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Como se ha mencionado en anteriores artículos, la última década en Nuestra América se ha caracterizado por cambios significativos en las orientaciones de los gobiernos de muchos de los países de la región. Algunos a través de las urnas, otros mediante golpes de estado a gobiernos democráticamente electos. El escenario se complejizó por el aumento en las tenciones entre los EEUU y Rusia-China, que se comenzaron a reflejar en distintas partes del mundo, y como frutilla del postre, apareció la pandemia del COVID-19.

Tenciones en la frontera rusa, movimiento de tropas norteamericanas, colocación de escudos misilísticos en países de Europa del Este, tenciones en el mar de China, presiones de EEUU en Hong Kong, tensiones entre la India y China; una continua desestabilización de Medio Oriente producto de las políticas del ente Sionista, de la familia Saud, la explosión del puerto de Beirut, la continuidad de la guerra en Siria, etc etc etc.

La derecha en Nuestra América

En Nuestra América si bien los gobiernos de la derecha pro-imperio llegaron a apoderarse de los gobiernos de varios países, esos pueblos hermanos han venido dando categóricas luchas en las calles, exigiendo que se respeten sus derechos, mejores condiciones de vida, políticas públicas que les protejan. En definitiva exigen el fin del neoliberalismo.

Esa llamita que encendieran Chávez, Fidel, Kirchner, Lula, Correa, Evo y tates otres, no se extinguió pese a los intentos desenfrenados de una derecha vernácula por desaparecer toda expresión popular, progresista o revolucionaria del continente. A ello se sumaron las crecientes relaciones políticas, comerciales y estratégicas con países como Rusia y China, cosa que los gringos no toleraron, no toleran y no tolerarán; porque se creen amos y señores de estas tierras.

La región como escenario de disputa

Los presidentes de UNASUR y el grupo BRICS se reunieron en Brasil en 2014 (Foto: Con Nuestra América)

El sociólogo especializado en Relaciones Internacionales, Juan G. Tokatlian, sostuvo que seguramente “después de la pandemia se va a agudizar la rivalidad entre EEUU y China” en el continente. El analista enfatiza que “en la medida que se agudicen las tensiones, sin lugar a dudas, los campos de acción y los márgenes de maniobra se reducen[1] para los países de la región.

En la misma línea, Tokatlian sostiene que la región ha perdido gravitación en la escena internacional y que cada vez es más vulnerable por lo que “puede terminar con una suerte de doble dependencia: de EEUU y de China, simultáneamente”. Si bien en parte se puede coincidir ¿Nuestra América corre el peligro de revivir lo que sucedió en áfrica durante la posguerra? Un escenario repleto de operaciones mediático-judiciales, con fogoneo mediático-corporativo para aumentar los enfrentamientos entre sectores que piensen diferente ¿Acaso ese discurso no viene cobrando cada vez más fuerza?

Cabe recordar que históricamente los EEUU se sirvieron de Nuestra América como plataforma para lanzarse al mundo como potencia hegemónica global. El control militar, las presiones económicas y diplomáticas, los bloqueos o la intervención directa han sido moneda corriente, producto de que el continente represente su reserva estratégica para sostenerse como uno de los jugadores a escala global.

Pasado reciente

Líderes se reunirán en Lima en 2012 (Foto: Diariouno.com.ar)

En el inicio del siglo XXI la región vivió un proceso político muy interesante con la llegada simultánea de gobiernos progresistas que construyeron políticas e instituciones, por fuera de la influencia norteamericana: UNASUR, CELAC, ALBA, Petrocaribe, entre muchas otras. Quizás una de las que más molestó a las administraciones norteamericanas haya sido el Consejo Sudamericano de Defensa, el cual pese a no haberse consolidado, comenzaba a hacerlo.

Frente a una región que se pensaba sin el consentimiento de EEUU y que estrechaba lazos y relaciones con potencias como Rusia y China, la reacción de país del norte no se hizo esperar. Podían mencionarse nuevamente algunas de esas reacciones: la reactivación de la IV Flota en 2008 (luego de que Lula diera a conocer que se habían encontrado grandes reservas de hidrocarburos en la plataforma marítima brasileña), el Golpes de Estado en Honduras en 2009, luego de que Mel Zelaya osara realizar un acuerdo en materia sanitaria con Cuba, en el Paraguay de Lugo en 2012, el golpe parlamentario en 2016 al Dilma Roussef en Brasil, donde seguramente todes recordarán a Bolsonaro argumentando su votación con una reivindicación a quien había sido el torturador de la ex mandataria; el golpe de estado a la vieja usanza en Bolivia, o los innumerables intentos por derrocar al gobierno del chavismo en Venezuela.

Nuestra América es la zona de repliegue de un imperio que día tras día pierda fuerza, aunque no deja de batallar para conservar su poder. Ante esta situación la administración norteamericana -en franco retroceso como potencia- está teniendo una actitud prepotente y cada vez más violenta, donde el uso de la coerción y el militarismo crecieron visiblemente. Miren sino el escenario de Colombia, de Brasil, de Bolivia, de Chile, de Ecuador… Incluso el de EEUU con un Trump pretendiendo sacar a los militares a las calles para reprimir a quienes se manifiestan contra el racismo y la brutalidad policial.

Pensar al imperio

El 25 de agosto sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel participó del Ciclo Internacional “Nuestra América en los Planes del Imperialismo”. En esa oportunidad planteó 8 tesis respecto del imperio norteamericano, su situación actual y lo que puede significar para la región. Además de coincidir en la pérdida de hegemonía norteamericana y de su repliegue hacia el continente, Grosfoguel señala que su decadencia “es una buena noticia para el mundo en el largo plazo pero una mala noticia en el corto plazo para América[2].

Es por demás sabido que el magnate de peluquín puede osar intentar invadir Venezuela como estrategia de impacto para correr el eje de las discusiones hacia lo interno de la política norteamericana. Muches analistas hablan de la famosa “sorpresa de octubre”, un hecho político de impacto para poder torcer la balanza a último momento antes de las elecciones.

Los desafíos de Argentina y la región

Las FFAA no sólo tienen por finalidad resguardar la Soberanía Nacional, defender recursos naturales y objetivos estratégicos o garantizar la protección civil, el apoyo a la comunidad y la ayuda humanitaria (como está sucediendo en momentos de pandemia), sino también aportar a la estabilidad de la región.

El Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA, el General de Brigada Juan Martín Paleo, señaló en entrevista radiofónica que quieren “que las FFAA de Argentina sean un factor de estabilidad para el país”, revirtiendo el pasado reciente donde fueron precisamente lo opuesto. De igual modo remarcó que pretenden “que Argentina sea un factor de estabilidad de la región[3].

En relación a esto último, se ha analizado en artículos anteriores que las desestabilizaciones hoy no pasan necesariamente por las FFAA, sino por las de seguridad. Recordemos las sublevaciones de policías en Ecuador, Bolivia, incluso Argentina. Además no puede pasarse por alto el rol de los medios masivos de comunicación, sectores del poder judicial putrefactos y otros factores que hacen a las estrategias imperiales para desestabilizar gobiernos.

El imperio está replegando hacia el continente y utiliza a una derecha continental cada vez más envalentonada y virulenta, que se anima a vociferar cosas que hace un tiempo hubiesen sido impensables. Ante este escenario los desafíos de los sectores progresistas de la región y de los pueblos del continente se vuelven cada vez más complejos.

Unasur integra áreas estratégicas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. (Foto: Telesur)

Para finalizar, retomar algunas de las palabras del Ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien remarcó en diferentes oportunidades que “la construcción de un sistema de defensa subregional, con interrelación con todos los países de América del Sur es un objetivo a conseguir”. Si bien este objetivo parece pretencioso y complejo en la situación actual, resulta evidente que una buena estrategia de Defensa Nacional es fundamental no sólo para la Argentina sino para la región.


[1] https://ar.radiocut.fm/audiocut/juan-g-tokatlian-sobre-temas-geopoliticos-latinoamerica-china-y-usa/
[2] https://www.laiguana.tv/articulos/789068-ramon-grosfoguel-8-tesis-imperialismo-estadounidense/
[3] https://ar.radiocut.fm/audiocut/enntrevista-en-siempre-es-hoy-al-jefe-del-estado-mayor-conjunto-general-juan-martin-paleo/#

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

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