¿La autodestrucción es irreversible?

¿La autodestrucción es irreversible?

TIEMPO DE LECTURA: 10 min.

En el mes de mayo de 1974 el entonces Presidente de los argentinos, Tte. Gral. Juan Domingo Perón, dio a conocer el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Uno de los temas abordados en ese trabajo es el del ámbito ecológico. Desde entonces la cosa no ha hecho más que empeorar. Veamos qué decía:

Ya el hombre ha tomado conciencia de su capacidad para alterar el medio en que vive, como así también del uso indebido del avance tecnológico respecto de dicho medio. El tema no es nuevo. La concientización mundial, sí.

Factores tales como la polución, el sobrecultivo, la deforestación, la acumulación de desperdicios, entre otros, indican claramente el perjuicio que ocasionan a los seres vivos.

El ser humano, como simple eslabón del ciclo biológico, está condicionado por un determinismo geográfico y ecológico del cual no puede sustraerse.

Estamos, pues, en un campo nuevo de la realidad nacional e internacional, en el que debemos comprender la necesidad —como individuos y como nación— de superar estrechas miras egoístas y coordinar esfuerzos.

Hace casi 30 años, cuando aún no se había iniciado el proceso de descolonización contemporánea, anunciamos la «tercera posición» en defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la segunda guerra mundial.

Hoy, cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y constituyen el gigantesco y multitudinario «tercer mundo», es un riesgo mayor, que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia, nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias e ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza.

Creo que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biósfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología, y de la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional.

El ser humano no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas.

La humanidad está cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas condiciones; va más rápido que su captación de la realidad y no ha llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la naturaleza y no de su poder mental. De todos modos, a diario, su vida se transforma en una interminable cadena de contradicciones.

En el último siglo ha saqueado continentes enteros y le han bastado un par de décadas para convertir a ríos y mares en basurales, y al aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó el automóvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del automóvil que se asienta sobre un cúmulo de problemas de circulación, urbanización, seguridad y contaminación en las ciudades, y que agrava las consecuencias de su vida sedentaria.

Las mal llamadas «sociedades de consumo» son, en realidad, sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, porque el gasto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes innecesarios o superfluos y, entre éstos, a los que deberían ser de consumo duradero, con toda intención, se les asigna corta vida, porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la salud humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la vanidad humana. Como ejemplo, bastan los automóviles actuales que debieran haber sido reemplazados por otros [con motor eléctrico], o el tóxico plomo que se agrega a las naftas simplemente para aumentar la velocidad inicial de los mismos.

No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funcionan mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el «tercer mundo». De este modo, el problema de las relaciones dentro de la humanidad es paradójicamente doble: algunas clases sociales —las de los países de baja tecnología en particular— sufren los efectos del hambre, el analfabetismo y las enfermedades, pero, al mismo tiempo, las clases sociales y los países que asientan su exceso de consumo en el sufrimiento de los primeros, tampoco están racionalmente alimentados ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o físicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad, el tedio y los vicios que produce el ocio mal empleado.

Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o por la falsa creencia generalizada de que los recursos naturales vitales para el hombre son inagotables, este estado de cosas tiende a agravarse. Mientras un fantasma —el hambre— recorre el mundo devorando 55 millones de vidas humanas cada 20 meses, afectando hasta [a] los países que ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo fulmíneo en las próximas décadas, en los centros de más alta tecnología se anuncia, entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán sus compras desde sus hogares por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan visible que parece que estuviera constituida por más de una especie.

El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata al oxígeno que respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer, y eleva la temperatura permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata al mar que podía servirle de última base de sustentación.

En el curso del último siglo, el ser humano ha exterminado cerca de doscientas especies de animales terrestres. Ahora, ha pasado a liquidar las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva, amplias zonas de océanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente derramado. Sólo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado, en la última década, cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo, seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al infinito el tonelaje de los petroleros, sin tomar medidas de protección de la fauna y la flora marinas.

La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades es bien conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio, todavía ni siquiera existe un conocimiento mundialmente difundido acerca del problema planteado por el despilfarro del agua dulce, tanto para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser gigantescos desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al mismo tiempo, la erosión provocada por el cultivo irracional o por la supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problema mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo biológico del suelo, uno de los más complejos de la existencia.

Para colmo, muchas fuentes naturales han sido contaminadas, las reservas de agua dulce están pésimamente repartidas por el planeta, y cuando nos quedaría como último recurso la desalinización del mar, nos enteramos que una empresa de este tipo, de dimensión universal, exigiría una infraestructura que la humanidad no está en condiciones de financiar y armar en este momento.

Por otra parte, a pesar de la llamada revolución verde, el «tercer mundo» todavía no ha alcanzado a producir la cantidad de alimentos que consume; y, para llegar a su autoabastecimiento, necesita un desarrollo industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social que todavía está lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la producción de alimentos sustitutivos está frenado por la insuficiencia financiera y las dificultades técnicas.

Por supuesto, todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenada como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad 200.000 millones de dólares anuales.

A este complejo de problemas, creados artificialmente, se suma el crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar el mismo ritmo de crecimiento. De seguir por este camino, en el año 2500 cada ser humano dispondrá de un solo metro cuadrado sobre el planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse que, dentro de veinte años, más de la mitad de la humanidad vivirá en ciudades grandes y medianas.

Es indudable, pues, que la humanidad necesita una política demográfica. Debe tenerse en cuenta que una política demográfica no produce los efectos deseados si no va acompañada de una política económica y social correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana no es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente industrializados donde rige la economía de mercado, o en aquellos países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de píldoras que ponen en peligro la salud de quienes las toman o de sus descendientes.

Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que hemos enumerado, comprobaremos que provienen tanto de la codicia y la imprevisión humanas como de las características de algunos sistemas sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas, aunque, en última instancia, tengan como denominador común la utilización de la inteligencia humana. A la irracionalidad del suicidio colectivo, debemos responder con la racionalidad del deseo de supervivencia.

Estos conceptos, que tienen su origen en reflexiones en torno al problema mundial de la ecología, son válidos también para nuestro país. Sin embargo, afortunadamente, tenemos una enorme ventaja. Nuestro extenso territorio, con enormes reservas naturales aún no explotadas, nos permite albergar la esperanza de salvarnos de muchos de los peligros mencionados a poco que evitemos cometer los mismos errores en que incurrieron las grandes naciones.

De hecho, la solución no surgirá solamente de lo que realicemos en el orden interno, sino que tendrá mucho que ver con lo que hagan los demás países en la materia. Es por esto que deberemos insistir denodadamente ante el mundo para que se ponga freno a esta carrera que nos llevará inexorablemente a nuestra autodestrucción”.

Como señalábamos al inicio de estas líneas, la reflexión de Perón fue escrita en 1974. Cambiaron los números, las proporciones, las tecnologías, pero no la lógica autodestructiva a la que nos está llevando el capitalismo devenido en tecnofeudalismo del que nos haba el ex ministro de economía griego, Yanis Varoufakis. Parte de lo que también describía el fundador de la filosofía de la liberación, el argentino-mexicano, Enrique Dussel: El carácter dualista-cartesiano de la modernidad (como sistema mundo), escinde lo humano de la naturaleza; en consecuencia, toda la producción del sistema (incluido el desarrollo tecnológico) reproduce una lógica que mata al ambiente en el que vivimos con mayor o menor velocidad. Por consiguiente, la modernidad como sistema, reproduce una lógica de producción “de muerte”.

Hace tan solo unos días se realizó en la ciudad brasileña de Belém do Pará, la Conferencia de las Partes Nº 30. Para quienes no lo sepan, la COP es el mayor evento global organizado por las Naciones Unidas para discutir y negociar políticas relacionadas al cambio climático, con todo lo que ello implica. Y quizás quien mejor expresó el peligroso camino por el que transita la humanidad, fue el presidente colombiano, Gustavo Petro.

Las elites y los gobernantes de las potencias globales nos están llevando hacia el abismo, sin frenos, sin conciencia y sin límites. ¿Será porque son quienes portan esa codicia de la que nos hablaba Perón? ¿Será porque son quienes lucran con el padecimiento ajeno? Lo que está claro es que no serán ellos quienes solucionen el problema. Como siempre lo afirmamos, también parafraseando al general, “sólo la organización vence al tiempo”. El problema es que el tiempo se nos termina.

Nicolás Sampedro

Prefiero escucha antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

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Perón eterno: Memoria, mito y realidad

Perón eterno: Memoria, mito y realidad

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

A 51 años de su partida, Juan Domingo Perón continúa presente en la memoria colectiva y en la dinámica política de la Argentina, como líder que dividió aguas, fundó movimiento y desafió el paso del tiempo. 

“Hay dos clases de lealtades: 
la que nace del corazón
que es la que más vale y la 
de los que son leales 
cuando no les conviene 
ser desleales

Juan Domingo Perón

El paso a la inmortalidad de Juan Domingo Perón es una expresión profundamente simbólica que se utiliza en la Argentina para referirse a su fallecimiento, ocurrido el 1° de julio de 1974, mientras ejercía su tercera presidencia. 

Perón fue un líder carismático que transformó la política argentina del Siglo XX. Fundador del peronismo, impulsó derechos laborales, el voto femenino, la justicia social y una visión nacionalista de desarrollo. 

A 51 años de su partida, su figura sigue generando adhesiones, rechazos y debates. Para muchos Perón no fue solo un presidente, sino un arquitecto de la identidad política que aún hoy estructura buena parte del mapa ideológico argentino. 

De militar a líder popular

En marzo de 1911 ingresó al Colegio Militar de la Nación, gracias a una beca que le consiguió Antonio M. Silva, íntimo amigo de su abuelo paterno quien lo asistió en la enfermedad hasta su fallecimiento. Se graduó en diciembre de 1913 como Subteniente de Infantería de la 38° promoción del Colegio Militar. 

Entre 1916 y mediados de la década de 1920, Perón comenzó a delinear su perfil político e ideológico, votando por primera vez a favor de Hipólito Yrigoyen y enfrentando de esta manera a los sectores conservadores del país. Aunque simpatizó inicialmente con los postulados de algunos militares legalistas, también criticó duramente al gobierno radical por su respuesta represiva durante la Semana Trágica de 1919. 

En su carrera militar temprana, se destacó por su postura ética frente a la represión de huelgas de los obreros. Además fomentó fuertemente el deporte como herramienta formativa, practicando boxeo, atletismo y esgrima. También redactó textos para el entrenamiento físico de militares y ascendió progresivamente: en 1919 fue teniente primero, en 1924 capitán, y en 1926 ingresó a la Escuela Superior de Guerra. 

En los años 30, su perfil intelectual empezó a consolidarse. Se convirtió en profesor titular de la Historia Militar y publicó varias obras sobre teoría militar, cultura mapuche y conflictos bélicos modernos. Durante el golpe de Estado de 1930, Perón participó marginalmente desde un grupo legalista que rechazaba los excesos autoritarios, lo que le valió su traslado al interior del país. 

Su carrera lo llevó a ocupar cargos en embajadas y misiones militares en Chile, Italia y otros puntos de Europa, donde amplió su formación en alpinismo, economía y estrategia. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial su conocimiento del escenario internacional lo convirtió en un referente dentro del ejército. Fue ascendido a coronel y destinado a Mendoza, desde donde siguió escribiendo e investigando. En medio de la crisis política de la Década Infame, la muerte de figuras como Alvear y Justo dejó un vacío de liderazgo que Perón supo ocupar con habilidad. 

En 1943 participó en la Revolución Militar del GOU (Grupo de Oficiales Uniformados) que derrocó al gobierno fraudulento, inicialmente desde un cargo menor. Sin embargo, su creciente protagonismo lo llevó a ocupar funciones estratégicas hasta llegar a vicepresidente de la Nación. 

El 17 de octubre, la multitud y la creación de un nuevo sujeto político

Como secretario de Trabajo, Perón impulsó la vigencia plena de los convenios colectivos, el Estatuto del peón de campo y la extensión de las jubilaciones a los empleados de comercio. En los discursos de esa época, Perón planteaba la necesidad de integrar al obrero como consumidor de los bienes que elaboraba y así alejarlo de la influencia revolucionaria. 

Las medidas tomadas por aquel llamado “Coronel de los Trabajadores” le ganaron el apoyo de varios sindicatos y el rechazo de las organizaciones patronales y de la embajada de los Estados Unidos, por lo que a partir de 1945 se generó un amplio movimiento en su contra. El 8 de octubre de ese año, fue obligado a renunciar a todos sus cargos y el día 12 quedó arrestado en la Isla Martin García. 

El 17 de octubre, una gran movilización popular impulsada por los dirigentes sindicales ocupó la Plaza de Mayo exigiendo su liberación. El hecho marcó el nacimiento simbólico del peronismo y quedó grabado en la memoria colectiva como el Día de la Lealtad.

Luego de su liberación, Perón se casó en Junín con la actriz Eva Duarte, a quien había conocido en 1944. En las elecciones de febrero de 1946, la candidatura presidencial de Perón fue impulsada por el Partido Laborista y agrupaciones radicales disidentes, triunfando con el 52% de los votos.

Primera presidencia: Justicia social y protagonismo obrero
El primer periodo presidencial de Perón se extendió desde el 4 de junio de 1946 hasta el 4 de junio de 1952. Durante este periodo su gobierno propuso construir un Estado de Bienestar, consolidando un modelo de desarrollo nacionalista e industrialista.

Se implementó el Primer Plan Quinquenal que promovió la industrialización por sustitución de importaciones, la nacionalización de sectores estratégicos (como los ferrocarriles, el Banco Central, el comercio exterior y los servicios públicos) y una fuerte intervención estatal en la economía. Se creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) para regular exportaciones e importaciones.

Una etapa de expansión de derechos para los trabajadores: se establecieron el aguinaldo, las vacaciones pagas, la jornada laboral de 8 horas y se fortaleció la sindicalización. La Fundación Eva Perón jugó un rol clave en la asistencia social, construyendo hospitales, escuelas y hogares para sectores vulnerables.

En 1949 se sancionó una nueva Constitución, que incorporó derechos sociales, económicos y culturales, y habilitó la reelección presidencial. En el plano internacional adoptó una postura de tercera posición, buscando una vía superadora entre el capitalismo estadounidense y el comunismo soviético en plena Guerra Fría.

Segunda presidencia: conflicto con sectores de poder
La reforma de la Constitución Nacional permitió la reelección del presidente Perón, quien se presentó nuevamente como candidato. Asumió su segundo mandato con un fuerte respaldo popular (62 % de los votos), en un contexto económico más adverso. Implementó el Segundo Plan Quinquenal, que buscaba diversificar la producción, fomentar la industria pesada, y atraer inversiones extranjeras.

Uno de sus enfrentamientos más significativos fue con la iglesia, ya que impulsó diversas medidas laicas, como la legalización del divorcio y la eliminación de la enseñanza laica en las escuelas públicas. Esto provocó una ruptura con la jerarquía eclesiástica. En 1955, el conflicto escaló con la excomunión de Perón y la quema de iglesias tras una manifestación opositora.

Otro de sus grandes conflictos fue con las Fuerzas Armadas: el malestar militar creció por la politización del Ejército, el protagonismo de la CGT y la percepción del autoritarismo. En junio de 1955, un sector de la marina realizó un bombardeo sobre Plaza de Mayo, que dejó cientos de muertos.

El 16 de septiembre de 1955, un levantamiento militar conocido como Revolución Libertadora derrocó a Perón, quien partió al exilio. Su segunda presidencia dejó un legado ambivalente: avances sociales y productivos, pero también un creciente aislamiento político.

Caída y exilio: el líder ausente
La caída de Juan Domingo Perón en 1955 fue el desenlace de una creciente tensión política, social y militar que marcó el final de su segunda presidencia y el inicio de un largo exilio de casi 18 años.

El 16 de junio de 1955 aviones de la Marina y sectores de la Fuerza Aérea bombardearon la Plaza de Mayo con el objetivo de asesinar a Perón y derrocar su gobierno. Aunque el intento fracasó, dejó al descubierto la fractura dentro de la Fuerzas Armadas y anticipó lo que venía.

El 16 de septiembre de 1955, un nuevo levantamiento militar –esta vez liderado por el general Eduardo Lonardi y el almirante Isaac Rojas– logró finalmente derrocar a Perón. El presidente optó por no resistir militarmente para evitar una guerra civil y partió al exilio a bordo de una cañonera paraguaya.

Perón vivió en varios países: Paraguay, Panamá, Venezuela, República Dominicana y finalmente, España, donde se instaló en la residencia de Puerta de Hierro, en Madrid. Durante ese período, el peronismo fue prohibido, sus símbolos y hasta su nombre fueron censurados, y muchos de sus dirigentes perseguidos o encarcelados.

Desde el exilio, Perón mantuvo una activa conducción política, enviando mensajes, cartas y grabaciones a sus seguidores. Intentó regresar en 1964, pero fue interceptado por orden del gobierno argentino y devuelto a España. Recién en 1972 logró volver brevemente, y en 1973 regresó definitivamente para ser electo presidente por tercera vez.

El regreso y tercera presidencia 

Tras 18 años de exilio y proscripción, Perón regresó al poder con un apoyo abrumador: ganó las elecciones con el 62% de los votos, acompañado por su esposa María Estela Martínez de Perón (Isabelita) como vicepresidenta. 

El peronismo estaba desgarrado entre dos alas irreconciliables:

  • La izquierda revolucionaria, representada por Montoneros y la Juventud Peronista
  • Los sectores tradicionales sindicales y ortodoxos, mezclados a su vez con figuras polémicas como José López Rega y sectores militares. 

El asesinato de José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, apenas dos días después del triunfo electoral fue interpretado como una provocación a Perón y marcó el inicio de una ruptura irreversible. El 1° de mayo de 1974, en un acto de Plaza de Mayo, Perón repudió públicamente a la militancia armada. Fue su último gran discurso ante las masas y selló la fractura interna. 

Aquejado por una grave enfermedad cardiaca, Perón delegó el poder a Isabelita el 29 de junio de 1974. Falleció el 1 de julio, dejando un vacío político inmenso y un país al borde del abismo. 

La muerte de Perón: el inicio de la inmortalidad 

El 1 de julio de 1974 a las 13:15 horas, Juan Domingo Perón falleció a los 78 años en la residencia de Olivos a causa de una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca.

Su muerte marcó un punto de inflexión en la historia argentina: no solo desaparecía el líder político más influyente del Siglo XX, sino también se abría un periodo de incertidumbre, violencia y vacío en la conducción. 

La noticia fue anunciada por su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, quien asumió a la presidencia anunciando: “Ha muerto un apóstol de la paz y la no violencia”. El impacto fue inmediato, una multitud colmó las calles bajo la lluvia para despedir al líder que había marcado sus vidas. Su cuerpo fue velado en el Congreso Nacional durante más de 46 horas. 

El paso a la inmortalidad de Perón fue un acto simbólico: su figura se convirtió en un mito, en bandera, en memoria viva. La muerte de Juan Domingo Perón marcó el fin de una era que aceleró la división del país.

Milagros López Mancilla

Periodista gráfica a la que le interesa la literatura. Desde mí lugar intento reinvindicar la lucha de las travestis, las disidencias y los feminismos

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Bombardeo a plaza de mayo: el mayor acto golpista, terrorista y violento que a día de hoy tiene un tímido ejercicio de memoria y reflexión 

Bombardeo a plaza de mayo: el mayor acto golpista, terrorista y violento que a día de hoy tiene un tímido ejercicio de memoria y reflexión 

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

En tiempos en donde una parte de la Argentina vitorea una supuesta victoria moral al condenar la “corrupción” es llamativo recordar cómo en 1955 una facción de las fuerzas armadas atacó a su propio pueblo para a posteriori derrocar el gobierno democrático de Juan Domingo Perón.

Bien sabemos que los poderes concentrados tienen diversas maneras de conspirar en contra de algo o alguien, y si bien a día de hoy aún vemos conflictos bélicos a lo largo del mundo, esta quizás es una herramienta que se utiliza cuando el poder blando no surte efecto.

Si bien parece lejano, hace no tantos años (49) recordamos y ejercemos memoria sobre el último golpe cívico militar (por cercanía, alevosía, etc), pero poco recordamos en medios de comunicación, actividades educativas de todos los niveles u otros espacios sobre el inicio de las tríadas dictatoriales en Argentina, que le dio curso al sí recordado Proceso de Reorganización Nacional.

Tal vez se pueda tratar de un error de reconstrucción de memoria democrática, o tal vez exista una presión desconocida de sectores que necesitaran que a la historia le falten patas; como sea, una historia está mal contada si le falta el origen.

Por supuesto que no podemos elegir narrar que antes del gobierno de Juan Domingo Perón la Argentina era una armonía constante que se cortó en 1955, pero lo cierto es que, de mínima, tras la independencia en 1810, la guerra civil entre unitarios y federales, el agotado modelo agroexportador y la década infame, la Argentina había encontrado un largo curso democrático elegido con un alto nivel de adhesión popular en dos ocasiones consecutivas, en un modelo social y económico que favorecía con trabajo y participación salarial a la población.

Esto último es mencionado para contrastar con los 40 años de modelo agroexportador muchas veces reivindicado por los técnicos de la economía que olvidan que esta es una ciencia social hecha para pensar una sociedad, y que, si para que ésta funcione se necesita tener más del 50% de la población afuera del circuito de la vida digna, entonces su ciencia no sirve para nada.

Como sea, y pudiendo recaer varias veces en el presente (fíjese el aniquilamiento social que el gobierno actual hace para cerrar un superávit fiscal que no se sostiene con un mecanismo prolongable en el tiempo, o el mecanismo de poder blando que se activó mediante el proceso judicial a Cristina Fernandez de Kirchner desde la asunción de Mauricio Macri y la designación de jueces a dedo), hace algunos años una facción de poder concentrado activó un mecanismo de poder duro para poder derrocar al mencionado gobierno de Perón, cortando entonces el proceso de cierta armonía electoral y social, (porque el conflicto nunca cesa) e iniciando un proceso de violencia en la Argentina que finalizará en una amnesia social luego de lo sucedido entre 1976 y 1983.

Concretamente , el 16 de junio de 1955, un sector de la Marina de guerra de Argentina, la Armada y la Fuerza Aérea bombardearon la Plaza de Mayo con 14 toneladas de explosivos, junto a sectores opositores como la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista y el Partido Conservador, quienes fueron los autores intelectual del golpe. El atentado dejó un saldo de más de 350  muertes de civiles -ya que fue un día hábil, a plena luz del mediodía-, y la advertencia al presidente de que la presión estaba instalada, y los hechos podían conducir a una nueva guerra civil.

De hecho, este fue el argumento por el cual Perón terminó cediendo el poder, recordando sus vivencias en la guerra civil de España, por su puesto como espectador, y mediante la famosa frase “entre la sangre y el tiempo, elijo el tiempo”, aunque, lastimosamente, terminaron siendo tanto el tiempo como la sangre las que eligieron los conspiradores: 18 años de proscripción al Partido Justicialista, a las ideas de Perón, y como ya se mencionó antes, una tríada de dictaduras que no frenaron hasta desembocar en la más sanguinaria conducida por Jorge Rafael Videla.

Entre medio, los fusilamientos de Jose Léon Suarez ante el levantamiento de los sectores de las fuerzas armadas peronistas, el represivo gobierno de Onganía que sucedió a la revolución Libertadora, la Triple A como consecuencia de un inminente clima social ya caldeado y el desenlace final en 1976. Todo esto, hijo de un bombardeo anti ético, anti humano y cargado de la mayor mezquindad que puede poseer una facción social y política, pero, recordada con poca altura entendiendo los efectos que generó en un pueblo que aún no puede sanar esa herida.

 




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Primer triunfo electoral de Perón

Primer triunfo electoral de Perón

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Un 24 de febrero de 1946 Juan Domingo Perón ganas las elecciones presidenciales. En el comicio más limpio desde 1928, después de los años del “fraude patriótico”, y lanzado tras la movilización del 17 de octubre, el teniente coronel se impone con la boleta del Partido Laborista a la Unión Democrática, un conglomerado que se nuclea en torno a lo que había sido tronco de la UCR antipersonalista y que candidatea a José Pascual Tamborini.

Perón es visto como una figura ya de por sí irritante para la embajada estadounidense y para las oligarquías y los partidos tradicionales liberales y de izquierda. Perón, quien llevó como vice al radical Hortensio Quijano, se apoyó en el Partido Laborista (con base en los sindicatos, creado el 23 de octubre de 1945), un sector de la Unión Cívica Radical (la llamada “Junta Renovadora”) y el Partido Independiente (que reunía a algunos centros cívicos del nacionalismo), mientras que la Unión Democrática (trabajosamente urdida por el embajador estadounidense Spruille Braden y formalizada para la elección en noviembre de 1945) reunió, bajo la fórmula Tamborini-Mosca, a todos los partidos políticos existentes hasta ese momento: Unión Cívica Radical, Partido Demócrata Progresista, Partido Socialista, Partido Comunista. Los conservadores no participaron formalmente, pero apoyaron a la Unión Democrática.

Durante la campaña electoral, el imperialismo norteamericano siguió entrometiéndose en la política interna del país publicando “el Libro Azul”, con el que a base de difamaciones y mentiras pretendía mostrar el carácter nazifascista del gobierno. A los diez días Perón refutó ese escrito con el libro “Azul y Blanco”, reafirmando la soberanía nacional, y en un discurso de campaña sentenció: “¡Denuncio al pueblo de mi patria que el señor Braden es el inspirador, creador, organizador y jefe verdadero de la Unión Democrática (…) sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista, que con ese acto entregan, sencillamente, su voto al señor Braden. La disyuntiva, en esta hora trascendental, es esta: Braden o Perón”.

En un escrutinio lento que recién finalizó el 6 de abril, la fórmula Perón-Quijano se impuso. Se obtuvo más del 50% de los votos emitidos, es decir, 304 electores contra 72 de la fórmula opositora que había salido ganadora solamente en cuatro provincias. El resto del país daba por primera vez un triunfo abrumador al coronel Juan Domingo Perón. El líder popular asumió la presidencia el 4 de junio de 1946.

Aunque a muchos les moleste desde el arco oligárquico y de ciertas seudoizquierdas de café,  el peronismo es el mayor movimiento de masas de nuestro país que produjo un cambio estructural en las condiciones de vida y en la conciencia de los distintos sectores de la sociedad. El peronismo constituyó la continuación y superación del yrigoyenismo en nuevas condiciones sociales, económicas e internacionales, y se nutrió de diversas fuentes ideológicas. A su vez, el peronismo se nutrió de las tradiciones de lucha del movimiento obrero urbano, engarzándolas con las tradiciones populares del viejo federalismo y las montoneras federales, portadas por los “cabecitas negras” que llegaban desde el interior del país. El peronismo ya es una identidad patriótica popular que seguirá batallando por la liberación nacional.

Lorenzo Pepe: “En la pelea por la justicia social, la trinchera más segura es la del peronismo”

Lorenzo Pepe: “En la pelea por la justicia social, la trinchera más segura es la del peronismo”

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“Ya pasaron 75 años y sigo escuchando al pueblo en aquella maravillosa Plaza de Mayo del 17 de Octubre de 1945”.

El histórico dirigente sindical ferroviario y exdiputado, Lorenzo Pepe, consideró que la movilización popular del 17 de octubre de 1945 en reclamo de la liberación de Juan Perón fue la “más magna, patriótica e importante de la historia de latinoamérica”, y recomendó a quienes “pelean por la igualdad y la justicia social” en Argentina que “la trinchera más segura es la del peronismo”.

“Ya pasaron 75 años y sigo escuchando al pueblo en aquella maravillosa Plaza de Mayo del 17 de Octubre de 1945, con los incansables gritos a garganta abierta que no paraban nunca: “Perón, Perón, queremos a Perón; eso quedó grabado a fuego en mi memoria”, recordó Pepe, de 89 años, en una extensa entrevista por un nuevo aniversario del Día de la Lealtad.

Con una frondosa carrera sindical y política, Pepe, quien hoy dirige el Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas, recordó aquellas vivencias de adolescente que lo llevaron junto a su padre hasta las escalinatas de la Catedral Metropolitana, frente a la Plaza de Mayo.

Foto: Archivo General de la Nación

“Ese día temprano estábamos en nuestra casa en (el partido bonaerense de) Tres de Febrero. Mi papá se tomó unos mates y me dijo ‘dame la mano’ y no paramos hasta llegar a Capital. No me preguntó si quería ir, me dijo dame la mano y me llevó. Yo tenía 14 años. Mi viejo fue un militante socialista, trasversal, que apoyó el proceso revolucionario que encabezaba Juan Domingo Perón”, comenzó Pepe.

Supo entonces que “algo fuerte estaba pasando” porque su padre -contó- no le soltó la mano en todo el trayecto en el “viejo ferrocarril Buenos Aires al Pacífico”, actual línea San Martín, y recién cuando ambos desembarcaron en Retiro vio a su papá caminar “rápido y serio, muy decidido”, como “un militante entero”.

“La primera gran impresión que recuerdo fue en la calle Reconquista, donde había una columna de mil o 1.500 mujeres, vestidas con cofias y guardapolvos blancos manchados con sangre”, relató Pepe, que luego supo por su padre que eran las trabajadoras de los frigoríficos de Avellaneda: “La Negra, la Swift y la Anglo que eran británicas, que después Perón nacionalizó”.

Como cualquier adolescente que hacía sólo un mes que se “había puesto los pantalones largos”, después de 12 horas en la Plaza de Mayo le pidió a su papá volver a casa.

“No me cabe ninguna duda que el 17 de Octubre fue el acontecimiento político más importante en los más de 200 años de historia argentina, ninguna duda. Mire: la Revolución de Mayo fue un hecho protagonizado por muy poca gente, no fue un levantamiento multitudinario. Pero nosotros hicimos el 17 de Octubre con más de un millón de personas y eso me lo dijo el propio Perón”, enfatizó.

Reconfortado por el hecho de haber vivido “grandes alegrías”, Pepe señaló como uno de esos momentos al “honor de haber compartido cafés con Perón en el exilio”.

Evocando aquel histórico día

Recordó que en uno de esos encuentros el expresidente analizó el número de personas que se movilizaron el 17 de octubre de 1945 y dijo: “Si (el Diario) La Nación habla de 950.000 mil personas, seguramente fuimos más de un millón y medio de compañeros”.

“A diferencia de lo que ocurre hoy en esas concentraciones en el Obelisco, llenas de odio y violencia, nosotros estuvimos en esa histórica plaza con alegría, contentos, porque fuimos a rescatar a nuestro líder y sabiendo que el triunfo era nuestro”, resaltó.

Insistió con que se trató de la “más magna, patriótica e importante movilización de masas de toda la historia, no solamente de Argentina, sino de toda América Latina; fue un hito en el avance del pueblo argentino que deseaba alcanzar la justicia social como bandera suprema para ser enarbolada para siempre”.

“Nosotros hemos prestado, de las tres banderas, la libertad y la independencia, esas la podemos usar todos, pero la bandera de la justicia social no se la damos a nadie. Es nuestra trabajamos por ella y luchamos por ella y seguiremos peleando por ella hasta el último hálito de nuestras vidas”, afirmó con orgullo peronista el dirigente.

Foto: Archivo General de la Nación

Pepe, a sus 89 años, dijo estar “muy tranquilo” después de haber “peleado mucho” en su vida por las banderas del peronismo y de “haber pagado duro con persecución, mucha cana, simulación de fusilamientos, allanamientos y cárcel de los milicos”.

“A 75 años del 17 de Octubre le diría a la juventud que siga el ejemplo de aquellos que pelearon por los derechos de los trabajadores, que sigan el ejemplo de sus abuelos que pelearon y dieron la vida por la igualdad y la justicia social en la Argentina. Hay muchos que dicen que pelean por esos objetivos, pero la trinchera más segura es la del peronismo, no cabe ninguna duda”, remató.

Marcelo Cena
Marcelo Cena

Trabajador de Prensa en diversos medios. Militante de la vida Peronista. No soy neutral.

El subsuelo de la patria sublevado: la lealtad y el amor

El subsuelo de la patria sublevado: la lealtad y el amor

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

“El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo cuando inesperadamente, enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con sus trajes de fajina porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres.  […] Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea, de grasas y de aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe. […] Era el subsuelo de la patria sublevado”. 

Raúl Scalabrini Ortiz

Tres días antes de la histórica jornada del 17 de octubre de 1945, el coronel Juan Domingo Perón le escribía a Evita, su “adorable tesoro”, una carta desde la cárcel de la isla Martín García, en un tono escéptico y resignado. Entre palabras de amor, le prometía un futuro alejado del conflictivo mundo de la política.

Perón no lo sabía, pero sin siquiera ser presidente ya se había ganado el respeto del pueblo trabajador y el odio de la oligarquía y las clases conservadoras. 

El 16 de octubre de 1945, en la sesión del Comité Central Confederal de la CGT, un dirigente del sindicato de carne rosarino aseguró que si el cuerpo no resolvía la huelga general, ésta se efectuaría igual por el estado emotivo de los trabajadores. En otras palabras, si los dirigentes cegetistas avalaban el corrimiento de Perón, quedarían desacreditados frente al pueblo trabajador, que en masa iría a huelga general de cualquier manera.

La CGT mantuvo la movilización para el 18 de octubre, como se había establecido previamente. Sin embargo, en los hechos, la huelga se realizó un día antes. En la mañana del 17, la agitación comenzó en los ambientes fabriles del conurbano bonaerense y en algunas ciudades del interior. Berisso, que aglutinaba a miles de trabajadores del gremio de la carne, fue un baluarte de aquella jornada. Le seguían Tucumán y sus trabajadores de los ingenios azucareros, y los petroleros y astilleros de Ensenada.

Por la mañana, la calle 60 se convirtió en la principal testigo del comienzo de la larga peregrinación que tenía como fin Plaza de Mayo. Pero antes, los trabajadores de Berisso pisaron las calles de la capital provincial, asilo de los sectores reaccionarios anti populares. En La Plata, ardían el Jockey Club y el diario El Día, y la Universidad -hasta entonces reservadas para las élites- perdía sus vidrios: el subsuelo de la patria devolvía la gentileza de una historia de opresión.

Cerca de las 18, luego de caminar, recibir los rayos de sol en la nuca y colgarse en camiones multitudinarios, los trabajadores de Berisso llegan a Buenos Aires, en patas y descamisados. La convicción de que otra Argentina comenzaba a gestarse, la larga marcha para pedir por Perón, el amor por la justicia social; eso era la lealtad. Y eso siempre será la lealtad: la prueba fehaciente de que el amor del pueblo siempre vence al odio de las minorías conservadoras, oligárquicas, odiantes. 

“Yo vi una turba histérica, incivil, que a la Casa Rosada se acercaba”, escribió la poeta de una familia aristocrática, Silvina Ocampo. Su amigo, Jorge Luis Borges, analizó el 17 de octubre en “La fiesta del monstruo”: Perón era el monstruo y los trabajadores, bestias homicidas. 

Más de un millón de personas coparon la plaza de la Casa de Gobierno ese día, dispuestas a esperar lo que fuera necesario para que liberen a Perón. Cerca de las 23 horas, ante la inminente estadía de les manifestantes, Perón es liberado y aparece en el balcón de la Casa Rosada: “Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria”. 

El Gobierno militar se vio obligado a convocar a elecciones generales, en las que Perón sacaría el 52% de los votos. Los primeros dos gobiernos peronistas jamás serían olvidados, ni por los trabajadores, ni por las clases odiantes que festejarían la muerte de Evita y harían lobby para que la Fusiladora se haga con el Gobierno. 

Les cabecitas negras empoderades eran un peligro: para las elites, aquello significaba la pérdida de poder político y económico. Por eso el odio frente a cualquier conquista del pueblo, ayer y hoy.

Desde el 55 en adelante hubo varios de estos modelos excluyentes, con un enorme ataque a la producción, al trabajo, a la educación, a la cultura. Al parecer, la derecha ha mantenido todo este tiempo un discurso bastante inalterado, autoritario, misógino y muy contrario a los sectores populares. Por eso, los días más felices fueron y serán peronistas. ¡Feliz día!

Pensamiento vivo

Pensamiento vivo

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

POR MALÉN SABELLA*

Homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz a 61 años de su muerte. Un hombre que creyó en las virtudes de su pueblo.

“Esos tipos sí que fueron vanguardia” dijo Rodolfo Walsh en 1970 durante una entrevista en la que Ricardo Piglia preguntó por el lugar de los escritores, las novelas y los libros de denuncia, “tipos como Scalabrini Ortiz en 1940”.

La generación de escritores que hicieron política, a la que perteneció Raúl Scalabrini Ortiz, surgieron como testigos por la dignidad de la Patria durante la “Década Infame”, dieron inicio al ejercicio del revisionismo histórico, sentaron las bases del pensamiento nacional y para ello se preguntaron por el ser nacional. ¿Cómo es?, ¿Está en formación?, ¿Qué es ser argentino? En aquellos años que comenzaron a pensarse los trabajos de reivindicación nacional, el poeta Homero Manzi escribió: “Tengo que optar por ser un hombre de letras, o hacer letras para los hombres”.

En los inicios de los años 30’, Scalabrini en la búsqueda por comprender la identidad nacional, escribió el ensayo conocido como el Martín Fierro porteño, “El hombre que está solo y espera”. El hombre de Corrientes y Esmeralda, piensa desde aquella esquina la ciudad, el país y el mundo evidenciando el carácter irreductiblemente central de la ciudad porteña en la República Argentina: “Un escupitajo o un suspiro arrojado en Salta o en Corrientes o en San Juan, rondando los cauces algún día llega a Buenos Aires”

En 1931, Scalabrini publicó el artículo “La ciudad está triste”. Retrató la inquietud social provocada por el desastre económico que se vivía en el país durante esos años. Millones de personas cayeron en la desocupación y la incertidumbre calaba en los huesos de los argentinos. Pero para Scalabrini, el dolor y la desazón que perturbaba la ciudad era una verdad que se revelaba: la ciudad “también es un fruto de la pampa”.

Scalabrini se lanzó a la investigación y rompió su tradición literaria, que había comenzado en 1926 con un libro de cuentos para descubrir cuáles eran las causas del drama de la dependencia, y se preguntaba: ¿Qué es la Argentina? ¿Qué cosas hay en Argentina? Respondía: “Hay ferrocarriles, pero son ingleses. Hay frigoríficos, son ingleses. Hay una importante compañía telefónica, es inglesa. Hay puertos, pero en general los tienen los ferrocarriles, si no están entregados en concesión a las grandes compañías exportadoras que son todas europeas. Hay usinas eléctricas en todo el interior, pero pertenecen American Power Company. El País exporta, pero no exporta en barcos propios, no tiene barcos, y no puede definir el precio de sus exportaciones. Entonces, Scalabrini llegó a la conclusión de que el país tenía bandera e himno, pero no soberanía.

En 1933 participó de la revolución del Paso de los Libres, pero terminó preso. En prisión le dieron dos opciones, la cárcel o el exilio; Raúl eligió el exilio con la condición de poder casarse previamente con su compañera Mercedes Comaleras, y en su libreta de matrimonio figuraba como domicilio el Departamento de Policía. Juntos tuvieron cinco hijes. A su retorno conoce a Arturo Jauretche y ambos comenzaron a colaborar en el diario Señales, donde Scalabrini publicó los artículos que después aparecerán en su libro Política británica en el Río de la Plata en 1936. En aquellas páginas denuncia el carácter anti industrialista del trazado ferroviario. Años después resumiría: “La tela de araña metálica ha aprisionado la mosca de la república”.

Scalabrini denunció en estos ensayos periodísticos, que el trazado de las vías en forma de abanico no era solo un diseño que impedía la conexión entre las provincias, sino que tenía un único sentido al desembocar en Buenos Aires, que era el de una economía doblegada al interés británico. El trazado abanico, era el trazado de una estructura nacional dependiente y colonial. Así descubrió cómo funcionaba el sometimiento argentino, y cuestionó la historia oficial: “Todo lo que nos rodea es falso e irreal. Falsa la historia que nos enseñaron, falsas las creencias económicas que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan. Falsas las disyuntivas políticas que nos ofrecen”.

En 1935 se constituyó la Fuerza de Orientación Radical de la Nueva Argentina. Scalabrini no se afiliaría nunca al radicalismo, pero escribiría en los cuadernos de FORJA, que utilizó como plataforma para difundir sus ideas. Uno de sus más conocidas publicaciones de esa época se tituló “Petróleo e imperialismo”. Finalmente, en 1940, publicó Historia de los ferrocarriles argentinos.

El 10 de julio de 1944, Perón inauguró la cátedra de Defensa Nacional en la Universidad de La Plata. Galasso escribió sobre ese hecho histórico: “Perón dice que un país no es soberano si no tiene flota propia, que un país no es soberano si no tiene servicios públicos propios…Scalabrini se sorprende, y cuando termina la conferencia, un grupo de gente va a cenar, y en la misma tarjeta del menú que le hace llegar por un chico de FORJA a Perón, le pone atrás “Le vamos a pedir los trencitos”, y lo firma. Perón entonces se acerca, conversan, y le dice “lo vamos a hacer, tenga paciencia pero lo vamos a hacer”. Casi cuatro años después del acontecimiento en el Jockey Club, el primero de marzo de 1948, el General Juan Domingo Perón nacionalizó oficialmente los trenes argentinos.

Recuperada de Revista La Baldrich

En su libro de poemas “Tierra sin nada, tierra de profetas”, Scalabrini publicó la crónica titulada” Emoción para ayudar a comprender”

“Corría el mes de octubre de 1945. El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade los parques de diversiones con hábitos de burgués barato. Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea, de grasas y de aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe. Era la muchedumbre más heteróclita que la imaginación puede concebir. Los rastros de sus orígenes se traslucían en sus fisonomías. Descendientes de meridionales europeos iban junto al rubio de trazos nórdicos y al trigueño de pelo duro en que la sangre de un indio lejano sobrevivía aún… Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substracto de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad sin restos y sin disimulo. Era el de nadie y el sin nada, en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por la misma verdad que una sola palabra traducía.”

 Durante su primer gobierno, Perón le ofreció a Scalabrini el Ministerio de Transporte pero no lo aceptó, también la Dirección de Ferrocarriles pero tampoco la aceptó. Simplemente en esos años se dedicó a plantar álamos en Entre Ríos; después de todo, su profesión era la Agrimensura.

Años después, en las elecciones de 1958 -durante la proscripción del peronismo-, Scalabrini apoyó la candidatura de Frondizi. Pero el acompañamiento al gobierno se terminó cuando se dieron a conocer las cláusulas de los Contratos Petroleros firmados por Frondizi con Standard Oil. En su último artículo en la revista Qué propuso aplicar las mismas políticas soberanas al petróleo que las había desarrollado Perón con los ferrocarriles.

En 1959, a sus 61 años, Scalabrini enferma de cáncer de pulmón. No lo pudieron operar, y no había solución. No salió más a la calle y se replegó en la casa que alquilaba en la calle Juan Bautista Alberdi 1165, en Olivos. Llevó su cama a la biblioteca, porque quería morir entre sus libros, y pasó sus últimos meses allí. Raúl Scalabrini Ortiz falleció el 30 de mayo de ese mismo año. Exactamente hace 61 años.

En 1965, se publicó el libro póstumo “Bases para la Reconstrucción nacional”, en el que gracias al desvelado trabajo de su compañera Mercedes Comaleras, se recopilaron más de 100 artículos para que las nuevas generaciones protagonzaran la ardua batalla por la liberación nacional. Las bases estaban dadas.

Durante la última dictadura militar, Marcela Comaleras que aún vivía sola en la casa de Olivos, no pudo afrontar los gastos y se vio obligada a devolver la propiedad. Dos de sus hijos estaban exiliados, Matilde en Venezuela y Jorge en Francia. Martín Scalabrini Ortiz cuenta: “Mi abuela había vivido durante muchos años allí, y era consciente de que se trataba de un lugar histórico aunque el contexto de aquel momento no lo reconociera. Por eso, cuando todo quedó vacío, cuando todos los libros fueron retirados, cuando el silencio se adueñaba del lugar, tomó un aerosol con pintura roja y con letras bien claras escribió, en una de las paredes de lo que era la biblioteca: Aquí se defendió a la patria”.

“Desalojemos de nuestra inteligencia la idea de la facilidad. No es tarea fácil la que hemos acometido, Pero no es tarea ingrata. Luchar por un alto fin es el goce mayor que se ofrece a la perspectiva del hombre. Luchar es, en cierta manera, sinónimo de vivir: Se lucha con la gleba para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el mar para transportar de un extremo a otro del planeta mercaderías y ansiedades. Se lucha con la pluma. Se lucha con la espada. El que no lucha, se estanca, como el agua. El que se estanca se pudre”.

Raúl Scalabrini Ortiz.

* Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la FPyCS de la UNLP
Aritz Recarlde: “La derecha liberal argentina tiene conciencia de clase y mucha claridad de lo que tiene que romper para poder avanzar”

Aritz Recarlde: “La derecha liberal argentina tiene conciencia de clase y mucha claridad de lo que tiene que romper para poder avanzar”

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.
Foto: Radiocut

Dialogamos con el sociólogo y docente universitario Aritz Recalde, sobre la conmemoración del paso a la inmortalidad de Perón, sobre el acuerdo UE-Mercosur y algunos temas más.


¿Qué significa que hace 45 años se nos haya ido Perón?

Perón es un símbolo de la Argentina industrial, integrada socialmente y soberana en el teatro las relaciones internacionales.  Perón se va físicamente y el país entra en una inestabilidad y que deriva en una terrible dictadura.

Con Perón se fue no solamente un hombre, sino un programa industrial, que la Argentina tenga pleno empleo. Ahora parece algo extrañísimo que 4 de cada 10 trabajadores en nuestro país sufran problemas de trabajo. En la época de Perón había pleno empleo. Técnicamente quiere decir que hay un desempleo menor al 5%.

Con la muerte de Perón se fue ese país industrial que poco a poco se fue desandando para dar lugar a las importaciones y a traer todo de afuera. Y también con Perón se fue una idea de un país integrado socialmente donde la educación era un medio de igualación, donde todos los pibes tenían el mismo acceso a la cultura y donde el centro de desarrollo nacional era el hombre. Y hoy parece que todo gira en torno de las finanzas, de la especulación, de los mercados o las potencias extranjeras.

Finalmente, Perón nos dejó una organización. El gran legado de Perón es el movimiento sindical argentino. Que tiene conciencia política del derecho de los trabajadores y de su rol fundamental en el modelo de desarrollo.

Juan Domingo Perón, ex Presidente Argentino

Una de las cosas que venimos analizando es que precisamente este gobierno liberal una de las principales cosas que quiere hacer es derribar el modelo sindical que nos dejara perón ¿no?

Mirá, la derecha liberal argentina tiene conciencia de clase y mucha claridad de lo que tiene que romper para poder avanzar. Y hay dos enemigos del liberalismo, que son las dos grandes instancias organizativas de nuestro país que son el sindicalismo y la iglesia.

Y en ambos casos (con conciencia de clase), Cambiemos, que es la expresión de las grandes corporaciones multinacionales, saben que tienen que destruir. Porque el día que le saquen el movimiento obrero organizado a nuestro país van a meter una reforma liberal, por ejemplo, laboral como hicieron en Brasil.

Modificada la constitución para dejar que existan derechos de trabajo. Y el día que le quiten a nuestro país un factor de la construcción de la cultura y de la identidad, como son las iglesias o las capillas, en sentido amplio, va a ser un país sin identidad. Un país desorganizado y sin identidad es presa de la manipulación mediática y de las grandes corporaciones que hoy manejan no sólo nuestro país, sino que manejan el mundo.

Este gobierno está presentando al acuerdo entre la EU y el Mercosur como un gran logro de nuestro país. Lisandro de La Torre en 1935, luego del pacto Roca-Runsiman y antes de que tuviéramos una argentina industrial dijo: “La industria más genuina del suelo argentino, la ganadería, se encuentran en ruinas por dos factores principales: la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la complicidad de un gobierno que unas veces la deja ser y otras la protege directamente” ¿Por qué Lisandro De La Torre hacía estos planteos?

En 1930 hay una crisis económica muy grande. En ese marco, Inglaterra se vuelve proteccionista. Algo así como lo que está haciendo hoy EEUU con Trump. Y en ese contexto empieza a darle prioridad comercial a lo que eran sus colonias o semi colonias que era lo que se llamaba “Cromunwell”.

En ese contexto, la Argentina entra en una recesión económica muy profunda, y un sector  muy poderoso de nuestro país, que es la oligarquía terrateniente, intenta revisar las relaciones comerciales que teníamos con Inglaterra.

El presidente Justo viaja en 1932 a Inglaterra y en 1933, el hijo de Julio Argentino Roca, en condición de vicepresidente y el agregado de negocios británico que era Runsiman, firman un acuerdo que básicamente decía que se le garantiza a la oligarquía argentina, la exportación de carne (que iban a comprar los británicos) y a cambio, los británicos se garantizaba la apertura comercial de sus productos a nuestro país y nos obligaban a exportar esa carne a través de frigoríficos británicos.

La oligarquía argentina, para sobrevivir como clase, destruía al conjunto de los actores económicos de nuestro país. Un sector minoritario, por vender carne, era capaz de entregar los intereses comerciales del conjunto de nuestro país, que era sin protecciones aduaneras y le daba muchísimo poder a los británicos. Algo similar de lo que se está haciendo hoy con este pacto que está promoviendo el gobierno de Macri entre la UE y el Mercosur. Resta que lo apruebe el parlamento.

Lo que se está planteando es la apertura comercial: que nosotros eliminemos protecciones a las importaciones y productos extranjeros y que ellos hagan lo mismo, con la diferencia que ellos son un continente industrializado y tecnológicamente mucho más avanzado que el nuestro y eso implica destruir nuestra economía, para exportar productos alimenticios de los cuales Europa también produce. Una de las clausulas de este contrato es que Europa conserva clausulas fitosanitarias (aranceles) que le permitirían a los productores agropecuarios Europeos, protegerse de las exportaciones de nuestro continente.

En base a estas diferencias que marcas ¿Qué podemos esperar de un acuerdo de este tipo? ¿Lo considerás un acuerdo viable o simplemente un gesto electoral?

Hay que ver qué dice el parlamento. Hoy el oficialismo en el congreso está débil. Creo que hay condiciones para condicionarlo, modificarlo o incluso rechazarlo.

No es bueno para nuestro país y no lo digo yo, lo dicen las pequeñas y medianas empresas y distintas organizaciones que plantean que es lesivo para los intereses de todes. Por otro lado, no hay que engañarse, no resuelve muchos de los problemas de nuestro país. Argentina tiene más de 600 mil empresas, de las cuales arriba del 95% son PyMEs y en su mayoría orientadas hacia el mercado interno. Tampoco es que porque firmemos un acuerdo con la Unión Europea resolvamos un problema de la economía Argentina.

Uno podría decir que resolveríamos un problema de divisas, porque entran dólares, pero tampoco porque todo indicaría que la balanza comercial va a ser desfavorable, que vamos a comprar mucho más de lo que hacen ellos, que lo que nosotros les vendemos.

Lo creo negativo y comparto el diagnóstico de buena parte del empresariado nacional que caracterizó como una entrega de soberanía, que va a generar puestos de trabajo en Europa para que nuestro país y los vecinos del Mercosur pierdan posibilidad de trabajar; y con eso la pobreza que trae aparejada.

Fuente: Revolución Popular

Por lo que resonaba en los medios, no se firmó nada, son acuerdos de palabra y que todavía se tienen que empezar a redactar y tanto nuestros parlamentos como los de la Unión Europea tienen que ir dando el visto bueno en cada detalle. Entendemos que no nos beneficia en nada, pero sería importante que lo profundices.

Ellos tienen una norma fitosanitaria que en nuestro país no existe. La exportación de alimentos tiene un montón de normas y es lógico. En este caso todo indicaría que ellos conservarían una carta, una limitación fitosanitaria, para bloquear la importación de nuestros productos.

A nuestro país y al Mercosur no les serviría por muchas cuestiones. El principal destino de exportaciones de los productos industriales es Brasil. A Brasil exportamos autos. Podría pasar que los autos que Brasil nos compra se los empiece a comprar a la comunidad europea. Esto podría generar una modificación de la economía brasileña en desmedro de las exportaciones argentinas. Nosotros estaríamos eliminando restricciones a las importaciones de textiles, de maquinaria, de industria farmacéutica.

Hay que ser llanos, es factible que en la Comunidad Europea sean más nacionalistas que en el caso argentino. Los presidentes de esos países han evaluado que posiblemente le sirva mucho más a este grupo de multinacionales radicadas en ese continente que a la nuestra.

Acordando con lo que han dicho las Pequeñas y Medianas Empresas, creo que no es bueno para nuestra economía ni para la vida de la gente.

Pero por lo que decís podría hasta ser rechazado en el parlamento.

Eso es relativo, en condiciones adversas han conseguido aprobar hasta la reforma previsional, por eso no le cerraría las puertas. Si bien todavía falta, hay que avanzar, pero no descarto que se pueda aprobar si me baso en los antecedentes. Es un gobierno que ha conseguido apoyo hasta para votar una norma que fue muy perjudicial para los abuelos. Y es un gobierno que en los tres años y medio que tiene de gestión, tuvo minoría en ambas cámaras.

Foto: Axel Kicillof, Cristina Fernández, Alberto Fernández y Verónica Magario

Para cerrar y teniendo en cuenta que es año electoral ¿Cómo ves el cierre de listas y lo que hace a las elecciones?

Lamentablemente creo que con final abierto. Digo lamentablemente porque la gente que está en el gobierno está destruyendo la economía y está generando mucha más desigualdad. Se corporativiza, se extranjeriza y la vida de la gente se deteriora. Uno de cada dos pibes en nuestro país es pobre y con todo lo que ello trae aparejado.

Creo que el final es abierto. El gran aliado de la oposición es la crisis económica. Me parece que no ha sido del todo inteligente el armado de listas. Esperemos que la oposición tenga la capacidad de hacer una campaña inteligente, abandonar sectarismo e ir detrás de lo que es una verdadera cruzada nacional.

 Este es un momento de construir una gran unidad nacional. La Argentina todavía no tocó fondo y le puede ir mucho pero mucho peor. Para los que vivimos el 2001 coincidimos en que tenemos un poquitito más de conciencia de eso

Grimson: “En Argentina, a algunos, la ¨negrada¨ les molesta bastante”

Grimson: “En Argentina, a algunos, la ¨negrada¨ les molesta bastante”

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.Libro-tapa-Grimson.-Que-es-el-peronismo

El Doctor en Antropología, docente e investigador del CONICET, Alejandro Grimson, explica alguna de las características de su más reciente trabajo “¿Qué es el Peronismo?”, y reflexiona respecto de la coyuntura actual.

 

En uno de los primeros capítulos del libro hablas del racismo en la política. Durante el peronismo, hablas de figuras como los “descamisados” y los “cabecitas negras”, a quienes el peronismo les dio una nueva identidad política como movimiento; pero a su vez, mostras que hay una matriz racista que manifiesta sus rechazos a estas identidades. En la coyuntura actual ¿De qué manera se está manifestando el racismo en el proyecto político de Cambiemos?

En general la Argentina, es un país que se caracteriza por una negación muy profunda de su propio racismo. Cuando hablas con un argentino promedio -que no existe, pero supongamos que existiera-, te diría “¿Yo racista? No… Yo no soy racista”. Eso en antropología tiene un nombre que se llama Racismo sin racistas, porque nadie cree que es racista, pero la verdad es que la “negrada” le molesta bastante.

Por ejemplo, me pasó muchas veces algo que puede comprobar cualquiera: Supone que alguien te dice que odia a Cristina y que no quiere que esa negrada vuelva al gobierno, y vos decís “¿Pero a vos te parece que Cristina es negra?”; “Es negra de alma” te contestan.

Aparece esta cuestión de los “negros de alma” que en realidad en el 45 estuvo presente a través de otra expresión: se hablaba del 17 de octubre como un “candombe blanco”, porque -decía el periódico del Partido Socialista- que eran blancos que se comportaban como si fueran negros.

Esa idea del “candombe blanco” se perdió muy rápido y quedó la idea de “cabecita negra” como la idea que predominó en toda esa etapa y que en otras literaturas o sociologías aparecía como la idea de una gran migración interna del noroeste hacia la capital, que había estado en la base del peronismo.  Cosa que en el libro, demuestro que ese argumento es completamente falaz y que esa migración nunca existió.

 

¿Cómo se explicaría ese racismo sin una necesidad de reconocer lo propio, no? Me llama la atención esta mención de las migraciones que hacés en el libro y que en el estudio que realizaste das cuenta de que la mayoría de las cuestiones eran de identidades locales y que se las tenía como extranjeras; que no formaban parte de esa patria o de esa nación.

Creo que lo que está en el núcleo de esto es que hay un imaginario nacional que viene, por lo menos del Facundo de Sarmiento y que sigue hasta la actualidad. Es el imaginario del país civilizado, europeo, que tiene como pre requisito para poder realizarse a sí mismo, para terminar con la barbarie, que sería el interior, lo no europeo; el peronismo después entra en ese lugar de la barbarie, entra en lo que no puede ser reducido o incorporado al proyecto civilizatorio.

Llega hasta Macri, porque él va a Davos (Foro Económico) en 2016 y “nosotros somos todos europeos en Argentina”. Este año en el Congreso de la Lengua -como si hubiera una lengua en Argentina, hay más o menos 20-, da por obvio de que existe una sola lengua que es el castellano. Es como si todo el trabajo de la antropología, de la historia, no solamente de las argentinas y argentinos, sino de muchos investigadores del mundo que han trabajado aquí desde hace décadas, fueran tirados a la basura.

Ese desconocimiento es muy fundamental. No se trata de un mero desconocimiento, es que si no se desconociera sería necesario modificar el propio imaginario nacional de pertenencia y destruir el europeísmo.

 

Hay un capítulo donde hablas sobre el menemismo y te hacés una pregunta muy interesante acerca de ¿por qué los sectores populares votaron en contra de sus intereses? Y desde allí analizas por qué lo indefendible logró construir mayorías en Argentina. Reflexionando sobre el gobierno macrista ¿Crees que lo indefendible vuelve -una vez más- a perpetuarse por largos años en el país?

Primero que lo que explico en el capítulo es que la definición de los intereses tenemos que discutirla, porque muchas veces, en espacios influidos por las teorías sociales, damos por obvios cuáles son los intereses de cada clase social. Pero, cuando la gente no tiene un plato de comida sobre la mesa, los intereses de largo plazo pueden contradecirse con los de corto plazo. Que fue en algún punto lo que pasó en los años 90.

Votaron contra los intereses de largo plazo o contra los intereses que las teorías sociales definen como intereses de las clases trabajadoras pero, tenían que ver con ciertos intereses cortoplacistas que es la manera en que culturalmente se han constituido los intereses en la Argentina.

Lo mismo sucede respecto de la actualidad. Es muy obvio que hoy hay muchas personas  -no sé si son el 5, el 10, el 15% de la población que prefieren perder plata y que no vuelva el peronismo a ganar plata y que vuelva el peronismo. Esto está explícito en empresarios que cierran las persianas de sus fábricas porque cierran porque no pueden aguantar la marea importadora (hubo una destrucción importante de empresas y cuando se les pregunta dicen “si, a mí me iba mejor antes, pero prefiero fundirme a que vuelvan los que estaban antes”. Sus intereses no son sólo económicos, sino que son intereses alrededor de su propia identidad como sectores desigualmente poderosos respecto del resto de la sociedad.

Supongamos la situación de un jubilado, que su jubilación aumentó al ritmo inflacionario durante el kirchnerismo, pero que a su vez vio que muchas personas no tenían una jubilación pasaron a tenerla, que otras personas que tenían una jubilación ínfima pasaron a tener una más cercana a la que tenía esta persona ¿Qué es lo que prefiere la gente, que estemos todos incluidos o prefiere estar en la punta de la pirámide? Muchos prefieren estar en la punta de la pirámide aunque eso implique que haya una gran exclusión y, quizás, no tienen la capacidad de relacionar esa gran exclusión con el hecho de que sus hijos o sus nietos corran riesgo cuando salen a la calle porque hay incremento del delito.

 

En el libro planteas que el peronismo es ineludiblemente parte de la cultura política argentina y que renunciar a entenderlo es renunciar a entender la realidad de la Argentina; y además abordas la relación con los antiperonismos, que nombras varios. En el ejemplo del empresario que antes mencionabas ¿Ves en el antiperonismo de hoy una revancha en términos similares a la del 55?

Creo que hay muchas similitudes con el 55 en término de las políticas económicas, del odio, de que se cumple la frase de Perón donde decía “no es que nosotros seamos tan buenos, pero los otros son peores”. Así como relato en el libro que en el 56/57 el antiperonismo en el gobierno empezó a perder varios apoyos, me parece bastante obvio que ahora –en otros ritmos- el antiperonismo actual en el gobierno también empezó a perder apoyos.

Se repite una historia de la cual el peronismo estaría bueno que aprendiera: Frente a ese antiperonismo, que en aquel caso hizo la proscripción política y en este duda acerca de si llevar adelante la misma proscripción como la que ya se llevó a cabo en Brasil o en Ecuador, tiene la posibilidad de perpetuarse, pero el peronismo tiene que preguntarse si la historia que vivimos desde el 45 para acá es exactamente la historia que el peronismo quiere vivir.

La división que existe hoy en la sociedad plantea que los triunfos del peronismo o de los peronismos, o del kirchnerismo son triunfos que se mantienen durante un cierto tiempo pero que son muy difíciles de mantener en el largo plazo. Si mirás los cambios que hubo en la Argentina en los últimos 12 años, te darías cuenta de que harían muchos más años de gobierno anti-neoliberal  para que sea posible transformar de raíz la Argentina, pero es muy difícil que, volviendo siempre a los mismos liderazgos o acotando toda posibilidad de confrontación a los liderazgos y estableciendo las fronteras en el lugar donde los poderes económicos quieren situarla, es muy difícil que se pueda generar un frente más amplio.

El programa de Macri afectó negativamente al 80-90% de la sociedad argentina, por lo cual hay que trabajar para poder construir una alternativa que incluya todos los peronismos y todos los kirchnerismos pero que como decía una frase “con el peronismo no alcanza si querés derrotar al neoliberalismo”.

 

Pensando que sos un cientista social loca, un intelectual comprometido y, además, escribís sobre política argentina ¿Cuál es la tarea de las ciencias sociales en la política argentina?

En este sentido soy muy pluralista. Siempre lo he sido y siempre lo soy. Puede haber y son posibles e interesantes distintas formas de relación entre las ciencias sociales y la política. La que a mí me gusta tiene que ver con una investigación social que es comprometida, no es neutral  y al mismo tiempo, no por ser comprometida, está dispuesta a violentar los hechos para sostener un argumento.

Siempre planteé, desde que empezó a suceder, que uno de los grandes problemas del kirchnerismo fue el tema del INDEC, el tema de las estadísticas y el tema de decir que no había inflación. Esto generó una incomunicación entre el kirchnerismo y la sociedad, porque estás violentando un hecho que toda la gente percibe porque va al supermercado. Para el que escucha y no vivió los años del kirchnerismo habría que contarle que la inflación en los peores momentos fue la mitad de lo que es hoy. Los mejores fue bastante menos de la mitad.

Creo que las ciencias sociales tienen muchísimos aportes para hacer a la política y que en ese sentido es clave generar diálogos cada vez más fluidos entre los dirigentes políticos y la investigación social. Ni hablar si hay un estado que tiene vocación de implantar un modelo de desarrollo con inclusión. Ahí necesitas mucho más a las ciencias sociales porque la necesitas también para la posibilidad de implementar políticas públicas.

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