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El sistema se implementó en 1 de cada 50 establecimientos rurales del país, y según expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), está demostrando que con el manejo agroecológico se pudo reducir costos, aumentar la rentabilidad y minimizar el impacto ambiental al sustituir insumos químicos por procesos naturales.

La agricultura regenerativa promueve el uso de técnicas sostenibles con el objetivo de mejorar la calidad del suelo a diferencia de la agricultura convencional. Además, este sistema trata de aprovechar de forma estratégica los procesos naturales, de esta manera se reduce entre el 40 y el 50% de los costos de producción, según especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), este sistema, implementado en 1 de cada 50 establecimientos rurales del país, mejoró los ingresos de los agricultores hasta un 30%, ya que se realizaron prácticas como la diversificación, la reducción de insumos externos, y canales de comercialización alternativos, repercutiendo en alimentos más nutritivos para los consumidores. Además, destaca la producción local y regional, señaló un informe del organismo multilateral.

En diálogo con Revista Trinchera el referente nacional del INTA, Martin Zamora, confirmó: “Esta medida ayuda principalmente a los productores a pensar diferente, a poder mantenerse y no tener que pensar en los riesgos que tienen en la actualidad los sistemas de producción en los que se pierde mucha plata y no estar dependiendo de situaciones adversas como el clima”.

“Asimismo, tienden a mejorar el panorama económico y los riesgos de los productores. También beneficia al medio ambiente, con los temas agroecológicos estamos produciendo alimentos más sanos con numerosos beneficios: de los alimentos, la salud del piso, del medio ambiente y los animales, es una mirada integral y abarcativa que protege también a los consumidores”, continuó el agroecólogo.

“En varios de los ensayos pudimos demostrar que con un manejo agroecológico es posible reducir costos, aumentar la rentabilidad y minimizar el impacto ambiental, sustituyendo insumos químicos y energía con procesos naturales que permiten ahorrar casi la mitad del costo directo total, con el mismo, o mejor rendimiento”, precisó Zamora. 

Cabe destacar, que este modelo no es reciente ya que desde los años 70 se implementó en diversos países, entre ellos Argentina, basado en prácticas agroecológicas que buscan conservar y revitalizar los procesos biológicos del suelo en el sector agrícola. Desde el INTA es comprendida como un sistema productivo basado en la agroecología que implica la reducción de agroquímicos en los suelos, repercutiendo positivamente en los alimentos.

En general, el sistema agroecológico lo que tiene es que el margen bruto es mayor por lo que los productores se quedan con más cantidad de dinero y no es dinero que se va de las multinacionales que se llevan la plata a otro lado. También viene de la mano con la idea de poder mantener los animales de los productores.

Al respecto, Zamora sostuvo: “Tomamos como partida la definición de la FAO como una ciencia que considera un enfoque diferente de producir alimentos, basado en el cuidado del ambiente, de la biodiversidad, inclusive el no uso de agroquímicos. Además, cuenta con principios específicos que implican la transición de un sistema agroecológico industrial al agroecológico”.

Estos principios son la diversidad, sinergias, eficiencia, reciclaje, resiliencia, gobernanza responsable, intercambio de conocimiento, valores humanos-sociales-culturales y tradición alimentaria y economía circular y solidaria. En este sentido, el agroecólogo recordó: “En el 2010 comenzamos a trabajar este sistema aumentando la biodiversidad y partiendo de una agricultura distinta, se habla de resiliencia porque debe generar condiciones que se han perdido por la agricultura industrial”.

Al respecto Zamora sostuvo que los enfoques agroecológicos son económicamente viables porque “minimizan los costos de producción” al aumentar la eficiencia del uso de los recursos localmente disponibles y su diversificación. “Este trabajo mejora la fertilidad del suelo, se ve muy favorecido con su fertilidad y aumenta la materia orgánica de la tierra, algo muy importante porque mantiene los nutrientes, el carbono que lo quita del aire evitando el efecto invernadero, además de su porosidad para que filtre el agua de lluvias y no se inunde”, explicó.

En el caso de Argentina, otro especialista sostiene que hay un cambio cultural en los sistemas tradicionales que remueven el suelo para cultivar alimentos. “Este modelo se desarrolla a partir de la adopción del productor, de entender que se puede producir sin mover y disturbar el suelo, a su vez, el avance tecnológico acompañado por las empresas, por los semilleros y por maquinaria empujo este cambio y hoy en Argentina, prácticamente toda la agricultura se hace bajo siembra directa”, sostuvo Gil. Además, esta situación generó no solo cambios en las costumbres del campo y en el vivir y producir sino también en los alimentos de la población, de animales y vegetación.

Complementariamente, Zamora afirmó que la agricultura convencional trabajó problemáticas de contaminación por el uso de plaguicidas que repercute en los nutrientes de los animales y la biodiversidad, sin mencionar el alto uso de plásticos, bolsas de campo. “Se cree que si dejas de usar agroquímicos se pierde rentabilidad y productividad y no es así, la cantidad de alimentos que producimos desde la agroecología se basa justamente en tener una producción sustentable en donde se mantengan y mejoren los rendimiento como por ejemplo los cultivos diversificados”, comentó.

Esta situación conlleva a “no pensar que solamente hay que sembrar en un lote un maíz o sembrar una soja o un trigo sino que en el territorio se pueda aprovechar la tierra para que más plantas crezcan en ese lote y no se lo tenga que destruir con un herbicida”.

Finalmente hay que comprender que la agroecología es una producción diferente y más diversificada, con diferentes estrategias de utilización de tecnología. “No es algo del pasado, sino que toma algunas cosas y las complementa con tecnología nuevas de procesos, nutriéndose mucho de los desarrollos nuevos que se van conociendo y evaluando para obtener nuevas formas de producción” concluyó el agroecólogo.

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