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Para hablar de religiosidad popular en Argentina es inevitable hacer referencia a San Cayetano. Todos los 7 de cada mes, pero en particular el 7 de agosto, se dirigen hacia su santuario miles de devotos que se acercan a los pies del Santo para dejarle sus peticiones y agradecimientos vinculados al trabajo. Más allá de la masividad del evento, en Argentina este santo católico tiene algunas características particulares que le otorgan un carácter excepcional a esta festividad.

Un santo argentinizado

Gaetano de Thiene nació en Vicenza en 1480, descendiente de una familia noble, viró su vida hacia la labor sacerdotal y social con los sectores populares. Crítico del rumbo que estaba tomando la Iglesia, y marcado por la corrupción, se alejó de sus cargos institucionales para dedicarse a tareas religiosas cercanas a su pueblo. El 7 de agosto de 1547, Gaetano falleció en una Nápoles invadida por el conflicto social ligado a la rebelión del pueblo napolitano hacia el Virrey Español. Hay distintos relatos sobre cómo sucedieron los hechos, pero esa noche el conflicto cesó; el pueblo de Nápoles no dudó en concederle ese milagro a la intercesión de Gaetano, años después, San Cayetano, a quien se le adjudicarían milagros vinculados a la paz, la provisión de alimentos y la sanación de enfermos.

Pero a pesar de que la vida y la labor cristiana de San Cayetano transcurrieron en Italia, en este país poco queda de su legado, y tanto así que es casi un desconocido si lo comparamos con la vigencia que tiene su figura en Argentina.

San Cayetano llegó a nuestro país en el siglo XVIII, y a principios de siglo XX se instalaría la capilla en Cuzco al 150, lo que sería el epicentro religioso de su festividad hasta la actualidad. En sus orígenes, esta festividad fue impulsada desde la Pastoral de la Iglesia frente al contexto de crisis social y económica mundial que repercutió fuertemente en la Argentina de 1930, signada por el desempleo, el hambre y la caída de los salarios. En ese escenario, a la imagen de ese hombre que en sus manos tenía al niño Jesús, le agregaron la espiga de trigo, símbolo del pan, fruto del trabajo.

Este hecho es trascendental. No sólo por el momento de difusión del santo sino por el proceso de apropiación del mismo: San Cayetano sólo en Argentina lleva una espiga de trigo en sus manos. Ese proceso evidencia la incorporación al santoral popular a partir de una intervención en su figura, dándole un carácter situado a la devoción; argentinizándolo. Excediendo la simbología católica universal, San Cayetano se instala en la cultura popular argentina.

Pero lo que también profundiza esta impronta de santo argentino es su profunda vinculación con la realidad histórica, social y política de nuestro país.

Un santo testigo de las injusticias y protagonista de las luchas populares

La vinculación de este santo con la cuestión social en Argentina deriva de la historia de su devoción en nuestro país, pero también de lo que han hecho de ella. Allí han tenido un rol central la Iglesia Católica, sus voceros y el despliegue territorial de la parroquia en particular, como también diversos actores sociales que encontraron en el santo un compañero de lucha.

En primer lugar, es inevitable reconocer el rol social y político del santuario de Liniers, donde excediendo sus labores espirituales ha sido un actor sumamente relevante en el abordaje de la realidad social del territorio (implementando una oficina de empleo, espacios de capacitación y formación, un albergue, un comedor en las propias instalaciones de la parroquia, etc.). Pero también en términos políticos, tejiendo profundos vínculos con organizaciones sindicales y siendo un actor de denuncia permanente de la desigualdad en Argentina. Cada homilía, de cada 7 de agosto, es un llamado de atención a la política, recordando las deudas pendientes.

En relación a esto último, desde los años 80, esta festividad se consolidará como el epicentro de la visibilización de la realidad social, política y económica del país, a partir de la participación de diversos sectores sociales y políticos. En ese tiempo, sobresaldrá la marcha por Paz, Pan y Trabajo realizada el 7 de noviembre de 1981 por la CGT Brasil encabezada por Saúl Ubaldini, que terminó en el Santuario de Liniers, y que formó parte del proceso de resistencia a la dictadura cívico-militar.

Durante la década de los 90, al ritmo de la catástrofe neoliberal y el aumento de los índices de desempleo, se evidenciará un récord histórico de asistentes a Liniers pidiéndole laburo al santo. Años después, en 2016, frente al proyecto de hambre de Cambiemos, serán las organizaciones populares las que retomarán la tradición e irán a pedir la intercesión del santo en pos de la visibilización y dignificación del trabajo de la economía popular, la implementación de diversas leyes y el rechazo a medidas antipopulares, como el acuerdo con el FMI. Paz, pan, tierra, techo y trabajo, sería la consigna, y el destino final sería la Plaza de Mayo, con un claro direccionamiento hacia el poder ejecutivo. Desde allí, año tras año, estas organizaciones encontraron en el patrono del pan y el trabajo un refugio, un momento, una oportunidad para visibilizar sus luchas, para mostrar que aún en Argentina a muchos no les llegó el milagro.

Este 7 de agosto, mientras los devotos hacían fila para dejar sus pedidos al santo, a dos cuadras, el arzobispo de Buenos Aires Jorge García Cuerva y el obispo villero Gustavo Carrara bendecían las herramientas de trabajo y productos de la Economía Popular. Un rato después, en la homilía, el mismo Arzobispo señalaba las deudas pendientes con el pueblo argentino, en términos de creación de empleo, de aumento de salarios y la necesidad de reconocer el trabajo de la economía popular.

Nuevamente, la festividad se reafirmaba como un escenario de denuncia y amplificación de reclamos sociales que se apoyan en San Cayetano para llegar a quienes toman decisiones, a quienes pueden intervenir concretamente en la transformación de la realidad concreta.

Un santo politizado

No son pocas las ocasiones donde, desde diversos sectores políticos o mediáticos, se señala la politización de esta festividad religiosa. Según este planteo, se utilizaría a la festividad como un mero instrumento para sacar un rédito político. Ese tipo de afirmaciones denotan ignorancia sobre el fenómeno o la intencionalidad de estigmatizar a quienes acuden al santo para visibilizar las grandes injusticias que se viven en la Argentina de hoy y de ayer.

Nadie politiza a San Cayetano, el santo está politizado desde que pisó estas tierras sudacas que tiñen lo que tocan, desde que le dieron una espiga al santo para que se entere de los sufrimientos de los nuestros, para que interceda por la justicia social.

En paralelo hay quienes hablan del opio del pueblo. Ese estupefaciente llamado devoción, que llevaría a la contemplación, a la quietud, a la suavización de la percepción de las injusticias. Invitaría al menos a dudar. A dudar si el opio es capaz de movilizar cientos de miles de personas, si el opio podría ser un impulso espiritual para la lucha popular. Invitaría a pensar, en otros eventos que condensen las demandas populares, lucha reivindicativa y la movilización popular como lo hace San Cayetano.

Esto no busca una reivindicación a ultranza de un elemento religioso, ni niega cómo en muchos casos la religión ha legitimado grandes injusticias, pero retomar el proceso de apropiación de esta figura en particular es fundamental para comprender a nuestra sociedad, nuestra cultura y nuestra historia de luchas populares. En el imaginario político popular, San Cayetano es el patrono de los humildes.

La argentinización del santo inevitablemente va de la mano de su politización. No hay manera de que exista una apropiación de una figura esta índole si no se le depositan las broncas de las injusticias y las esperanzas de otra realidad posible. No sería un santo popular si no se encarnara en nuestra historia y en nuestra cultura nacional, si no abrazara las luchas por la dignidad humana.

Laureano Gonzalez

Sociólogo y docente. Ricotero, tripero y peronista, porque no se puede ser feliz en soledad.

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