Mohammed Yasser Abdel Rahman Abdel Raouf Arafat al-Qudwa al-Husseini fue un político y líder palestino. Nació en El Cairo, el 24 de agosto de 1929. Su padre Abdel Raouf al-Qudwa al-Husseini, era un palestino de Gaza, mientras que su madre, Zahwa Abul Saud, procedía de una familia de Jerusalén. Fue el segundo de siete hermanos de los que solamente él y su hermano menor Fathi, nacieron en El Cairo.
Al fallecer su madre por una dolencia renal, cuando Arafat tenía cuatro años, su padre decidió enviarlo a él y a Fathi junto a su tío materno Salim Abul Saud en Jerusalén, con el que vivieron durante cuatro años. Durante su estancia en la Ciudad Santa fue instruido en los preceptos que establece el Corán y tomó conciencia de la colonización británica. En 1937 regresan a la casa paterna quedando al cuidado de su hermana mayor, Inam.
Vivió en el exilio desde 1948. La lucha armada palestina dio inicio en 1965 y aunque sus ataques no afectaron seriamente al ejército israelí, sirvieron para levantar la moral de los palestinos y proyectar internacionalmente la fama de Arafat. En 1969, fue nombrado presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Los campamentos guerrilleros organizados por esta organización, se establecieron en Jordania, en la línea fronteriza con Israel, promoviendo la creación de la Autoridad Nacional Palestina en los territorios de Gaza y Cisjordania. En 1974, Yasser Arafat participó en una asamblea de las Naciones Unidas (ONU) donde fue el primer representante de una organización no gubernamental, en dirigirse al plenario de la ONU.
En 1982, el gobierno israelí intentó desarticular la guerrilla palestina en Líbano e invadió el sur de este país, cercando a Arafat y a sus fuerzas en Beirut. La diplomacia americana negoció la evacuación de la OLP de Beirut, aunque Estados Unidos se negaba a reconocer a esta organización como interlocutora en el conflicto en Medio Oriente. A finales de 1987 comenzó la primera Intifada y al año siguiente Arafat declaró la independencia del estado palestino.
Primer Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, dedicó la mayor parte de su tiempo a dirigir la lucha nacional palestina para exigir el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación.
Participó en una serie de negociaciones con el gobierno de Israel para poner fin al conflicto, incluyendo la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, los Acuerdos de Oslo en 1993, y la Cumbre de Camp David de 2000.
En 1994 recibió el Premio Nobel de la Paz junto con los líderes israelíes Yitzhak Rabin y Shimon Peres, por las negociaciones en Oslo. A finales de 2004, tras llevar más de dos años de confinamiento forzoso en las instalaciones de la Muqataa, la salud de Arafat experimentó una súbita recaída. Fue trasladado al hospital militar Percy, en Clamart, en París, Francia, donde falleció el 11 de noviembre de 2004, tras varias semanas de tratamiento médico.
En aquel entonces las autoridades francesas se negaron a revelar la causa exacta y a finales de noviembre de 2012 un grupo de expertos franceses y suizos exhumaron el cadáver enterrado en Ramalá, Cisjordania, para aclarar las causas de su muerte y confirmar si se había producida por envenenamiento.
Los resultados revelaron la implicación de las autoridades del régimen israelí en el asesinato del líder palestino. El 11 de enero de 2013 el presidente israelí Shimon Peres, admitió por primera vez la participación del régimen de Tel Aviv en la muerte de Arafat.
Han pasado ya 44 años, uno de tantos ejemplos de asesinatos, usurpación y expolio a los que nos tiene acostumbrados la entidad sionista contra el pueblo palestino. Más de cuatro décadas desde aquel día, en que miles de palestinos, enfrentaron al sionismo en defensa de su tierra marcando un hito histórico.
El 30 de marzo del año 1976, agotada de la violación de sus derechos esenciales, la sociedad palestina convocó a una huelga general. En esta ocasión, como protesta ante la decisión israelí de confiscar dos mil hectáreas de tierras (21 mil dunums), pertenecientes a palestinos que habitaban en el norte de la Palestina histórica. El hecho se daría tras 28 años del nacimiento de Israel, bajo la crisis de conciencia de las grandes potencias, que el 14 de mayo del año 1948 avalaron su nacimiento. También habían transcurrido 9 años desde la guerra de 1967, que significó la ocupación de los territorios de Gaza y Cisjordania, junto al proceso de expansión en los Altos del Golán Sirio y la Península del Sinaí egipcio.
Estas tierras que serían utilizadas, tanto para implantar campamentos militares, como para su entrega a colonos extranjeros, de creencia judía, que se establecerían en ellas. La protesta se zanjó con el asesinato de siete jóvenes palestinos de las aldeas de Arraba, Sakhnin y Deir Hanna: crímenes de lesa humanidad, que además de ser una acción ilegal (asentar colonos mediante la confiscación de tierras) contravenían todas las disposiciones internacionales. Las resoluciones de las Naciones Unidas establecen la absoluta prohibición de trasladar extranjeros a tierras ocupadas, constituyendo aquello un quebrantamiento del título III, sección tercera del Cuarto Convenio de Ginebra.
Esos jóvenes palestinos, ofrendaron con su vida aquello que para los pueblos celosos de su soberanía y dignidad, representa su aliento vital: la relación estrecha que se tiene con la tierra, considerada una madre proveedora, que acoge y ama. Tierra que con sus olivos, sus cultivos y los animales que pastan en ellos, representan un vínculo indestructible.
Cada año, desde 1976, los mártires vuelven a ser recordados, vuelven a pasar por nuestros corazones. Como expresión de ese “recordis”, se planta un olivo como símbolo de esta relación, que hunde sus raíces en la historia milenaria del pueblo palestino. Tierra hoy saqueada y ofendida por la presencia de extranjeros. Un hecho simbólico que expresa la voluntad irrenunciable de millones de hombres y mujeres, y la decisión de volver a sus hogares. Territorios de los que fueron expulsados (en la llamada Nakba, catástrofe en árabe), donde están sus raíces; allí donde por generaciones se han establecido.
Recordar el 30 de marzo es poner en permanente visibilidad los derechos del pueblo palestino. Derechos sacrificados en función de los intereses geopolíticos de la Triada sanguinaria del imperialismo estadounidense, el sionismo israelí y el wahabismo saudí. Washington avala los crímenes de la entidad israelí, porque esta funciona como portaviones terrestre del imperio en la región.
Es revivir reivindicaciones, derechos usurpados, sueños truncados, léase: el retorno de los refugiados, la autodeterminación, el derecho de libre tránsito por su tierra, el derecho a mantener su cultura y no estar sujeto a un proceso de invisibilización. El sionismo roba la música, el vestuario, la comida y la historia misma de Palestina, en busca de construir un mito; incluso falsifica la arqueología, para otorgar a esos extranjeros un sentido de pertenencia.
En estos 44 años, la conmemoración del Día de la Tierra, ha tenido un nuevo hito que relanzó con fuerza la defensa irrestricta de los derechos del pueblo palestino: el día 30 de marzo de 2018, miles de gazaties venidos desde Jan Younis, Beit Hanoun, Rafah, desde los campos de Jabaliya, Bureij o Beit Lahia; hombres y mujeres que se agolparon con sus sueños, demandas, sus cánticos en la valla que separa la Franja de Gaza de la Palestina histórica. Una frontera artificial, que expresa la violación de los derechos de dos millones de habitantes del enclave costero, sometido a un bloqueo criminal desde el año 2006 a la fecha. Un asedio, que en el marco de la pandemia del Covid-19 significa la posibilidad cierta de generar una catástrofe humanitaria de proporciones incalculables, en una Gaza ya martirizada, convertida en el campo de concentración a cielo abierto más grande del mundo.
Una Franja de Gaza transformada en un gueto gigantesco, con alambradas, cercos, muros, torres de vigilancia, patrullajes militares. Una Gaza que ha derivado en una réplica monumental de aquellos campos de concentración que el nacionalsocialismo instaló en tierras ocupadas durante la Segunda Guerra Mundial. Un panorama que bien deben conocer muchos alemanes, polacos, franceses, holandeses (entre otros) de creencia judía. Aquellos que pasaron por campos de concentración y que paradojalmente vuelven a aparecer en este Siglo XXI, esta vez utilizados por aquellos que han hecho de su propio sufrimiento, un modelo a seguir contra el pueblo palestino. Singular, por cierto, y hasta patológico, en este nacionalsionismo con directrices políticas emanadas desde Tel Aviv, avalado desde Washington, con tropas de ocupación y hasta la réplica de las unidades de calavera, propias de los campos de exterminio del Tercer Reich.
Rememorar los hitos que marcan nuestra historia es fundamental. Más aún cuando esas fechas conmemorativas traen a nuestra mente y nuestros corazones, el sacrificio de miles y miles de hombres y mujeres, que han ofrendado su vida por una Palestina autodeterminada. Cada 30 de marzo, Palestina recuerda a sus mártires, reivindica su derecho al retorno a la tierra de la cual fueron expulsados por extranjeros sionistas, venidos principalmente desde Europa. Expulsión que se dio en un marco político internacional, signado por la confrontación este-oeste que también se daba en Asia Occidental y en el Levante Mediterráneo. Tierras que han sido por siglos cruce de culturas, pero que nunca tuvieron características mesiánicas, criminales y racista como las del sionismo. Régimen criminal que contaba y cuenta con el apoyo de potencias occidentales, que encontraron en la conformación de la entidad israelí, la mejor opción para consolidar su hegemonía en Asia Occidental, que hasta la actualidad sigue siendo un campo de batalla cruento.
44 años han pasado desde aquella manifestación reivindicativa palestina, con el asesinato de siete jóvenes, que elevaron su voz de protesta frente al robo israelí. Cuatro décadas de reclamos, resoluciones, intifadas y agresiones sionistas contra los territorios ocupados y bloqueados de Cisjordania y Gaza. Sin embargo, no existe ley que respete Israel, no existe determinación de la ONU, llamados de organizaciones de derechos humanos, o voces de condena que limiten el actuar sediento de sangre de la entidad sionista. Israel sigue robando tierras palestinas, sigue masacrando a su población, demoliendo casas, destruyendo cultivos, impidiendo la expresión cultural. Día a día ahogan a Palestina con el aval de un mundo que ciego, sordo y mudo, no planta cara a estos crímenes.
El Día de la Tierra es una señal, una fecha que debe difundirse pues. No sólo es un recordatorio para los palestinos que viven en su tierra histórica bajo leyes discriminatorias, en territorios ocupados cercados por muros y alambras, o en campamentos de refugiados impedidos de volver. El Día de la Tierra es un llamado de alerta, un emplazamiento a nuestra conciencia para no callar, para elevar nuestras voces en alto, denunciar, exigir el fin de tanto crimen, de tanta perversidad, tantas muertes, robos y saqueos. Exigir que esta ideología criminal y sus seguidores terminen en el basurero de la historia. Hoy más que nunca es necesario denunciar. Pasar de las palabras a la acción.
Fortalecer la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones – BDS – contra la entidad sionista. Hoy, más que nunca es necesario exigir a los organismos internacionales que cumplan su papel y dejen de lado la hipocresía y complicidad con el terrorismo israelí. El Eje de la Resistencia debe mostrar un camino claro de apoyo a la lucha del pueblo palestino. No es posible seguir aceptando que los muertos provengan desde la sociedad palestina y que Israel no sufra las consecuencias de su accionar criminal.
El Día de la Tierra nos recuerda, que durante 72 años, Palestina ha tenido que soportar un virus asesino, un patógeno que se ha llevado consigo, decenas de miles de valiosas vidas palestinas. El Virus Sión-48 que resulta ser más mortal que todos aquellos virus surgidos en laboratorios o reservorios naturales. El Día de la Tierra nos recuerda, que Palestina sufre una epidemia producto de un virus ponzoñoso, que requiere más que kits de detección, interferón o remdesivir. Necesita el concurso solidario de gobiernos y sociedades, de hombres y mujeres justos, para destruir definitivamente este pernicioso virus sionista que tanto daño causa a la humanidad.
* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl
Ante el silencio de la comunidad internacional, el régimen de Israel lleva más de siete décadas cometiendo crímenes contra los palestinos.
Día a día, el apoyo de Estados Unidos, el silencio obsequioso de países aliados occidentales como Francia y el Reino Unido y la traición de monarquías y gobiernos árabes como Arabia Saudí y Egipto, por ejemplo, permiten que el sionismo cometa los más execrables crímenes contra el pueblo palestino, bajo la más absoluta impunidad.
Una arbitrariedad que se expresa cotidianamente en la violación de los derechos humanos del pueblo palestino, la ocupación y colonización de su territorio, la construcción de un muro -que segrega el territorio de Cisjordania y que ha concretado en Gaza- y la conformación del campo de concentración más grande del mundo. Allí, dos millones de palestinos sobreviven hacinados bajo la bota de un régimen que se asemeja, en muchos aspectos, a los peores regímenes totalitarios que ha tenido el mundo, y que permite signar con el nombre de nacionalsionismo a una entidad como la israelí, que considera a millones de seres humanos, simplemente como “animales que caminan sobre dos piernas”, como los definió en alguna oportunidad el ex primer ministro Menahem Begin. O lo señalado por Chaim Weizmann, el primer presidente del régimen de Israel, quien declaró que “los británicos nos han dicho que hay allí (en Palestina) algunos centenares de miles de negros sin ningún valor”. Palabras provenientes de los mismos que condenaban las acciones, palabras y los crímenes del nacionalsocialismo contra europeos de creencia judía y que después, como expertos alumnos, los llevan a cabo contra el pueblo palestino.
Resoluciones condenatorias para qué?
El día 23 de diciembre del año 2016, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución N.º 2334 contra los asentamientos que el régimen sionista, en contravención contra las leyes internacionales y como evidente crimen de guerra, ha construido en tierras cisjordanas. Una resolución que salió a la luz a pesar de las presiones de la recién electa Administración Trump y el régimen de Benjamín Netanyahu, que hicieron denodados esfuerzos, junto al chantaje de organizaciones sionistas ligadas al lobby del gobierno y empresas estadounidenses -como es el Comité de Asuntos Público Estadounidense-Israelí (AIPAC)-, para impedir que la mencionada resolución saliera a la luz. La misma contó con la coautoría de Nueva Zelanda, Malasia, Venezuela y Senegal, destinada a condenar los asentamientos de colonos sionistas.
La Resolución N° 2334 señaló que la presencia de Israel y sus fuerzas ocupantes en la Ribera Occidental y en la ocupada parte de Jerusalén Este (Al-Quds) supone una “violación del derecho internacional y un grave obstáculo para solucionar el conflicto, a través de la creación de dos estados”. Y además de signar esta presencia israelí como ilegal y un freno a los intentos por hacer cumplir las exigencias internacionales (que se prolongan ya por 72 años desde la creación de Israel), la resolución consignó, por primera vez, la abstención de Estados Unidos, que con la agonizante Administración de Barack Obama dio este paso, que aunque estéril, permitió indignar a republicanos y sionistas a ambos lados del atlántico.
Hoy, tres años después, nada de lo establecido en aquella resolución se ha cumplido. Y más aún, se ha incrementado la construcción de más y más asentamientos, que elevan año tras año el número de colonos extranjeros en tierras palestinas, sobrepasando hoy los 650 mil hombres y mujeres -considerados los más extremistas de la sociedad israelí-, dotados de enormes beneficios económicos, viviendas subsidiadas, estipendios destinados a solventar su estudios talmúdicos y regalías, que no poseen otros habitantes de la entidad israelí, afincados en la Palestina histórica. No es casual que el 10 % de esos colonos sean de origen estadounidense, catalizados por el apoyo de los fondos de inversión del lobby sionista en aquel país, que alienta la inmigración ilegal y que se constituyen en un claro freno a cualquier intento de permitir el avance hacia la autodeterminación de Palestina.
A inicios de este año, la situación palestina en materia de violación a los derechos humanos de su población, refleja el azote sionista, la impunidad de sus acciones, el silencio cómplice de los organismos internacionales y sobre todo la falta de voluntad política, valentía y decisión para aplicar contra Israel lo que la propia comunidad internacional se ha dotado en materia de gobiernos, organismos o entidades que amenazan la paz, la quebrantan o representan un peligro para la humanidad, como es el caso de lo establecido en el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.
No hay sanciones contra Israel, no hay embargos, no hay declaración de zonas de exclusión aérea, para impedir que siga bombardeando la Franja de Gaza, Siria, El Líbano o cualquier país que sea considerado enemigo de este régimen. Esto, a pesar de que en la Asamblea General de la ONU, celebrada el 10 de noviembre de 1975, el sionismo -como ideología- fue equiparado (por 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones) con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular; y la Resolución 3379 llamó a su eliminación, entendiéndola como una forma de discriminación racial. Y habla de su eliminación para aquellos que interesadamente pretenden acallar las voces que denuncian esta ideología acusándolos de antisemitas, como una manera de presionar y castigar, aprovechando la cobardía de gobiernos como el alemán, que aún no supera su crisis de conciencia frente a los crímenes del nacionalsocialismo y que le ha permitido ser chantajeado, hasta el día de hoy, por lo que el autor estadounidense (de creencia judía) Norman Finkelstein llama “la industria del holocausto”.
Imposición es el nombre verdadero
Una ideología cuya expresión práctica se expresa contra el pueblo palestino y que en estos últimos días ha significado, por sólo dar unos cuantos ejemplos: rociar con substancias tóxicas las tierras de cultivo de la Franja de Gaza; ultimar detalles para anexar, en Cisjordania, el Valle del Jordán; bombardear la Franja de Gaza y en forma paralela asesinar a tres palestinos acusados de querer cruzar la valla artificial, que separa el enclave de los territorios con asentamientos sionistas en la Palestina histórica. Ha continuado la demolición de viviendas palestinas, que sólo este primer mes del año ha significado 20 hogares destruidos hasta sus cimientos. La respuesta, débil pero simbólica, ha venido del lado palestino donde la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha solicitado a la Corte Penal Internacional (CPI) que “considere a los tribunales israelíes como armas de ocupación y herramientas terroristas utilizadas contra los ciudadanos palestinos”, según informa un comunicado publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Palestina.
Una decisión que se da en momentos, que la propia ANP ha reiterado su rechazo al que Estados Unidos e Israel denominan “el Acuerdo del Siglo” y que es simplemente una herramienta de presión, de imposición y de chantaje contra el pueblo palestino. “Advertimos contra cualquier proyecto estadounidense que viole el derecho internacional”, señaló el Gobierno palestino en Cisjordania al conocer que Washington estaba cursando invitaciones al premier israelí, el procesado Benjamín Netanyahu, al líder opositor del partido israelí Azul Blanco, Benny Gantz, para discutir la puesta en práctica de una iniciativa, impresentable, creada en los despachos de Washington, Tel Aviv y Riad, para evitar la conformación de un Estado palestino.
Una iniciativa que ya ha comenzado a implementarse, a partir de la luz verde dada al régimen israelí para avanzar en la anexión del territorio palestino, donde se ubican los asentamientos con colonos extremistas, es decir, anexionar el 60% de la actual Cisjordania, signada como área C dentro de los llamados Acuerdos de Oslo. Pensar en un “acuerdo del siglo” sin la salida de los cientos de miles de colonos, el fin de las leyes de ocupación, el retorno de los refugiados, la destrucción del muro, la libertad para los siete mil presos palestinos – entre ellos 350 niños – y la proclamación del Estado palestino, con todos sus derechos y su asiento en el seno de las Naciones Unidas, es simplemente ilusorio.
Ha trascendido que la ejecución de esta imposición del siglo tendrá su fecha de proclamación, el próximo 28 de enero cuando se reúnan, posiblemente en Washington, Donald Trump, Benjamín Netanyahu y Benny Gantz (líder opositor a Netnayahu), seguramente con algunos invitados especiales de Arabia Saudí y Egipto. Estos dos últimos países están involucrados, ya sea en el financiamiento o en la posible entrega de terrenos para llevar adelante esta idea, que no tiene ningún futuro y que sólo puede significar una explosión de proporciones en la región. El procesado y aún primer ministro israelí -con su habitual verborrea al dar a conocer el fondo real de lo que se pretende-, sostuvo, ante la próxima reunión con Trump, que “con esta invitación el presidente (de EEUU) está buscando darle a Israel la paz y seguridad que merece, por lo que acepto con gusto la invitación, para discutir con él sus ideas y cómo avanzar la paz, y para trabajar de cerca con él para promover esa meta”.
En un artículo anterior sostuve, cuando se anunció la idea de implementar una iniciativa de paz, llamada Acuerdo del Siglo, por parte de Estados Unidos e Israel, que era necesario ser precisos en el uso de los conceptos cuando se habla del plan que EEUU e Israel tienen para Palestina. No se trata de un “acuerdo del siglo” como dice el consorcio estadounidense-sionista, ni una “bofetada del siglo” como sostiene la Autoridad Nacional Palestina (ANP): es lisa y llanamente una imposición, un crimen, una violación del derecho internacional y sobre todo a los derechos humanos del pueblo palestino.
La manipulación y la desinformación van de la mano y si ellas están manejadas por poderes económicos y políticos, con una aún presente hegemonía, resulta evidente que el denominar como “acuerdo del siglo” aquello que a todas luces es una imposición brutal y violatoria de los derechos de millones de personas, nos obliga entonces a denunciar estas maniobras. Lo que se está tratando de llevar a cabo ahora, de la mano de dos políticos procesados, como son Trump y Netanyahu, junto a gobiernos incapaces de oponerse al chantaje -que suele ser el arma política utilizada con frecuencia a la hora de llevar adelante sus planes internacionales- es un objetivo absolutamente atentatorio al derecho internacional, que viola los derechos humanos de la población palestina y su derecho a la autodeterminación. Esto no puede ser aceptado.
Sumemos a lo mencionado, las posturas reaccionarias de regímenes títeres de Estados Unidos: la monarquía jordana, la Casa al Saud, la pseudo democracia egipcia y el silencio cómplice de todos aquellos países que suelen alzar la voz de condena y establecer sanciones cuando se trata de Venezuela, Siria, Rusia, Irán, pero que callan vilmente cuando los violadores de las leyes internacionales, los que dotan de impunidad al régimen israelí por sus crímenes de lesa humanidad contra el pueblo palestino, son los Estados Unidos y sus incondicionales en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU -como es el caso de Francia y el Reino Unido-, que permiten que Washington e Israel actúen como juez y parte en relación a Palestina.
Desde la Resolución Nº 2334 de diciembre del año 2016 hasta esta idea de reunirse para favorecer los intereses sionistas en Asia occidental, mucha agua ha pasado bajo el puente, a la par de la sangre de cientos de palestinos, hombres, mujeres y niños asesinados a manos del sionismo y la connivencia de aquellos que se niegan a condenar, denunciar y luchar contra una ideología que representa una amenaza para los pueblos del mundo. No hay posibilidad de paz para la región de oeste de Asia sin la completa eliminación del sionismo.
* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl
La palabra cinismo se define como aquella actitud, ya sea de una persona o un grupo de ellas, que suele mentir o comportarse en forma hipócrita, procaz y hasta criminal. Esto, en forma contumaz, con descaro, desembozadamente, sin que ello conlleve un problema moral, político o de conciencia para estos cínicos.
Así, este concepto y su campo semántico, es perfectamente atribuible al régimen sionista, cuya sola existencia es prueba palpable de la acción de otros actores internacionales, dotados de este cinismo y que permitieron el surgimiento de Israel el año 1948. Una entidad, que junto al término de criminal, debemos asignarle claramente el de un sionismo dotado de un cinismo intrínseco, a partir de la política de ocupación y colonización, que lleva a cabo contra el pueblo palestino, desde el año 1948 a la fecha.
Un comportamiento consciente, defendido a ultranza por la casta política, militar y una sociedad mayoritariamente dotada de una visión de mundo mesiánica, racista y donde la segregación y el concepto de superioridad son partes componentes y que salvaguarda y practica una política, que representa la impudicia de llevar a cabo un proceso de exterminio del pueblo palestino, sometido a la violación de sus derechos humanos integrales, por 71 años a cuestas de el más cruel de los procesos de ocupación y colonización, que haya sufrido pueblo alguno.
¿Por qué traigo a colación este concepto de cinismo cuando parece ser de sentido común el catalogar a Israel con este y otros términos? Tal vez, porque en nuestra condición de seres humanos, dotados de razón, creemos, que incluso en entidades de la calaña del sionismo, algo de lucidez puede ser entregado para nuestra sorpresa. Pero… ¡no! resulta un objetivo fuera del alcance o del mero sentido común. La hipocresía, la impudicia son parte consustancial al que se denomina pueblo elegido y que ocupa una tierra de la cual dice ser propietario por mandato divino.
Una entidad así se considera libre de hacer y deshacer lo que le venga en gana, en función de no rendir cuentas, que para eso el mesianismo le da el aval para violar derechos humanos de otros pueblos, pasar por encima del derecho internacional, agredir, desestabilizar gobiernos considerados enemigos, formar una alianza criminal junto al imperialismo y el wahabismo. No someterse a dictado alguno y menos reconocer la jurisdicción de instituciones como la Corte Penal Internacional.Y es aquí, en esta última organización donde el cinismo sionista se expresa en toda su magnitud.
El día 19 de diciembre pasado, la Oficina de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) anunció públicamente, que se tienen las pruebas y las bases para investigar a Israel por crímenes de guerra en los territorios palestinos, tanto de Cisjordania como de la Franja de Gaza, el primero ocupado desde el año 1967 y el segundo, ocupado físicamente desde el mismo año de Cisjordania, hasta el año 2005 y posteriormente bloqueado a partir del año 2006 (hasta el día de hoy) por tierra, mar y aire.Lo dado a conocer por la CPI tuvo un nombre: la Fiscal en jefe, Fatou Bensouda, quien señaló que “después de una evaluación exhaustiva, independiente y objetiva de toda la información confiable disponible para mi Oficina, el examen preliminar de la situación en Palestina ha concluido, que se cumplen todos los criterios legales establecidos en el Estatuto de Roma para la apertura de una investigación, con una base razonable para seguir con una investigación sobre la situación en Palestina, según el artículo 53 (1) del citado Estatuto”.
Artículo que señala que “el Fiscal, después de evaluar la información de que disponga, iniciará una investigación a menos que determine que no existe fundamento razonable para proceder a ella con arreglo al presente Estatuto…” y por lo señalado por Bensouda, esos motivos existen claramente sobre Cisjordania, Gaza y Al Quds Este, a pesar de que se revisará el tema de jurisdicción de la CPI pues Israel no es miembro del organismo con sede en La Haya. Cuestión que no debería ofrecer problemas pues la propia ONU y las resoluciones respecto a Palestina, señalan que estos son territorios ocupados, donde se ha exigido el retiro de las tropas ocupantes, el desmantelamiento de los asentamientos ilegales, la demolición del muro, el retorno de los refugiados entre otros puntos.
Resulta evidente que la CPI no sólo tiene jurisdicción en los territorios palestinos ocupados y bloqueados, sino también y esto aterra al sionismo, Israel puede ser investigado por la construcción de asentamientos y los colonos sionistas instalados allí, que en número de 650 mil violan la IV Convención de Ginebra en el marco de la prohibición de trasladar población ocupante (colonos) a territorio ocupado. Sume a ello las demoliciones de viviendas palestinas, la construcción del muro de segregación y aislamiento de aldeas, pueblos y ciudades cisjordanas, como también el muro que está cercando Gaza. Como también investigar lo que fue el ataque de la denominada Operación “Margen Protector” contra Gaza el año 2014 que se saldó con 3 mil palestinos asesinados, diez mil heridos y la destrucción de gran parte de la infraestructura del enclave costero.
Para dirigentes políticos palestinos como Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y veterana negociadora de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) frente a los israelíes el anuncio de la CPI “es un importante paso hacia adelante. Como pueblo palestino nos adherimos al Estatuto de Roma, convencidos en que los organismos internacionales den actuar en función de la justeza de nuestras demandas. Hemos invertido confianza y fe en la Corte Penal Internacional como un lugar independiente que puede garantizarles algo de justicia y reparación, frente a la multitud de crímenes cometidos por Israel contra la Palestina ocupada”
¿Cuál fue la reacción israelí? La esperable, por supuesto, amenazas a diestra y siniestra. Ultimátum a las autoridades palestinas, exigiéndoles retirar la demanda efectuada por la ANP ante la Corte Penal Internacional el año 2015 cuando presentó su petición de ingreso ante el organismo internacional. Amenazas destempladas, agresivas, infames, como la del Ministro de Transporte sionista Bezalel Smotrich“Dale a la Autoridad Nacional Palestina un ultimátum de 48 horas para que retira su demanda, o será destruida inmediatamente la aldea beduina Jan Al Ahmar (en la Cisjordania ocupada). Destruya – llamado a Netanyahu – Jan Al-Ahmar mañana por la mañana, y todos los días destruya otro asentamiento ilegal de árabes y europeos. En una guerra como esta, toma medidas fuertes desde todos lados” vociferó Smotrich. Lamentando que la denuncia palestina infrinja daños a la imagen de Israel en el mundo. Una imagen sostenida, sin duda, a punta de Hasbara y cientos de millones de dólares, junto a la compra de conciencias.
Se consigna que el anuncio de la fiscal de la CPI Fatou Bensouda ha generado pánico entre las autoridades israelíes, que temen que el fallo de la Corte de La Haya, al término de las pesquisas solicitadas por Palestina, resulte en masivas órdenes de arresto contra funcionarios y militares del régimen sionista “Un reporte publicado por el canal 12 de la televisión israelí reconoce que un gran rango de los actuales y antiguos funcionarios y personal militar del régimen de Israel podría ser perseguido en el escenario mundial en el caso de que la Corte Penal Internacional (CPI) cumpla con investigar sus actividades en los territorios ocupados palestinos”.
Por su parte el cuestionado primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el cínico mayor, ha mostrado su sorpresa por la decisión de la Fiscal Bensouda al afirmar que “la decisión de la Fiscal ha convertido a la Corte Penal Internacional en una herramienta política para deslegitimar al Estado de Israel. La fiscal ha ignorado por completo los argumentos legales que le presentamos”. En el caso del Fiscal general de Israel, Avijai Mandelblit, éste aseguró que la CPI, si bien ha examinado de formas preliminar una solicitud presentada por palestina, no tiene jurisdicción en Cisjordania o Gaza. “La CPI carece de jurisdicción en relación con Israel, ya que no pertenece a esta Corte y cualquier acción palestina con respecto a la Corte es legalmente inválida”.Unamos a lo señalado el error israelí de considerar que la jurisdicción de la CPI no puede existir porque Palestina no es un Estado. Pero Palestina es Estado observador no miembro de la ONU desde finales del 2012.
Reitero, una opinión absolutamente equivocada, pues la CPI puede investigar todo crimen de guerra y de lesa humanidad, en este caso contra Israel y para ello no hay límites de jurisdicción. El tribunal en La Haya, efectivamente, sólo puede realizar investigaciones en estados firmantes del Estatuto de Roma que lo instituyó. Israel no adhirió a ese tratado internacional, aprobado en 1998 en la capital italiana pero…aquí se trata de crímenes de guerra y de lesa humanidad que son imprescriptibles y pueden ser perseguidos en todo lugar. Además, Palestina, al adherir al estatuto de Roma y al hacer suyo los territorios de Gaza y Cisjordania, hace patente que las trasgresiones a los derechos humanos y la violación del IV Convenio de Ginebra entre otras acciones del sionismo son posibles de investigar.
En esta visualización de entidades y regímenes cínicos, Washington y la administración Trump no podía ser menos. A través de una declaración emitida por el Departamento de Estado se rechazó, por considerarlo “injusta”,la decisión anunciada por la CPI a través del informe de la Fiscal Bensouda, quien ve bases suficientes para investigar a Israel por acusaciones de crímenes de guerra cometidos en los territorios palestinos.”Nos oponemos firmemente a esta y a cualquier otra acción que busque atacar a Israel injustamente”, expresó en un comunicado el titular del ente, Mike Pompeo.
El cinismo sionista, no se queda sólo en sostener que las acusaciones son infundadas, aunque las pruebas se multipliquen por miles. No le basta con seguir presentándose ante los ojos del mundo como el victimario devenido en víctima. En el agresor que se considera agredido, la entidad dotada de síndromes peligrosos, como el de disparar y llorar, con que justifica los crímenes más atroces que se puedan cometer contra el pueblo palestino. El paroxismo del descaro llega de los propios labios del primer ministro Benjamín Netanyahu, dirigente sionista, acusado además de corrupción, quien señaló ante el Informe de Bensouda “Este es un día oscuro para la verdad y la justicia. Esta es una decisión escandalosa e infundada”.Lo escandaloso es que el sionismo siga cometiendo crímenes sin recibir el castigo que merece. Lo abusivo es que Netanyahu y todos aquellos que masacran día a día a la población palestina, gocen de libertad. Eso es inconcebible además de vergonzoso.
Y para continuar mostrando al mundo que este Netanyahu, no sólo exuda cinismo, sino también la peligrosa enfermedad del falsario dirigente mesiánico, ha expresado, sin que un ápice de vergüenza se reflejara en su rostro que “nos asombra que Bensouda sostenga que “es un crimen, un crimen de guerra que los judíos vivan en su tierra natal, la tierra de la Biblia, la tierra de nuestros antepasados”, en referencia a las colonias judías en territorio palestino ocupado. Lo que oculta Netanyahu y siempre es necesario reiterarlo cuando los cínicos copan los medios de información y son apoyados además por Washington es que: Todos los asentamientos con colonos sionistas de creencia judía en Cisjordania, incluida Al Quds este e incluso en los ocupados Altos del Golán sirio son ilegales, según el derecho internacional. Y eso por más impúdico que seas, no lo puedes ocultar.
Netanyahu podrá encontrar “absurdas” las acusaciones palestinas y la decisión de investigar los crímenes cometidos bajo sus gobiernos y en general desde que nació la entidad sionista, pero sus palabras de desprecio no ocultan la necesidad de justicia, que la verdad se imponga y sobre todo la exigencia,que políticos, militares, ministros y todo aquel responsable de la muerte de miles de palestinos, de cientos de miles de heridos y detenidos y la creación de un sistema de segregación racial y exterminio al estilo del nacionalsocialismo sean juzgados y sancionados. Los crímenes del sionismo no pueden seguir en la impunidad.
* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl
A un año de la salida de Estados Unidos del Acuerdo Nuclear con Irán, las agresiones por parte de los estadounidenses fueron incrementando hasta traspasar lo comercial para convertirse, además, en militar. Para entender este conflicto que ata a varios países de la región y del resto del mundo, como la Unión Europea, hablamos con el periodista Sebastian Salgado, quien nos brinda un análisis completo de los actores e intereses en juego.
Sebastian Salgado, periodista, corresponsal y docente universitario
Hace pocos días, Thierry Meyssan publicó en Red Voltaire una nota donde analiza la situación de Venezuela, de Irán, y plantea que a nivel mediático, por lo menos lo de Irán, está presentado de manera errónea. ¿Qué lectura tenes de lo que acontece en esa región?
Parecieran ser movimientos políticos de campaña. No nos olvidemos que Donald Trump empezó desde hace varios meses la campaña para buscar su reelección, no nos olvidemos que asumió con la famosa amenaza del muro contra México, y no pudo siquiera con México. Entonces, dentro de ese perfil no tan republicano, necesitan dar una sensación de autoridad mundial que evidentemente no están consiguiendo. Recordemos que anunciaron el retiro de Siria y que tuvieron que estrechar las manos con Corea del Norte. El hecho de que pudieran tener algún tipo de enfrentamiento con Rusia y con China quedó muy lejano, ya que esos dos países, individualmente, tienen mayor poderío militar que los Estados Unidos en estos momentos.
Sólo le quedan bravuconadas que, si analizamos detenidamente, notamos que movieron 1500 soldados con algunas embarcaciones para amenazar el estrecho de Ormuz, y tenemos que decirlo: eso es lo mismo que nada.
Esto viene del rompimiento unilateral de los Estados Unidos de lo que fue el acuerdo del G5 + 1, en el cual, durante el gobierno de Obama junto con otras potencias del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, acordaron tener un plan en el que, básicamente, Irán se comprometía a hacer un uso pacífico de su energía nuclear, y Estados Unidos, por su parte, le sacaba las sanciones. Quien puso el grito en el cielo con todo esto fue el mismísimo Israel, porque se dieron cuenta que del acercamiento entre Estados Unidos e Irán, ellos podrían salir perjudicados, y usaron sus herramientas lobbistas del sionismo internacional para boicotear este acuerdo. En el gobierno de Donald Trump sucedió así, Estados Unidos salió unilateralmente y, obviamente, esto iba a generar tensiones, porque si Estados Unidos no cumple con su parte, Irán tampoco tiene por qué. Queda ver qué es lo que va a suceder y qué reacción van a tener los otros países que estuvieron trabajando más de diez años en esto.
El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, durante su declaración en la 70° Asamblea General de las Naciones Unidas (1 de octubre de 2015), declarando que el consenso nuclear entre Irán y el Grupo 5+1 “no traerá la paz”
Irán les da un plazo de dos meses a los países firmantes de este acuerdo, recordemos: Gran Bretaña, Francia, China, Rusia y Alemania. En esta semana, Federica Mogherini y diferentes voceros de la Unión Europea, arrojaron declaraciones sobre no seguir tensionando esta situación. Obviamente el incumplimiento de Estados Unidos con Irán es una manera de presionar a los europeos y, en ese sentido, la política que viene haciendo los Estados Unidos está terminando de aislarse de la relación que tenía con Europa históricamente, y los está arrojando paulatinamente a los brazos de los rusos nuevamente.
Entendamos la historia de Europa y, también, la cortísima historia de la política exterior de todo el continente americano. En ese sentido, la diplomacia de países europeos no está acostumbrada a que los lleven de las narices a una situación en la cual se van a incumplir los acuerdos. Eso genera un malestar muy grande hacia el interior de los congresos, de los parlamentos de todos los países que habían trabajado en el acuerdo, y los pone en la disyuntiva de hasta dónde seguir a un país que incumple sus propias promesas y que les impide, por otro lado, negocios directos, comerciales, con la República Islámica de Irán.
Hay que tener muy en cuenta que Irán es el cuarto productor de petróleo a nivel mundial. Los países europeos son muy dependientes del petróleo. En caso que hubiera un enfrentamiento o un aumento de las tensiones, el barril que en este momento está a 70 dólares, tranquilamente se puede ir a 140. Por el estrecho de Ormuz pasa aproximadamente el 18 por ciento de todo el petróleo que circula en embarcaciones en el mundo. Imaginémonos que, si hay algún tipo de agresión hacia la República Islámica, con muchísima facilidad lo primero que se hace es bloquear el estrecho de Ormuz. Entonces, los perjudicados serían muchísimos.
Por otro lado, aunque parezca mentira, existen muchas presiones de grupos internos dentro de la República Islámica que nunca estuvieron a favor del acuerdo G5 + 1, porque ellos entendían que, si Israel tiene una bomba atómica, y es un país beligerante –alcanza con que veamos la realidad del pueblo palestino–, en qué situación queda el pueblo iraní que tiene 100 millones de habitantes. Hay un grupo dentro de Irán que ni siquiera había estado de acuerdo con sus políticos, con sus cuadros dentro del Congreso, que nunca había estado de acuerdo en firmar el pacto y ahora están preguntando cuándo van a volver a su plan nuclear, están diciendo que necesitan tener un armamento de defensa a la altura de la situación que está viviendo Oriente Medio. Irán se encuentra ahora con esa disyuntiva interna, con el ala más conservadora diciéndoles ‘vieron que los yanquis no iban a cumplir, que no se puede confiar en ellos’.
De hecho, Corea del Norte no fue invadida todavía porque tiene armas nucleares. Por otro lado, en esta semana, también, en el portal iraní HispanTV era noticia las declaraciones de Rusia respecto de la peligrosidad que podía significar esta especie de OTAN árabe que, si bien no es reciente, Donald Trump tiene intenciones de reflotar. Hay una estrecha relación que vienen teniendo el Estado terrorista de Israel con la monarquía saudí, fundamentalmente con lo que fueron las agresiones a Yemen, y la estrecha vinculación que tuvieron con el Daesh en toda la embestida que hubo en Siria, en Irak. ¿Es factible la concreción de este bloque –teniendo en cuenta que uno de los jugadores era Egipto y se fue–, puede llegar a concretarse esta intentona de Donald Trump de unificarlos?
Lo veo muy difícil. Por un lado pensemos en la OTAN actual, donde ni siquiera hay una cohesión por parte de los países que participan y que, incluso, alguno de los ejércitos más poderosos de la OTAN se pondrían del lado de Irán en caso de un conflicto bélico. Estoy pensando específicamente en Turquía, quien es parte de la OTAN, y si llegara a pasar algo no acompañaría ninguna aventura de los Estados Unidos. Por otro lado, recordemos que hay una intención, sobre todo de Francia y de Alemania, de crear un ejército europeo. Cuando Donald Trump salió a decir que estaban cansados de financiar la seguridad de estos países a través de la OTAN, ellos dijeron ‘llevenselos y nosotros organizamos nuestro propio ejército de la Unión Europea’. Es una idea que está en desarrollo, dada por la situación aventurista y de casi show mediático electoral que está haciendo Donald Trump en materia de política exterior. Si tenemos en cuenta la historia reciente, por lo menos desde la segunda guerra mundial donde Estados Unidos va acumulando una derrota tras otra, tendría lógica que la propia Europa quisiera tomar distancia.
Pensemos en el mundo árabe. Son monarquías que no necesitan pasar por ningún parlamento, son monarquías que no cuentan con el consenso de sus pueblos y eso les permitiría tomar ciertas decisiones políticas como armar esta especie de OTAN árabe. Pero recordemos también la rebeldía de los pueblos y de esos países que, a través de su historia milenaria, no hacen que sea una opción viable que Estados Unidos pueda dominarlos a través de eso. Son ciertos los vínculos cercanos que tienen con Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, con todo el Consejo de Seguridad del Golfo que incluye a Baréin, Kuwait y ya no a Catar que se separó por el bloqueo que tienen. Pero el mundo árabe se cuece aparte y parece que Donald Trump no termina de entenderlo.
Hubo declaraciones cruzadas sobre este supuesto sabotaje a embarcaciones petroleras que iban hacia Estados Unidos, que sucedió en Emiratos Árabes Unidos. Una situación que, de primer momento, no se sabía qué era lo que había pasado, en la que no hubo víctimas fatales –de cuatro embarcaciones que se prendieron fuego–, la retórica israelí fue la única que directamente apuntó los caños a Irán, pero después hubo mucha mesura. Incluso ni Arabia Saudí se animó en un primer momento a decir que podrían haber sido los iraníes. ¿Un atentado de falsa bandera de los norteamericanos para intentar generar una guerra entre diferentes países?
Sí, un atentado de falsa bandera que puede ser de Estados Unidos o de Estados Unidos e Israel, que son los especialistas en este tipo de cosas. Pero lo cierto es que estos países también empiezan a darse cuenta, porque conocen de cerca, este tipo de acciones bélicas y no toman decisiones de manera apresurada.
Evidentemente la historia nos cuenta algunos casos de esos. Así México entró en la segunda guerra mundial, cuando supuestamente un submarino alemán le hundió un barco. Luego se comprobó que era mentira, pero obligó a que Estados Unidos decidiera entrar a la segunda guerra mundial, obviamente como parte de los aliados. Tenemos algunas historias parecidas en lo que fue la independencia de Cuba. Son hechos que no son aislados.
Los servicios de inteligencia son la fuerza de vanguardia en los enfrentamientos bélicos actuales. En ese sentido, estamos asistiendo a un nuevo tipo de guerra que está más relacionado con este tipo de actos. Actos terroristas de falsa bandera que generan una supuesta reacción política a través de lo que pueda llegar a hacer la opinión pública al interior de cada país. Pareciera que los mismos países que fueron damnificados no se creyeron la historia de cuál era el origen de esos ataques.
Vemos cómo Arabia Saudí y el otro bastión de los Estados Unidos en la región, Israel, vienen teniendo un apoyo cada vez más descubierto de sus actos de terrorismos y de delitos de lesa humanidad, ya sea con los asesinatos del pueblo yemení o del palestino, respectivamente. También con el avance en entrega de soberanía a dedo por parte de los Estados Unidos, como los altos del Golán sirios, el movimiento de las embajadas o cómo se refuerzan las sanciones contra la República Islámica de Irán. En ese sentido, pareciera que uno de los motivos de fondo por los cuales Irán se está viendo bajo las agresiones –primero comerciales y luego ya de amenaza de invasión directa por parte de la administración de Trump– es la importancia que está teniendo Teherán en el armado del Eje de la Resistencia junto con otro países de la región con un fuerte componente anti-sionista e anti-imperialista.
Se vio claramente en Siria. Es cierto que la presencia rusa fue muy fuerte después del quinto año de guerra y del intento de invasión en Siria, pero la presencia iraní, tal vez no con tanta gente en el terreno, pero sí ayudando con la logística y la defensa de ese país, terminó siendo determinante. Ahora, imagínate los millones y millones que Estados Unidos invirtió en el intento de desestabilización al presidente Bashar al-Ásad en Siria y de golpe llegan Rusia e Irán y ayudan a mantenerlo en el poder. Primero, porque su pueblo lo apoya, pero después porque también tiene aliados regionales como son Irán y Rusia que balancearon la ecuación militar y hoy, lo que queda, son algunos focos terroristas nada más.
"Desconozco cuál es el radio de giro de los portaaviones estadounidenses, pero no le van a dar los motores para tratar de salir del estrecho de Ormuz.
Evidentemente Estados Unidos va a tratar de cobrarla como sea, el tema es que no terminan de manejar los aspectos culturales, históricos que hacen que los musulmanes chiítas se unan en muchísimos aspectos. Durante el siglo xx, la guerra más larga que hubo fue la Guerra Impuesta de Irak a Irán durante el mandato de Sadam Husein. Hoy, Irak e Irán son dos países hermanados y aliados. Es increíble pensarlo, porque no hace tanto tiempo estuvieron ocho años en guerra, pero los iraníes entienden que eso fue porque estaban bajo la dictadura de alguien como Sadam Husein que jugaba un rol de títere de los Estados Unidos. En la República de Irak, también opera el Hezbolá. Hay un Hezbolá iraquí, así como también el brazo más importante del Hezbolá de los musulmanes chiíta, el partido político del Líbano que ganó las últimas elecciones parlamentarias. Todas estas organizaciones militares, armadas, que no tienen ninguna vinculación con el terrorismo sino que son ejércitos de defensa musulmanes de los pueblos, ya le extendieron su solidaridad a la República Islámica de Irán si algo pasara.
Otra cosa que no terminan de entender los Estados Unidos es la convicción de un pueblo por ser libre, donde la vida individual dentro del mundo islámico no es tan relevante. Convertirse en un mártir para cualquier iraní que está dispuesto a ir al campo de batalla es un honor. En la sagrada defensa, los iraquíes ponían esos círculos de alambre de púa y los soldados iraníes se tiraban sobre ellos para aplastarlos y que sus compañeros que venían detrás los pisen para pasar. Sabían que iban a morir porque iba a pasar todo un ejército. Y nadie dudaba ni nadie le sacaba el cuerpo a tener ese tipo de acciones en pos de ganar una batalla. La vida individual vale poco en relación a tu país y en lo que estás dispuesto a defender. En occidente esa concepción ni existe.
Entonces, si Estados Unidos se mete en una situación como ésta, es porque no está tomando la dimensión. Desconozco cuál es el radio de giro de los portaaviones estadounidenses, pero no le van a dar los motores para tratar de salir del estrecho de Ormuz. Irán tiene realmente un ejército preparado para la defensa de su país y están al tope de su producción en este momento. La convicción de un pueblo y el desarrollo militar preparado para la defensa, es algo que está muy por encima de las posibilidades de los Estados Unidos de atacar. Te doy un ejemplo, con estos movimientos que hubo ahora de barcos estadounidenses, unos pescadores artesanales iraníes –que andan en botes con motorcitos fuera de borda y tiran redes– se acercaron a unos cuarteles militares a pedir armas, para poder tirarles con algo cuando vuelvan a ver un barco de Estados Unidos. Esa es la convicción. Es un pueblo unido, es un pueblo que en este momento está cumpliendo los 40 años de la Revolución y es una revolución que está muy viva, que puede tener muchísimas diferencias hacia lo interior y es un movimiento político que puede tener diferentes enfoques, pero es un pueblo con la convicción de ser libre. Más allá del desarrollo tecnológico, no tienen la capacidad humana de intentar siquiera pensar en invadir a la República Islámica.
Para el periodista de Annur TV y analista internacional, Galeb Moussa, no hay que dar por ciertos los campos de entrenamiento yihadistas en América Latina, ya que, la noticia carece de pruebas y este tipo de divulgaciones profundizan las persecuciones a las comunidades islámicas en la región. El especialista también nos dejó su análisis respecto a las sanciones y amenazas que los Estados Unidos dispersan por diferentes países que comparten una característica: no ser aliados del gobierno de Donald Trump.
Galeb Moussa Hamad, periodista y analista internacional
¿Qué primera reflexión haces sobre las declaraciones del jefe adjunto del Departamento Central de Inteligencia de Rusia, el vicealmirante Ígor Kostiukov, respecto de que en la región hay espacios de entrenamiento de Daesh?
Es una noticia que no está confirmada del todo, es muy vaga, no dice en qué parte de Latinoamérica. En estas cuestiones, cuando la salud de un país está en juego, por ejemplo Venezuela, se empiezan a correr un montón de rumores para crear nerviosismo y desestabilidad en la región. No sé qué harían mercenarios del Daesh o de Al-Qaeda entrenando en Latinoamérica, no sé quién les podría dar lugar, sí a quién le podría servir: Estados Unidos, pero ¿para qué? No le encuentro demasiado sentido. Hay que tener cuidado con este tipo de noticias porque, por ejemplo, aquí en Argentina ha pasado que gente que difunde el islam es detenida y muchas veces sin ninguna prueba, solamente porque somos musulmanes somos sospechosos.
El colega uruguayo, Aram Aharonian menciona en una nota la estrategia de balcanización, incluso en países de América Latina, algo que no es propio de la región, pero lo han hecho en otras partes del mundo, podemos mencionar la división en dos de Sudán o los intentos de crear el Kurdistán en Siria, una situación compleja y que hay que manejar con cuidado por lo que decías, pero no deja de ser llamativo que un alto funcionario ruso haga declaraciones de estas características.
No sé si es segregación. En realidad, no se puede descartar del todo ni afirmar del todo. El jefe de la Dirección Central de Inteligencia de Rusia no es una opinión para despreciar ni tomar a la ligera. Puede entrar dentro de la guerra de propaganda porque sabemos que estos grupos mercenarios los financió, crió y entrenó Estados Unidos.
En esta misma cumbre, la tercera en Seguridad que se realizó en Moscú, quien también hizo declaraciones arribando al aeropuerto fue el general de Brigada de la República Islámica de Irán, Amir Nasirzadeh, remarcando los peligros que está generando la prepotencia y la agresión permanente con la que se está manejando el gobierno de Donald Trump. ¿Qué reflexión haces respecto a esta situación?
Hay una puesta en escena de prepotencia, de imposición por parte de los Estados Unidos, desparramando sanciones a lo largo y ancho del mundo, no importa quién se ponga adelante, puede ser la República Islámica de Irán, puede ser Corea del Norte, o puede ser aquel país que comercia con Irán pero que no tiene una alianza establecida, firme con Estados Unidos. Esto es a colación de la reciente disposición de los Estados Unidos de que todo aquel país que todavía le siga comprando petróleo a Irán va a ser sancionado. Entonces, acá surge la pregunta que nos hacemos todos es –bueno, todos los que podemos pensar en lo que es la autodeterminación, la libertad, la democracia– con qué autoridad otros países tienen que seguir las directrices de los Estados Unidos. No tiene sentido. Estados Unidos está intentando imponer, a la fuerza, su voluntad amenazando y extorsionando a quienes no son sus aliados. De eso no hay ninguna duda.
Vicealmirante Ígor Kostiukov, jefe adjunto del Departamento Central de Inteligencia de Rusia
La importancia que tiene Irán hoy en la región, la influencia cada vez mayor que está teniendo, sobre todo teniendo en cuenta que, pese a las sanciones, a las agresiones permanentes de Estados Unidos y sus aliados, sigue estando en pie y siendo una pieza importante en conflictos como el sirio. ¿Qué opinión te merecen las elecciones en Israel, considerando que es el contrapeso, junto con Arabia Saudí, o el títere que Estados Unidos tiene ahí o que por lo menos coordinan en políticas para tratar de condicionar a la región y teniendo en cuenta que, nuevamente, gana Netanyahu en su quinto mandato?
Es algo peculiar lo que ocurre en el estado de Israel con respecto a los candidatos que había para la primera magistratura. Todos ellos con un discurso claramente violento, belicista, racista, exclusivista, con todas las banderas que encarna el sionismo. No había una campaña proclamando mejoras para el pueblo, tratando de buscar una solución a este estado permanente de tensión que se vive allí, sino que consistía en ver quién era el más violento con los palestinos para ganar las elecciones. Por lo tanto, lo que me deja a mí las elecciones en el estado de Israel, es que la voluntad de la ciudadanía israelí es la de que desaparezcan los palestinos, la de que siga habiendo más muerte, más ocupación, más limpieza étnica.
Bueno, el viernes 26 de marzo que pasó, en una nueva movilización del pueblo gazatí, en lo que se conoce como la Gran Marcha del Retorno del pueblo palestino, casi una decena de palestinos murieron a mano de soldados israelíes.
Las Marchas del Retorno, que se vienen realizando desde hace más de un año, siempre dejan victimas mortales, porque es un claro ejemplo de lo que se está disputando. Por un lado, la recuperación de la tierra ocupada y, por otro, la patente de ocupación de un usurpador europeo que hace 70 años se le ocurrió instalarse artificialmente sobre la tierra de otro pueblo. Realmente, la represión que ejerce el estado de Israel y que nunca es condenada, siempre queda impune, alarma porque a cualquiera por mucho menos le invaden el país.
Es un lugar complejo. Atravesado por un montón de situaciones, fundamentalmente por esta doble vara y cómo los israelíes o norteamericanos suelen terminar haciendo lo que quieren sin tener consecuencias, por lo menos en términos concretos, sí puede haber un repudio en término de los organismos multilaterales y demás, pero siempre termina más en una declaración que en otra cosa.
Perdón, yo no creo que Israel esté sancionada, bloqueada económicamente ni nada, y, si hay resoluciones de las Naciones Unidas, no las cumple tampoco. Entonces, una república como la de Irán que, si nos ponemos a revisar la historia, salvo la Guerra Impuesta con Irák en los años 80, no tuvo conflicto con ningún otro país desde hace más de 500 años. Sin embargo, está sancionada. Con qué vara medimos.
También se explica en que la gran mayoría de los organismos multilaterales creados post-segunda guerra mundial están controlados por Estados Unidos o Europa.
O el sionismo.
Bueno, la banca internacional también tiene un gran papel en estas situaciones.
Pongamos en claro esta cuestión. No hay que desdeñar lo que es el sionismo. El sionismo no es precisamente el estado de Israel. El sionismo es una idea política a la cual adhieren muchísima gente, incluso no judíos, hay sionismo cristiano que también está ahí haciendo baza sobre la política en cualquier parte del mundo. Entonces, a esto no hay que despreciarlo ni dejarlo de lado cuando, por ejemplo, el lobby sionista es el que maneja –prácticamente– el Congreso de los Estados Unidos. Yo no le echaría la culpa directamente a Estados Unidos y a Europa, el sionismo tiene gran parte de la responsabilidad en la toma de decisiones en muchísimos países.
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