primera donde el Estado es legítimo y la sociedad lo acepta como válido junto con sus reglas; una segunda donde esa legitimidad es puesta en duda y se inician procesos de lucha (revoluciones) para transformar/destruir esos estados; y una tercera constelación donde esos procesos logran triunfar y comenzar a construir otro tipo de estados.

Si bien lo antes dicho es una simplificación a la complejidad del análisis hechos por el filósofo nuestroamericano, desde esa esquematización se puede intentar comprender los procesos de cambio que se vivieron en este continente a lo largo de la historia. Es más que claro que no es lineal, esos procesos tienen ida y vueltas y nada garantiza que lo que comenzó se consolide o retroceda. Todo depende de la fuerza del proceso.

El ejemplo citado por Dussel es el de los procesos de la primera independencia: Un estado colonial que funcionó con cierta legitimidad durante un tiempo, luego los procesos revolucionarios de independencia de la metrópoli y finalmente la construcción de esos nuevos estados convertidos a posteriori en naciones.

Algo similar sucedió si se analiza el pasado reciente: Luego de las dictaduras, impuesto el neoliberalismo y sus lógicas, durante un lapso de tiempo esa forma de vida tuvo cierta legitimidad social. Paulatinamente -y ante los resultados desastrosos-  comienza a ponerse en cuestión ese sistema. Los procesos progresistas y/o revolucionarios de las últimas décadas fueron esos intentos por construir un nuevo tipo de estados.

La lectura de Dussel se puede asemejar a la realizada por el ex vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, quien afirma que los procesos de cambio se dan por oleadas. A posteriori de esos procesos que Correa llamó la época de oro de Nuestra América, vino un retroceso y el continente se pintó de gobiernos alineados con EEUU. Esa tercera constelación que comenzaba, se frustró (al menos momentáneamente) por injerencia del imperio y su maquinaria de muerte y por errores propios de cada proceso.

El repliegue de EEUU hacia Nuestra América

Al tiempo que el imperio metería la cola en el continente, simultáneamente se daría que la legitimidad norteamericana comenzaría a perder fuerza a lo largo y ancho del globo. La aparición de Rusia y de China como otros bloques de poder, fueron generando que el país del norte vuelva su mirada hacia el continente que le sirvió como trampolín para convertirse en el hegemón global.

Ese repliegue en el continente, se pudo ver no sólo en los golpes de estado de nuevo tipo que vivió la región desde 2009 con el derrocamiento de Mel Zelaya en Honduras, sino que estas semanas tuvo nuevos hechos que podrían concatenarse como eslabones de esa cadena que intenta contener a todos los países de la región, bajo la influencia gringa.

Proscripción en nombre de la república

Como se podrá observar, las proscripciones de Evo y Correa en Bolivia y Ecuador, no son algo aislado, responden a ese entramado complejo de formas de desestabilización de los procesos políticos que cuestionan la legitimidad del sistema neoliberal impuesto por la potencia del norte.

Los poderes judiciales se han convertido en una herramienta política del imperio y de sus lacayos locales para intentar impedir que esos procesos de cambio puedan avanzar y consolidarse. No es nada nuevo, lo mismo hicieron a mediados del siglo pasado luego de que la Revolución Cubana triunfara. En esa época recurrieron a los golpes de estado, al tiempo que expandían sus corporaciones multinacionales por todo el continente.

Hoy el entramado es mucho más complejo: ya están dentro de los países del continente las multinacionales del saqueo del norte, ya tienen un control significativo sobre los medios de comunicación de mayor alcance, ya tienen comprados a muchos jueces y fiscales, ya tienen sus ONG’s dispuestas a operar sobre la sociedad civil, etc etc etc.

La narrativa de la derecha siempre es en defensa de la democracia y la república, siempre los gobiernos populares, progresistas y/o revolucionarios son los culpables de todo mal que aqueje a una nación.

Levantamiento policial en Buenos Aires

Los actos de sedición policial en la provincia de Buenos Aires que tuvieron lugar en estas semanas también pueden leerse en esta clave. Si bien el reclamo que sostenían puede resultar legítimo -y así lo reconocieron tanto Alberto Fernández como Axel Kichillof– la forma en que se dio es una alarma que debería poner a todes en estado de alerta.

Esta afirmación no es casual o no responde a teorías conspirativas, como muchas veces se quiere hacer creer. Las Fuerzas de Seguridad han sido punta de lanza en los procesos desestabilizadores del continente en las últimas décadas. El imperio ya no se preocupó tanto por los ejércitos (muy menguados por las políticas de abandono neoliberal), sino que pusieron el ojo en policías, jueces, fiscales y periodistas. La teoría de los Golpes Blandos construida por el politólogo norteamericano Gene Sharp, precisamente contempla estos nuevos actores.

La operatoria mediática también buscó seguir erosionando la ya lesionada relación entre la sociedad civil y las Fuerzas de Seguridad. Relación lesionada precisamente porque las policías luego de la dictadura se quedaron con muchos de los negocios ilegales, dado que son quienes controlan territorialmente las distintas regiones.

Ese complejo entramado, sumado a la desaparición de personas, al asesinato selectivo sobre los sectores populares -conocido como gatillo fácil-, son los que han generado una enemistad manifiesta durante mucho tiempo entre la sociedad civil y las policías. Enemistad que de alguna manera sigue vigente hasta hoy.

¿Quiere decir esto que les efectives policiales en su totalidad estaban complotando para desestabilizar al gobierno? Seguramente no. Pero que la derecha intentó utilizarlo para producir esa situación, o al menos generar una idea de ingobernabilidad, si existió. No es novedad el vínculo que existe entre la derecha argentina, la embajada norteamericana y con diversas ONG’s como Pensar, Suma, Libertad, donde ex funcionaries amarilles son parte.

Esta compleja situación, lejos de ser una cuestión doméstica, tiene vasos comunicantes con el exterior y los deseos del norte de que todo el continente se alinee con sus intereses: Las presiones sobre Venezuela, Cuba y Nicaragua; la participación activa en los golpes de estado del último tiempo en Honduras, Paraguay, Brasil, Bolivia; la alianza con los gobiernos de Ecuador, Colombia, Perú, Chile; el financiamiento (vía FMI) de la campaña de Macri.

Política de Defensa y de Seguridad Nacional

Durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner se consolidaron interesantes transformaciones en la forma en las que el Estado concibe la Defensa Nacional: se pasó de la Política Militar a la Política de Defensa. Este cambio comenzó a consolidar el mando civil de las Fuerzas Armadas, además de delimitar las incumbencias del instrumento militar con un marco normativo específico.

Tal como lo señala la colega Miranda Cerdá en su reciente publicación, este proceso intentó ser revertido durante la administración del gobierno macrista: desfinanciamiento, alineamiento cuasi total con las políticas dictadas por Washington, pretender que las FFAA intervengan en temas de seguridad interior como narcotráfico, terrorismo o crimen organizado.

Afortunadamente la llegada al gobierno del Frente de Todes y la designación de Agustín Rossi como ministro de Defensa generó que se revierta la tendencia que pretendía imponer el país del norte a través de su títere local.

Los desafíos

El entramado mediático construye lo que sucede en otros países del continente o del mundo como si fueran hechos aislados y que nada tienen que ver con lo que sucede en este país. El primer gran desafío es romper con esta ecuación, dado que muchas de las cosas que suceden en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, Brasil, Chile u otros países tienen mucha relación con lo que pasa en Argentina.

Sólo por dar un ejemplo, las presiones, boicot, sanciones y demás agresiones de los EEUU para con Venezuela hay que comprender los como uno de los escenarios posibles si los niveles de autonomía y autodeterminación argentinos crecen en detrimento de lo que los norteamericanos pretenden para este país. Venezuela es -quizás- la expresión máxima de lo que está dispuesto a hacer Washington para desestabilizar a un proceso revolucionario ¿Se referirá a eso la derecha argentina cuando afirma que vamos camino a ser Venezuela?

Lo ocurrido en el Estado Plurinacional de Bolivia es otro ejemplo que necesariamente hay que mirar: quienes primero se sublevaron -ante la movilización de la derecha- fueron las fuerzas de seguridad, que se negaron a disuadir e incluso se acuartelaron. Evo se negó a sacar a las FFAA a las calles para restablecer el orden, y esas mismas fuerzas fueron las que a posteriori consolidaron el golpe.

Teniendo en cuenta lo antes dicho, el desafío que se le presenta a la Argentina, no sólo tiene que ver con la consolidación de una política de Defensa Nacional acorde a los tiempos que corren (con el correspondiente financiamiento, tecnificación y capacitación de sus efectivos), sino implementar una inteligente estrategia diplomática, ampliando los horizontes y los aliados comerciales y estratégicos.

De igual manera que sucede con la Defensa, el otro gran desafío es la construcción de una Política de Seguridad Interior que no sólo refuerce el rol institucional de las Fuerzas de Seguridad y su subordinación al poder político, una política que efectivamente avance en desmantelar los resabio de las corruptelas y los negocios ilícitos que aún persisten, sino que también amplíe la mirada más allá de las fronteras y contemple cómo estas están siendo utilizadas en escenarios de desestabilización de los procesos políticos progresistas y/o revolucionarios.

En ambos casos resulta trascendental que la sociedad civil participe de esos debates. Hay que salirse el discurso simplista de buenos o malos y complejizar las miradas. Esta tarea no puede quedar sólo en manos de un gobierno, necesariamente que toda la sociedad participe. La asonada golpista en la región no nos puede sonar indiferente y hay que ser inteligentes para que esos ruidos de guerra sean neutralizados a tiempo: hay que actuar a tiempo antes de que sea tarde.

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

De la “política militar” a la “política de defensa”

De la “política militar” a la “política de defensa”

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

En 1988, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, se aprobó la Ley de Defensa Nacional. El proyecto fue redactado en conjunto por peronistas y radicales y obtuvo amplia mayoría en el Congreso. Sin embargo, durante los siguientes 18 años, la agenda de la defensa se vio dominada por la necesidad de subordinar y limitar el comportamiento político de las Fuerzas Armadas.

El capítulo de cierre de la agenda centrada exclusivamente en el control civil llegó finalmente en 2006. El gobierno de Néstor Kirchner impulsó la reglamentación de la Ley de Defensa Nacional a través del Decreto N° 727/06, mediante el cual se aclaraban algunos puntos que habían sido objeto de interpretaciones diversas. En este sentido, se dejaba explícito que las FFAA iban a ser empleadas en agresiones de origen externo y estatal. Cabe destacar -y es importante prestar atención a este punto- que durante los 90 y a principios de los 2000, hubo presiones yanquis para incorporar a las FFAA de la región a la lucha contra “las nuevas amenazas”, identificadas en el terrorismo y el narcotráfico.

Contexto regional

A lo largo de la historia hemos visto que la política de Defensa Nacional ha ido cambiando de acuerdo a los intereses estratégicos en el contexto internacional y especialmente regional. En este sentido, las Fuerzas Armadas han desarrollado diversas tareas: en algunos casos enmarcadas en la promoción del desarrollo institucional, económico y social; y en otros, como parte de un instrumento de represión y disciplinamiento social.

La última dictadura cívico-eclesiástico-militar en Argentina no fue la única de la región. Por el contrario, hubo procesos militares en varios países del continente, y como afirma la periodista y escritora Telma Luzzani, “durante los 60 y 70, Estados Unidos hizo esfuerzos por comunicar las Fuerzas Armadas de la región con el Pentágono”.

Los objetivos quedaron claros un tiempo después. Había un fin político-económico, que implicaba la consolidación del neoliberalismo como sistema; y una meta militar (que encontró en la Escuela de las Américas su vehículo): ejercer un control sobre las fuerzas armadas de la región (así podrían saber qué iban a hacer nuestros militares, recolectar información, conocer con qué tecnología contaba cada ejército y por lo tanto, cuáles eran las capacidades militares de cada uno de ellos).

A comienzos del siglo XXI, Nuestra América vivió procesos transformadores, liderados por gobiernos progresistas en la región, que impulsaron organismos de cooperación económica y militar sin la participación de Estados Unidos, como Petrocaribe, la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), la UNASUR y la Organización del Tratado del Atlántico Sur (OTAS), entre otras.

Ante semejante “descaro” de los pueblos nuestroamericanos, Estados Unidos ha respondido, como analiza Luzzani, con una creciente militarización, el desconocimiento explícito de las leyes internacionales, y durante los últimos 10 años, apoyando el avance de derechas antidemocráticas (el caso más explícito es el del golpe a Evo Morales en Bolivia), y promoviendo el caos, principalmente, a través de nuevas técnicas (ataques informáticos, pulsos electromagnéticos dirigidos, terrorismo mediático, lawfare).

12 años de avances hacia una “política de defensa”

Durante la gestión de Nilda Garré como Ministra de Defensa de la Nación (2005-2010) se registraron los avances más significativos en materia de conducción efectiva de la política de defensa. A la profundización de la política de “revisión del pasado”, se sumó el avance en la materialización de los desafíos que afectan la conducción estratégica del sector.

En 2006, por primera vez, se convocó al Consejo de Defensa Nacional, con el objetivo de elaborar un diagnóstico sobre la situación estratégica nacional, y se firmó el Decreto 1691/2006, que aprobó la Directiva sobre Organización y Funcionamiento de las Fuerzas Armadas, que establecía las pautas para el diseño, empleo y selección de equipamiento para el Instrumento Militar. Esto, sumado a la reglamentación de la Ley de Defensa Nacional (Decreto 727/06), que vino a saldar una deuda de 18 años, trazó un corte fundacional en la política de defensa.

Nilda Garré y Néstor Kirchner

Otra medida de relevancia fue la sanción del Decreto 1729/2007, que instauró un Ciclo de Planeamiento de la Defensa Nacional (CPDN) -basado en el método de capacidades militares en reemplazo del de hipótesis de conflicto-, conducido en su totalidad por el nivel político. La normativa establecía que cada Ciclo debía iniciarse con el dictado de una Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN) concebida por el Ejecutivo.

Los Decretos 1714/09 y 2645/14 establecieron las DPDN de los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, en las que se asentaron las apreciaciones estratégicas de la Argentina en torno al escenario global y regional, e instruyeron al Ministerio de Defensa y a sus dependientes Fuerzas Armadas, a adecuar su estructura, funcionamiento y previsiones en virtud de las exigencias allí contempladas.

Las DPDN de 2009 y 2014 describían a Sudamérica como una “zona de paz”  atravesada por diferentes instancias de cooperación y confianza en materia de defensa, seguridad internacional y ayuda humanitaria. En efecto, mutaron las percepciones de amenaza y desconfianza entre los países de la región, lo que derivó en una modificación conceptual sobre el papel de las Fuerzas Armadas.

En síntesis, el escenario regional se caracterizaba por ser una región libre de armas de destrucción masiva, por la resolución de conflictos a través de canales diplomáticos u organismos regionales (con especial hincapié en la UNASUR y el Consejo de Defensa Suramericano), medidas de cooperación y transparencia en materia militar, y apoyo a los esquemas de seguridad colectiva, sin que ello implique la renuncia a la defensa autónoma.

2015-2019: Un gobierno PRO retrocesos

Durante el gobierno de Mauricio Macri se experimentaron una serie de retrocesos incrementales en el diseño del planeamiento estratégico de la defensa. A través del Decreto 683/2018 se modificó la Reglamentación de la Ley de Defensa Nacional del 2006, alterando la voluntad de les legisladores en lo relativo a la misión principal del Instrumento Militar (repeler agresiones de origen externo).

Asimismo, a través del Decreto 703/3018 se dictó una nueva Directiva de Política de Defensa Nacional, que implicó un alineamiento irrestricto con la mirada que impulsa el Comando Sur de los Estados Unidos hacia los países nuestroamericanos (pero que obviamente Washington no comparte fronteras adentro).

¿Qué implicaba la nueva DPDN (que casualmente se dictó después del préstamo más grande que haya hecho el FMI en su historia)? Que nuestras FFAA hicieran exactamente lo que se proponía desde la Casa Blanca. Si une presta atención al documento que daba inicio al nuevo Ciclo de Planeamiento de la Defensa Nacional, el escenario regional caracterizado por el gobierno de Macri no hace ni una referencia a la UNASUR y se privilegia a la OEA en la resolución de controversias (tras la convocatoria del TIAR contra Venezuela y las elecciones de 2019 en Bolivia, no hay mucho más que agregar).

Durante su gestión, Oscar Aguad recibió al jefe del Pentágono

Como si todavía no quedaran muy explícitas las intenciones, el documento identifica a Venezuela como una amenaza a la consolidación de la paz sudamericana; asigna, pese a la claridad de la normativa vigente (Ley de Defensa Nacional, Ley de Seguridad Interior y Ley de Inteligencia Nacional), un rol a las FFAA en misiones de seguridad; busca forzar una relación entre la región sudamericana y el “terrorismo” islámico, a partir de una caracterización de la Triple Frontera; y describe cuestiones de seguridad como el “tráfico de armas ligeras y pequeñas”, el “crimen organizado” y el “narcotráfico”.

Además de derogar las anteriores DPDN, el Decreto 703/18 también culminó la vigencia del Decreto 1691/2006, buscando herir el corazón de la integración regional en materia de defensa (quedarán para otro capítulo las implicancias de la direccionada destrucción de la UNASUR).

Desafíos

Con el retorno de Agustín Rossi al Ministerio de Defensa, en junio de este año, se retomó la conducción política del planeamiento estratégico de la defensa, lo que supuso dejar atrás el “modelo delegativo” de Mauricio Macri.

A través del Decreto 571/2020 se derogaron los Decretos 683/18 y 703/18, con un decidido impacto sobre los lineamientos estratégicos que deben conducir la política de defensa nacional. La norma emitida implica el retorno de la Reglamentación original de la Ley de Defensa Nacional y el restablecimiento del Decreto 1691/06, lo que constituye una decisión fundamental con vistas a un nuevo Ciclo de Planeamiento.

Además de recuperar la voluntad original del legislador al sancionar el entramado normativo de la Defensa Nacional, la decisión instruye al ministro de Defensa a que eleve en el plazo de seis meses una nueva Directiva de Política de Defensa Nacional.

En este marco, es fundamental desarrollar una política de defensa autónoma, cooperativa y defensiva; una política propia que no esté anclada en los intereses de grandes potencias que dirimirán sus conflictos a través de territorios terceros. La construcción de una política de defensa debe tener en cuenta la consolidación de una zona de paz en la cual puedan desarrollarse plenamente los intereses nacionales.


Fuentes:
– Luciano ANZELINI, Iván POCZYNOK (2014). “El planeamiento estratégico militar en la Argentina (2003-2013): Reflexiones en torno al Gobierno Político de la Defensa” en Austral: Revista Brasileira de Estratégia & Relações Internacionais, v.3, n.6 (p. 143-167).
– Luciano ANZELINI (2017). “El gobierno de Macri y la (re)militarización de la seguridad pública (2015-2017): algunos apuntes para la discusión” en Colección Gobierno y Seguridad, Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo.
– Jorge BATTAGLINO (2011), “Política de defensa y política militar durante el kirchnerismo” en De Luca, M. y A. Malamud, (comps.) La política en tiempos del kirchnerismo. Eudeba, Buenos Aires.
https://www.zona-militar.com/2020/07/03/politica-de-defensa-argentina-una-reflexion-acerca-del-decreto-no-571-2020/
https://www.pagina12.com.ar/275553-agustin-rossi-en-seis-meses-tendremos-que-elaborar-una-nueva
https://www.elcohetealaluna.com/volver-a-lo-propio/
https://www.pagina12.com.ar/276304-un-enorme-avance-en-defensa-nacional

Miranda Cerdá Campano
Miranda Cerdá Campano

Nací en Chubut y milito porque no hay mejor manera de transformar el mundo. Soy hincha fanática de San Lorenzo y fundamentalista de la Vuelta a Boedo, lloro por todo y no sé cómo explicarle a la gente lo mucho que me gusta la palta. 

Defensa Nacional: nuevos tiempos, nuevos desafíos

Defensa Nacional: nuevos tiempos, nuevos desafíos

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Como se ha mencionado en anteriores artículos, la última década en Nuestra América se ha caracterizado por cambios significativos en las orientaciones de los gobiernos de muchos de los países de la región. Algunos a través de las urnas, otros mediante golpes de estado a gobiernos democráticamente electos. El escenario se complejizó por el aumento en las tenciones entre los EEUU y Rusia-China, que se comenzaron a reflejar en distintas partes del mundo, y como frutilla del postre, apareció la pandemia del COVID-19.

Tenciones en la frontera rusa, movimiento de tropas norteamericanas, colocación de escudos misilísticos en países de Europa del Este, tenciones en el mar de China, presiones de EEUU en Hong Kong, tensiones entre la India y China; una continua desestabilización de Medio Oriente producto de las políticas del ente Sionista, de la familia Saud, la explosión del puerto de Beirut, la continuidad de la guerra en Siria, etc etc etc.

La derecha en Nuestra América

En Nuestra América si bien los gobiernos de la derecha pro-imperio llegaron a apoderarse de los gobiernos de varios países, esos pueblos hermanos han venido dando categóricas luchas en las calles, exigiendo que se respeten sus derechos, mejores condiciones de vida, políticas públicas que les protejan. En definitiva exigen el fin del neoliberalismo.

Esa llamita que encendieran Chávez, Fidel, Kirchner, Lula, Correa, Evo y tates otres, no se extinguió pese a los intentos desenfrenados de una derecha vernácula por desaparecer toda expresión popular, progresista o revolucionaria del continente. A ello se sumaron las crecientes relaciones políticas, comerciales y estratégicas con países como Rusia y China, cosa que los gringos no toleraron, no toleran y no tolerarán; porque se creen amos y señores de estas tierras.

La región como escenario de disputa

Los presidentes de UNASUR y el grupo BRICS se reunieron en Brasil en 2014 (Foto: Con Nuestra América)

El sociólogo especializado en Relaciones Internacionales, Juan G. Tokatlian, sostuvo que seguramente “después de la pandemia se va a agudizar la rivalidad entre EEUU y China” en el continente. El analista enfatiza que “en la medida que se agudicen las tensiones, sin lugar a dudas, los campos de acción y los márgenes de maniobra se reducen[1] para los países de la región.

En la misma línea, Tokatlian sostiene que la región ha perdido gravitación en la escena internacional y que cada vez es más vulnerable por lo que “puede terminar con una suerte de doble dependencia: de EEUU y de China, simultáneamente”. Si bien en parte se puede coincidir ¿Nuestra América corre el peligro de revivir lo que sucedió en áfrica durante la posguerra? Un escenario repleto de operaciones mediático-judiciales, con fogoneo mediático-corporativo para aumentar los enfrentamientos entre sectores que piensen diferente ¿Acaso ese discurso no viene cobrando cada vez más fuerza?

Cabe recordar que históricamente los EEUU se sirvieron de Nuestra América como plataforma para lanzarse al mundo como potencia hegemónica global. El control militar, las presiones económicas y diplomáticas, los bloqueos o la intervención directa han sido moneda corriente, producto de que el continente represente su reserva estratégica para sostenerse como uno de los jugadores a escala global.

Pasado reciente

Líderes se reunirán en Lima en 2012 (Foto: Diariouno.com.ar)

En el inicio del siglo XXI la región vivió un proceso político muy interesante con la llegada simultánea de gobiernos progresistas que construyeron políticas e instituciones, por fuera de la influencia norteamericana: UNASUR, CELAC, ALBA, Petrocaribe, entre muchas otras. Quizás una de las que más molestó a las administraciones norteamericanas haya sido el Consejo Sudamericano de Defensa, el cual pese a no haberse consolidado, comenzaba a hacerlo.

Frente a una región que se pensaba sin el consentimiento de EEUU y que estrechaba lazos y relaciones con potencias como Rusia y China, la reacción de país del norte no se hizo esperar. Podían mencionarse nuevamente algunas de esas reacciones: la reactivación de la IV Flota en 2008 (luego de que Lula diera a conocer que se habían encontrado grandes reservas de hidrocarburos en la plataforma marítima brasileña), el Golpes de Estado en Honduras en 2009, luego de que Mel Zelaya osara realizar un acuerdo en materia sanitaria con Cuba, en el Paraguay de Lugo en 2012, el golpe parlamentario en 2016 al Dilma Roussef en Brasil, donde seguramente todes recordarán a Bolsonaro argumentando su votación con una reivindicación a quien había sido el torturador de la ex mandataria; el golpe de estado a la vieja usanza en Bolivia, o los innumerables intentos por derrocar al gobierno del chavismo en Venezuela.

Nuestra América es la zona de repliegue de un imperio que día tras día pierda fuerza, aunque no deja de batallar para conservar su poder. Ante esta situación la administración norteamericana -en franco retroceso como potencia- está teniendo una actitud prepotente y cada vez más violenta, donde el uso de la coerción y el militarismo crecieron visiblemente. Miren sino el escenario de Colombia, de Brasil, de Bolivia, de Chile, de Ecuador… Incluso el de EEUU con un Trump pretendiendo sacar a los militares a las calles para reprimir a quienes se manifiestan contra el racismo y la brutalidad policial.

Pensar al imperio

El 25 de agosto sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel participó del Ciclo Internacional “Nuestra América en los Planes del Imperialismo”. En esa oportunidad planteó 8 tesis respecto del imperio norteamericano, su situación actual y lo que puede significar para la región. Además de coincidir en la pérdida de hegemonía norteamericana y de su repliegue hacia el continente, Grosfoguel señala que su decadencia “es una buena noticia para el mundo en el largo plazo pero una mala noticia en el corto plazo para América[2].

Es por demás sabido que el magnate de peluquín puede osar intentar invadir Venezuela como estrategia de impacto para correr el eje de las discusiones hacia lo interno de la política norteamericana. Muches analistas hablan de la famosa “sorpresa de octubre”, un hecho político de impacto para poder torcer la balanza a último momento antes de las elecciones.

Los desafíos de Argentina y la región

Las FFAA no sólo tienen por finalidad resguardar la Soberanía Nacional, defender recursos naturales y objetivos estratégicos o garantizar la protección civil, el apoyo a la comunidad y la ayuda humanitaria (como está sucediendo en momentos de pandemia), sino también aportar a la estabilidad de la región.

El Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA, el General de Brigada Juan Martín Paleo, señaló en entrevista radiofónica que quieren “que las FFAA de Argentina sean un factor de estabilidad para el país”, revirtiendo el pasado reciente donde fueron precisamente lo opuesto. De igual modo remarcó que pretenden “que Argentina sea un factor de estabilidad de la región[3].

En relación a esto último, se ha analizado en artículos anteriores que las desestabilizaciones hoy no pasan necesariamente por las FFAA, sino por las de seguridad. Recordemos las sublevaciones de policías en Ecuador, Bolivia, incluso Argentina. Además no puede pasarse por alto el rol de los medios masivos de comunicación, sectores del poder judicial putrefactos y otros factores que hacen a las estrategias imperiales para desestabilizar gobiernos.

El imperio está replegando hacia el continente y utiliza a una derecha continental cada vez más envalentonada y virulenta, que se anima a vociferar cosas que hace un tiempo hubiesen sido impensables. Ante este escenario los desafíos de los sectores progresistas de la región y de los pueblos del continente se vuelven cada vez más complejos.

Unasur integra áreas estratégicas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. (Foto: Telesur)

Para finalizar, retomar algunas de las palabras del Ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien remarcó en diferentes oportunidades que “la construcción de un sistema de defensa subregional, con interrelación con todos los países de América del Sur es un objetivo a conseguir”. Si bien este objetivo parece pretencioso y complejo en la situación actual, resulta evidente que una buena estrategia de Defensa Nacional es fundamental no sólo para la Argentina sino para la región.


[1] https://ar.radiocut.fm/audiocut/juan-g-tokatlian-sobre-temas-geopoliticos-latinoamerica-china-y-usa/
[2] https://www.laiguana.tv/articulos/789068-ramon-grosfoguel-8-tesis-imperialismo-estadounidense/
[3] https://ar.radiocut.fm/audiocut/enntrevista-en-siempre-es-hoy-al-jefe-del-estado-mayor-conjunto-general-juan-martin-paleo/#

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

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