En paralelo a la cruda imagen de represión a los jubilados, el Indec confirmó que la inflación de agosto fue del 4,2%. El objetivo de perforar los cuatro puntos se aleja para un Gobierno nacional que ha demostrado ser capaz de recortar cualquier área a fuerza de palos para conseguir un número al que no llega, mientras en el camino vende las divisas obtenidas.
En la misma jornada en la que el presidente de la Nación, Javier Milei, vetó la recomposición del 8% propuesta por Unión por la Patria y aprobada por ⅔ del Congreso, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó que la inflación del mes de agosto fue del 4,2%. Mientras tanto, afuera del recinto, el protocolo anti piquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, confirma una vez más que el oficialismo está dispuesto a recortar a cualquier sector vulnerable a fuerza de represión, en pos de un número que no logra conseguir.
Desde el inicio de la nueva gestión nacional, el ministro de Economía, Luis Caputo, centró su plan en generar dos números “fiables” para atraer inversiones extranjeras: el superávit fiscal y la reducción del dígito inflacionario. Si bien el primero lo logra desde enero, aún no llega la promesa de dinero extranjero, mientras que la segunda choca una y otra vez contra su propia inconsistencia.
Para lograr este superávit financiero, el titular de la cartera económica dispuso una mega devaluación al son de una liberación de precios y un congelamiento de los salarios que “enfríe” la economía, ya que el nivel de compra general se retrajo, lo cual, en sus planes, bajaría la inflación rápidamente. De manera penosa, lo único que bajó fue la propia inflación generada por estas medidas, pero la barrera de cuatro puntos, impuesta como meta por el propio Caputo hace ya dos meses, no logra ser superada.
El dato repartido por el Indec es incluso peor que el del mes pasado, no solo porque por segundo mes consecutivo se resiste al objetivo oficialista, sino porque además mostró un rebote de 0,2, todo esto aún con la contención del tipo de cambio oficial, atrasado tanto para el sector agroexportador como para el Fondo Monetario Internacional. Esta actualización podría ser lapidaria, ya que Caputo esperaba el ingreso de divisas por inversiones antes de tener que llegar a esta instancia.
Sin embargo, las inversiones no llegan ante la legible fragilidad de un plan sostenido a ajuste y represión, tal y como se vio nuevamente este miércoles cuando jubilados y jubiladas se expresaron ante la negativa de una mínima recomposición para el sector sobre el que más se sostiene el ajuste. A su vez, las divisas que el gobierno había logrado comprar durante el primer trimestre con este recorte presupuestario sobre el Producto Bruto Interno, fueron vendidas durante los meses posteriores para intervenir precisamente el tipo de cambio Blue, que se disparó ante el atraso del oficial. En este punto se vio cómo el gobierno realizó un “manotazo de ahogado” para que las benditas inversiones lleguen.
Si bien ahora un caudal de inversiones podrían llegar mediante las estrategias de liquidación del gobierno como lo son el blanqueo de capitales, el Régimen a las Grandes Inversiones o la misma venta de empresas públicas, la situación financiera del gobierno pende de de un hilo desde hace meses, cuando el blue se separó por su cuenta como señal de que el plan se había agotado. Solo un fuerte ingreso mediante una de las tres vertientes nombradas anteriormente pueden llegar a rescatar dicho plan antes de que alguna de las variables liquidadas haga estallar un nuevo proceso inflacionario o, lo que puede ser aún peor, una nueva intervención sobre las reservas de cajas de ahorro.
“Todo esto debe tener un costo político; las reservas cada vez bajan más, puede haber algún ingreso mediante el RIGI, o de las privatizaciones, pero tiene un lapso corto, a Cavallo en los 90 le duraron dos años”, explicó al respecto la economista y docente, Clara Razu, en comunicación con Radio Trinchera.
Este panorama mencionado demuestra lo en vano que son las imágenes vistas este miércoles en las calles de Buenos Aires, o el miércoles anterior, o en ocasiones anteriores como la represión ante la Ley Bases. La variable de ajuste del gobierno, es decir los trabajadores y jubilados, son reprimidos constantemente (como nunca debería suceder), pero a su vez, a costa de un plan financiero totalmente inconsistente.
“Parece que el piso de la inflación es cuatro, y mientras que en los primeros nueve meses de Milei la variación de precios fue del 144%, mientras que en la misma comparación con Alberto Fernandez y Massa te da 23% y 119% respectivamente”, aseguró por otro lado Razu, sobre el informe publicado el mismo miércoles por el economista Alfredo Serrano Mancilla, y reiteró: “Hay algo que no está funcionando porque los dólares no llegan, y evidentemente el déficit fiscal no es el problema, pero de eso se encargará el presidente el domingo cuando presente el presupuesto”.
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