Psicovid-19: Los que sobran, ecofascismo, necropolítica… y el miedo

Psicovid-19: Los que sobran, ecofascismo, necropolítica… y el miedo

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

POR NICOLÁS CENTURIÓN*

En no mucho tiempo se tendrá que meditar y analizar sobre las razones por las que el Covid-19 impactó tanto en la dinámica mundial. Una pandemia de miedo.

La ola expansiva resultó ser peor que la bomba. ¿Qué factores hicieron saltar los resortes de la paranoia cuando las muertes de otras enfermedades son cuantitativamente muy superiores al coronavirus? ¿Los medios de comunicación infundiendo temor? ¿Quien se sirve del miedo?

La disyuntiva que plantea el abordaje sobre esta pandemia es la vida por encima del capital y viceversa. O su otro par, la economía sobre la salud y viceversa. Una tercera opción pero muy similar la planteó una senadora uruguaya, de la coalición de derechas gobernante: la propiedad por encima de la vida, y agregó que “decir lo contrario sería una ofensa.” para su fuerza política.

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Antes de situarnos en el acontecer actual, es necesario remontarnos a unas décadas atrás para ver un poco las razones que cimentaron el miedo global.

El siglo corto, como lo denominó Eric Hobsbawm, finalizó con la caída del muro de Berlín en 1989 y luego con la posterior disolución de la URSS en 1991. La hegemonía de Estados Unidos parecía no tener fin y Francis Fukuyama, asesor del entonces presidente George Bush, en un intento de clausurar cualquier posibilidad insurrecta, sentenció el “fin de la historia” al haber vencido al gigante rojo.

Se tenía que diseñar un nuevo enemigo de “los países libres” de Occidente. Entonces aparecieron en escena los musulmanes, Afganistán, terroristas y árabes. Todos mezclados en una ensalada que beneficiaba a los hacedores de guerras. Mientras EEUU  daba la lucha contra el “terrorismo” invadiendo países, China se preparaba como potencia hegémonica.

En 2008 sucede la crisis financiera a nivel mundial, que tiene como emblema o símbolo la quiebra de Lehmann Brothers. Una crisis del sistema que hizo vibrar los cimientos del capitalismo, pero como hasta el momento ha sucedido, fue la opción de los bancos por encima de la vida, el salvataje del capital ficticio ante la vida material y concreta.

La hegemonía estadounidense ya se encontraba cuestionada y el eje mundial empezaba a virar hacia Asia. Un antecedente de ello es el debate Arrighi-Wallerstein, donde el primero anunciaba con gran tiempo de antelación el avance del gigante asiático. La crisis del 2008 siguió dando sus coletazos en 2013 y comenzó a explotar a principios de 2020. El enemigo a temer eran los asiáticos. Específicamente un enemigo invisible: “un virus chino.”

¿La pandemia fue tapadera o excusa para la crisis?

Las interrogantes se repiten: ¿La crisis se aceleró debido a la pandemia? o ¿la pandemia sirvió de tapadera para la crisis o de excusa para la misma? De tener que aventurar una respuesta, creo que es parte del mismo plan. Una crisis mundial estaba en ciernes. Había que hacer un shock y esta vez se precisaba contraer la economía, aplacar las protestas sociales y amenazar la salud de la gente sin distinción de clase.

El tablero mundial se está reconfigurando. Los dueños del capital se están reconfigurando, es un barajar y dar de nuevo, pero siempre dentro del mismo juego. Esta crisis es una puja dentro del sistema capitalista. Las empresas que sobrevivan absorberán a las que quedaron en el camino. Eso implica un proceso de mayor concentración: los grandes capitales quedarán en cada vez menos manos y en paralelo el ejército de reserva engrosará sus filas.

Se suele decir que toda crisis es una oportunidad, pero ¿oportunidad para quienes? Para la clase trabajadora… muy difícil. El virus no va a tumbar al sistema como dice Slavoj Zizek y bien lo rebate Byung Chul Han. Pequeño detalle el de Zizek de olvidarse del sujeto de la revolución, siendo marxista.


Esta pandemia, es un parteaguas de nuestra era contemporánea. Lo que los medios de comunicación hegmónicos han repetido a coro, “la nueva normalidad”. Es la nueva nomenclatura para decirnos “no hay vuelta atrás”.

Es interesante como se nos plantea esta tríada: “no hay vuelta atrás” nos clausura el pasado. Aunque ¿desde este rincón del mundo volveríamos atrás? ¿La vieja normalidad era beneficiosa para los pueblos de Nuestramérica? Claro que no. Tampoco. Pero no tenemos opción.

Aquí entra en acción la tercera parte de esta tríada. El pasado clausurado, el presente de la nueva normalidad y un futuro de aceptación sumisa con el “no hay alternativa”, acuñado décadas atrás por Margaret Thatcher.

¿Qué papel debe cumplir la psicología o las psicologías?

Muchas veces la psicólogía actúa como agente paliativo del sistema, de la crisis y de sus desigualdades. Muchas veces es mera espectadora de la realidad y su acontecer, de análisis en la epidermis de la sociedad y forma parte poco de su transformación. Es de destacar de igual manera corrientes como la Psicología de la Liberación, la psicología política, o el estudio de las patologías a raíz del capitalismo.

¿Dónde se ubica la psicología en un mundo donde el 1% tiene la misma riqueza que la mitad más pobre de este mundo, unos 3.600 millones de seres humanos?. ¿Qué mecanismos son los que operan la mente humana para legitimar y validar este mundo desigual? Se ha estudiado mucho esto, la superestructura, el sentido común, la cultura, la hegemonía, los valores, pero la psicología todavía tiene para darle una vuelta de tuerca más a esta temática.

¿A qué nueva normalidad nos estamos adaptando?

Estábamos en un mundo sumido en la incertidumbre y esta pandemia nos corrió el eje de la atención, pero la disputa comercial EEUU vs China sigue en pie. Así como la lucha del dominio del 5G, el avance del neofascismo en Europa, el calentamiento global y el cambio climático, las protestas en Francia, en Ecuador, en Haití y en Chile, la ola verde feminista en varios puntos del mundo.

Luego de unos meses y pensando en la postpandemia se puede vislumbrar que la misma benefició a los grandes sectores concentrados, aplacó manifestaciones que estaban por tumbar gobiernos, generando, a la vez,  altos niveles de movilización. No solo eso, sino que además generó un brote de ecofascismo.

Para los que no están familiarizados con el término, es el fascismo disfrazado de ecologismo, donde se propone que el verdadero virus es el ser humano, contrario a los que proponen desde el campo popular que el verdadero  virus es el capitalismo.

Si seguimos su razonamiento, hay demasiados humanos en el mundo, contaminamos todo, derretimos los polos, extinguimos especies. Es cierto. Pero no es el ser humano per se, sino el modo de producción de este sistema que genera estas consecuencias terribles.

Si damos por bueno que el ser humano es el virus, entonces hay gente que sobra y que debe morir. Allí la cuestión se empieza a complicar: ¿quién decide quién muere y quién vive? Es un dejar morir y un hacer morir. Una necropolítica como señala el camerunés Achille Mbembe.

Se refuerza la xenofobia, el cierre de fronteras, el distanciamiento social, el aislamiento físico y moral. El temor al otro. El otro pasa a ser un agente contagiante y contagiado. Y uno mismo también. Todos pasan a ser potenciales enemigos.

Lo interesante de esto no es que ahora de manera “democrática” todos seremos discriminados o todos corramos con la misma suerte. No, todo lo contrario. Este miedo siempre será apuntado hacia los sectores marginados, a los pobres, los negros, los trans, los extranjeros, etc. Es un estigma que se les va a cargar sobre las espaldas sobre “los otros”, que ya les habían sido cargados.


Aquí, en Latinoamérica, se debe potenciar el pensar desde el Sur, con el Sur, mirando hacia el sur. No el sur por el sur en sí mismo. Sino por un conocimiento situado y un bagaje cultural, social y político que arrastramos desde hace más de 500 años. Debemos pensar y repensarnos desde este capitalismo atrasado, deforme y periférico, con nuestras propias claves y con nuestros propios ojos. Construir y deconstruir desde la epistemología hasta el arte.

La oportunidad que se le presenta -o más bien obliga- a las organizaciones políticas, sociales es a romper con viejos esquemas, desafiar a la imaginación, estirar sus límites. A todo pensamiento dogmático, a toda frase y axioma incuestionable, se le debe colocar, al principio y al final, un signo de interrogación.

Publicado originalmente en estrategia.la


* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional
de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista
asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
¿Qué sabemos del COVID-19?

¿Qué sabemos del COVID-19?

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Por Nasim Iusef Venturini*

Hace dos meses no sabíamos nada del coronavirus. Tal vez hubo algún código con registro temporal previo, pero a priori no sabíamos nada. O por lo menos nosotres.

El asunto es que el COVID-19 es de la familia de virus de veloz propagación, alto contagio, baja mortalidad en personas sanas, que pone en peligro a las personas con enfermedades preexistentes y a los grupos de riesgo. Se puede transmitir sin reportar síntomas y eso es lo que lo hace peligroso.

Copó la escena mundial y todos los países entraron en jaque. La libertad occidentalizada se derrumbó, al igual que lo hicieron las bolsas de todo el mundo, que no son más que la expresión de una avaricia descontrolada que es en parte responsable de este rumbo inhumano de esta humanidad.

De fácil transmisibilidad

En países del este Asiático, hubo epidemias con características similares hace pocos años (en la contagiosidad del virus) que permitieron que esos países aprendan a controlar este tipo de epidemias que surgen en pleno siglo XXI y con desarrollos en sistemas de monitoreo epidemiológico jamás alcanzados anteriormente.

Por eso países como Corea del Sur, Taiwán, Japón y China utilizaron todo el aprendizaje previo y la fuerza del Estado para mitigar la propagación de este virus que hoy está mostrando la fragilidad de los sistemas como los conocemos.

Velocidad de la propagación

De repente la interconectividad física y virtual que existe en estos días es muy distinta a la que había tan solo unos años atrás cuando surgieron esas epidemias en oriente que pusieron en vilo a todo el mundo y que pudieron ser mitigadas. No sin dificultades ni muerte, pero sí pudiendo contener y mantener la rectoría de los sistemas de salud para que no desborden y que el pánico no se expanda a la velocidad de un tweet.

Hoy la interconexión a la que accede gran parte de la población mundial nos muestra un show de la realidad, mientras facturan y generan mensajes de odio e intolerancia. Por eso, más allá de la pandemia, hay una infodemia que también se esparce y contagia el miedo en un contexto de incertidumbre global a gran escala.

Queda en evidencia la necesidad de sistemas de salud que puedan contener a las demandas de la sociedad incluso en caso de pandemia. Pero no, eso no se “planifica”. Solo cuando la urgencia corre y nos preocupa que los centros de salud y hospitales no den abasto, es cuando recordamos que los sistemas del sector público (que responden en caso de emergencias por ser empleados del Estado) tienen miles de trabajadores precarizades y en condiciones que podrían haber sido mejoradas previamente si no se percibe a la salud como una variable de ajuste, cosa que se profundizó durante la gestión macrista.

Ciudadaneando la cuarentena

Ante esto, empieza a urgir la necesidad de ejercer la ciudadanía por parte de quienes tenemos los medios y las posibilidades de hacerlo. Respondemos a las recomendaciones del Estado Nacional y su Ministerio de Salud, que tomó la rectoría del sistema para la mitigación de la pandemia y muches nos sentimos orgulloses de ver como se prioriza la salud de las personas y se tratan de tomar medidas para paliar la situación de les más vulnerables, rompiendo con los protocolos y libritos de economía importados, incluso ante un panorama totalmente incierto del futuro.

Hoy, como ciudadanes se nos exige, en el marco de una pandemia global que nos requiere guardades en casa, que podamos dimensionar que nuestro aporte es ese. Este ordenamiento actitudinal por parte del Estado, reflota muchos virus anteriores que tiene nuestra sociedad, como el punitivismo. No faltaron quienes desde la comodidad de sus hogares denunciaron a laburantes que se dirigían a sus trabajos o transeúntes sin rumbo que también están en riesgo en una situación de estas características.

La invitación a la solidaridad y la necesidad de abordar de una forma más empática este tipo de situaciones reflota actitudes muy valiosas que se despliegan desde las entrañas de nuestro pueblo. Los colectivos que siguen trabajando en la total informalidad para brindar alimentos en los comedores comunitarios, aquelles trabajadores que no son convocados a ser aplaudidos a las 21 hs como acto de redención en el contexto de autoencierro que habitamos estos días, también hacen que algunes podamos ciudadanear y respetar la Cuarentena para mitigar el impacto de la pandemia en estas tierras.

¿ Y el sistema de salud?

En un Estado Nación como el nuestro, donde la responsabilidad de la salud de los ciudadanos recae en las provincias (por la Constitución, reformada en el ’94), la rectoría a nivel central que se ejerce desde el Ministerio de Salud de la Nación es realmente importante y más en estos momentos donde se necesita una respuesta unificada en todo el territorio nacional para evitar la propagación de esta pandemia que pone en vilo al mundo como lo conocemos.

Nuestro sistema de salud alimenta lógicas que no serán discutidas en esta nota. Sí se dirá que necesitamos un sistema de salud integrado, en el que se priorice a las personas, se den respuestas ante situaciones de extrema complejidad como la que estamos atravesando y no se dé lugar al enriquecimiento espurio, que muches sabemos que suceden en el campo de la salud.

La velocidad de la información y la difusión de sutiles mensajes de miedo y desesperación por parte de los medios concentrados, son replicados y reinterpretados por muches que, inmersos en esa realidad que generan los mentimedios y sumados a una ideología reaccionaria, reproducen todo el tiempo los mensajes que confunden e infunden el pánico.

La respuesta ante la pandemia

La respuesta política del Gobierno a nivel nacional, requiere la coordinación y comunicación que está llevando a cabo, con el trasfondo de cuidar y proteger a la población, tratando todo el tiempo de mantener la calma y mostrarse activos y atentos en una situación que desborda los sistemas de los países centrales, donde al final vemos que no son tan distintes a nosotres, solo que elles se quedaron con el oro que saquearon de nuestras tierras.

En el medio estamos nosotres y nuestras cotidianidades particulares, que de pronto se vieron condicionadas concretamente por una situación externa que demanda que respondamos al “poder” del Estado y que nos quedemos en nuestras casas (quienes podemos) y empecemos a habitarlas.

Habitarla y habitarnos. Como seres que en medio del desconcierto general seguimos tejiendo redes para que las cosas sucedan. Que de repente nos encontramos en nuestras casas y a cada une le surgirán distintos problemas. Que tendremos tiempo para hacer/disfrutar cosas que creíamos olvidadas o sencillamente ignoradas, como el cuidado de cada une y que eso también cuida al resto.

Ante tanta desesperación, comunicación sincera, de esa que manifiesta qué sentimos, qué vemos en un mundo que se encuentra transmutando de una forma que creíamos que conocíamos a una que desconocemos totalmente.

Es la hora de asumirnos como brutales e ignorantes, y empecemos a observar a nuestro alrededor, a valorar lo próximo, a quienes tenemos al lado. Que esos lados empiecen a tomar otras dimensiones y mientras seguimos sin saber nada de COVID-19, empecemos a saber de nosotres mismes.


* Lic en Economía, integrante del colectivo "Economía a pata", Co-conductor de “Promocionando la Salud” (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Economía de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Trinchera.
DE PANDEMIAS, EPIDEMIAS Y ENDEMIAS

DE PANDEMIAS, EPIDEMIAS Y ENDEMIAS

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por Hugo Spinelli*

La desigualdad social es una pandemia más grave que el coronavirus.

¿Por qué mutan los virus? Es una pregunta sin respuestas consensuadas. En el caso del coronavirus, las respuestas van desde hipótesis conspirativas a la cuestión del cambio climático, las prácticas culturales de alimentación o la falta de control sanitario en mercados populares. Nada distinto se vivió con la epidemia de la gripe llamada porcina, en sus inicios, que mutó de repente a H1N1, tomando así un carácter científico y alejándose de la polémica con la industria porcina que denunciaba “discriminación”. Ahora no se habla de porcinos, sino de serpientes y murciélagos.

Las epidemias están ligadas a intereses comerciales, económicos y políticos a lo largo de la historia. Y en función de ellos se fomentan el pánico, la discriminación y las oportunidades de negocios. La gente transmite preocupación si siente que alguien tose en un transporte público, se producen miradas de temor. Ya se informa que ha aumentado la venta de barbijos. En ese contexto, debemos preguntarnos: ¿la población de origen chino comenzará a ser estigmatizada y los supermercados chinos perderán clientes? La información estructurada como alarma lleva a esas situaciones, he aquí la responsabilidad de los medios de comunicación social en una epidemia.

Pero otra pandemia azota al mundo y de ella no se habla, a pesar de que provoca todos los años millones de muertos y enfermos, y que convivimos con ella cotidianamente: se trata de la desigualdad social. Pero esta pandemia no es noticia, no recibe la atención que debiera, dada su magnitud. Esto señala la relación entre las catástrofes epidemiológicas y el poder. Ya no se trata de bacterias ni de virus que mutan, se trata de sociedades que dominan a otras sociedades, se trata de una misma sociedad en la que se han perdido principios básicos de solidaridad, situaciones mucho más peligrosas que cualquiera epidemia.

William H. McNeill en su libro Plagas y pueblos describe el impacto que las enfermedades infecciosas han ejercido en la historia, condicionando y modificando su curso. Cita cómo una plaga desmoralizó al ejército ateniense durante las guerras del Peloponeso; cómo una epidemia asoló el Imperio Romano antes de su decadencia; cómo en el siglo XVI la viruela fue lo que permitió a Hernán Cortés, con solo seiscientos hombres, conquistar el Imperio Azteca, conformado por millones de personas. Las epidemias han acumulados muertes a lo largo de la historia, se calcula que la viruela ha dejado más de 300 millones de muertos, el sarampión 200 millones, la gripe española 100 millones, la peste negra 76 millones, el tifus 4 millones y el cólera 3 millones. En diferentes épocas, otras epidemias —sin tener tal magnitud— azotaron a la humanidad: la lepra, la malaria, la sífilis y la fiebre amarilla son algunos ejemplos.

Tal como señala Eduardo Menéndez (antropólogo argentino radicado en México), durante las epidemias los medios de comunicación presentan la información en términos negativos, alarmistas y catastróficos, generando espectacularidad y sensacionalismo, concentrando la información en lo trágico, en el escándalo y en el desastre. Pero lejos está —en general— la intención de ayudar a pensar y a fortalecer mecanismos de solidaridad, evitando la discriminación.

Una información sesgada hacia el espectáculo.

La situación de la epidemia de coronavirus debe recibir nuestra atención, pero bajo ningún punto de vista puede hacernos olvidar nuestros problemas sociosanitarios, algunos crónicos, de carácter epidémico o endémico. Refresquemos la memoria con algunos datos de Argentina: los últimos registros oficiales del Ministerio de Salud informan que cada año hay 10.500 casos nuevos y más de 500 muertos por tuberculosis. La endemia de Chagas tiene más de 2 millones de infectados y 500 muertos por año. Desde hace mas de una década asistimos a una epidemia de sífilis congénita con muy alto subregistro que nos lleva a suponer de la existencia de decenas de miles de casos anuales. Las desiguales Argentinas se expresan en las endemias regionales como la leishmaniasis en NOA y NEA, la hidatidosis en la Patagonia, los casos dispersos por el país de leptospirosis y hantavirus, la amenaza real de epidemia de dengue desde hace más de 20 años; las casi 3.000 personas que cada año mueren por armas de fuego; las más de 500.000 mujeres que deben enfrentar cada año un aborto clandestino y de las cuales 500 pierden la vida; los casi 1.500 muertos anuales por SIDA. La epidemia no asumida de muertes violentas—sobre todo en jóvenes— entre 10 y 29 años con más de 2000 muertes todos los años, en su gran mayoría hombres y que se deberían relacionar con la cuestión patriarcal.

Frente a los datos anteriores, los medios de comunicación social comerciales callan, omiten los grandes y crónicos problemas sociosanitarios. Y si los informan, lo hacen desde lo extraordinario y no sobre lo común, ocultando las magnitudes en lo que comunican. Así la información entretiene y no obliga a pensar. Las epidemias se vuelven espectáculo. Los medios transmiten la idea del riesgo personal que fortalece el planteo de la sociedad del riesgo que lleva a vidas autocentradas, en las que el narcisismo desplaza a la solidaridad, y el riesgo disciplina, fundamentándose en la vieja estrategia de culpabilizar a la víctima, mecanismo descripto por la escuela de sociología de Chicago y utilizada tanto por la medicina, como por el racismo y el sexismo.

Vale ante esta nueva epidemia volver a recordar al primer ministro de Salud de la Argentina, Ramón Carrillo quién afirmaba: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios como causas de enfermedades son unas pobres causas”.

Ramón Carrillo con el matrimonio Perón.

DE PANDEMIAS, EPIDEMIAS Y ENDEMIAS

Publicado originalmente en Cohete a la Luna


* Director del Instituto de Salud Colectiva, Universidad Nacional de Lanús
Aquí tiene un espejo, señor Piñera

Aquí tiene un espejo, señor Piñera

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

POR MIRANDA CERDÁ CAMPANO*

Sebastián Piñera volvió a arremeter contra la República Bolivariana de Venezuela. Dijo, entre otras cosas, que Maduro “tiene los días contados” y que “no hay democracia, ni libertad de expresión; hay presos políticos y no hay respeto por los derechos humanos”. Si se hace un análisis de los 15 meses de gobierno del actual mandatario chileno, se observa con bastante claridad la hipocresía con la que se maneja la derecha en Nuestra América.

Quizás a Piñera se le olvidó el informe que le enviaron desde Amnistía Internacional hace algunos días. El documento se titula “El presidente Piñera nos debe” y en la introducción se señala que durante este año de gestión “el gobierno ha tomado decisiones que lamentablemente implican que la deuda en derechos humanos ha crecido en lugar de disminuir”.

En materia de género, el informe indica que no se ha asegurado una apropiada aplicación de la ley que despenalizó el aborto y tampoco se ha avanzado en la implementación de una educación sexual integral desde las etapas más tempranas de la vida escolar. Además, el gobierno eliminó la promoción de la igualdad de derechos en materia de matrimonio y, en la misma línea, restringió la ley de identidad de género que facilita la posibilidad de cambio de nombre y sexo registral para menores de entre 14 y 18 años.

Piñera, que pareciera ser todo un promotor de los derechos humanos cuando habla de Venezuela, ha sido muy cuestionado por su política migratoria. La migración es un derecho humano y, sin embargo, a través de decretos de urgencia, el gobierno dispuso un proceso de regularización masiva (muy engorroso para los migrantes), además de impulsar la entrega de visas en los consulados de los países de origen con criterios que los expertos califican de discriminatorios, selectivos, y limitados. Por otra parte, el gobierno rechazó el Pacto Global para la Migración Segura, Ordenada y Regular de Naciones Unidas, del cual Chile había sido un gestor destacado.

El conjunto de estas políticas proviene de la necesidad que tienen muchos gobiernos de derecha de usar la migración como un instrumento político: culpar a los extranjeros del crimen, la desigualdad y todos los males sociales es una vieja táctica para exculpar a los verdaderos culpables de las crisis.

Otro de los puntos cuestionados en el informe es la consulta indígena a través de la cual se pretende modificar la Ley Indígena (Ley 19.253) y que solo apunta a justificar una mayor penetración del capital extractivo a territorio mapuche. El gobierno, con la clase empresaria en el poder, busca mediante engaños, mentiras y fraudes, que los empresarios capitalistas puedan ingresar al wallmapu. El proceso fue criticado por el relator de ONU sobre Pueblos Indígenas y por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, pero como siempre, se utiliza el aparato comunicacional en manos de los grandes grupos económicos, para tratar de hacer creer al resto de la población chilena que es un grupo minoritario el que se opone a la consulta indígena, a pesar del enorme rechazo que hay en las comunidades de todo el wallmapu.

Por último, el documento sostiene que el gobierno de Sebastián Piñera también ha detenido el proyecto de reforma constitucional que busca declarar imprescriptibles e inamnistiables los crímenes de lesa humanidad, aparte de haber debilitado la creación de una comisión calificadora permanente de víctimas de tortura política.

La impunidad que supone esta serie de medidas, sólo permite que los delitos de lesa humanidad se repitan, al mismo tiempo que habilita el uso excesivo de la fuerza de Carabineros en su actuar. La represión ejercida en contra de estudiantes, organizaciones sociales y el pueblo mapuche se ha vuelto moneda corriente durante el gobierno de Piñera.

El sistema educativo también se orienta bajo los principios neoliberales. La Ley de Aula Segura que habilita a funcionarios policiales a requisar a lxs estudiantes antes de ingresar a clases cada día y otras políticas similares, han llevado a la totalidad de la comunidad educativa a las calles en las principales capitales del país. Lxs estudiantes se han movilizado con una creciente energía desde finales de abril. Como si no fuera suficiente el clima de persecución, el gobierno se ha sumado a una propuesta realizada por un organismo consultor para quitarle la condición de obligatoria a las asignaturas de Historia y Educación Física. Algo similar había ocurrido años atrás con Filosofía, propuestas o decisiones que expresan el fuerte interés de las elites por moldear una futura masa laboral con bajo nivel reflexivo y cultura histórica, social y, especialmente, política.

La agenda del gobierno de Piñera no pasa por el fortalecimiento de los sistemas públicos, ni en salud, educación o vivienda, y donde puede intenta introducir al sector privado. Es lo que está sucediendo con la Educación Pública y así lo entienden lxs maestrxs que llevan más de tres semanas de paro y protestan contra esta reforma que se pretende introducir en el plan de estudios. Además exigen el pago de un bono para lxs docentes de la educación diferencial y enumeran 11 puntos entre los que se destacan el desconocimiento por parte del Estado chileno del reajuste salarial que desde 1981 deberían haber recibido lxs profesores, el agobio laboral, la titularidad de las horas de extensión y el fin al doble proceso de evaluación docente.

“El gobierno tiene que escuchar que estamos defendiendo la Educación Pública, totalmente abandonada por un gobierno que quiere que se siga deteriorando para que los amigos privados arremetan con sus negocios”, dijo, a modo de consigna ante una marcha de colegas en Valparaíso, Mario Aguilar, el presidente del Colegio de Profesores.

El abandono de la educación pública esconde una serie de efectos que van desde las extensas jornadas de trabajo y aspectos salariales a una completa falta de inversiones en infraestructura. Una suma que ha deteriorado los niveles de la educación pública chilena y que deja entrever la enorme brecha entre los rendimientos de la educación pública y la privada. Un proceso de decadencia que también se expresa en las enormes desigualdades de la sociedad chilena.

Con un gobierno en retroceso y sin respuestas, es posible que estemos en las puertas de un interesante proceso de acumulación de fuerzas por parte de la ciudadanía y sus organizaciones. El retroceso de Piñera y la falta de respuestas por parte de su gobierno, junto con procesos similares desarrollándose en el resto de Nuestra América, ponen en evidencia la crisis del ascenso político conservador que comenzó hace pocos años. Bolsonaro enfrenta una ofensiva desde varios flancos que prácticamente lo han dejado inmóvil y sin respuestas, Macri ha llevado a la economía argentina al desastre, Moreno en Ecuador se encuentra al borde de la caída de su silla presidencial, y Duque ha sido desenmascarado por sus relaciones con el paramilitarismo y el propio narcotráfico.

En contrapartida se anuncian los vientos de recuperación de los proyectos nacionales, populares y progresistas: la recuperación del diálogo en Venezuela, la línea independiente y latinoamericanista de López Obrador en México, la firmeza de Evo Morales en Bolivia, las iniciativas electorales del peronismo en Argentina y la revelaciones de la conspiración ilegal contra Lula en Brasil abren una compás de esperanza para un nuevo impulso de los procesos emancipadores en la región.

Honduras Insurgente

Honduras Insurgente

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Por Nicolás Sampedro*

Foto: Agencia EFE

Diez años atrás nos conmovieron sus llamados: éste es un golpe de estado, nos decían. Y mucha gente descreía que fuera posible un golpe de estado en el siglo 21. Pero ahí andaban ustedes de maestras, en ese laboratorio de los gringos, pero también en ese gigantesco escenario de las rebeldías que es Honduras.[1]
Feministas de Abya Yala, Junio de 2019

Este viernes 28 de junio se conmemoraron los 10 años del Golpe de Estado que sufriera el presidente electo Manuel Zelaya. Desde esa fatídica noche en la que las Fuerzas Armadas tomaron por la fuerza al mandatario y lo deportaron (en pijamas) a Costa Rica, todo lo que ha sucedido hasta la fecha ha sido en desmedro de los derechos del pueblo de ese país hermano.

Años después, en su libro “Memorias”, la ex Secretaria de Estado de Estados Unidos y ex-candidata demócrata a la presidencia de ese país, Hillary Clinton, reconoció que la administración de Barack Obama estuvo detrás del golpe. La razón era muy sencilla: seguir controlando un país estratégico para sus intereses en la región.[2]

Cabe menciona que no es la primera vez que el imperio norteamericano se entromete en los asuntos de otros países (lo sigue haciendo hoy en día). Honduras tiene larga data en materia de intervenciones.

Tal como lo afirma el integrante del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), Gilberto Ríos: “En 1954, con el apoyo del gobierno hondureño, las tropas que llevaron a cabo el golpe contra Jacobo Arbenz, en Guatemala, salieron de nuestro país. Lo mismo en 1963 con el golpe de estado contra Juan Bosch en la República Dominicana. En la década de 1970, nuestro territorio nacional se usó para combatir a las guerrillas salvadoreñas y en la década de 1980 Honduras se convirtió en la base de la contrarrevolución nicaragüense[3]

El político hondureño resalta el rol que hoy juega el país en la estrategia imperial, en donde la Base Aérea norteamericana de Palmerola[4] ha sido clave para muchas de estas acciones. Además agrega que su país es estratégico porque tienen “tres fronteras terrestres, nueve marítimas. Somos el país de América Central más cercano a Cuba, con una amplia frontera también con Nicaragua, y somos una importante retaguardia para planificar los ataques a Venezuela[5].

Desde esta perspectiva, fundamentalmente sabiendo lo que implica este país para los intereses norteamericanos en la región, es que se puede comprender no sólo por qué el actual usurpador del cargo de Presidente, Juan Orlando Hernández, sigue teniendo el apoyo de la administración Trump.

Hernández ha militarizado el país en la última semana, producto de la imposibilidad de controlar el descontento social que generaron 2 decretos de 2018 que llevaban su firma, el 026 y el 027. En éstos se daba facultades a los ministros de las áreas de Educación y Salud para despedir a discreción a docentes y médicos según lo consideraran.

Éste hecho fue abalado por el parlamento a finales de abril de este año, lo que generó el descontento, en principio, de los sindicatos docentes y médicos que al instante llamaron a paro hasta que se deroguen.[6]

Desde ese momento hasta la fecha todo lo que ha hecho el gobierno hondureño ha sido represión, campaña de estigmatización y desconocimiento de los reclamos populares. En la última semana, y luego de más de un mes de movilizaciones, la Policía Militar se cobró la vida de 3 personas[7], dejó un saldo de más de una veintena de heridos y otros tantos detenidos.[8]

Tal como lo detalla el investigador colombiano del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, Javier Calderón Castillo, estas medidas no son otra cosa que la continuidad de las políticas de privatizaciones y endeudamiento iniciadas por el sucesor del golpe Porfirio Lobo (2010-2014).

Calderón señala que “El Gobierno de Hernández no tiene intención de debatir las reformas porque corresponden a exigencias internacionales. Honduras acaba de aceptar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en modalidad combinada de Derechos Especiales de Giro (crédito stand by) y de Servicio de Crédito Ampliado de 24 meses, por un monto de 311 millones de dólares, lo que supone aceptar duras condiciones establecidas por el FMI, de orden estructural y detalladas según la carta de intención de Honduras, que seguro se obliga a un fuerte ajuste de la política fiscal”.[9]

Así como sucedió en Argentina y en el resto del continente, el organismo internacional de crédito, sirvió y sirve a los intereses corporativos (fundamentalmente norteamericanos y europeos) para extorsionar a los países. La situación se complejiza aún más si se considera que Honduras en ésta década alcanzó una deuda externa de más 16 mil millones de dólares[10] y que es un país con más del 60% de la población bajo la línea de la pobreza y que “una de cada cinco personas vive en la pobreza extrema, según datos del Banco Mundial del 2018[11].

Las protestas y movilizaciones populares en Honduras fueron ferozmente reprimidas desde el Golpe de Estado a Zelaya hasta la actualidad. Precisamente el ex-presidente y actual referente nacional del Partido Libre, señaló a la prensa que  actualmente el país vive “un brote de insurrección popular”[12].

Ante la imposibilidad de contener el descontento social pese a la represión, sumado al paro de transportistas de carga que dejó sin combustible a Tegucigalpa (la capital hondureña) y el paro de las Fuerzas Especiales de la policía (conocido como “de brazos caídos”[13]), Hernández, decidió militarizar el país[14] y habilitar el ingreso de más de 300 Marines norteamericanos.[15]

El escenario represivo no es nuevo para los hondureños. Según datos difundidos por la Asociación por la Democracia y los Derechos Humanos (ASOPODEHU), en el último año, el país centroamericano ha vivido al menos 118 incidentes violentos contra defensores de derechos humanos.

Según esta organización “los agresores de los defensores de los derechos humanos se menciona al Presidente de la República y el del Congreso Nacional, al Ministerio Público y al Poder Judicial y la Policía Nacional, en sus diferentes ramas. La Agencia Técnica de Investigación Criminal, (ATIC), y la Policía Militar”[16].

Como se puede observar, un dispositivo de violencia institucionalizado que da cuenta de la innumerable cantidad de denuncias sobre la represión ejercida desde el Estado que comanda Juan Orlando Hernández. Una situación que vienen denunciando a pulmón mucho medios de comunicación alternativos ante el silencio de la “gran prensa” que todo lo intenta acallar.

Así lo relata la periodista y defensora de Derechos Humanos, Diana Meza[17], quien desde su portal «Pasos de Animal Grande» ha denunciado innumerable cantidad de vejámenes contra la población. Hecho que le costó amenazas de muerta tanto a ella como a sus familiares y compañeros de trabajo.

La dinámica de aprietes, persecución, estigmatización y hasta asesinatos no se han modificado. Honduras es de los países que encabeza la lista de asesinatos a periodistas y defensores de derechos humanos y ambientalistas. Sin dudas el caso de Berta Cáceres[18] ha sido uno de los más emblemáticos por lo que significaba su lucha contra la hidroeléctrica DESA.

Foto: La Prensa (Honduras)

Esta misma dinámica se repite con quienes ejercen la profesión periodística. Según el Informe del Comité por la Libertad de Expresión (C-Libre) publicado a finales de mayo, en los últimos 16 años, han sido asesinados 77 colegas en esa nación y un 90% de ellos aún siguen impunes.[19]

La cifra de violencia se vuelve aún más escandalosa si se tiene en cuenta que entre 2010 y 2016, según la UNAH (Universidad Nacional Autónoma de Honduras) cerca de 21 mil jóvenes en edad escolar han sido asesinados. Honduras se volvió uno de los países más violentos y peligrosos del mundo.[20]

Como señala el es defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos, Ollantay Itzamná, “Hace 10 años atrás, la resistencia popular planteaba proceso constituyente popular para refundar el Estado. Dicha propuesta fue pospuesta por el partido Libre. Ahora, al parecer, la bandera de la constituyente es enarbolada por la oligarquía dictatorial como “una salida al caos”.[21]

El destino de las y los hondureños está sólo en sus manos. Cómo decante el proceso de descontento popular ante las medidas neoliberales implementadas durante décadas, pero fundamentalmente post golpe de 2009, estará atado al proceso de lucha que asuma ese pueblo.


* Periodista especializado en temas internacionales, conductor del programa Marcha de Gigantes (AM 1390 Radio Universidad Nacional de La Plata), productor general del programa La Marea (FM 90.5 Radio Futura), redactor de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.

[1] http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/25/honduras-manifiesto-feminista-a-10-anos-del-golpe/
[2] http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/21/honduras-en-llamas-entrevista-a-gilberto-rios-direccion-nacional-del-partido-libre/
[3] Idem 1
[4] https://www.telesurtv.net/news/Honduras-Base-militar-de-EE.UU.-tendra-unidad-con-250-marines–20150401-0091.html
[5] Idem 1
[6] https://www.telesurtv.net/news/cronologia-protestas-honduras-salud-educacion-20190625-0004.html
[7] https://www.telesurtv.net/news/medicos-maestros-honduras-inician-nueva-semana-protesta-20190624-0017.html
[8] http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/21/honduras-crece-la-cifra-de-personas-asesinadas-en-las-manifestaciones/
[9] https://www.celag.org/la-permanencia-de-la-encrucijada-hondurena/
[10] Idem 1
[11] https://www.bancomundial.org/es/country/honduras/overview
[12] http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/20/honduras-zelaya-exhorta-al-pueblo-a-mantenerse-movilizados-y-responsabiliza-a-los-militares-por-cualquier-agresion/
[13] https://www.telesurtv.net/news/policia-honduras-suspende-paro-acuerdo-secretaria-20190621-0014.html
[14] https://www.telesurtv.net/news/honduras-protesta-rechazo-juan-orlando-hernandez-militarizacion-20190621-0023.html
[15] https://www.hispantv.com/noticias/fotos/431421/eeuu-marines-comando-sur-despliegue-honduras
[16] http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/23/honduras-12-meses-de-violencia-estigmatizacion-y-campanas-de-odio-contra-defensores-de-derechos-humanos/
[17] http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/23/honduras-dina-meza-mi-pais-se-vende-al-mejor-postor-y-a-los-periodistas-nos-amenazan-por-denunciarlo/
[18] https://www.youtube.com/watch?v=82gneBnL5XI
[19] http://signisalc.org/noticias/comunicacion/libertad-de-expresion-2/27-05-2019/denuncian-impunidad-en-crmenes-contra-periodistas
[20] https://www.alainet.org/es/articulo/200645
[21] Idem 20

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