La impunidad del Sionismo debe terminar

La impunidad del Sionismo debe terminar

TIEMPO DE LECTURA: 9 min.

Por Pablo Jofré Leal*

Ante el silencio de la comunidad internacional, el régimen de Israel lleva más de siete décadas cometiendo crímenes contra los palestinos.


Día a día, el apoyo de Estados Unidos, el silencio obsequioso de países aliados occidentales como Francia y el Reino Unido y la traición de monarquías y gobiernos árabes como Arabia Saudí y Egipto, por ejemplo, permiten que el sionismo cometa los más execrables crímenes contra el pueblo palestino, bajo la más absoluta impunidad.

Una arbitrariedad que se expresa cotidianamente en la violación de los derechos humanos del pueblo palestino, la ocupación y colonización de su territorio, la construcción de un muro -que segrega el territorio de Cisjordania y que ha concretado en Gaza- y la conformación del campo de concentración más grande del mundo. Allí, dos millones de palestinos sobreviven hacinados bajo la bota de un régimen que se asemeja, en muchos aspectos, a los peores regímenes totalitarios que ha tenido el mundo, y que permite signar con el nombre de nacionalsionismo a una entidad como la israelí, que considera a millones de seres humanos, simplemente como “animales que caminan sobre dos piernas”, como los definió en alguna oportunidad el ex primer ministro Menahem Begin. O lo señalado por Chaim Weizmann, el primer presidente del régimen de Israel, quien declaró que “los británicos nos han dicho que hay allí (en Palestina) algunos centenares de miles de negros sin ningún valor”. Palabras provenientes de los mismos que condenaban las acciones, palabras y los crímenes del nacionalsocialismo contra europeos de creencia judía y que después, como expertos alumnos, los llevan a cabo contra el pueblo palestino.

Resoluciones condenatorias para qué?

El día 23 de diciembre del año 2016, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución N.º 2334 contra los asentamientos que el régimen sionista, en contravención contra las leyes internacionales y como evidente crimen de guerra, ha construido en tierras cisjordanas. Una resolución que salió a la luz a pesar de las presiones de la recién electa Administración Trump y el régimen de Benjamín Netanyahu, que hicieron denodados esfuerzos, junto al chantaje de organizaciones sionistas ligadas al lobby del gobierno y empresas estadounidenses -como es el Comité de Asuntos Público Estadounidense-Israelí (AIPAC)-, para impedir que la mencionada resolución saliera a la luz. La misma contó con la coautoría de Nueva Zelanda, Malasia, Venezuela y Senegal, destinada a condenar los asentamientos de colonos sionistas.

La Resolución N° 2334 señaló que la presencia de Israel y sus fuerzas ocupantes en la Ribera Occidental y en la ocupada parte de Jerusalén Este (Al-Quds) supone una “violación del derecho internacional y un grave obstáculo para solucionar el conflicto, a través de la creación de dos estados”. Y además de signar esta presencia israelí como ilegal y un freno a los intentos por hacer cumplir las exigencias internacionales (que se prolongan ya por 72 años desde la creación de Israel), la resolución consignó, por primera vez, la abstención de Estados Unidos, que con la agonizante Administración de Barack Obama dio este paso, que aunque estéril, permitió indignar a republicanos y sionistas a ambos lados del atlántico.

Hoy, tres años después, nada de lo establecido en aquella resolución se ha cumplido. Y más aún, se ha incrementado la construcción de más y más asentamientos, que elevan año tras año el número de colonos extranjeros en tierras palestinas, sobrepasando hoy los 650 mil hombres y mujeres -considerados los más extremistas de la sociedad israelí-, dotados de enormes beneficios económicos, viviendas subsidiadas, estipendios destinados a solventar su estudios talmúdicos y regalías, que no poseen otros habitantes de la entidad israelí, afincados en la Palestina histórica. No es casual que el 10 % de esos colonos sean de origen estadounidense, catalizados por el apoyo de los fondos de inversión del lobby sionista en aquel país, que alienta la inmigración ilegal y que se constituyen en un claro freno a cualquier intento de permitir el avance hacia la autodeterminación de Palestina.

A inicios de este año, la situación palestina en materia de violación a los derechos humanos de su población, refleja el azote sionista, la impunidad de sus acciones, el silencio cómplice de los organismos internacionales y sobre todo la falta de voluntad política, valentía y decisión para aplicar contra Israel lo que la propia comunidad internacional se ha dotado en materia de gobiernos, organismos o entidades que amenazan la paz, la quebrantan o representan un peligro para la humanidad, como es el caso de lo establecido en el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.

No hay sanciones contra Israel, no hay embargos, no hay declaración de zonas de exclusión aérea, para impedir que siga bombardeando la Franja de Gaza, Siria, El Líbano o cualquier país que sea considerado enemigo de este régimen. Esto, a pesar de que en la Asamblea General de la ONU, celebrada el 10 de noviembre de 1975, el sionismo -como ideología- fue equiparado (por 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones) con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular; y la Resolución 3379 llamó a su eliminación, entendiéndola como una forma de discriminación racial. Y habla de su eliminación para aquellos que interesadamente pretenden acallar las voces que denuncian esta ideología acusándolos de antisemitas, como una manera de presionar y castigar, aprovechando la cobardía de gobiernos como el alemán, que aún no supera su crisis de conciencia frente a los crímenes del nacionalsocialismo y que le ha permitido ser chantajeado, hasta el día de hoy, por lo que el autor estadounidense (de creencia judía) Norman Finkelstein llama “la industria del holocausto”.

Imposición es el nombre verdadero

Una ideología cuya expresión práctica se expresa contra el pueblo palestino y que en estos últimos días ha significado, por sólo dar unos cuantos ejemplos: rociar con substancias tóxicas las tierras de cultivo de la Franja de Gaza; ultimar detalles para anexar, en Cisjordania, el Valle del Jordán; bombardear la Franja de Gaza y en forma paralela asesinar a tres palestinos acusados de querer cruzar la valla artificial, que separa el enclave de los territorios con asentamientos sionistas en la Palestina histórica. Ha continuado la demolición de viviendas palestinas, que sólo este primer mes del año ha significado 20 hogares destruidos hasta sus cimientos. La respuesta, débil pero simbólica, ha venido del lado palestino donde la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha solicitado a la Corte Penal Internacional (CPI) que “considere a los tribunales israelíes como armas de ocupación y herramientas terroristas utilizadas contra los ciudadanos palestinos”, según informa un comunicado publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Palestina.

Una decisión que se da en momentos, que la propia ANP ha reiterado su rechazo al que Estados Unidos e Israel denominan “el Acuerdo del Siglo” y que es simplemente una herramienta de presión, de imposición y de chantaje contra el pueblo palestino. “Advertimos contra cualquier proyecto estadounidense que viole el derecho internacional”, señaló el Gobierno palestino en Cisjordania al conocer que Washington estaba cursando invitaciones al premier israelí, el procesado Benjamín Netanyahu, al líder opositor del partido israelí Azul Blanco, Benny Gantz, para discutir la puesta en práctica de una iniciativa, impresentable, creada en los despachos de Washington, Tel Aviv y Riad, para evitar la conformación de un Estado palestino.

Una iniciativa que ya ha comenzado a implementarse, a partir de la luz verde dada al régimen israelí para avanzar en la anexión del territorio palestino, donde se ubican los asentamientos con colonos extremistas, es decir, anexionar el 60% de la actual Cisjordania, signada como área C dentro de los llamados Acuerdos de Oslo. Pensar en un “acuerdo del siglo” sin la salida de los cientos de miles de colonos, el fin de las leyes de ocupación, el retorno de los refugiados, la destrucción del muro, la libertad para los siete mil presos palestinos – entre ellos 350 niños – y la proclamación del Estado palestino, con todos sus derechos y su asiento en el seno de las Naciones Unidas, es simplemente ilusorio.

Ha trascendido que la ejecución de esta imposición del siglo tendrá su fecha de proclamación, el próximo 28 de enero cuando se reúnan, posiblemente en Washington, Donald Trump, Benjamín Netanyahu y Benny Gantz (líder opositor a Netnayahu), seguramente con algunos invitados especiales de Arabia Saudí y Egipto. Estos dos últimos países están involucrados, ya sea en el financiamiento o en la posible entrega de terrenos para llevar adelante esta idea, que no tiene ningún futuro y que sólo puede significar una explosión de proporciones en la región. El procesado y aún primer ministro israelí -con su habitual verborrea al dar a conocer el fondo real de lo que se pretende-, sostuvo, ante la próxima reunión con Trump, que “con esta invitación el presidente (de EEUU) está buscando darle a Israel la paz y seguridad que merece, por lo que acepto con gusto la invitación, para discutir con él sus ideas y cómo avanzar la paz, y para trabajar de cerca con él para promover esa meta”.

En un artículo anterior sostuve, cuando se anunció la idea de implementar una iniciativa de paz, llamada Acuerdo del Siglo, por parte de Estados Unidos e Israel, que era necesario ser precisos en el uso de los conceptos cuando se habla del plan que EEUU e Israel tienen para Palestina. No se trata de un “acuerdo del siglo” como dice el consorcio estadounidense-sionista, ni una “bofetada del siglo” como sostiene la Autoridad Nacional Palestina (ANP): es lisa y llanamente una imposición, un crimen, una violación del derecho internacional y sobre todo a los derechos humanos del pueblo palestino.

La manipulación y la desinformación van de la mano y si ellas están manejadas por poderes económicos y políticos, con una aún presente hegemonía, resulta evidente que el denominar como “acuerdo del siglo” aquello que a todas luces es una imposición brutal y violatoria de los derechos de millones de personas, nos obliga entonces a denunciar estas maniobras. Lo que se está tratando de llevar a cabo ahora, de la mano de dos políticos procesados, como son Trump y Netanyahu, junto a gobiernos incapaces de oponerse al chantaje -que suele ser el arma política utilizada con frecuencia a la hora de llevar adelante sus planes internacionales- es un objetivo absolutamente atentatorio al derecho internacional, que viola los derechos humanos de la población palestina y su derecho a la autodeterminación. Esto no puede ser aceptado.

Sumemos a lo mencionado, las posturas reaccionarias de regímenes títeres de Estados Unidos: la monarquía jordana, la Casa al Saud, la pseudo democracia egipcia y el silencio cómplice de todos aquellos países que suelen alzar la voz de condena y establecer sanciones cuando se trata de Venezuela, Siria, Rusia, Irán, pero que callan vilmente cuando los violadores de las leyes internacionales, los que dotan de impunidad al régimen israelí por sus crímenes de lesa humanidad contra el pueblo palestino, son los Estados Unidos y sus incondicionales en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU -como es el caso de Francia y el Reino Unido-, que permiten que Washington e Israel actúen como juez y parte en relación a Palestina.

Desde la Resolución Nº 2334 de diciembre del año 2016 hasta esta idea de reunirse para favorecer los intereses sionistas en Asia occidental, mucha agua ha pasado bajo el puente, a la par de la sangre de cientos de palestinos, hombres, mujeres y niños asesinados a manos del sionismo y la connivencia de aquellos que se niegan a condenar, denunciar y luchar contra una ideología que representa una amenaza para los pueblos del mundo. No hay posibilidad de paz para la región de oeste de Asia sin la completa eliminación del sionismo.


* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl
EL SIONISMO Y SU CONDUCTA CÍNICA Y CRIMINAL

EL SIONISMO Y SU CONDUCTA CÍNICA Y CRIMINAL

TIEMPO DE LECTURA: 9 min.

Por Pablo Jofré Leal*

La palabra cinismo se define como aquella actitud, ya sea de una persona o un grupo de ellas, que suele mentir o comportarse en forma hipócrita, procaz y hasta criminal. Esto, en forma contumaz, con descaro, desembozadamente, sin que ello conlleve un problema moral, político o de conciencia para estos cínicos.

Así, este concepto y su campo semántico, es perfectamente atribuible al régimen sionista, cuya sola existencia es prueba palpable de la acción de otros actores internacionales, dotados de este cinismo y que permitieron el surgimiento de Israel el año 1948. Una entidad, que junto al término de criminal, debemos asignarle claramente el de un sionismo dotado de un cinismo intrínseco, a partir de la política de ocupación y colonización, que lleva a cabo contra el pueblo palestino, desde el año 1948 a la fecha.

Un comportamiento consciente, defendido a ultranza por la casta política, militar  y una sociedad mayoritariamente dotada de una visión de mundo mesiánica, racista y donde la segregación y el concepto de superioridad son partes componentes y que salvaguarda y practica una política, que representa la impudicia de llevar a cabo un proceso de exterminio del pueblo palestino, sometido a la violación de sus derechos humanos integrales, por 71 años a cuestas de el más cruel de los procesos de ocupación y colonización, que haya sufrido pueblo alguno.

¿Por qué traigo a colación este concepto de cinismo cuando parece ser de sentido común el catalogar a Israel con este y otros términos? Tal vez, porque en nuestra condición de seres humanos, dotados de razón, creemos, que incluso en entidades de la calaña del sionismo, algo de lucidez puede ser entregado para nuestra sorpresa. Pero… ¡no! resulta un objetivo fuera del alcance o del mero sentido común. La hipocresía, la impudicia son parte consustancial al que se denomina pueblo elegido y que ocupa una tierra de la cual dice ser propietario por mandato divino.

Una entidad así se considera libre de hacer y deshacer lo que le venga en gana, en función de no rendir cuentas, que para eso el mesianismo le da el aval para violar derechos humanos de otros pueblos, pasar por encima del derecho internacional, agredir, desestabilizar gobiernos considerados enemigos, formar una alianza criminal junto al imperialismo y el wahabismo. No someterse a dictado alguno y menos reconocer la jurisdicción de instituciones como la Corte Penal Internacional.Y es aquí, en esta última organización donde el cinismo sionista se expresa en toda su magnitud.

El día 19 de diciembre pasado, la Oficina de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) anunció públicamente, que se tienen las pruebas y las bases para investigar a Israel por crímenes de guerra en los territorios palestinos, tanto de Cisjordania como de la Franja de Gaza, el primero ocupado desde el año 1967 y el segundo, ocupado físicamente desde el mismo año de Cisjordania, hasta el año 2005 y posteriormente bloqueado a partir del año 2006 (hasta el día de hoy) por tierra, mar y aire.Lo dado a conocer por la CPI tuvo un nombre: la Fiscal en jefe, Fatou Bensouda, quien señaló que “después de una evaluación exhaustiva, independiente y objetiva de toda la información confiable disponible para mi Oficina, el examen preliminar de la situación en Palestina ha concluido, que se cumplen todos los criterios legales establecidos en el Estatuto de Roma para la apertura de una investigación, con una base razonable para seguir con una investigación sobre la situación en Palestina, según el artículo 53 (1) del citado Estatuto”.

Artículo que señala que “el Fiscal, después de evaluar la información de que disponga, iniciará una investigación a menos que determine que no existe fundamento razonable para proceder a ella con arreglo al presente Estatuto…” y por lo señalado por Bensouda, esos motivos existen claramente sobre Cisjordania, Gaza y Al Quds Este, a pesar de que se revisará el tema de jurisdicción de la CPI pues Israel no es miembro del organismo con sede en La Haya. Cuestión que no debería ofrecer problemas pues la propia ONU y las resoluciones respecto a Palestina, señalan que estos son territorios ocupados, donde se ha exigido el retiro de las tropas ocupantes, el desmantelamiento de los asentamientos ilegales, la demolición del muro, el retorno de los refugiados entre otros puntos.

Resulta evidente que la CPI no sólo tiene jurisdicción en los territorios palestinos ocupados y bloqueados, sino también y esto aterra al sionismo, Israel puede ser investigado por la construcción de asentamientos y los colonos sionistas instalados allí, que en número de 650 mil violan la IV Convención de Ginebra en el marco de la prohibición de trasladar población ocupante (colonos) a territorio ocupado. Sume a ello las demoliciones de viviendas palestinas, la construcción del muro de segregación y aislamiento de aldeas, pueblos y ciudades cisjordanas, como también el muro que está cercando Gaza. Como también investigar lo que fue el ataque de la denominada Operación “Margen Protector” contra Gaza el año 2014 que se saldó con 3 mil palestinos asesinados, diez mil heridos y la destrucción de gran parte de la infraestructura del enclave costero.

Para dirigentes políticos palestinos como Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y veterana negociadora de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) frente a los israelíes el anuncio de la CPI “es un importante paso hacia adelante. Como pueblo palestino nos adherimos al Estatuto de Roma, convencidos en que los organismos internacionales den actuar en función de la justeza de nuestras demandas. Hemos invertido confianza y fe en la Corte Penal Internacional como un lugar independiente que puede garantizarles algo de justicia y reparación, frente a la multitud de crímenes cometidos por Israel contra la Palestina ocupada”

¿Cuál fue la reacción israelí?  La esperable, por supuesto, amenazas a diestra y siniestra. Ultimátum a las autoridades palestinas, exigiéndoles retirar la demanda efectuada por la ANP ante la Corte Penal Internacional el año 2015 cuando presentó su petición de ingreso ante el organismo internacional. Amenazas destempladas, agresivas, infames, como la del Ministro de Transporte sionista Bezalel Smotrich“Dale a la Autoridad Nacional Palestina un ultimátum de 48 horas para que retira su demanda, o será destruida inmediatamente la aldea beduina Jan Al Ahmar (en la Cisjordania ocupada).  Destruya – llamado a Netanyahu – Jan Al-Ahmar mañana por la mañana, y todos los días destruya otro asentamiento ilegal de árabes y europeos. En una guerra como esta, toma medidas fuertes desde todos lados” vociferó Smotrich. Lamentando que la denuncia palestina infrinja daños a la imagen de Israel en el mundo. Una imagen sostenida, sin duda, a punta de Hasbara y cientos de millones de dólares, junto a la compra de conciencias.

Se consigna que el anuncio de la fiscal de la CPI Fatou Bensouda ha generado pánico entre las autoridades israelíes, que temen que el fallo de la Corte de La Haya, al término de las pesquisas solicitadas por Palestina, resulte en masivas órdenes de arresto contra funcionarios y militares del régimen sionista “Un reporte publicado por el canal 12 de la televisión israelí reconoce que un gran rango de los actuales y antiguos funcionarios y personal militar del régimen de Israel podría ser perseguido en el escenario mundial en el caso de que la Corte Penal Internacional (CPI) cumpla con investigar sus actividades en los territorios ocupados palestinos”.

Por su parte el cuestionado primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el cínico mayor, ha mostrado su sorpresa por la decisión de la Fiscal Bensouda al afirmar que “la decisión de la Fiscal ha convertido a la Corte Penal Internacional en una herramienta política para deslegitimar al Estado de Israel. La fiscal ha ignorado por completo los argumentos legales que le presentamos”. En el caso del Fiscal general de Israel, Avijai Mandelblit, éste aseguró que la CPI, si bien ha examinado de formas preliminar una solicitud presentada por palestina, no tiene jurisdicción en Cisjordania o Gaza. “La CPI carece de jurisdicción en relación con Israel, ya que no pertenece a esta Corte y cualquier acción palestina con respecto a la Corte es legalmente inválida”.Unamos a lo señalado el error israelí de considerar que la jurisdicción de la CPI no puede existir porque Palestina no es un Estado. Pero Palestina es Estado observador no miembro de la ONU desde finales del 2012. 

Reitero, una opinión absolutamente equivocada, pues la CPI puede investigar todo crimen de guerra y de lesa humanidad, en este caso contra Israel y para ello no hay límites de jurisdicción. El tribunal en La Haya, efectivamente, sólo puede realizar investigaciones en estados firmantes del Estatuto de Roma que lo instituyó. Israel no adhirió a ese tratado internacional, aprobado en 1998 en la capital italiana pero…aquí se trata de crímenes de guerra y de lesa humanidad que son imprescriptibles y pueden ser perseguidos en todo lugar. Además, Palestina, al adherir al estatuto de Roma y al hacer suyo los territorios de Gaza y Cisjordania, hace patente que las trasgresiones a los derechos humanos y la violación del IV Convenio de Ginebra entre otras acciones del sionismo son posibles de investigar.

En esta visualización de entidades y regímenes cínicos, Washington y la administración Trump no podía ser menos. A través de una declaración emitida por el Departamento de Estado se rechazó, por considerarlo “injusta”,la decisión anunciada por la CPI a través del informe de la Fiscal Bensouda, quien ve bases suficientes para investigar a Israel por acusaciones de crímenes de guerra cometidos en los territorios palestinos.”Nos oponemos firmemente a esta y a cualquier otra acción que busque atacar a Israel injustamente”, expresó en un comunicado el titular del ente, Mike Pompeo.

El cinismo sionista, no se queda sólo en sostener que las acusaciones son infundadas, aunque las pruebas se multipliquen por miles. No le basta con seguir presentándose ante los ojos del mundo como el victimario devenido en víctima. En el agresor que se considera agredido, la entidad dotada de síndromes peligrosos, como el de disparar y llorar, con que justifica los crímenes más atroces que se puedan cometer contra el pueblo palestino. El paroxismo del descaro llega de los propios labios del primer ministro Benjamín Netanyahu, dirigente sionista, acusado además de corrupción, quien señaló ante el Informe de Bensouda “Este es un día oscuro para la verdad y la justicia. Esta es una decisión escandalosa e infundada”.Lo escandaloso es que el sionismo siga cometiendo crímenes sin recibir el castigo que merece. Lo abusivo es que Netanyahu y todos aquellos que masacran día a día a la población palestina, gocen de libertad. Eso es inconcebible además de vergonzoso.

Y para continuar mostrando al mundo que este Netanyahu, no sólo exuda cinismo, sino también la peligrosa enfermedad del falsario dirigente mesiánico, ha expresado, sin que un ápice de vergüenza se reflejara en su rostro que “nos asombra que Bensouda sostenga que “es un crimen, un crimen de guerra que los judíos vivan en su tierra natal, la tierra de la Biblia, la tierra de nuestros antepasados”, en referencia a las colonias judías en territorio palestino ocupado. Lo que oculta Netanyahu y siempre es necesario reiterarlo cuando los cínicos copan los medios de información y son apoyados además por Washington es que: Todos los asentamientos con colonos sionistas de creencia judía en Cisjordania, incluida Al Quds este e incluso en los ocupados Altos del Golán sirio son ilegales, según el derecho internacional. Y eso por más impúdico que seas, no lo puedes ocultar.

Netanyahu podrá encontrar “absurdas” las acusaciones palestinas y la decisión de investigar los crímenes cometidos bajo sus gobiernos y en general desde que nació  la entidad sionista, pero sus palabras de desprecio no ocultan la necesidad de justicia, que la verdad se imponga y sobre todo la exigencia,que políticos, militares, ministros y todo aquel responsable de la muerte de miles de palestinos, de cientos de miles de heridos y detenidos y la creación de un sistema de segregación racial y exterminio al estilo del nacionalsocialismo sean juzgados y sancionados. Los crímenes del sionismo no pueden seguir en la impunidad.


* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl
Palestina y la marcha por el retorno: el derecho de vivir

Palestina y la marcha por el retorno: el derecho de vivir

TIEMPO DE LECTURA: 10 min.Por Pablo Jofré Leal*

Pablo Jofre Leal - Articulo Marcha por el Retorno Marzo 2019.jpg

El 30 de marzo del año 2018, la sociedad palestina, asentada en la Franja de Gaza, en una concentración multitudinaria con gazatíes venidos desde Rafah, Jan Younis, pasando por el campo de Bureij, Jabaliya, Beit Lahia y Beit Hanoun, reivindicaron su derecho al retorno y el fin del bloqueo sionista. Ello, en el contexto de la conmemoración del Día de la Tierra.

Miles de gazaties, ese 30 de marzo del 2018 se dieron cita en las inmediaciones de la valla artificial que separa el enclave costero de la Palestina histórica.  Una Palestina y Cisjordania, surcada de asentamientos con colonos sionistas, que frenan la autodeterminación de un pueblo, que lleva 70 años de lucha por su autodeterminación, el retorno de los refugiados y el fin del apartheid, que asimila la Franja de Gaza a un enorme campo de concentración.

Una marcha que no se detiene

Hace 43 años, un 30 de marzo del año 1976 la sociedad palestina convocó a una huelga general en los territorios ocupados, con el objeto de impedir la confiscación de 2 mil hectáreas de tierras palestinas (equivalentes a 21 mil dunums) por parte del ejército israelí. Expolio hecho bajo el argumento, que dichas tierras serían destinadas a campos de entrenamiento militar. Como también entregar parte de ellas a colonos sionistas, a contrapelo de todas las resoluciones sobre el tratamiento que una potencia ocupante debía tener con un territorio ocupado. Lo señalado contraviene el Cuarto Convenio de Ginebra, Título III, Sección Tercera, generando con su quebrantamiento, crímenes de guerra. La protesta ese año 1976 se saldó con el asesinato de siete jóvenes palestinos que ofrendaron su vida luchando por proteger lo que es su aliento vital, su relación estrecha con la madre tierra, sus olivos, sus cultivos, el ganado que pasta en sus terrenos. Los mártires palestinos de aquella jornada vuelven a pasar por nuestros corazones, vuelven a ser recordados, plantando un olivo como símbolo de la relación milenaria que tiene el pueblo palestino con su tierra, como señal de continuidad histórica frente al derecho irrenunciable de volver a su tierra, de volver a sus raíces, allí donde pertenece.

Sostuve, precisamente un año atrás, que en el marco de la conmemoración del Día de la Tierra en Palestina, miles de habitantes de la Franja de Gaza, bloqueada desde el año 2006 a la fecha, se acercaron a las alambradas que marcan la separación de la Palestina usurpada desde el año 1948. Una alambrada instalada, para acrecentar aún más el bloqueo contra esta tierra sometida a crímenes diarios, a un sofoco que viola los derechos humanos de 2 millones de personas, en lo que se considera el campo de concentración más grande del mundo. Una réplica monumental de aquellos campos que el nacionalsocialismo instaló en tierras ocupadas en la Segunda Guerra Mundial. Panorama que bien deben conocer muchos judíos que pasaron por campos de concentración y que paradojalmente ha sido puesto en práctica en este Siglo XXI, por aquellos que han hecho de su propio sufrimiento en esa guerra, un modelo a seguir ahora contra el pueblo palestino. Singular, por cierto, pero hasta patológico me atrevo a sostener.

Anuar Majluf, abogado chileno y descendiente de palestinos, Director Ejecutivo de la Federación Palestina de Chile (que posee la población de origen palestino más numerosa del mundo fuera de Oriente Medio) afirma respecto al Día de la Tierra y la marcha por el retorno que “cuarenta y tres años después de los hechos del año 1976, nada ha cambiado. Israel continúa con el robo y la colonización de tierras palestinas y sigue expandiendo sus asentamientos ilegales en territorio palestino ocupado y continúa también la desposesión y desplazamiento en el interior de Israel. El Día de la Tierra es un recordatorio para los palestinos, sus descendientes, el exilio palestino y en general la humanidad, que nada ha cambiado desde que Israel fue fundado el año 1948, que nada ha cambiado desde el año 1976 y por tanto debemos continuar el trabajo de denuncia a las acciones ilegales de Israel”.

Majluf habla también del derecho al retorno, elemento presente en la reivindicación del pueblo palestino y que en su caso le llega muy hondo pues el año 2017, cuando quiso ingresar a Palestina y visitar la tierra de sus ancestros, fue impedido por el ejército ocupante alegando que Majluf es un decidido opositor al régimen israelí, mostrando en esa acción el carácter racista y arbitrario de la que suele decir es la mayor democracia de Oriente Medio “Para los palestinos el derecho al retorno, señala Majluf, marca lo que son  las marchas que se realizan desde el 30 marzo del año 2018, es un pilar fundamental en la reclamación palestina. Nos recuerda la limpieza étnica perpetrada por Israel el año 1948 y los años posteriores, junto a la catastrófica consecuencia de condenar a casi a un pueblo completo a vivir fuera de su patria, de sus aldeas, alejados de sus familias. Quienes fueron expulsados tras la Nakba tienen el derecho a regresar y tienen el derecho de construir un mejor futuro para sus hijos. El retorno será el restablecimiento de la justicia y uno de los derechos fundamentales que tienen todo ser humano: poder vivir libremente en su patria”.

 

Las muertes se multiplican

Tras un año de marchas por el retorno, las cifras que marcan el accionar del sionismo contra el pueblo palestino son horrorosas. Sólo en niños, el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) señaló, a través del Director Regional de la Unicef en Oriente Medio y África, Geert Cappelaere, que “40 menores, de menos de 14 años, habían sido asesinados por francotiradores israelíes. Además, Unicef consignó, que desde el 30 de marzo del año 2018 a la fecha 3 mil niños han sido hospitalizados con lesiones de balas, que han significado lesiones que los acompañarán pro el resto de sus vidas. La ONU, por su parte en un informe dado a conocer el pasado mes de febrero señaló que las fuerzas de ocupación han asesinado a 299 palestinos (195 de ellos en la Franja de Gaza en el marco de estas marchas por el retorno) y herido a un total de 35 mil personas, el 90% de ellos en el enclave costero. Entre estas víctimas encontramos mayoritariamente hombres, mujeres, estudiantes, trabajadores sanitarios, periodistas, deportistas, inválidos. La inmensa mayoría de ellos, jóvenes que recién comenzaban a vivir.      

Las estimaciones de la ONU señalan que de la cifra total de heridos, seis mil lo han sido por municiones reales, muchas de las cuales han generado un cuadro de mutilaciones en piernas, rodillas y brazos. Una clara confirmación de aquella amenaza del jefe del estado mayor del ejército israelí, Gadi Eisenkot, a las fuerzas militares israelíes cuando comenzó la movilización palestina en marzo del año 2018 “mis soldados tienen autorización para abrir fuego real” y dentro de esa estrategia el uso de francotiradores, muchos de ellos elogiados por disparar a la cabeza de los manifestantes desarmados, ha sido uno de los elementos más mortíferos del ejército sionista, que ha merecido la repulsa mundial pero…ahí sigue impune la soldadesca israelí masacrando a la población palestina pues ¿quién los sanciona o les prohíbe?

Por su parte el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el pasado 22 de marzo emitió un informe lapidario contra Israel y su fuerza militar ocupante al sostener que “aparentemente ha hecho uso intencional de la fuerza letal ilegal y otras fuerzas excesivas”. Este Consejo de derechos humanos, de cuyo seno el año 2018 tanto Estados Unidos e Israel se retiraron, acusando de imparcial al organismo, votó a favor del embargo de armas contra el régimen sionista, así como el procesamiento de los israelíes sospechosos de haber cometido crímenes de guerra en Gaza durante 2018. Una decisión importante que perfectamente podría hacer avanzar a la ONU hacia la determinación de pasar del Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas al Capítulo VII por ser Israel una clara amenaza a la paz y con su conducta de quebrantamiento de la paz en forma contumaz.

La resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, conformada por 46 países recibió 23 votos a favor, 9 en contra y 14 abstenciones está fundamentada por un voluminoso Informe que recoge meses de investigación, visita en terreno, testimonios de testigos y víctimas, llevada a cabo por la Comisión de Investigación sobre las Protestas en el territorio palestino ocupado. Dicho informe afirma que el régimen sionista puede haber cometido “crímenes de lesa humanidad…y el asesinato de civiles, que no están participando directamente en las hostilidades es un crimen de guerra” y en ese plano la comisión encontró que miembros del ejército israelí mató e hirió a personas que no representaban amenaza alguna.

Este viernes 29 de marzo la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) expresó su preocupación “ante el gran número de víctimas entre manifestantes palestinos desarmados por el uso excesivo de la fuerza por parte del ejército israelí. La OCHA ha pedido a Tel Aviv evitar más muertos y heridos, sin que el ejército o el gobierno sionista haya expresado parecer alguno. De acuerdo con el último informe elaborado por la OCHA, las fuerzas israelíes han acabado con la vida de 299 manifestantes palestinos y herido a otros 35 mil desde el inicio de estas movilizaciones en Gaza, como también en ciudades de Cisjordania, coincidente plenamente con otros informes de otras organizaciones vinculadas con Palestina y el proceso de ocupación a manos de Israel.

Las palabras de la OCHA se suman organizaciones internacionales como Médicos Sin Frontera que ha señalado “que el costo médico, humano y económico derivado a las muertes, heridas y represión contra los palestinos es ya insoportable. Ello, en un enclave bloqueado donde miles de personas no reciben atención a pesar de sufrir heridas devastadoras.  Queda absolutamente claro que el contexto humanitario que rodea a los territorios palestinos ocupados es único entre las crisis humanitarias que existen actualmente en el mundo ya que, según consigna la propia OCHA en su informe  “Territorios palestinos ocupados: Vidas fragmentadas” dada a conocer el año 2017 “esa crisis humanitaria está directamente vinculada con el impacto de la ocupación israelí, que le niega a los palestinos la posibilidad de que controlen aspectos básicos de la vida cotidiana, ya sea que vivan en la Franja de gaza, Al Quds o Cisjordania”

Netanyahu: votos por sangre

La conducta señalada, las víctimas mortales y heridos exhibidos en la represión contra los anhelos de la población palestina. La intensificación de la campaña militar contra las localidades de la Franja de Gaza en vísperas de las elecciones parlamentarias en Israel (que se realizarán el próximo 9 de abril) son la expresión de la impunidad con que el régimen criminal israelí se conduce con el pueblo de Palestina. Es la constatación del doble rasero de la llamada “comunidad internacional” que se ata las manos, enmudece, prefiere girar la vista a otro lado y no escuchar el clamor de un pueblo por su libertad.

El primer ministro del régimen israelí, Benjamín Netanyahu, lleva semanas anunciando una operación militar con la Franja de Gaza y está preparando el escenario interno en Israel y el internacional. Prueba de ello fuer su viaje relámpago a Washington y Nueva York, para entrevistarse con su aliado Donald Trump y asistir  a la conferencia anual del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-israelí (AIPAC por sus siglas en inglés) el denominado lobby Sionista. Todo ello destinado a reforzar el apoyo estadounidense, no sólo en lo que fue reconocer la falsaria soberanía sionista sobre los Altos del Golán Sirio, sino también el visto bueno, para llevar a cabo una operación militar contra la Franja de Gaza en orden a que Trump emita, en estos días sus consabidas frases amenazantes contra la resistencia palestina, contra Irán y Hezbolá, que le permita tejer una red política y una manipulación comunicacional que no ofrezca freno a los ímpetus belicistas del imperialismo y el sionismo.

Netanyahu señaló “He ordenado el refuerzo de tropas para que estemos preparados para una amplia campaña en Gaza” para luego puntualizar que esto se debe a que “todas las otras opciones ya están agotadas. Debemos dar un golpe muy fuerte a los palestinos en gaza”. Para preparar ese camino de agresión el premier sionista visitó posiciones militares del ejército ocupante en las inmediaciones del enclave cotero. Medios de información israelíes consignaron que ya se había movilizado cuatro brigadas y una fuerza de reservistas, además de francotiradores adicionales en la frontera artificial con Gaza. Ante las palabras de Netanyahu, el jefe de la Dirección política del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina, Hamas, Ismail Haniya sostuvo que “Estamos listos para todos los escenarios y todas las alternativas, y no dudaremos en tomar la mejor decisión que sirva a los intereses de nuestra gente”.

En junio del año 2018 sostuve en un artículo sobre Gaza, que la entidad sionista preparaba un ataque de una envergadura similar o aún más potente que la denominada operación “Margen Protector” que se saldó con 2310 muertos y 11 500 heridos palestinos, contra 65 soldados y cinco civiles israelíes muertos, en una campaña criminal que destruyó gran parte de la infraestructura sanitaria, industrial, educacional y energética gazetí. Hoy, esa amenaza está presente pero, con una salvedad: las fuerzas de la resistencia también se encuentran en disposición de combate y sus cohetes, a pesar de la diferencia numérica y capacidad destructiva pueden ser menores respecto al arsenal sionista pero, no dejan de atemorizar a los colonos de los asentamientos como Sderot, Kisofim, Beersheva y Ashkelon e incluso a aquellos asentamientos construidos sobre aldeas y pueblos palestinos ubicados al norte de Tel Aviv.

Las muertes en la Franja de Gaza seguirán incrementándose, en virtud de un tema eminentemente político: las próximas elecciones parlamentarias en Israel, que necesitan tener un chivo expiatorio para que los dirigentes sionistas y militares, que han hecho de la guerra su principal objetivo en la vida puedan seguir dirigiendo los hilos de la entidad sionista y todo lo que ello conlleva en materia de relaciones con Estados Unidos y el acceso a la multimillonaria industria militar, que tantos réditos le ha dado a Israel . Netanyahu necesita ofrendar sangre a sus electores y esa sangre tiene un blanco preferente: los palestinos en la Franja de Gaza. Palestina conmemora el Día de la Tierra con nuevas marchas por el retorno que expresan el derecho de vivir.

*Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de página WEB de análisis internacional ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl

Publicado en: HispanTV

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